que tan bien me explicabas hace un rato, y -contra lo que dije- aún me tienta la danza de estos locos; al fin, puede que esto no sea exactamente divertirse, pero ajenarse sí, perder conciencia, aunque sea por sólo unos minutos, de la lengua del monstruo que nos lame la carne y los sentidos. Yo sé que es tarde ya, lo veo tan claro como que esta ilusoria plenitud dará paso en minutos a la tenue y dañina luz del alba; y sé que debería preparar mi equipaje e iniciar el camino hacia las áridas cumbres del estudio y del conocimiento, pero aún me resisto y busco escapatorias engañosas, consciente de lo inútil de alargar la imposible canción de juventud, tal vez porque la siento tan cercana y perdida ...