Momo

Page 66

—De acuerdo —contestó Momo. Después, Nino le dio una bolsa llena de manzanas y naranjas, y Momo se fue a su casa. Y Nino y su gorda mujer efectivamente fueron. llevaron al bebé y una cesta llena de cosas ricas.

También

—Imagínate, Momo —dijo Liliana, radiante—, Nino ha ido a ver al tío Ettore y a los demás viejos, uno a uno, se ha disculpado y les ha pedido que vuelvan. —Sí —dijo Nino Sonriente, mientras se rascaba la oreja—, vuelven a estar todos. Supongo que mi taberna no se convertirá en gran cosa, pero vuelve a gustarme. Rió y su mujer dijo: —Ya sobreviviremos, Nino. Fue una tarde muy bonita prometieron volver pronto.

y,

cuando

al

final

se

fueron,

Y así, Momo fue a ver, uno tras otro, a sus viejos amigos. Fue a ver al carpintero, el que una vez le hizo la mesa y las sillas de unas cajas. Fue a ver a las mujeres que le habían regalado la cama. En resumen, vio a todos a los que antes había escuchado, y por ello se habían vuelto sabios, decididos o contentos. Todos prometieron volver. Algunos no cumplieron su promesa o no pudieron cumplirla, porque no tenían tiempo. Pero muchos amigos realmente volvieron, y casi volvió a ser como antes. Sin saberlo, Momo se había cruzado en el hombres grises. Y esto no podían permitirlo.

camino

de

los

Poco tiempo después —era una tarde especialmente calurosa— Momo encontró una muñeca en las escaleras laterales del anfiteatro. Ya había pasado varias veces que los niños olvidaban y dejaban tirado alguno de aquellos juguetes caros, con los que no se podía jugar de verdad. Pero Momo no recordaba haber visto esa muñeca a ninguno de los niños. Y seguro que se hubiera fijado, porque era una muñeca muy especial.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.