¡Ay, mis hijos! O tal vez ¡AAAyyyy,mis hijos! O más bien ¡AAAAy, mis hiiiiiiiiiiijos! O mejor ¡AAAy, miiiis hiiiiiiiiiiiijoooooos! El estudio intertextual realizado de diversas escrituras de la leyenda de La Llorona nos muestra que, extrañamente, son justo las transmutaciones que sufre lo que le permite afincarse y mantenerse como mito en el imaginario social de los hispanoamericanos. Del mito a la leyenda y de la leyenda al mito