Dialéctica de la ilustración

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DIALÉCTICA

DE LA

ILUSTRACIÓN

es, sin duda, de estilo verdaderamente patricio: «Pero ella en silencio quedó: dominábala el pasmo y a las veces mirándole el rostro creía conocerle y otras veces hacíanle dudar sus astrosos vestidos»'". No se produce ningún movimiento espontáneo; ella está preocupada sólo por no cometer errores: no se los podría permitir bajo la presión del orden que pesa sobre ella. El joven Telémaco, que aún no se ha adaptado plenamente a su futura posición, se enoja por esta actitud, pero se siente no obstante ya suficientemente adulto como para reprender a su madre. El reproche que le hace de obstinación y dureza es exactamente el mismo que Circe había hecho a Odiseo. Si la hetaira hace suyo el orden patriarcal de valores, la esposa monogámica no se contenta con ello y no descansa hasta que se ha igualado al carácter masculino mismo. De este modo se entienden los dos cónyuges. El test al que somete al marido que regresa tiene por objeto la posición inamovible del lecho matrimonial, que el esposo construyó en su juventud alrededor de un tronco de olivo, símbolo de la unidad de sexo y posesión. Con astucia conmovedora habla ella como si ese lecho pudiera ser movido de su lugar, y el marido le responde «irritado» con la minuciosa descripción de su trabajo artesanal: como prototípico burgués, tiene en su habilidad un hobby. Éste consiste en la repetición de trabajo artesanal, del cual él, en el marco de las relaciones diferenciadas de propiedad, ha sido necesariamente exonerado desde hace tiempo. Se complace en este trabajo porque la Ubertad de hacer lo que para él es superfino le confirma el poder de disponer sobre aquellos que deben realizar tales tareas para vivir. En ello lo reconoce la sensata Penélope y lo adula elogiando su inteligencia excepcional. Pero a la adulación, en la que hay ya una brizna de burla, siguen bruscamente las palabras que buscan la causa de todos los sufrimientos de los cónyuges en la envidia de los dioses a la felicidad que sólo el matrimonio puede garantizar: «el pensamiento confirmado de la duración» '''': «Los dioses desgracias nos han dado envidiando a los dos que gozáramos juntos de la flor de la vida hasta entrar en vejez» ''. El matrimonio no es sólo el orden retributivo de lo viviente, sino también el afrontar juntos y solidariamente la muerte. La reconciliación crece en él en torno a la sumisión, lo mismo que en la historia hasta ahora lo humano siempre crece sólo y justamente en la barbarie, encubierta

49. Odyssee, XXIII, 93 s. (trad. cast., o. c , 468). .50. ). W. Goethe, Wilhelm Meister l.ehrjahres, Jubilaumsausgabe, Stuttgart y Berlín, sin fecha, vol. I, cap. 16, 70 (trad. cast., Años de aprendizaje de Guillermo Meister.. en Obras completas, vol. II, Aguilar, Madrid, 1987, 224). 51. Odyssee, XXIII, 210 s. (trad.cast., o. c , 472).

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