FEMINIZINE #4

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Dep. legal SA-230-2012 ISSN 2254-2957

FEMINIZINE #4 Bombas para Desayunar 030 2014


CONTENIDOS Editorial pág. 5 ¡Lo hemos hecho! Una reflexión sobre nuestra escena Riot Grrrl pág. 6 Nueve cosas que aprendimos con Chavalas Zine pág. 8 not a creative color pág. 14 Hace falta pasión pág. 16 ¡Viva! pág. 18 ¿Qué me pongo? pág. 20 Fuck Fórmulas: Inés Tarradellas se enfrenta al todopoderoso monstruo de la moda pág. 22 Una opinión sobre la representación de la mujer en el medio audiovisual pág. 31 Brujas, monstruas y otras formas de re-escribir el cuerpo colectivo pág. 36


El falso (o no) empoderamiento de la mujer pág. 47 El sexo razón de todo. Porno feminista: Subvertir el orden del deseo pág. 50 We are (not) made out of meat pág. 57 Vida de dependienta pág. 58 The Office pág. 60 Las mujeres españolas no hacen caca: breve reflexión pseudocientífica pág. 64 Construcción de la noche pág. 66 ¿Puedes sentirlo? pág. 68 Es bello ser hermana, es bello ser negra pág. 71 Kamikace pág. 74 Reseñas pág. 77 Créditos pág. 82



Editorial Bueno, bueno. Pues ya está. Aquí, ante ti, el nuevo FEMINIZINE. El número 4. El último, como ya sabrás. Con FEMINIZINE #4 se acaba una etapa. Durante los dos últimos años esta publicación ha intentado conformarse como una plataforma en la que dar cabida al trabajo de distintas personas implicadas con el feminismo, en la que compartir información que nos ayudase a generar contenidos, redes y un espacio en el que la reflexión y la inspiración funcionasen como armas. Podríamos decir que ese espacio ya se ha generado, que nos podemos sentir orgullosas de haber contribuído a asentar una base sobre la que construir algo importante, un algo que ya está ocurriendo. Es por ello, porque ya está ocurriendo, porque chicas de aquí y de allá están trabajando en sus fanzines, en sus programas de radio, con sus grupos de música, con sus festivales, que la andadura de FEMINIZINE acaba aquí. En parte es una decisión personal de quien escribe este editorial. En parte es una sensación de que lo que FEMINIZINE podría aportar ya lo ha aportado. En parte es la necesidad de hacer algo diferente. Sea como fuere, FEMINIZINE se acaba con la satisfacción de haber significado algo y con la percepción de que somos muchas y tenemos ganas. Somos tu hermana, tu madre, tu prima, tu amiga, tu novia, tu vecina, la chica que se sienta detrás de ti en clase. El feminismo nos refuerza e inspira, el feminismo nos da poder, el feminismo es imprescindible. Ahora más que nunca lo queremos demostrar. Se acaba FEMINIZINE, pero todo lo demás está por empezar, y ya lo sabemos amigas, lo mejor siempre es lo que está por venir.

ANDREA GALAXINA

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¡LO HEMOS HECHO!

Una reflexión sobre nuestra escena Riot Grrrl Por Andrea Galaxina

Hace unos 20 años, aproximadamente, en una ciudad estadounidense llamada Olympia nacía un movimiento cultural feminista que cambiaría la vida a muchas mujeres. El Riot Grrrl americano unió a infinidad de chicas a través de sus fanzines, de cartas, de conciertos y, tiempo después, del festival Ladyfest. Estas chicas intercambiaban experiencias y creaciones y a partir de estas se empoderaban para crear las suyas propias demostrando así que podían y que querían formar parte activa en la generación de (contra)cultura. Mientras en España, a principios del siglo XXI, tenía lugar el primer Ladyfest (al que luego seguirían muchas otras ediciones), nacían fanzines inspirados por la escena norteamericana y surgían bandas que se posicionaban como feministas. Una pequeña llama que nunca se llegó a apagar. Hace un año se celebró en Madrid uno de estos Ladyfest, donde muchxs pudimos comprobar el alcance de este incendio. Cuando me empecé a interesar por el Riot Grrrl (no recuerdo exactamente cómo, pero a raíz de escuchar a Hello Cuca) deseaba enfervorecidamente que algo similar ocurriese a mi alrededor. Leía sobre chicas jóvenes que compartían sus experiencias a través de fanzines, de cintas, de cartas; iban a conciertos casi clandestinos, vestían camisetas pintadas por ellas mismas y dibujaban cómics que regalaban a sus amigas. Yo quería eso. Así que me agarré con fuerza a lo que dicen de que “no esperes a que algo ocurra, hazlo tú mismx”. Empecé a hablarme a mí misma de feminismo, luego a indagar, a hacer fanzines, a montar Bombas para Desayunar, a hablar de feminismo con otras personas, a crear FEMINIZINE, organicé la Jornada Riot Grrrl en Santander, me escribía e intercambiaba fanzines con chicas de aquí y de allá. Paralelamente empezaban a surgir otros fanzines en el Estado que hablaban de feminismo: estaba Mujeres con Pajarita y Una buena barba. Permanecían y siempre acudía a Fempunk o

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Zapatiños Motor para inspirarme. Conocía grupos nuevos con el blog Búscate un novio. Y un poco después todo estalló. Hoy me bajo el podcast de Hacia el Sur en el Atlántico. Me leo Los Archivos de Beauvoir, Bulbasaur o La Raya. Me pongo el disco de Le Parody y luego me acerco a la expo de Chavalas zine. He perdido la cuenta de cuantos encuentros o eventos varios celebran el feminismo y el DIY. Probablemente nunca nadie escriba un libro sobre esto, pero está ocurriendo, existe de verdad, tenemos nuestro propio Riot Grrrl. Tal vez no seamos muy conscientes de ello, pero realmente existe nuestra escena Riot Grrrl. Probablemente esta efervescencia sea fruto, en parte, de una visibilidad pasajera (yo creo que no). He pensado mucho sobre si esto es una “moda”. Me lo han preguntado bastantes veces “¿Está el feminismo de moda?”. Reconozco que le he dado muchas vueltas. A lo mejor sí está un poco de moda, esto era algo que no me gustaba especialmente, ahora creo que sí me gusta. Qué bien que esté de moda. Qué bien que si de cien personas que se “hacen feministas” por estar de moda, una sola se interesa y profundiza más. Ya sólo por eso es positivo que esté de moda, si es que verdaderamente lo está. De lo único de lo que estoy segura completamente es que nos hemos inspirado las unas a las otras, hemos compartido y lo seguimos haciendo, hemos abierto un espacio que anteriormente no existía y que si existía era muy pequeño. Lo hemos hecho todas juntas. Tenemos que ser conscientes y felicitarnos de haberlo conseguido y ahora, tenemos que seguir trabajando para que se mantenga. Nuestro sueño, el mío al menos, se ha hecho realidad. Somos Riot Grrrl, lo hemos hecho.

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Nueve cosas que aprendimos con Chavalas Zine Por Chavalas zine

Chavalas Zine es una exposición de fanzines de chicas. Una exposición que quiere dar a conocer el fanzine como un medio de comunicación que, lejos de haber desaparecido en el mundo digital, sigue muy vivo y con todo el valor de las cosas hechas a mano y ‘DIY’ o ‘hazlo tu mismo’. La muestra también presenta interesantes propuestas que ofrecen representaciones de las mujeres propias y alejadas de los estereotipos, o que tratan temas feministas y de género. La exposición se pudo visitar del 13 de febrero al 28 de marzo en Cubit, una biblioteca municipal de Zaragoza. El contenido de la muestra ha sido comisariado por Isabel Cebrián, Irene Bailo, Ana Quintana, Marta Cambronero y Leticia Martínez. Ha sido un comisariado amateur, ya que no lo hemos hecho “como un empleo”, pero hemos puesto en este proyecto nuestros saberes de investigadoras, gestoras culturales, diseñadoras, comunicadoras, relatoras. Y lo hemos disfrutado un montón. Decimos que Chavalas Zine es una exposición que es como un fanzine, porque la hemos montado sin ánimo enciclopédico, a partir de los fanzines que nos han querido donar y prestar, y sin ánimo de lucro: no percibimos ninguna subvención, se ha autofinanciado con la venta de chapas, carteles y catálogos, y se puede visitar de forma totalmente gratuita. Si bien hemos comprado algunas cosas, hemos usado los recursos inmediatamente disponibles, materiales y herramientas que teníamos ya por casa. Y sobre todo, la hemos hecho con ganas de comunicar a todo el mundo la explosión creativa que nos estábamos encontrando y compartir con quien nos cruzáramos algo más que la exposición en sí.

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Durante el proceso, aprendimos muchas cosas, pero nos hemos quedado con nueve que nos apetecía compartir. El Internet de ahora no es para siempre. Los enlaces supuestamente nos llevaban a los foros de Yahoo que usaban las riot grrrl a mediados de los 90 nos conducían en realidad a una página de error. Lo mismo ocurría con las webs o emails de contacto que aparecían en algunos fanzines que nos prestaron. La comunicación digital facilita mucho las cosas, pero conviene no olvidar la importancia del dónde nos estamos comunicando. Cuando generamos un discurso público con materiales de otras personas tenemos responsabilidades éticas, pero tampoco hace falta obsesionarse. Mientras seleccionábamos, ampliábamos y fotocopiábamos imágenes y textos de fanzines, nos venía la idea: “Estas chicas realizaron sus fanzines con total libertad expresiva con la idea de difundir un número de copias limitado y en circuito pequeño”.Y lo que nos hemos encontrado es que nadie se ha molestado por que hayamos hecho su fanzine más visible con esta exposición, al contrario.

La institución no es buena ni mala ni todo lo contrario. Depende de lo que busques, de cuál sea tu objetivo, y de la gente con la que te encuentres en el camino. En nuestro caso, trabajar con la Biblioteca para Jóvenes Cubit ha sido un gran acierto. Queríamos dar una ventana al mundo underground sin quedarnos solamente en él y las gestoras de esta biblio nos han apoyado y dado libertad total de contenido y forma. Saber idiomas es importante. De otro modo, perderíamos el acceso a muchísimas publicaciones que nunca se traducirán al castellano. Saber distinguir los sistemas de colores CMYK y RGB puede ser útil. De hecho, hemos aprendido muchas cosas sobre maquetación, diseño, edición digital e impresión, cuestiones básicas para sacar adelante un proyecto en el que muchos de sus contenidos tienen un soporte visual.

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En el proceso creativo, lo importante no siempre es lo más visible. Aunque algunas chavalas sí se dedican a la creación (Irene al documental, Leticia a la ilustración), no somos fanzineras de toda la vida. Este proyecto empezó más por identificarnos con la gestión cultural y la labor compiladora. Este interés por la metainformación, ¿nace de la imposibilidad de crear algo propio? ¿O ante la avalancha de información es precisamente lo que necesitamos? ¿Y si en la curación de contenidos también hay creación?

El DIY (do it yourself) como única forma posible de sacar adelante las cosas no nos convence. Esta práctica, antes marginada, ha ganado buena fama en los últimos años, en parte porque la precarización de las condiciones de vida -y, en consecuencia, de la cultura- convierten al ‘hazlo tú mismo’ en la única vía posible de hacer algunas cosas. Está bien comprobar que se puede hacer mucho con poco, pero nada es gratis: Chavalas Zine es posible gracias a que al menos cinco personas hemos invertido incontables horas de trabajo en este proyecto. Clasificar, categorizar y crear taxonomías son labores más complejas de lo que imaginábamos. Hemos hecho y deshecho categorías y nombres de paneles para volverlas a rehacer por otro lado. Fanzines que entraban fácil en una categoría o panel pasaban súbitamente a otra y de nuevo volvían a la anterior o a otra diferente. Todo para garantizar un recorrido lógico y una fácil lectura de la exposición, pero intentando no caer en un etiquetado superficial. No sabemos si esto lo hemos conseguido, pero sin duda este proceso nos ha hecho reflexionar sobre aspectos de la identidad y la representación que antes no nos habíamos planteado. El trabajo colaborativo tiene sus dificultades y hablamos poco de ello. Sin duda, es gracias a la cooperación que podemos generar espacios que merecen la pena, pero vamos a decirlo: no es fácil encajar los proyectos colectivos en la propia vida, y viceversa. Sí al trabajo colaborativo, pero ¡en esto nos queda tanto por aprender! Y quien diga que es muy fácil, que nos cuente cómo se lo monta ;-)

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Chavalas Zine editó un catálogo-fanzine que recoge los textos de la exposición, un listado de fanzines donados y prestados, nuestras experiencias durante la creación de este proyecto y también las vivencias y visiones de otrxs sobre los fanzines y las mujeres fanzineras. Es una publicación de 36 páginas en blanco y negro con cubiertas a color diseñadas por Leticia Martínez, y una ilustración central realizada por Cristina Daura impresa sobre rosa chicle y verde menta. En el fanzine-catálogo han colaborado Erica Fustero, Paloma Serrano, María Gallardo, Jaume Esteve, Gelen Jeleton, María Bastarós, Andrea Galaxina, Ratalia, Catalina García-Huidobro y las organizadoras de la exposición. La venta del fanzine sirvió para costear los gastos de los materiales de la exposición y la organización de las jornadas fanzineras que se celebraron en Zaragoza del 21 al 23 de marzo. ¡Larga vida a los fanzines y a las chavalas fanzineras! Chavalaszine.tumblr.com chavalaszine@gmail.com

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not a creative color Stina Pettersson / Traducción: Ana Flecha Marco

mi compañera de cuarto y yo a veces cantamos una canción de youtube que se llama “don’t hug me I’m scared”. es una canción sobre la creatividad y dice así: i use my hair to express myself! / that sounds really boring / blue, red, green/ green is not a creative color. la canción y el video son lo más, y de hecho nosotras usamos nuestro pelo para expresarnos y mostrar al mundo que somos feministas radicales. así que siendo súper independientes, no depilándonos las axilas y cantando esta canción, pensé que éramos lo más empoderante que existe. pero tenemos algo que todavía se les niega a muchas de nuestras hermanas: el derecho a usar nuestro aspecto físico para mostrar nuestras afinidades políticas. porque, sinceramente, no depilarme me supone más tiempo y esfuerzo que hacerlo: pienso en ello, me preocupo por ello, me arrepiento, me siento empoderada. importa. y sólo lo sigo haciendo porque sé que no debería importar. no es que haya dejado de preocuparme por mi aspecto físico, estoy usándolo para expresar que es algo por lo que no debería preocuparme. y ¿cuán radical es esto? ¿y por qué siento que tengo que ser radical sólo porque creo en la igualdad de derechos y oportunidades para todxs? el mundo sigue siendo igual de horrible y maravilloso después de cada ducha en la que no me depilo, cada vez que no me maquillo, cada vez que como sin remordimientos. nada cambia demasiado. una mujer normativamente guapa dijo lo siguiente en un programa de debate que vi hace poco: “¿todavía está justificado pensar que la presión sobre la apariencia física es una carga para las mujeres, o ya es hora de avanzar y ocuparnos de temas feministas más importantes?” yo creo que es hora de avanzar, de ser interseccionales en nuestro análisis de la presión sobre la apariencia física. estoy cansada de todas esas campañas en las que mujeres blancas y delgadas de clase media-alta, sin ningún tipo de discapacidad hablan de lo importante que es “empezar una revolución y dejar de odiar tu cuerpo”. mientras que el mensaje es más que adecuado, pierde fuerza

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cuando se percibe a estas mujeres como radicales y revolucionarias cuando en realidad ya no lo son. estoy cansada de mi propia cultura hipster de estocolmo, que consiste en personas con el capital cultural necesario para entender exactamente cómo ser justo lo suficientemente radicales y cuestionar la feminidad y la clase social de una manera burguesa que excluye todas las demás formas de ser radical o políticx. al final, todo se resume en el privilegio de poder vestir y actuar como quieras, sin que se te etiquete de algo que no sea de lo que quieres que te etiqueten. toda esta nostalgia por la que lxs chavalxs de clase media quieren parecerse a lxs chavalxs de clase obrera de los cincuenta, finalmente excluye a lxs chavalxs de clase obrera de hoy. y cuando lxs feministxs concienciadxs crean una norma sobre cómo empoderarse, ésta excluye a mujeres que tal vez necesiten empoderarse mucho más. los mismos gestos y expresiones significan y arriesgan cosas diferentes dependiendo de los cuerpos que los expresan. hay cuerpos que se perciben como “pobres”, “sucios” o “agresivos” sin ropa, mientras que otros se ven liberados de esos mismos estereotipos. cuando cuerpos liberados cuestionan expectativas mostrándose “pobres”, “sucios” o “agresivos” a propósito, parecen más radicales. pero la suya no deja de ser una radicalidad elegida, que se puede deselegir, una radicalidad que no arriesga demasiado y que, por lo tanto, no es radical. pueden hacer lo que quieran mientras sean “bonitos”. es sólo un privilegio más que otros cuerpos (los white trash, los marimacho, los gordos, los no blancos, los no occidentales) pueden olvidarse de disfrutar. Esos cuerpos no pueden librarse de la discriminación, no pueden quitársela cuando quieran o cuando llegue una nueva moda. algunas personas tienen que hacer un esfuerzo para alejarse de los estereotipos de raza y clase dictados por el patriarcado, para poder sentirse protegidas y obtener un respeto que marca la diferencia entre ser tratadas como objeto o como sujeto. y no deberíamos juzgarlas por no sacrificar más, especialmente si nosotrxs mismxs sacrificamos muy poco. la simplificación de lo que significa ser radical hace que olvidemos que cuerpos diferentes tienen distintas batallas que librar. entre mujeres, hay diferencias que requieren un pensamiento interseccional a la hora de demostrar qué es radical. por supuesto que yo debería ser capaz de luchar mi propia lucha, pero sin perder de vista mi privilegio. tal vez sea como la canción que mi compañera de cuarto y yo cantamos a veces: algunos colores no son tan creativos como otros.

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Hace falta pasión Melody Rodríguez

Hace falta pasión. Pasión en lo que hacemos, en lo que decimos, en la forma en que observamos, en lo que defendemos. La pasión es intangible pero se nota en cada acto, se materializa cuando la persona que tienes en frente capta lo que quieres trasmitir, y lo capta con la misma pasión. No podemos negar la imposibilidad de meternos en la mente de una persona para saber si lo que -por ejemplo- defiende ha llevado previamente un razonamiento, un pararse a pensar, un sentir o simplemente lo defiende porque sí, por postureo. Pero es la pasión lo que marca la diferencia. Y es que resulta muy guay leer El segundo sexo y defender el aborto, todxs hemos empezado por la base; pero esa base tiene que evolucionar, debe ser el principio de un profundo cuestionamiento de la cultura. Reconozcamos que es total pintar un símbolo feminista y compartir una foto en fachabook por el derecho al aborto, muchísima gente te aplaudirá “¡qué abiertx de mente eres!” “claro que sí, hay que luchar por la igualdad” “qué hijo de puta [“insulto” muy feminista, sí] es Gallardón”; pero cuando nos vienen lxs feministas malxs y descubrimos que van más allá, que muchxs son peludxs, que son prosexo y ven postporno, que son putxs, que son trans, que son discapacitadxs, que son negrxs, que son seropositivxs, que son gordxs, que dicen NO, que lxs hay pansexuales y asexuales, que no ríen con los chistes machistas, que combaten el heteropatriarcado a cada instante, que no hacen concesiones... Cuando vienen esxs toca echarse para atrás y borrar el símbolo feminista que tan

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bonito había quedado, porque no hay capacidad de identificarse con ese tipo de feminazismo, quieres igualdad e igualdad implica derecho al aborto y ya está, que no vengan con cuestionamientos de otro tipo porque eso es cosa de hembristas y no de feministas buenxs y eruditxs. Y esto ocurre en todo movimiento, ya sea en relación con el arte o la política, da igual; siempre habrá quienes lo sienten y están dispuestxs a ir más allá, a evolucionar y otrxs que están movidxs por algún tipo de interés en ser reconocidx como una persona estupenda y culta. Hay quienes defienden que más vale ese tipo de postureo que nada, pero sigo sin verlo de esa forma: ¿de qué sirve pedir cambio si realmente no sientes la necesidad de cambio; si no estás dispuestx a cambiarte a ti primero? Me siento más orgullosa como feminista cuando una abuela cuenta cómo sobrevivió al capullo de su marido que cuando alguien comparte una fotito por el derecho al aborto y sé que no irá más allá. Busco la pasión para comprobar que un discurso no es estático, busco los actos para saber que ese discurso ha sido interiorizado, busco a la persona que hay detrás. Y cuando la encuentro me doy cuenta que somos muchxs, feministas que no encajamos en el discurso institucional de niñxs buenxs en busca de la “igualdad”, lxs que rompemos la normatividad sólo por el hecho de existir, lxs que provocamos que se echen para atrás y hablen de cosas inexistentes como el hembrismo, lxs que rompemos esquemas machirulos a un nivel que les llega a dar miedo. No somos mayoría, pero somos muchxs. Y seguimos resistiendo.

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¡VIVA! Texto e ilustración: A.T.I.

Un domingo soleado llegué al que habría de ser mi hogar durante el próximo año. Uno de los primeros días de adaptación a la nueva ciudad decidí dar un paseo por la zona para descubrir todo lo que me podía ofrecer. Sin embargo, no me había imaginado la posibilidad de encontrarme frente a tal declaración de intenciones pintada en grande sobre una pared de ladrillos. El “antológico” mensaje rezaba: Viva la virilidad. Sin terminar de asimilarlo me paré unos segundos frente a la pintada. Y juro que intenté descubrir el significado de la frase. Pero aún hoy, después de 137 días desde entonces, no consigo entender su propósito. El arte no tiene por qué tener ningún mensaje. Quizás solo quiera crear controversia. El arte busca una reacción por parte del espectador, sea negativa o sea positiva. Suena ingenuo, pero lo pensé. Y por unos minutos me auto convencí de que el desprecio que sentía por aquellas palabras tenía un fin artístico. Desgraciadamente, aquel pensamiento no duró mucho en mi cabeza. Pronto se vio arrastrado por una sensación de repulsión hacia los artífices de la magnífica “obra de arte”. No sé si mi desagrado es infundado o no. No sé si me estoy tomando a la tremenda estas simples palabras esbozadas por un toy. Lo único que puedo asegurar al respecto es que en los últimos días la pintada ha sufrido una intervención anónima. Y ahora la próxima persona que se encuentre frente a la pared leerá tranquilamente: ¿VIVA LA VIRILIDAD?

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FUCK FORMULAS:

INÉS TARRADELLAS SE ENFRENTA AL TODOPODEROSO MONSTRUO DE LA MODA Entrevista de Xiana Gómez Díaz

Me encuentro con Inés pocos días después del cierre de su expo FUGINT DEL FAST (huyendo del fast). Ha estado presentando su trabajo artístico-político en la pequeña y encantadora galería del Borne LA SANTA PINTADA (Barcelona), en tres semanas de efervescente actividad. Nos sentamos en una plaza muy popular de Gràcia y nos pilla un poco por sorpresa la densidad que instantáneamente toma nuestra conversación en semejante mañana de domingo.(NOTA: los chicos de al lado estuvieron callados durante más de una hora, escuchando a Inés hablar, y al marcharse le dieron las gracias). XIANA - Antes de nada, me gustaría hablar del concepto de “moda”. Tú trabajas cuestionando la industria de la moda y a tu proyecto lo has llamado Vestidures (vestimentas). Me imagino que es una decisión política. INÉS - Sí. ‘Vestiduras’es un término oldish para referirse a la ropa... Lo escogí porque quería proponer una vuelta a los orígenes: ha habido una invasión léxica por parte de la industria y los medios. La palabra ‘moda’ ha ocupado el espacio de todas esas palabras relacionadas con la vestimenta: ya no se habla de estilo, indumentaria, tejidos... sólo se habla de “moda”. Yo quería un término más básico... X - Querías desnudarlo de ideología. I - Sí, exacto, hablar de un gusto por la ropa, gusto por crear una propia vestimenta que pueda ser diferente, original, estrambótica, lo que sea, pero sin necesariamente tener que hablar de “moda”, “fashion”, u otros términos machacados por la industria. Vestidures quiere encontrar formas de vivir el tema de la ropa que sean alternativas a la que nos propone la gran industria.

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X - Tu proyecto tiene varias caras y ha ido evolucionando... I - Sí, tiene una parte más dedicada a crear discurso y otra a prácticas experimentales. La “marca” es Vestidures, desde la cual emito campañas, manifiestos, actividades. Actualmente estoy impulsando la campaña No hi ha fórmula (No hay fórmula), que es un cuestionamiento holístico sobre el sistema de producción y consumo de “moda” global. Pero no todo es negativo, la fuerte crítica desemboca en una invitación a la búsqueda colectiva de alternativas. El proyecto lo comencé hace tres años como parte de mi trabajo final de carrera [Diseño Gráfico en l’Escola Elisava, Barcelona]. Hice una investigación principalmente fijándome en la sociedad de consumo, el poder de las marcas y los mecanismos psicológicos usados en el marketing. Mis profesores me alentaron a ser propositiva en mi crítica. Así, llegué a la declaración de principios políticos (seis) en relación a la ropa, cada uno de los cuales se concreta gráficamente en un icono. Los diferentes discursos se sustentan en dichos principios y las brand-mandalas ilustran el cuestionamiento. En total seis iconos, seis textos, seis mandalas. Seis principios, que sinteticé hace dos años y ahora quizá matizaría bastante. Todo esto sucedió y está muy ligado con el marco del 15-M. Allí nació Vestidures, tal y como es ahora. X- El movimiento ha sido muy menospreciado en cuanto a su capacidad propositiva. I - Algo que es totalmente falacioso: de ahí han salido muchas alternativas. Hay mil propuestas, cosas que se están tirando adelante y otras no, pero esto es un motor de cambio. En el clima de fuerte aspiración de cambio de la acampada en Pl. Catalunya del 15-M, yo desarrollé las primeras modalidades alternativas de consumo de ropa. El primer intercambio de ropa tuve que abortarlo porque la policía entró a desalojar cuando lo tenía organizado, pero el germen surgió allí. X - Háblame de la retórica de la parte artística de Vestidures. I - Juego con los mismos recursos que el mundo del marketing y la publicidad. Mi mayor referente es el trabajo de Barbara Kruger. Juego con la seducción, la reducción de mensajes a eslóganes, y sobre todo un uso diferente de elementos que ya existen, en este caso los logotipos. Parto de mensajes existentes y les doy la vuelta o una forma nueva para crear un nuevo mensaje que pone en cuestión al primero. X - Ahí está la subversión. I - Sí. Por ejemplo, el mensaje de ‘We don’t understand the revolution of fashion in the way Zara does’ (campaña The Genuine Revolution) es muy esloganero. Estoy utilizando mensajes en inglés, que sirve para llegar a todo el mundo y además es un idioma excelente para sintetizar, que es un trabajo que me parece muy necesario, el trabajo de síntesis de tantos mensajes. Hay que llamar la

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atención. Hay que llegar a la gente. Mi idea es atrapar y seducir, y una vez los tengo ahí, invitarles a reflexionar, siguiendo la máxima de Pedro Inoue, padre de las brand mandalas. X- Las mandalas serían la estilización gráfica de tus investigaciones. Como obras gráficas, me parecen muy efectivas y al mismo tiempo, bellas. Tienen esa serenidad de la forma esférica y la limpieza del diseño. Si te acercas, descubres que están conformadas usando algunos de los símbolos más feos que circulan por el planeta, como es para mí el logo de El Corte Inglés, la banderita esa... I - Mi plan inicial para difundir los carteles de las mandalas era convertirlos en (lo que llaman) arte urbano. Me parecía su lugar lógico. Encontrar emplazamientos especiales y, en medio del ruido de todos los mensajes que nos acosan en la calle, proporcionar este lugar de silencio, este espacio para pensar. No lo hice porque habría resultado insostenible para mi campaña disponer de los carteles suficientes, impresos con la calidad necesaria. Mis amigos me dijeron que la gente se llevaría los carteles. X - Yo me lo habría llevado. ¿Tú no te llevas carteles por ahí, los más bonitos? I - Sí, sí, ¡claro! Y eso está guay. Pero a mí me resultaba insostenible. De todos modos, hice unos experimentos colocando unos cuantos carteles en bares de la ciudad [Barcelona]. Bares que me gustaban, sitios especiales. X - Me encantaría ir a buscar alguno. I - Encontré un lugar ideal en el bar Olímpic (C/ Joaquim Costa). Tienen la decoración muy cuidada y no dejan pegar nada dentro, pero en la puerta de uno de los baños, una puerta verde muy bonita, apareció el sitio para el cartel... Me pregunto si seguirá ahí. X - ¿Qué baño escogiste, el de chicas o chicos? I - El de chicas. Tenía que escoger y pensé... Es más importante que lo lean ellas. X - Esto me recuerda que te conocí presentando Vestidures en el festival de creación femenina y feminista La Dinamitera. I - Cierto. Es interesante que fue a raíz de la presentación que hice allí que vi que mi proyecto había tenido óptica feminista desde un principio... si no lo presenté como tal hasta entonces es por la estigmatización extendida que hay del término. Aún hay gente que me pregunta, entre curiosa y extrañada, qué quiero decir con esto de que “las mujeres lo tenemos más chungo para vivir de forma sana el tema de la imagen propia”.

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X- ¿Qué quieres decir, exactamente? I - No es casual que haya más mujeres insatisfechas consigo mismas... más desórdenes alimentarios, más problemas de identidad, más ansiedad en general respecto a esos temas. La presión es alta. El número de imágenes de cuerpos y rostros femeninos estandarizados que vemos al día es elevadísimo, y eso, si no se está muy concienciada, tiene consecuencias: se vuelve casi inevitable compararte con esos modelos estereotipados, alejados de la realidad. X - Es un tema muy trillado, hasta el punto de volverse aburrido, pero la influencia de estos mensajes es inmensa. I - Sí. Este fenómeno, junto con dos elementos más, acaba de conformar el triángulo de la trampa capitalista: el creernos la moda como un ente religiosodogmático y la compra como actividad de ocio, lo que ha adoptado el nombre de shopping. Básicamente, lo que denuncio es que la industria de la moda y los mass media nos incitan a conceber nuestra imagen como la base de nuestra persona y no como el resultado de nuestra personalidad. El bombardeo de mensajes que nos hacen desear lo que no tenemos, ser quien no somos, es a lo que me refiero cuando hablo de “BRAIN DAMAGE PANORAMA”. Responder a esos estímulos nocivos es lo que nos lleva a la alienación y a la impersonalidad. X - Que el individuo se diluya en la masa, ¿no? I - En las fórmulas y en el consumo de masas. Por ejemplo, “Desigual” con su eslogan ‘It’s not the same’ se vuelve la máxima falacia, pues quiere dar la idea de algo diferente, y en realidad está proponiendo una fórmula, igual que las otras marcas, basada en un estereotipo estudiadísimo. X- Muchas marcas se apropian de palabritas amables y pervierten totalmente su sentido. No sé por qué no las procesan por publicidad engañosa. En la comida es una práctica habitual. Los extintos yogures “BIO”.

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I - Sí. Me viene a la cabeza otra gran falacia: “Natura”. Ese naming y el isotipo de la Tierra connota unos valores que luego se pasa por el forro a la hora de articular su modelo de negocio. Como cadena de ropa y complementos, Natura basa su producción en los mismos ciclos acelerados que las otras marcas inscritas dentro de lo que ahora se empieza a reconocer como moda rápida. En eso consiste el juego del fast: proponer cambios, que, al incrementarsesu frecuencia, se alejan de toda lógica de consumo funcional. No hace falta ni esperar a la obsolescencia programada física de las prendas, sino que tú te vas a cansar antes... X - La obsolescencia percibida... I - Sí, es la forma más inteligente de programar esta caducidad, por parte de la industria. En mi visión, puede agradarte la ropa pero no has de seguir necesariamente “lo que se lleva”, cosa que yo vivo ahora mismo como una ficción, una invención. Por ejemplo, cuando fui a comprarme esta prenda de donde salió todo... X - ¡La prenda proustiana! I - ¡La prenda proustiana! [camiseta que Inés adquirió en una compra impulsivadisfuncional y que posteriormente detonó toda la reflexión e investigación que dio lugar a ‘No hi ha fórmula’ y Vestidures]. Era una camiseta con, entre comillas, un estampado “de-moda”. Como con cadenitas y unos caballos... Todas las tiendas de Inditex tenían camisetas así en aquél momento. Yo la cogí porque en aquel momento me sometí a esa idea de moda. Sin embargo posteriormente me di cuenta de que no llegué a ponérmela nunca, por entender que eso no iba conmigo, al margen de la tendencia. De aquí el cuestionamiento: ¿qué es la moda, cuál es la idea que nos venden? Yo soy muy positiva en este sentido. Hace 50 años quizá sí que había unos dictámenes muy establecidos de lo que era guay y lo que no, asociado a la clase social... Sin embargo con la “democratización de la moda” y el proceso de globalización, los estilos se han entremezclado y afortunadamente la tolerancia por la diversidad (en el vestir) se ha ampliado. Hoy en día ya no hay una moda, sino muchas, que coexisten a la vez! Muchos conceptos de “guay”...! Hoy en día puedes vestir como te dé la gana. X - Me da la impresión de que las críticas al consumo de moda al uso se identifica con personas que “odian la ropa”. Seres mitológicos que van todo el día vestidos con sacos grises y quieren que todo el mundo se vista exactamente igual. ¿A ti te gusta la ropa, te lo pasas bien? I - Sí... Ya desde pequeña hacía combinaciones que otras niñas no entendían. La “solución” no está en quitar la función expresiva de la ropa. Cada uno tiene que ver la manera en que vivirlo de forma sana y guay, meramente funcional o más allá. Las mujeres tenemos muchas más opciones, con la consecuencia de tener que dedicarnos mucho más a este aspecto y descuidar otras facetas

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de nuestra vida/personalidad... Habría que valorar si esto nos compensa... Yo por eso ahora mismo estoy en una fase experimental de ir a lo esencial: tener mucha menos ropa en el armario. Desde el 7 - E, fecha que inauguré el proyecto, estoy con el reto 3-3-3: tratar de vivir tres meses con 33 prendas de ropa, sin contar ropa interior, pijama y ropa de deporte.

Principios de Vestidures

X - 33... No es muy radical, no asusta. I - ¡No! Te das cuenta de que puedes vivir perfectamente y de hecho, me ha servido para ver que, aunque suena muy tópico “menos es más”. Rompiendo con el mito del armario de ropa lleno, como imagen de riqueza y muchas posibilidades... X - Un armario lleno de ropa y nada que ponerte. I - ¡Sí, paradójicamente a mí me creaba ese problema! X - Una amiga mía dice “la ropa que no me pongo no me deja ver la ropa que me pongo”. I - Exacto. Además, tú te adaptas a estas prendas, estas prendas se adaptan a ti y acabas haciendo mejores combinaciones, es más satisfactorio a la larga. No quiere decir que me vaya a prendas sólo grises... Tengo muchas básicas y de repente una más llamativa, como ésta [lleva unos leggings de flores con mucho color, y es domingo por la mañana]. Yo le doy importancia a la imagen y a la indumentaria, y veo que no estoy necesitando de ningunas indicaciones, por no decir mensajes dogmáticos, relativos a la moda. Es un proceso natural. Te dejas influir por lo que más te gusta, escoges algo que has visto y te gustaría ver en ti, y ya está. X - De todos modos, la industria funciona de una manera más sutil de lo que podemos sospechar. El hecho de que te fijes en un estampado particular en una persona, aunque sea una persona alternativa, probablemente puede ser trazado a alguna tendencia de un puñado de

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diseñadores “clave” y toda la maquinaria ideológica de la industria. I - Puede ser, puede ser... Tampoco se trata de obviar esto... Actuamos por imitación, y la moda yo la concibo como un juego de imitación y diferenciación. Escoges a alguien a imitar, puede ser una estrella de la música o alguien a quien ves caminando por la calle. A lo que yo voy es a que la moda existiría igualmente, al margen de la industria de la moda. Son conceptos diferentes. Como seres sociales es inevitable que nos influenciemos, dependiendo de cada uno, imitar o diferenciarnos. X - No puedo hablar de ropa sin meter un gambazo de frivolidad. ¿Tú juzgas a tus ligues por la ropa? ¿Todavía hoy en día influye en el objeto de tu deseo la indumentaria que lleva puesta? I - Jeje, por supuesto. Pero no tanto lo que lleva sino cómo lo lleva: la actitud, lo que desprende... Si la persona está bien consigo misma ¡brilla! y eso en definitiva es lo que me atrae. Por eso hablar de prendas sueltas me parece menos significativo. “Mira qué bolso”, “mira qué zapatos”... Aunque bueno, el calzado sí es muy importante para mí. X - ¿Fetiche personal o tienes teorías al respecto? I - No tengo teorías, pero el calzado condiciona literalmente la forma en que te mueves por la vida. Por ejemplo, yo con unas sandalias no estaría cómoda por tener que ir por ahí con cuidado de que no me pisen, de por dónde camino... Los tacones, lo mismo. Estos tacones finos que te hacen estar inestable... ¿qué quiere decir esto? Yo busco, para mí, un zapato que sea sólido y que me permita estar conectada con la Tierra. X - Llevar calzado con el que si hace falta puedas ponerte a correr. I - Jaja, exacto. Correr, u otros motivos: subirte a algún sitio... facilidad en el movimiento en general. Precisamente el abandono del zapato de tacón, como prenda fetiche estrella y arquetipo de calzado que dificulta la solidez y estabilidad de la mujer, para mí supone uno de los pasos clave para esa liberación en el consumo y en el vestir que ambiciono con mi proyecto. Inés continuará realizando actos públicos de Vestidures en los próximos meses. Baraja unas cuantas colaboraciones que han salido de las actividades experimentales del proyecto. Tejer redes y trabajar en “asuntos de importancia: asuntos que tienen que ver con el cambio de paradigma”. Su proyecto fue concebido como intervención urbana y ha acabado en espacios galerísticos, sin embargo la palabra artista no es mencionada por ella en toda la entrevista. Al final le pregunto qué pasa con el arte. Le sale una carcajada. Más sobre Inés Tarradellas y VESTIDURES: nohihaformula.org | vestidures.tumblr.com | inestarradellas.blogspot.com | inesisnotanartist.com

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Una opinión sobre la representación de la mujer en el medio audiovisual Bárbara Sánchez Estos meses ha habido una triunfadora indiscutible en este mar de series actuales en el que nadamos y esa ha sido True Detective. Una serie plagada de enigmas y misterios que ha causado sensación. Dejando de lado lo buena que pueda llegar a ser, me gustaría destacar el aspecto del papel de la mujer en la serie, el cual es bastante discutible. Ya en el primer episodio conocemos de la mano de los detectives protagonistas el caso de una prostituta asesinada coronada con astas de ciervo que ha sido víctima de un ritual satánico además de ser abandonada en medio del bosque. Este será el primer contacto que el espectador tiene con una mujer en la serie, la mujer víctima, que para más inri está desnuda, magullada y hatada. Es una prostituta. El mensaje está claro, una mujer en el mal camino no puede tener un buen final. Es curioso, lo que más me llamó la atención es el parecido, casi insultante, con el primer episodio de otra serie, de menos éxito pero también muy seguida, Hannibal, donde nos encontramos con la misma situación, policías encontrando a mujeres muertas maniatadas abandonadas en el bosque, atención, ambas atravesadas por las astas de un ciervo. Otro apunte, en el caso de True Detective no podemos ni llegar a aplicar el famoso Test de Bechdel ya que nunca coinciden más de un personaje femenino en pantalla. Más allá del interés que ambas series puedan tener, es bastante peligroso jugar con este rol perenne de la mujer siempre como víctima. Si seguimos viendo los ocho capítulos que componen True Detective nos encontramos con que en la zona de Louisiana (EEUU), no hay otra profesión para una mujer que no sea la de prostituta o stripper. De acuerdo, están reflejando la dura vida en el sur, donde el dinero y el trabajo son escasos y en general el modus vivendi es el de la típica familia tirada en el campo malviviendo dentro de una roulotte. Otro rol, esta vez el de la única protagonista que hay, la mujer de uno de los

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detectives, es el de esposa y madre, pero algo problemática. No voy a decir porqué para no spoilearos, pero sí, responde a otro cliché femenino, esos en los que una mujer es puta, madre, o lolita/femme fatale, o siguiendo los arquetipos clásicos: bruja, santa o prostituta. En fin, una se pregunta como una serie con tanta calidad actoral, de dirección y narrativa puede mostrar esta simplicidad a la hora de representar sus personajes femeninos, y es, como os comentaba hasta insultante, cuando muestra a todas las mujeres desnudas, ya desde sus títulos de crédito, muy bonitos sí, pero injustos también.

Imagen de True Detective

Imagen de Hannibal

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Quizás se deba a que soy una persona muy sensible a este tema, o una feminazi, como nos pasa a casi todas. Hace ya unos años cuando empezó a emitirse la serie Juego de tronos no pude pasar del primer capítulo. No salía de mi asombro, en los sesenta minutos que duraba salían infinidad de mujeres desnudas, todas prostitutas y siempre en la cama, la proporción era de muchas chicas rodeando un solo hombre. Mi, por entonces, novio, muy fan de la saga épica me insistió en que siguiera viéndola ya que en los libros uno de los personajes más débiles de entrada, una mujer, Khaleesi, se convertía más adelante en una mujer fuerte y transmitía un mensaje feminista. Empecé a leer los libros, más allá de que no me gustaron, que no es el tema, me negué a seguir viendo la serie; como mujer me sentía insultada. Luego empecé a ver en internet infinidad de artículos sobre la polémica que se despertó por esa misma razón. Si la serie, así como los libros, acaba convirtiéndose de verdad en un estandarte feminista me alegraré, ojalá sea así. Porque vamos escasas en referentes de ese tipo. Uno que me gusta especialmente, sobre todo por las ampollas que levanta es Girls, con la que seguro estaréis de acuerdo conmigo, no siempre casa con lo que se espera de nosotras. La que más me gusta por encima de todas es Hannah, o cómo Lena se ríe constantemente de sus haters desnudándose siempre que tiene ocasión. En el último episodio que vi compartía una escena tórrida con su novio al que intentaba seducir de nuevo para recuperar la magia inicial de la relación haciéndose pasar por una extraña para luego enseñarle un atuendo fetichista con el que estaba muy graciosa a la vez que muy lejos de los cánones que corresponden a una mujer hoy en día bajo esa indumentaria. Y si no que se lo digan a las de Victoria’s Secret. He visto en las redes de muchos amigos míos, machitos, mostrar su desagrado constante al ver a la joven guionista y directora enseñando orgullosa sus chichas sin importarle lo más mínimo.

Imagen de Girls

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Es una actitud que molesta, porque se aleja mucho de esa otra actitud que reflejan las estadísticas todos los días sobre la mayoría de las mujeres en la que todas se sienten acomplejadas por sus cuerpos. Lena parece sentirse muy a gusto dentro del suyo, regordete, lleno de curvas imposibles y voluminoso, y eso, claro, molesta. No estamos en un buen momento para la mujer según lo que refleja el medio audiovisual, por mucho que la mayoría de telenoticias y periódicos se empeñen en propagar lo contrario. Sí, puede que se haya hecho más visible la lucha feminista por las ganas de conquistar más derechos, ¿pero a causa de qué? A causa precisamente de la poca normalización que hay a días de hoy de ellos. Pensemos en la sexualidad en la televisión, series y películas. Ya hace años que no veo un programa sobre sexo en la parrilla, Hollywood se ha desexualizado, y el morbo es lo único que reina. La reinas del pop tiran de sus cuerpos escuálidos desnudos para vender singles y ya de paso autoproclamar un feminismo bastante discutible y políticamente correcto, y para colmo Pretty Woman y películas de ese tipo, peligrosas, siguen emitiéndose hasta la extenuación. Los patrones clásicos que apuntaba siguen repitiéndose. Una mujer llama a un programa de TV donde deja caer que su marido la maltrata y la presentadora argumenta no querer meterse, eh, pero aquí no ha pasado nada. La presentadora sigue ahí fuera dando consejos que son retransmitidos y llegan a millones de casas donde esos patrones no se cuestionan, simplemente se interiorizan y se repiten una y otra vez. No hay ningún espíritu crítico que pueda ser un referente para una joven buscándolo en un medio ya no al alcance de todos, sino masivo, omnipresente. Internet no da para mucho más, medios como SModa o El País se disfrazan detrás de un moderneo buen rollero que cree que transgrede y simplemente sigue la norma. En un artículo publicado a día 12 de marzo de 2014 sobre el sexo en Hollywood se sube a un trono a la modelo protagonista del vídeo Blurred Lines en el que más o menos, como sabréis, se habla de una violación mientras bailan chicas desnudas. ¡Genial! El momento político nos ahoga, la ley de Gallardón sobre el aborto quiere acabar con años de lucha y echar atrás el empoderamiento femenino. Los productores del medio así como las cadenas y guionistas deberían tener en cuenta que cada vez hay más consumidoras críticas de series y películas, y deberían luchar para que se sientan representadas, e iguales, necesitamos roles fuertes, ya no transgresores, si no que representen a mujeres reales, lejos de los clichés impuestos desde hace años. Queremos también más autoras, para así poder disfrutar más y consumir (que al fin y al cabo es lo que a ellos les importa) a gusto, sin sentirnos incómodas o humilladas.

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BRUJAS, MONSTRUAS Y OTRAS FORMAS DE RE-ESCRIBIR EL CUERPO COLECTIVO Por Julia Morandeira y María Arranz

Oveja negra, chivo expiatorio, actor-esponja, desviante, hechicera, bruja, Satanás y cristalización del mal; pero al mismo tiempo, símbolo de resistencia feminista, de insubordinación y transgresión de la normalidad y normatividad. No cabe duda de que la bruja es un imán de pasiones encontradas y se erige de manera monstruosa en una importante encrucijada política, pues no es casualidad que a lo largo de los años y en contextos geográficos diversos, detentores de poder hayan aplicado el significante “bruja” a mujeres consideradas peligrosas o inoportunas. Como señala Anna Colin en su introducción a Witches. Hunted, Appropriated, Empowered, Queered, la bruja es una figura confusa, en la medida que existen al menos tres tipos: aquellas que verdaderamente practican la brujería, las que son caracterizadas como brujas por agentes externos, y aquellas que se proclaman como tal pero no practican la brujería. A diferencia del primero, los dos últimos tipos derivan de una construcción social y se acercan a la brujería como metáfora y categoría política.

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Genealogías monstruosas Dicho esto, y haciendo un poco de genealogía, la bruja emerge de la constelación familiar de la monstrua, lo prodigioso y el anormal. De hecho, la idea de una naturaleza femenina insumisa que ha de ser sometida, controlada y amansada para evitar ser la chispa del desorden, es un mitema que recorre la mitología occidental: Ceres, Harpías, Sirenas, Moiras… Asociadas siempre con el destino y la muerte, con la posesión, el rapto y la locura. De la mano llevan el espectro de la ginocracia: Teseo y Hércules, padres fundadores del orden civilizatorio, luchan contra las temidas e insubordinadas Amazonas, a quienes vencen y acaban por aplacar a su reina como signo de victoria; Perseo decapita a Medusa, que ha pervivido en el imaginario cultural como la encarnación de la ira femenina; la bruja Circe (hija de Helio, dios del sol, y Hécate, patrona de la hechicería) es abandonada y traicionada por Ulises en su vuelta a Ítaca, y así suma y sigue. El cuerpo femenino en la literatura es el que engendra el mal. Hasta los dinosaurios del Jurassic Park de Michael Crichton eran féminas: el parque (que el libro llama de manera muy significativa “matriarcado”) está poblado de voraces, letales y fértiles hembras dinosaurio. Más aún, la película revela este sustrato mítico al retratar una confrontación desnuda entre una naturaleza desaforada y salvaje, zoé, codificada femenina vs. la cultura humana o una naturaleza civilizada, bio, codificada masculina. ¿Pero qué es lo que preocupaba a los antiguos de esta feminidad prodigiosa y anormal? Marina Warner apunta: una energía incontrolada en la mujer siempre conlleva el miedo a que los lazos naturales excluyan el control masculino de la maternidad. Un ejemplo: en la Orestiada, tras el asesinato de su madre Clytemnestra, las furias matriarcales buscan justicia por el matricidio, pero se encuentran frente a un nuevo orden, liderado por Apolo, que entrona al padre como única autoridad dentro del esquema familiar: La madre de lo que llamamos su progenitura no es su padre, Sino tan sólo la cuidadora de la semilla que ha sido plantada. El montador, el macho es el único verdadero padre. Ella no acoge más que un coagulo de sangre, a menos que un dios lo rompa. El útero de la mujer no es más que una conveniente escala. Y en la cúspide de la aberración femenina se halla Medea. Bruja, madre y asesina de sus hijos: cuando Jasón la abandona por otra mujer que colma sus nuevas ambiciones, Medea –que no había más que traicionado y puesto su magia a su servicio– recurre a su maternidad como último terreno de su autoridad, o mejor dicho, de la autoridad que le queda. Ataca a Jasón donde es más vulnerable, allí donde el control masculino no llega. Las versiones de la tragedia difieren, acentuando más un rasgo u otro del carácter de Medea,

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pero todos coinciden en su naturaleza perversa: Medea, la madre asesina de su propia estirpe, contradice los fundamentos de la feminidad, el amor materno. Rasgo que comparte con muchas otras fantasías del mal femenino: las brujas condenadas por la Inquisición por festines caníbales de niños; Lilith, el súcubo del mito judío, que acechaba las cunas de los recién nacidos para secuestrarlos, retomada en la cultura audiovisual actual en True Blood como la madre de toda la raza vampira; Lamia, bella reina de Libia en la obra de Aristófanes, transformada en demonio devora-niños, chupasangres, y obviamente, terrible seductora. La mala madre deviene un tropo, una excusa, una amenaza, o un argumento político al que recurrir con frecuencia. Mientras se desregulan mercados, se regula la familia, la maternidad, el embarazo y el cuerpo. Y es que el control sobre el cuerpo de las mujeres ha sido siempre un elemento fundamental para la subordinación de éstas. Como bien explicaba Silvia Federici, la sexualidad femenina es peligrosa para el capitalismo cuando no es productiva y su control forma parte de ese disciplinamiento de la clase trabajadora que tuvo lugar cuando se pasó del régimen feudal al capitalismo. Del mismo modo que con el desarrollo capitalista se logró invisibilizar y sacar de la actividad económica asalariada el trabajo reproductivo, con el auge del capitalismo global no sólo se ha mantenido este aislamiento como medida de control social y garantía de reproducción de la fuerza de trabajo a coste cero, sino que paralelamente se han aumentado las medidas de control estatal sobre el cuerpo de las mujeres. Es decir, que de alguna manera, a aquellas mujeres que desean vivir su sexualidad y su vida de forma autónoma, queriendo decidir sobre su propio cuerpo, se las sigue tratando de controlar y sus cuerpos siguen siendo objeto de legislación por parte de los poderes estatales. Otra forma de ejercer la caza de brujas en pleno siglo XXI y, como siempre, una cuestión de clases.

Caza de brujas «¿De dónde procede la Bruja? Sin ninguna duda, “de los tiempos de la desesperación”. ¿Qué hizo la Iglesia ante esta desesperación profunda? Sin ninguna duda: “La Bruja es su crimen”.» (Jules Michelet) La brujería, en tanto que constructo y chivo expiatorio de los males sociales, es eminentemente proyectada sobre el cuerpo femenino. No en vano, Jules Michelet señalaba en la introducción a su libro sobre supersticiones medievales, que se debía hablar de la historia de las brujas y no de los brujos, pues éstos poco contaban en lo que a proporciones del fenómeno se refería. “Por

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un brujo hay diez mil brujas”. Y es que, si bien la hechicería y la magia fueron en el pasado artes respetadas, practicadas y dominadas casi en su totalidad por hombres (poderosos per se o que habían adquirido su poder precisamente gracias a estas dotes hechiceras), su cara más oscura, la brujería, siempre, fue tratada como un arte sombrío asociado a “los otros”, a gentes de escalones sociales y económicos inferiores y, por tanto, algo que sólo merecía desprecio y hostigamiento. El momento en que esas prácticas pasaron a ser consideradas malignas, a ser perseguidas y censuradas de forma feroz, coincide con el momento en el cual también acabaron por asociarse, de forma irreversible, con las mujeres (como demuestran, por ejemplo, publicaciones como el misógino tratado medieval Malleus maleficarum, que establecía un vínculo directo entre mujer y brujería y hablaba claramente de las mujeres como criaturas inferiores). La brujería, que en un tiempo fuera sinónimo de poder y de status, pasó de las manos de los hombres a las de las mujeres, perdiendo por el camino cualquier connotación positiva que pudiera haber tenido en siglos pasados. Pero, ¿cuáles son las razones e intereses que sostienen y hacen productivo este vinculo brujería-mujer? Silvia Federici emprende su imprescindible Calibán y la Bruja interrogándose por los modos en que el patriarcado es rentable para el capitalismo, y cómo la discriminación de género y la división sexual del trabajo son beneficiosos y operativos en este marco. Su investigación revela cómo la demonización y persecución de las brujas surge en los albores del capitalismo, entendido como fenómeno clave y consustancial a los procesos de acumulación primitiva, y coetáneo a diversas manifestaciones que han sido identificadas como precondiciones para el desarrollo del capitalismo: la colonización de América, el comercio de esclavos y la expulsión del campesinado de las tierras comunes en diferentes lugares de Europa occidental. La caza de brujas, explica Federici, sirvió como una herramienta reguladora para mantener un sistema político-hegemónico en el que el cuerpo de la mujer devenía “el lugar privilegiado para el despliegue de técnicas y relaciones de poder”. La bruja era, en definitiva, “la encarnación de un mundo de sujetos femeninos que el capitalismo debía destruir: la herética, la curandera, la mujer desobediente, la mujer que se atrevía a vivir sola, la mujer Obeah que envenenaba la comida de su amo e instigaba la revuelta de los esclavos”. Es decir, la bruja se convierte en el enemigo contra el que se definen los estamentos de la sociedad moderna: la Iglesia en su lucha contra-reformista; la articulación y la constitución de los saberes, y especialmente el establecimiento de la ciencia y la medicina como disciplinas del cuerpo social; el imperialismo colonial y la centralidad de la propiedad privada en el nuevo estado soberano. La bruja se convierte en un elemento peligroso porque supone una alternativa al sistema dominante, y por ende, una amenaza para una lógica que todo subsume y homogeneiza. Federici apunta como dato revelador que gran parte de las mujeres acusadas de brujería no eran miembros practicantes de cultos paganos, sino campesinas que intentaban resistir los embistes

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sistemáticos de la desposesión de las tierras comunes, el consecuente empobrecimiento y la fragmentación social impuesta por el capitalismo y la propiedad privada. De hecho, lejos de ser un fenómeno enterrado en la historia, la caza de brujas continúa hoy en día en lugares como África, India o Nepal, lugares donde hasta los años 80 se daban relaciones de propiedad de la tierra comunitarias y que ahora están sucumbiendo a un proceso de re-colonización del territorio por parte de empresas y planes de ajuste estructural de organismos internacionales como el Banco Mundial. Todo ello está provocando el destrozo de las economías locales e importantes conflictos en los que las generaciones mayores y, sobre todo, las mujeres, vuelven a ser el blanco de las tensiones. En un clima de violencia intensificado por movimientos de pentecostalismo feroz o la industria cinematográfica (Nollywood & Ghallywood, por ejemplo, cómplices en la promoción de estereotipos sobre la irracionalidad Africana) que han resituado al diablo como parte del paisaje cultural cotidiano, el fantasma de la caza de brujas se ha corporizado de nuevo y de manera muy real. Federici explica aquí que tenemos que entender el fenómeno como una lucha de poder contra los valores de la globalización adoptados por generaciones más jóvenes, y que supone una fuente de acusación de brujería a las mujeres y ancianos que mantienen un fuerte apego a sus tierras como fuente de vida, supervivencia y reproducción, más que a recursos no-alimenticios, como puede ser un tractor o un préstamo bancario.

Años 70: here are the W.I.T.C.H.E.S. «Cuando te enfrentas a una de nosotras, ¡te enfrentas a todas! Pasa la palabra, hermana» (W.I.T.C.H.) «Tremate, tremate, le streghe son tornate» (slogan cantado por mujeres en una manifestación pro-aborto en Roma en los 70s) Artistas, activistas y otros agitadores se han apropiado de esta designación para evocar y revertir ese mismo poder que oprime. A finales de los años 60 y principios de los 70, y al calor de la reformulación del feminismo en esta época, la figura de la bruja comienza a recorrer un camino que la llevará desde un espacio de negatividad a uno mucho más positivo y cargado de potencial subversivo. En efecto, la caza de brujas será revisada por el feminismo de esta época, con el fin de re-escribir la historia y llenar los diferentes vacíos, haciendo de la bruja una auténtica proto-feminista y desatando toda su fuerza política.

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Por un lado, tenemos el desarrollo de la wicca diánica o wicca feminista, una rama de la religión Wicca que Gerald Gardner popularizara a comienzos de los años 60. El neopaganismo de la wicca diánica, fundada por Zsuzsanna Budapest, basaba su culto en la figura de la Diosa (no de la diosa romana Diana, de la que simplemente tomaba el nombre, sino de una Diosa simbólica que era la fuente de toda vida y que contenía todo en sí misma). Esta Diosa se remonta a la creencia de un antiguo matriarcado primigenio y universal en el que reinaba la igualdad entre los sexos y que fue progresivamente aniquilado y suplantado por grupos patriarcales que se impusieron a través de la fuerza y la violencia. Más allá de que creyeran o no realmente en este matriarcado original y en la figura de una verdadera Diosa, la importancia de las diánicas reside en su implicación política. Para ellas, el mero hecho de no venerar a un dios masculino y patriarcal, era ya de por sí una declaración de intenciones y un claro acto de resistencia en favor del desarrollo de un espacio espiritual que no estuviera ocupado por el patriarcado. Pero es que además, muchas de ellas estuvieron directamente implicadas en la acción directa y en la lucha feminista y pusieron gran empeño en potenciar la creatividad y la espiritualidad de las mujeres. Herederas y seguidoras de esta filosofía fueron las W.I.T.C.H. (Women’s International Terrorist Conspiracy from Hell), uno de los ejemplos más potentes y escandalosos de la recuperación de la brujería como figura de acción política por parte del feminismo. Esta guerrilla feminista se valía de aquelarres, hechizos, boicots y acciones de lo más espectaculares para llevar a cabo sus

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protestas y reivindicaciones. Surgidas en el seno del movimiento yippie y de la izquierda contracultural estadounidense, las W.I.T.C.H. se propusieron crear un debate dentro del propio movimiento sobre las incoherencias que éste planteaba cuando se trataba de las mujeres. Relegando las demandas feministas a un segundo plano o simplemente ignorándolas, las mujeres que participaban activamente dentro de estos movimientos de izquierda no estaban dispuestas a que la ideología patriarcal se reprodujera también en estos círculos, por lo que plantear este debate era un acto a la vez incómodo y necesario. La exigencia de una revolución feminista debía ser una de las prioridades de los programas políticos de la izquierda, y las W.I.T.C.H. estaban decididas a lograrlo. Fomentar la autonomía de las mujeres y tomar conciencia de la opresión femenina eran los primeros pasos a dar dentro de los grupos de autoconocimiento que crearon en 1968 y que desarrollaron en paralelo a sus espectaculares acciones directas, como los hechizos que emitían públicamente contra empresas como la United Fruit Company por sus prácticas opresoras y discriminatorias, contra la esclavitud o los encarcelamientos de otras activistas como Angela Davis; la interrupción de la Feria Nupcial de Nueva York para protestar contra el matrimonio por ser una institución que explota y deshumaniza a las mujeres; el boicot a la ceremonia de Miss America en el que arrojaron sus sujetadores a un cubo de basura en el que podía leerse la frase “freedom trash can” o la irrupción en un acto de la revista Playboy con una cabeza de cerdo sobre una bandeja. La figura de la bruja fue escogida como símbolo de liberación, de subversión y también de apropiación de una identidad colectiva para la lucha (cualquier mujer podía ser una bruja tan sólo repitiendo tres veces “soy una bruja”). A pesar de lo efímero de su existencia (del 68 al 70), las W.I.T.C.H. lograron marcar un hito en el feminismo radical, inspiraron a otros colectivos como las Guerrilla Girls y fueron capaces de remover la conciencia de los militantes de izquierda y de hacerles ver que la revolución debía apuntar mucho más alto, que una sociedad que siguiera construyéndose sobre unos valores machistas no les valía y que había que luchar contra un poder mucho mayor. A día de hoy, estos planteamientos siguen resultando incómodos e incluso tildados de contrarrevolucionarios en muchos sectores de la izquierda, prueba de que aún sigue quedando mucho trabajo por hacer en este sentido. Pero parte de este movimiento que surgió en los 70 ha sido continuado por otros tantos movimientos relacionados con el neo-paganismo, el ecofeminismo y lo queer hasta hoy en día. Iniciativas como las Radical Faeries, Queer Pagan Camps, las escuelas de la Queer Theology y múltiples movimientos neopaganos, coinciden en reclamar un espacio de espiritualidad no copado por el patriarcado. Starhawk –escritora, activista y bruja feminista contemporánea– señala: “La palabra ‘bruja’ lleva tantas connotaciones negativas que muchas

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personas se preguntan por qué la usamos. Sin embargo, reclamar la palabra ‘bruja’ es reclamar nuestro derecho, como mujeres, a ser poderosas; y como hombres, a conocer el lado femenino interior como parte de la divinidad”.

Por un presente de brujas y feminismo “Esta apropiación empírica del pasado difiere cualitativamente de la del académico en el archivo –al menos, respecto a su manifestación diaria. Tiene que ver con algo diferente a lo que las fuentes, los datos o los comentarios tradicionales ofrecen. En ella se incorporan elementos del fantasma histórico y social, que son permeables a la existencia subterránea de imágenes prohibidas; es anárquico y rebelde en su rechazo de la cronología y la exactitud histórica.” (Silvia Bovenschen. La bruja contemporánea, la bruja histórica y la bruja mítica) Silvia Bovenschen sugiere que la palabra “bruja” experimentó la misma transformación que la palabra “queer” o “proletario”: fue adoptada por la persona afectada y utilizada contra el enemigo que la había introducido: “En la medida en que las mujeres se han apropiado de la figura aterradora y el mito asumido colectivamente, el individuo se libera de ella. Aunque estas palabras –”bruja”, “queer” y “proletario”– nunca pierden por completo sus connotaciones negativas, cuando se encuentran en manos de los oprimidos y no del opresor, es posible alejarlas del lugar común y darles un nuevo significado”. Esta nota no es sólo interesante en cuanto a la capacidad de inversión disruptiva propia de diferentes movimientos sociales, sino también en la medida en que inscribe el feminismo en un horizonte de lucha más amplio. Pues es bueno recordar que las primeras manifestaciones feministas estaban organizadas por mujeres y hombres que abogaban por derechos políticos y libertades para mujeres, niños, esclavos y personas de otras razas expulsados fuera de la esfera de reconocimiento ciudadano; es decir, el feminismo ha sido una gramática articuladora de diferentes lenguajes de lucha y expansión democráticas. Por ello, y especialmente hoy y en el sur de Europa, en un momento en el que estamos siendo sistemáticamente desposeídos de nuestros derechos y libertades, convirtiéndonos en unos ensamblajes precarios en el nombre de la deuda y la seguridad, o como indica Achille Mbembe “en un devenir-negro del mundo”, el feminismo se articula como un conjunto importante de prácticas y teorías de resistencia a múltiples formas de explotación naturalizadas e invisibilizadas, es decir, feminizadas. Cada mito genera su propia resistencia. En 1405, Christine de Pisan,

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una joven madre y viuda, y una de las primeras mujeres en mantener a su familia gracias a su escritura, compiló su respuesta a las narrativas que circulaban sobre las mujeres: La Ciudad de las Mujeres. Juntando a toda una colección de heroínas, genias, líderes y santas, las retrató construyendo una ciudad celestial. Entre ellas se encontraba Medea, “bella, con un corazón noble y recto y una cara agradable”, que tras el desquite de Jasón, queda abatida. Silvia Plath también se reivindica como Medea, y desafía a su público a negar sus apetitos transgresores: nocturna, come-hombres, asesina de niños. Casi todas las estrategias de la postmodernidad –apropiación, ironía, subversión, mascarada, pastiche­­– han sido empleadas para atacar diferentes territorios misóginos, y darles la vuelta. Sin embargo, en muchos casos es importante preguntarse si todos estos gestos realmente subvierten los paradigmas o magnifican los demonios. Como en el caso de la bruja, al extraerla de su contexto de transformaciones históricas globales del que emerge, se corre el riesgo de despolitizar la cuestión y perder el potencial crítico-disruptivo que contiene. Los mitos dan forma a la imaginación y la acción colectivas; en nuestras manos está el inventar nuevas narrativas contra la tradición que inauguren unos imaginarios y prácticas heterónomas. Allí donde el sistema impone, la autonomía instituye. Lancemos un feminismo que nos permita re-pensar las estructuras de conocimiento y poder, reinventar mitos e imaginarios, tejer nuevas ficciones pobladas de monstruas y brujas.

BIBLIOGRAFÍA: - Pignarre, P., Stengers, I. Capitalist Sorcery: Breaking the Spell. New York: Palgrave Macmillan, 2011. - Federici, S. Calibán y la Bruja. Madrid: Traficantes de sueños, 2010. - Michelet, Jules. La bruja: Un estudio de las supersticiones en la Edad Media. Madrid: Akal, 2004. - Colin, Anna (Ed.). Witches. Hunted, appropriated, empowered, queered. Montreuil: B42, 2013. - W.I.T.C.H. (Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno). Comunicados y hechizos. Madrid: La Felguera, 2013.

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El falso (o no) empoderamiento de la mujer CarrieCandice Existen pocos conocimientos acerca del ciberacoso sexual y pocas instituciones que trabajen este problema. Si observamos estas pocas, sus consejos son: “¡Niña! No te quites la camiseta delante del ordenador!”. Realmente no es un mal consejo, pero parece que con él se esté culpabilizando a las mujeres víctimas de este acoso tan atroz (si es que hay algún acoso que no lo sea). Podemos aplicarnos este consejo en nuestro día a día, pero es muy conveniente hacerlo sabiendo que la causa de que yo pueda ser acosada cibernéticamente no va a ser la exposición de mi cuerpo públicamente (¡ojo! O no públicamente: en la mayoría de los casos, las chicas envían sus fotos desnudas a una persona en concreto –hombre-pero este, construido en el sistema sexogénero que le hace creerse propietario y poseedor de la otra, difunde la foto o la utiliza como forma de chantaje) sino de un mundo patriarcal donde se cree que se puede hacer cualquier cosa con una mujer. “¡Niña! No te quites la camiseta delante del ordenador!” es “¡normal que la viole! ¡si lleva una falda de puta!”. Sin embargo, también es interesante averiguar por qué las niñas, las chicas, las mujeres, se desnudan frente a una cámara en un tanto por cien mucho más elevado que los niños, los chicos, los hombres… Me pongo en la piel de una chica de 15 años: no quiero construirme a través del cánon tradicional femenino de sumisión, quiero empoderarme. Pero no veo Presidentas de Gobierno, no veo altas directivas en empresas, veo que los trabajos tradicionales femeninos se desprecian… y desde la cultura popular sin embargo me llegan un millón de imágenes de mujeres, que llegan a la cumbre y se perfilan en ellas, asentándose y continuando en el tiempo, a través de su exposición pública del cuerpo desnudo o semidesnudo. En mi mente se construye el pensamiento: para empoderarte y no ser una sumisa, el único y exclusivo camino es tu proyección como cuerpo desnudo.

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Para empoderarte y no ser una sumisa, el único y exclusivo camino es cosificarte, convertirte en una cosa. Paradójicamente, o no, esa forma de empoderarlas a ellas tiene un impacto positivo en ellos: disfrutar de sus cuerpos semidesnudos expuestos día sí y día también. Obviamente en este mundo heterosexual que es el que se visibiliza como propio y único. Por otra parte, los hombres muestran su hombría, tradicionalmente, destacando sus conquistas. “¿Por qué no puedo hacerlo yo?” Debe pensar esa chica de 15 años. La Constitución Española, a través de su artículo 14, le dice que hombres y mujeres son iguales y la cultura popular detracta al feminismo que reivindica que, desgraciadamente, eso aún no es real. Así pues, para esa chica de 15 años, vivimos en igualdad: si a ellos eso les garantiza fama, yo también seré activamente sexual exponiéndolo. Pero pronto descubro que ese artículo 14 de la Constitución no se está aplicando mucho hoy en día, y que quizás las feminazis tienen razón… y termino siendo insultada y acosada por mi atrevimiento… un atrevimiento que en manos de un hombre hubiese sido un halago. Sin embargo y aun así, quizás… entre toda esa basura… descubro que mi empoderamiento está supeditado al cánon masculino y que es un falso empoderamiento. Y descubro que puedo desnudarme frente a una cámara pero con otro por qué. Entonces doy un giro de 360º y me empodero sexualmente, y me hago fotos porque me da la gana, y me empodero en mi hogar, y me empodero en mi amor, y me empodero en mi trabajo, y si encuentro dificultades para hacerlo, visibilizo esas microviolencias (o no tan micro…) y me vuelvo más fuerte y también más vulnerable, pero descubro unas hermanas violetas que están ahí para sostenerme. Y, así, termino con el falso empoderamiento y empiezo con el nuevo. El real. El feminista.

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EL SEXO RAZÓN DE TODO Porno Feminista: Subvertir el orden del deseo Por Blanca Vivas Pickman “La pornografía beneficia a las mujeres tanto personal como políticamente” Wendy McElroy.

El sexo ocupa un lugar primordial en nuestras vidas, tanto de hombres como de mujeres, y la reivindicación femenina contemporánea para expresar la sexualidad está abriendo nuevas vías de enfoque. Podría decirse que gran parte de los conflictos que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas giran en torno al sexo, otorgándole un valor circunstancial y contextual pleno, ya sea por la suerte de poder disfrutarlo o por la desgracia de sufrir carencias. En el siglo XX además se establece una ruptura con el auge de la pornografía, que afecta a los distintos movimientos sociales, entre ellos también al feminismo, estableciendo una división entre feminismo institucional, liberal y pro-sexo, cuyo pensamiento oscila desde un espectro dramático con respecto a la pornografía hasta una narrativa absolutamente liberal. De este modo, se origina también un debate entre feminismo y postfeminismo, debido al cambio de las bases tradicionales y la positiva evolución a favor de la pluralidad y la diversidad. En el feminismo institucional- entendido desde sus orígenes como movimiento social de las mujeres para conseguir sus derechos - la palabra y el concepto de pornografía ha permanecido aislado y ha supuesto un estigma en las bases de la filosofía feminista. Gran parte de las feministas tradicionales apoyan la anti-pornografía, con argumentos defensores como la explotación de la mujer, la muestra de ésta como mercancía y su degradación. Sin embargo, ¿no es la degradación un término muy subjetivo?, las mujeres debemos confiar en nuestra condición de sujetos morales ante la libertad y el grado de degradación independiente en cada ente, pues ¿quién mejor puede subjetivizar esta cuestión sino una misma?, estas preguntas surgen de las feministas que defienden la pornografía además de la libre elección en el uso del cuerpo de la mujer; son las llamadas pro-sexo, pertenecientes a su vez al movimiento postfeminista. Sheila Jeffreys en la antología Sexual Liberal sand the Attack on Feminism (1990) se posiciona en contra de la pornografía y sostiene que las feministas “pro-

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sexo” erotizan la dominación y la subordinación, y otras feministas como Page Mellsih consideran la pornografía como un acto de violencia sexual, respuesta ideológica que origina lo denominado “feminismo de género”1 que propone la deconstrucción de las estructuras patriarcales (familia, religión, ciencia, lenguaje), interpretándose éstas como meras construcciones sociales. Ahora analicemos el porno mainstream actual para encontrar una explicación de por qué estas feministas anti-pornografía establecen un claro antagonismo entre hombres y mujeres. Basta con googlear redtube o youporn y a partir de un fugaz visionado de imágenes, sin necesidad de cliquear y acceder al contenido de un video, el análisis expone un claro patriarcado del machismo, una virilidad imperante en cuanto a contenido y forma. Los hombres heterosexuales deciden el contenido y los cuerpos que quieren ver en consecuencia de sus fantasías, por lo que se imposibilita la libre elección del consumidor. Es curioso que en el formato audiovisual el cambio sea constante y la evolución a causa del avance tecnológico y la creatividad fluyan a borbotones, sin embargo, la pornografía apenas ha cambiado desde sus inicios. Remontémonos a los años 20, los inicios del porno2en España, y a partir del análisis de las películas ordenadas por Alfonso XIII para su disfrute personal se refuerza esta afirmación. En lo único que se observa la diferencia es en el estereotipo de belleza femenino, pero las prácticas sexuales y el rol de la mujer objeto juegan exactamente el mismo papel que en el siglo XXI. El porno mainstream se ha establecido como un patrón fijo e inamovible, cuando la evolución se basa precisamente en lo contrario, en modificar y transformar. ¿Qué pasa cuando solo hay una opción posible?, que la libre elección queda anulada, y es lo que ha ocurrido con la pornografía hasta hace relativamente poco, quizás porque nos hallamos ante una imposición de pulcritud moral, ante un falso decoro, ante unos arquetipos innatos que creíamos desbancados, pero que inconscientemente continúan en el imaginario colectivo y atentan como una plaga el entorno cultural y moral de la sociedad occidental. El tema de la sexualidad como bien describe Michel Foucault3 en su trilogía Historia de la sexualidad, tuvo una ruptura en el siglo XVII, con el nacimiento de la sociedad burguesa capitalista donde vivió un periodo de prohibición y todo lo que giraba en torno al sexo se consideró un tabú fruto de una hipocresía 1 En la relación heterosexual es atribuida a la mujer una “superioridad moral” frente al hombre, y un carácter de “víctima” debido a la “opresión patriarcal” e histórica de la masculinidad. La palabra “Género” define los “roles masculino o femenino” con posibilidad social de cambio”. “Sexo” sería sin embargo una simple diferencia morfológica. Las principales autoras del FG identifican relación heterosexual con violación, llegando a afirmar del lesbianismo que es la condición natural de la mujer. 2 El origen del porno en España son una serie de películas rodadas en los años 20 en Barcelona por encargo del Conde de Romanines, que actuaba en nombre del rey. La productora encargada era la Royal Film, de los hermanos Baños. Actualmente se conservan tres películas: El confesor, El ministro y Consultorio de señoras. 3 Fue un historiador de las ideas, psicólogo, teórico social y filósofo francés. Fue profesor en varias universidades francesas y estadounidenses y catedrático de Historia de los sistemas de pensamiento en el Collège de France.

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generalizada, “inventamos un placer diferente: placer en la verdad del placer, placer en saberla, en exponerla, en descubrirla, en fascinarse al verla, al decirla, al cautivar y capturar a los otros con ella, al confiarla secretamente, al desenmascararla con astucia; placer específico en el discurso verdadero sobre el placer”. La iglesia establecerá con quien se tiene relaciones, cuándo, cómo y con qué cometido, periodo en el que nos convertimos en unos voyeurs de la sexualidad, además de interiorizar y asumir esta imposición. Por otro lado, la segunda ruptura tuvo lugar en el siglo XX cuando se afloja esa represión, y bien se podría definir una tercera con el auge de la pornografía, sin olvidar las connotaciones negativas que giran en torno a los términos pornografía y sexo aún en la actualidad, en un intento por naturalizarlos socialmente. Me gusta el porno, veo porno y me masturbo con porno. Es indudable que el sexo ocupa un importante lugar en nuestras vidas, y algunas, las más curiosas, lo vivimos con mayor liberad e intentamos experimentar para hacer de nuestro modus vivendis un entorno más placentero con donde más orgasmos mejor. Es por eso que a raíz de mi curiosidad e inquietudes por el género y gracias a la viralidad de Internet, tuve el placer de ver una película de Erika Lust4 y descubrir que otro porno era posible, y no porque no pudiera llegar al clímax con el porno mainstream, sino porque no encontraba explicación de la limitada oferta en un mercado que mueve tantos millones como el del sexo, al fin y al cabo la palabra “sex” encabeza las búsquedas en la Web en la mayoría de los países. Fue con Cabaret Desire (2011) como descubrí a la directora sueca, una película para adultos con sexo explícito, pero que iba más allá del mete y saca al que estamos acostumbrados. Por primera vez se contaba una historia con un hilo conductor, con introducción, nudo y desenlace, y sus respectivos puntos de giro. Lo más excitante y novedoso en Cabaret Desire, es el peso de la mujer más allá de la proporción de placer al hombre, ya que los personajes femeninos tomaban sus propias decisiones sobre lo que querían, lo que les gustaba, acercándose más al estereotipo real de mujer moderna que disfruta de su sexualidad. Por fin, mi visión y perspectiva utópica de la sexualidad se veían saciadas con un contenido de calidad, otra manera de erotizar la mirada, y ya no solo a nivel narrativo, sino con una estética cuidada y elegante, dejando a un lado el prototipo de mujer en el porno mainstream: tacones insufribles, melenas rubias artificiales, exceso de maquillaje y silicona a mansalva. En las películas de Erika cualquiera puede sentirse identificado con los personajes de las historia, pues son personas reales. Enseguida me sentí fascinada por su trabajo y la contacté para formar parte de su equipo y así fue como tuve el gusto de experimentar durante unos meses como funciona una productora de cine para adultos y de este modo ir dibujando mi personalidad y romper el tabú del sexo. “Cuando vi porno por primera vez no fue amor a primera vista, ni mucho menos. Evidentemente, había algo en las imágenes que me excitaba, pero también muchas cosas que 4 Es una escritora, guionista, directora y productora de cine pornográfico sueca. Es la pionera de la llamada pornografía feminista.

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me molestaban” de este modo se proyecta Erika ante los medios, una mujer emprendedora que quiso crear una alternativa a la industria con un contenido orientado al placer femenino acabando así con el tópico de que las mujeres no ven porno y alterando la dinámica sumisión-dominación. A través de la sexualidad me planteé que quizás el feminismo estaba inconscientemente dentro de mí, intrínseco en la personalidad que había labrado a través de mi experiencia. Sin embargo, analizando los inicios del feminismo observé un claro rechazo a la pornografía, por eso entendí esta nueva vertiente denominada post porno5, que consiste en la representación de la sexualidad escapando de la industria tradicional, como un modo de cambio en la filosofía feminista también. De este modo, la industria masificada por hombres cuyo objetivo es plasmar sus fantasías, la mirada unifocal y restrictiva que ha alienado esta idea negativizada del porno- como en su día pasó y sigue pasando con la sexualidad- pretende renovar la producción del cine para adultos ofreciendo un nuevo abanico de posibilidades, con miradas de directoras y guionistas que quieren acabar con el discurso autoritariodominante y de este modo crear una sociedad más libre. Es el comienzo de la deconstrucción del porno tradicional como contribución a la lucha social para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres y al mismo tiempo hacer que las experiencias sexuales de las mujeres mejoren sustancialmente, convirtiendo así la pornografía en un arma educacional. Con independencia del discurso de Erika Lust, su visión del erotismo, el tratamiento de las imágenes y la ruptura de los estereotipos, otras directoras forman también parte de esta corriente denominada porno feminista, destacando entre ellas a Marit Östberg, que colabora en la colección de los 13 cortometrajes que se compilan bajo el título de Dirty Diaries, todos dirigidos por mujeres y con sexo explícito. Aunque ya en los años 90 se expandía este debate entre las defensoras del porno. Artistas como Sue Williams con su obra ¿Eres pro-porno o anti-porno?, debatía el deseo sexual femenino y su derecho a expresarse. Incluso performances como “La lluvia dorada” de Elke Krystufek se reivindica haciendo públicas acciones privadas. Fortaleciendo la necesidad de la mujer por representarse a ella misma, utilizando su cuerpo y su sexo que hasta entonces solo había sido construido para potenciar el deseo masculino. Por otro lado, actualmente existen varias iniciativas que tratan de representar la sexualidad de manera diferente, no solo a través del audiovisual, sino también mediante la palabra o la acción directa, manifestando las teorías del activismo queer, el post feminismo, el porno experimental o el pornoterrorismo,6es lo 5 Es un movimiento artística que propone el disfrute de nuevas representaciones alternativas del cuerpo, elaborando un imaginario sexual en el que tengan cabida las sexualidades periféricas y disidentes que la heteronormatividad y el porno clásico marginaba. 6 Es un concepto político-artístico creado por Diana J. Torres (Madrid 1981) en 2001 junto a Pablo Raijenstein. Tiene diferentes maneras de representarse, la más importante es la performance. ->

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denominado postporno, o lo que es lo mismo, otra manera de hacer, consumir, rodar e interpretar la pornografía. Una alternativa contra el capitalismo heteropatriarcal que controla los cuerpos y tomas decisiones de cómo usarlos. España cuenta con cada vez más festivales de calidad, donde se fusiona el porno con la cultura, como es el caso de La Boca Erótica de Madrid o La Muestra Marrana de Barcelona. Artistas, teóricas, activistas o escritoras conforman este gremio que rompe límites y aniquila la visión patriarcal del género. Liandra Dahl, la actriz y productora de pornografía, defensora del feminismo y luchadora contra la ley del aborto, concibe el sexo y su visionado de este modo “Produzco y aparezco en pornografía porque quiero devolverle al cine para adultos los cuerpos naturales, el sexo real y la verdadera química. Quiero que la atención esté puesta en los orgasmos reales y en la conexión auténtica entre la gente teniendo sexo. Para mí producir porno no se trata de encontrara a la gente más hermosa y hacerlas desempeñar una serie de movimientos...” Sinceramente no creo que la solución sea el exterminio de la pornografía mainstream, porque ahí estaríamos entrando en temas de libertad de expresión y si ese porno existe y mueve millones es porque gusta. De hecho, yo misma me proclamo fan del porno tradicional pues sacia muchas de mis fantasías, y además el tema de la mujer objeto es también algo a debatir, ya que como he citado anteriormente con el planteamiento de la degradación, cada mujer es libre de decidir que quiere hacer con su cuerpo, y, al fin y al cabo ¿qué hay más saludable que el sexo y la masturbación para conocer nuestra anatomía? Lo que considero que es una obviedad irrefutable es que el porno, como la mayoría de las formas de expresión, es territorio y monopolio masculino, y la riqueza está en la diversidad, por lo que ofrecer contenido audiovisual de contenido explícito con diferentes patrones y perspectivas es necesario para que el espectador tenga la oportunidad de decidir qué quiere ver y romper con esos clichés tan aburridos y repetitivos y del mismo modo acabar con esta conformidad. La pornografía es un medio de expresión que está creando una generación que lucha contra la imposición de valores mediante la libertad sexual creando un movimiento cultural que cuestiona las normas morales. A partir del inconformismo surge la creatividad y la pornografía es un formato para llevarlo a cabo como cualquier otro. Así el concepto de postporno es una relación de arte y porno que apoya e invita a muchas mujeres a reivindicarse. Usemos el sexo como herramienta de autonomía e independencia, en la literatura, la pintura, la ilustración, el cómic, la performance y por qué no también en el audiovisual expurgando así los elementos conservadores y opresivos del feminismo tradicional. <- Está inspirado en parte por el postporno y el movimiento queer, ante la rabia y necesidad de expresar ideas. l

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We are (not) made out of meat1 Rosa MG Tothom coneix els ingredients necessaris per a construir una dona. Tothom les idealitza… o les objectualitza. Realment totes som culpables de la submissió a què ens condemna la moda, la publicitat, el món de l’estètica. Som nosaltres les ingènues, les mateixes que estem permetent que se’ns emmarqui en una bellesa utòpica: superficial i roïna, inalterable. Em fa vergonya admetre que visc en un món sense arrels, superficial i restrictiu, que mesura la bellesa inversament al pes i al cervell, que fixa la llibertat en el diner i només fomenta la crisi de valors que estem vivint. És hora de dir NO. NO al fet que se’ns eduqui com a princeses de sucre, indefenses, a l’espera del príncep blau i el petó de l’amor vertader. Jo vull creure en bruixes sàvies i gegants afables i ben estranys. NO al fet que se’ns esclafi al dret a decidir sobre un cos que és ben nostre. Cada cos és un camp llaurat per un mateix, i no s’ha d’usar com a cap de batalla d’aliens. Somio amb un món just, al marge de l’arrogància i les fronteres del prejudici. Hem de gravar un NO sobre l’oxímoron feblesa femenina i fer del silenci un crit massiu contra la violència opressora. Hem de ser un diamant en la seva foscor i fer nostra una vàlua que ens ha estat desposseïda durant tantíssim temps. Però el més important és no caure en la rendició, parlar des del cor i amb veu ferma, com a dones que plegades faran del gènere una homogeneïtat, amb esperances en un món que les escoltarà. 1 Titol referent a They’re made out of meat de Terry Bisson

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Vida de dependienta Mara Blackflower

Desde que hace unos meses empecé a trabajar en una galería dedicada a un público con un nivel adquisitivo elevado, mis ojos violetas (ni gafas ni lentillas violetas, la visión feminista que todo lo desmenuza, una vez surge, no es fácil de ignorar) no han parado de detectar techos de cristal, desigualdades y otros muchos machismos y micromachismos a tutiplén. De fuera para dentro, el ser más común son las biomujeres de paso ralenti y leggins de leopardo (las que no trabajan) y las de traje y prisas (las que sí que lo hacen). Luego vendrían las amas de casa de mediana edad, que, entre tarea y tarea del hogar, tratan de conseguir unos minutos para ellas. Suelen pasar asimismo matrimonios en los que la biomujer se queda con las ganas de ver, entrar, probar y comprar (disfrutar a su gusto) por las malas caras y reticencias del marido-propietario; Las novias y señoritas de compañía, por supuesto, gozan de un mejor trato (aquí todo se paga). Las madres acompañadas por las hijas e incluso nietas son habituales ante fechas señaladas, cuando algo habrá que comprar, ya que sobre ellas recae todavía el peso de tener que agradar con obsequios a gente de dentro y fuera de la familia nuclear. Debido a la Nespresso los señores (que no caballeros) day cream for men, gafas de aviador y sexy(?) canas también son comunes. No lo son tanto los gays, que aparecen solamente entre las 13 y las 15 de la tarde (aún no he conseguido desentrañar el misterio), ni las lesbianas (¿alguien lo dudaba?) aunque haberlas siempre hailas, y a mi gayradar escapan pocas; sin embargo, en pareja, solo vi a unas (que casualmente entraron a mi tienda)(todavía sigo esperando que un día Elena Anaya se deje caer por aquí). La fauna autóctona compradora de mi galería es, en definitiva, de lo más soso para las seis horas diarias que me paso aquí en pie (otra forma de tortura) todos los días. En cuanto a las hormiguitas que hacemos que el tinglado visualemnte funcione, el panorama es de lo más previsible y traslucido: tenemos a los seguratas (el gordo feliz, el veterano y el gruñón. El bueno, el feo y el malo vamos.); a los encargados: el prisas, el que nunca está y (oh, sorpresa, ¡una biomujer!) la auténtica encargada de todo;

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a las dependientas (esta categoría, como es la que me implica, volveré más adelante); y a las limpiadoras (todas biomujeres extranjeras, faltaría más). Sobre el tema de las dependientas me podría explayar mucho pero ya me estoy empezando a cansar y poner triste por esta mierda de realidad. Durante el turno de mañana (el mío, que para algo esto está basado en mis hechos reales), en mi zona (toma territorialidad), no hay dependientes. Ni uno. Por la tarde, aparte del de mi tienda (que, por cierto, es gay)(¿alguien me pasa un artículo chachiguay sobre el techo de cristal que sufren los gays?), no sé si hay alguno. Un poco más allá sí que están los Ken uniformados de, de nuevo, la Nespresso (me da que sin ella todo el centro se habría venido abajo hace tiempo). Ganan por goleada lxs blancxs aunque hay sudamericanas en las franquicias que se las dan de étnicas, que no éticas. En cuanto al estrato de edad, solamente las que regentan su propia tienda, pueden permitirse envejecer y engordar (o te sustituyo); el resto, son jovencitas monas de menos de treinta años (y probablemente de veinticinco). Del sueldo me gustaría hablar, si supiera algo. En este país, el hablar de lo que cobra cada uno, es tabú. Está mal visto. No veo el motivo. Si nos quitáramos la tontería y pudiéramos comparar seguro que nos encontraríamos con unas cuantas sorpresas y obtendríamos del colectivo el conocimiento para realizar los cambios pertinentes. Lo más aterrador y, relajante por otro lado (el mío) de la situación es que la jornada se lleva a cabo con una diligencia y calma absolutas. Cada personita parece saber cómo y por donde tiene que moverse para realizar su trabajo de la forma más eficiente y con el menor gasto energético posible sin molestar el de los demás. Sin rencores, dramas y guerras internas. ¿Será el espejismo de la recién llegada, el que trabajo sola en la tienda bajo un protocolo que me impide comunicarme con mis vecinas? ¿Será? Será.

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Las mujeres españolas no hacen caca:

Breve reflexión pseudocientífica Ana Flecha Marco

Las mujeres españolas no hacen caca. Como casi todo en esta vida, este hecho incuestionable lo aprendí de la televisión, y después lo confirmé en la calle, entiéndase calle como metáfora de la vida misma, y que como la televisión, es imagen y reflejo de ficciones. Las mujeres españolas no hacen caca. Y mira que consumen fibra. Los hombres españoles, sin embargo, hacen caca, y lo hacen con alegría y desenfado. Así, los hombres españoles hablan sin tapujos sobre lo que juguetonamente dan a conocer como plantar pinos, sacar la leña al patio o incluso tener hijos. Vamos, que sólo les falta escribir un libro para sentirse completamente realizados en un único acto creativo. En este punto, me gustaría aclarar que no critico estos alardes escatológicos, sino que los celebro, como celebro todo aquello que naturalice cosas que ya de por sí son naturales. Pero volvamos a las mujeres que nos ocupan. Por supuesto esas mismas mujeres no hablan de hacer caca, hablan de ir al baño. Como si con ese eufemismo nos imagináramos campos de rosas. Llevo x días sin ir al baño es una frase cotidiana en muchos hogares. A mí me preocupan las mujeres, y por ende me preocupa su salud. Partiendo del hecho de que las mujeres somos personas1 y las personas tienen necesidades fisiológicas básicas, me niego a creer que las mujeres seamos fisiológicamente incapaces de “ir al baño” con regularidad. Me niego a pensar que el hecho de tener 1 Si alguien todavía lo dudara, y no dudo de que ese alguien todavía exista, no estaría leyendo esta publicación, por lo que no voy a molestarme en demostrar lo evidente.

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vagina, o el hecho más general de sentirse y ser mujer, nos cree la necesidad de comer kiwis en ayunas. Esto me ha llevado a preguntarme si este estreñimiento casi patológico que observo entre una parte importante de la población femenina de mi país de origen tiene algo que ver con el estreñimiento general de la sociedad hacia mujeres creativas e influyentes. Hacia la mujer en la esfera pública, la mujer (vestida) en los medios de comunicación, la mujer agente vs. la mujer objeto, la mujer motor de cambio. La mujer que no (sólo) es madre, hermana o amiga. La mujer que no se contiene y dice lo que piensa, y comparte lo que cree, y se permite expresar sus convicciones con energía. La mujer que se equivoca, no por mujer, si no porque no se calla, ni pide permiso, ni da explicaciones. La mujer que no se avergüenza de equivocarse, porque lo que hace lo hace con alegría y con pasión, como siempre deberían hacerse las cosas. Las mujeres españolas respiran hondo y escuchan. Y cuando hablan parece que riñen y sentencian, porque son madres y maestras a tiempo completo. Son, en resumen, sólo en contraste con otros. Y sólo eso se les permite ser sin tener que justificarse, porque si se salen de su papel ya no son madres, sino brujas, ya no son maestras, sino putas, ya no son mujeres, son caricaturas. Las mujeres españolas no hacen caca. Tienen los intestinos rellenos de las cosas que nunca han dicho y que se pudren esperando su momento. Un momento privado, seguro y perfumado, patrocinado por un triste tazón de cereales.

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Construcción de la Noche Anna Pantinat II

Empieza en el armario, se inaugura La noche, baúl de quién queréis ser Princesa. Calzaos con dos estrellas, Descolgad la blusa de un buen guión Y charlad, charlad bajo al pantalón Que os caminará cuando estéis deshecha. ¿O quizás bailar? Entonces las medias, O el jersey de ser Joan Crawford, faldas Del instante, circulares canciones, Os podéis vestir de cualquier mujer. Provad qué nombre y luego ofreceos Como las novias, mirando hacia el negro Patio de butacas. Eso es la noche. Silencio con disfraz de expectativas.

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¿Puedes sentirlo?

Texto: Hanna Åkerlund / Ilustración: Guy Elisha

Mi sueño es que tantas personas como sea posible sientan el feminismo. Sé que es técnicamente imposible, quizás no algo por lo que queramos luchar. Pero esto no quita para que quiera que las mujeres sientan el feminismo en todas sus formas. Hay una razón por la que tanta gente recuerda sus primeros sentimientos feministas muy claramente. Recuerdo dónde estaba, la biblioteca y el sofá verde, las primeras reacciones y la sorpresa cuando me di cuenta de que otras personas no se sienten como me sentí. El sentimiento profundo viene de la verdad detrás de las palabras. La próxima vez que alguien pregunte por qué estás tan segura sobre el feminismo, no dudes de tus sentimientos feministas, sólo regresa a esa primera vez. No tienes que examinar todos los argumentos, analizar cada idea; cuando este sentimiento viene sabes que has encontrado la seguridad. El feminismo es un sentimiento. Por supuesto las ideas feministas se desarrollan, cambian y toman diferentes formas. Pero el núcleo del feminismo, la casa que protege todas las ideas, siempre estará en pie. Es como una construcción muy vieja pero estable, creada por las generaciones anteriores para ayudar a las del futuro. En la misma manera en que gente se sien te protegida, fortalecida y cómoda en su casa; nos sentimos protegidas en el feminismo. Las mujeres constituyen sólo el 17 % de todos los parlamentarios, 41 millones de niñas no tienen acceso a la enseñanza primaria y las mujeres tienen el 1 % de la propiedad mundial. Los hechos no te afectarán si no sientes el feminismo.

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Y una vez que lo sentiste, tu proceso de pensamiento nunca volverá a ser el mismo. Lo que empieza como un simple pensamiento intelectual, termina siendo parte de ti. El feminismo es un sentimiento que toca la camara más profunda del miedo, la ira y la tristeza. Pero sobre todo celebra la esperanza, la liberación y la pasión. El feminismo de verdad es un sentimiento. Mi sueño es que tantas personas como sea posible sientan el feminismo. Quiero que la gente sienta el feminismo en todas de sus formas. Y que quienes ya lo sientan recuerden la humildad y la fuerza que les dio en sus primeros pasos. Porque después de años sintiéndolo, lo damos por hecho. Es parte de ti, y quizás no recuerdes un tiempo sin él. Sé que todo el mundo quiere cosas diferentes, algunos contextos simplemente no permiten que el feminismo forme parte de ellos. El sentimiento les queda muy lejos. ¿Quizas no es para ellos? Y deberíamos dejarlo así. Sin embargo, no puedo sino pensar que el mundo sería un lugar mejor si más personas realmente sintieran el feminismo. El miedo de una mujer caminando por la calle sola por la noche. La ira de una mujer a la que dijeron que no puede liderar el país. La tristeza de una niña de 12 años que tiene de casarse. La esperanza de una niña que es la primera de su familia en graduarse. La liberación de una mujer de vota. La pasión de cada uno de los pasos de una mujer hacia la justicia. ¿Puedes sentirlo? Es el feminismo.

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Es bello ser hermana, es bello ser negra por Kelly Matias

Recuerdo como si fuera ayer el día que nació mi hermana. Mi madre me estaba trenzando el pelo en una fría tarde de febrero, cuando tuvo que ir deprisa al hospital. Cinco años después otra sorpresa: otra niña en mi vida. Y ahí comenzaría mi viaje de fuerza y descubrimiento. Hasta los 13 años, viví adormilada: la idea de ser negra no era parte de mi identidad. Después de todo yo no era negra, era morena, como ya había oído tantas veces. Mejor todavía, era una morena guapa, con rasgos de blanca, morena jambo. Por supuesto el racismo me incomodaba, pero lo veía como algo que les afectaba a otros, no a la gente como yo. Era cómodo vivir así, sin identificarme con la lucha y los dolores que sufre nuestro pueblo. Como cualquier chica negra, sufrí prejuicios por tener el pelo ensortijado, crespo y estropeado. Siempre era la amiga de la chica popular, nunca el centro de las pasiones de los amigos, pero eso le pasa a todo el mundo, ¿verdad? Simplemente no soy lo suficientemente guapa, me decía. Pero, ¿qué significa ser guapa en nuestra sociedad? Superé todo eso al darme cuenta de que formo parte de una sociedad que juzga, destruye y mata por el lucro y la creación de patrones imposibles de conseguir. En algún punto de ese dolor, sentí que era necesaria la acción colectiva para destruir los patrones racistas que nos dominan hoy, para que todos tengamos la oportunidad de descubrir la belleza de ser único, y simplemente para ser nosotros mismos. Descubrí la riqueza de la historia y de la fuerza de mi pueblo, la perseverancia de las mujeres negras que como yo creían y creen en un mundo mejor para los suyos a pesar de toda la opresión que sufren. Ser la hermana mayor me despertó algo. Como una madre, saber que mis hermanas seguirían una trayectoria parecida o tan dolorosa como mi madre, me dio fuerzas para cambiar mi percepción de mí misma y de mi historia: el descubrimiento de mi herencia. Mis ídolos eran los de la tele: ninguno de ellos

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se parecía ni un poco a mí, y nada ha cambiado desde entonces. Me criaron igual que a mi madre: sabiendo que mi pelo, y cualquier pelo crespo, no está bien. Y así habría sido también para mis hermanas si yo no hubiera cambiado mi actitud. Oír a tu familia decir que no eres lo suficientemente buena, oír que nunca serás aceptada tal y como eres duele. Hace heridas que dejan huella y que en muchos casos no se cierran nunca. Sólo el amor cura. Y así sucedió conmigo. Ser la hermana mayor me convirtió en contadora de historias. Una cuentista especializada en historias de princesas negras y fuertes que son amadas tal y como son, que son muy felices. Una cuentista que comprende la complejidad de ver la sociedad tratarse de una forma pero definirse de otra. Intercambio historias con mis hermanas porque creo que así nos hacemos más fuertes, aprendemos que compartimos el mismo dolor y por eso debemos seguir luchando. Entre esos intercambios de historias escuché: “Hoy en la escuela mi amiga me dijo que tengo el pelo feo, pero yo le dije que mis hermanas también lo tienen así y ella me dijo que somos todas feas. ¿Pero sabes qué le respondí? ¡Que somos princesas negras lindas!” Al fin y al cabo, cada mujer negra es una hermana mayor. Sé que cuando salgo a la calle con orgullo de mi afro, de mi color y de mi herencia, estoy siendo la hermana de alguien. Alguien que verá en mí por primera vez esa aceptación no como “falta de dinero para alisarse el pelo”, “pereza de peinarse”, sino amor. Amor puro por lo que soy, por mis cicatrices, por mi lucha. Nuestras hijas están siendo masacradas en todas las esferas sociales y es nuestra responsabilidad enseñarles a no avergonzarse de sus historias, sino apreciar su historia y su belleza. Sé que cada vez que cuento una historia sobre la belleza negra, la felicidad de ser único y la importancia de ser aquello que somos, estoy cambiando un trocito de alguien. Es bello ver a mis hermanas enorgullecerse de sí mismas, empoderándose. Es bello educarlas para que sepan que hay mucho más en el mundo que el papel de empleada o mulata: pueden tener todo lo que deseen si trabajar para conseguirlo. Las blogueras negras fueron mis hermanas en ese camino de descubrimientos, y me dieron fuerza en momentos de flaqueza y dolor. Y así tenemos que seguir, de la mano. Porque es bello, porque es bello ser negra.

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KAMIKACE Bluttie Kat Me estallan las fibras de la violencia cuando anochece tu verborrea, [cuando me anestesias con cada tiroteo pusilánime, [cada compresión sobre mis nervios ocluidos. Me despedazas los testículos [con que debí nacer para ganarme tu respeto. Te me entumeces cuando agrieto tu carisma mediática, cuando desplumo tu cortesía televisiva, [tu carnicería lingüística; tus discursos tan desiertos [como prietos: un cinturón de castidad constituido por un corrillo de fanfarronería. Te me refunfuñas tachándome de histérica, [de histriónica y de abrasiva. Pero no conseguirás que me inmole lesionándome con la culpa [y cientos perdones, de esos que se devuelven para evitar el conflicto, y a los que se acalla con miradas [que fusilan mi rebeldía en celo.

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RESEÑAS

discos·fanzines·libros

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N VAYA CUENTO de Susana Talayero (colección “El vidrio verde” de la Diputación Provincial de Cuenca). Soy librero y mucha gente me pregunta por cuentos infantiles desde una perspectiva feminista. Gente que quiere comprarlos y gente que quiere hacerlos, parece que es un buen momento, hay varios proyectos en marcha. Entre otros recomiendo el cuento “Nuncajamás” (Adela Turín y Leticia Galli, ed. Lumen. Buscadlo en bibliotecas porque creo que está agotado!), y el documental “Aquest conte no s’ha acabat” (Irene Colell e Itsasne Gaubeca) donde también hablan las magníficas creadoras de “La cenicienta que no quería comer perdices” y “Cuentos para antes de Despertar” (Nunila López Salamero y Myriam Cameros Sierra, ed. Planeta). Ahora os quiero dar aviso de uno de mis favoritos, menos conocido porque tiene menos distribución, y que conozco bien por mi amistad con la autora. “Vaya cuento!” es un cuento infantil, libertario, plástico y kuir. Susana Talayero (Bilbao, 1961) es sobre todo pintora, dibujanta y videocreadora, pero le surgió la propuesta de hacer un cuento infantil tras la exposición “Desvíos y otras fabulaciones” en Cuenca. Este cuento funciona de maravilla como tal, pero también lo recomiendo como puerta de entrada en el trabajo de Susana, que es un derroche de rebeldía, deseo, crítica, humor y gestualidad feminista. En el experimento de hacer por primera vez un cuento infantil sin dejar de hacer lo que hace, se colaron sus referencias del momento, como Teoría King Kong (Despentes), Freaks (Browning), Ariel (Plath), algún disco de Screamin’ Jay Hawkins y fotomontajes de sus dos hijas, entre otras cosas. Compartir sus propias referencias con niñ*s (ella dice que mejor a partir de 9 años) es una de las cosas por las que os recomiendo este libro, me parece fantástico compartir una parte de lo que nos ayuda a “sobrevivir a lo que respiramos” (esta frase está sacada de un texto de Susana). En su texto “Quién defiende al niñ* queer?”, B. Preciado escribe sobre a quién invocan l*s impostor*s de la defensa de la infancia: “Un niño al que privan de la energía de la resistencia y de la potencia de usar libre y colectivamente su cuerpo, sus órganos y sus fluidos sexuales. Esa infancia que pretenden proteger está llena de terror, de opresión y de muerte.” Pero no nos asustemos, que en este cuento se mata al miedo, se sale de los límites, se encuentran alianzas y se vive locamente y en el amor que se comparte y festeja. El resultado son unas imágenes entre dibujo y collage que son como tomarse un antídoto contra el imaginario-cárcel heteropatriarcal y una historia que hace pensar en cómo las niñ*s se las arreglan para salir de la norma y establecer alianzas con las otras, con las monstruas, y

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vencer esa alteridad impuesta (ecos de Beauvoir). Susana dice que se planteó que los cuentos educan, “educar en el sentido de ir más allá de los límites”. Para conseguir el libro escribe a stalayero@ telefonica.net (Jesús Jeleton)

N Freeforall de Margaret Atwood. Enfermedades de transmisión sexual como armas de destrucción masiva, condones que cubren todo el cuerpo como única posibilidad de no contagiarse de los virus del Apocalipsis, niños y niñas segregados por sexo, comercio de personas para procrear con garantías. Freeforall es un fin del mundo lleno de fluidos, la última y brutal distopía que firma la escritora Margaret Atwood, esta vez en formato historieta. Aprovechando que la British Library va a montar una exposición de cómics británicos, el Guardian ha propuesto a diferentes creadoras colaborar para crear nuevos trabajos. Atwood se ha unido al dibujante Christian Ward para firmar esta historia corta donde se saborean otros libros de la canadiense, como Oryx y Crake o El cuento de la criada, con la novedad en su obra del impacto estético, las formas geométricas, los colores saturados y los personajes físicamente retorcidos de Ward. El presente/futuro/momento con el que nos golpea Freeforall es horrible, lleno de sufrimiento, de cuerpos convulsos entrelazados, de opresión, de esclavitud disfrazada, de vallas con concertinas y, sobre todo, capaz de hacernos sentir que nada de eso nos es especialmente ajeno. (Víctor Martín-Pozuelo)

N Jamilti y otras historias de Israel / Metralla de Rutu Modan (Sins Entido, 2008/Sins Entido 2006). La historietista Rutu Modan (Tel Aviv, 1966) vuelca en sus cómics toda su experiencia vital. Por eso surgen obras como la recopilación Jamilti y otras historias de Israel (Sins Entido, 2008) o Metralla (Sins Entido, 2006). Ambientadas ambas en algún lugar de Israel, no sólo nos transporta a una realidad social y política, sino que nos introduce a unos personajes tan particulares y creíbles a su vez, que cuesta deshacerse de ellos. En Jamiliti y otras historias de Israel, Modan demuestra su capacidad ecléctica a la hora de crear, pues ella es capaz de abordar diferentes géneros y tratar la psicología de los personajes resaltando cada una de sus características, diferentes entre sí e identificables; no repite,

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no aburre y en cada una de las historietas son únicos. Por otro lado, en Metralla los protagonistas son dos, un hombre y una mujer en busca del padre de aquel tras un atentado en una estación; aquí no importa la excusa para juntar dos personas muy distintas entre sí, sino la evolución de la relación que surge entre ellas. También los mensajes subliminales que lanza la autora a quien lee: ¿somos tan distintos? ¿Cómo nos afecta la vida que nos rodea? ¿Es la soledad un estado que escogemos o se nos da? (Verónica Lorenzo Sar)

a VÓMITO Y RABIA (Fanzine). Vómito y Rabia es un fanzine escrito, ilustrado y editado por chavas del D.F. de Rosa Chillante, un colectivo feminista. Cada número toca un tema diferente y lo abordamos con canciones relacionadas, entrevistas, mini-ficciones o pequeños ensayos del tema en cuestión (sexualidad, trata, acoso callejero, etc.). El objetivo del fanzine es acercar a las mujeres jóvenes al feminismo desde las experiencias que compartimos todas al vivir en esta ciudad. ¡El número 4 saldrá a finales de este mes! (Iurhi Peña)

K Culture Vulture 7” de Good Throb / Tape Two de Priests Good Throb y Priests son mis nuevos grupos favoritos. Las pongo juntas porque las vi juntas y entre ellas hay una afinidad que va más allá de lo musical. Good Throb es un cuarteto de Londres con dos 7”s y un LP recién publicado. Hacen un punk primitivo con toques post-punk cada vez más marcados. Este es su segundo 7” y me gusta porque marca un punto intermedio entre los ritmos repetitivos (que no les importa romper) y el lado furioso, especialmente en el estilo de la cantante, que contrasta con su lado más rítmico. La canción que da nombre al 7” es un temazo. Priests es un cuarteto de Washington DC con un par de cintas y un 7”, todo ello publicado por su sello Sister Polygon. Tienen un rollo oscuro entre el (post-)punk, lo gótico y la no wave. La última cinta que han sacado tiene siete canciones con temazos como “Leave Me Alone”, donde la cantante se deja la voz mientas el resto mantienen la tensión. Molan las melodías. Tanto Good Throb como Priests tienen una energía que los hace especiales. Quiero que el Feminizine monte un festival y traiga a los dos grupos. Yup! http://goodthrob.bandcamp.com | http://priests.bandcamp.com (Leire López Ziluaga)

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Créditos Pág. 04 Pág. 08 Pág. 13 Pág. 14 Pág. 16 Pág. 18 Pág. 20 Pág. 22 Pág. 29 Pág. 30 Pág. 31 Pág. 35 Pág. 36 Pág. 45 Pág. 46 Pág. 47 Pág. 49 Pág. 50 Pág. 55 Pág. 56 Pág. 57 Pág. 58 Pág. 60 Pág. 64 Pág. 66 Pág. 67 Pág. 68 Pág. 70 Pág. 71 Pág. 73 Pág. 74 Pág. 75 Pág. 76 Pág. 81 Reseñas

En FEMINIZINE 4 han colaborado por orden de aparición:

Gelen Jeleton - lapizporbaqueta@gmail.com Chavalas Zine - http://chavalaszine.tumblr.com/ Iurhi Peña - http://iurhipena.tumblr.com/ Stina Pettersson - stinapttrssn@gmail.com Melody Rodríguez - melody-rb@hotmail.com A.T.I. - http://exposicionpermanenteati.blogspot.com.es/ Sandra March - http://www.sandramarch.com Xiana Gómez Díaz - http://www.walkietalkiefilms.com Isa Ibaibarriaga - https://www.facebook.com/IsaIbaibarriaga Nikolo - http://mortalveneno.tumblr.com/ Bárbara Sánchez - http://elfuegocaminaconmigo.tumblr.com/ ene13 - http://www.ene13.net Julia Morandeira Arrizabalaga - julia.morandeira@gmail.com María Arranz - maria.arrnz@gmail.com María Ramos http://mariaramosbravo.blogspot.com.es/ Mar Estrama - http://marestrama.com/ CarrieCandice - http://cinefagiadesociedades.wordpress.com Irma Marco - http://www.irmamarco.com Blanca Vivas Pickman - Blancavivaspickman@gmail.com Laura Höldein - http://www.flickr.com/photos/lauraholdein Bárbara Magdalena - http://www.estudioveronica.com Rosa Mañé García - rosamane@hotmail.com Mara Blackflower - http://marablackflower.com Anabel Perujo - http://www.pek-art.com Ana Flecha Marco - http://anaflecha.com Anna Pantinat - http://annapantinat.com Andrea Ganuza - http://www.andreaganuzacomics.tumblr.com Hanna Åkerlund - akerlundhannaa@gmail.com Guy Elisha - guyelisha0@gmail.com Meteora - http://cargocollective.com/lameteora Kelly Matias - http://redescobertalusofona.wordpress.com Laíza Ferreira - http://www.flickr.com/la-ferreira Bluttie Kat Lolita D’eon - http://lolitadeon.tumblr.com/ Ámina Pallarès - http://aminapallares.tumblr.com Noire - http://noiredevagina.wix.com/noire Jesús Jeleton - http://www.jeleton.com Víctor Martín-Pozuelo - @victormpozuelo Verónica Lorenzo Sar - http://pantuflasdecor.blogspot.com Leire gurebesta - http://gurebesta.wordpress.com/

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Si quieres reproducir alguna de las obras o artículos aquí contenidos ponte en contacto con su autora. Portada diseñada por Ana Flecha Marco http://anaflecha.com Coordinado, maquetado, creado y editado por Andrea Díaz aka Andrea Galaxina para Bombas para Desayunar. 1ª edición de 132 ejemplares Impresa en junio de 2014 Muchas gracias a todas las personas que han hecho posible que este último FEMINIZINE exista. Gracias a todxs aquellxs que han contribuído con sus ilustraciones, collages, historietas, reseñas, artículos, etc. Gracias a todxs aquellxs que han realizado la pre-compra, que ha permitido una vez más que la edición en papel salga adelante. Gracias a quienes han dado su apoyo difundiendo la información, compariendo o referenciando FEMINIZINE por las redes. Gracias a las personas que luchan. A las que hacen fanzines y feminismo y a las que desean cambiar las cosas.

Este FEMINIZINE está dedicado a mi prima Silvia.

¡Viva el DIY! ¡Viva el feminismo!

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Fin



030 http://bombasparadesayunar.blogspot.com/ bombasparadesayunar@gmail.com



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