el Manual de Enganches que, en su día, tuve el atrevimiento de escribir, digo, al clasificar los distintos enganches, las denominaciones que estos reciben, entre otros motivos, por la colocación de los cocheros. Según esta clasificación, se pueden llamar “a la Dumont” o “a la Federica”.
En
A la Dumont consiste en guiar el coche montando sobre los caballos que tiran de el, denominándose, según el número de caballos, simplemente Dumont, media Dumont o Gran Dumont. A la Federica se suele enganchar para las ceremonias en las Casas Reales. En España se ve hoy día por las calles de Madrid con ocasión de la presentación de credenciales por los Embajadores de países extranjeros a S.M. D. Juan Carlos I. Esta manera de guiar consiste en que el cochero va en el pescante y lleva palafreneros a pié junto al caballo de fuera (el de la izquierda) del tronco y el del mismo lado de guías. La vestimenta de estos servidores consiste en librea, calzón corto abrochado por debajo de la rodilla, medias blancas y zapatos de hebilla; van tocados con sombrero de tres picos adornados con plumas sobre pelucas blancas En los enganches largos, también llevan “postillón” en el caballo guía de fuera. Volviendo al título de este artículo, creo de interés definir el significado de la palabra “postillón” y, para eso, lo mejor es irse al Diccionario de la Lengua Española que dice: Joven que, para guiar, iba a caballo delante de los que corrían la posta, o montado en una de las caballerías delanteras del tiro de un carruaje. Por lo tanto, se pude deducir que la palabra deriva de “posta” o correo y, de hecho, las diligencias españolas llevaban siempre postillón en el caballo o mula de fuera de los dos de guía. Solía ser un hombre muy joven al que se le llamaba “el Zagal”.
La denominación por la que se conoce, hoy día, esta manera de enganchar sin coche en el pescante, proviene de que se puso en práctica en Francia por el duque de D´Aumont de donde le viene el nombre que, vulgarizado, suprime el apóstrofo y la A, quedando en Dumont. Esta denominación francesa parece indicar que fuera invento del señor duque al que se le atribuye, pero la historia desmiente este extremo ya que hay testimonios suficientes para acreditar su uso desde la antigüedad. Sin necesidad de remontarnos a tiempos de Alejandro Magno, hacia el 323 a. C., España, en el s. XVII, durante el reinado de Felipe IV, se diferenciaba de los demás países de Europa, por la forma de guiar pues, mientras en Alemania y Francia se utilizaba solo un “tronquista”( postillón en el caballo de fuera del tronco) aquí se añadía un “delantero” en el guía de los enganches de cuatro o seis caballos. En esa época se empezó a guiar desde el pescante pero en España, duró poco esa moda como consecuencia de un curioso sucedido en la vida de D. Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde –duque de Olivares, que dio mucho que hablar en la corte. El hecho fue que yendo en su coche acompañado de un amigo, hizo a este una confidencia que el cochero oyó y, al día siguiente, lo sabía todo Madrid. El conde-duque montó en cólera y acusó de indiscreción a su acompañante que era inocente y se había portado como un caballero. Finalmente se averiguó quien era el culpable y los grandes señores despidieron a sus cocheros con lo que los pescantes, sin cochero, sobraban. Hoy día los enganches con postillón se emplean solo en las grandes ceremonias de las pocas Cortes Reales que quedan en Europa.
Julio - Agosto 2007 / El Caballo Español
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