Cartas a la Comunidad de Antioquía

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CEFYT - EDUCACIÓN A DISTANCIA

CARTAS A LA COMUNIDAD DE ANTIOQUÍA Trabajo de Conclusión de Asignatura CURSO: EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

2018


Estimados hermanos y hermanas de la Comunidad de Antioquía, es una hermosa oportunidad poder contactarnos y comunicarnos y que el Padre nos otorga. Sabemos que los tiempos que estamos viviendo nos llenan de desafíos pero también conocemos que el Padre nos brinda una opción válida, la de elegir todos los días ese camino que nos lleva al Reino de los Cielos. Como antes les comentaba, son tiempos en los que nuestra fe se pone a prueba a cada momento, los diarios tienen titulares en los cuales se toma a la Iglesia como la responsable de la actualidad, si una mujer muere es por la Iglesia, si el Estado no actúa es por la relación entre el estado y la Iglesia, si hay maltrato a niños/as es por los sacerdotes de la Iglesia; son tiempos en los que algunos hermanos pegan el portazo y se van de la Iglesia, hacen uso de la apostasía…los que quedan (quedamos) ¿qué hacen (hacemos) para testimoniar al Padre que nos hace dignos de merecer un lugar en el Reino de los Cielos? Tanto allá en Antioquía como acá en mi comunidad vivimos situaciones análogas, compartirlos nos ayudará a prosperar como comunidades. Amor al enemigo. Siempre nos quieren hacer ver como enemigos (5, 38-48) o quieren juzguemos así a quienes no piensan igual a nosotros, Jesús nos pidió que no hagamos frente a quienes nos agravian, que amemos hasta el fin. Quienes nos juzgan así necesitan de nuestro amor, necesitan ser amados porque actúan sin amor. El Reino de los Cielos es para todos, y en especial debemos atender a quienes más lo necesitan, a quienes no conocen a Dios. Dios o el dinero. La economía y la crisis financiera [6,24-34] producen cada vez más caos en los pueblos, grandes o pequeños, las políticas de mercado hacen que cada vez los pobres sean más pobres. Necesitamos poder contar con los recursos para vivir pero no para ostentar, debemos trabajar para vivir dignamente y no vivir para acumular recursos inútilmente, no se puede servir a Dios y al dinero pero si debemos tener una mirada a quienes más lo necesitan, allá en Antioquía y acá también hay hermanos/as que necesitan de nuestra solidaridad bien entendida. El Reino de los Cielos es para todos, y en especial debemos atender a quienes más lo necesitan, a quienes sufren de las peores carencias. Construir firmemente. Nuestras comunidades eclesiales sufren crisis similares, parecemos dudar o nos sentimos solos y desprotegidos. Eso nos puede llegar a desmembrar cuando nuestras bases (7,21-27) no son sólidas. Nuestros/as jóvenes se han expresado hace unos días a favor de la despenalización del aborto, es claro que nuestra catequesis no ha tenido los resultados esperados. Ellos nos critican porque no hemos sido coherentes. Entre nuestras palabras y nuestras acciones hay mucha distancia, no hemos hecho caso a Jesús porque no construimos sobre piedra nuestros cimientos, una tormenta y nuestra estructura ha tambaleado. Esta crisis actual está poniendo al descubierto la verdad o la mentira de nuestra vida cristiana. No basta confesar a Jesús: “Señor, Señor” si no hacemos la voluntad del Padre. El Reino de los Cielos es para todos, pero todos debemos construir nuestra vida sobre la roca del Evangelio. No tengan miedo. Todos los días allá y en mi barrio nos levantamos con malas noticias, sin encendemos la radio o la TV encontraremos a esos opinólogos que nos asustan. ¿Por qué lo hacen?, acaso se creen los profetas del desastre? Seguir a Jesús es hacerlo sin miedo (10,26-33), ¿cómo hacerlo?, la respuesta él mismo: No tengáis miedo! El miedo es malo, y para evitar vivir así debemos aprender a confiar en Dios, vivir la experiencia de Dios nos da seguridad, para eso nos llamó a vivir como esos niños. Si, como esos niños que éramos hace unos años, capaces de confiar ciegamente en nuestros padres. ¿Cómo no vamos a confiar de la misma manera en Dios? Miremos al futuro sin perder la paz, que esos “profetas de las desgracias” no nos arruinen el alma, vivir nos puede hacer creer en cualquier locura, basta con recordar algunas de esas tantas historias que todos conocemos de quienes en la desesperación son capaces de toda locura, esa desesperación de no confiar en Dios. El Reino de los Cielos es para todos, allí vivimos protegidos por vivir plenamente confiados en nuestro Padre.


Cargar con la cruz. Cuando Jesús les contó a los discípulos lo que iba a pasar en Jerusalén, Pedro se atormentó y sintió que todo se le terminaba. El Mesías había llegado y después de haberlo escuchado decir que él iba a ser ahora la roca fuerte de esa comunidad, Jesús le contaba que iba a padecer, a sufrir, a morir. Seguir a Jesús tiene estas cosas, debemos anular nuestras cosas mundanas. Seguir a Jesús es como una monjita que conocí hace muchos años, ella trabajaba en una sala de un hospital de Rosario donde estaban alojados los leprosos. Ella usaba unas gasas limpias y cuidadosamente limpiaba las llagas de esos infortunados de la sociedad. Cuando terminó de hacer su tarea nos juntamos en otra sala y le pregunté si no le daba asco hacer lo que hacía. Ella me dijo: Si, suele ser muy duro a veces. Seguir a Jesús es como hacía esta monjita, sabía que tenía que hacerlo y que para ello debía llevar esa cruz durante las 24 horas del día, sin egoísmo porque así amó Jesús. Él nos dio esta enseñanza, Pedro no lo entendía porque pensaba en sí mismo, en su comodidad, en su conveniencia. Claro tener a Jesús a su lado le permitía sentirse poderoso y confiado. La cruz es otra cosa, nosotros pretendemos poner la cruz donde nos conviene, Jesús nos pide que nos hagamos cargo de ella a partir de nuestras acciones, no para nuestras fortalezas sino para ayudar en las debilidades de nuestros hermanos. El Reino de los Cielos es para todos, llevemos nuestra cruz todo el día, no la escondamos porque Él no lo hizo. Perdonar ahora y siempre. Día a día recibimos improperios, ofensas, algunos hermanos/as son perseguidos ya sea en Siria, en África o en otros lugares; ¿qué debemos hacer ante estas afrentas si somos cristianos? ¿Podemos perdonar cualquier persecución? ¿Qué sería de nosotros sin el perdón? Jesús nos llama a perdonar, el hermoso Pedro (y y digo hermoso por la cantidad de veces que Jesús lo perdonó por representarnos en nuestra humanidad) le pregunta cuántas veces perdonar. En la ley mosaica el jubileo se daba tras 7 períodos de 7 años, Pedro cuestiona a Jesús y lo hace exagerando con un hasta ¡70 veces 7¡ Perdonar nos hace bien, ante una hecho desgraciado es común tener un momento de cólera pero el perdón nos hace bien, nos quita una carga que nos come por dentro, un fuego que nos devora porque perdonar es estar cerca de Dios. El Reino de los Cielos es para todos, en especial para aquellos/as que necesitamos el perdón del Padre a cada ratito. Estimados hermanos y hermanas de Antioquía, acá en la Patagonia a veces nos sentimos solos, nos cuesta amar de verdad, sentimos que hemos hecho todo mal y esto nos debilidad, nos da mucho miedo. Eso nos aleja del verdadero ser cristiano, eso nos alejo de Dios y así perdemos a quienes nos vinieron a pedir que seamos testigos del Padre. Si esos hermanos se van de nuestras comunidades encima nos ofendemos contra ellos y no los queremos perdonar…es que en realidad no nos perdonamos a nosotros mismos. Cuando nos sentimos lejos de Dios la soberbia nos inunda hasta que al igual que Pedro nos empezamos a hundir, es en esos momentos que Jesús nos vuelve a recordar lo que somos. Que hermosos es sentirnos verdaderos hijos del Padre. Allá y acá nuestras comunidades necesitan de nuestros testimonios, que sea coherente entre nuestras palabras y nuestras acciones, eso nos hace merecedores de compartir el Reino de los Cielos. Que Dios nos siga bendiciendo. La Comunidad de la Capilla del Inmaculado Corazón de María – Chos Malal


Junín, agosto de 2018 Queridos hermanos: Con enorme alegría y emoción, nos dirigimos a quienes constituyen la querida Comunidad Cristiana de Antioquía. En estas líneas nuestro respeto a esa comunidad que fuera fundada por Bernabé, “hombre de bien”, lleno del Espíritu Santo y de fe, espíritu abierto y misionero que con su testimonio y acciones logró que una multitud considerable se adhiriera al Señor. Constituyen uds, queridos hermanos, una comunidad vigorosa, ya que es en ella en la que comenzaron a llamarse “cristianos” los discípulos de Jesús. Consideramos que este vigor, esta fuerza, consiste en que son una comunidad centrada y comprometida en la misión, guiada y orientada por una preocupación fundamental: llevar la Buena Noticia de la salvación a todas las personas. Conforman una comunidad en constante expansión misionera, con la permanente preocupación de que la Palabra llegue a todos, una comunidad cristiana sin distinciones étnicas o ideológicas, fundamentada en la predicación de los apóstoles. Es por estos motivos, que como comunidad cristiana, queremos compartir con ustedes nuestras dificultades, ya que uds debieron atravesarlas para poder fortalecerse y crecer. Nosotros también tenemos que enfrentar problemas internos económicos y políticos en nuestra comunidad. Las relaciones sociales no son sencillas. Así como uds debieron enfrentar luchas internas que los llevaban a la ruina, nosotros tenemos que luchar con una comunidad dividida por diferentes intereses, que van desde cuestiones personales, falta de perdón, necesidad de protagonismo, miserias humanas, falta de caridad, soberbia, envidia, y podríamos seguir mencionando muchas más. En nuestra sociedad la familia está destruida y la ausencia de ella, especialmente en la educación de los hijos es muy fuerte. Ya saben bien uds que una familia dividida no puede subsistir. Sabemos que de la abundancia del corazón habla la boca, sin embargo tenemos muchos corazones empobrecidos porque Dios tiene en ellos cada vez menos lugar y ha sido reemplazado por otros dioses de nuestro tiempo como el poder, la tecnología o el dinero. ¿Cómo podemos hacer queridos hermanos para que estos hombres se transformen en árboles buenos que puedan dar buenos frutos?¿Qué podemos ofrecerles para llenar su corazón de bondad?


Ya sabemos que no son los sanos los que tienen necesidad del médico, de la misma manera, que no son los justos los que necesitan a Dios. Jesús vino a sanar a los pecadores. Tenemos muchos enfermos en nuestra comunidad, enfermos del cuerpo, del alma y de la mente. Este es un flagelo contra el que debemos luchar hoy, y ciertamente no nos es nada fácil. Entre nuestras preocupaciones están la falta de oración, el adulterio y el homicidio, especialmente presente este último, en el aborto. Trabajamos con nuestra comunidad para salvar las dos vidas, puesto que la vida es don de Dios y toda vida vale. ¿Cómo hacemos para cruzar a la otra orilla? ¿Cómo hacemos para ir más allá de los límites geográficos y sociales, y poder así consolidar nuestra misión? Compartiendo los problemas empezamos a resolverlos, aprendemos unos de otros, nos fortalecemos, ya que estamos unidos en una misma misión, un único objetivo: llevar la Buena Noticia a todos los confines de la tierra. Sabemos que no estamos solos, y esto es importantísimo, especialmente porque Jesús está en medio nuestro. Por esto, queremos compartir con uds algunas de sus enseñanzas, que nos sirven para levantarnos cada día con la certeza de un Dios vivo que habita en cada uno de nosotros y que nos habla a través de su Palabra. Es una propuesta para fortalecer nuestra oración personal y comunitaria. Ø El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mt 4, 4) Ø Conviértanse porque el Reino de Dios está cerca. (Mt 4, 17) Ø Cuando ores retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. (Mt 6 ,6) Ø El Padre que está en el cielo sabe bien que es lo que les hace falta antes de que se lo pidan. (Mt 6, 8) Ø Allí donde está tu tesoro, estará también tu corazón.(Mt 6, 21) Ø Busquen primero el Reino y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura. (Mt6, 33) Ø A cada día le basta su aflicción.(Mt 6, 34) Ø Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Ø No juzguen para no ser juzgados.(Mt 7, 1) Ø Todo el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre la roca.(Mt 7, 24) Ø ¿Porqué tienen miedo hombres de poca fe? (Mt 8, 26) Ø Ten confianza hija, tu fe te ha salvado.(Mt 9, 22) Ø Ten confianza hijo, tus pecados te son perdonados.(Mt 9, 2) Ø Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.(Mt 9, 13) Ø La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha. ( Mt 9, 37-38) Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo


Por último, queremos compartir este llamado especial de Jesús a ser sal y luz , ya que uds lo han llevado adelante con éxito actuando como factor activo de preservación clamando al mundo para que esté atento a las indicaciones de Dios. No podemos aislarnos y dividirnos en grupos, a quienes el mundo no presta atención. Debemos ser una fuerza organizada y hacernos sentir. Unidos podemos más. Nosotros también somos 'luz del mundo', ciertamente no por méritos propios, sino por la luz que nos da Cristo. Nuestra luz viene de nuestra relación con Cristo. Nuestra luz no es nuestra, sino es el reflejo de la luz de Jesús. Dios habita en nosotros en la medida en que somos luz para nuestros hermanos; si andamos en la compañía del Señor, la luz se irradiará. En la vida humana, aún en épocas tan diferentes como el de vuestra comunidad y la nuestra, hay valores importantes por los cuales luchar y comprometernos: el pueblo, la familia, la educación cristiana, la formación de criterios de vida y de acción, la justicia, la libertad... En un mundo de tinieblas estamos llamados a trabajar por el triunfo de la luz, antes, ahora y siempre. Compartimos la alegría de este llamado, con la certeza de no ser sólo luz, sino llama que calienta y cambia el mundo. Reciban un fraternal saludo en Cristo!!! Comunidad Cristiana “San José”


Queridos hermanos de la Comunidad de Antioquía: Quisiera en estas pocas líneas ir desgranando algunos temas que al igual que en la época de ustedes nos suceden hoy a nosotros nada más y nada menos que veinte siglos después; ¿verdad que es mucho tiempo, no? Cuánta agua (como decimos nosotros hoy) ha corrido debajo del puente y sin embargo muchos de sus problemas de ayer siguen siendo nuestros problemas de hoy. En el momento de la historia que a ustedes les tocó vivir se vivían muchas tensiones, sobre todo con el pueblo judío*, ustedes mantenían en esa época grandes debates en torno a la sinagoga, aunque esas polémicas no significaran el fin en sí mismo sino que querían advertir que lo que había pasado con el pueblo de Israel con la destrucción del templo y Jerusalén , le podía suceder también al nuevo Israel, es decir si la Iglesia tanto hace veinte siglos como hoy nos dejamos llevar por esa auto-seguridad de creernos el pueblo elegido. Ustedes al igual que nosotros hoy también vivimos esa auto-seguridad en nuestros conflictos como Iglesia que peregrina hoy, hay veces que hermanos nuestros ven que todos los problemas que nos pasan hoy están fuera de nuestros ámbitos eclesiales, sin llegar a darnos cuenta de los grandes problemas que existen en el interior mismo de este pueblo Santo de Dios, que también hoy camina hacia la casa del Padre. Hoy como ayer también existen los falsos profetas, (y falsos maestros!) que como lobos rapaces con piel de oveja siguen dando malos frutos (cfr.Mt.7, 15,20) Es en esos momentos difíciles por los que nos toca pasar a las comunidades, tanto ayer como hoy crece la injusticia en nuestros modos de comportarnos, y nuestras reglas que nos rigen como Sociedad dejan de ser respetadas por los miembros de nuestras comunidades. Por eso hoy también sigue teniendo pleno cumplimiento las palabras que Jesús a través de Mateo hace veinte siglos les-nos dijera en: Mt 5,17-19; “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas, yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos” Me parece muy interesante queridos hermanos de ayer y de hoy que juntos podamos “revisar” nuestras faltas de amor y que leamos juntos nuevamente lo que nos dice Mt 5,23-24: “Por lo tanto, sí al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte a con tu hermano, y solo entonces vuelve a presentar tu ofrenda”. Nos suele suceder al igual que ustedes que los culpables de muchas de las divisiones que se dan en nuestras comunidades son esos falsos profetas que engañan, así se nos advierte en Mt 24,11-12: “Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañaran a mucha gente. Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos”.


Quizás a muchos de ellos en el tiempo de ustedes les pasara lo que también pasa en nuestras realidades de hoy, siguen existiendo personas que se creen por encima de la ley y promueven hoy como ayer comportamientos desenfrenados entregándose a sus propios caprichos y placeres sin tener un mínimo de mirada en lo que significa la palabra “moral”. Todas estas cuestiones tienen que ver con lo que pasaba tanto en la realidad de ustedes y también sirve para la nuestra hoy; continuamente se nos ha de recordar que Jesús unificó en un solo mandamiento el amor a Dios y al prójimo como lo hiciera en el diálogo que Mateo nos presenta con el representante de la Ley y los Profetas (cfr.Mt.22, 36-40) un amor que debe tener extensión incluso a aquellos enemigos que están fuera de la comunidad (cfr.Mt.5, 44) Toda la insistencia de nuestro querido evangelista Mateo en el cumplir la “Ley” no significa que para nuestras comunidades (la de ustedes y la nuestra) la salvación ofrecida por Jesús dependa de su exclusivo cumplimiento, como si esa Ley se convirtiera en abogada de los conflictos que existen, no, al contrario, esto se convierte en una oferta para que vivamos en una justicia que sea superior a la de los escribas y fariseos (cfr.Mt.5, 20) No se nos exige un fiel cumplimiento de la Ley, podríamos decir con un dicho muy nuestro “a rajatabla” , sino en que el mandamiento del amor se concentre en aquello que se nos dijera en Mt,22,40: “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los profetas” Es por ello Queridos hermanos míos que si hoy me toca dejarles algún mensaje teniendo en cuenta la actualidad de lo que pasa en nuestra Iglesia “HOY” sería el siguiente: La fidelidad a la Palabra del Señor no la debemos poner en la Ley sino en la voluntad que Dios nos expresa en ella, que no es otra que el surgimiento del Reino de la “fraternidad”, que en nuestro tiempo el Papa Francisco nos invita “redescubrirla” y nos deja el siguiente mensaje: “No puede haber un compromiso con el bien común y la justicia social sin compartir”, para decirnos luego que: “solo la fraternidad puede garantizar una paz duradera” Es por ello que aquello por lo cual tendremos que rendir cuentas en el juicio final serán las obras que Dios quiere, es decir las obras de caridad, por esa razón Francisco insiste en la idea del “redescubrimiento” a fin de que aprendamos a vivirla de la misma forma que se vivía en medio de las comunidades cristianas de la que ustedes fueran parte. No seremos capaces de un verdadero intercambio fraterno, si no somos creadores de auténticas comunidades eclesiales o civiles donde los individuos dejen de lado sus mezquinos intereses en detrimento del resto. Lo que Dios quiere de cada uno es que seamos capaces de alimentar al hambriento, saciar la sed del sediento, vestir al desnudo, acoger al emigrante y visitar a enfermos y presos (cfr.Mt.25, 31-46). De estas obras caritativas ya nos habla Isaías en el A.T “compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo y cubrir al que veas desnudo”. Nuestro Papa Francisco nos dirá también en una de sus alocuciones que: “La Pascua de Cristo ha hecho estallar en el mundo la novedad del diálogo y de la relación, una novedad que se ha convertido en una responsabilidad para los cristianos”


Esto nos lleva a pensar que no debemos poner la confianza en nosotros mismos o en nuestros grupos que muchas veces se convierten en guetos cerrados donde no dejamos entrar a nadie, sino que estamos llamados a cuidar el bien común, a cuidar a nuestros hermanos, especialmente a los más débiles y marginados, ya que solo en ese “ser fraterno” podremos garantizar que la paz sea duradera, que podamos vencer la pobreza, que se puedan extinguir las tensiones y las guerras, y que seamos capaces de erradicar la corrupción y el crimen. Por eso Queridos hermanos es que la Palabra de Dios expresada en Mateo nos invita a leer todo su texto a la luz de nuestro tiempo, a fin de que podamos repetir, partiendo de nuestros problemas y situaciones “hoy”, lo que en las comunidades de ustedes pudieron realizar cuando partían desde sus propios problemas y situaciones. Nosotros a igual que ustedes en su época muchas veces estamos preocupados en cómo hacer para organizarnos mejor, como ser modelos de vida, como dirigirnos cada vez mejor a nuestro Padre y también como mejorar nuestras celebraciones. Pero también nos damos cuenta que debemos esforzarnos por ser comunidades en donde entren todos los hombres a fin de que entendamos lo que nos dice el Evangelista en el Cap. 8, 11a “Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y Occidente”. Nuestra Misión es Universal, así se nos remarca en Mt.28, 19a “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”. Para finalizar Hermanos queridos si hay algo que queda muy claro en toda esta cuestión es que las obras se hacen por Dios y en el Dios hecho hombre como nos dice Mt 25,40: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” Amando al prójimo amamos a Dios en Cristo y en su persona Divina los saludo con afecto…


Queridos hermanos de Antioquía: Con la alegría que recibieron a Pablo y Bernabé junto a Judas y Silas, cuando llegaron hasta ustedes, llevando la carta de los Apóstoles donde los alentaban y exhortaban escuchar y seguir la Buena Noticia de Jesús, quiero sumar a mi comunidad, que aunque pasado algún tiempo, parece que necesitamos acoger sus palabras con la misma alegría con que ustedes lo hicieron. Les cuento que mi comunidad pertenece a un barrio donde hay gente de clase media, media baja que trabaja en reparticiones públicas, otros cuidando enfermos, por la cercanía de un hospital, también obreros de la construcción, principalmente y otros que viven de changas. Muchas familias (madres solas con varios hijos generalmente) asistidos por planes sociales y mandan a sus hijos a comedores comunitarios. Personas que sobreviven "gracias a la caridad de la política", que se acuerdan de ellos en épocas de elecciones. También encontramos familias que llevan a sus chicos a la parroquia para tomar su primera comunión, o aquellos papás que se acercan a bautizar a sus hijos. A pesar de su poca conciencia respecto a la fe, van en busca de "algo más" para sus hijos. De esto último puedo dar testimonio en nuestros encuentros con los papás que llevan a sus hijos a bautizar. Muchos lo hacen más, por una costumbre social que por una cuestión de fe, o "arrastrados" por sus abuelos porque esto siempre fue así... El anuncio y la enseñanza de la Buena Noticia la realizan los catequistas, unos, los menos, llevando el mensaje de Jesús, visitando casa por casa, en las zonas más abandonadas, realizan su misión en lugares donde viven personas marginadas, donde la prostitución y la droga está haciendo mucho daño. Allí hacen brillar la luz del evangelio. Otros, “encerrados” en la parroquia, esperando que los chicos vengan a prepararse para tomar su primera comunión, en fin… Todo esto produce no pocas dudas en mi parroquia. En este momento donde hubo un cambio de sacerdote, con una formación más abierta, y no tan pre concilio Vaticano II, de nuestra época, (fariseos apegados a las tradiciones, dirían ustedes), como los anteriores, generó no pocos inconvenientes: algunos se alejaron, siguiendo a estos sacerdotes, otros quedaron y observan, otros volviendo a la comunidad. En fin, todo esto, sumado a la rutina y cansancio que se produjo en la comunidad con el paso del tiempo y de sacerdotes, esperamos como ustedes, queridos hermanos, revitalizar el fervor comunitario insistiendo en que Jesús es el centro de nuestra fe.


Veo en mi comunidad varios aspectos, algunos, todavía con una fe infantil, un Dios "arriba" y no en medio nuestro, muchas veces los que recién se acercan tienen más confianza en las promesas de Jesús, que otros, que llevan años encerrados entre las paredes de la parroquia. Seguimos con problemas internos que no nos lleva ajustar la vida a la luz de Jesús, y no ayuda a mantenernos fieles al Evangelio, ante doctrinas erróneas. Como les pasa a ustedes, un poco de todo: profetas y sabios, fuertes y débiles; unos anclados en la observancia de la ley, otros preferían la alabanza, pero desconectada de la vida. Y otros convencidos de que el Evangelio debe ser anunciado a todos y salir a buscar a las “ovejas dispersas”, de nuestra parroquia. A pesar de esto, la comunidad va adquiriendo cierta unidad, la compañía del nuevo sacerdote y los que están volviendo, ayuda a que la convivencia sea más tranquila. Queridos hermanos de Antioquía, no debemos olvidarnos lo más importante, aquellos que pretendemos seguir a Jesús, en nuestra vida no solo debe estar presente el compartir el pan y la oración, sino que nuestra mirada debe estar puesta también en el servicio, “una iglesia en salida” dice nuestro Apóstol, el Papa Francisco, y esto lo concretamos a través de la siembra de la Palabra. También como Jesús les dijo, debe esparcirse para todos, nuestra vida debe convertirse así en una continua siembra. La Palabra es sembrada indiscriminadamente, casi sin cuidado, de acuerdo con nuestro criterio de siembra. Y es así porque, al sembrar la Palabra de Dios, no hay lugares, personas o grupos excluidos, y tampoco privilegiados. Cada uno será libre en abrir a su tiempo el corazón cuando Jesús llame. No importa donde caiga la semilla, aunque muchas veces nos preocupamos demasiado por esto y queremos ver rápido los frutos, pero como dice un sacerdote amigo, “déjense sorprender por Jesús” Si nuestra misión se basa en un trabajo honesto y coherente, “decimos y hacemos”, cualquier acción que emprendamos, no importará que existan aves surcando el cielo en espera de algún descuido para arrebatarnos lo que sembramos, no importa que transitemos por terrenos llenos de piedra o que el camino este plagado de espinos que constantemente atenten con nuestra confianza. Nuestra fe y convicción debe estar suficientemente preparada para enfrentar todo tipo de frustraciones o imponderables para que nuestras siembras a lo largo de nuestra vida sean eficaces y abundantes Confiamos nuestras fuerzas al Espíritu Santo, convencido que nuestra “…carga no será más que las indispensables…” y así transmitir, con los dones que cada uno tenga, el amor de Jesús en el lugar donde nos toque estar. Nos mantenemos unidos en Jesús.


Queridos Hermanos de la Comunidad Cristiana de Antioquia: Jesús nos convoca a ser sus discípulos, como lo hizo con los 12 apóstoles; nos llama a cada uno por nuestros nombres para que: "Por el camino proclamen que el Reino de los Cielos está cerca” (Mt.10,7). Nos exhorta a sanar a los hermanos más necesitados y sufrientes, a los que están abatidos, a los que padecen todo tipo de injusticias, a los excluidos, a los descartados de este mundo. Vivir los valores del Reino en este tiempo es un desafío constante para cada Comunidad, nos compromete a saber discernir a la luz de Su Palabra y de los acontecimientos: “La Voluntad de DIOS”. El Reino de Dios se anuncia en gratuidad y entrega; en el "darse" de cada uno de nosotros a semejanza de la entrega de Jesús: "Ustedes han recibido gratuitamente den también gratuitamente” (Mt.10,8). Les ruego que estén muy atentos, frente a los hechos y situaciones que están pasando por este tiempo en la Comunidad, vemos que muchos han dejado de frecuentar la Iglesia, para la oración y la escucha de la Palabra, y compartir el Pan único que es el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, el verdadero Hijo del Padre Celestial. Y no dejaron por su cuenta, sino como fruto de la ignorancia suscitada por algunos miembros del lugar. También veo que no fortalecen su fe, y no lo digo de la esperanza que tienen ustedes sin saber que Jesús es la Esperanza de mañana, Él sabe de las oposiciones y creencias de cada uno de ustedes. Yo los invito y ruego que vuelvan a reunirse, expresando un acto de sinceridad entre todos, y principalmente ir a buscar a todos aquellos que se alejaron de la Comunidad, sin dar una explicación; también los exhorto a todos a mantener la unidad entre todos ustedes y creer en Jesús como el Hijo de Dios hecho hombre. Como nos dice Nuestro Padre Jesucristo, a través del Evangelio de San Mateo 18, 10-14 “La parábola de la oveja perdida”: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿acaso no dejará las otras noventa y nueve en el monte para ir a buscar a la oveja extraviada? Y si logra encontrarla, de seguro se alegrará mas por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron”. Jesús no es signo de división, todo lo contrario, es unidad para creer y alimentar el alma de cada uno. Porque Cristo me mandó a bautizar a todos “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, y lograr tener la caridad de hermanos, en la vida compartida entre ustedes, pensando en el gran amor de Dios. Por último, les pido que sigan rezando y acompañando a todos los hermanos, especialmente en los más alejados del Plan de Amor del Padre Celestial, porque Él es el Amor que se da todos los días en el Sacrificio de entregar a su propio Hijo Jesucristo. La propuesta que Jesús nos hace para los que queremos participar en la construcción de su Reino, son las Bienaventuranzas, Él se manifiesta como el nuevo Moisés, que descubre el verdadero sentido y las exigencias más radicales de la Ley promulgada en el Monte Sinaí. Es un nuevo programa que sirve de base, para encarnar la verdadera fraternidad en nuestras comunidades. Es un nuevo estilo de vida, que se funda en el amor llevado hasta sus últimas consecuencias, y convierte a los discípulos de Jesús, en "sal de la tierra “y "luz del mundo". Les repito que los aprecia a todos, sin que nadie se quede afuera del Plan que tiene Dios Padre, a través de su amor y cumplir los mandamientos que se complementan uno con el otro: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Cuando regrese nuevamente a la Comunidad, espero encontrarla unida y ferviente, y que Dios reine en cada uno de ustedes, por medio del don de la Paz.


HERMANOS: La comunidad Jesús Divina Misericordia saluda a la Iglesia de Dios que está en Antioquía. Reciban gracia y paz de Dios Nuestro Padre y de Cristo Jesús, el Señor. Debemos dar gracias a Dios porque día a día vamos creciendo en nuestra Fe y en el amor a nuestro Señor y a nuestros hermanos. Hemos sabido que hay diferencias entre miembros de sus comunidades, tal cual nos sucede a nosotros, pero debemos saber convivir con las diferencias y amar a nuestros enemigos, porque Dios hace brillar su sol sobre malos y buenos. Sabemos que muchos hermanos toman caminos que no conducen a nada bueno, buscando privilegios que van en contra del pueblo menos pudiente, oprimiéndolos y persiguiéndolos por ser cristianos y seguidores de Jesús. Acá también los cristianos somos perseguidos por gobiernos que se dicen ateos o agnósticos y que con políticas conservadoras o populistas buscan empobrecer y corromper a las personas. Así organismos internacionales como el FMI, el banco Mundial, la Organización de Estados Americanos y otros destinan grandes sumas de dinero que promueven políticas de ajustes o que no favorecen la promoción humana y la dignidad de las personas. Nos encontramos con gobiernos que proponen pobreza cero y terminan impulsando leyes como el aborto. Ante estas realidades hermanos los invito a luchar como luchó nuestro Señor Jesucristo, en favor de los excluidos de la política, la economía, la Fe y los que no son contenidos por los nuevos ordenes sociales, ni reconocidos por sus antiguas raíces nacionales y a los que nuestro Señor considero en primer lugar. Tengan cuidado con los fariseos que buscan poner sobre Ustedes pesadas cargas, para que no puedan cumplirlas y así tratarlos como pecadores y personas que no cumplen con la ley, mientras que ellos dicen una cosa y hacen todo lo contrario. Ustedes sepan que nuestro Señor Jesucristo vino a instaurar una nueva ley, que no desconoce la ley Judía, sino que conserva plenamente su vigencia pero agrega el AMOR y la MISERICORDIA como algo fundamental a vivir entre nosotros. Recuerden que Jesús nos decía cuando estuvo entre nosotros “En la Cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Hagan pues y observen lo que ellos digan, pero no imiten su conducta, porque dicen y no hacen”: cumpli-miento. Que en nuestras comunidades vivamos como verdaderos hermanos, cuidándonos los unos a los otros, compartiendo nuestros dones y poniendo nuestros talentos en beneficio del bien de todos. Que sepamos perdonarnos como nuestro SEÑOR nos ha perdonado y siguiendo su ejemplo nos hagamos servidores de los demás.


En nuestra comunidad nos hemos encontrado con problemas que gracias a la unión, la perseverancia, el amor y el sabernos perdonar hemos podido superar. El Clericalismo que hay en nuestra Diócesis quiso hacer base en nuestra comunidad, pero nosotros seguramente guiados por el Espíritu Santo pudimos ir cambiando sus corazones y hoy sentimos que nos hemos fortalecidos en Fe, Esperanza y Caridad. Podemos mirar hacia adelante pensando en una Iglesia en Salida como nos está pidiendo nuestro Pastor el Papa Francisco, reconociendo como nuestros hermanos a los marginados, los drogadictos, los olvidados y todos los que tienen necesidad de encontrarse con el ÚNICO que puede cambiar nuestra vida. Queridos Hermanos de Antioquía, estén siempre alegres en el Señor, que se les note en sus vidas que Jesús murió, pero RESUCITO. Pongan en práctica todo lo que han aprendido, recibido y oído de Jesús, sobre todo el gran mandato misionero que nos dejó: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. El Señor estará con nosotros todos los días hasta el fin de la historia. Los saludan los hermanos de la comunidad Jesús Divina Misericordia. Que la Paz, el Amor y la Fe vengan de Dios Padre y de Cristo Jesús, el Señor, sobre toda la comunidad de Antioquía.


Queridxs hermanxs: Sabemos que estamos unidos en esta hora de búsquedas y de oscuridades. Nosotros, como ustedes, sabemos del sufrir de nuestra comunidad, de la incomprensión dolorosa de quienes hasta ayer eran nuestrxs hermanxs. Al igual que ustedes enfrentamos persecución por parte de un Imperio frente al cual nuestras fuerzas parecen impotentes y débiles. También afrontamos la necesidad de pensar-nos comunitariamente y de ver cómo somos testigos del mensaje de Jesús en estos tiempos de cambio y transfiguración de nuestra iglesia. En sus comunidades enfrentaron a la vez la acusación de subversivos por parte de Roma y la excomunión por parte de los judíos de la Yammia. En nuestro caso, nosotros proponemos un modo de seguir a Jesús que no siempre es bien considerado por algunos sectores de la Iglesia más conservadores, proclives a una mirada de lejanía y de “espiritualización” del pobre, mientras que nosotros queremos como cristianos, un habitar junto a lxs hermanxs que viven en situación de pobreza; no ya como algo “opcional “u optativo sino como una consecuencia directa y coherente de nuestro seguir a Jesús. Somos acusados de no favorecer a nuestros compatriotas en beneficio de los hermanxs que han venido a nuestros barrios desde países limítrofes y se nos pide que restrinjamos nuestra tarea a los que son nacidos en nuestra patria , cuando para nosotrxs , todxs somos por igual hermanxs en Jesús , que no nos pide documentos ni partidas de nacimiento para darnos su amor. Se nos acusa de “ meternos en política” cuando defendemos los derechos de los que viven con nosotros, cuando participamos en una marcha , cuando adherimos una petición o una solicitada , cuando no nos quedamos callados como iglesia o como comunidad frente a hechos de violencia. Se nos dice que la Iglesia sólo debe ocuparse de las almas y dejar todo lo que no sea lo espiritual en otras manos. Nosotrxs sentimos que como Iglesia estamos llamados a ser proféticamente la voz de los que no pueden defenderse, la voz de los “nadies”, a vivir testimoniando con todas nuestras debilidades pero con toda nuestra esperanza que podemos hacer, no ya la otra vida , sino en nuestro tiempo y lugar una vida “ otra” donde la ternura y la misericordia sean la piedra de toque de todas nuestras relaciones humanas. Se nos dice que en nuestra comunidad hay “demasiada diversidad” , que las personas divorciadas, las personas del colectivo LGTB deben buscar “otros espacios” para nosotrxs todxs somos igualmente hermanxs, nuestras historias , nuestras heridas , nuestro modo de vivir la afectividad o la sexualidad no son motivo de distancia alguna . A partir de estos ejemplos podemos ver que nuestras comunidades han transitado por procesos dolorosos en lo interno, tal como ustedes también lo sufrieron.


También nosotros somos considerados “subversivos“ en las modernas formas imperiales de nuestro tiempo. El imperio hoy nos coloca frente a la disyuntiva de ser los diferentes que buscan construir lazos de comunidad en un mundo individualista, que queremos formas de economía alternativas al capitalismo, que optamos por el cuidado de la naturaleza frente al abuso de los recursos naturales en función del mercado, que valoramos y protegemos todas las formas de vida frente al descarte de los “no productivos” para el sistema. A pesar de todas las sombras me gustaría pensar que el Reino que crece en nuestra comunidad a pesar de la muerte, a pesar de las amenazas, a pesar de todas las heridas e incomprensiones, a pesar del dolor inmerecido de tantxs que se acercan a nuestra parroquia. Entre todxs vamos “acunando” el Reino que, como todx niñx , ilumina la casa y hace crecer a lxs que lo crían y le permiten ser . El Reino de los cielos se parece a un niñx en brazos de su madre en una noche de mi barrio-Ella está sola en su casa y se sienta con su niñx en los brazos. Todo a su alrededor es oscuro, se escuchan a lejos los gritos y las balas de los que comercian con la muerte. Ella tiene miedo pero no puede ni quiere dejar al niñx que necesita crecer y necesita de sus brazos. Ella lx acuna y le canta , porque sabe que el niñx debe conocer también el amor y la belleza para seguir vivo .Ella sabe que a veces debe cantarle bajito para que no escuchen los que podrían robárselo , pero también sabe que no debe dejar de levantar la voz si se acercan los que amenazan en las sombras. Su niñx sabrá cantar con los que se alegran y sabrá gritar contra la muerte. Ella sabe que ella no podrá cuidarlx sola, que otros brazos acunarán el sueño del niñx hasta que llegue la mañana. Del mismo modo que el niñx , el Reino es “acunado” entre todxs en la comunidad, la madre es cada uno de nosotrxs que muchas veces nos sentimos solxs o con miedo en un mundo que nos es hostil . Cantarle al niñx es creer con todo nuestro corazón en un mundo nuevo donde las relaciones entre todxs serán de fraternura y no sólo el patrimonio de unos pocos. Sabemos que el Reino está, como el niñx, bajo amenaza, y que deberemos gritar para defenderlo de quienes quieran robárselo. Finalmente, queremos leer en el camino que hicieron en sus comunidades y en el Evangelio que nos dejaron, las huellas, las pistas, las señales que nos permitan seguir caminando en el amor que nos sostiene a cada unx de nosoxtrxs, en la construcción del Reino que se asoma tímidamente en nuestras comunidades y familias.


Queridos hermanos de la comunidad de Antioquía Damos gracias a Dios, nuestro Padre Bueno, que nos ha dado la gracia de conocer la gratuidad de su Amor. Les escribimos a raíz de las noticias que hemos tenido acerca de las dificultades en que se encuentran, recorriendo el mismo camino que nosotros, detrás de las huellas del Maestro, el Crucificado-Resucitado, que está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Ustedes han tenido el coraje de abrazar la novedad de Jesús y de entrar así en su lógica del Reino. Muchos de sus hermanos judíos los han visto como traidores y enemigos, considerando que rechazan así la ley de Moisés, siendo que ustedes han reconocido a Jesús como aquél que ha llevado esa ley a la plenitud. Tenían el mapa para encontrar el Tesoro del Reino de los Cielos y ha llegado en la historia el momento de hallarlo. Pero muchos prefieren conservar como tesoro el mismo mapa, porque el Reino de los Cielos que se hizo presente con la práctica de Jesús no entra en sus esquemas, sino que los colma y los rebalsa. Recuerden que Jesús dijo: “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.” Y Jesús ha realizado con su vida la salvación que esperaban. Esta salvación no era sólo para los judíos, era para todos los pueblos. Por eso pueden vivir en su comunidad, nuevo Pueblo de Dios nacido de la fe en Jesucristo, desde este pie de igualdad con todos, aún con aquellos que no conocieron la Ley de Moisés. Imaginen una obra en construcción, llena de andamios y armazones. Una vez que la obra está terminada, andamios y armazones se retiran. ¿Qué necesidad puede haber en hacer saber a todos los que no vieron el proceso dónde estaban los andamios, como eran los armazones, de qué material, como se unían entre sí, etc.? Esto fue muy importante hasta que finalizó el trabajo. La obra terminada se basta a sí misma. De allí que los que no quisieron entrar en la casa, han preferido los andamios y armazones vacíos y muchos otros encontraron la casa terminada y entraron. Por eso podemos escuchar de Jesús en qué consiste esta nueva identidad familiar: “Tienen un solo Padre, el Padre celestial y todos ustedes son hermanos”. También en nuestras comunidades nos cuesta muchas veces abrirnos a la novedad traída por Jesús y aferrados a nuestras tradiciones y leyes humanas, nos perdemos de ver y colaborar con el crecimiento del Reino. Pero el Espíritu de Dios no se queda quieto y siempre consigue mover los corazones para que no se pierda la autenticidad del Evangelio. Lo que sucede también en estos casos es que nunca faltan las críticas y las tensiones entre nosotros. Es más, hace unos días estuvimos reunidos porque sentíamos que teníamos que hacer algo. Ya éramos pocos y varios miembros de la comunidad últimamente se han alejado. Empezamos a preguntarnos qué nos pasó, en qué momento el fuego encendido en nuestro corazón por el proyecto del Reino se fue apagando. Recordábamos el grupo de jóvenes, que dejamos disolverse porque se sentían bien, venían, pero cuando queríamos hacer explícito el anuncio de Jesús no querían saber nada. Salió el tema de doña Ñata, que se ofendió aquella vez que no se celebró en la capilla, como todos los años, la misa de Navidad, para optar por compartir con la comunidad parroquial que se encuentra a 1km de distancia. También la misa llena de gente cuando estaba el colegio primario. Identificamos también como momento fuerte para la comunidad este cierre. Muchos se ofendieron con las hermanas, porque la institución tenía más de ochenta años, por lo que habían pasado ellos por la institución ellos, su padres, sus abuelos... El año pasado cambió también el párroco, lo que provocó más deserción todavía en la comunidad. Cuando los ánimos estaban más calmados y parecía que al menos se había podido decir todo, alguien se acordó de Javier.


El viene siempre, pero nosotros no siempre nos alegramos de su presencia, porque no está bien, habla fuerte en la misa, nos molesta, a veces se pone violento o viene a pedir algo de comer a cualquier hora y varias veces al día. Luego alguien agregó que lo que le llama la atención de Javier es que siempre está con una Biblia en la mano. Cuando viene a pedir, antes de recibir la comida, nos lee algo de la Palabra de Dios, como si tuviera siempre presente que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Este recuerdo inspiró a otra persona la propuesta de dejarnos iluminar por la vida de Jesús. Así hicimos, fuimos recordando juntos sus palabras y acciones, orando y anotando aquellas cosas que más resonaban en el corazón de todos en el momento presente. Al terminar, decidimos compartirlo con ustedes, recordando que estaban pasando por situaciones similares y el reencuentro con el Resucitado podía también a ustedes devolverles la esperanza y re-lanzarlos a la misión. Jesús dijo: “Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.” Comprendimos que teníamos que animarlos a soltar “lo viejo”, lo que tanto añorábamos con nostalgia, que era necesario cambiar, no buscar poner parches para seguir con el mismo vestido. “Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre yo estoy presente en medio de ellos”, por lo que no debemos preocuparnos por ser pocos, porque Jesús está en medio nuestro y nuestra fuerza es la Oración. “El Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno sólo de estos pequeños”, por lo que tenemos trabajo para hacer: ir al encuentro de Ñata, de los jóvenes, de tantos otros. “Jesús llamó a un niño y lo puso en medio de ellos”…el colegio no está más, pero en su lugar hay un centro de desarrollo integral para los más pequeños, niños que no entran todavía en el sistema educativo formal, que estaban “como ovejas que no tienen pastor: solos porque sus papás salían a trabajar, algunos desnutridos, otros víctimas de violencia o abandono. “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. Nos quejamos a veces de Javier que molesta y era la misma presencia de Jesús que tocaba a nuestra puerta, lo que considerábamos un estorbo era un privilegio y una posibilidad concreta de conversión y vivencia del Reino. “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”. Nuestra actitud, como la del Maestro, es siempre el servicio, y no desear estar por encima de nadie, ya sea entre nosotros como hacia los demás. Y lo más importante de todo, para que la comunidad persevere en la enseñanza recibida de Jesús: perdonar siempre, gratuitamente, porque gratuitamente hemos sido perdonados. Nos despedimos en el gozo que se nos ha concedido de conocer los misterios del Reino y pidiendo juntos a nuestro Padre Bueno que el Espíritu de Jesús, venciendo en nosotros todo temor, nos mueva a compartir esta Buena Noticia con todos.


El Evangelio de San Mateo promueve indicaciones eclesiásticas a las comunidades judeocristiana de Antioquia, hablándoles principalmente del perdón y la mística de la Iglesia cristiana. Evitar las jerarquías sobre quien es mayor y menor en la Iglesia, hacerse pequeño y evitar las apetencias del poder, tener apertura creativa, como el niño dueño de la pelota no hacerse dominante sino dar participación al juego, tener apertura creativa. Deben reconocer las situaciones que los desvía, saber renunciar y aceptar lo nuevo del Evangelio, ir al rescate de los hermanos mas oprimidos y olvidados. Busquen el camino de no castigar al pecador, sino buscar el camino de cambiarlo y reinsertarlo en la comunidad. El perdón y la misericordia divina son el patrón para que el hombre persista en la comunidad. El perdón no es una cuestión psicológica, es teológica, perdonar es creer en la comunidad y un proyecto de vida solidario, perdón viene de lo alto, solamente Dios lo puede brindar. El cristianismo promueve la libertad de los hijos de Dios para construir un nuevo reino social, político y económico, Dios no será manipulado con algún interés alguno, creciendo dia a dia en una construcción cotidiana, discernimiento y vida cristiana, solidaridad y compromiso constante. Ser fieles, la fidelidad no da privilegios, y la grandeza esta en el servicio a los demás, a los mas necesitados. Estamos en presencia de un Dios de vivos y no de muertos, ni de ofrendas y sacrificios materiales, Jesús presente en nosotros, con su resurrección Jesús inaugura una nueva dimensión de la eternidad, se cumple en El toda la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento. El Evangelio de Mateo se está principalmente para cristianos procedentes del judaísmo o judeocristianos. ¿Qué es lo que les había que anunciarles? Jesús era el Mesías esperado. Esa es la insistencia principal de este evangelio. ¿Cómo lo hace? Primero mencionando la llegada del Mesías, el verdadero Hijo de Dios, después su acción a los más desposeídos, poniendo muchas citas del Antiguo Testamento y haciendo hincapié en el perdón y la misericordia. La comunidad está compuesta por muchos cristianos procedentes del paganismo, las comunidades destinatarias de este evangelio son una mezcla de procedencia judía y pagana: una mezcla nada fácil. En Antioquia hay griegos, sirios, cretenses, chipriotas y judíos, políticamente y comercialmente era óptima para fenicios, árabes, persas e indios, comunidad muy compleja con diferentes realidades religiosas, políticas y económicas. La Comunidad de Antioquia: esta ubicada en una gran ciudad helenística, situada en la actual Siria. Esa comunidad era muy viva; y a la vez tenía algunos problemas, uno de ellos era la mezcla de personas procedentes del judaísmo y del paganismo, otro problema era la polémica con los fariseos, que quedaron como únicos líderes del judaísmo después de la destrucción de Jerusalén. Durante muchos años, los judeocristianos, sin dejar de ser cristianos, siguieron unidos al judaísmo. Los fariseos negaban que Jesús fuera el Mesías y combatían a los judeocristianos. Por eso, este evangelio es especialmente duro con los fariseos. Esa dureza refleja el problema de la comunidad cristiana más que el que tuvo Jesús con los fariseos. Para esta comunidad el problema era la fe en la persona de Jesús, para todos ellos, Jesús era el Mesías, pero el evangelio deja claro que era más que Mesías; era y es el Hijo de Dios, en este evangelio se propone cimentar la unidad de todos en la persona de Jesús.


Debemos considerar no declinar, hay que citar también la rutina y el cansancio, que se produce en toda comunidad con el paso del tiempo, este evangelio quiere revitalizar el fervor de la comunidad; y para ello insiste en que Jesús es el centro de la fe. El evangelista Mateo, tiene como objetivo: -mostrar que Jesús es el Mesías esperado; -centrar a la comunidad en la persona de Jesús, como Hijo de Dios; -unificar las diversas tendencias de su comunidad en torno de Jesús; -con Jesús, llevar nuevamente a la comunidad al fervor la creencia en Dios; -mostrar la misión de la Iglesia, como nuevo y verdadero Hijo de Dios, que debe llevar la salvación al mundo entero. La predicación de la próxima llegada del reino de Dios es el mensaje central de Jesús y, junto con la resurrección, la base y el objeto de la esperanza cristiana. Antioquia es la primera comunidad cristiana fuera de Palestina, por eso admite los paganos en la iglesia, se establece un cristianismo meramente misionero, primero tenia que relacionarse con el judaísmo y segundo la relación o comunión entre cristianos de diferentes tradiciones étnicas y religiosas. Son judeocristianos helenistas con un cristianismo diferente al de Jerusalén, formaron la iglesia expulsados de Jerusalén. San Mateo remarca en su evangelio la muerte y resurrección de Jesucristo, anunciado por la Ley y debía ser proclamado. La iglesia se basa en un Jesús terrestre y se funda en su autoridad. Hace mucho hincapié en las enseñanzas de Jesús. Mateo más que un profeta proclama la venida de Jesús como maestro enseñando la doctrina cristiana, el Evangelio de Mateo es doctrinal, Jesús presente en nosotros decisivo para la fe y la vida cristiana. Mateo marca el camino de la Cruz, aceptando la voluntad de Dios. Lleva la riqueza de las enseñanzas de Jesús en función de las necesidades del pueblo de Antioquia. Aparece una iglesia carismática, profética, libre y con iniciativas, muy diferente institucional y teológicamente a la de Jerusalén. De esta manera el cristianismo aparece como un nuevo proyecto universal, correspondía a una necesidad objetiva, ideología y social del nuevo mundo. Hay un cambio en la religión deja de estar dirigida a un etnocentrismo alejándose de la cultura occidental para abrirse al oriente y países del tercer mundo, optando principalmente por los pobres, también abrirse a la toda la universalidad, integra a la iglesia tradiciones culturales diferentes.


Cuento: Se reunieron los maestros de la Iglesia, estaban preocupados por cual debería ser el lugar que debería estar Dios para que todos los hombres puedan verlo, venerarlo y tener sus celebraciones. Uno de ellos dijo, Dios debería estar en la estrella más grande, brillante y fuerte del universo, otro dijo, no sería conveniente, porque el hombre en su afán de descubrirlo, acercarse y hasta intentar destruirlo, crearía una nave para llegar a esa estrella. Otro de ellos dijo, Dios debería estar en la inmensidad de un valle hermoso, con todo lo más lindo y puro de la naturaleza, montañas, lagos, arboles, pájaros, etc. También otro de ellos dijo, no sería conveniente porque intentaría llegar a Él, seria tentado y podría atentar contra Dios. Otro de ellos dijo, Dios debería estar en una inmensa capsula marina, en una zona marina con todas las riquezas del mar, vegetales, peces, luz natural, etc. También otro de ellos dijo, tampoco sería adecuado, el hombre en su afán de conocerlo intentaría dañarlo, crearía un submarino con toda la tecnología y el poder para poder llegar a Él y tentaría para agredirlo. Ese mismo dijo, saben Uds. donde debería estar Dios, donde pondría a Dios, en el corazón del hombre, cuando Dios sea el centro del corazón del hombre, este nunca intentaría agredirlo, desafiarlo, etc. Cuanto mejor serian los frutos del hombre en el mundo si llevan a Dios en su corazón, con sus principios, con su amor, con su entrega, así el político dirigiría sus acciones para el bien del hombre, el escritor tendría en cuenta los nuevos paradigmas que nos ofrece el Señor, el médico direccionaría sus enseñanzas para el bienestar del hombre, el obrero con sus manos dedicaría lo mejor de el para el bienestar de la comunidad. Así todos viviríamos mejor, convencidos del verdadero Dios y sus enseñanzas.

En nuestras comunidad tenemos las mismas diferencias en sus integrantes, están los que accedieron a la educación, bienestar económico, políticos, hombres con decisiones, que tienen muchas personas a su cargo, obreros para sus emprendimientos, jóvenes, personas sin trabajo, sin formación, sin sistemas de salud, etc. Igualmente como el pueblo de Antioquia formado por diferentes etnias y religiosidad, adonde tenemos que llegar con la palabra y el ejemplo, dar a conocer al verdadero Mesías, este Jesús que vino a perdonarnos, perdonar nuestros pecados y llegar a la vida eterna. Existen muchas maneras de dar a conocer a Dios, en forma individual, con un contacto personal con el hermano, como lo es en la familia, en el trabajo, en el club, en la escuela, universidad, etc. También en forma comunitaria, en la iglesia, con los laicos y el clero, todos abiertos de corazón y humildad, a través de los Sacramentos, Santa Misa, movimientos, grupos, asociaciones, catequesis, etc. En todos los casos tratando de acercar al hermano para que conozca el amor de Dios, conocer el perdón y su misericordia.


TUTORA: ANALIA MOYA

Centro de Estudios Filos贸ficos y Teol贸gicos - CEFyT Departamento de Educaci贸n a Distancia - EaD C贸rdoba - Argentina


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