Revista Anakrónica #2

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EJEMPLAR

2 JULIO 2012


Un saludo a nuestros lectores desde el lejano presente: aquí seguimos, presentamos nuestro segundo ejemplar impreso y listo para luchar por la causa. Todos los héroes adoptan causas por las cuales luchar. En Anakrónica nuestra única causa es la de impulsar nuestro orgullo literario como mexicanos creadores de ciencia ficción, por lo tanto no somos héroes, sino portadores de sueños condensados en tinta y papel. Esta nueva edición de la revista decidió darle una portada a los Muertos Vivientes. Y qué bien se aplica la analogía sabiendo que por un lapso de tiempo no sabíamos si Anakrónica estaba viva o era una especie de muerto andante destinado a ahuyentar a los sobrevivientes de un mundo donde ven a los autores de ciencia ficción como monstruos devoradores de cerebros. Sin embargo aquí estamos en un segundo ejemplar diciéndoles a ustedes, autores de Ciencia Ficción y Fantasía: ¡No se rindan, sueñen, piensen, cuestionen, escriban y finalmente reinventen!

En un apocalipsis zombi se salva el valiente, el que guarda la calma y que sabe luchar con todos los monstruos que lo rodean; porque siempre habrá esos seres caminantes y ya sin alma ansiosos de que te rindas y te dejes devorar… Pero mientras exista una historia prometedora que busque un espacio independiente para ver la luz, aquí estaremos nosotros luchando. Sabemos que no es fácil y que lleva tiempo, aún nos faltan muchas cosas para estar completos: En nuestra bodega tenemos una máquina del tiempo a la que se le rompió el Condensador de Flujos, tenemos una nave espacial sin Cavorita que la impulse, una forja que funde Adamantino pero no hemos conseguido dicho metal y hasta tenemos anaqueles con Soma que nos mantiene despiertos mientras esperamos a que las futuras generaciones de lectores nos ayuden a planear el porvenir con el que soñamos. Anakrónica te invita seguir participando y a cambiar la realidad de nuestro país.

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anakronica.editorial@gmail.com publicacionesfantasticas@gma il.com Tel: 31 21 87 25 Cel: 33 12 44 94 94 Facebook: Revista Anakr ónica Director General: Jorge Germán García Hughes Comité Editorial: Jorge Hughes, Christian Ramírez Zúñiga, Thalía Castro Ponce Diseño, Ilustraciones y Maquetación: Emmanuel Alonso


PANLECTORIUM

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CRÓNICAS ANAKRÓNICAS

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POSTER

P.4: OBSESIÓN: VIDA EN MUERTE P.10: UN PUNTO AL CIELO P.2O: REGALO FUNEBRE P.24: TYRUS BLAKE P.28: FOLKLORE (COMIC)

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EL COMIC

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Por Hortensia Morales

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a muerte es parte de nuestra existencia, desde pequeños hablamos de ella, la evocamos, la dibujamos, la escribimos, la vivimos, la sentimos, nos inspira y se respira en nuestros miedos, en nuestros sueños, en nuestro dolor y nuestros anhelos... pero... ¿qué es exactamente a lo que le llamamos muerte? ... ¿es a la falta de esa energía vital que anima nuestros cuerpos? si es así, la vida sería entonces la posesión o recuperación de una elaborada batería que activa nuestro cuerpo; qué sucedería si yo encontrara que esa batería es más fácil de recargar de lo que se cree, la cuestión sería entonces si lo que obtenemos es realmente vida o es solo la repetición de un programa pregrabado... Déjenme entonces narrarles, la historia de Diana... Sucedió en un panteón, cuando los lamentos de haber perdido para siempre un amor, resonaban en todo el campo. Por amor pueden hacerse muchas cosas, inclusive salvar a un cuerpo sin vida de su fatídico destino. Diana, llevaba todo el día en el panteón sin considerar la idea de salir de ahí y pensaba una y otra vez en ese terrible día; Diana reflexionaba: -Por la mañana lo enterré y miré su cuerpo tendido por última vez. Fue un día muy largo, sentí pasar cada mirada, cada hoja de aquellos árboles... de aquellos fríos y sin embargo rebosantes árboles, cuyo alimento es la muerte y la sangre de cada cuerpo que en esta tierra yace, es el fluido de esos árboles malditos que nacen de la muerte, el que da vida y es su energía, la energía de tantas y tantas almas perdidas. ¡Devuélvanme entonces la energía que han bebido del cuerpo tendido de quien tanto he amado!

¡No quiero pensar ya! ... está muerto, ¡lo sé! pero dejarlo ahí, en la tierra, donde los gusanos ahora gozarán de él y su presencia, ¡no! ¡no puedo! ¡no debo! ¡es mío! lo amé, lo amo y aunque juré jamás detener mi vida a las puertas de la muerte, lo haría, por él, lo haría, si es solo la muerte la que lo traerá una vez más a mí, ¡buscaré entonces a la muerte! ... que así sea, ¡que arda el cielo! que se queme en los fuegos eternos ¡mi alma! ¡mi sangre! ¡mi vida! pero cómo... ¿cómo puedo robarle al menos un reflejo de animación que parezca vida a estos incorruptibles árboles? Tantas veces los he visto, su verdor casi perpetuo, su altura, sus leyendas, la creencia de luto que representan o el infierno al cual nos unen, largos y esbeltos. Si he de aceptar su muerte, será después de una despedida...”Diana incansable en su dolor comienza a cavar el sitio donde enterrado estaba su amado José, el reloj siguió, la noche llegó y por fin frente a su frío féretro, decidió abrirlo. Cobijada solo por un ciprés que conmovido por la historia y a los pies del muerto derramó su savia, como si llorara la suerte de su amada. Pobre Diana, a los brazos de un cadáver, las palabras llegaron y se quedaron en su pensamiento. Diana pensó entonces: -Y teniendo su cuerpo frente a mí, no pude más que amarlo y sentí un deseo casi enfermo, de beber su sangre, de rozar su carne, de besar sus labios yertos... y aferrada a su piel y a su descanso, me dormí convencida que jamás despertaría... Y cuando la mañana llegó, una voz a mi oído me despertó,

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José: “Vámonos de aquí, mi amada Diana”, ¡Era su voz!, ¡estaba vivo! pero ¿cómo está vivo?... no era más un ser inerte, aunque al mirarlo su semblante asemejaba mas a un cadáver animado que a un ser vivo; su piel pálida ahora, se tornaba casi transparente y grisácea, su caminar vital, ahora era lento y cansado, ¡pero era él! en mi mente no quería saber más. Lo llevé entonces a nuestra antigua casa, no escuché de su voz una palabra más, su mirada estaba perdida, su cuerpo entero parecía seguir en descomposición, ¡el aroma!, quise repudiar ese aroma, pero, mi pasión casi embriagante me hizo gozar del viento donde el caminaba, del aire que el transpiraba y quise ser del dolor, su amante. Me detuve a mirarlo un poco, reconoció cada parte de la casa, pero su actitud y su falta de palabras, me daban a entender que sólo se trataba de la esencia muerta de un recuerdo. Al pasar de los días, nada cambiaba, era como mirar un objeto animado, por las noches buscaba tocarme, llegué a pensar que se trataba de un acto de amor, o de ese cariño que regresaba a su memoria, pero no era así, era un acto de sobrevivencia, al abrazarme, acariciarme o inclusive morderme, el parecía tener más vida, mientras yo sentía la mía extinguirse. Una noche al revivir un recuerdo del pasado y recorrer los mismos lugares, y tocar los mismos objetos, pareció haber vida en él, respondió, me contestó, y recorrimos letra a letra, gesto a gesto, un recuerdo ya vivido; entonces lo entendí todo, él era sólo la grabación animada de un pasado, un cadáver que continuaba muerto, pero podía sin embargo tocar su memoria plena. Procuré revivir tantos recuerdos como pude, cada día recreamos un día de nuestra vida pasada, entonces me di cuenta, mi amado José, ¡no vivía más! en su lugar solo repetía uno a uno, al pie de la letra como quien sigue el guión de una película, cada uno de

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los días que en vida habíamos pasado juntos, yo tenía que hacer lo mismo, responder lo mismo, de lo contrario, su mente se quedaba en blanco, como una computadora que no tiene el programa adecuado para leer correctamente el archivo que corre. Cuando el silencio invadía los minutos, y pensaba y observaba y buscaba en mis memorias mas recuerdos, el me miraba fijamente, como si pretendiera entender la reflexión que mi mente expresaba, pero era solo un acto meramente de apetito; es acaso que ahora es mi vida, su vida, y cuando mi energía falle en alimentar su cuerpo y el mío, habremos de perecer para siempre y entregarnos de lleno como manjar eterno de carne y sangre, que se podrirá al contacto de tierra y aire y ¡Las sombras vividas! y ¡La luz! ¡Qué pérdida! ¡Detienen mi vida! Por algunas semanas, volví a vivir cada momento y sus besos ahora sabor a hierro, color a sangre, despertaban en mi el deseo vivo de un amor que muerto, respiraba sangre, y pedía carne, y su mente perdida de una razón convicta se va de mi y cada memoria que retorno, es un día menos que vivo y la energía que lo anima es solamente la fuerza de un deseo que se activa. ¡Por cuánto tiempo! ¡Cuántos recuerdos más! Las fuerzas comenzaban a fallarme y el aliento me faltaba y mi cuerpo casi extinto, me rogaba y se rendía para dejar de caminar por esta vida... si tan solo... ¡un día más!, ese día en que al verlo perder la vida, no pude escuchar sus palabras que ahora deseo, por última vez oír y dar luz a ese momento y entender... ¡Una gota mas de savia! ¡Una hoja más de la sangre de esos cipreses! un día más para dar aliento a un cuerpo descompuesto y poder así


escuchar de sus labios y caer sin más remedio en el coma perpetuo y ser ahora yo el alimento de un árbol eterno, que aunque toca el cielo, me entrega al averno... ahí he de ver entonces a mi eterno amor, a mi obsesivo y enfermo amor.Y Diana, volvió por una hoja más de esos fríos árboles y al tomarla, se dejó devorar por última vez, ¡por su gran amor! que al faltarle el alimento que ella le proporcionaba, dejó su falsa animación

de vida, y cayó a los pies del ahora resto inerte del cuerpo de su fiel amada. Y bien, Diana obtuvo esa energía que le dio movimiento a un cuerpo sin vida, pero ¿¡vida!? ¡Nunca más! esa vida estaba ya perdida, pero... si aun así, y después de escuchar mi narración, buscas reactivar una carne muerta, una máquina sin vida, ¡siéntete libre de vivir la muerte! ¡Y de morir silente! ¡Al escoger tu propia suerte!

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oy día llamamos Zombi a todo muerto caminante que vemos por la calle con su porte sangriento y sus amenazantes dientes putrefactos. Esperamos con ansias y miedo el apocalipsis zombi, la invasión zombi y la guerra zombi. Hemos generalizado el término para definir a todo bicho -antes humanoque nos quiere devorar el cerebro acorralándonos en el callejón de una calle infestada de criaturas. Y lo peor es que dicha generalización se ha vuelto parte del colectivo popular que hasta los más fanáticos del género usan el término sin distinción. A veces se generan debates, foros y hasta discusiones para tratar de clasificar a los muertos vivientes en su respectivo lugar. Pero al menos podríamos hablar de dos grandes distinciones:

El zombi es un ente protagonista de la cultura y el folklore vudú. Se trata de un muerto revivido a través de la metodología mágica teísta y astrológica, o alguna otra ciencia u arte oculta de dicha religión. Los Bokores, son los hechiceros que conocen el ritual específico para reanimar al muerto a una vida casi mecánica lo suficientemente útil para hacer la función de esclavo dispuesto a cumplir la voluntad de su creador. Aunque la palabra zombi es exclusiva de la cultura vudú, podríamos incluir en la categoría a cualquier otro muerto viviente revivido a través de algún ritual mágico-científico. El mismo Doctor Frankenstein pudo haber creado un Zombi protocientífico al reanimar a por lo menos un ejemplar de materia orgánica por medio de energía galvánica, ciencias ocultas aplicadas y retribuciones alquímicas. Otros entes que podrían englobarse serían variaciones de Golems, Homúnculos a la inversa o incluso los revividos por artes extraterrestres. El escritor Howard Phillips Lovecraft es uno de los primeros en incluir alguna clase de zombi resucitado mediante métodos no mágicos en su relato Herbert West: Reanimador. En la gran mayoría de los relatos de Zombis, se dice que la mejor forma de detener a dicha abominación, es destruyendo la fuente del poder que lo trajo a la vida. Si el zombi fue revivido por un ritual vudú, se deberá aniquilar, según las leyendas, al bokor que lo controla o por lo menos obligarlo a detener el hechizo. En caso de que la criatura haya adquirido voluntad propia e incluso raciocinio (mayormente esto ocurre en los relatos de resurrección de muertos mediante ciencias aplicadas) se tendrá que recurrir a los aspectos filosóficos de la situación y determinar la peligrosidad del ente antes de tomar una decisión final y acabar con el ser..


Los infectados son los más populares en el cine, la televisión y los videojuegos. Erróneamente los llamamos zombis sin pararnos a preguntarles a dichos seres su origen, si es mágico o viral; claro que esto es un poco más difícil porque los infectados pueden ser muy rápidos o muy lentos, pero igual son mortales. Se cree que existe algún virus, bacteria u enfermedad que será (es o fue) capaz de trasformar a un individuo en un monstruo caníbal que actúa por el único instinto de comer carne viva. El infectado ya está muerto o en un estado de movimiento e instinto salvaje funcional, mas sin embargo, en estado de descomposición necrosa progresiva, es decir un cadáver viviente. A los infectados no los dirige nada más que su propia hambre, si atrapan una víctima y ésta no es devorada pero sí mordida, dicha persona tarde o temprano se convertirá en uno de aquellos entes, lo cual confirma que su origen es viral y contagioso ya sea por algún experimento científico, evolución natural o la mutación de alguna enfermedad como la gripe aviar o el síndrome de las vacas locas… Es más que conocido en los relatos que la única forma de detenerlos es con un buen tiro en la cabeza que interrumpa sus funciones nerviosas. De nada sirve disparar en otra parte del cuerpo. Muy rara vez se ha manejado en algún relato que exista una vacuna para evitar la infección y más raro aún el encontrar una cura que actúe a la inversa y devuelva a la normalidad al infectado. Lo que sí es común es que la gente se prepara en sus búnkeres llenos de arsenales que van desde lo mortal a lo sádico para defenderse de una banda de muertos caminantes que decidan rondar por la colonia ya sean zombis o infectados.


Por Ramón Acevedo Pro Provincia de Roma 1978

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ue una verdadera coincidencia que me encontrara en Roma durante el segundo Cónclave de ese año, habiéndose celebrado uno tan sólo seis semanas atrás; también fue una gran coincidencia que el pueblo donde me encontraba durante aquel alboroto se llamara “Rocca di Papa” y una gran coincidencia que decidiera quedarme unos días en aquel municipio cuando la primera persona gritó ¡Milagro! en una plaza pública hace ya tanto tiempo. Era una hermosa ciudad italiana construida sobre una gran colina que convertía al pueblo en una ciudadela ascendente que se adornaba en su cima con un bello castillo de roca sólida, estar ahí era algo indescriptible. Siempre se iba cuesta arriba y sin embargo uno no parecía hacer mucho esfuerzo para escalar la colina, subir escaleras o recorrer inclinadas rampas; sin importar lo mucho que subieras no te cansabas. Me tomaba un café en una pequeña fonda con un joven seminarista llamado Fausto. El muchacho estudiaba Teología y le gustaban las artes, la música y el cine por lo que la plática no era tan tediosa como creí que sería al contratarlo como intérprete. Yo hacia una investigación sobre el funicular y el tranvía que habían sido abandonados años atrás y reemplazados por autobuses comunes. Dada mi investigación con lugares abandonados como el Roxy, quería ver si el patrón se repetía en cualquier clase de sitio que hubiese sido concurrido y de pronto cesara su uso. Pero no había mucho que decir de aquellas estructuras: sólo ruidos y pequeñas apariciones que se podrían manifestar en cualquier otro lugar; pero aún así la belleza de la ciudad me convenció de hacer una pausa prolongada en aquel sitio mientras se estabilizaban los asuntos de la Santa Sede. Fausto me servía de traductor ya que hablaba un perfecto español, además de latín, griego, e inglés

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que yo también había estudiado… pero el italiano no era lo mío. Aunque no tenía que ser lingüista para entender que la mujer que corría por la plaza gritando “miracolo è un miracolo” hacia un llamado a mi espíritu investigador. Cuando una multitud lo suficientemente grande se reunió a alrededor de la mujer de unos 60 años esta empezó a hablar con las lágrimas en los ojos. -¿Qué es lo que dice?- le pregunté a Fausto. -No lo sé, dice que fue testigo de cómo Don Giovanni ascendió al cielo, Señor Pro, esta mujer dice haber presenciado la ascensión de un ser humano, un sacerdote para ser precisos... El chisme de la anciana nos condujo en medio de Via dei Laghi, una carretera cerca del lago Albano rumbo a Castelgandolfo donde se encuentra la casa de verano de los Papas y última morada de Pablo VI. En el sitio había un grupo de gente formando un círculo mientras rezaban hincados. Una mujer joven de unos 25 años era la única que no parecía estar preocupada por rezar sino por hacer que alguien le prestara atención. Cuando llegó nuestro grupo (desde luego Fausto y yo no fuimos los únicos en tomar nuestras cosas y correr al lugar), algunos de los oradores se pusieron de pie y corrían a contar a sus conocidos lo ocurrido. Fausto me ayudaba a traducir mientras entrevistábamos a las personas. Aparentemente el Padre Giovanni, era una persona muy querida en la comunidad, se encontraban en una especie de Retiro cuando el hombre comenzó a sentir algo en su cabeza, como unas voces que le llamaban, luego corrió hasta el camino donde nos encontrábamos, ahí se posó unos minutos para después elevarse por los aires y ser absorbido por una nube blanca como cuentan los testigos.



La joven nos miraba al ver nuestro trabajo con una mueca burlona. Finalmente nos acercamos a ella para interrogarla, era una muchacha muy atractiva, de pelo castaño y un ligero tono bronceado en su piel.

diferente de materia etérica a la que conocemos. -Muy interesante.- dijo Beatriz mientras sacaba de su bolso una cámara fotográfica.- si tú pagas el revelado de estas fotos te puedo enseñar lo que vi…

-No le digas que soy una especie de investigador de lo paranormal, no quiero que reaccione molesta como los demás. – le dije a Fausto tras darme cuenta de lo incómodo que se volvía este hecho al tratar de cuestionar el milagro- sólo pregúntale si nos puede describir el suceso tal y como lo vio.

Betty, como después nos pidió que le dijéramos, resultó ser una reportera de una revista puertorriqueña de temas políticos a la que -tras la muerte de Juan Pablo I- le habían encargado una historia sobre el Cónclave, sus protocolos y costumbres. Pero en un acto de rebeldía decidió darse una vuelta por Castelgandolfo para rellenar la historia con datos curiosos sobre la morada de los Papas. El encargado de dicha residencia resultaba ser Don Giovanni que invitó a la periodista al retiro espiritual que serviría de excursión para la turista, hasta que el milagro ocurrió.

La muchacha comenzó su explicación en italiano y Fausto me la tradujo. Al parecer ella estaba con los fieles del retiro cuando vio al padre correr, ella fue la primera en ir tras él y después vio al sacerdote esfumarse por completo. -¿Qué opinas? – le pregunté a Fausto. -No tengo una opinión al respecto. -Debes tenerla, estudias para sacerdote. ¿Crees en el milagro? -Sí creo, yo conocía a Don Giovanni, es la persona más buena que he conocido, pero pensar que ha desaparecido de la faz de la Tierra, me cuesta creerlo. Estas personas pudieron haber visto otra cosa, no sabemos. -¡Entonces los testigos somos un grupo de brutos que no sabemos lo que vimos!- interrumpió la muchacha. -¡Hablas español!- comenté exaltado, Fausto pareció sonrojarse mucho.- ¿Por qué no dijiste nada? hubieras facilitado mi entrevista. -Bueno, primero quería saber más de usted… Señor Investigador de lo Paranormal. Por tu acento diría que eres de México. - De México, así es. Ramón Pro, a tu servicio. ¿Y tú eres? -Beatriz Ceiba de Puerto Rico. Dime Pro, ¿exactamente cuál es tu opinión de lo que te cuenta la gente, incluyéndome? -No lo sé, me dedico a buscarle una explicación científica a las cosas sobrenaturales. -Entonces eres algo así como un escéptico. -No, todo lo contrario, soy alguien que sabe que las cosas existen y que son lo que son… pero trato de determinar la causa de ellas, por ejemplo fantasmas, claro que existen, pero la sustancia de la que están hechos se llama ectoplasma; un tipo

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Revelar las fotografías en una farmacia no fue la mejor idea, el encargado sacó varias copias del negativo y las comenzó a vender como estampitas con oraciones de la Asunción. En la imagen se veía una gigantesca nube blanca y al sacerdote suspendido en el aire. Mirando con un poco más de cuidado pude notar una pequeña aura alrededor del hombre. Beatriz y yo fuimos a la posada donde me hospedaba y tras recuperar los negativos los expuse en el proyector que había construido en España. La imagen que proyectaba en la pared revelaba una especie de rayo luminoso que envolvía al sacerdote. También revelaba ciertas partículas de energía esparcida por todo el ambiente. -No es la primera vez que veo esto… me estoy topando mucho con esta clase de energía, no sé lo que es pero se acumula mucho en algunos puntos de la tierra y actúa según la mente colectiva de la población, en este caso siendo una zona religiosa y con un cónclave en marcha tenemos asunciones inesperadas. -No lo sé- dijo Beatriz- he de confesarte que me desvié a esta zona de Roma porque escuché rumores de OVNIS. Yo creo que el padre Giovanni fue abducido por extraterrestres. -¿No hablarás en serio? -Jaja, tú te la vives cazando fantasmas ectoplasmas, ¿pero no crees en OVNIS?

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-Bueno, es sólo que no creí que esa fuera nuestra respuesta. – contesté, lo cierto es que había visto muchas cosas dentro de nuestro propio mundo, que ya no me convencían las explicaciones que vinieran de fuera del planeta. Pero la película de Spielberg se había estrenado un año atrás y esto había popularizado el tema de los secuestros… como le expliqué a Betty, la energía que yo cazaba


se manifiesta según el colectivo popular. Ella parecía ofenderse por esta explicación, al parecer sentía que la tiraba de a loca. Fausto llegó en ese momento. -Pro, Señorita. El padre Giovanni apareció… Estábamos en una clínica donde atendían al anciano sacerdote que no recordaba nada de las últimas horas. Betty insistía en que la pérdida del tiempo era síntoma de una abducción. Y quería que lleváramos al padre a la capital a tomarle radiografías en busca de implantes metálicos… yo creía que lo más conveniente era regresar a la zona de la asunción y buscar algo más. Al final hicimos esto mientras el seminarista se quedaba al cuidado del sacerdote. Estaba por anochecer pero había suficiente luz para analizar la zona… mi brújula especial se volvió loca, había una especie de fuerza electromagnética en esa zona de la carretera. No solo eso, descubrimos que aunque la carretera iba cuesta arriba, era más fácil escalarla que descender por ella. Era una locura, pusimos la camioneta en neutral y la soltamos para que bajara por el desnivel del camino y en su lugar subía. -¿Lo ves? No es más que una anomalía gravitacional, una grieta de energía…es probable que Giovanni quedara atrapado en una bolsa de antigravedad que expulsó la tierra y eso provocó la levitación. -No me convences todavía- dijo ella- Rocca di Papa está construida sobre Monte Cavo, se dice que la montaña entera era un templo para Júpiter, la máxima deidad latina. Yo creo que esta deidad como muchos dioses de la antigüedad era de otro planeta. -Pareces más preocupada en buscar platillos que en resolver esto… - comenzamos a discutir un poco pero un ruido nos interrumpió, había alguien más

por ahí, pudimos ver una silueta escabullirse por el bosque; la seguimos hasta las famosas grutas de Castelgandolfo. Ahí encontramos varios altares religiosos, en uno de ellos había un cofre abierto cuyo contenido había desaparecido. Me incliné para ver más de cerca la caja cuando sentí un terrible golpe en la espalda y caí derribado. Cuando me incorporé pude ver a Beatriz apuntándole con un arma a Fausto. ¡Había sido él quien me derribara! El joven seminarista llevaba un libro en las manos, él había sido la silueta que seguimos y el libro era el contenido del cofre. -Tienes hasta tres- dijo la chica mientras le quitaba el seguro al arma.- Dos… -¡No! ¡No! esperen, lo hice por el padre Giovanni, el se ha encargado de cuidar el Punto al Cielo por muchos años… yo sabía muy poco de tal milagro… pero hoy me lo confesó todo. En 1944 los alemanes bombardearon Rocca di Papa como una fachada para poder buscar la Fuente de Asunción. -¿Qué es la Fuente de Asunción?- preguntó Betty. - Se dice que es la entrada al Cielo, una fuente de energía divina que conecta el mundo terrenal con el paraíso. El padre está muy débil, pero me encargó que buscara esté libro que él mismo escondiera cuando la invasión Nazi. Si cae en las manos equivocadas podría ser terrible. Tomé el libro y me sorprendí al ver la firma y la fecha: “Guglielmo Marconi 1922” Betty me dio el arma y me pidió que siguiera apuntando a la cabeza del seminarista, lo cierto es que tener un arma en mis manos era aterrador. Ella tomó el libro y se puso a hojearlo ya que estaba en italiano. -Pro- dijo- es una bitácora de experimentos. Al parecer Marconi construyó un radio trasmisor en la cima de Rocca di Papa, en el observatorio

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Franco Fuligni, pero su principal objetivo era el de aprovechar la energía antigravitacional y menciona en repetidas ocasiones a Giovanni como consejero y ayudante. -Creo que deberíamos volver a hacerle una visita al ancianito a ver si recuerda algo más- dije. Le quitamos a Fausto las llaves de la moto en la que había llegado hasta ahí y lo dejamos en el bosque mientras nosotros conducíamos hacia la ciudadela. Al llegar ahí, el pueblo se había vuelto un alboroto. Don Giovanni se había incorporado y con sabrá Dios qué herramientas hizo funcionar el funicular y se dirigía al viejo observatorio en la cima del Monte. Betty y yo subimos en la camioneta pero para cuando llegamos el padre había puesto a funcionar las viejas antenas de radiotransmisión. -Señorita Ceiba- dijo el padre con una voz que ya no parecía la de un ancianito amable- siga buscando, usted hallará muchas respuestas. Señor Pro, le recomendaría que dejara de buscarla, al final sabe que la encontrará. Por cierto ese libro ya no debería ser de mi incumbencia, pero me encariñé tanto con este pueblo que preferiría que no lo divulgaran. En cuanto a Fausto, es una buena persona, sólo me ayudaba un poco. Cuando dijo esto, empezó una especie de terremoto. Pero eso no era lo extraño, todas las cosas diminutas como piedras, hojas de los árboles y tierra se estaban elevando. -¡Mira Pro!- me dijo Betty. Volteé mi mirada a un haz de luz azul que provenía del Punto al Cielo... una gigantesca nube se acercaba más y más proveniente de aquel lugar… hubo un destello de gran intensidad y de pronto todo cesó. El padre había desaparecido, el libro también. -¿Qué demonios pasó aquí?- exclamó Beatriz. -No estoy seguro- contesté y la verdad era que no estaba seguro de nada. Las últimas palabras del padre hacia mí me dolieron en el corazón, pero Betty no hizo ninguna pregunta al respecto. La noche había caído sobre Rocca di Papa, comprobamos que el funicular no servía y parecía no haber funcionado en años, sólo que hubo gente que vio al padre usarlo para llegar a la cima. Las antenas que usó habían estado ahí por años desde la época de Marconi, pero al parecer Giovanni había hecho algunas modificaciones de último minuto. Una hora más tarde nos encontramos con Fausto, no nos reclamó nada ni nosotros a él, como si no hubiese ocurrido nada. A la mañana siguiente las andanzas del padre habían dado mucho de qué hablar… nadie parecía estar interesado en la repentina falta de gravedad

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que todo el pueblo sufrió sino que estaban más preocupados por hablar del anciano que fingió su desaparición. Antes de retirarme del pueblo me fui a despedir de Beatriz. -¿Ya tienes una explicación de lo que pasó? - me preguntó. -Yo creo que hace años Marconi descubrió la falla gravitacional de estas montañas, los experimentos que hacía aquí eran parte de una investigación para aprovechar esa clase de energía. Toda esta tierra es volcánica y por lo tanto su energía puede aprovecharse de mil modos. Lo único que nos limita es la tecnología actual. -¿Pero por qué construir en la cima de la montaña, experimentar en un observatorio astronómico y no directamente en la falla? -Para disimular y para no tener problemas con los sacerdotes. -No. En su libro, Marconi mencionaba que Don Giovanni lo ayudaba en casi todo y que le sorprendía los conocimientos de física que tenía el joven sacerdote… bueno en aquel tiempo joven. -¿Tienes tu propia teoría? -Yo creo mi estimado señor ectoplásmico que tanto tú como yo teníamos razón. Qué tal si la falla era como dices una fuente de energía… vamos es un lugar dónde la gravedad actúa a la inversa, pero como mencionas, nuestra tecnología no nos permite aprovecharla; pero debe haber tecnología en algún lugar que sí sea capaz de usarla… qué tal… no sé, una nave de otro mundo como la que vimos ayer. -No vi ninguna nave y tú tampoco. -La nube gigantesca siempre estaba ahí, arriba de la falla. La misma nube que vino a recoger a Giovanni. El padre había sido guardia de la falla por muchos, muchos años, su trabajo era en términos coloquiales informarle a los viajeros, dónde podrían abastecerse de gasolina… por eso ayudó a Marconi con sus radiotransmisores, para mandar señales a las naves… algo así como ofertas de ocasión o descuentos en tu recarga de energía antigravitacional… pero después de muchos, muchos años Giovanni o como fuese que se llamara verdaderamente se cansó de su empleo, subió a la nave para pedir aventón (la supuesta asunción que vimos) y unas horas más tarde fuimos testigos de cómo se lo llevaban, de regreso a su casa o a donde quisiera ir… todo lo de ayer fue su carta de renuncia.


La teoría de Beatriz era tan descabellada y la forma en que lo explicó fue tan relajada que no pude evitar soltar una risa. Ella no pareció ni molesta ni feliz de esto. -Por cierto ¿ya sabes la noticia? Habemus Papa, el primer Papa polaco y el más joven en la historia del vaticano… debería estar allá cubriendo la historia, pero en su lugar estoy persiguiendo nubes y sacerdotes voladores… Betty finalmente se despidió y partió rumbo al Vaticano. Yo también me disponía a partir para otro viaje y quizás otra aventura, pero decidí hacer una pausa por la anomalía. Experimenté un rato en ella dejando caer botellas de agua y ver como estas rodaban cuesta arriba. -No debe decirle a nadie de esto- dijo una voz que salió de los árboles. Era Fausto.- Señor Pro, sin el Padre Giovanni yo tendré que hacerme cargo de este lugar y no voy a permitir que se divulgue o se repitan estos incidentes. ¿Tengo su palabra? No necesito hacer hincapié de que en 1944 los nazis nos invadieron y bombardearon esta ciudad sólo por hallar esta anomalía… y eso fue hace 34 años, las bombas ahora son más poderosas y los ejércitos más grandes… ¿tengo su palabra de que esto no se divulgará? -La tiene.

Dicho esto me retiré de ahí y nunca más volvía a ver a Fausto; sé bien que la anomalía se mantuvo oculta hasta 1998 cuando sacaron un documental sobre ella, pero también sobre otras más en Australia. Como sea, la gente no le presta mucha atención a esas cosas. Me disponía a arreglar que alguien me llevara hasta una ciudad más grande donde pudiera comprar un boleto de tren a algún otro sitio cuando volví a escuchar la voz de Betty. -Sabes, lo más probable es que me despidan por no haber estado abajo del humo blanco o por lo menos cubriendo de verdad la historia. Me preguntaba si no te hace falta una periodista “caza OVNIS” que hable italiano, español e inglés… Sabes si vas a Puerto Rico podemos ir al bosque tropical del Yunque… ahí sí que vas a encontrar casos paranormales de los que te gustan. -¿Me dices que quieres venir conmigo? -Bueno, la camioneta ya esta pagada, podemos pasearnos un tiempo en lo que decides cual será tu próximo caso, Señor ectoplasma. -Con una condición. -¿Cuál es?- preguntó ella. -¡Deshazte de la pistola que me da pavor!


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i creen que la onda de los zombis, muertos vivos e infectados son cosas de las nuevas ciencias y los tiempos modernos es porque nunca han escuchado aquel registro que a manera de corrido se le denomina “La Maquinita”. Era el año 40 antes del 54 cuando murió tanta gente, entre Puebla y Apizaco. Muchos no conocen la historia y menos la verdadera historia. Resultó que un ferrocarril de pasajeros iba a toda máquina ignorante de que un aeroplano piloteado por un agente de la OSS que sin ninguna ley ni restricción se había introducido a nuestro país para dar captura a un viejo científico alemán, se fue a estrellar con la “Maquinita” provocando uno de los descarrilamientos más tristes, sonoros y trágicos de la historia del ferrocarril mexicano. Lo que el agente de la OSS trasportaba era un virus altamente peligroso, resultado de los más macabros experimentos del Dr. Josef Rudolf Mengele, continuado por varios otros como Niklas Wolf (de quien ya hablaremos algún día) y que finalmente fue robado de un laboratorio nazi. El agente rastreó al portador de las ampolletas contaminadas hasta la Argentina y lo persiguió hasta nuestro territorio; las entrecruzadas de las parcas -que en aquellos días preferían dárselas de guionistas de cineubicaron a los dos antagonistas a bordo de la misma avioneta, peleando cual película de acción sin preocuparse por el rumbo de la aeronave que finalmente se fue a estrellar con la pobre Maquinita… El virus por su parte se esparció en el aire rápidamente puesto que se propagaba por esporas y velozmente se adherían a cualquier tejido conjuntivo, en este caso la sangre de los muertos… el efecto ya lo dice la canción. Para cuando llegó la Cruz Verde y la Cruz Blanca, los muertos vivientes ya se habían esparcido por todas direcciones sembrando terror; lo irónico es que aunque los vagones de pasajeros se descarrilaron, la maquinita seguía y seguía, pita, pita y caminando… El maquinista que había


quedado sin cabeza bajo los efectos del virus respondía a funciones básicas motoras a bordo de un tren sin frenos. El sembradío donde se había dado el percance era ya el ring de una batalla entre heridos, médicos y “caminantes” hambrientos. Por suerte llegó aquel recién formado equipo que luego nos haría el paro con la crisis del 42 en los Arcos de Guadalajara para controlar la situación. Desde luego el control de la plaga se llevó a cabo con la ayuda del ejército Estadunidense. Claro que el incidente quedó impune para el país vecino, en lugar de una sanción para la OSS, el presidente de los Estados Unidos se limitó a invitar a nuestro gobernante a dialogar en secreto un acuerdo para futuras eventualidades similares. Ávila Camacho y Delano Roosevelt debatieron el asunto por días, el resultado fue una mutua colaboración en casos de “Fenómenos de Naturaleza Incierta”. Cabe hacer mención de que dicho acuerdo resultaría perjudicial tiempo después para los soldados del incidente de Coyame en el 74. Hoy día aquella maquinita de ferrocarril que llegó a Apizaco conducida por un fogonero

decapitado es exhibida como emblema de la ciudad tras un acuerdo con los habitantes del hoy Museo de la Casa de Piedra de jamás revelar el siniestro incidente zombiesco de México en el que un hambriento gendarme que era arrastrado por el ferrocarril desde hacía varios kilómetros, un aviador sanguinario atorado en el tumbaburros y un maquinista decapitado sembraron el terror en aquel pueblo ferrocarrilero.




Por Martha Garín

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u recuerdo me ha puesto constantemente en situaciones que remotamente hubiera imaginado, heme aquí escribiéndote bajo una luna lívida y carente de luz propicia para la escritura, que curiosamente me conoce más de lo que yo creo y que seguramente te sigue mientras te diriges a casa; que se oculta cuando me hace falta una idea y que aparece otra vez cuando genero una nueva, como si en sincronía con mi alma supiera lo que estoy sintiendo cada vez que trato de descubrir lo que quiero sentir o lo que siento por ti. Escribo estas líneas mientras mi corazón ulula convocándote amigo, mientras mis ojos ven unas letras que vuelan en dirección a tu casa o en caza de tus sueños, mientras yo sueño un recuerdo a punto de desvanecer. El recuerdo de una elección nunca tomada… escucha ahora tu última oportunidad para liberarme ya de esta larga espera. Escoge un planeta. El que quieras, de cualquier manera no puedo regalártelo en tu cumpleaños, pero lo haré cuando te mueras. Ten la seguridad de ello. Ten seguridad en mis palabras como nunca la has tenido en nada. Cualquier planeta que quieras sólo no me pidas uno que brille mucho o que flote en órbitas lejanas, sabes que mi estatura es mínima y mi potencia para el despegue es reducida. Pídeme un planeta que no brille mucho por que no quiero perder la vista. Uno que abandonaste hace más de 20 años y que no es muy conocido, que probablemente no ha sido descubierto aún. Yo seré su Colón y éste mi América… aunque me conformaría con ser una mariposa que lo habite eternamente, conquistada como parte de esa tierra y no como el conquistador que falaz y ufanamente aspiro a ser.

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Elige un lugar que te apetezca, uno en el que puedas ser todos los nombres que te has adjudicado y con los que nunca te has presentado ni con tu reflejo en los charcos de la bañera, o en los pequeños lagos que la lluvia hace nacer en las bocas de las calles, en dónde podrías gritar verdaderamente tu nombre pues es en las gotas de la lluvia donde podemos ver nuestro reflejo más mínimo y más genuino, pues sólo una parte infinitesimal de lo que vemos es verdaderamente nosotros. Este lugar que deseas con tanta fuerza, que yo buscaré hasta encontrar, será el lugar en el que mueras y en el que vivirás tu vida plena como la has ansiado siempre, como deberías tenerla, con las llanuras que tus pies puedan recorrer, y con los cielos que tus estrellas sean capaces de iluminar, con los lagos justos para saciar tu sed. Y tu planeta no debe ser muy brillante porque me dejaría ciega y yo, quisiera verte una vez más… sólo una más. Escoge una fecha. Pero que no sea ésta. Morir el mismo día en que se nace es demasiado justo para el tiempo y lo único que realmente es injusto en este planeta es el tiempo. Éste nos hace malas jugadas, dándonos sublimes encuentros cuya duración es tan efímera como la sonrisa de un prisionero. No le hagas justicia a una cosa tan tirana como esa. Tú sabrás el día, tú sabrás el año, pero que sea después de la mía, pide morir después de que yo muera, porque de lo contrario tu planeta seguirá perdido y… nadie ha sido mejor navegante que yo, aunque no sepa nada, aunque no sepa que es lo que quieras y aunque no lo tenga, déjame sembrarlo con las semillas de todo lo que poseo y de una vez cosechar todo lo que me falta...


A este lugar debes llegar preparado, sin llagas o espinas, sin lagañas embarradas, con tus ojos limpios para ver las luces que habrán de iluminar el nuevo horizonte, del que no necesites sol, sino una sola luciérnaga para ver los mares de tu planeta, los mares de calma negra de olas anodinas, de aguas dulces y no saladas como las lágrimas de las sirenas. Tu planeta será, tu planeta ya es brillante, tu planeta no requiere sino una luz minúscula y sutil para que veas los recónditos espacios que tus ojos aún no divisan con claridad… y aquéllos que no seas capaz de vislumbrar sólo necesitarás reconocerlos con el corazón pues a esos ya antes los has visto. Te sugiero un planeta porque el mundo está lleno de equívocos, yerros que nadie ha notado y que todos cometen, que algunos son. Tú eres lo contrario. Lo opuesto a un error. Siempre has sido lo contrario. ¿Le has preguntado a tu madre si el día en que naciste el cielo era azul? ¿Le has preguntado a tu padre si el día en que naciste los árboles tenían flores en vez de hojas? ¿Te han dicho tus abuelos si casualmente naciste en silencio y no llorando? Pienso en lo que habrá hecho quien te creó, que te puso estrellas en vez de neuronas en la cabeza, que te puso tres oídos en vez de una boca o que agarró un pedacito de mi corazón y lo pegó en el tuyo dejándome a mí como Eva… ansiando el trocito de corazón que me pertenece. Pienso en cómo habrá sido el día en que naciste, si verdaderamente nacieron todas las flores o si sólo las hiciste brotar de los árboles secos, si fue la noche en que la luna dio sol o aquella en la que mis padres me concibieron, porque yo tardé diez días más en nacer de la fecha esperada pues quise llegar tan perfecta como entonces tú ya lo eras, un

23 varios meses después. ¿Quién te ha dicho tantas mentiras? ¿Quién ha llenado tu cabeza de permanentes silencios? No importa, por que siempre habrá alguien que te llene los oídos de sentimientos, de preguntas y paroxismos abstrusos. Siempre hay alguien para llenarte las manos con algo, para llenarte a ti con algo, ¿Por qué pareces entonces tan insatisfecho? ¿Por qué entonces pareces vagar melancólico en veredas de quietud y sueños atados a las patas de águilas que te rebasan en tu camino, el que tú mismo trazas y al que intentas siempre dejar atrás de ti para demostrarte que puedes ser realmente bueno? Para decir que eres aún mejor que quien está usurpando tu cuerpo, para absurdamente pensar que puedes llegar primero que tu sombra cuando el sol te persigue. No te sorprendas si la fecha que eliges llego gritando tu verdadero nombre, no te sorprendas si nuestra abulia por fin nos abandona y finalmente hacemos algo, para salir de esta tierra. Yo nací como Frankenstein, como mujer elefante, yo soy la bestia que ha sobrevivido en un mundo que no me corresponde llévame a tú planeta, para el que tampoco soy apta. Tú eres una nube, errante y estival que nos cubre del sol y sus inclemencias, que me cubre del sol por que pone a hervir mi sangre y entonces llegas tú, y te posas sobre mi cabeza estanque, y entonces mi sangre deja sus olas bestiales y se convierte en lago, aquél en el que te reflejas, con el que has pensado seriamente presentarte con los nombres que te adjudicas y con los que nunca te has nombrado… ni en silencio, ni en tu cabeza.

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Éste es el espejo en el que has musitado alguna vez tu verdadero nombre… en que de vez en cuando te has atrevido a dejar incrustados en sus rocas cerebrales algunos vestigios tuyos. Pero no me hagas caso, yo no sé nada, yo sólo soy Frankenstein yo sólo soy una bestia errante, esperando igual que tú, salir disparada a la galaxia, de quien tienes un pedacito que el que te hizo te ha dado, en contra de mi voluntad y sin que hubiera petición tuya…sin que hubiera una sola y condenada palabra tuya. Ese tu creador fue quien me hizo tu Eva, antes de que yo naciera, de que mis padres pensaran en el que sí es mi nombre, para ti, para quien te creó, Eva. Yo soy mujer elefante de ciencia, la que sucumbe ante los ratones y no ante serpientes, la que en el infierno se encontró contigo y tu durazno en una mano. En el mismo día que éste, instituyendo el principio de la tierra. Un día como hoy hace más de tres años, cuando nos vimos los dos cavando sobre la misma parcela una tumba donde enterrar fotografías y recuerdos que nos habían dejado su fetidez en las manos, y que por demás habían atentado contra nuestros insensatos pero nobles sentimientos. Sigo sentada… tratando de escribir con una lívida luz de luna, violeta como aquélla utilizada por los forenses para descubrir crímenes, la misma que descubre jeroglíficos en mi corazón, señales cuyo significado desconozco, que yo jamás vi ni sentí hasta hoy. El impío crimen de anhelar el trocito de corazón que me pertenece, de la monstruosa Eva que soy. Sigo sentada mientras pregunto a nadie, a dios, ¿Dónde estarás? ¿Aún te diriges a casa? ¿Estarás plantado bajo la misma luz que yo? ¿Habrá evidencia de algo auténtico y desconocido en ti? ¿Será lo que tú crees homúnculo otra cosa ya? Sigo sentada pensando cuál es la fecha de caducidad

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en tu cuerpo, los números que determinó ese que te ha creado para que sean la fecha de tu muerte, mientras rezo para que la misma sea después de la mía, mientras pienso que estúpidamente elegirás este día, quizá, muchos años después. Si escucharas mi respiración agitada, si pudieras sentir las gotas de sudor resbalando por mi frente o el vacío que atraviesa mi garganta cuando imagino un féretro bajo una fotografía que tiene tu cara, sólo así entonces elegirías inequívocamente una fecha que me sacara de estas dudas nocturnas y estivales. Sólo así dejaría de velar por una elección equivocada, una que arruinaría el resto de mi vida a partir de hoy, el mismo día en que esta espera comenzó. Un día como hoy hace más de 20 años que yo no sé si se cayeron las hojas de los árboles y se llenaron de flores, y que no estuve para ver el color del cielo, un día que no presencié, pero en el que cada año he despertado con un sentimiento inefable e irrecuperable como las estrellas fugaces. Un día conmemorable que es imposible manchar con un estúpido, un incompleto “felicidades”, que expresaría cavernariamente la sensación que tengo cada noche antes de que sea el día de hoy. Al que debes procurarle la mayor injusticia: quedarte, impedirle a Mefistófeles te hable… decirle que aún no has llegado al planeta que debían regalarte el día en que murieras, el planeta que yo pretendo regalarte, sin haberlo conquistado. Y créeme confía en mis palabras como nunca has confiado en nada. Sé paciente pues seré yo quien te regale el planeta que esperabas el día en que mueras, y no seré yo a quien veas, vendré por ti como Eva y entonces me dirás tu verdadero nombre, el que has musitado sobre mi cabeza. Antoinelle de Bergerac.



Por Héctor Alberto Camacho

¿

Cómo se le arrebata la vida a algo que ya no la tiene? No recuerdo cuántas veces me han hecho esta pregunta. Siempre respondo lo mismo. FUEGO. - Tyrus Blake se recuesta en el altar de la sacristía, trata de encender un puro pero sus falanges no responden, el corte que le produjo aquella bestia fue más profundo de lo que él pensó. Enfadado declina de su tarea y escupe el puro de su boca. Levanta su revólver peacemaker y dispara a la puerta. Un embravecido oleaje de animales choca contra la puerta con mayor furia. Esta no sede. Aún. - ¡Sinvergüenzas! Guarden sus fuerzas, el árbol muerto que nos separa pronto cederá a sus exigencias. No hay por qué encolerizarse, para todos llegará su momento. Blake, cerró sus ojos e imaginó la típica tarde de primavera bajo la sombra de un árbol con su amada. Una escena completamente falsa que nunca tuvo lugar más que en una novela que alguien le leyó. Alguna vez se consideró un hombre e voluntad floreciente, de esos pocos individuos que no requieren de otro sujeto para seguir su destino. Los años de su juventud pasaron en entrenamiento y pruebas de fe que antecedieron a sus incontables

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batallas contra bestias que acosaban al mundo. Nunca dudó en ponerle una bala en la cabeza a algún engendro que se cruzara en su camino, jamás tuvo miedo ni al más horrendo ser. Bueno, casi nunca. -¡Fue mi error! No pude hacerlo. No pude salvar tu alma y ahora todos tus bastardos reclaman mi carne. ¡Se queme escuchas, pero yo no te veo! Disparó nuevamente y el atropellado grupo tras la puerta por fin pudo derribarla. Todas las criaturas entraron en tropel a la sacristía y observaban como al cuerpo inmóvil se le escapaba la vida, como el murmullo de una cucaracha marina ante el estruendo de una ola de mar. Una mujer descarnada, su líder; se abrió paso entre sus espurios. Acercó su rostro a Tyrus y le escupió en la cara. Tyrus apuntó la peacemaker a su sien. Antes de jalar el gatillo una lágrima arañó su maltratada mejilla revelando el caos de emociones que le comían por dentro. Bajó el arma y por primera vez en muchos años o en toda su vida sonrió. -Quizá no sea tan malo ser una de tus bestias madre. Cerró sus ojos y se dejó llevar al más profundo abismo.


Por Alan Anguiano alan@specterink.com


LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES

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s posible que no se pueda hablar del cine de zombis si no hablamos de “La Noche de Los Muertos Vivientes” de George Romero, uno de los grandes exponentes del género. La película es un ejemplo de invasión de los muertos vivos con todos los elementos necesarios que vuelven la película -a pesar de las carencias de su época- un Thriller de suspenso real. Una pareja de hermanos en un cementerio se topan con un muerto caminante que no se detendrá hasta poder comer la carne de una de sus incautas víctimas ignorantes de los acontecimientos. El origen de la resurrección de los muertos es bastante curiosa, una radiación proveniente del planeta Venus. Pero las criaturas -filmadas en 1968- son del mismo tipo que las que conocemos

en nuestros tiempos: Se mueven sólo por instinto, atacan a sus víctimas para devorarlas, pero aquellas que no sufren ese destino se convierten en infectados; la única forma de vencerlos es con un tiro en la cabeza e incinerando el cadáver; quizás una de las curiosidades más asombrosas de estos Zombis sea su capacidad para usar herramientas y su raciocinio para distinguir el fuego como algo peligroso. De ahí en fuera la historia es simple pero entretenida, irónicamente la película está remotamente inspirada en la novela “Soy leyenda” de Richard Matheson en la cual sus criaturas son vampiros y no zombis. Uno de los argumentos más controversiales de la película es el hecho de que es una de las primeras en las que podemos ver a un protagonista de raza negra, siendo su personaje


pendiente de invasiones o situaciones apocalípticas está inspirado en las múltiples adaptaciones de La Guerra de Los Mundos de H.G. Wells, además de estar propiamente ligada al despertar de la televisión como medio de comunicación masivo.

(Ben) el único capaz de mantener la calma y el raciocinio durante la situación con lo cual se mezclan simbolismos y críticas de la sociedad de finales de los 60’s. Otro elemento narrativo interesante de la película es el uso de la prensa mediática como único contacto para saber el estado de la amenaza devoradora. Este tipo de formatos en los que el público está al

Para todo buen fanático de este peculiar género de cine, La Noche de los Muertos Vivientes es el ejemplar 0 de una larga lista de títulos que después tomaron aquellos elementos base para la creación de relatos de terror en donde siempre hay un grupo de humanos tratando de sobrevivir ante un montón de cadáveres caminantes y devoradores de carne; entre ellas se cuentan las secuelas del mismo George Romero: Dawn of the dead (1978), Day of the dead (1985), Land of the dead (2005) y Survival of the Dead (2009). Como datos curiosos de esta película están el hecho de que debido a que el título original iba a ser “La Noche de los Devoradores de Carne” (Night of the Flesh Eaters) y en post producción se le cambió el nombre, el Copyright de la película es del dominio público. En 1990 Tom Savini dirigió un remake de la película, escrita y producida por el mismo Romero.


PARTE 1 Por Rafael Rivas





CONTUNUARÁ


Por Fernando GarcĂ­a terminus70@hotmail.com



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