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El Mono se despide

del MONO El último rock

La salida del segundo de Simeone supone la ruptura del binomio sobre el que se han sustentado los éxitos del Atlético. Quiere irse por todo lo alto

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La pareja más duradera del fútbol español tiene los días contados. El pasado 3 de junio, Germán Burgos daba una importante noticia a los seguidores del Atlético al anunciar que su carrera no seguiría ligada al club rojiblanco ni a Diego Pablo Simeone a partir de la próxima temporada. Tras nueve años a la sombra del primer entrenador, el Mono ha decidido emprender su propio camino en solitario en los banquillos. El anuncio no fue sino la confirmación de un proceso que ya se venía gestando desde hace tiempo, tal y como se comenzó a sospechar desde el momento en el que el asistente se desvinculó de la renovación del Cholo firmada en febrero de 2019. Considerado una pieza fundamental en el crecimiento del equipo durante la era Simeone, no es de extrañar que el argentino tenga la inquietud de iniciar una aventura en la que él sea el máximo responsable.

Abandona a Simeone

No por esperada, deja de ser una pérdida difícil de reparar para el técnico del Atlético, quien se queda sin una contraparte necesaria en varios puntos de su gestión. Por ejemplo, mientras el Cholo se caracteriza por tener una relación más distante con los futbolistas en el día a día, el exguardameta le complementa ejerciendo de ‘poli bueno’ y aliviando la tensión en el vestuario. Incluso dentro de la propia pizarra hay una cuota considerable de éxito atribuible a Burgos, autor de muchas de las acciones de estrategia a las que tanto rédito ha sacado el conjunto colchonero. De hecho, puede considerarse esta faceta de estudioso del juego la más desconocida del Mono y la que le ha llevado a buscar un nuevo reto en el que poder demostrar su capacidad al frente de un equipo. Probablemente, que el de Mar del Plata esté tan infravalorado en este aspecto se debe también a que su imagen siempre ha estado más vinculada al trabajo sucio que ha realizado en numerosas ocasiones, que es la que captan las cámaras y la que permanece en la retina de los aficionados. El famoso encontronazo que tuvo con Mourinho en un derbi (“yo no soy Tito, yo te arranco la cabeza”, llegó a decirle al portugués) es un perfecto ejemplo de esa labor menos agradecida que ha realizado como guardaespaldas de Simeone.

Su último objetivo

Como no puede ser de otro modo, el argentino abandonará el Wanda Metropolitano formando ya parte del santuario de la hinchada rojiblanca. A su labor como segundo entrenador se le suman otros aspectos de su vida e imagen por las que ya caló profundamente en su etapa como portero. Su otra faceta como cantante de rock, el famoso spot del ascenso que protagonizó en 2002 o el cáncer de riñón que superó en 2003 constituyen parte de un personaje que ha conectado a la perfección con la idiosincrasia colchonera. Sin embargo, el hecho de salir del club como un ídolo no es suficiente para el Mono, quien ha confesado que tiene un último objetivo antes de partir: “Me quedo con ese primer abrazo con el Cholo cuando ganamos la Liga y el último que nos dimos en Anfield. Nos debemos el tercero, cuando salgamos campeones de la Champions. Hay objetivos por cumplir. Es el sueño de todos y yo soy un perseguidor de sueños. No me va a bastar el tiempo, ganas y pasión para salir campeón”, señaló. No obstante, Simeone y Burgos también tienen una ineludible responsabilidad en Liga. Un buen resultado en el Camp Nou puede ser determinante para dejar los deberes hechos antes de soñar con cotas mayores

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