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1852: La planificación de Haussman y el Surgimiento de un Nuevo París

M. (2011). Basílica de Santa Clotilde de París

1852: La planificación de Haussman|El Nuevo París

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Las revoluciones en Francia posteriores al Congreso de Viena esparcían ideales liberales de un pueblo que rechazaba a su soberano y exigía nuevas regulaciones para los deteriorados estilos de vida que sufrían las clases menos beneficiadas, hacia el año 1848, durante la segunda República, hubo una brecha que permitió a reformadores instaurar legislaciones importantes, a la par

Urbanismo

La planificación urbana de pronto se vio influenciada por las nuevas ideologías liberales, se exigía un equilibrio democrático que contrastaba con el proyecto de una persona tan autoritaria como Haussmann. El Plan de París daría paso a una nueva etapa no sólo de la capital francesa, sino del urbanismo propio.

del surgimiento de la preocupación del estado de las ciudades que crecían sin control.

Las encuestas de Blanqui y los Estudios de la Sociedad de San Vicente Paul mostraban la inquietante situación de los obreros, con nulas normas públicas de higiene, algo que se observaba en muchas de las ciudades europeas más importantes, París podía compararse directamente con el pestilente Londres.

Hablar de cambios, de reestructuraciones sociales y de nuevas organizaciones a nivel urbano es un tema propio de aquellas personas que trataban de implementar medidas para aminorar la gravedad de la vivienda de los barrios más pobres. A. de Melun, quien precisamente había sido parte de la Sociedad de San Vicente, en 1850 promulgó una ley que permitía a médicos y arquitectos inspeccionar las condiciones de las habitaciones en renta, para obligar

Losada, J. (2015). Sainte-Chapelle 1838 a propietarios a responsabilizarse de brindar instalaciones adecuadas o bien para que el gobierno expropiara y se hiciera cargo.

Todos estos precedentes continuamente fueron evolucionando y finalmente en se concreta un dictamen que permitía al gobierno expropiar con fines de utilizar las propiedades para obra públicas, tales como saneamiento y nuevas viviendas. Esta nueva etapa conformaría una real participación de las autoridades en el desarrollo urbano, tanto para sectores privados como públicos. Bajo estas nuevas regulaciones es que se comienzan a realizar proyectos a escala ciudad. El Estilo Neogótico y la Crisis de las Imitaciones

La tensión entre los países europeos que anhelaban un cambio y una nueva forma de regir la sociedad pronto se veía amenazada por ideas e influencias que permanecían arraigadas al clero y a los altos mandos religiosos. La reorganización de las ciudades después de la Revolución Industrial y la arquitectura presenciaban también una conexión a estilos medievales que eran retomados para las construcciones de iglesias y edificios públicos, el estilo gótico que pronto levantaría escándalos de La Academia, tachando a los constructores de simples imitadores y lanzando en 1846 un manifiesto que los condenaba de artificiosos y arbitrarios.

De esta manera, los arquitectos debían acatar al gótico como un importante estilo parte de la historia, muchos personajes como John Ruskin pretendían defender sus proyectos con argumentos que apelaban a favor de la expresión del gótico como fundamental para el movimiento moderno. No obstante, se reconstruyeron los principios arquitectónicos que regían a la infraestructura social, retomando aspectos góticos, pero con perspectiva y reflexionando aún más en las normas que componían la construcción de los edificios, sentando las bases para poder diferenciar a las obras originales de las imitaciones.

El nacionalismo y el romanticismo formaron parte de la consolidación y la concientización a través de obras y novelas que presentaban al gótico como el estilo nacional, pero dando alas al creciente movimiento neogótico, como en Nuestra señora de París (1831) de Víctor Hugo. De esta manera, y a través de un sentimiento de nostalgia, los edificios de grandes alturas, con contrafuertes, bóvedas de crucería, agujas y gárgolas volvieron a la plenitud. La verticalidad de este estilo, sin embargo, no reemplazó ni opacó a otras corrientes arquitectónicas, sino que se desarrollaba a la par de otras como el neoclásico y dando motivos para el posterior estilo ecléctica. Los arquitectos se concentraban en esta discusión de corrientes artísticas, dejando de lado las planificaciones a gran escala, siendo más los ingenieros y administradores quienes tomarían las riendas de esto.

La “Pacificación” mediante la manipulación del espacio

Las palabras planificación y libertad fueron acuñadas en una estrategia urbana que en sus principios se concentraba en la regulación de las condiciones de vida de la clase obrera, la cual padecía de insalubres situaciones de hacinamiento y sufría las consecuencias de la falta de un sistema de alcantarillado, ventilación y luz natural, desencadenándose en epidemias. Indudablemente las ambiciones que vendrían después serían parte de un plan que implicó la decisión de una persona y no de la dirección de las tradiciones, una ruptura tanto arquitectónica como social y política.

Georges-Eugène Haussmann, gobernador civil de Napoleón III, poseía la mentalidad necesaria para la transformación que algunos describen como el cambio en la geografía y la cultura de la capital de Francia. Su poco apego a la vieja París, la inclinación por un espacio urbano racional y geométrico, los conocimientos de administración y sus dotes de perspectiva le permitían pronto idear una estrategia

Alphand, J. C. (1870). París del Segundo Imperio para el emperador que buscaba empatizar con los burgueses y los obreros. Tomando en cuenta los motivos ocultos de las nuevas obras públicas, resulta congruente cambiar calles angostas donde las barricadas eran fácilmente colocadas por grandes avenidas en donde el ejército podía marchar.

La construcción de los bulevares no se limitaba a respetar ni un poco el trazo original de París, sino a demoler barrios enteros expropiados y establecer grandes conexiones directas entre puntos estratégicos de la ciudad, como el Boulevard Richard Lenoir que representó un gran cambio, pues cruzaba el canal de San Martín, comprado por la ciudad en 1861, formando una red entre lo que actualmente son la Plaza de la República y la Plaza de la Nación. La nueva traza significaba la prevención de futuras revoluciones, la contención de un centro bien equipado y conectado y la segregación hacia las afueras de las clases bajas.

Importante es el hecho de que

los monumentos fueron respetados, aislados y utilizados como puntos de fuga para las perspectivas de una nueva ciudad imponente, fiel al Imperio y que simpatizaba con las tradiciones y las obras antiguas. Además de ser el director de todas las obras, Haussmann se rodeaba de colaboradores como Jean-Charles Alphand, quien estuvo a cargo de los alcances de los jardines. A partir de ellos es como complacieron a todo tipo de clases sociales, desde las más altas con la construcción de El Jardín de las Tullerías y los Campos Elíseos, hasta el Bois de Vincennes para hacer notar la preocupación del emperador por las clases populares.

Los trabajos continuaban con obras de hidráulica, además de repercutir en las situaciones administrativas en las que Haussmann estaba muy implicado. El perímetro de París creció y los barrios aumentaron de doce a veinte, con la anexión de municipalidades circundantes. Tal era el impacto que se comenzó a popularizar el concepto Haussmannization, utilizado para describir a las renovaciones urbanas mediante demoliciones. La ciudad estaba transformada, el centro era ahora un museo gigantesco de monumentos y palacios destinados a enaltecer la grandeza de la capital, tal que aún después de la muerte del gobernador civil, muchas construcciones siguieron en marcha bajo la tutela de la Oficina del Plan de París.

Haussmann se convirtió en un personaje polémico

Indudablemente esta gigantesca intervención no pasó desapercibida por estudiosos y artistas que catalogaban a los Trois Réseaux como insultos hacia el París tradicional y atribuían características vulgares a los nuevos edificios. Sus métodos financieros eran seriamente cuestionados y desaprobados por cuerpos liberales, ante el notorio beneficio que las ganancias y las estrategias traían al emperador.

Romero, X. (2014). Avenida de los Campos Elìseos

París, Francia

“Haussmann está inextricablemente atado a la ciudad de una manera en la que ningún otro hombre estará atado a otra ciudad”

-David P. Jordan, The City, 2001

Si bien, en su tiempo, Haussmann parecía estar en una gama de ideas modernas que parecían responder a las necesidades del gobierno y a algunas de la población, atendían a problemáticas estáticas y no prevenía futuros problemas. París se había convertido en una ciudad nueva, pero irónicamente deshabilitada para adaptarse al cambio. El rápido crecimiento generó pronto dificultades diferentes, las críticas por la falta de identidad de la ciudad se hicieron presentes ante las normativas de alturas y la estandarización de fachadas. Por un momento, París se vio envuelta en un caos de demoliciones y construcciones, que prometían un ícono, pero se reservaban la visualización de las diferentes perspectivas que comenzaban a tenerse y que ya no se ajustaban a los estándares del plan inicial.

Pronto los procesos de planificación urbana comenzarían en otros lugares

Era de esperarse que, como en París, otras ciudades comenzaran a aumentar su población, derivado del crecimiento de la industria que prometía una mejor oportunidad que la vida en el campo. Tan sólo en Francia, Napoleón III continuó modificando otras ciudades. Por su parte, Anspach concibe en Bruselas un proyecto que conectaría a las estaciones de ferrocarril Norte y Sur, a la vez de

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