Revista Mexicana de Tanatología

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Asimismo, es de g¡an importañcia hacer mención que en ]a vejez son con mucha frecuencia mayores las ñecesidades psicolóqicas que las físicas, Io cual requiere que ]a eniermera desarrolle habilidades y dest¡ezas que le permltan interveni¡ en forma oportuna

pa¡a ]a satisfaccióo de dÍchas necesidades. Todo esto implica un cambio en Ia actitud tradicional de }a enfermera, donde el énfasis está en la cantidad de trabaJo desarrollado, observabre v conclLJído, y no necesariamente en la calidad de Ia atención ofrecida. Hay ot¡os factores que inhiben Ia atención psicológica ofrecida al paciente en fase teminal, estos incluven ]a dificultad ' ási como la evasión aue se tie.re para clestionarse a si mismo sob¡e los valorcs, c¡eeñcias, sentimientos y temores hacia Ia muerte propia, así como Iá de otros. Aún cuando se tieñe 1á teñdencia a presenciár la aqonía v ]a muerte de un añciano con cierta ecuanimidad, esta aparente ecuani_ midad no attera la naturaleza de las interacciones coñ el paciente no¡ibuñdo. En lealidad ]as diiicultades que se tienen procurando mañtene¡ una comunlcacióñ abierta con e] paciente, no tiene nada qúe ve¡ con el hecho de que éste sea joven o anciano. El conflicto con que se eñfrenta coñ frecuencia eI avudar a morir a un anciáno es generálmente una ambivalencia: por un lado re asequramos, al paciente y anosotros mismos, que é1 ya vivió Lrna vida de larqos años, y por el ot¡o, hablámos de la veje, como "l.s áñ.s dorados"' c.ñ fre.ueñcla sLrcede oue lá persona añciana es la que trata de hace! de su mue¡te una situación más coñfortable, pem no para eIIa, sino para sus faniliares y amigos, así corno pa¡a.osot¡os los trabajadores det secto¡ salud. Aún cuando ]ás pe¡sonas tie¡eñ una g¡an necesidad de hablar de sus temores, angustias v dudas, sigue¡ con su falsa pretensión en sus relaciones interper sona les , de que proñto han de sanar. Hablan de actividades cotidianas con cierta jovialidad, hacen mención de planes para eI futu¡o; perc no hablan de aquello que tes acecha más, 5u propia muerte. A1 habla¡ de la muerte se hace necesario mencio¡ar agJellas pérdldas que se asocian a ella y qre son de caracter irreversible. La oé¡dida de1 a1ma. Siendo aquello que parte al úItimo, aquello las funciones espirituates, eñrotivas y mentales de Ia persona. La esce¡cia de individuo siñgula¡. vitales, como lo son eI otí_ flujo del de substañcÍas La oérdlda -

-

que incluye

qeño

y la sanqre.

- La pérdida de Ia inteqridad corpo.al como unidad bio-psico-§ocial.. - La pérdjda de la coñcieñcia o capacidad para iñteractqa¡ socialmente, así como de las iunciones integradoras de ]a pelsona. éstas cuátro grandes pérdidas nos da¡ Ia muerte como un proceso total y iinal. No con ello quierc decir que hay o no vida en el más 611á. Esto dependerá de las creencias y valores de lE Étrsona misma añtes de mo¡ir, siñ que dichas crcencias influyan o sean influenciadas por las nuestms durante nuestras inte¡acciones Sunradas,

Existen otros conceptos asociados aI tema de ]a muerte en los reilexión para asÍ poder ayudar a 1a pe.sona a bien mo¡ir. Es ]a muerte !n proceso inevitable que siemp¡e ha estado con el hombre y de hecho siempre estará. La muerte ño discrimina, llega p6ra todos, hoirbres y mujeres, ricos y pobEs, Dodemsos y no poderosos. Tarnbiéñ es cierto que la muerte puede ser uná iuerza creadora, cuántas ob¡as literarias, musicalesr de cultura han sido inspiE¡ das en ella ! Por Último recordemos que la mue¡te es una fuerza Ienovadolá, pues sin eua no habria vida. qLre debemos hacex

Por probabilidades, es el anciano quien se encuentra más cerca de ]a muerte. lambién se sabe que por años de vida vivida, es el anciano e] que ha tenido mayor núme¡o de oportunidades de coñfrontar la muerte, ya q'Je por su edad, es muy p¡obable que haya súfrido pérdidas de seres queridos; experienciás que en geñeral pocos jóvenes, y rnenos aún ñiños, han tenido. coñ frecuencia eñcont¡arios que el anciano ya ha hecho alguños planes para su partida, como 1o es su testamento, tener un lote en el cementerio, y haber dado alqú1 tioo oe i4srr-ccio.es iindles a a gu.ie. oe .u co1fi"1za. En qeñerá] el anciano tiene mayor teñdencia a aceptar ta posibilidad de su propia muerte. Estudiañdo este facto¡, se han cla'iricddo d l"s oerso-ds r¿yores e. tre\ qrLpos coho sigue: El primer grupo 1o componen aquellos que a través del p¡oceso de adaptación confrontan Ia posibilldad de su inevitable muerte y eñ qeñeral la ñraneja¡ sin que les inqutete demasiado. Estas perso, nas se enclentran más dÍspuestas a hablar sobre la muerte en qeneráI y coñ mucha frecLiencia sob¡e su propia muerte. Estas pláticas rúéleñ ser muy realislas y, en ocasiones, terceras personas pudiera¡ sentlrse lncómodas por dár la p-"rsona ta imp¡esión de ser frÍa

y .¡l.,rla'ior¡ lobre o1 tcmá.

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