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Te la pasas recogiendo las “gracias” de los perritos y es que no acabas de limpiar cuando otro perrito ya “se hizo.” Mejor te los llevas al patio para que ya no te ensucien la casa y es que aparte ya destruyeron el control de la tele y tus tenis favoritos. Como que tu vecina ya no está tan segura de quedarse con uno. pero con un poco de insistencia termina por llevarse al “que quiera.” Ya te quedaste con 2 machos y dos hembras y seguramente en cualquier tienda de mascotas te los van a arrebatar y te podrás recuperar de lo que has gastado.

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Es tiempo de decirles adiós pero definitivamente estás cansada de tanto limpiar. Vas a todas las tiendas de mascotas que conoces, le hablas a todos los veterinarios pero la respuesta en todos es la misma…¡¡Lo siento pero no compramos perros!! En una tienda de mascotas te ofrecieron tener solamente uno a consignación así que dejas un perrito. Te enojas porque no puedes entender cómo no ven que es un negociazo, ¡¡si ni tienen que hacer nada!!

En fin, te dedicas a poner anuncios por todas partes, en los supermercados, en los postes de luz y en el periódico pero nadie parece estar interesado aunque a veces te hablan nada más para preguntar el precio.

Un día pudiste vender uno por un anuncio en el periódico, lo revisaron de arriba abajo, hicieron millones de preguntas y tuviste que decir una que otra mentirita piadosa, digo ni que se portaran taaaan mal.

Te llevas a los dos que te quedan afuera de un tianguis a venderlos ya que tu prima así vendió a los suyos. Pobrecitos, cómo se insolaron ese día. Todo mundo con sus manos bien sucias los tocaban y a veces te decían que estaban muy bonitos. Un señor con dos niños te regateó tanto para quedarse con una hembrita, que apenas te alcanzó para pagar el taxi y lo que te comiste en el tianguis.

Pero bueno, lo importante es que queden en buenas manos.

Tu anuncio en el periódico lo has ido modificando y es que quién va a querer ya un cachorro de 3 meses y el de la tienda no ves para cuándo salga, ha enflacado muchísimo. Al siguiente fin de semana te vas al tianguis otra vez pero ahora sí bien armada con agua y una sombrilla por aquello de la insolación, pero como no era quincena la gente no gastaba en nada. Al otro fin de semana te vuelves a ir sin obtener resultado alguno, que lo quieren de otro color, que quieren otra raza. ¡¡Una señora hasta te ofreció que tú le vendieras a sus perros!!!

Cuando te das cuenta, los perritos ya tienen 4 meses y el señor de la tienda te habla para que recojas al famélico animal; ahora menos lo van a querer, así que tienes que tomar una decisión drástica. Modificas el anuncio en el periódico en el cual mejor los regalas a “quien los cuide bien”. Un buen día se te aparece un señor con cara de no tener muy buenas intenciones, recoge al más gordito (obviamente) del cuello y se lo trata de llevar. Es tan grande tu desconfianza que lo invitas a que se retire de tu casa… ya llegará alguien con cara de bueno. ¿Será que no era tan malo? Afortunadamente una amiga tuya te avisa que un conocido puede quedarse con uno así

Ahora debes de asumir la responsabilidad de tener dos perros en casa, debes de operar a alguno de los dos porque si no sería una locura, decides operar al macho para que la próxima vez que cruces a tu perra planees mejor las cosas. Vas a ver si verdaderamente hay gente interesada que te deje un adelanto y vas a anunciar a los perritos en el momento en el que nazcan. Vas a tener más suerte.

“Una Mascota Sana es una Mascota Feliz”

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