
7 minute read
La fortaleza de las bolsas
by AMIB
Aunque falta el último trimestre del año para hacer un balance integral, las bolsas de valores en general se perfilan para tener un año histórico.
Montserrat Antón Honorato, CFA Invex
Advertisement
Es muy sabido en el mundo financiero que las expectativas se fijan, en el largo plazo, en que los rendimientos que podrán encontrar los inversionistas en el mercado de capitales serán muy atractivos.
La historia hace evidente esta premisa: en los últimos 10 años, el referente global del mercado de capitales, el índice global ACWI, subió cerca de 150 %; menos llamativo, pero también con una tendencia favorable, es lo que ha logrado el índice s&pbmv ipc de México, que en ese mismo plazo aumentó su valor en casi 60 %.
La fortaleza que han mostrado la mayoría de las bolsas en 2021, sin embargo, genera cuestionamientos sobre la velocidad del movimiento y si los niveles actuales podrán ser sostenibles o no en el corto plazo. Septiembre fue una prueba de la fragilidad de los mercados al revelar importantes ajustes en los índices.
Es decir, sabemos que el movimiento será al alza en el futuro, en especial con un largo plazo de inversión; la duda está en si estamos cerca de una pausa sostenida en esta tendencia que permita niveles más mesurados o si es inevitable un ajuste que dure más que sólo un mes.
Existen elementos para apoyar el sentimiento positivo, el principal de ellos, la recuperación económica tras la pandemia y la confianza en que el incremento en los casos de COVID-19 no implicará nuevos cierres en la actividad que puedan poner en riesgo el crecimiento y los resultados de las empresas. El consenso de analistas de Bloomberg prevé un aumento en la utilidad del referente de Estados Unidos, S&P 500, de casi 60 % en 2021, y algo cercana a 10 % en 2022. Esto contrasta con la caída de 20 % que registraron en 2020.
Por otro lado, existen también aspectos que podrían generar un contrapeso a esta expectativa favorable en las utilidades de las empresas y presionar el desempeño de los mercados de capitales. El principal, la política monetaria de los bancos centrales —en especial la Reserva Federal de Estados Unidos. La implicación de las decisiones que toman las autoridades para los mercados de capitales se da en distintas formas, tanto por aspectos de valuación en los activos de riesgo (tal es el caso de las acciones), como por lo atractivo de invertir en bolsa, en comparación con otros mercados, por el rendimiento que ofrecen. Y es que existe un costo de oportunidad de elegir un tipo de activo sobre otro, y si los rendimientos en los instrumentos de renta fija (que en teoría tienen una menor volatilidad) son más atractivos, se genera un menor incentivo para formar posiciones en las acciones, con un rendimiento con mayor incertidumbre (riesgo) de materializarse.
El punto central en estos momentos está en las expectativas en torno a esta política monetaria que seguirá la FED (y el resto de los bancos centrales). Existe cierta convicción de que las condiciones actuales de la economía ameritan un menor soporte de medidas de estímulo y que el retiro de las mismas será paulatino para evitar poner en riesgo la recuperación. Pero como suele pasar en el mercado, la clave está en anticiparse al ajuste en las herramientas disponibles de política monetaria, en especial en el movimiento de las tasas de interés, de forma que se puedan tomar decisiones oportunas para beneficiarse de esta circunstancia y lograr mejores rendimientos en la inversión.
La relevancia de la política monetaria en el mercado de capitales es evidente, durante los peores momentos de la pandemia, fue justamente el soporte de una amplia liquidez en los mercados lo que permitió que las bolsas tuvieran resultados positivos, a pesar de los fuertes daños que generó el covid-19 en la actividad económica y en los resultados de las empresas.
Este ha sido, y es, un punto crítico para los mercados, enmarcado en la confianza respecto a que el mensaje que externa la fed de actuar de forma paulatina será viable y que no se darán movimientos antes de lo previsto. Las señales que emite el Banco Central generan episodios de importante volatilidad; en medio de la confusión en las discrepancias entre sus miembros e indicadores económicos que ponen en duda que se cumpla esta premisa de un retiro paulatino en las medidas de estímulo y sin modificar las tasas de interés de referencia en los próximos meses.
En medio de estas dos fuerzas —aunque claramente existen muchos otros aspectos que determinan los movimientos del mercado—. A lo largo del año, el s&p 500 ha tocado en varias ocasiones máximos históricos y superó en diversos momentos los niveles de cierre del consenso de analistas recopilado por Bloomberg y que ha ido constantemente modificándose al alza (ahora a 4,600 unidades).
El caso del mercado mexicano sorprende. Finalmente, tras varios años de no lograr rendimientos demasiado favorables y estando por debajo de los alcanzados en otras bolsas, el S&PBMV IPC apunta a tener su mejor desempeño anual desde 2012, cuando ganó 18 %. Sin duda el impulso de sus pares internacionales ha permitido esta ganancia; pero, eso no había sido suficiente en el pasado, hacía falta un escenario local que también soportara este movimiento y hoy encontramos una bolsa más fuerte con expectativas favorables para nombres con importante peso en el mercado que han apoyado este dinamismo.
El consenso de analistas recopilados por la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB) en la encuesta de Sentimiento del Mercado del mes de septiembre anticipaba un nivel de cierre de año para el S&PBMV IPC de 53,000 unidades, y nos encontramos muy cerca de este escenario que implicaría máximos históricos para el referencial. Destaca, además, que la mayoría de los encuestados en estos momentos responde que mantendría neutral su la exposición al mercado accionario.
Estamos a unos meses de saber si 2021 se volverá un año histórico, no sólo por lo que ha significado el covid-19 en el mundo y la velocidad con la que se han recuperado diversas industrias — con importantes lecciones en muchos campos, en especial por la reacción de las empresas, gobiernos e individuos a una situación sin precedentes—, sino también por el rendimiento que puedan alcanzar los mercados de capitales en este contexto.
La expectativa de la mayoría de los analistas es de consolidación en los próximos meses; algunos pronósticos apuntan a sostener la tendencia alcista, pero con menor fuerza. Sin embargo, el mercado de capitales se caracteriza por su volatilidad y un par de meses puede cambiar la historia.
Basta recordar lo que ocurrió en 2018, cuando hasta septiembre el ACWI lograba un rendimiento acumulado en el año de 3 %, pero con el ajuste de diciembre el referencial cerró con una pérdida de 11 %. O lo ocurrido en 2020, cuando en el primer trimestre del año el ACWI regresaba a niveles de 2016, tras una caída acumulada de casi 21 %, pero posteriormente vino el rally y cerró el año completo con una ganancia de 15 %.
Sin duda, la renta variable sigue siendo un elemento de inversión sumamente atractivo en los portafolios en un horizonte de inversión de largo plazo, las alternativas disponibles dentro de este mercado han aumentado, la innovación se hace presente en distintos sectores, la creación de nuevas entidades complementa a viejos nombres que siguen generando historias atractivas de crecimiento. La conectividad permite que inversionistas en México tengan acceso a un amplio espectro de emisoras globales y a instrumentos que permiten montos pequeños en activos diversos, con distintas estrategias que se adaptan incluso a perfiles con menor apetito por riesgo.
Por ello, para algunos, el ajuste que pueda o no tener el mercado en los próximos meses, puede no ser relevante. Con la postura de aguantar estos movimientos que puedan ser a la baja, con la expectativa de que, en un par de años, el rendimiento sin duda sea mejor que en otros activos.
Sin embargo, a nadie le gusta ver su estado de cuenta con una minusvalía (que en el mercado de capitales puede ser significativa), mucho menos a los manejadores de portafolios, cuya labor es anticiparse al mercado y lograr rendimientos que superen los de referentes y competidores.
Por ello, es evidente el cuestionamiento constante sobre la fortaleza de las bolsas cuando nos encontramos en situaciones como la vivida en buena parte del año y con el temor de que la fiesta, aunque sea temporalmente, esté por terminar. Y con el peligro de ser el último en darse cuenta de ello sin poder tomar medidas para prevenir la resaca. •