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Desde el Puerto

IMPORTANCIA ESTRATÉGICA DE LA MOVILIDAD SOSTENIBLE

Una de las actividades esenciales de los seres humanos es el desplazamiento. Desde tiempos inmemoriales, hemos encontrado conveniente adentrarnos en otras geografías ya sea para intercambiar productos, adquirir nuevas experiencias o incrementar las capacidades personales y colectivas.

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En la actualidad, la movilidad constituye uno de los principales desafíos a escala planetaria. Por ello, diversas organizaciones como las Naciones Unidas (ONU) la han establecido como un elemento clave para la agenda global incluyéndose en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al considerar 3 conceptos enfocados a la energía, la habilitación de infraestructuras de transporte alternativo y con la promoción de medios más eficientes y de bajo impacto en las ciudades y comunidades.

También se ha determinado la “pirámide de la movilidad”, en cuya parte alta deben estar los peatones al ser el modo de desplazamiento universal, natural y vulnerable, siendo el más eficiente y de menor impacto medioambiental. Después, se sitúa la bicicleta por sus múltiples beneficios respecto a otros tipos de vehículos, seguido en un tercer escalón a partir de alternativas de transporte colectivo (autobuses, metros, trenes). La cuarta dimensión está reservada para el transporte de bienes y servicios seguido del uso compartido del vehículo (taxis, plataformas o “carro sardina”). En el último escalafón está el vehículo automotor individual que, aunque requerido, invita a racionalizar su uso.

Por lo que respecta a México, cada día tenemos que recorrer grandes distancias para cumplir con actividades productivas, escolares o familiares, implicando cuantiosas inversiones en tiempo y dinero. A nivel nacional, un 15% de los hogares en zonas urbanas reporta que gasta entre 51 y 200 pesos diarios en traslados y en el Valle de México esta cifra aumenta un 16%, al tiempo que en las ciudades de más de un millón de habitantes se incrementa a 21%. En cuanto al tiempo, un 60% de los hogares reportan que al trabajador le toma más de media hora llegar a su empleo, implicando pérdidas para la convivencia familiar o el desarrollo personal.

A ello hay que agregar la mala calidad del transporte público, que suele ser poco eficaz, inseguro y desvinculado de la localización de viviendas y otras actividades, así como rezagos en la provisión de infraestructura peatonal y ciclista. Por ello, ha crecido el uso intensivo del automóvil privado, triplicándose los kilómetros-vehículo recorridos en los últimos veinte años, afectando la calidad del aire, generando gases de efecto invernadero y reduciendo la calidad de vida, la salud pública y la sostenibilidad en general. En Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, la movilidad sostenible es una de las prioridades en la gestión metropolitana interestatal y ambos gobiernos municipales han venido incorporando la temática en sus instrumentos de ordenamiento territorial y planeación urbana. Pero urge acelerar el paso y resolver problemáticas añejas como disponer de una trama que divide la franja turística de las zonas habitacionales complicando la conectividad intraurbana.

A nivel institucional, se pueden vincular los procesos de urbanización con la gestión de la movilidad bajo la metodología de Desarrollo Orientado al Transporte (DOT), integrando la red de sistemas de transporte

Alfonso Baños

Arquitecto y Doctor en Urbanismo Profesor en el C.U. de la Costa de la Universidad de Guadalajara

con la planeación de los usos del suelo, facilitando el acceso de la población a todas las áreas de la ciudad y alentando una mejor distribución territorial de las funciones sociales y económicas. En el tejido social, se van modelando códigos basados en ritos, prácticas e ideales que determinan los que es adecuado o conveniente en el acceso a los servicios básicos (empleo, salud o educación) afectando o fortaleciendo la vivencia equitativa entre hombres y mujeres. En la movilidad, las opciones y experiencias en transporte público refieren que hay grupos que demandan atención prioritaria como lo son mujeres, infantes, adultos mayores o quienes presentan alguna capacidad diferente. Sin importar estas circunstancias, todos tenemos derecho a la movilidad en sentido ampliado y a las mejoras continuas en sus sistemas, pudiendo alcanzarse si se comprenden las diferencias de los usuarios en los variados medios de desplazamiento.

Atender la movilidad desde prácticas sostenibles contribuye a fortalecer a la comunidad, alienta la generación de riqueza, protege el medio natural e impulsa la prosperidad. Ello requiere desmontar el imaginario de estatus social del vehículo privado que sigue imponiéndose para migrar a formas alternativas como lo constituyen las modalidades públicas. De lograrlo, la calidad de vida en la región y en Puerto Vallarta puede consolidarse y mejorarse en un escenario de mediano y largo aliento con el consiguiente beneficio para habitantes y turistas.