La improbable vida de Bernard Lafourcade, Ilustraciones de Oriol Malet, textos de Enrique Mochales

Page 124

El espantoso caso del espantoso Perkins.

124

Perkins W. D. Wently tuvo la desgracia de escuchar desde el mismo momento de nacer que aquello era espantoso. Tenía el número correcto de dedos en sus manos y en sus pies, pero una parte íntima de su cuerpo había sido mal colocada por el Buen Dios. De su frente brotaba un perfecto pene que Perkins W. D. Wentley padre, mormón de Alabama, no quiso amputar a la hora de su nacimiento. “Si el Buen Dios lo ha querido así para él, que así sea”. Perkins creció con un gorro de lana calado hasta las orejas. A medida que transcurrían los años, ocultar aquel motivo de vergüenza se hacia cada vez más difícil. Como un monstruoso unicornio pasaba por la vida, sin poder librarse de cierto sentimiento de culpa, pensando que el Buen Dios no le amaba, pagando a sucias prostitutas borrachas para aliviar su tremenda soledad, hasta que el amor cambió su vida. Conoció a Eleonora Hoggan, y decidió someterse a una operación quirúrgica para extirpar aquello que le había señalado durante toda su existencia como un ser espantoso. En la actualidad sigue viviendo en Alabama, felizmente casado aunque sin hijos. Pesa ciento treinta kilos, pero es perfectamente normal.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.