Fichas Técnicas de rehabilitación

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Recalce superficial de muros con losa continua empotrada

1. Necesidad de ejecutar el recalce La actuación está indicada en el refuerzo de cimentaciones de edificios con muros de fábrica, que van a ser sometidos a incrementos de sobrecargas de escasa entidad. Su objetivo es canalizar dichos esfuerzos al terreno a través de una losa de hormigón, armada en dos direcciones, que posteriormente constituirá la solera de la planta baja. Además de esta ventaja y de la facilidad de su ejecución, esta solución proporciona una gran superficie de reparto; y por tanto, los esfuerzos que va a transmitir al terreno serán muy bajos. A su vez, este tipo de recalce puede ejecutarse de tres formas distintas: mediante losa continua empotrada, losa con perfiles o losa con marco perimetral. Cada una de estas intervenciones se describirá a lo largo de las fichas siguientes. En el primer caso, la losa se sitúa sobre el terreno, de forma que su cara superior sirva de base al pavimento. Es por ello que generalmente va a recibir los esfuerzos del muro por encima de la “zarpa” del cimiento; es decir, del ensanchamiento de aquél que hace de cimiento corrido. 2. Procedimiento operatorio a) Previamente a comenzar las obras, se apuntalarán los muros para evitar posibles desplomes o pérdidas de estabilidad. b) A continuación, la ejecución del recalce propiamente dicha

comienza con la apertura de cajeados a nivel del arranque del muro. De esta manera se garantizará la transmisión de los esfuerzos del muro a la losa. Este procedimiento se aconseja para las fábricas de ladrillo en las que se hace coincidir el canto de la losa con el correspondiente a tres de sus hiladas. Por este motivo, su espesor será: e = 3 x 5 (canto del ladrillo) + 2 (junta) = 17 cm e = 3 x 6 (canto del ladrillo) + 2 (junta) = 20 cm Es decir, oscilará entre 17 y 20 cm, por lo que se recomienda corresponderlo con la altura de la contrahuella de la escalera que, de esta forma, no se vera afectada en su primer peldaño. c) Para no debilitar excesivamente el muro, el cajeado se realizará

de forma discontinua, y por una y otra cara en los interiores, con una longitud de A = L/10, siendo L la longitud del muro. d) Como profundidad máxima C del cajeado se recomienda C =

E/6, en los de ladrillo, y C = E/4 en los de piedra, siendo E el espesor del muro. Estas dimensiones son orientativas, debiendo reducirse en aquellos muros que se encuentren en mal estado. Si se trata de fábricas de piedra, se recomienda que el cajeado se ejecute en forma de llaves, eliminando mampuestos. Sin embargo, en estos cerramientos está mas indicada la solución de perfiles pasantes, descrita en la ficha siguiente. e) Una vez abiertos los cajeados, será el momento de compactar

el terreno. f) A continuación se dispondrá encima una lámina de polietileno

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que impida la absorción del agua del hormigón que se verterá más adelante, y también las adherencias losa terreno. g) Sobre la lámina se colocará la armadura (B500S), en dos

direcciones, con sus separadores correspondientes situados a tresbolillo, y a distancias inferiores a 1 metro. En cuanto a las barras, puesto que los esfuerzos los transmite el terreno, los redondos de mayor diámetro se pondrán arriba. En general, para estancias cuadradas, suele ser suficiente con la siguiente cuantía: 5 Ø 12 p.m = 1 Ø 12 c/ 20 cm (arriba) 5 Ø 10 p.m = 1 Ø 10 c/ 20 cm (abajo) Y en las dependencias rectangulares o alargadas: 5 Ø 16 p.m (en la longitud menor) 5 Ø 10 p.m (en la longitud mayor) h) En el perímetro, coincidiendo con el cajeado, se dispondrá un

zuncho de 25 cm de anchura, armado con 4 Ø 10 Estribos de Ø 6 c/ 20 cm i) Colocada la armadura, será el momento de verter el hormigón

(H - 25), siempre en sentido vertical, y repartiéndolo en diferentes puntos para facilitar el vibrado, y así garantizar el recubrimiento de las armaduras inferiores. 3. Recomendaciones Vigilar el curado del hormigón, especialmente en los meses de invierno y verano, para evitar las heladas y la evaporación excesiva del agua de amasado. Con temperaturas elevadas, es importante acelerar el proceso de vertido y compactación del hormigón. De existir agua en el terreno, y especialmente si los muros están afectados por humedades de capilaridad, puede aprovecharse para disponer una red de drenaje bajo la futura losa, conectada a una serie de arquetas que se dejarán abiertas y protegidas por una reja de fundición, para favorecer la ventilación.


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