Revista Altavoz Cultural Abril 2018

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ÍNDICE Encuentro con Luis García Montero-Ferki López DIY-Paula Sifora Qué quieres ser de mayor-Eve Mae Rut Alameda charla con: Dulk Liberté, por Simone de Beauvoir-Elisabet G. Rodríguez Mi primer paso lo doy yo: Literatura y autogestión-Rut Alameda De vino y literatura-Olvido Andújar A vueltas con Peter Pan: un mito moderno que renace en la novela actual (Silvia Herreros de Tejada)-Ángel J. Cuarto Dº, Taller de Estampación cerámica - Rut Alameda Papaver rhoeas-Pilar Morales Carmen-Elena Sabaté Rubio Poemas de Fernando Daniel Granado Extrapolación y vigencia-Ferki López El Comando de los Heroeóntes: El gran civilicívoro y las funciones planetarias [Sexta parte]-HybrÖdos ¿Y si…?-Nico Quevedo


LUIS GARCIA MONTERO: POESÍA PARA LA VIDA Ferki López Lunes 24 de abril, Salón de Actos del Edificio D Facultad de Filología UCM Luis García Montero sonríe. Hijo Predilecto de Andalucía, su literatura es desde hace décadas Patrimonio de la Humanidad. En 2015 le regaló a la luz de todos sus lectores su Poesía completa. Dolores Romero López (entre otras muchas cosas, reseñista de Habitaciones separadas) organiza un coloquio en torno a tan ilustre escritor. Luis García Montero sonríe a cada pregunta que le lanzan los alumnos de 2º de Historia del Arte María Luisa Manzano y José Luis Gutiérrez. Catedrático de Literatura de la Universidad de Granada, profesor de Literatura en la misma, poeta de la experiencia, refleja para José Manuel Lucía Megías la figura del “profesor creador” de la Generación del 27 e inaugura la VII Semana de las Letras UCM adoptando el compromiso con la sociedad de que la Universidad tiene que tener su voz. Después de una breve introducción, María Luisa y José Luis toman la palabra para desgranar el pensamiento de LGM sobre diferentes tópicos: María Luisa Manzano: ¿Se es lector antes que poeta? Luis García Montero: El lector está siempre detrás del escritor y del profesor. Es la diferencia entre vocación y trabajo. Leer y escribir es lo que más me gusta. Mi padre leía en voz alta Las 1.000 mejores poesías de la Lengua Española. Entré en el relato a través de personajes como el pirata de Espronceda. Descubrí a García Lorca en el salón de visitas de mi casa, en la biblioteca de mi padre.


MLM: ¿Cuál es la utilidad de la poesía? LGM: La poesía transforma el mundo como lo pueda hacer una Constitución. Actualmente tiene esa misma función, pero es más urgente. Decía Juan de Mairena que “la libertad no es poder decir lo que pensamos, es poder pensar lo que decimos”. El poema es la configuración de un espacio público común. MLM: ¿Cuál es tu proceso creativo? LGM: Tengo la dificultad de que puedo repetirme sin darme cuenta. Entonces, necesito pararme, releerme, trabajar mi poesía. Es el extremo opuesto al proceso creativo que tiene alguien que está empezando a escribir, cuando lo que buscas es una voz propia, identificable. Para ello es fundamental leer, así como tener una papelera cerca, filtrarse a sí mismo, matar la prisa. José Luis Gutiérrez: ¿Es la poesía un síntoma de esperanza? Luis García Montero: La poesía nunca ha sido un género masivo, no tiene público, sino lectores. Sin embargo, no conviene auto-marginarse, tan malo es ser elitista como buscar un best-seller. Mientras existan los seres humanos, va a haber poesía. Considero que quien rechaza u obvia la tecnología es un cretino. Es necesario saber poner una lavadora. Pero también es un cretino el que rechaza la poesía. Cuando se muere un amigo, una persona que quieres, ¿de qué sirve poner una lavadora? JLG: ¿En qué términos se define Luis García Montero como poeta urbano? LGM: A partir de Baudelaire y Las flores del mal, la ciudad es esencial en la poesía contemporánea. Permite la complicidad con lo efímero, se puede construir una alegoría de la ausencia al ritmo al que vivimos y vemos el progreso sobre el lugar en el que vivimos, su velocidad. JLG: ¿Cuál es tu actualidad literaria? ¿Qué estás escribiendo?


LGM: Comencé con una novela, pero la paré al verme enmarañado en una toma de decisiones que la pospusieron. Hablo en pasado porque ya no es inminente su desarrollo al haber aceptado la proposición del profesor José Luis Plaza Chillón de hacer una versión de una obra teatral que él mismo va a montar. A continuación se pasó a un ameno coloquio con el público, que intervino en cuatro ocasiones por boca de alumnos de diferentes facultades e intereses académicos: El primero de ellos, alumno de Literatura General y Comparada, interpeló a LGM por su analogía poética con Jaime Gil de Biedma: LGM: Es un maestro fundamental, conocí su poesía después de la de Lorca y Alberti. Llegamos a tener una buena amistad. En la Revista Litoral le hicimos los compañeros un homenaje como el gran referente de nuestra Generación. Para nosotros Gil de Biedma ha sido lo que para la Generación del 27 fue Juan Ramón Jiménez. Mis hermanos mayores han sido él, Jaime, y Ángel González. Un alumno de Hª del Arte le preguntó si consideraba que la poesía joven había perdido el componente social: LGM: Creo que lo que sucede es que la política está en un profundo descrédito, también los sentimientos. Está mal visto ser un poeta sentimental, así como está denostada la propia realidad en la que vivimos, porque ahora lo que importa es la realidad virtual. No obstante, considero que el interés por la realidad real y no virtual nunca se ha perdido y está volviendo, principalmente porque la conciencia social tiene un peso inevitable. Una alumna de Filología: le preguntó por las mujeres poetas: LGM: La única revolución que nos ha salido medio bien ha sido la feminista, las demás han sido una catástrofe, bien durante, bien después. Personalmente, me quedo con la poesía de Elvira Sastre y de Raquel Lanseros. Hablando de literatura en general, novelistas como Rosa




Estas palabras son para ti, artista sin norte. Es importante que leas cada una mis líneas con atención: ¿Qué quieres ser de mayor? Necesitaba escribirte una última vez. Te quiero Cariño mío, te lo diré todas las veces que haga falta. Tiene gracia… Me dijiste: “vieja” ¿Recuerdas cuando te pregunté que qué querías ser de mayor? Siempre he tenido fe en ti. Yo creía que eras alguien inteligente de verdad Desde pequeña Pero no, Te tengo dicho que estudies y que te dejes de tonterías y dibujitos Solo quiero que seas una persona de provecho Yo lo hice todo en su momento, ahora te toca a ti. A ver, ya te darás cuenta ¿Y yo qué? Que algún día me tengo que morir Sigue soñando, verás… No lo hagas. ¿Tú crees que vas a ser capaz? ¿Vas a tirar la toalla? Deberías dejar de soñar, porque yo no lo logré, no Pero vas a seguir Estoy segura Vas a fracasar Te va a costar más de un disgusto Lo que quieres Además del dinero.


Búscate algo seguro Alimenta tu felicidad También va a estar presente en los otros trabajos. Aunque no lo creas ¿Y la incertidumbre? Mira, no sigas diciendo estupideces. Que vas a ser una muerta de hambre… No. ¿Por qué lloras? Basta de tonterías Yo solo quiero lo mejor para ti. Sabes que te apoyo, pero tienes que escoger sabiamente. Si no vales para esto, ¿Has pensado dejarlo ya y buscarte otra cosa? Que hagas algo que merezca la pena. Que eso no te va a dar de comer Que dejes de estar en las nubes Que eres tonta No me hagas caso si te digo Que lo vas a conseguir… (Ahora lee de abajo a arriba, y verás lo que te he intentado decir todo este tiempo. El norte será el que tú decidas que sea) Atentamente: Eve Mae


RUT ALAMEDA CHARLA CON DULK Quedamos a las 12, el, en Valencia en su estudio cerca de la playa, yo en mi piso en Madrid, empieza a sonar los tonos…Empezamos. Si su mejor amigo describiera a Dulk, ¿cómo lo haría? Qué difícil… Soy bastante currante, eso sí me lo dicen mis amigos. Peleón… Muy detallista. Te sigo en redes sociales y currante eres un rato… [risas] Al final más que un trabajo es un modo de vida, te tiene que gustar mucho para poder funcionar así. La cabeza no para. Yo conozco gente que ha estudiado conmigo y le gusta dibujar pero… tienes que ser un loco de la vida [risas]. Los que están triunfando le dedican su vida. Todavía no es un trabajo pesado ¿no? Hay días que dices buah… Llegan demasiadas propuestas y yo quiero hacer todo. Pero no puedes trabajar así, estás creando y si te estresas no te sale nada. Tengo una persona que me echa una mano con los contactos, pero el que pinta soy yo. No concibes esa ayuda de más, de pasarle el boceto a otra persona, de parecer más una fábrica que un ilustrador, ¿no? Si fuera más mecánico, más geométrico el estilo… Pero en mi caso tiene


que tener mi mano, pierde sentido si no. Se ha perdido el cariño con el arte, y eso no debería ser... Sí, ese punto “romántico”, que es lo mejor de esto. Lo conviertes en una fábrica, como esa gente que produce y produce… Yo saco pocas obras o cada cierto tiempo porque si no eso aparte de cansar devalúa el propio trabajo. Pierde la gracia y la belleza. Es como la moda. Justo lo hablaba ayer, eso le pasa a Rébecca Dautremer, que ahora mismo está produciendo pequeños libros con 10-12 ilustraciones y no está haciendo realmente por lo que ella destaca, libros grandes, currados al milímetro… Conozco su obra y me choca que ahora lo lleve así, porque la veo especial, me encanta lo que hace. Tengo varios libros suyos y el de El pequeño teatro es brutal, una pasada. Cuando te conocen en los sitios es por ese tipo de cosas, no por las convencionales, por las que ya no llamas la atención. ¿De dónde salen lo que yo he llamado tus “pequeños híbridos


achuchables”? Antes eras más oscuro, ahora cuando ves las esculturas de esos personajes apetece achucharlos… ¿por qué ese cambio? La verdad es que no lo sé, siempre he hecho personajillos, pero igual es que en esta época estaba más contento [risas]. Le metí más color, alegría… Siempre me han encantado Tim Burton o Jonathan Wayshack. Muy oscuros, como Gris Grimly. De repente me puse a hacer cosas más alegres. Fue un proceso más que un cambio. Ya sabes que la mayoría de los artistas tienen una obra que es de todos tus dibujos, su primer hijo, su hijo preferido ¿Cuál es la tuya? Pues si te digo la verdad: hago las cosas y a los dos meses no me gustan [risas]. Pero estoy muy contento con un conjunto que hice hace dos años para mi primera exposición más trabajada, digamos, para la que me senté a preparar a conciencia. Esas obras por la sensación que me dio al entrar a la galería y verlas todas juntas con un sentido y algo común… Fue una sensación de seguridad. Toda la experiencia de los tres meses que le dediqué ha sido lo más guay que me ha pasado. ¿Cómo es tu método de creación? Cuando son obras personales, me guío por mis gustos y soy muy friki de los animales, me encantan. Me encanta viajar y lo hago para verlos, para la fotografía. Y hace meses cuando estuve en Costa Rica, donde hay un cinco por ciento de la biodiversidad del planeta, disfruté mucho viendo los pájaros. Mi padre tenía como cuatrocientos. He crecido con ello y me encantan. Entonces ahora después de esa experiencia de dos semanas perdido en la selva a mi bola estoy preparando como cuatro o cinco cuadros basados en lo que vi allí. Lo que hago es tomar fotos y les meto mis personajes típicos, con un toque crítico pero con un lenguaje alegre. Cuando es un encargo, miro la información de lo que se ha hecho para ese cliente, gustos y demás, y empiezo a dibujar rayajos, bocetos rápidos… Y me voy quedando con una idea.


¿Y tu técnica favorita? Normalmente el acrílico, pero el dibujo también me gusta mucho: los trabajos solo a lápiz me encantan, pero los cuadros, todo acrílico. Tengo tu libro en las manos y pienso en cuántas horas lleva detrás, todo el trabajo... En la parte de Ilustración todo es acrílico, pero guiado por la mano; soy muy defensor de la mano, lo digital está bien y hay que saber sacarle utilidad, pero no abusar. Los encargos que he hecho para editoriales, por ejemplo, son a mano y pintados en digital. Depende de que sean cosas más rápidas, que se vayan a imprimir…


Cuando pinto en digital, intento que se vea el trabajo manual, destacarlo. ¿De joven eras grafitero, no?¿Cómo es pasar del papel a la pared? Empecé a estudiar Empresariales motivado por el diseño y por el negocio familiar. En mi primer año de carrera, teniendo en cuenta que vivía en un pueblo muy pequeño de Valencia, vino un chico de Madrid que se llama Rasi. Yo entonces patinaba mucho, él también y además hacía grafiti. Empecé a pintar grafiti con él. Me decía que mis personajes quedarían geniales en una pared. El grafiti siempre me llamó la atención y comencé a dibujar mucho más; la carrera se quedó ahí porque no la estaba disfrutando. Fue el grafiti lo que me hizo cambiar la trayectoria que tenía. Me puse a estudiar Ilustración. Ha sido increíble poder dedicarme a esto. ¿Tuviste la discusión de ‘papá, quiero ser artista’? Mi padre ahora está entendiendo lo que hago. Él es banquero y es de números, y esto es muy hippie, mis amigos no lo entienden [risas]. Por un lado, el hacer Ilustración y estar todo el día dibujando en vez de haciendo cuentas pues me tenía muy motivado, estaba feliz. Por otro, tenía que demostrar en casa que valía para eso. Entré sin saber nada, al acabar y con lo contento que iba pues salí muy bien. Ya comencé a conocer más gente, se puso de moda el street art…, las exposiciones… Después seguía pensando que no podía vivir de ello y me puse a estudiar Diseño Gráfico en Valencia. Trabajé en un bar, después en una empresa de moda en Barcelona, dos años, muy exigente porque eran diseños para camisetas y demás… Estaba contento porque le callé la boca a mi padre con el primer trabajo de dibujante como tal, pero tampoco estaba haciendo lo que quería. Hacía más de ocho horas y después seguía aparte con exposiciones o eventos. No desconectas. Lo que pasó con Inditex fue genial como experiencia pero no lo haría más. Estando allí vino un chico de Madrid que iba a hacer una película con un director de Barcelona. Ya tenían un ilustrador contratado, pero el chico me lo propuso y pensé que me daría seguridad para poder comenzar a trabajar de freelance. Dejé el trabajo y me puse con la película. Salió después el concurso de Ilustración en Bruselas y gané. A partir de ahí,


todo lo demás. Me has preguntado por el grafiti y te he contado mi vida… [Risas] El grafiti siempre fue en paralelo, si bien cuando tienes encargos o trabajos comerciales, para libros, etc., debes jugar con los lenguajes; he dejado más el estilo Dulk para los murales, pero siempre defendiendo mí estilo. Ahora puedo hacer lo que me dé la gana, lo mío, mi sello ante todo. ¿Qué ocurrió después de la historia que nos has contado de aquella película en Barcelona? Roger Olmos fue mi tutor en mi Proyecto de Final de Carrera en Diseño Gráfico, un álbum ilustrado. Le contactaron después de aquella película para diseño de escenarios y personajes por parte de una productora mexicana y él les dio mi nombre. En mi libro hay una parte que se llama Inzomnia, que es un proyecto con los diseños que hice para esa película de Stop Motion. Están empezando a montar escenarios, va a ser una puta pasada. ¿Te imaginas hacer tu propia película, con todos tus personajes? ¿ o crees que es demasiado pronto? Sí… Me encantaría hacer algo con mis propios personajes, pero es pronto, hay que perfilar, hay que definir todo mucho más. Ahora estoy preparando una expo y se ve una diferencia, es otra atmósfera; aún no estoy preparado. Extrapolar la exposición a una película, te juro que lo visualizo y es una pasada… Sería increíble. Yo… yo lloro [risas]. Hace poco me contactaron de una empresa relacionada con Samsung que estaba haciendo gafas de realidad virtual. Querían utilizar un cuadro mío para meterte dentro. Iba a ser uno de los vídeos. Al final no salió. El cuadro tenía que pintarse en mural. ¿No cierras puertas? No, para nada. Me gusta tener una seguridad, pero me planteo proyectos, nuevas ideas. Lo de la historia propia me encantaría.



LIBERTE, por Simone de Beauvoir.

El ser, a lo largo de su historia, ha caminado por mil y un senderos diferentes hacia la búsqueda de lo que llamamos ‘’Libertad’’, un concepto tan abstracto y complejo que se ve sometido a las circunstancias temporales en las que se inscribe, siendo condicionado por leyes morales y sociales, toda clase de creencias religiosas y organizaciones de poder. Libertad es la capacidad de conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de la persona. Exactamente ahí nace la eminente personalidad de Simone Lucie-Ernestine-Marie Bertrand de Beauvoir, que ha llegado a ser Simone de Beauvoir precisamente por tomar los mandos de su propio destino. Sólo Simone haría a Simone. Filósofa y escritora imprescindible en la Francia del siglo XX, ni su apellido burgués, ni las estrictas normas sociales de la época pudieron frenar su deseo de ser una persona absolutamente libre y no tomar una actitud de anhelo sino de acción ante la propia voluntad. Para lograrlo y conseguir que los demás también accedan a su determinación, Simone recurre a diferentes rutas en las que toma su albedrío como principio, medio y fin: ‘’Ninguna existencia puede ser válidamente realizada si se limita a sí misma’’ (Simone de Beauvoir) Su pensamiento se enmarca en la corriente del existencialismo ateo, donde, junto con Jean Paul Sartre y Albert Camus, analiza la condición humana y llega a la idea del ‘’hacer es ser’’: el ser será únicamente lo que decida hacer consigo, adquiriendo este planteamiento como motor inmóvil en cada una de las decisiones que ocuparán su vida y generando una obra intelectual que distribuye entre la revista ‘’Tiempos modernos’’ y diversos ensayos literarios. ‘’El hombre está condenado a ser libre, porque una vez en el mundo, es


responsable de todo lo que hace”. (Jean-Paul Sartre) En un contexto vital en el que Europa se sumerge en una Segunda Guerra Mundial, Simone cimenta gran parte de su actividad intelectual en el análisis de la política de su tiempo y las relaciones de poder entre las diferentes clases sociales, llamando a la acción al mostrar una absoluta rebeldía y basando la potestad en el colectivo, al que considera la única fuerza capaz de liberarse, tal y como se desdibuja en ‘’La sangre de los otros’’ y en ‘’El existencialismo y la sabiduría de los pueblos’’. “No nos engañemos, el poder no tolera más que las informaciones que le son útiles. Niega el derecho de información a los periódicos que revelan las miserias y las rebeliones” (Simone de Beauvoir) Sin embargo, su consagración filosófica y literaria nace de sus reflexiones acerca de la situación social de la mujer. Beauvoir se convierte en una de las precursoras del movimiento feminista al analizar y mostrar una sociedad en la que se relega a la féminas a una situación de inferioridad, apoyando temas controvertidos como el aborto y el trabajo de la mujer y dando voz al movimiento de liberación femenino. Son estas tesis las que se perfilan en ‘’La mujer rota’’ o ‘’El segundo sexo’’. “Sólo después de que las mujeres empiezan a sentirse en esta tierra como en su casa, se ve aparecer una Rosa Luxemburg, una madame Curie. Ellas demuestran deslumbrantemente que no es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia” (Simone de Beauvoir) Es a través del pensamiento, la escritura, las ansias de sabiduría, sus protestas políticas y la reivindicación del papel social de la mujer, el modo en el que Simone recorre su propia búsqueda de libertad, haciendo del conocimiento su instrumento vital para que nada ni nadie maneje sus juicios. Igualmente, Castor, cómo la apodaba su ‘’amor necesario’’ Jean Paul Sartre, lleva su total determinación al punto emocional de su existencia, compartiendo con el filósofo una relación abierta que compatibilizaba con ‘’amores contingentes’’ que garantizaban sus inmensos deseos de desgastar sus días, de vivir libre, de sentirse viva.


Simone nos revela que la esfera de la libertad, como valor inherente al ser humano, ha de ser conquistada día a día por medio de acciones que nos permitan desarrollar nuestra propia autonomía. La vida no es fácil cuando no se acepta el rol que se nos otorga, pero sólo nosotros podemos ser capaces de manejar las líneas de nuestro discurso al diferenciar entre nuestras esencias intrínsecas y las conductas adquiridas. Y es que ser persona no se nace, se hace. Elisabet García Rodríguez


MI PRIMER PASO LO DOY YO: LITERATURA Y AUTOGESTIoN Madrid- Valencia Valencia - Madrid Saliendo de Madrid a las 15.40, me doy cuenta de que, como todos los eventos que he organizado desde que creamos Ferki y yo Altavoz Cultural, nunca me los preparo. Iba a Valencia, a la universidad para hablar en un evento llamado “Mi primer paso lo doy yo: literatura y autogestión”. Pensé hacerme un mapa mental de todo lo que había hecho desde el pasado octubre, cuando salió mi querido Los Días Largos, creación como muchos sabéis de Ferki, Carmina y yo. ¿Qué ha cambiado? Mucho. Demasiado. A veces creo que el libro llegó como una bomba para hacerme ser más fuerte que nunca y darme la oportunidad de hacer lo que realmente me gusta. Los días largos dinamitó dentro de mí una fuerza tan grande que, sin pensármelo, me hizo coger a Ferki por banda y montar Altavoz. Después de esto han sido todos los recitales de poesía, las presentaciones de las revistas y el ansiado Miller-Bonet, y no se queda ahí, ¿os han comentado que el 27 de Mayo sacamos una antología de treinta autores de la mano de Altavoz y viveLibro? Mientras dilucidaba sobre todo lo que ha cambiado mi vida y todos los pasos que he dado en los últimos meses, llegué a Valencia. Mi amiga Silvia se encarga de llevarme a la universidad, donde me esperan Javi Roque, Antonio Ferrari y Joseph Mercier, mis compañeros de charla, junto a Arantxa Vega, mi amiga y coordinadora del evento. Sin mucho preámbulo, empezamos la charla, donde Javi y Antonio nos cuentan como un Trabajo de Fin de Grado de BBAA ha terminado siendo un libro de Física al que le están dedicando todo el mimo del mundo, buscando no caer en los estereotipos de los libros ilustrados de física y,


sobre todo, ser únicos. ¿Lo mejor? Lo han conseguido, con una maqueta y la primera imagen todos los allí presentes tenemos un montón de ganas de verlo físico; tienen un buen producto, ilusión y mucha fuerza. Tienen futuro y todos nos quedamos con ganas de más. Después, comencé a hablar: conté cómo fue crear Los días largos, con todo lujo de detalles; no me voy a callar que fue complicado, que hubo momentos de enfados donde hubiera tirado la toalla, pero que gracias a mi compañero Ferki, nunca lo hice. viveLibro también ayudó mucho y nos puso las cosas fáciles. En octubre llegó el libro recién salido del horno. En noviembre nace altavoz y en diciembre se materializa la reedición de Los días largos. Eso sí, como dije en la charla, nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco imposible. Quiero luchar con las grandes editoriales que tienen el monopolio, que bajen de ese podio donde pueden mal-pagar a ilustradores, donde contratan escritores para que escriban sobre famosos y youtubers, mientras sus bolsillos se llenan de dinero. Por eso, la autoedición es fundamental en mi vida. Porque soy mi propia jefa y eso no me lo quita nadie. Bueno, diría que Ferki y yo somos nuestros propios jefes, eso está mejor. La charla la terminó Joseph, compañero de viveLibro, periodista y escritor de “El pasado de Brian”, libro que me ha regalado y que recomiendo al cien por cien. Habló de cómo fue su experiencia, de cómo luchó porque una editorial le publicara y cómo terminó ganando un concurso de viveLibro cuyo premio era la publicación, sobre cómo fue el año de espera para ver su sueño hecho realidad y cómo ha sido su experiencia en la autoedición. Así las cosas, éramos cuatro personas -dos de ellas que están en plena fase final de su proyecto, una que ya había publicado y otra que está constantemente publicándose- hablando de lo mismo: de las dificultades que plantea, pero lo gratificante que es ese trabajo. El evento terminó a las 20.00 y de allí marchamos a tomar unas cervezas. El sábado 29 volvía a Madrid y lo único que puedo decir es: gracias, Valencia, me has regalado momentos exquisitos y muy bonitos. Rut Alameda



De vino y literatura “Wine is one of the most civilized things in the world”. Ernest Hemingway La historia del vino ha estado unida a la de la humanidad desde tiempos inmemorables. Existen evidencias arqueológicas del machacado de la uva con la intención de hacer vino ya en el Antiguo Egipto. Hace más de cinco mil años, los seres humanos bebían vino y se sentaban alrededor de una hoguera para narrarse cuentos. En muchos de esos relatos, se servían del placer de Baco para, realmente, hablar de cómo somos los seres humanos y qué cuidados necesitamos. A una persona Chardonnay, tan dulce, tan transparente, y a una Garnacha, tan dura en un primer encuentro y tan sublime en el recuerdo, hay que acercarse con diferentes labios. La forma de sufrir de los Syrah, tan estoicos, nada tiene que ver con cómo integran el dolor los Albariño de alma reflejada en la mirada. Hay vinos, como poemas, como personas, que se nos meten dentro del alma y nos adormecen todos los demonios. Los hay que nos arrancan las lágrimas que creíamos ya enquistadas. De quienes nos enamoramos nada más verlos. En algunos querríamos echar anclas, plantar una casa y quedarnos a vivir. A otros, sin embargo, queremos olvidarlos para siempre. Nos hemos encontrado, cuando más perdidos estábamos, en el aroma de una uva y entre los versos de un poema que han sabido darnos el aliento que no éramos capaces de encontrar bajo la almohada. Decía León Felipe que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos. Quizá la poesía nos ha acunado esos mismos temores. Nos ha hablado de amor, de muerte, de felicidad, de abandono, de sexualidad... Y, muchas veces, también de vino. En el Génesis de la Biblia nos narraban la primera borrachera de la


literatura, la de Noé, que tras salvarse del Diluvio Universal se dedicó “a labrar la tierra y plantó una viña” y, más tarde, “bebió del vino y se emborrachó”. Leímos sobre él en El libro del Buen Amor, en La Celestina, en Don Quijote de la Mancha y nos sobrecogimos de pena cuando a nuestro Lazarillo le quebraron los dientes al reventarle un jarro de vino en la cara. Crecimos con los versos que sabían a uva tinta de Luis de Góngora, Lope de Vega y Quevedo. También con los de Federico García Lorca (y un olor de vino y ámbar / viene de los corredores) y Miguel Hernández (Tus cartas son un vino / que me trastorna y son / el único alimento para mi corazón). En algún momento quisimos ser el Max Estrella de Valle Inclán (Y ahora, mezclemos el vino con las rosas de tus versos), bebimos con Rosalía de Castro (¡Ouh miña parra de albariñas uvas, / que a túa sombra me das!) y nos encontramos en la Gloria Fuertes más reivindicativa (Hago versos señores, hago versos, / pero no me gusta que me llamen poetisa, / me gusta el vino como a los albañiles) y también en la más sensual (Escribir sobre tu cuerpo / con los dedos mojados en el vino). Y así nos dimos cuenta de que hay vinos, como poemas, como personas, para dejar al borde del camino. También hay, por suerte, Sauvignon Blanc para guardar siempre en un cajón y recuperarlos cuando necesitamos una sonrisa. Hay Tempranillo a los que volvemos de vez en cuando, porque entre sus brazos, entre sus páginas, entre sus taninos, nos sentimos en equilibrio. Hay Merlot con los que soñamos algunas madrugadas en las que se nos incendian las sábanas y las caderas. Hay Gewürztraminer en los que pensamos sin mirar el reloj, porque la necesidad de entenderlos es la máxima expresión de admiración que conocemos. Hay Mencía a los que desnudamos porque aprendimos que el respeto se demuestra mejor quitando la ropa que vistiendo. Hay Pinot Noir que nos siguen matando de dolor después de tantos inviernos. Hay Malbec que nos acompañan en silencio y su abrazo nos devuelve la calma. Y también hay Cabernet Sauvignon que nos templan los miedos y nos salvan la vida. Como aquellos cuentos narrados alrededor de una hoguera. Todos ellos, pese a todo, merecen siempre un brindis y una mirada desnuda: ¡Salud! Olvido Andújar


Presentación del libro La mano izquierda de Peter Pan de Silvia Herreros de Tejada Con el título “A vueltas con Peter Pan: un mito moderno que renace en la novela actual”, Silvia Herreros, filóloga inglesa y doctora en Estudios Fílmicos, y una de las mayores expertas en Peter Pan y su autor, James Matthew Barrie, presenta su novela La mano izquierda de Peter Pan con la colaboración de la profesora Esther Sánchez-Pardo, del Departamento de Filología Inglesa de la Universidad Complutense de Madrid. Aunque esta charla estaba encuadrada como la presentación de un libro, Silvia quiso extenderse en el mito de Peter Pan, la vida de su creador y en cómo se desarrolló su investigación sobre este tema, más conocido hoy por la versión de Disney que la original. Con todo, Silvia no se cortó al afirmar que ella tuvo su primer contacto con el tema a través de la película, y que fue el motivo base para querer investigar más sobre Peter Pan. Incidió en la multitud de interpretaciones que el personaje y su entorno han tenido a lo largo de los años, y la película de Disney es solo uno más. El propio Barrie creó diferentes versiones del niño que no quiere crecer, a medio camino entre infantil y adulto. Barrie era un gran amante de los niños, y fue tutor de los hijos de unos amigos suyos a la muerte de estos. Su gran afinidad con los niños dio lugar a las polémicas esperadas, pero nunca fue más que un simple interés por la infancia, que repercutió en Peter Pan. Silvia posita la teoría de que Barrie estaba intentando crear un mito deliberadamente, porque cada vez que escribía sobre Peter Pan era diferente, y permitía que otros elaboraran sus propias versiones. De ser esto cierto, explicaría por qué una historia con apenas un siglo de antigüedad haya producido tantas variantes a día de hoy. ¿Y qué tiene Peter Pan para causar tanto interés? Según Silvia, la eterna


juventud es algo inherente al ser humano, y por tanto cualquiera se identificará con un personaje que personifica esa obsesión, para celebrarla o para condenarla. Además Barrie creó a Peter Pan con motivos duales que abrían multitud de interpretaciones sobre su psique, algo muy frecuente en aquella época de psicología. Una de las más interesantes es que en las primeras versiones el capitán Garfio, el mítico villano, no existía, y Peter era semejante a las representaciones antiguas de los seres del bosque, entes de diferente moral que actúan con impunidad y, en el caso de Peter, secuestran a niños por sus propios fines sin que se pueda hacer nada por evitarlo. Incluso cuando Garfio fue introducido, él y Peter resultaban muy similares en motivaciones y personalidad, y desde siempre se ha puesto en duda si realmente Peter Pan es una figura heroica. Para terminar la charla, Silvia comentó dos versiones del mito en las que había trabajado previamente, y que le inspiraron a escribir su novela: Perdidos en Nunca Jamás, una obra de teatro, lo aborda con los jóvenes que ven su futuro incierto y se “refugian” en el Nunca Jamás de la fiesta y el olvido; en Pan y los nadies, una coproducción con Venezuela, Pan es un viejo enterrador que se ve obligado a ver cada día a jóvenes asesinados antes de llegar a ser adultos. La mano izquierda de Peter Pan, la novela de Silvia Herreros, es más metaliteraria, alternando entre la época actual y los últimos años de la vida de Barrie, después de crear a Peter Pan. En el presente, un doctorando español interesado en Peter Pan choca con una estudiosa inglesa que tiene interés en Cynthia Asquith, una mujer que acompañó y trabajó con Barrie en las últimas décadas de su vida, mientras que en el pasado Cynthia lucha por abrirse camino como escritora junto a Barrie y bajo su sombra. Con este libro, Silvia demuestra su interés por Peter Pan y el mundo de Barrie, y reivindica la investigación de un tema que aún posee muchos detractores, al mismo tiempo que hace eco de la figura de Cynthia Asquith, una autora que ha quedado en el anonimato, todo ello combinado en una novela digna de leer, aunque solo sea por saber más del creador de ese mito tan intrigante como es el de Peter Pan. Ángel J.



Madrid, 6 de Mayo de 2017. Después de dos días grises, nos encontramos en Malasaña, con un sol del carajo, porque Mari Quiñonero (artista, Co-fundadora de ‘las muy perras’) y Abraham Menéndez (abetheape, o lo que viene siendo un diseñador que crea cosas tan guays y originales que no puedes no querer ir a…esto que os voy a contar más adelante) se han juntado para crear un taller de estampación en cerámica. Un taller en el que te enseñan qué materiales, de qué forma y con qué herramientas puedes llevar tus creaciones a un medio tan olvidado como la cerámica. El ambiente es inmejorable, aquí todos somos iguales, no tenemos ni idea de cómo lo vamos a hacer, hay buen rollo y la mayoría venimos del diseño, la publicidad, la ilustración y la cerámica. También tenemos una cosa en común: la curiosidad por ver qué sale de estas cuatro horas. Primero, Abraham nos explica materiales y formas, sitios donde


comprar dichos materiales y nos ponemos a ello. Nos da un platito cuadrado y nos dice que dibujemos algo en las cartulinas, cosas sencillas. Y aquí estoy yo, recortando pétalos de una margarita, pero sobre todo dejándome llevar. Después del experimento, nos deja unos prints suyos para hacer un plato más grande. Esta era la parte crítica de la historia, sin embargo, con la que más disfruté (adjunto foto del los platos abajo). Recomendadísimo, si alguna vez tenéis oportunidad de ir a un taller de Abraham, hacedlo, esa sensación de satisfacción en el cuerpo es impagable. Rut Alameda Os dejo sus redes sociales y sus páginas webs por si tenéis curiosidad. @laquinonero https://www.mariquinonero.com @abetheapedeco www.abetheape.es/


Papaver rhoeas Te voy a arrancar de mí como a una costilla que va a mutar en otra cosa. ¿Quieres ser una amapola? Te voy a ver florecer en un jardín, muy lejos de mi imaginación. Me voy a poner muy triste. Triste azul, triste agua, triste triste. Voy a desoír tu risa. Ya me cuesta recordarla. Voy a desmontar los planes. Saldré de tu cuerpo como la costilla del pecado que se materializará en lo que no ha sido nunca. Tal vez, un día, un astro, una bombilla, un animal o una dicción te devuelvan a mi mente. Volverás en amapola herida. En agua azul. En risa muda. En idea fugaz y en certeza. La de que fuimos semillas que pudieron crecer hasta convertirse en cualquier cosa. Pero no. Pilar Morales


MOBILIARIO COMERCIAL Empresa dedicada a la fabricaciรณn, la distribuciรณn y el montaje de mobiliario comercial con una vasta experiencia en el sector y una amplia producciรณn a nivel nacional e internacional. Desde su fundaciรณn, ha trabajado para clientes muy diversos, encuadrados en objetivos muy dispares dentro del รกmbito empresarial que nos ocupa, con especialidades comerciales que confirman su capacidad para el anรกlisis, la adaptaciรณn y la superaciรณn de los proyectos propuestos.Entre ellos podemos encontrar La Fรณrmula de Comunicaciรณn, El Corte Inglรฉs, JTI, Samsung, LG o Carrefour. Contacto: decontairintegral@hotmail.com Fernando Lรณpez Lรณpez: 648 919 774 Madrid



CARMEN Carmen era una mujer grande en todos los sentidos. Cada paso que daba hacía resonar el piso. A mí me recordaba a los luchadores japoneses, con su enorme tamaño abarcando todo el espacio. A ella la gustaba verse como una gran mamá, se imaginaba que entre sus brazos podía refugiar a todos los niños del mundo; ya le hubiera gustado tener al menos un par de ellos revoloteando a su alrededor, pero la vida no le había dado hijos. José, su esposo, era todo lo contrario a ella: de una delgadez que parecía enfermiza, siempre andaba distraído, como metido en un mundo interior donde nadie tenía cabida. Cuando Carmen se lamentaba por la falta de diálogo, él se encogía de hombros y levantaba las cejas: “qué quieres que hablemos, mujer”; “no sé, de cómo te ha ido el día, por ejemplo”. Él respondía: “bien, como todos los días” y acababa la conversación argumentando cualquier tarea que hacer o la necesidad apremiante de ir al baño. Carmen entonces callaba, bajaba la mirada y le dejaba marchar sin un pero. Quizás por ello fue que Carmen se había aficionado a los programas de televisión. Se levantaba con José a las seis de la mañana para tener las tareas de la casa terminadas cuando comenzara el primer tramo de su día. Abría las ventanas habitación por habitación, cerraba las puertas para no tener corriente y se dejaba caer en un ajado sillón descolorido, hundido justo donde ella solía sentarse, y encendía el televisor. En esta época se había enganchado a “Crímenes Imperfectos”, que la entretenía varias horas. Lo veía como si formara parte de ella misma, lloraba y reía, se emocionaba y soltaba palabras malsonantes sin ser consciente de ello. Cuando acababa, se quedaba un rato pensando en lo que había visto, iba al baño, daba una vuelta a la casa por si quedaba algo por rematar de las tareas diarias, ponía en orden si faltaba algo por hacer, y cerraba las ventanas; iba hablando sola por toda la casa: “Hay que joderse, qué listos los investigadores esos, cuánto adelanto, madre mía, y cuánto loco hay suelto por estos mundos de Dios”, se decía. “Tengo que comprar un par de bombillas, cómo ha cambiado el hijo de la


Lupe, ¿a qué día estamos hoy? Qué cabeza la mía, en cualquier momento me olvido hasta de comer. Bueno, eso no creo, antes me olvido de respirar, qué ocurrencia”, y rompía a reír. Y seguía hablando sin orden ni sentido mientras se vestía, miraba lo que tenía que comprar y salía ligera para volver a tiempo al segundo tramo de su mañana. A mitad de camino iba resoplando de ahogo y sus pensamientos volvían a salir sonoros por su boca: “tengo que adelgazar, Jesús, vaya cuesta, a ver si no hay mucha gente y tardo poco porque este trajín me quita la vida... vaya flores tan bonitas tiene ese balcón, por qué me miran al pasar, ¿me habré peinado?; coño, si voy hablando en alto”, y rompía a reír. “Pensarán que estoy chiflada”, y seguía riendo sin poder remediarlo. Así era Carmen, se había acostumbrado a la soledad. Cuando sus antiguos vecinos se fueron mudando o pasando a mejor vida, los nuevos inquilinos que fueron llegando no tenían tiempo para el corrillo de escalera, siempre atareados y con prisas, apenas conocía sus nombres. “La del tercero, sí, hombre, la del pelo colorao que anda siempre mirando pal suelo como si fuera buscando algo”, le decía a su marido, o “el gruñón que arrastra los buenos días como si le costara”. José asentía más por callarla que por saber de qué le estaba hablando; poco a poco dejó de preocuparse por quiénes eran los que vivían en su vecindario y empezó a centrarse en otras vidas más a su alcance. A las doce del medio día comenzaba un programa que consistía en buscar pareja, chicas de cine con cuerpos bien formados y sonrisas deslumbrantes competían por el chico que les auguraba un futuro lleno de aventuras, donde la elegida sería protagonista de un cuento de princesas. Carmen vibraba con cada cita, desde su sillón aconsejaba a su elegida, maldecía a las contrincantes, respiraba hondo con cada victoria y cuando su favorita era eliminada, ponía las mismas energías en otra, algunas veces se creía una de ellas, dejaba volar su imaginación y se veía a sí misma con unos cuantos años menos, con unos cuantos kilos menos; “no, unos cuantos no” -se decía- ” mejor unos muchos”. Llegaba a notar la humedad de unos labios carnosos y pasionales recorriéndole el cuello y bajando por la espalda, notaba ese cosquilleo en la entrepierna que hacía tanto tiempo que no sentía con José. Cerraba los ojos, se acercaba la mano con dificultad y pudor, se frotaba, sentía un leve placer y después de ello, se avergonzaba; pensar que una mujer con sus años tuviera esas ideas lujuriosas, ese deseo de ser amada por un cuerpo


joven, pasional... pero ese era su secreto, su pecado, su pequeño goce. Y en esos momentos acallaba sus pensamientos, los impedía salir. Se olvidaba del asunto y apagaba el televisor. Miraba qué comer: “un bocadillo de sardinillas, total, pa mí, una lata de fabada que la caliento en un periquete”. Se preparaba la bandeja y en el mismo hueco del sillón se sentaba y engullía la comida con ganas. Y así era cada mañana, de lunes a viernes; cuando se cansaba de un programa se enganchaba a otro. Por las tardes le atraían más las tertulias donde se discutía la vida de uno u otro famosillo, donde se opinaba qué novio o qué ropa o qué viaje o cualquier otra cosa que hubiera sido portada en las revistas del corazón. Se conocía la vida de cada uno de ellos y en ocasiones alguna historia había conseguido quitarle el sueño; la preocupación, la desgracia, el dolor que manifestaban los tertulianos los vivía como propios, como si de su familia se tratara, y con la misma pasión disfrutaba de las buenas cosas que ocurrían en ese pequeño rectángulo que era su vida. Por eso cuando una noche no llegó José, no le echó en falta, ni al día siguiente tampoco; ella siguió con su rutina. Con sus programas, sus novelas, sus latas de sardinas, sus amigos del otro lado de la pantalla. Día a día se olvidó por completo de su marido, de su nombre, de la compra, de las tareas de la casa y el hueco del sillón se fue hundiendo cada vez más. Así la encontraron, sentada en un sillón que parecía abrazarla, con una mueca placentera y los ojos fijos en el televisor. Y allí estaba ahora, dentro, en ese lado de la pantalla que había sido su familia en los últimos tiempos: “mujer encontrada muerta en su casa” -rezaba el titular-. “El mal olor que salía de su casa alertó a una vecina que llamó a la policía. Cuando llegaron, pudieron comprobar que la mujer llevaba muerta varios días. Nadie la había echado en falta”. Elena Sabaté Rubio


Mi cuerpo se acurruca

Voy a tientas con la luz apagada, solo el brillo azul del teléfono me ayuda, apoyándome en las paredes del pasillo largo y estrecho, como toda la jornada. En los picos de los muebles, la rutina pega golpes que la conciencia ya no aguanta. Con torpeza me acerco, lento, a ti, me quito los pantalones y la camisa, me despojo de cansancios y de ansias. Para estar en verdad desnudo me quito también los versos y las lágrimas. Al bajar totalmente la persiana, temo que las estrellas ya no iluminan nuestro amor y la noche nos atrapa. No ver tu figura ni tu rostro y buscarte, a ciegas, entre las sábanas… Sin luz se pierde el brillo de la vida y el tiempo, poco a poco, nos alcanza. El deseo vagabundea por mis venas, abstemio de tus besos, resecos los labios con la piel palpitando ardores, que temblando suben de mis entrañas. Mi cuerpo, tímido, se acurruca en las sombras frías de la cama. Tu estar quieta y dormida me araña. El perfume de tus senos, las tibias caderas que a estas horas ya no danzan. Siento tu calor que me acompaña, acunando sueños, columpiándose en mi espalda. Un manojo de lilas en tu pelo me embriagan. Quiero oler el aroma blanco de tu ausencia, los días y noches en que me faltas. Y solo encuentro un letrero negro, inmenso azabache de silencios, apoyándose en mi almohada. Dame una palabra, amor, para guardarla.


En algunas ocasiones, de pronto,

las cosas ocurren, sin pensarlo o proponértelo. Vienen de improviso a la vida las nubes, las estrellas, el asfalto y los faroles, los labios que se besan y los que se agrietan. Vienen los pasos perdidos y los abrazos abiertos. A veces arriban las tormentas, y llegan las lunas en vela. Se arriman a la piel los dolores punzantes, te escuece la carne trémula, se alzan las fiebres, se aquietan las penas vistiéndonos de temores y miedos; cuando el tiempo se escurre tan lento los huesos se hacen de arena. En ocasiones apenas la vista se queda fija en la oscura penumbra que te rodea. Buscamos la luz, cuando el aire quema. A la espera de un mañana de luz, más claro, aguardo y me escondo entre las sábanas. Pasa lento el tiempo hasta llegar la madrugada. Montones de basura se acumulan, los duendes construyen su montaña. Deseos y pulsiones hacen bucles en mi pelo, conmigo se acuestan, se ponen mi pijama. Entre las teclas los minutos se escurren. Otra vez escribo, me arrastran las palabras. Y no encuentro el camino hacia el amor, mis demonios bailan y entre carcajadas cantan.   Payaso entre las jaulas Para entretener los dolores que siento en mi espalda hay veces que silbo o canto, también visito otras galaxias. Miro escaparates y compongo versos que no siempre se asoman a la garganta.


Bailo por las aceras temiendo que me vean mojarme, brincando entre los charcos, recorriendo los bordillos del peligro; de torres más altas he caído. De reojo me miran como a un loco buscando tozudamente la esperanza. En la arena del circo de la vida, soy un clown cuajado de sonrisas y lágrimas. Con sus zapatones siempre tropieza, provocando las risas de la grada. Prefiero hacer reír que quedar parado esperando un autobús que nunca llega para llevarme hasta la nada. Tengo una flor roja, de plástico, en la solapa… de la que brotan salados chorros del agua, en los que se derrama el alma. En el entreacto espío entre bambalinas, y tú me sostienes la mirada. No me atrevo a declararme y siembro de tierra mis pisadas. Vuelvo a escena y los focos me deslumbran. -En el espejo encuentro tu perfil, que me sostiene y que me atrapaToco una balada de trompeta, me pongo el viejo bombín en mi cabeza nevada. Los años pasan y la función nunca se acaba. Recorro la pista con mi traje de rayas. Marinerito vestido de niño, sin barco, remos ni playa.

Fernando Daniel Granado


EXTRAPOLACIÓN Y VIGENCIA: La eternidad poética FERKI LÓPEZ Andábamos presentando Mi Tormenta un abril en la Semana de las Letras en la UCM cuando Emilio Peral Vega dijo, refiriéndose a ciertas influencias que desprendía la obra, aquello de: “no puedes escribir como Bécquer porque Bécquer está muerto”. Compañera de mesa ese día, Laura García Romalva nos fascinó en el número 4 de esta revista con su Pervivencia: un hermoso homenaje a Pedro Salinas de mano y boca de una de las poetas más salinianas sobre la faz de la tierra. Un número atrás, en Altavoz 3, podemos leer como Álvaro López Fernández (Premio Gerardo Diego de Poesía 2016) nos da algunas claves para rastrear las coordenadas de lo que un determinado certamen puede exigir, poéticamente hablando, a sus participantes, en tanto en cuanto se denominan en honor a este o aquel autor consagrado. Finalmente, Fernando Daniel Granado (que comparte un par de poemas inéditos en el presente número de Altavoz) recoge en su poemario Memoria de los días una Carta para Gloria Fuertes (amiga de los débiles). En tono semejante, pero en plano diferente, hallamos en nuestras redes sociales toda una legión de seguidores de la poesía de nuestro compañero de viveLibro César Poetry o de plumas como la de Carlos Salem, quienes no solo cosechan admiración sino intentos de imitación. Todo este breve recorrido por el ayer y hoy de la poética de un escritor como foco de luz para otro viene a colación de la figura de Gil de Biedma y su candente vigencia.


¿Escribir como...?, ¿escribir para...?, ¿escribir “conscientemente influenciado” por...? Más allá de la manida afirmación de que está todo escrito -tan manida como falsa-, conviene detenerse en tres puntos de análisis entroncados con la visión pública de una forma de versar específica: a) qué es estar influenciado y su relación con la consciencia del autor secundario; b) por qué una lectura de un poema de X recuerda a Y y no a Z, esto es, la universalización de un modo de escribir; c) la esencia y la originalidad, su relevancia para construir literatura de calidad o todo lo contrario. Empecemos a responder desde estos humildes ojos becquerianos: a) el imaginario compartido es uno de los mecanismos de reconocimiento de la influencia de un artista -genérico- sobre otro. Resulta la forma más común de constituir grupos, sociedades, clubs, cafés, crews, movimientos o generaciones. Un poeta escribirá a su modo sin que ello implique consciencia de pretender sentirse parte de un todo, ahora bien, manteniendo una línea que le haga ser ese y no otro, abarque más o menos propiedades igualmente atribuibles a su predilecto como lector. b) “escribes como Pepe Flores” vs. “pues a mí me parece que no, que se parece más a Juanito García”. La subjetividad a la hora de identificar un modo de crear (sirva igual “me recuerdas a Picasso”) es incontenible, pero se puede justificar por mera concordancia entre estilos e imaginarios: si X se parece a Alberti, no será sencillo defender que se parezca a Rubén Darío. No obstante, no por ser más “imitable” se es ‘inferior’, tampoco más accesible. c) si no te relacionan con nadie eres original. Y un carajo. Si no te r elacionan con nadie es que no han leído lo suficiente. Todos somos presos del pasado artístico-cultural que conforma nuestro contexto social, de ahí nacen las escuelas, las tradiciones y las interpretaciones universales de la diversidad literaria. Obsérvese a continuación la siguiente muestra: DESNUDO INTEGRAL Estatua de sal, déjame rajarte el pecho para meter la mano en tu corazón y sacarlo


para observarte sin caparazón, sin techo, sin límite, sin ningún provecho que no sea contemplarlo a la intemperie, que es como conociste a la que te apuñaló con la fidelidad, a la que suspiró por tu lecho -y aún hoy muere por tu cabello negro en la almohada-, a la que reía por miedo a la vergüenza y a la que mataste de celos. Déjame, estatua de sal, meter los dedos entre tu costilla y tu pulmón, déjame descomprimirte, déjame despresurizarte, déjame punzón y guante: vamos a amputar unas cuantas vidas esta noche. Nota: este poema no tiene nada de becqueriano para su autor, más bien se asemeja a lo que hacía con mucho más talento un tal Jaime Gil de Biedma, que adoraba a Catulo y a Auden, entre otros.


EL COMANDO DE LOS HEROEoNTES El GRAN CIVILICÍVoRO Y LAS FUNCIONES PLANETARIAS SExta parte


| Había ruinas. En la luna de Ghöbarian había ruinas y construcciones que habían pasado desapercibidos a nuestros escáneres. Es cierto que solo existía un emplazamiento en todo el astro. Pero alguien llegó a habitar el satélite Gabba y tenemos muy claro que no se trataba de indígenas satelitales: los constructores procedían de Ghöbarian u otro mundo ajeno, sea o no de este sistema solar. No sabemos quién, pero según los albinos no fue hace demasiado tiempo. Algunos barajamos, tras tener constancia de datos, que su levantamiento tuvo lugar hace apenas cuatro o cinco mil años. Los albinos han elucubrado una teoría según la cuál se baraja que los nativos de Ghöbarian podrían haber sido más avanzados de lo que son ahora y que algo atroz, algo horrendo en su memoria racial, les sucedió: una eventualidad regresiva que los devolvió a contextos preindustriales. No sabíamos si las ruinas pertenecen a una civilización ghöbeana ajena a productores y ejecutores, más antigua y de otro linaje evolutivo, o si la historia que nos han contado es completamente falsa. Como si todo hubiese sido un espectáculo o una función de teatro. Una función planetaria. No sabíamos qué fue, en caso de ser, lo que los catapultó siglos tecnológicos atrás. Seguíamos sin predecir nada en absoluto a corto plazo y todo no hacía más que enmarañarse aún más en un nada absurdo e inconcluso. Los albinos habían optado por la praxis de campo y abandonaron todo constructo teórico-predictivo. Pasaron a la acción y siguieron al Egoductor, que despegó de entre unas gargantas en las montañas justo después de que tuviésemos constancia de las ruinas. Tres clanes de ocho albinos tomaron tierra en la luna a un par de millas del punto de aterrizaje del productor. El desembarco fue silencioso y el avance hasta las ruinas rápido y coordinado. Solo el polvo airado y suspenso que revoloteaba entre las pesadas pezuñas de los alienígenas de cuarzo fue consciente de la presencia de “más exógenos”. Tres clanes de ocho. Volvieron cinco albinos. Uno sigue en coma.


El superviviente funcional, Txarrak’ama, narró lo ocurrido en su lengua. Una lengua más grave que los bajos más viejos y sucios y los ecos más profundos y oscuros. El traductor a tiempo real recalibró los tonos y ajustó el ruido de fondo. Pero todxs fuimos conscientes de la mayor parte de lo narrado en persona. Dijo así: // Es un templo. El Egoductor había llegado a una de las salas tras el vestíbulo. Apenas había ornamentaciones más allá del diseño arquitectónico. Ni esculturas ni representaciones bidimensionales. Pero estábamos seguros de que era un templo. Las puertas habían estado cerradas por mucho tiempo y una sarta de musgo negro yacía abierto sobre las parábolas descritas hacia los marcos de anclaje. Habían sido abiertas hace poco. La arquitectura, rápida y sin pulir, era de roca natural de la luna. Debió de haberse construido con prisa. Por los trazados y cortes era de mano productora. El estilo simple pero elegante y robusto pero no poco estilizado era seña propia, con curvilíneas ramificadas y huecos de esferas concatenadas. Nos han mentido desde el principio. Los ghöbarianos nos habían mentido. Habían salido más de una vez de su planeta. Más de una. Pudo ser en otro tiempo más avanzado previo a la eventualidad regresiva, o eso pensamos para evadir la idea de que nos mintieron. Pero no fue así. Nos han mentido. Había una sala con un mural gigantesco. Un mural con luces levemente encendidas. El Egoductor movió una palanca de cristal y una más se encendió. La sala vibró y recrepitó. Pude contar filas de veinte luces vivas. Y otras filas de otras tantas muertas. Una vez se encendió todo el panel de manera vigorosa, el templo vibró reconfigurándose. El Egoductor desapareció como un fantasma tras una sonrisa. O como la ilusionada imagen de un sueño. O un espejismo de ebrios tumbados. Todo había sido falso. Me comunicaron que la nave en la que vino también desapareció ante los mismísimos ojos de los hermanos que quedaron fuera. Y entonces las luces cambiaron de color. Una más se encendió, y otras puertas se abrieron al frente acompañando un chillido fanático del miedo. El cubículo brilló y chisporroteó electricidad sorda y un gas tizarro y cobre fue expelido múltiples veces.


El monstruo era gigantesco. Postrado y lleno de tubos y tendones falsos, el “Diablo de Ocho Caras” bramó viejo y se retorció. Era altísimo. Delgado y enfermo. Se sacudió inquieto y le disparamos. Los proyectiles no atravesaron el umbral de la cámara. El mural de luces fue tragado por el templo y los ventanales que daban al desierto de polvo se sepultaron en la piedra. Un humo denso y áspero resopló de las paredes y nos envolvió. Nuestras pantallas se trizaron, nuestros cristales se arañaron y nuestra visión se ocultó. Supimos entonces que no solo era polvo sino metralla. Algunos bordaban filas de agujeros en los costados, otros tuertos tosían briznas de roca y varios se arrastraban por el suelo bramando torpes. Después oímos los cables y tubos y cadenas soltarse. Escuchamos una risa entre los muros de nubes de roca y vapor vacío. Y escuché a mis hermanos quebrarse contra las paredes y el suelo. La criatura los comenzó a sacudir y reventar como muñecos viejos o fruta enferma. Pude salir de aquella carnicería. De aquel matadero. Era horrible mantener la conexión y comunicaciones. Oía a mis hermanos escupir sus entrañas, toser sus dientes o gritar piedad a Nae, naturaleza madre de todas las cosas. Escapé y nos fuimos quienes pudimos tomando las tres naves de despliegue. Una no despegó a tiempo y pudimos ver cómo el Diablo de Ocho Caras desmembraba el vehículo en partes y sacaba a quienes buscaban sobrevivir. Esto es todo. Vamos a acabar con él. Vamos a quemarlo vivo por la sangre de nuestros padres, por la sangre de nuestros hermanos y por la sangre de nuestros hijos. Vamos a hacer que el universo se olvide de que esta criatura ha existido bajo el brazo de Nae, naturaleza de todas las cosas. Y vamos a sepultarlo bajo tanta radiación que incluso su nombre más antiguo mutará a un silencio olvidado por el tiempo // Los albinos están aún enfrentados entre sí. Tenía, en aquel momento de hecho, constancia de dos trifulcas con seis heridos. Dos de ellos graves. Parte de los clanes se posicionaron en pro de regresar a su periferia y comandar ayuda: la Flota de Cristal se ocuparía de la bestia. Otros, dolidos y humillados, buscaban hacer uso del destructor oculto tras el sol del sistema para esterilizar la luna Gabba e incluso medio hemisferio ghöbariano. Ambas situaciones eran peligrosas y el riesgo era más que obvio: si escapaban, darían tiempo de sobra al Diablo para prepararse y abandonar su localización o incluso seguirles. Si no, corrían el riesgo de


fracasar y morir en el intento, incapaces de retenerlo o de informar a su especie. La Trascendenthalis se ha convertido en una audiencia nefasta de diplomacia hostil. De discordia civil entre clanes. La mitad ya han abandonado la nave y han regresado al destructor. Los transhumanxs, por otro lado, estamos en similar contexto. No tenemos noticia de nuestros camaradas en Ghöbarian. Tampoco recibimos noticias ni de Kxór Procarionte ni de Orsoas Fundador. Estamos, de igual modo, divididos: eliminar la nueva amenaza o huir del sistema, con o sin nuestra gente aún en el planeta. Los albinos hablan de “trampa y traición”. Los albinos hablan de que este “Diablo de Ocho Caras” duerme y despierta cuando los ghöbarianos han traído presas. Los albinos hablan de cebos planetarios. De escaramuzas astrohistóricas. Dicen que el Diablo orquesta ciclos de “caza”. Y que ahora somos nosotros quienes picamos el anzuelo. Que, quizás y dentro de unas decenas de años, vuelvan a una falsa preindustrialización con la que llamar la atención de otros, en camino aún hacia aquí. De ser así, dudo que seamos suficientes para abastecer al Demonio. Yo y otros contemplamos la idea de que el Demonio “trackea” o sigue a sus presas hasta sus mundos natales. Y que cuando acaba y termina, regresa a Ghöbarian para dormir de nuevo hasta nuevo aviso. De ser así, no sé hasta qué punto podemos enfrentarlo: nada de esto lo habíamos predicho y seguimos en shock. El cisma entre albinos y entre transhumanxs nos dividió a cada cual en sus asuntos internos y sin comunicación con el planeta estábamos en un punto ciego y torpe que agarrotaba el tiempo. Nunca hubiésemos predicho semejante eventualidad. Cuando el destructor emergió de su oculto y marchó a Ghöbarian, los nativos celebraban ya un ritual de escala continental. Una celebración de la que no teníamos constancia. Los satélites artificiales han visto y han escuchado. Se celebra el retorno de su Dios | HYBRŌDOS


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¿Y si…?

Como cada año, este 23 de Abril se celebró el Día Internacional del Libro, y sería interesante hacerse eco de la celebración desde esta sección también. Hay muchos caminos en los cuales literatura y medio ambiente se pueden cruzar y esta vez el elegido será el de la ciencia ficción. La elección no es arbitraria, amén de ser uno de mis géneros preferidos, presenta una calidad profética (sólo hay que recordar el viaje a la Luna o bajo el océano con Julio Verne) o al menos proyectiva: pone en juego una perspectiva de presente y futuro. Los autores reflejan en sus historias cómo creen que el ser humano reaccionará ante avances tecnológicos e ideológicos producidos por ellos mismos… o traídos por inteligencias ajenas a la Humanidad. Junto con las novedades, en la historia se plasma también la relación que YA existe entre los protagonistas y su entorno, lo que en ciencia-ficción es determinante. ¿Son explotados indiscriminadamente los recursos? Por el contrario, ¿son tratados con exquisito cuidado debido a su escasez o sacralidad? En ocasiones, la obra entera basa su discurso en obtener acceso a un material, a un lugar, o a la comunicación con el ser inteligente con que nos hemos encontrado fuera de nuestro planeta… o dentro de él. Las obras que deseo mencionar tocan todos estos temas, y alguno más. Elegid y disfrutad: -El Quinto Día de Frank Schätzing: El mar ha dejado de ser fuente de alimento y solaz para la Humanidad. A lo largo de las costas de todo el mundo se suceden extraños accidentes de cada vez mayor escala que ponen en riesgo a un solo animal, aquel que hasta ahora amenazaba la estabilidad del planeta. ¿Coincidencia, ecoterrorismo coordinado? El título de la escalofriante novela alude al quinto día de la Creación cristiana, en que Dios puebla el mar de vida. -Marte Rojo (Marte Verde y Marte Azul) de Kim Stanley Robinson: La trilogía marciana nos narra la llegada del ser humano y todo su equipaje cultural y científico al planeta más cercano a la Tierra. La integración de nuevos valores y el programa de estudio están clarísimos… o no tanto. Dificultades técnicas inesperadas, juegos de poder entre líderes, la Tierra


haciendo pesar su influencia… hasta la ciencia toma partido, porque ¿cómo se pone en valor la conservación de un planeta que no presenta vida propia? -El Juego de Ender de Orson Scott Card: Convirtamos un genocidio espacial en juego de niños. En esta historia no hay un planteamiento ecológico, patente o elídido. Todo el argumento se centra en un niño, Andrew Wiggins, que ha sido concebido y criado para la empatía. Ésta le permitirá comprender las intenciones de los insectores, la raza alienígena que amenaza al ser humano. Pero no se usará ese enlace comunicativo para establecer un puente, sino para poder atacar sin compasión. Lo interesante de esta obra en un sentido ecológico es desde dónde enfocamos la relación con otro ser vivo, humano o no. Desde la igualdad, desde la superioridad moral, intelectual… -Las Hijas de Tara de Laura Gallego: No podía evitarlo. El lugar último y de honor lo toma una novela más adolescente, que tiñe de magia y fantasía una contienda centenaria entre ciudades fuertemente tecnocratizadas y selvas indomables. Una urbanita de los bajos fondos es contratada para obtener un objeto y en la persecución posterior termina fuera de la ciudad. Para sobrevivir a los desiertos nucleares debe hacer alianzas inesperadas, incluso con los temidos salvajes, y descubrir que quizá el enfrentamiento entre ambos patrones no sea el único camino. Otro día, si lo deseáis, hablamos de esas grandes historias que modelan mundos enteros al gusto humano usando lo que se llamaría ecología planetaria (Saga del Retorno o Dune…), Cuestión interesante y harto difícil de alcanzar en la realidad, que ya nos cuesta administrar cualquier ciudad dormitorio sin liarla… Nico Quevedo Nicolás Calle Parga está a punto de graduarse en Ciencias Ambientales por la UAH. Le gustan las actividades al aire libre, comer cosas nuevas (y empanadillas). Como manifestaciones artísticas le interesan música, terror y tatuaje.


AGRADECIMIENTOS Paula Sifora Jay Eve Mae Dulk Jeosm Elisabet G. Rodríguez Olvido Andújar Ángel Ramos Maya Dolores Romero López Luis García Montero Abraham Menéndez Mari Quiñonero Fernando Daniel Granado Nico Quevedo Pilar Morales Elena Sabaté Rubio Decoración Integral Decontair SL Editorial viveLibro Raquel Agüero Universitat de València Arantxa Vega Llorente Joseph Mercier Javier Roque Antonio Ferreiro




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