Lago y Montaña, num.22 Marzo de 2010

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La Importancia del Café Dos leones huyeron del zoológico. En la huída cada uno partió con rumbo diferente. Uno se fue para la selva y el otro para el centro de la ciudad. Los buscaron por todos lados, y nadie los encontró. Después de un mes y para sorpresa de todos, volvió el león que había huido para la selva. Regresó flaco, famélico y afiebrado. Fue reconducido a la jaula. Pasaron ocho meses y nadie se acordó del león que había ido para el centro de la ciudad hasta que un día el león fue recapturado y llevado al k.o. Estaba gordo, sano, desbordante de salud. Al ponerlos juntos, el león que huyó para la selva le pregunta a su colega: -¿Cómo estuviste en la ciudad tanto tiempo, y regresas tan bien de salud? Yo fuí a la selva, y tuve que regresar porque casi no encontraba que comer. El otro león le explicó: -Me armé de coraje y fui a esconderme a un Organismo Público. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia. -¿Y por qué regresaste?.... ¿se acabaron los funcionarios? -Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban. Sucede que cometí un error gravísimo. Ya había comido a un director general, dos superintendentes, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, docenas de funcionarios, y nadie los dio por desaparecidos. Pero el día que me comí al que recargaba la máquina del café........ahí,.............ahí se jodió todo!

Un anciano italiano que vivía en las afueras de Nápoles, fue a confesarse: Ave María Purísima, Padre. Confieso que he pecado: Durante la Segunda Guerra Mundial, una hermosa mujer llamó a mi puerta y me pidió que la escondiera del enemigo. Así que yo la escondí en mi altillo. ¡Esa fue una buena acción!, hijo -contestó el sacerdote- no tienes la necesidad de confesar eso. No Padre, es que ella empezó a agradecérmelo con 'favores sexuales' Estando en gran peligro y bajo esas circunstancias, dos personas pueden ser tentadas a actuar así. Pero si lo sientes verdaderamente, estás perdonado de hecho. Gracias, Padre. Ésa es una gran carga que le saca a mi alma. Pero tengo una duda más… ¿Y cuál es, hijo? ¿Cree Ud. que debería decirle que la guerra ha terminado?

-Doctor me toco aquí y me duele, me toco aquí y también me duele. ¿Que tengo doctor? El dedo partido hijo… -¿Cómo se dice 99 en chino?

Caxi Xien

-Cariño anoche cuando soñabas, me insultabas. ¿Y quien te ha dicho que estaba soñando?

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