Turismo
Viajero antes que turista
De Trujillo al río Marañón Iván La Riva Vegazzo retendiendo recorrer el Circuito Turístico Nororiental (CTN) que une Trujillo, Cajamarca, Chachapoyas, Chiclayo y Trujillo; salí de esta ciudad rumbo a Cajamarca la noche de un martes a las 10:30 pm. A la ciudad del Cumbe (2720 m.s.n.m.) llegué a las 5.00 am. del miércoles. Una fuerte lluvia me dio la bienvenida. La siguiente parada sería Celendín, ciudad ubicada al nororiente a 2560 m.s.n.m. A las 5.30 ya estaba en la carretera que está asfaltada sólo hasta La Encañada. A las 8.00 llegue a la tierra de los “shilicos”, gentilicio con el que se les conoce a los nacidos en Celendín. Yo no la visitaba desde hacía 25 años de cuando me dirigía hacia la lejana ciudad de Bolívar. Ha progresado bastante. Su amplia Iglesia Matriz, el entorno de su Plaza de Armas y el Palacio Municipal siguen igual, todos pintados de blanco y azul. Los gratos recuerdos se agolparon en mi memoria. En el mercado desayuné un buen vaso de jugo mixto y dos panes con queso de la zona. A las 9.00 ya estaba listo para continuar viaje. Y…, empezaron los problemas. Me advierten que la carretera hacia puente Balsas al pie del río Marañón, mi siguiente destino, está en reparación. La interrupción es por todo el día y solo dan pase dos horas al mediodía, lo mismo sucedía en el tramo desde allí a Leymebamba. Mi viaje peligraba. Decidí continuar y partí rumbo al río Marañón decidido a cubrir los 55 kilómetros que me separaban de Balsas. Subí la cuesta de Jelig, casi siempre cubierta de una densa neblina, sobre los 3
Puente Balsas. La “preferencia de paso” la tienen los caballos lugareños.
Un alto en el camino, en pleno bosque seco ecuatorial.
10
000 m.s.n.m., para empezar el descenso hacia la ceja de selva. Dejando la altura se ingresa al paraje de Limón, lleno de frutales y buen clima. Más adelante me esperaba la ecorregión del bosque seco ecuatorial que caracteriza a la zona al pie del Marañón en esta parte del país. A las once llegue donde la carretera estaba interrumpida, felizmente al mediodía dieron pase. Continue bajando en medio del fuerte calor y la polvareda que levantaban los vehículos al apresurar su paso para recuperar el tiempo perdido. A las 12.15 pm., desde la altura, pude ver la “Serpiente de Oro” y, al frente, la cordillera oriental de los Andes conocida por los lugareños como Calla-Calla.
Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), abril de 2013
Impresionante. Quince minutos más tarde llegaba al puente Balsas sobre el río Marañón, en territorio de la región Amazonas. Conocido también como puente Chacanto, es una obra de ingeniería de 40 metros de luz construida en 1958 sobre un paso de piedra muy estrecho por donde discurre el río. Donde, como dice Ciro Alegría, “El Marañón encañonado, ruge como un puma enjaulado”. El valle, aunque no muy extenso, es muy frutícola. Ya sabía que a Balsas se la califica como “Tierra de Aromas” y es cierto pues, como dijo el poeta, se siente el “Olor a tierra, a tamarindo, a mangos frescos o a limón, a coco o ciruela, olor a esperanza, olor a sue