Revista alandalus n6

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“Tuvimos que fundamentar doblemente a Andalucía: como Nación o Región, conforme el Principio de las Nacionalidades y como Ser o Genio, término que llegamos a emplear entonces demostrando, mediante revelaciones culturales de idéntica inspiración, la existencia continuada a través de milenios, de un mismo Estilo en Andalucía. Estilo tan diferente del resto peninsular, que bien podrá parecer cierto el dicho de Ganivet: ‘Más bien hay en la península dos naciones: una, al norte, España; otra, al sur, Andalucía’. Su visión intuitiva sobre el proceso en que se desenvolvía la agitada España que desembocaría en una guerra civil, le permite afirmaciones determinantes que parecen prever un lejano futuro. También su visión de una Europa mecánica y sin alma frente a una Andalucía humana, nos hace comprender el escaso encaje actual de la una sobre la otra. “Para la España actual no hay solución política posible porque tampoco existen, para ella, posibilidades biológicas. Están cerrados todos los caminos a un nuevo discurso o trance de su vivir. Las organizaciones políticas que invocan su nombre, acaso lleguen a conseguir el galvanizar durante algún tiempo un cuerpo muerto, remozado con formas nuevas. Pero todas las fuerzas actuales, más o menos inconscientemente, son elementos de un proceso en el cual se percibe una aceleración hacia el planteamiento de los únicos problemas fecundos. Los relativos a la nueva esencia y a la estructuración del nuevo ser. Es el actual un trance cons-

tituyente pero no político, vital para España”. “Europa es, por su método, la especialización que convierte al individuo en pieza de máquina. Andalucía, por el suyo, es la integridad que apercibe al individuo como un mundo completo, ordenado al mundo creador. Europa, es el individuo para la masa. Andalucía el individuo para la humanidad. Europa, es el feudalismo territorial e industrial. Andalucía, el individualismo literario que siente el comunismo humano, evolutivo, único comunismo indestructible por ser natural, el que añoraron todos los taumaturgos; aquel que tiene un alma en la aspiración, que cada individuo llegue en sí a intensificar, de crear por sí, pero no para sí, sino para dárselo a los demás”. No tiene dificultad alguna en recriminar el abandono del andaluz hacia su tierra. Una manera de actuar que, acentuada en los tiempos actuales, provoca la trágica situación que mantiene a Andalucía como uno de los últimos territorios de Europa. “Los hombres honrados no son los que se abstienen del mal, sino los que luchan por el bien. No son hombres de bien los que se consagran por entero al gobierno de sus hogares, ni los que se encierran por siempre en la soledad de las bibliotecas, ni los que se sumergen en la obscuridad de los retiros, rehusando o despreciando la lucha por la justicia o la perfección política o social, donde se debaten los intereses de sus hermanos, o mediatamente los suyos propios. Estos son los egoístas que huyen del fango, por evitarse la repugnancia o

Un proyecto para Andaluzía

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