All Boys y Nada Más N° 85

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Año XI - N°85 - Enero 2019

Tragedia y comedia Hasta noviembre el fútbol profesional estaba a dos puntos de la cima de la tabla con dos partidos menos. Luego de la derrota con Atlanta, hubo enfrentamientos de la policía con los hinchas y el Albo no pudo jugar con público, tres hinchas estuvieron detenidos sin pruebas, algunos sufrieron allanamientos, hubo “derecho de admisión” para otros cinco que no fueron implicados en ningún problema y -encima- perdió seis de los siete que jugó y desde la CD se empezó a hablar de una nueva privatización. En el mismo período, el básquet completó un año perfecto, le ganó a todos, se consagró campeón del torneo Metropolitano de la FEBAMBA y en 2019 copetirá en el Prefederal. Págs. 2 y 3.

“Que los tomen por c...” Cinco hinchas fueron sancionados con el “derecho de admisión” luego de los incidentes en el partido con Atlanta y no podrán ir a la cancha a ver a All Boys por dos años. Esta pena vergonzosa es aún más ridícula ya que nada tiene que ver con el conflicto de ese partido al que los sancionados ni siquiera asistieron. Otra perlita del Ministerio de Seguridad. Pág. 7.

Los “terroristas” de Floresta Atsel y Gamal estuvieron XX días presos acusados de ser parte de una célula del en Argentina. Fue en el marco de la llegada del G-20 a nuestro país. “Lo más peligroso que hicieron estos chicos en su vida fue ir a la cancha a ver a All Boys”, aseguró su abogado. Pág. 8.


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All Boys campeón El primer equipo de básquet se consagró campeón del Final Four de la Copa Metropolitana de FEBAMBA tras vencer a Ateneo Popular de Versalles por 83 a 65. Con este resultado, el plantel dirigido por Marcelo Morillo se clasificó al torneo Prefederal, que otorga una plaza para la tercera categoría de básquet profesional de Argentina. Esto ocurrió en el estadio del Club Velez Sarsfield ante mil espectadores. All Boys obtuvo el título dentro de una modalidad muy reciente en la que participan los 140 equipos de toda la zona bonaerense. Antes el campeonato estaba dividido en cuatro categorías, de la A a la D. Parte de esta dirigencia se hizo cargo de la actividad y del plantel semiprofesional cuando All Boys estaba en la C, allá por el

2006. Sumaron algunos jugadores de afuera, y potenciaron a los que fueron llegando desde las inferiores para conseguir su lugar en la A en 2012. No solo evitó los fantasmas del descenso, sino que se afianzó hasta conseguir ser el primero, seis años después. Gustavo Licastro como Secretario de la actividad trabajó codo a codo con Legnani, el coordinador de las inferiores, y con el manager Fabián Propato, quien se sumó el último año y cerró las incorporaciones que el Albo necesitaba. Todos redoblaron esfuerzos para que el equipo dirigido por Morillo tenga que pensar solo en lo deportivo. Hubo una transformación desde que Megatlón dejó de conducir el destino de las categorías menores y creció la cantidad de juveniles. Hoy, el logro de haber

llegado a esta clasificación es un sueño hecho realidad para aquellos entusiastas que se ocupaban de que a los pibes no les falten los viáticos, que haya material para entrenar y que el deporte no deje de crecer. Pero lo más importante es lo que queda: niños y jóvenes identificados con All Boys, una masa societaria en aumento y la muestra de que el trabajo con bases sólidas consigue objetivos duraderos. ¡Felicitaciones campeones! Santino Propato, Darío Canzutti, Fernando Zekas, Rodrigo Camagni y Martín Zekas. Martín Intile, Fabrizio Zangrando, Santiago Maneiro, Ariel Aschenmil, Gabriel Mazzota y Nicolás Marín. DT: Marcelo Morillo. Asistente: Esteban Anfosso.

Reunión informativa El pasado 28 de diciembre se realizó una nueva reunión informativa en el baby de All Boys. Ante la presencia de menos de un centenar de socios e hinchas la Comisión Directiva encabezada por el presidente Fabián Aguirre volvió a exponer la delicada situación económica en la que se encuentra la economía del club. El panorama que se persentó ubica en marzo un momento bisagra ya que vencen los plazos para pagar las deudas con el Atlético Nacional de Medellín, dueño de los derechos de formación del colombiano Santiago Montoya Muñoz, y con el ex jugador Javier Cámpora, aquel que erró el penal decisivo ante Arsenal en la Copa Argentina. Casi como si fuera un deja vu de aquella reunión informativa realizada en agosto de 2017 en el espacio Vicente Cincotta, que en esa ocasión estalló de socios, la CD planteó que debido a los embargos que existen por varias deudas, una solución viable para continuar cumpliendo las obligaciones financieras es entregar el manejo del fútbol profesional a inversores privados. Se mencionó un acercamiento con el empresario Christian Bragarnik, hombre ligado al “Bocha” Valeri, que actualmente es quien acercó a buena parte de quienes integran el plantel. En este caso, a diferencia de lo sucedido en la temporada pasada, la dirigencia no informó un acuerdo cerrado sino que la idea fue armar un

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grupo de socios que evalúe las propuestas que puedan acercarse y lleven el tema a una asamblea futura en marzo para que se toma una decisión conjunta entre todos los asociados. Muchos de los presentes expresaron sus dudas con respecto a la entrega del manejo del fútbol profesional pocos meses antes del período de cambio de autoridades. Una de las novedades fue la aparición de la agrupación Floresta Unida que se propuso

para nutrir el grupo evaluador. Pero la reunión no solo sirvió para rediscutir la privatización del fútbol. Nicolás Cambiasso anunció y explicó el cierre de la convocatoria de acreedores (Concurso Preventivo) que All Boys había abierto en el año 2001, luego de la salida de la presidencia de Pablo Brey. El monto total erogado por el grupo encargado del tema fue de poco menos de dos millones de pesos, muchos de los cuales fueron re-

caudados gracias al aporte de socios e hinchas. De esta manera All Boys tiene la puerta abierta para volver a llamar a Concurso Preventivo hacia fines de 2019. En el transcurso del mes de marzo se realizará una nueva reunión donde se evaluarán las posibles soluciones a la crisis económica que arrastra All Boys desde la salida de la CD liderada por Roberto Bugallo.


EDITORIAL

Largos plazos All Boys terminó el 2018 con contrastes muy marcados entre sus dos disciplinas deportivas más relevantes. En el caso del fútbol, tras los enfrentamientos y la represión policial sufrida al término del partido ante Atlanta, debió jugar en Adrogué primero y en Floresta después, en ambas ocasiones sin la presencia de su público. Mientras tanto, casi en simultáneo, el básquet lograba culminar una gran campaña consagrándose campeón del final four de la FEBAMBA, ente que organiza el baloncesto en toda el Área Metropolitana de Buenos Aires. All Boys le ganó a todos y convocó a una enorme cantidad de hinchas a cada uno de sus partidos. Las diferencias no son casuales ni caprichosas. Muchísimas veces se ha escuchado hablar de proyectos a largo plazo, de la necesidad de que los objetivos, y las políticas deportivas superen y excedan los tiempos de las generaciones de jugadores, entrenadores y dirigentes y se adapten a una política de club. La historia reciente del básquet Albo es una muestra irrefutable de tales preceptos. La Subcomisión de Básquet inició un proyecto a mediados de los 2000, compitiendo en la categoría D de la federación metropolitana. En plena época de experimentos fallidos del fútbol profesional por salir de la B Metropolitana, un grupo de socios, algunos que aún hoy continúan a cargo de la actividad, se propusieron consolidar la disciplina a paso lento pero firme. En cinco años lograron ascender dos categorías y sentaron un precedente importantísimo en la lucha por recuperar espacios que gestiones privatistas habían gerenciado: retomaron el manejo de las categorías formativas del baloncesto de All Boys que durante muchos años estuvo administrado por Megatlón. Así se contrató un cuerpo técnico experimentado y conocedor del club, se afianzó el equipo de Primera con la estabilidad de muchos jugadores, vaya como ejemplo el de los hermanos Canzutti, con la aparición de juveniles identificado con el club (Martín Intile) es un buen caso para citar, y se mejoró la infraestructura de la cancha de la sede de Jonte a pesar de cierta resistencia por parte de la empresa que gerencia el espacio. El broche de oro llegó en diciembre pasado, cuando All Boys le ganó a todos y se coronó campeón de la Primera A del báquet metropolitano.

El fútbol, en cambio, parece seguir exactamente el camino contrario. Desde el invierno del 2013, con el alejamiento de José Romero luego de más de seis años al frente del plantel y la llegada de Julio César Falcioni y una quincena de jugadores carísimos para un club como All Boys, comenzó una caída libre marcada por la urgencia y los proyectos faraónicos condenados al fracaso. La declinación del bugallismo con la peor campaña en muchos años y el descenso a la B Nacional parecía dar paso a una admnistración más coherente con la historia del club. Sin embargo, aparecieron diez ascensos y los nuevos encargados del fútbol se rindieron a los pies de los representantes amigos. ¿El resultado? Una paupérrima campaña que dejó al Blanco peleando el descenso en los siguientes cuatro años. En el medio la lógica de siempre. Para zafar se contrataron siempre muchas incorporaciones y se recayó una y otra vez en los negociados de los intermediarios y empresarios del fútbol de ascenso. En agosto de 2017, el presidente Fabián Aguirre anunció que un grupo de anónimos se haría cargo de las decisiones futbolísticas. El desenlace sorprendió a muy pocos: descenso a la B Metropolitana. La nueva categoría trajo nuevos nombre pero repitió viejas fórmulas. El “Bocha” Valeri, representante históricamente ligado a todas las subcomisiones de fútbol de All Boys, se convirtió en el conductor del plantel. Si bien nada se firmó, casi todas las incorporaciones que llegaron tienen relación con él. Y el 28 de diciembre -el día de los inocentes- la Comisión Directiva convocó una reunión para anunciar dos noticias: La primera fue que, luego de 18 años, se pudo levantar la Convocatoria de Acreedores que se inició luego de que una aventura del empresario Pablo Brey lleve al club a una clausura; la otra, fue que anunciar que la solución al desastre financiero que tiene el club será entregar el manejo del fútbol a manos privadas. Dos políticas deportivas distintas que confluyeron a fines de 2018 en dos resultados absolutamente contrapuestos. Nada es casualidad. En marzo los socios de All Boys podrán definir cuál de las dos eligen para el futuro del fútbol, y de todo el club.

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El Club

Un clásico: la brutalidad policial El partido entre All Boys y Atlanta había generado una gran expectativa. La postergación de la fecha original por el desarrollo de los Juegos Olímpicos de la Juventud se sumó a los siete años que pasaron desde el último enfrentamiento, por Copa Argentina en cancha de Huracán. En este choque con sabor a clásico había algo más en juego que el orgullo del barrio: el ganador se prendía a la lucha por el primer puesto. Además, All Boys enfrentaría en la fecha siguiente al líder del campeonato Estudiantes de Caseros. El 3 a 2 a favor de Atlanta terminó con un festejo entre los jugadores, dirigentes y allegados al club de Villa Crespo. Prohibidos los hinchas visitantes hace una década, es obligatorio presentar con antelación una lista de hasta 29 personas que integran la contingencia que presenciará el partido en el estadio. En el ascenso es común que algunas personas fuera de la lista sean ubicadas en el mismo sector que la contingencia por cuestiones de seguridad, cuestiones que estarían más afectadas si el hincha que se acercó sin garantías termina viendo el partido desde la tribuna local. Aparentemente, el festejo al final del partido de la numerosa contingencia de Atlanta fue uno de los disparadores del conflicto que se vio en todos los canales de televisión. Un grupo de supuestos simpatizantes de All Boys intentó vencer la custodia policial para ingresar a la que antes era tribuna visitante y hoy

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recibe las contingencias reducidas. El resultado que trascendió fueron 16 policías heridos, 10 civiles lastimados y 3 detenidos acusados de “Atentado y resistencia a la autoridad, lesiones y daño agravado”. Antes de empezar, el encuentro se demoró 10 minutos al igual que la apertura de las puertas del estadio, por la presencia de restos de escombros en las inmediaciones.

vantaría días después. Sin embargo, en el 2019 All Boys volvió al ruedo en Floresta, sin su público. Más allá del dinero que perdió el Club contra San Miguel y Flandria por jugar a puertas cerradas (estimado en un millón de pesos), la consecuencia más grave la pagan los hinchas, apuntados como responsables de la falta de previsión y aptitud de los operativos de las fuerzas po-

discurso: primero se solidarizó con el Club, a sabiendas de que le caería la responsabilidad civil de lo que hicieron las personas que se acercaron a ver el partido. Daniel Ferreiro, vocero de AFA, declaró en su twitter personal: “las garantías y la justicia son para los ricos, las penas son para los pobres, pasa en el fútbol y en la vida. Mi solidaridad con el Club All Boys que hizo y cum-

La justicia ordenó el allanamiento al Club, secuestró computadoras y suspendió el estadio por tiempo indeterminado. Según los oficiales que se acercaron a Mercedes 1950 para realizar el procedimiento, la idea era revisar el registro de filmaciones y cruzarlo con la base de datos de socios, en busca de responsables. En cuanto a lo deportivo, la derrota fue una herida punzante: All Boys, que había perdido solo una de doce fechas jugadas y peleaba la punta con dos disputas menos, perdió cinco partidos al hilo después de los desmanes. La suspensión que regía sobre el estadio Islas Malvinas se le-

liciales, contratados justamente para garantizar la seguridad en el evento. Hasta el momento, la CD no ha encontrado la manera de disminuir la pena que recae sobre todos los hinchas, y el tribunal de disciplina continúa sin determinar la fecha final de este fallo. El Gobierno de la Ciudad anunció que le reclamaría a All Boys una indemnización económica por los daños materiales provocados, en especial a los patrulleros que aparecen en las imágenes retrocediendo con desesperación ante la avanzada del grupo de manifestantes. Por su parte, la AFA mantuvo un doble

plió con todo lo que le piden. Los violentos seguirán libres, meterán preso y castigaran al club. Como siempre”. A pesar de lo dicho por Ferreiro, días después el Tribunal de Disciplina explicitó que esperan a confirmar si los disturbios comenzaron dentro o fuera del estadio Islas Malvinas para determinar si le cabe o no una penalización deportiva, es decir, quita de puntos. Está por verse, al igual que el acceso de la gente a la cancha. El Gobierno tampoco demoró en apuntar el dedo hacia el más indefenso, el Club All Boys. “Hace años que en la Ciudad no tenía-


la pagan el club y sus hinchas mos incidentes en las canchas de fútbol. Fue un grupo de violentos que estaba saliendo de la cancha y se encontraron con un patrullero que no era del operativo”, dijo el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Por su parte, el Ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Martín Ocampo, declaró en noviembre que el equipo de Floresta jugará sin público “de mínima hasta fin de año y creo que todo el año que viene”. Ambos funcionarios evitaron referirse a los responsables legales del operativo de seguridad, integrantes de la Policía de la Ciudad. En cambio sí lo hizo el vicepresidente de Atlanta, Alejandro Korz, quien denunció: “creo que hubo una mala lectura del operativo policial, donde no se supo interpretar lo que significa un partido entre dos equipos con rivalidad. En nuestra tribuna no había un policía, no nos sentimos protegidos”. Desde Jonte y Mercedes también dieron su opinión sobre lo ocurrido: “sabiendo que era un partido de

alto riesgo, nos mandaron 70 policías, lo mismo que contra Sacachispas o Riestra. Esto no es algo que elegimos nosotros”, expresó Héctor Rosenblat, vocal del club de Floresta. La realidad es más exagerada que lo dicho por Rosenblat. Fuentes oficiales determinan que el operativo estuvo compuesto por 62 policías comunes de la Comisaría 43, y 8 agentes de la DOUCAD (División Operaciones Urbanas de Contención de Actividades Deportivas). Estos últimos eran los únicos 8 agentes habilitados para intervenir en este tipo de disturbios. Al analizar los números de los partidos anteriores jugados en el Islas Malvinas, la diferencia es abrumadora: frente a Deportivo Riestra, hubo 324 policías; ante Talleres de Remedios de Escalada, 308; contra Colegiales, 328; y frente a Defensores Unidos de Zárate, 348. En este punto es importante resaltar que durante los disturbios en Floresta se acercaron otros móviles policiales que no estaban afectados al

partido, y que no podían participar por llevar armas de fuego. Sin embargo, la represión con balas de goma y gas pimienta fue otra vez la voz cantante del gobierno, que se ha afianzado a la política de reprimir y luego culpar al que le quede más cómodo. Lo mismo sucedió en los festejos de River en el obelisco, en el día del hincha de Boca en el centro, y en decenas de manifestaciones callejeras durante los últimos años PRO. Otro aspecto a destacar es la supuesta vinculación entre All Boys y partidarios políticos de la lucha de Palestina, una nación que busca reconocimiento como Estado hace tiempo y es víctima del genocidio anglosajón enraizado en medio oriente. Sobre esto, el subsecretario de Seguridad de la Ciudad Marcelo D’alessandro lanzó: “esta barra es funcional a un dirigente político como Luis D´Elía y hubo cantos antisemitas”, en relación al acto político de Nicolás Maduro organizado, entre otros, por Luis D’elía durante el 2013, y por

la presencia de banderas palestinas en la tribuna local durante el partido contra Atlanta. La sanción definitiva aún no salió a la luz y semana tras semana hay una nueva excusa dilatoria por parte de la cartera de seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires*. Lo que está claro es que los responsables apuntan la culpa hacia el lado más fácil, mientras miles de hinchas son privados de su derecho de ir a la cancha. Esto se suma a los diez años de prohibición de hinchadas visitantes que, como quedó evidenciado una vez más, no es ninguna solución para el problema de la violencia en el fútbol. Según lo que marca la realidad, pareciera ser que All Boys y el resto de los clubes seguirán siendo chivo expiatorio de pujas políticas que los exceden. *Al cierre de esta edición el Departamento de Prensa del club informó que desde el partido ante Fénix podrán concurrir los socios.

Tel.: 4674-3400 5


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Circo sin pan

La suspensión del estadio, la prohibición de socios/as e hinchas de All Boys de ir de local, pibes presos sin pruebas, allanamientos y prohibición de ir a la cancha a cinco personas por una pelea callejera. Una vez terminado el partido con Atlanta, después de los enfrentamientos entre hinchas de All Boys y la policía, tres personas quedaron detenidas en forma preventiva por varias semanas. Días después pasó lo de River-Boca por la Libertadores. Dos pésimos operativos, dos escándalos; ninguna sanción para River, muchas para el Albo. Luego del partido el estadio Islas Malvinas quedó clausurado, suspendiéndose actividades deportivas que se realizan y con toda la utilería del equipo de primera división; y se sucedieron varios allanamientos de personas que fueron identificadas al salir de la cancha (podría haber sido cualquiera de los miles que fueron a la Tribuna Chivilcoy), las cuales fueron a declarar y quedaron libres. All Boys no pudo jugar en su cancha contra Estudiantes de Caseros (lo hizo en Adrogué) y jugó en Floresta pero sin público contra San Telmo en diciembre) y contra San Miguel en enero. Lo más paradójico y burdo de la situación se dio con la publicación del Boletín Oficial de la “disposición 3/2019” de la Dirección Nacional de Seguridad en

Espectáculos Futbolísticos del Ministerio de Seguridad el día 16 de enero. A través de dicha medida se prohíbe a cinco personas “de asistir a los partidos de fútbol en los que juegue de local el Club Atlético All Boys por el lapso de 24 meses” (...) “por las graves incidencias registradas momentos posteriores al encuentro disputado entre el Club Atlético All Boys y el Club Atlético Atlanta”.

Y asevera: “los nombrados merecen el reproche judicial que nos ocupa, máxime la trascendencia registrada en medios masivos de comunicación, donde se aprecia la belicosidad desplegada por un fanatismo irracional, menospreciando el valor que reina en

cualquier justa deportiva como el desapego a la observancia de la autoridad y sus cometidos”. Tribuna Segura, el programa del Ministerio de Seguridad que se encarga de la seguridad en espectáculos futbolísticos, aseguró en un comunicado que “a raíz de los incidentes de público conocimiento,” (…) “la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°19

a cargo de la Dra. Lorena San Marco ordenó que la Policía de la Ciudad realizara la investigación pertinente, dando como resultado la identificación de los cinco hinchas”. ¿Los 5 nombrados son hinchas

de All Boys? Sí. ¿Fueron detenidos el día que jugó All Boys-Atlanta? No. ¿Fueron identificados por agredir a la policía o generar disturbios? Tampoco. Lo que pasó es que los chicos tuvieron una pelea con otras dos personas en un supermercado cerca de la cancha el día que jugó All Boys-Riestra. Nada relacionado con alterar “el orden y la seguridad en los espectáculos futbolísticos” o que pusiera en riesgo un encuentro deportivo. Y menos aún relacionado con el partido de Atlanta. Las medidas punitivistas del gobierno, a través del Ministerio de Seguridad, buscan –como con Axel y Gamal- encontrar un chivo expiatorio y quitarse responsabilidad. Así es como viene sucediendo también con la prohibición de los visitantes en el Ascenso desde 2008 y en Primera desde 2012. Hoy cinco hinchas del Albo están prohibidos de ir a la cancha por un problema personal ajeno a los enfrentamientos con la policía en el partido contra Atlanta, y All Boys sigue con la cancha suspendida. Más represión y sin poder ir a la cancha: puro circo, sin pan.

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El Barrio

Axel y Gamal libres y en Floresta En el marco del G-20 en Argentina, tras una operación de la DAIA, dos chicos de Floresta fueron encarcelados por 22 días en un penal acusados de terroristas. 22 días presos. 22 días de una farsa. Axel y Gamal Salomón, dos chicos vecinos de Floresta, quedaron en libertad el 5 de diciembre luego de que el juez federal Sebastián Romero dictara la “falta de mérito” para Axel (25) y procesara a Gamal (23) y a Marcelo, el padre de ambos, por “tenencia de arma de guerra y acopio de armas y municiones”, y además dispuso un embargo a cada uno de trescientos mil pesos. La investigación se inició por “posibles conexiones con un grupo terrorista” tras una denuncia de la DAIA. Los chicos fueron detenidos el martes 13 de noviembre, días previos al G-20, y en la misma semana del “atentado a Bonadío” y la explosión de una bomba casera en el cementerio de Recoleta. Hechos aislados que permitieron mostrar “la efectividad” de las fuerzas de seguridad locales al mundo. Los medios masivos reproducían casi al unísono el parte del ministerio de Seguridad de Nación: “Detuvieron a dos adherentes del grupo terrorista Hezbollah con una gran cantidad de armas”. Dicho montaje les costó 22 días de prisión en un penal federal a dos pibes inocentes. “Es una locura lo que hicieron con estos chicos. Es una persecución de toda índole que, en la previa al G-20, la DAIA lo ve como un terreno propicio para

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meter esta denuncia y al gobierno también le sirve”, denuncia Ismael Jalil, abogado de los chicos e integrante de la CORREPI. Nadir Moussa, primo y amigo de los chicos también acusó al gobierno de persecución religiosa: “Desde los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA a nuestras familias las empezaron a perseguir, a pincharles los teléfonos, a revisarles la basura. No es casualidad que dos días después que meten presos a mis primos hubo otro allanamiento ordenado por otro juez de otra jurisdicción en la casa de otro pibe que también es de la misma comunidad. Quisieron instalar esto de “las células terroristas” en el contexto del G-20 y hacer bien los deberes con EE.UU.”. Los chicos son musulmanes, integrantes de la comunidad islámica de Floresta, familiares de los turcos de Campana y Morón. Las armas que secuestró la policía son una herencia familiar y estaban en desuso, y no hay ninguna prueba de relación política con alguna organización considerada terrorista. Desde el martes 13 de noviembre hasta el 5 de diciembre, Axel y Kevin Gamal Salomón estuvieron presos. La Justicia los investigó por “posibles conexiones con un grupo terrorista” y los acusó de “tenencia de arma de guerra y acopio de armas y municiones”.

Una denuncia anónima llegó por mail hace unos meses a la DAIA donde el denunciante dice haber escuchado en el gimnasio donde asistía Gamal, que “una persona escuchó a otra decir que Gamal tenía un video donde estaba disparando una ametralladaora AK-47”. El denunciante anónimo decía en el mail que “Gamal viajó al Líbano” y suponía que “tenía vinculación con Hezbollah y el terrorismo”. El video no existe, el denunciante no se sabe quién es, el mail tampoco consta en expediente. La DAIA en las tres presentaciones, tampoco aportó ningún mail ni otra prueba. Gamal trabaja en Canan, una empresa que se encarga de tramitar VISAS para viajes al exterior, estudia Marketing y Axel trabaja en su comercio de artículos de limpieza. “Yo viajo con Gamal en subte todas las mañanas a nuestros trabajos, jugamos un torneo en la Liga de Flores, comemos asado, nos juntamos los fines de semana. Fue todo una

mentira. No son terroristas. Los que los conocen saben lo buenos que son”, afirma Yamal, cuñado de Gamal y DT de la categoría 2009 de Liga Metropolitana de All Boys. Jalil acusa a la DAIA y al gobierno por esta causa: “Esto es un escándalo jurídico. Lo que ha hecho la DAIA es nefasto: con una denuncia falsa, sin ningún respaldo y con la enorme gravedad de imputarle a alguien un delito que podría tener hasta quince años de prisión, es la responsable de querer arruinarle la vida a dos chicos inocentes, de querer partir a una comunidad y de querer transportar un conflicto desde el exterior a la Argentina sin ningún asidero. Esto lo hacen con la intencionalidad política de dejarle a los EE.UU. la seguridad de que acá va a tener un bastión, junto con el gobierno de Macri y Patricia Bullrich, para cuando lo necesiten”. Pasó el G-20, la mentira se acabó y los chicos están en el barrio con su familia y amigos.


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