El diosero

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EL DIOSERO —

Francisco Rojas González

Humm, yo no echaría mentiras tan cerquita del Siñor de Chalma… Pero eso no es nada. L‘otro año se le metió al endino quesque ser deputao; entonces sí nos tráiba a los mazahuas muy consentiditos. Que Tanilo Santos pua‘quí, que Tanilo Santos pu‘acá… Yo, buen baboso, le arrimé harta gente… ¡Millones, pa‘ que‘s más que la verdá! Había que ver esa plaza de Atlacomulco llena de burros y de cristianos… Mucho pulque, buena barbacoa, hartas tortillotas de maíz pinto. Camiones y carretas a los pueblos pa‘carriar a la raza; nos embriagó bonito y nos dio de tragar hasta que se nos hizo bueno, lo que sea hay que decirse… Pero áhi nomás que le sale otro candidato, a ese le decía el PRI, y naiden en todo el plan lo conocía… Pero de todas maneras a don Donatito ni los güesos le tronaron. Luego que pasó la cosa, don Donatito echaba lumbre por las orejas —¡viera usté nomás! — Y lleno de muina nos mandó en rialada. Ganamos a pata pa los ranchos… En el mero Cerrito quemado nos agarró un aguacero que á qué le cuento a usté… y desde entonces don Donatito no si‘acuerda de sus majes, si no es pa trasquilar la borregada… Dice que la Revolución y que la Revolución y que el pobretariado nacional y quesque el Sinarquismo, y al son de su argüende no sabe más que atornillarnos por donde puede… Ahí‘sta lo que pasó en Tlacotepé… don Donatito se les metió al rancho de Endhó, sacó a los inditos quesque p‘hacer colonos a los ricos del pueblo… Claro que él se echó al pico los potreros mejorcitos, al son de qu‘es amigo de los probes, de esos probes que andan pidiendo limosna ahoy en el mercado de Tlacotepé, nomás por culpa de don Donatito…

―Pero pior les pasó a los de Orocutín… Don Donatito andaba apasionado de una tórtola chula, pero que no le daba d‘alazo al viejo, como luego dicen… Poz áhi tiene usté que una noche apareció por el rancho de Maguey Blanco, onda dormía la güilota, y cargó con ella…Entonces dejó malherida a Jelipa Reyes, la madre, y amarró a Ruperto Lucas, el padre, después de jincarle una santa cueriza… A los seis meses volvió la tórtola a Maguey Blanco, ansina de panzona… La mandó a pata y sin más bastimento que‘l que llevaba adentro…‖ ―Total, que por sus malas mañas, don Donatito Becerra es el hombre más rico del pueblo… ¿Y qué er‘antes? Pos triste jicarero de la casilla de mi compagrito Matías Lobato.‖ —

Pero —pregunté— ¿no me dijo usted que don Donato Becerra está enfermo?

Enfermo de mala enfermedá… Verá, en junta todititos los mazahuas, pos de plano resolvimos acabar con don Donatito, a qu‘en Dios guarde algunos meses más siquiera… La suerte quiso que los que le sonaron jueran los de Tlacotepé… y l‘otra noche, cuando el hombre estaba borracho, un pobrecito garriento se le arrimó y le pidió unos centavos; cuando don Donatito echaba mano a la bolsa, pos nomás le brotaron tres manchotas de sangre en el

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