Historia del calendario

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Esta delegación en particular también llevaba un astrónomo, indudablemente por haber oído que al-Mansur no sólo era un poderoso general y gobernador, sino también un protector de las artes y las ciencias. El astrónomo se llamaba Kanaka. Experto en eclipses, se dice que llevaba consigo una pequeña biblioteca de textos astronómicos hindúes para regalarlos al califa, entre ellos el Surya siddhanta y las obras de Brahmagupta (con material de Aryabhata). No se sabe nada más sobre Kanaka. La primera referencia conocida sobre él la escribió unos quinientos años después un historiador árabe llamado al-Qifti. Según al-Qifti, el califa quedó sorprendido por la sabiduría de los textos hindúes. Inmediatamente ordenó que los tradujeran al árabe y que su esencia se compilase en un manual que se conoció como Gran sindhind (Sindhind es la forma arábiga de la palabra sánscrita siddhanta). No se sabe si alguna vez sucedió este episodio. Pero algo así tuvo que pasar para que las obras de la India llegaran a la esfera de los primeros eruditos del Islam, desde donde pudieron pasar a la Europa cristiana a través de Siria, Sicilia y la España dominada por los árabes. En 1126 hubo una versión latina del Gran sindhind. Esta obra estuvo entre las docenas de documentos críticos que contribuirían al conocimiento básico necesario para impulsar a Europa hacia la edad moderna, y para calcular un año auténtico y exacto. Kanaka, según parece, visitó la corte del califa en Bagdad alrededor de siglo y medio después de uno de los momentos más extraordinarios de la historia: el huracán que llegó de Arabia a mediados del año 600. Conducidos por una potente fusión de celo religioso y una tradición marcial de siglos de antigüedad entre las tribus del desierto, los ejércitos del profeta Mahoma fueron al principio un fenómeno de armas y religión, pero pronto se convirtieron en una fuerza increíble para el avance de la sabiduría. Esto llegó en parte por la orden del profeta de que la fe procura el conocimiento, pero también porque los árabes no siguieron el ejemplo de los «bárbaros del Norte», que habían saqueado y destruido las ciudades y provincias de Roma. Por el contrario, los árabes asimilaron las culturas de los pueblos que conquistaron… lo mismo que habían hecho los primeros y rudos romanos siglos antes, cuando abrazaban y absorbían las culturas que conquistaban en Grecia y Oriente Próximo. En cierto sentido, los árabes llegaron en el momento idóneo. Muchos de los antiguos centros de sabiduría, y de las culturas que los habían nutrido, 151


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