Breve Historia de los Incas

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egocéntrico gobernante? Cosas increíbles. Después de ocurrida su muerte, los habitantes del Estado debían simular por varias semanas su hondo pesar en condición de duelo. También debían de participar de las ceremonias de ofrendas al Inca fallecido y los dioses principales. En la ciudad del Cusco se ofrecerían los últimos homenajes. El ritual de guerra era con la participación de las panacas de Hanan y Urin, en el que salían siempre vencedores los Hanan. El ritual de la Capacocha debió incluir la participación de millares de niños de todas las regiones. Finalmente, todas las pertenencias del Inca eran enterradas y sus ganados y depósitos quemados. El Inca transitaba así a una nueva vida. Era importante la participación de las panacas. Eran encargadas de llevar el cuerpo inerte del gobernante a un nevado cercano por un periodo de dos meses, así el cuerpo se mantenía intacto para su vida perpetua. Después de los funerales, eran las encargadas de velar y proteger el cuerpo o mallqui. Los Incas no eran enterrados, se comenta que descansaban en sus residencias y tenían vida propia. Salían en andas y participaban en las diferentes ceremonias realizadas en el Cusco y otras provincias importantes. En algunos casos las ceremonias eran simultáneas en todo el Estado, es por ello que se empleaban algunos ídolos co mo reemplazo del gobernante. En una ceremonia importante la panaca del gobernante de turno se trasladaba en primer lugar, luego estaban las familias de los gobernantes anteriores que acompañaban a su mallqui. Creemos que existe la posibilidad de que los funerales de la Coya recibieran el mismo trato magnífico que su esposo, porque al igual que el gobernante recibió el trato de un dios como representante de la luna. Betanzos hace una descripción de los rituales organizados por el Inca Huayna Cápac frente a la muerte de su querida esposa Mama Ocllo. Dice el autor que el Inca exigió que los funerales durasen varios días, que los pobladores llorasen y visitasen los lugares por donde se había trasladado la Coya. Finalmente fue llevada al templo de la luna. Lamentablemente, la llegada de la cultura occidental significó el fin de las ceremonias an dinas. Las panacas cusqueñas intentaron esconder y seguir custodiando a sus líderes pero no pudieron. Suponemos que muchos de los mallquis recibieron cristiana sepultura. Sin embargo, hasta el día de hoy no se ha encontrado cuerpo o entierro que nos haga pensar que el hallazgo per tenezca a un Inca o personaje importante de la nobleza cusqueña o provinciana. El trato simbólico y sacrálico que recibió el Inca durante y después de su


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