EN LA PATAGONIA

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Capitulo 48 Me hallaba en la costa de San Julián e intenté imaginar una cena en la cámara de Drake: la vajilla de plata con ribetes dorados, la música de la viola y la trompeta, el almirante plebeyo y el caballero invitado, el rebelde Thomas Doughty. Luego pedí prestado un bote de remos mal calafateado y me dirigí a Punta Gibbet, escudriñando la costa en busca de la «gran piedra de amolar» colocada sobre la tumba de Doughty, con su nombre grabado en latín «para que lo entiendan mejor todos quienes vengan en pos de nosotros». Drake lo había hecho decapitar junto al patíbulo del cual Magallanes había colgado a sus amotinados, Quesada y Mendoza, cincuenta y ocho inviernos atrás. La madera se conserva bien en la Patagonia. Los toneleros del Pelican aserraron el poste y fabricaron picheles para que sirvieran de recuerdo a la tripulación. En el hotel, a la hora del almuerzo, varios criadores de ovinos planeaban bloquear la carretera principal con fardos de lana para protestar contra el gobierno de Isabel Perón, que había fijado el precio de aquélla por debajo de su valor en el mercado internacional. El hotel mismo había sido construido imitando el estilo Tudor, con vigas negras clavadas a las planchas de hierro ondulado. Dicho estilo casaba con varios nexos que San Julián conservaba con el siglo XVI.


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