1 minute read

De un breve noviazgo

DE UN BREVE NOVIAZGO

Compartimos sólo una incómoda borrasca. Te vi morir por mí, en todo; y aún me asusto, como antelo natural mismo.

Advertisement

Recuerdo nuestras citas furtivas, las tardes en que nos cansábamos frente al incesante crepitar del sol; los concurridos cafés donde tú pedías mi interés y yo pedía un vaso de agua, para ahogarme; esa tensa cuerda rompiéndose en las entrañas; el plato de vidrios rotos que apurábamos con idéntica saliva amarga, en silencio, frente a frente, con un enjambre de preguntas gravitando a nuestro alrededor, que jamás fueronexpresadas: el miedo extendiéndose como una mortaja. Y yo, como un payaso en medio del caos, permaneciendo por no saber huir.

Cada utensilio de mesa nos hacía un guiño; las servilletas y el mantel se deslizaban queriendo escapar, para no ser salpicados en sangre. La multitud a nuestro entorno, esperando el fin de la escena, reíao aplaudía, como ante unespectáculo barato.

¿Qué se hace en un momento así? ¿Cuál es el siguiente acto del sainete? ¿Qué cubierto utilizo?

Huiste porque yo veía siempre el vaso a medio llenar, porque para mí las flores eran más bellas en la otra mesa. Desertaste y fue más que un duro tajo tu afrenta. Porque yo era pesimista y te daba poco, decías…