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Discursode un enfant terrible

DISCURSO DE UN ENFANT TERRIBLE

Es hora de hablar de mí, del niño que se encontró un poema y se perdió en el laberinto de las ensoñaciones: ¡mi anhelo se agranda en la noche!

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A la hora que se acentúa este dolor marcado en mi pecho como un reloj, no duermo por resguardar el tesoro del mañana incierto defendido por mí con lunas, dientes y uñas fieras. Me gasto el hoy asomado al pozo de los deseos, kamikaze aleccionado en sílabas de sueño. ¿Qué voy a hacer cuando me pregunten por mi heredad? ¿Con qué mentira o disculpa andaré entre los hombres que me vieron gritar y lanzarme al aire como un cohete y caer si mi ala no roza siquiera el borde de una cumbre, si la rompe la tempestad de la fortuna?

¡Mi sueño se ensancha en la noche y ya no cabe en mí!

II

He dado las horas de la fiesta y del descanso a la muerte anticipada, para probarme las pesadasvestiduras de terciopelo y el encaje luctuoso, tan caro, de lo que tal vez no seré jamás.

A pesar de todo el fragor de este fuego que carcomeya mis talones, no renuncio a mi trapo impregnado de éter que me anestesia y disuelve las pesadas burlas con que algunos intentan lapidar mi talento, sea éste cual sea.

¿Pero… por qué esta manera de hablar… si al comparar el pulso de mis ansias con las ansias erráticasde otros hombres de palabras, muchas, muchas veces las encuentro tan pobres, tan nimias, que corro velozmente en línea recta hacia delante a escupir una feroz y triunfal carcajada?

Soy lo que quiero ser. Pero no estoy seguro de ser feliz. No lo sé. Se me agolpa la incertidumbre en el cerebro, hierven en mí los pensamientos como en olla de presión.

(En verdad no sé si soy feliz…) III

Pero soy otras cosas igualmente exquisitas: soy joven y groseramente hermoso.Ytodo un enfant terrible. Soy un pino artificial y esbelto que se ha colocado por sí mismo la estrella —coronación y guía para los quevendrán— . Y ahora que siento un leve sol de amanecer —traído al mundo casi a la fuerza— es hora de continuar siendo lo que he querido: telegrafía de lo mudo y lo innombrable.

Piedra sobre el lomo me pongo a trabajar.

Para mí no el amor abyecto que enajena, ni la celebración que nos distrae y nos ahuyenta la idea. Para mí el trabajo persistente y fecundo de los que sueñan y en los que se atreven a dejarse soñar en estas amuralladas ciudades de chatarra.

Sueño una alta torre de memoria que me nombre. Y, piedra a piedra sobre el lomo, voy construyendo otro peldaño.