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PRITZKER
2020 para ellas
YVONNE FARRELL Y SHELLEY MCNAMARA, SOCIAS DE LA FIRMA GRAFTON ARCHITECTS, RECIENTEMENTE GANARON EL PREMIO PRITZKER 2020. DOS NOMBRES QUE ESTÁN TOTALMENTE VINCULADOS AL PERÚ PORQUE SON LAS ARTÍFICES DEL EDIFICIO DEL CAMPUS DE LA UTEC, CONSIDERADO POR LOS ENTENDIDOS ENTRE “LOS NUEVE EDIFICIOS MÁS INFLUYENTES DE LA DÉCADA”. Texto: Laura Gonzales Sánchez
“ES UN EDIFICIO MUY ROBUSTO, HECHO DE CONCRETO, EN UN SITIO MUY DIFÍCIL Y CON UNA ENORME VARIEDAD DE ESPACIOS ABIERTOS”, HA DICHO MARTHA THORNE, DIRECTORA EJECUTIVA DEL PREMIO PRITZKER, CONOCIDO COMO EL “NÓBEL DE ARQUITECTURA”.
E
n el 2013, las arquitectas irlandesas llegaron al Perú para asistir a la exposición de la maqueta de su proyecto de diseño. Ellas, entre sesenta participantes, habían sido las ganadoras del concurso internacional convocado para ese fin y, como tales, tenían algunas ponencias a su cargo, además de entrevistas. En aquel momento, fueron el blanco de fuertes críticas de propios y extraños, de sus colegas y de la comunidad vinculada o no a las esferas educativas, quienes señalaban, en otras palabras, que era una idea descabellada. Mientras permanecieron aquí, absolvieron con total serenidad todos los cuestionamientos. Uno de ellos, por ejemplo, estuvo referido a cómo se puede hacer un proyecto de esta magnitud sin estar medianamente familiarizado con el entorno; recordemos que Yvonne Farrell y Shelley McNamara manejan su estudio desde hace más de cuarenta años al otro lado del Atlántico. La respuesta que dieron fue sencilla: “Porque hemos estudiado profundamente la geografía no solo de la parte donde se ubicará el edificio, sino de lugares tan importantes como Machu Picchu…”. Ellas venían de ganar el premio León de Plata en la Bienal de Arquitectura de Venecia, un año antes, en el 2012, por su trabajo La arquitectura como una nueva geografía. Es decir, paisaje e
infraestructura como un dúo indesligable. En el 2016, la edificación ganó el premio del Royal Institute of British Architects (RIBA) al mejor edificio del mundo por su imponente infraestructura. Y cuatro años después, el Pritzker es para Farrell y McNamara. Le antecedieron en recibirlo nada menos que Zaha Hadid, Kazuyo Sejima y Carmen Pigem; y el mérito se acentúa si reparamos en que, a lo largo de la historia, se han entregado cuarenta y tres premios Pritzker a varones y solo cuatro premios a mujeres. Yvonne y Shelley se conocieron en las aulas de la University College Dublin y, poco tiempo después, decidieron montar su estudio. Entre sus obras se cuentan el Urban Institute of Ireland, la Escuela de Economía de Toulouse; la biblioteca municipal en el Centro Cultural de Parnell Square; el Institute MinesTelecom, la Facultad de Medicina de la Universidad de Limerick (Irlanda), y la lista es larga. Si se les pide una definición para su trabajo, no se cansan de decir que “es un marco para la vida”. En realidad, es un trabajo que desafía a la geografía; espacios íntimos en entornos difíciles; en cada cual se actúa con total responsabilidad porque a ellas, como los arquitectos de la “vieja guardia”, poco les importan las luces, las cámaras y, seguro, menos aún, los murmullos que insinúan que aún no terminan de dar la talla.