Linda howe como leer los registros akasicos

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fueron demasiado estresantes para mí. Me sentía agradecida por el hecho de que se valorara mi trabajo, pero la lista de clientes estaba creciendo hasta un punto que me resultaba difícil de manejar. Tenía que ver en consulta a tantas personas cada semana que terminé sintiéndome muy estresada. Finalmente, y aunque me encantaba mi trabajo, el exceso de clientes me pasó factura, y al cabo de un tiempo empecé a tener la sensación de que me desmoronaba en mil pedazos. Había que renunciar a algo, y volví a la oración una vez más: «Dios, por favor, ayúdame. Dime qué debo hacer en esta situación». Y entonces me llegó una revelación. Súbitamente, comprendí que muchas de las personas que venían a mí en busca de lecturas de los Registros Akásicos podían hacer aquel mismo trabajo por sí solas; no había ninguna razón obvia por la cual esas personas no pudieran aprender a leer los Registros. La solución a mi problema pasaba por enseñar a la gente a hacer aquel trabajo para sí mismos y para los demás. Si mis clientes podían aprender a acceder a sus propios Registros, podrían también ayudarse a sí mismos en el desarrollo de su propia autoridad espiritual. Podrían pasar de depender de mí a seguir sus propias directrices espirituales, con lo cual conseguirían desarrollarse y madurar. Luego, podrían buscar mi ayuda sólo en el caso de que se quedaran bloqueados o de necesitar de un apoyo externo para seguir avanzando en su viaje. Mi objetivo era, y siempre ha sido, ayudar a los demás en su búsqueda, ayudarles a encontrar su propio camino, en lugar de encontrarlo yo para ellos (cosa que, por otra parte, no podría hacer de ningún modo). Nunca había pretendido alimentar una dependencia innecesaria hacia mi persona, y me sentí aliviada cuando me llegó esta solución. Creo que en la búsqueda espiritual hay distancias que tenemos que transitar solos, y nuestro reto consiste en aprender el modo de hacerlo. Después, hay otros momentos en que lo mejor es buscar el consejo de otras personas. A lo largo del camino, mediante ensayo y error, aprendemos cuándo hay que ir solos y cuándo buscar ayuda. Y aprendemos que, en última instancia, estamos aquí para ayudarnos unos a otros. Así pues, mi oración había recibido respuesta, y disponía de una solución. Enseñar a mis clientes a leer sus propios Registros Akásicos era una manera de darles poder para que se ayudaran a sí mismos. Entonces, podría disponer de tiempo para concentrarme en aquellas personas que necesitaban de la ayuda de alguien externo y, al mismo tiempo, podría disfrutar viendo cómo mis alumnos akásicos crecían y descubrían su propia autoridad espiritual. Era perfecto, pero... habría que esperar. La autorización para la enseñanza Aunque mis directrices internas me estaban animando a meterme en el mundo de la enseñanza, tanto las potencias humanas como las que están más allá de lo humano aconsejaban que sería mejor esperar. ¡Y yo no soy una persona a la que le resulte fácil esperar pacientemente! Pero esperé, porque necesitaba a un maestro o maestra que me ayudara a pasar al siguiente nivel, que me ayudara a arraigar en la práctica con la suficiente solidez como para transmitirla de una forma efectiva. Durante todo un año, seguí haciendo consultas para los demás y haciendo juegos 12


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