La conquista de Medina Mayurqa

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Capítulo VI: La toma de Madina Mayurqa Las murallas de la ciudad la convertían en una fortaleza impenetrable. Pero, el rey no se conformaba con esperar la rendición del enemigo por falta de agua y alimentos. Es por ello, que una vez tras otra los soldados cristianos intentaban con todas sus fuerzas abrir brechas en los muros y destruir las torres de defensa.

El aserio de la ciudad se prolongaba ya más de tres meses y los sarracenos todavía resistían. Pero, por fin, el 31 de diciembre, el ejército cristiano logró tomar Madina Mayurqa. Un grupo de soldados dirigidos por Pedro, consiguió adentrarse en el interior del recinto amurallado y colocó un pendón en lo alto de una de las torres. Pedro, desde lo alto de la torre gritó: 

¡A dentro, a dentro, que la ciudad es nuestra!

Las tropas cristianas empezaron a entrar a la ciudad gritando: 

¡Santa María, Santa María!

Los moros huían de las tropas cristianas, abandonando todos sus enseres. Solo querían salvar su vida. Los caballeros cristianos los perseguían sin piedad, matando a todos los que se cruzaban en su camino. Desde lo alto de la torre, Pedro observaba la matanza. En ese momento la sed de venganza de por su amigo Javier había desaparecido. Pedro sentía pena por los sarracenos. No estaba de acuerdo con los que querían exterminarlos. Entonces empezó a gritar: 

¡Yo no quería esto! Sólo quería vivir una aventura.

Fue entonces cuando Pedro descendió de la torre y se alejó de la ciudad abandonando a su ejército. Sus compañeros no volvieron a saber nada de él.

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