El Legado - Aldo Puig

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EL LEGADO: “Conservarás tu suelo productivo” Aldo V. Puig


Puig, Aldo Vicente El legado : conservaras tu suelo productivo / Aldo Vicente Puig ; editado por Galo Puig ; Veronica Puig ; fotografías de Italo Culasso ... [et al.]. - 1a ed. . - Paraná : Puig, Aldo Vicente, 2015. Libro digital, PDF Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-33-8581-0 1. Conservación del Suelo. I. Puig, Galo, ed. II. Puig, Veronica, ed. III. Culasso, Italo , fot. IV. Título. CDD 333.7

Fotografías Fotografía de tapa: Aldo Puig, Detalle de la obra de la artista plástica Alejandra González Soca, Montevideo - Uruguay. Fotos de los entrevistados: Oscar Ledesma - Comunicaciones EEA Paraná Foto del autor (en solapa tapa): Galo Puig Las imágenes utilizadas fueron tomadas del archivo de fotografías en papel, diapositivas y documentos pertenecientes al archivo privado del Ing. Italo Culasso, INTA EEA Paraná y AER INTA Diamante. Es responsabilidad exclusiva del autor la precisión y validez de los datos y hechos, así como de las opiniones expresadas en los textos. No se permite la reproducción total o parcial de esta publicación, ni su almacenamiento en un sistema informático ni su transmisión en cualquier formato o por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del autor.

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ÍNDICE Introducción de Aldo Puig ……………….. 7 La punta del hilo …………………………… 9 Enraizados …………………………………. 23

(El trabajo de las Agencias de Extensión Rural del INTA y sus Productores)

Orígen y Nacimiento …………………….....165 Problemas …………………………………...199 (Narración fotográfica)

Soluciones …………………………………..215 (Narración fotográfica)

Anexo ………………………………………. 233

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En memoria al geólogo Egidio Scotta, “Padre de la Conservación del suelo en Entre Ríos”. Esta fue su última entrevista en profundidad y cuenta en ella los acontecimientos vividos y las tareas realizadas en el tema conservación de suelos en Entre Ríos hasta el año 2014. “El Gringo”, como le decíamos, me alentó a escribir este libro y revisó una y otra vez cada palabra elegida. Hago asimismo a través de “El Legado”, un reconocimiento tanto público como íntimo a todos y cada uno de los pioneros, hombres y mujeres que trabajaron incansablemente por mantener el suelo “vivo” y productivo, generación tras generación en la geografía entrerriana.

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Introducción Aldo Puig El suelo como recurso está en peligro. Es hora de tomar cartas en el asunto, porque el problema se va acrecentando día a día. El problema de los suelos agotados es grave y si no tomamos en forma urgente conciencia de la magnitud del problema llegará el momento en que serán improductivos y el hombre deberá abandonar la tierra. El Legado” rescata historias y voces olvidadas de hombres y mujeres apegados a la tierra donde nacieron y con un destino común: Contrarrestar la erosión, mantener el suelo productivo y legárselo a las generaciones futuras. Como Periodista agropecuario y Comunicador de INTA me dediqué a difundir el mensaje conservacionista de todas las maneras posibles y por todos los medios de comunicación masivos, en todos los ámbitos. Hugh Bennett, considerado el padre de la conservación del suelo en el mundo, decía: “La conservación del suelo debe enraizar en los corazones y las mentes de la gente antes de ser aplicada a la tierra”. Tratando de encontrar respuesta a esta premisa partí un día. Peregrinando por campos y ciudades fui encontrándome con gente pionera. La palabra entrevista significa literalmente “verse el uno con el otro” y de allí surgió este libro que pretende precisamente, contribuir a señalar a hombres y mujeres considerados “Pioneros” en desarrollar, impulsar y aplicar prácticas conservacionistas para conservar los suelos, que son la base del aparato productivo más importante de nuestra provincia. En este trabajo se plantea que las acciones realizadas en primer lugar por la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA y sus Agencias de Extensión Rural, más las acciones del Gobierno de la Provincia de Entre Ríos y la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER, en conjunto con Organizaciones, Entidades y profesionales del ámbito privado, han ejercido influencia en la adopción de “la Terraza” como método de control de la erosión, en el ámbito de la Provincia de Entre Ríos. La tarea encarada allá lejos y hace tiempo fue ardua e involucró no solo a los productores, quienes tienen la responsabilidad directa sobre del uso del suelo productivo, sino que comprometió a todos los sectores de la comunidad. La estrategia desde sus inicios puso énfasis en la educación abarcando a la enseñanza primaria, secundaria y universitaria, la capacitación al productor, a los profesionales Ingenieros Agrónomos y afines, a la dirigencia política y a la comunidad toda. En un lapso determinado de tiempo se llevaron a cabo infinidad de actividades que fueron desde diseñar una técnica, ponerla en práctica en el campo, relevar datos de los 17 Departamentos, elaborar una Carta de Suelos para cada uno de ellos, crear una Ley de conservación de suelo y ponerla en vigencia. “. 7


“El Legado” es solo un “pellizco” a 45 años de historia, por lo tanto es imposible hacer mención detallada de los nombres de las personas que participaron de esta gesta, pero vaya mi reconocimiento y homenaje a cada uno de ellos, en cada rincón de la geografía entrerriana. “El Legado”, tiene un final abierto. Hay mucho para contar. Alguien tomará la posta.

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LA PUNTA DEL HILO

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Egidio S. Scotta

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Egidio S. Scotta Geólogo Especialista en erosión hídrica y su control. Drenaje agrícola Ex investigador INTA EEA Paraná Actividad privada Paraná

Tratando de encontrar la punta del hilo en el tema conservación de suelos en Entre Ríos En Entre Ríos la degradación de las tierras productivas por erosión hídrica es un tema de vieja data, relativamente conocido desde hace muchos años y de gran importancia económica por su efecto negativo causado por la producción no lograda en los sectores erosionados. Desde fines de la década del 60 se trabajó en la EEA Paraná de INTA estudiando la erosión hídrica mediante investigaciones propuestas por los expertos de FAO que asistieron a los noveles técnicos locales con el Convenio FAO-INTA Argentina 526 “Establecimiento de un Programa de Conservación de Suelos”. Para saber mucho más sobre este problema y sus soluciones nos encontramos con el hombre que vivió los acontecimientos desde adentro. El que desarrolló la tecnología, junto a un grupo de investigadores y el que la aplicó a campo. Nadie mejor que él conoce todo lo que aconteció cuarenta años atrás. Conversamos largos y tendidos con este cordobés que perdió la tonada por vivir tantos años en Entre Ríos. Egidio Scotta nació General Cabrera y se graduó en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), como Geólogo. En 1967 con el flamante título bajo el brazo llegó a Santa Rosa, La Pampa, como contratado del Consejo Federal de Inversiones (CFI). Poco tiempo después concursó un cargo en INTA Castelar. Buenos Aires no era de su agrado, entonces le comunican que existía una vacante en el INTA Paraná. Corría 1969 y aquí comenzaba a desarrollarse el convenio, entre la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y el INTA. Urbano Francisco Rosbaco era el director del INTA Paraná y el Ingeniero Agrónomo René Benavídez el responsable del Área Suelos

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Desandando el camino “Es importante que la historia sea fidedignamente contada”, fue lo primero que me dijo Egidio Scotta. “El Gringo”, como le dicen sus amigos, a este hombre sencillo e incansable trabajador en pos de la conservación de los suelos productivos. Y me narró todo, sin olvidar ni los mínimos detalles. -“Por lo que me tocó vivir, recuerdo bien como comenzó el tratamiento de la erosión hídrica y su control. Desde el INTA, quién observaba una vinculación entre la producción agrícola y la erosión hídrica era el Director del INTA Paraná, Ing. Agr. Urbano Francisco Rosbaco que en los años 1967y 68 consiguió integrar un equipo de profesionales jóvenes para estudiar detalladamente el proceso de la degradación por erosión y su tratamiento. Paralelamente a la conformación del grupo mencionado Rosbaco conjuntamente con la conducción Nacional gestionaban el Proyecto FAO-INTA Argentina 526. “Establecimiento de un programa de conservación de suelos en la República Argentina”, con la finalidad de recibir por parte de FAO asistencia técnica calificada mediante expertos que nos propusieran y orientaran en la realización y conducción de las investigaciones requeridas para entender científicamente la complejidad de esta temática”, relató Scotta. El INTA Central aprueba el Convenio FAO- INTA En el año 1969 INTA Central aprobó el convenio FAO – INTA Argentina 526, que tuvo dos sedes: una en la EEA INTA Paraná y otra en la EEA INTA Marcos Juárez (Cba.). El Proyecto planteaba estudiar el proceso erosivo y su control en dos suelos extremadamente diferentes, los Vertisoles (Peludertes) de E. Ríos, y los Molisoles (Argiudoles) típicos de Córdoba. El director por FAO fue el Dr. José Bertoni, destacado conservacionista de origen brasileño, proveniente del Instituto Agronómico de Campinas, y el co-director por INTA fue el Ing. Agr. René Benavides (fallecido) que durante gran parte del tiempo del Proyecto estuvo becado en Francia. Bertoni residió en Paraná durante el todo el proyecto, y realizó importantes aportes como experto en el modelo USLE (Universal Soil Loss Equation o Ecuación Universal de Pérdida de Suelo). Entre los especialistas que trabajaron en la 12


EEA INTA Paraná, mencionamos al Dr. U. Kakish, Jordano, especialista en física de suelos, formado en USA, que estableció las bases de la comprensión del proceso erosivo, vinculando las precipitaciones con la baja permeabilidad de los suelos, y el agua excedente. Scotta menciona también al experto Alberto Jaramillo de Albuquerque de Estados Unidos, quien los orientó en importantes conceptos hidrológicos teóricos y aplicados, y el aporte de consultores en fertilidad del Soil Conservation Service y de la Universidad de Texas (USA), Dres. Petersen y Von Gardner. El modelo USLE fue creado en el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos -USDA - por Walter Wischmeier, experto estadístico del Soil Conservation Service, quien también fue consultado a distancia en varias oportunidades por los técnicos de Paraná. -“En síntesis, nos parece pertinente destacar que el modelo USLE se analizó, estudió, adaptó y comenzó a aplicar localmente y actualmente se continua aplicando por ser una excelente herramienta para cuantificar la erosión, conocer detalladamente el proceso y posicionar las terrazas a campo, no solo en Entre Ríos, sino también en otros sitios con suelos, clima y producciones similares”, expresó Scotta. Pero en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA había dos grupos de trabajo bien definidos que comenzaron sus actividades al mismo tiempo. El de Investigación y el denominado Plan Mapa de Suelos de Entre Ríos, Convenio Gobierno de Entre Ríos. “Sí, con respecto a otro tema directamente vinculado a la erosión, se destaca la valioso y prolongada participación del Ing. Gisbert Van Barneveld, holandés, especialista en taxonomía y cartografía de suelos, que organizó el Plan Mapa de Suelos de E. Ríos, lideró los trabajos de reconocimiento de campo y las publicaciones de mapas y sus memorias, formando escuela en esa especialidad. Es importante mencionar que las actividades de mapeo de suelos que se realizaron en el marco del Convenio INTA Gobierno de Entre Ríos, y las investigaciones conservacionistas se desarrollaban en forma simultánea, porque la comunicación y el intercambio entre ambos grupos era muy frecuente”, recordó Scotta.

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Un rompecabezas que comenzaba a armarse Como en un gran rompecabezas, en este tema complejo había muchos elementos y procesos parciales desconocidos y desorganizados que se tenían que estudiar, entender y organizar, para llegar a una tecnología aplicable en el campo. Los técnicos noveles de la Estación Experimental, asistidos por los expertos de FAO, trabajando en forma conjunta llegaron a obtener información confiable para cuantificar la erosión hídrica mediante la aplicación del modelo USLE, que permite saber si en diferentes condiciones se pierden 10,15, 20, o X toneladas de tierra por hectárea y por año. Dijo Scotta, “de la aplicación del modelo USLE, surge el concepto de tolerancia de pérdida, que expresa que en ambientes de clima húmedo y suelos pesados, para que se mantenga la capacidad productiva, incluyendo la fertilización, la erosión no debe pasar de 2,5 toneladas por hectárea/año. Por otra parte, la experiencia nos indicó que cuando los suelos están erosionados la pérdida debe ser la más baja posible, esto es inferior a la tolerancia mencionada, porque cuando la degradación ya está presente la afectación se intensifica, y en años secos la erosión disminuye la producción tanto o más que en años húmedos”. Para profundizar en el conocimiento del proceso erosivo fue propuesto el modelo USLE “Este modelo interpreta a la erosión como una interacción de la energía cinética o erosiva de las precipitaciones (factor R) la erosionabilidad de cada suelo (factor K), el largo e intensidad de las pendientes (factor LS) y la cobertura de protección proporcionada por los cultivos y la técnica de manejo (factor C ó CP), indicó Scotta. También sostuvo que “el estudio de las precipitaciones y elaboración de un mapa de líneas de igual potencialidad erosiva de las tormentas (mapa de R) que se expresa en tonelámetros por hectárea/año, demandó un minucioso trabajo de análisis de gran cantidad de fajas pluviográficas que fue realizado por Alicia Codromaz de Rojas y Álvaro Conde (fallecido) quienes aplicaron el procedimiento originario creado por Wischmeier (S.C.S. - USDA) que también fue consultado”.

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Como un hecho importante, destacamos que Conde simplificó el procedimiento, disminuyendo a 200 el número de fajas de lluvias a leer para obtener un dato de energía erosiva confiable de una localidad. Simultáneamente, con la conducción del Dr. U. Kakish trabajaron la física de los suelos para conocer la dinámica del agua y cuantificar la permeabilidad. Se construyen en el INTA Paraná las Parcelas de medición de pérdida de suelo Con la conducción e instrucciones del Dr. José Bertoni, se realizó la instalación, del sistema de parcelas de medición de pérdida de suelo y agua que permitió obtener los factores de cobertura de los cultivos y técnica cultural (C o CP) y los volúmenes de agua excedente que producían escurrimiento erosivo. “Si pensamos que en Argentina tenemos un solo sistema de parcelas de medición, nuestro pesar se agranda más cuando tomamos conocimiento que la FAO señala en un documento que en 1958, después de 20 años de ensayos en parcelas de erosión en unos 10 Estados de USA, se contó con gran cantidad de datos que esperaban ser procesados. Con esos datos El Servicio de Conservación de Suelos (S.C.S.) encargó al estadístico W. H. Wischmeier que recopilara y analizara más de 10.000 datos anuales de erosión obtenidos en parcelas y pequeñas cuencas de 46 estaciones ubicadas en las grandes llanuras, y que el objetivo de Wischmeier y Smith (1960 y 1978) fue establecer un modelo empírico para predecir la erosión en un campo de cultivo, a fin de que los especialistas en control de la erosión hídrica puedan elegir las tecnologías necesarias para mantenerla dentro de límites aceptables”, contó el profesional. Es de destacar que las únicas parcelas funcionando en Argentina, están en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA y después de más de 40 años de instaladas, siguen proporcionando datos para actualizar los factores C y otras investigaciones relacionadas con la biodiversidad y el medio ambiente.

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La información obtenida debía llegar rápidamente al campo “En la última etapa del Proyecto FAO- INTA, comenzamos a visualizar que la información que se obtenía, especialmente la dirigida al conocimiento del proceso erosivo, debía transformarse en tecnología aplicable para su control a gran escala en los establecimientos afectados por erosión”, dijo Scotta. Más adelante en el tiempo, y en lo personal verificó que la secuencia que estaban siguiendo, con el transcurrir de los acontecimientos se ordenaba de la siguiente manera: investigación, obtención de tecnología, experimentación, integración metodológica, transferencia a extensionistas y asesores privados con los cursos de capacitación y adopción por productores. “En ese sentido estoy convencido que si no se hubiese seguido esa secuencia temática, la información parcial producida iba a quedar archivada en las bibliotecas sin que el proceso erosivo fuera tratado y controlado en el campo”, dice Scotta. En la Estación Experimental del INTA Paraná aprendieron a hacer terrazas El Director de FAO, Dr. José Bertoni indicó y supervisó la construcción de las primeras experiencias con terrazas, en el campo anexo de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA. “En ese campo es donde aprendimos a replantear, o sea medir y construirlas, aunque había colegas que sostenían que no iban a ser adoptables a pesar que en los ensayos se comprobó que funcionaban bien. En esa etapa Bertoni nos decía que no hay terrazas de base ancha y base angosta, hay terrazas de evacuación y terrazas de absorción”, expresó Scotta. El profesional dijo también que a pesar de los aportes del experto Dr. Jaramillo, faltaba abordar con mayor profundidad el método, para establecer la relación lluvia - agua excedente y el hidrograma para calcular el caudal de evacuación, lo que se logró después de la finalización del proyecto, y derivado de un curso realizado en el CIDIAT (Perú), adaptando 16


localmente el modelo de la Curva Número (CN) originario del S.C.S., USDA. Las terrazas son eficientes Mientras tanto se continuó obteniendo datos, y a los siete años de instaladas las parcelas se elaboraron los primeros factores CP confiables, que tienen importancia fundamental para aplicar la USLE. Posteriormente integraron el procedimiento para estimar el efecto de las rotaciones, los manejos y las terrazas en la estimación de la erosión y su control, indicando que el primer paso consiste en la estimación de perdida de suelo de un campo determinado, sin aplicar tecnologías de control. “La conclusión fue que las terrazas de evacuación eran y son la tecnología más eficiente para controlar la erosión y su función consiste en acortar el largo de las pendientes”, aseguró Scotta. Comienza la transferencia de tecnología a los profesionales del sector Se capacitaron más de 500 profesionales en 120 cursos, realizados por el INTA Paraná. Se denominaban: Teoría y Práctica del Proceso de Erosión Hídrica y su Control, y se dictaron entre 1981 y 1991. Integraron los elementos constituyentes del Modelo USLE con factores locales, aplicables regionalmente y el conjunto se transformó en un procedimiento metodológico, que también incluye el manejo del agua excedente y se transfirió a los técnicos. “Respecto de la transferencia y adopción de las terrazas como principal tecnología de recuperación y control de la erosión, el efecto multiplicador lo obtuvimos desde la EEA Paraná de INTA capacitando a profesionales de la actividad privada y otros, mediante cursos de una semana de duración”, dijo Scotta. La mayoría de los cursos se dictaron en Entre Ríos, y varios en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. “De los 120 cursos dictados, 100 fueron de control de erosión y 10 de drenaje agrícola, una temática de tratamiento distinto, que también 17


implementamos desde la Estación Experimental, aunque ahora el tema ha sido totalmente desechado, a pesar de que en la provincia y región hay tierras afectadas por drenaje deficiente, como lo he verificado por la demanda”, aclaró Scotta Los Extensionistas del INTA bien plantados en el territorio Los Agentes de Extensión del INTA fueron piezas clave en el efecto multiplicador de la tecnología. Trabajaron codo a codo con los investigadores y llegaron a cada rincón de la provincia con el mensaje conservacionista, porque en Entre Ríos, los cursos de control de erosión produjeron un importante efecto multiplicador. Fueron los Extensionistas, quienes se encargaban de promocionar los cursos, participar y disponer la sede para el dictado y el campo del productor, para realizar la práctica. “Fueron el resultado de la integración de conocimientos que se comenzaron a obtener con el citado Proyecto FAO. Demandaron mucho trabajo previo de investigación, experimentación, extensión y otras actividades conexas, pero constituyó el medio que vehiculizó la adopción de tecnología conservacionista. Esto pone de manifiesto que el INTA tomo a su cargo la totalidad del largo y dificultoso camino de tratamiento de esta temática, quedando en manos de los técnicos privados la multiplicación de la adopción. En ese período inicial se produjo un auge de adopción de tecnología y también se capacitaron técnicos de otras zonas del país.”, relató Egidio S. Scotta. Es de destacar que a partir del año 1992 la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER organizó la Cátedra de Tecnología de Tierras y Aguas II, enseñando la metodología desarrollada en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná de INTA, y los técnicos de INTA continuaron dictando algunos cursos solicitados por egresados de otras Facultades.

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¿Cuánto vale la erosión? ¿Cuánto? El Convenio FAO – INTA finalizó en el año 1974, pero los profesionales de Investigación en suelos del INTA Paraná dieron continuidad e intensificaron el trabajo en materia conservacionista, adquiriendo experiencia, mejorando los procedimientos y obteniendo información nueva y muy valiosa que rápidamente difundieron y socializaron en la región. “Un tema que dio impulso a la adopción se produjo cuando conseguimos medir la producción no lograda y se pudo dar valor a la erosión”, dijo Scotta. También sostuvo que, “después de la lógica revisión bibliografía e intentos de análisis económicos que no resultaban confiables, llegamos a la conclusión que lo más razonable era medir la pérdida de rendimiento localmente, para lo cual diseñamos una técnica consistente en comparar rendimientos de cultivos en los sectores erosionados de las pendientes, con rendimientos en sectores sin erosión de las lomas, mediante muestreos al azar y análisis de comparación de medias”. Las terrazas aumentan los rendimientos “Como resultado complementario, mediante mediciones de rendimiento en potreros con y sin terrazas, detectamos que las terrazas también aumentaban los rendimientos, produciendo una recuperación rápida de los rendimientos, aproximando los rindes en las pendientes erosionadas a los de las lomas no erosionadas, lo que se constituyó en un hecho sorpresivo pero de mucha utilidad para incentivar su adopción”, dijo Scotta. Esta valiosa información permitió fundamentar con argumentación más sólida nuevas campañas de Extensión conducidas desde las Agencias de Extensión Rural de INTA, especialmente Crespo, Paraná, Diamante y La Paz, e incluso con numerosos artículos difundidos por radio y diarios. “Con respecto al ya mencionado tema de la producción no lograda, después de numerosas mediciones en campos de productores, resultaba que en las pendientes erosionadas que, en general ocupan el 70% de los campos afectados, los rendimientos disminuían en promedio el 20% en soja, el 30% en maíz, y el 10 a 15 % en trigo”, señaló.

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Dando el valor del momento a los granos no producidos, es admisible atribuir a la erosión el valor del precio de los quintales no producidos por hectárea. “Para ejemplificar con un caso de la campaña 2012/13 calculamos que la erosión, medida en soja no producida toma el valor de 910 $/ha/año, lo que varía con el cultivo y su precio, pero es posible recuperar aplicando terrazas”, dijo Scotta. Por razones económicas y sociales, continuar con las mediciones del valor de la erosión es una tarea importante, que debe continuarse, porque es información muy útil para incentivar la adopción de la tecnología. Multiplicando el mensaje conservacionista Se sabe que la educación y la extensión, con adaptaciones a distintos destinatarios, son positivas para difundir determinados conocimientos. Capacitación a Docentes: Se resuelve dar comienzo a la capacitación sobre conservación de suelos, a docentes, en distintos puntos de la provincia. Programa de Voluntarios Conservacionistas: Otra acción muy positiva, aunque lamentablemente de corta duración, fue este Programa que estaba destinado a personas de todos los niveles sociales y cuyo lema fue “Done una parte de su tiempo para difundir el mensaje conservacionista”. Fue apoyado con material especialmente preparado para esa estrategia comunicacional. La idea original fue tomada del Soil Conservation Service (USDA) y fue muy útil, cumpliendo su objetivo. “La experiencia histórica nos dice que para reactivar el complejo conjunto de esta temática, sería positivo retomar y potenciar gran parte de las actividades hechas en el periodo transcurrido entre 1974 y1999, y posteriormente, todo lo cual está documentado. En este punto de la descripción recordatoria y considerando que los progresos en el control de la degradación no ha sido totalmente resuelta en el campo, y teniendo en cuenta que conservar la tierra productiva no es solamente por el beneficio económico, de corto plazo, sino un objetivo moral, de largo plazo, nos parece válido el concepto que dice que para saber a dónde vamos, es necesario conocer de dónde venimos, lo que también es aplicable a este tema”, señaló Scotta. 20


Tecnología de procesos. Tecnologías de insumos “Lo que se hizo en INTA, en su momento, en materia de tecnología conservacionista, fue desarrollar lo que se denomina tecnologías de procesos, lo que indudablemente es competencia del INTA como organismo público, mientras que las conocidas tecnologías de insumos, lógicamente necesarias, se adoptan rápidamente porque se aúnan los efectos positivos sobre los rendimientos, con los poderosos medios económicos que tienen las empresas para sus campañas publicitarias. Ahora bien, las tecnologías de procesos no excluyen a los insumos, al contrario, ambas se complementan en un efecto sinérgico que potencia los rendimientos y la conservación del suelo, como sustento productivo”, reflexionó Scotta. Entra en escena la Siembra Directa Scotta cuenta, que “paralelamente, en la época en que aparece en escena la Siembra Directa, la que se proponía como muy eficiente para controlar la erosión hídrica, se presentó otro período de resistencia a las terrazas”. La afirmación de que la Siembra Directa sola bastaba para el control de la erosión, era equivocada, por las condiciones de suelos y clima de esta región y fue superada paulatinamente por la fuerza de los hechos, hasta llegar a la aceptación de lo incontrastable, esto es, la lógica complementación entre ambas tecnologías. “Para fundamentar este concepto es importante reiterar que en estos ambientes, la función de las terrazas es controlar el escurrimiento erosivo, mientras que la siembra directa (SD) mejora las condiciones físicas y de fertilidad natural del horizonte superficial, a condición de que no se sobrepastoren los rastrojos y no se pisotee excesivamente el potrero con hacienda. Es evidente y se ha comprobado, que se trata de dos tecnologías diferentes, que cumplen funciones distintas, pero interaccionan complementariamente”, señala el profesional.

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“Hicimos lo posible y lo que debimos hacer” Nos dijo Egidio Scotta, a la hora del balance. “Analizando detenidamente las actividades realizadas, se aprecia claramente que se ha seguido una secuencia basada en el razonamiento lógico, cuyo ordenamiento fue el siguiente: Solicitar apoyo de expertos destacados de (FAO). Algunos complementamos con capacitación y apoyo de INTA, en Centros de excelencia del extranjero. Desarrollo de las investigaciones y experimentaciones indicadas como necesarias. Obtención de tecnologías eficientes para aplicar a campo, Capacitación de profesionales para asistencia a productores. Potenciación de distintas vías de extensión, difusión y transferencia”. En ese sentido Scotta destacó que “se desarrolló una secuencia metodológica cuya implementación podemos explicar con precisión. También agregamos, desde otro punto de vista, que se hizo lo posible, pero también lo lógico y la Extensión institucional y privada, cumplió una función muy importante”. Los Extensionistas del INTA se interesaron en el tema porque comprendieron su importancia, y brindaron su apoyo participativo. “La gran mayoría de los cursos fueron dictados en las Agencias de Extensión de toda la provincia, pero lamentablemente en INTA el tema fue disminuido, lo que no debió ocurrir. Un trabajo reciente (O. Paparotti y col. 2013) dice que de un Millón 850 mil hectáreas con agricultura en la campaña 2012/13, en Entre Ríos, 14.7 % tienen terrazas. Sería deseable que estuviera sistematizada el 30 ó 40% de la superficie, o más aún. Por no retomar las acciones conservacionistas necesarias, se está dejando de percibir ingreso bruto y de mejorar el ingreso neto, pero, por no recuperar la conciencia conservacionista, se está diluyendo el hecho de la importancia moral que la sociedad tiene respecto de la conservación de la tierra, a largo plazo”, finalizó Egidio S. Scotta.

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ENRAIZADOS

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El trabajo de la Agencia de Extensi贸n Rural Paran谩 del INTA y sus Productores

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Nobel Babboni

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Nobel Babboni Ingeniero Agrónomo Ex Jefe de la Agencia de Extensión del INTA Paraná Ex Secretario de la Producción de Entre Ríos Paraná

Media mañana de diciembre. Mucho calor pero también mucha alegría por el reencuentro con el amigo. Nos recibe en su casa, distendido y locuaz. Humilde como siempre. Agradecido como siempre a todas las posibilidades que le dio la vida y a las personas que hicieron posible llevar adelante actividades como Extensionista del INTA. Ex, me corrige, riendo Nobel. Babbonni, participó como Agente de Extensión del INTA desde la etapa de crecimiento hasta la etapa de consolidación y reconocimiento institucional (1966-2000). Realizó innumerables aportes técnicos y sociales durante su gestión. Trabajó incansablemente por el cuidado del recurso suelo. Instaló las primeras terrazas para el control de la erosión hídrica en la Aldea Santa María y fue fundador de la Fiesta Provincial de la Conservación del Suelo en esta misma localidad en el año 1990. Creador junto al grupo de profesionales de la Agencia de Extensión Rural Paraná del INTA de una de las ideas más destacadas en los primeros tramos del camino del INTA: El “Centro de Capacitación Integral de Jóvenes Rurales”. Proyecto de Educación no formal del INTA destinada a la capacitación de jóvenes rurales. Dichas actividades comenzaron en el año 1969 en la Agencia de Extensión Rural Paraná del INTA y dieron paso en el año 1981 a la creación del CECAIN (Centro de Capacitación Integral) que con edificio propio funciona exitosamente desde entonces en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA. La idea fue diseminada a otras provincias como Chaco, Corrientes, Misiones, Formosa. El Ing. Babboni se destacó como profesional especialista en producción lechera. Se perfeccionó en INTA Rafaela. Definió y consolidó la producción lechera en el Departamento Paraná. Marcaron esa etapa aspectos importantes como la cría artificial de terneros, las instalaciones de ordeño, las campañas de instalación y conservación de forrajes y la capacitación de los recursos humanos. En 1975 implementó los Cursos Radio Postales para tamberos que se transmitieron por LRA 14 Radio Nacional de Santa 26


Fe y LT 14 Radio General Urquiza de Paraná dentro del Programa Mundo Rural, capacitando a más de 1.000 pequeños tamberos de una amplia región. Creó el Primer Manual Técnico sobre la actividad tambera en la zona. El trabajo de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Aldea Santa María “A veces las circunstancias difíciles te ayudan a encontrar soluciones que no hubieras encontrado de otra forma”, así me dijo Nobel Babonni ni bien nos sentamos cómodamente en el living de su casa. Nobel se refiere a uno de los varios malos momentos por lo que debió pasar el INTA en su historia. No tenía prácticamente presupuesto durante los años 1975/76. Había que agudizar el ingenio para dar soluciones y respuestas a las actividades propias de una Agencia de Extensión Rural. Dice Babbonni que llegaron a su oficina el periodista, Arturo Darrichon y Rodolfo Benvenuto, extensionista de Juventud Rural para contarle que se les había ocurrido una idea para poder trabajar sin plata. La propuesta consistía en realizar un curso radio postal sobre tambo. Arturo lo adaptaría al lenguaje radial y Benvenuto conseguiría en el campo los alumnos. La idea gustó y luego de unos ajustes Arturo la da a conocer por Radio Nacional de Santa Fe donde tenía un programa semanal. Días después por ese medio largaron la inscripción. El compromiso además era que a la gente inscripta que seguiría semanalmente el curso por la radio le mandarían todo el material escrito y con dibujos realizados por Babbonni, impreso en mimeógrafo. “La idea era que refresquen y reafirmen sus conocimientos leyendo. Y el día señalado empezamos el curso. Yo escribía y largaba material todas las semanas. Teníamos varios inscriptos en una amplia zona debido al alcance de Radio Nacional. Como todo marchaba bien un día dijimos vamos a ver en qué zona hay más inscriptos y en esos lugares vamos a hacer reuniones personales como un paso más para lograr una mejor conexión con la gente. Resultó que en Aldea Santa María había un número inusual de inscriptos. Eso nos llamó la atención. Yo conocía el lugar, incluso había trabajado en la Aldea con productores aislados pero no me había dedicado a trabajar intensamente allí”.

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La curiosidad fue muy fuerte y días después viajaron a Aldea Santa María. Hablaron Pedro Sack, director de la escuela Nº 39 y se enteraron que había sido él que era líder del lugar quien incentivó a muchos vecinos a inscribirse, porque le pareció muy interesante la iniciativa generada por la Agencia del INTA de Paraná. “Don Pedro nos dijo, ustedes preparen las charlas que yo les junto al gente. Así empezó nuestra historia de fuertes lazos con Aldea Santa María. Generalmente las reuniones de Extensión en el campo eran de 20-30 personas. Cuando llegamos para realizar la primera reunión en Santa María nos sorprendimos porque se habían reunido una cantidad impresionante de personas. Superaban las cien. Llenaron el salón del Club. Estaba toda la familia con jóvenes incluidos. Tuvimos mucho eco. Varias personas estaban muy interesadas y los empezamos a visitar en el campo y muchos siguieron enseguida nuestra orientación para mejorar su forma de trabajar. El tambo venía como alternativa a las magras cosechas. Todos eran hasta ese momento eran agricultores y tamberos. Comenzó una demanda fuerte de trabajo de ese lugar y seguimos atendiéndolos. Tuvimos siempre mucho apoyo de la Escuela. Sack se jubiló pero vino Teresita Stang. Surge una nueva propuesta que se nos ocurrió y era la de empezar a trabajar con los chicos. Al campo igual no dejamos de salir nunca y atendimos todas las demandas y visitamos en sus campos a todos los productores, porque conseguíamos gas oil gratis de cualquier lugar”, cuenta Babbonni. Nace el CECAIN Una cosa que caracteriza a los Extensionistas del INTA es que ninguna situación, por más complicada que fuera, les hará bajar los brazos. Llevaban a cabo una idea y cuando esta se consolidaba ponían en marcha otra, sin abandonar jamás el contacto directo con los protagonistas de cada lugar, que son los productores. Según Babboni la historia del Centro de Capacitación Integral (CECAIN) comenzó de una manera muy simple. “Un día llegué a la Estación Experimental del INTA Paraná y entré a la oficina del Director, Urbano Rosbaco, que estaba conversando con René Benavides, especialista en suelos y escuché que Benavides, que había venido de Francia, le contaba a Rosbaco que en Francia conoció un 28


sistema de educación denominado de alternancia. No dije nada pero me impactó la idea porque yo andaba en la búsqueda de algo distinto como alternativa para la juventud rural. Y me quedó girando en la cabeza la palabra alternancia”. Nobel vuelve a su oficina en la AER INTA Paraná y le cuenta lo que termina de escuchar a Zulema Schonfels, extensionista de Hogar Rural y a Rodolfo Benvenutto, extensionista de la Juventud Rural. Poco y nada les costó ponerse de acuerdo y empezar a desarrollar la novedosa idea en nuestra zona donde la gente grande era reacia a incorporar tecnología en cambio los muchachos son receptivos y emprendedores. “El gordo Benvenutto se ocupó de organizar a la gente. Yo de la parte económica del proyecto. Costaba convencer a los muchachos para que salgan de sus campos porque son la mano de obra de la casa. Sacarlos de los cuatro alambrados y mostrarles que afuera había otra cosa no fue tarea fácil en un principio. Estaban aislados. No había televisión, ni nada. Era un momento de atraso tecnológico y cualquier cosa que se hiciera aumentaba la producción y eso se notaba. Solo como ejemplo, una vaca Holando cualquiera, daba por lactancia 4.500 litros y ellos solo le sacaban 1.500 litros. Eso se corregía fácil con alimentación y manejo y eso tratamos de incorporarles a los jóvenes que venían a los cursos del CECAIN. Pero no solo eso, hablamos y tratamos temas variados, porque las técnicas eran fáciles, lo difícil era cambiar la mentalidad de la gente. Nos dio muy buenos resultados el sistema de alternancia. La Cooperativa de Tamberos de Paraná (COTAPA) contribuyó con queso y leche para ayudar con la comida. La empresa Nestlé se dio cuenta que se había producido un cambio en algunos de sus productores entregadores y nos llamó el gerente a sus oficinas y nos ofreció apoyar nuestro trabajo, porque estaba dando mucho resultado y ellos lo notaban por la cantidad y calidad de la leche recibida. Hicimos números y nos mandaron un cheque y empezamos a hacer cursos con gente de Nestlé también. El CECAIN empezó a marchar muy bien y los resultados se podían comprobar fácilmente. En los cursos de lechería se hablaba siempre del suelo y su conservación. Marchaban juntos la producción lechera con la sistematización de suelos, porque nosotros no entendíamos que alguien trabajara el campo sin hacer sistematización de suelos. Era un paquete tecnológico diseñado por INTA y así lo aplicábamos. Empezamos a recibir muchos comentarios de la gente que la escuelita del INTA, como le decían al CECAIN, andaba muy bien y todas las familias comenzaron a hacer esfuerzos para que sus hijos concurrieran. Tan es así que un día entro a la Aldea y paro a charlar con un 29


productor y una señora que pasa por el lugar me pide una palabra y cuando nos apartamos un poco para hablar, la señora enojada me reclama “a mi hijo todavía no lo llevaron al CECAIN”. Qué tenemos que hacer para que nos inviten?”. El suelo se sigue yendo de los campos a los arroyos Se afianzó el tambo. Aumentaron los rendimientos. Las empresas se interesan en el trabajo del INTA y colaboran. El CECAIN consolidado trabajaba a full. Pero el suelo seguía degradándose “Teníamos que entrarle al productor por algún lugar. La sistematización de suelo es difícil porque tardan en verse los resultados. Era el tema más difícil de introducir. Teníamos que ganarnos la confianza con algo más espectacular. El ordeño sin ternero le significaba más litros de leche. Balancear un poco las raciones ya sorprendía por los resultados inmediatos. Haberles enseñado que había que alimentar la vaca lechera dos meses antes de parir con dos kilos de grano por día les parecía insólito, pero eso fue un boom. Un día me pararon unos amigos para contarme que la prueba que habían hecho separando las vacas a parir y dando la ración de granos como resultado las vacas estaban produciendo mucho más. Cosas nimias. El contacto con la gente hace amigo y la confianza hace que se produzca el cambio porque te empiezan a creer. Ven que no sos el que le da cátedra sino el que demuestra con hechos, acompaña en las buenas y en las malas. Siempre les hablábamos del problema del suelo y para ellos era como algo que ya no se podía cambiar. Que no tenía solución. Era una zona difícil, pero no aflojamos nunca y lentamente los resultados de conservar el suelo se empezaron a ver”. Trabajo con docentes y alumnos. Primera idea sobre la Fiesta “Siempre preocupados por el tema del suelo y atentos a descubrir nuevas formas de transmitir el mensaje conservacionista, un día se nos ocurrió hacer en la escuela un concurso de composiciones. Salió bien y cuando vos haces siempre salen de esa acciones cosas que ni te imaginabas. Surgió entonces mejorar la idea e invitar a varias escuelas a la redonda y el paso siguiente fue la idea de invitar a las escuelas vecinas a participar de algo más grande y salió la fiesta de suelo, en el día de la conservación del suelo. Lo comenzamos a conversar con Teresita Stang, Orlando 30


Hergenreder y otros pocos. El Departamento Paraná es el más subdivido y el más erosionado y teníamos que concentrar nuestro esfuerzo para lograr algo, por eso el tambo era la alternativa de solución. Tuvo mucho éxito la primera edición. La fiesta siempre se hacia el mismo día 7 de julio y a veces caía sábado o domingo, pero luego por el tema de las escuelas se hace el día hábil más cercano. Propusimos entrar con el suelo porque era lo que los niños estaban viendo. Era un paralelismo entre el campo y le escuela. Apuntamos primeros al suelo pero la idea original desde sus inicios fue más amplia y con un programa que apuntaba al medioambiente. Dentro de la idea original estaba contemplado también que esto se repitiera en toda la provincia, pero no encontramos eco. Tendríamos muchas Fiesta del suelo distribuidas por el territorio provincial. Esa fue nuestra frustración porque quedó trunca la idea. Pero nos concentramos entonces en la Aldea Santa María y la denominamos Fiesta provincial para darle fuerza. Nace en el 90 la primera y fue un éxito a partir de allí en todas sus ediciones”. Grupos que trabajaban en sistematización de suelos “Construían terrazas los productores. Todo el INTA trabajo en el tema. Recorríamos los tambos y de paso mostrábamos las terrazas. Había muchos pequeños productores concentrados en un lugar y entonces teníamos demostradores en todo el Departamento Paraná. Nuestro listado de productores demostradores de prácticas en tambo y sistematización de suelos era numeroso y sorprendía. Eso pasó en un Congreso Nacional de Lechería que se realizó en Pergamino. Paraná era el lugar donde había concentrado una gran cantidad de productores”. Una reflexión de todo lo realizado “A mí me gusto mi profesión desde que me recibí. Tan es así que para mí nunca fue un trabajo. Digo siempre desde que me recibí no trabajé nunca más, aunque salía a las 7 de la mañana y volvía a las 11 de la noche, nunca me pesó. Estoy completamente satisfecho de haber trabajado con la gente. Es lo que soñé siempre. Ser extensionista cuando lo tomas el gusto es lo más lindo que hay. Para mí la vida es extensión. La otra satisfacción es haber trabajado en equipo con mis compañeros. No sé si logramos mucho o poco pero si sé que pusimos mucho empeño y dedicación. La amistad que logre con la gente de campo es única e irrepetible. Nuestro granito fue depositado. Satisfacción del deber cumplido”.31


Daniel MartĂ­n Welschen

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Daniel Martín Welschen Ex Extensionista del INTA Productor agropecuario Ex Senador Provincial por el Departamento Paraná Ex Diputado Provincial Ex Secretario de la Producción del Gobierno de Entre Ríos Paraná

Encontrar un espacio en las actividades diarias de Daniel Welschen no es tarea fácil, pero lo conseguimos. Conversamos un tiempo breve pero fue muy fructífero tener la palabra de este pionero en la conservación del suelo en Entre Ríos. El aportó mucho a la causa. Como Ingeniero Agrónomo fue el primero en instalar terrazas en Aldea Santa María, luego como Secretario de la Producción impulso y puso en marcha la Ley de Conservación de Suelos. El tema de la conservación del suelo es el gran problema de Entre Ríos, producto de la fuerte división de la tierra en colonias, un relieve con pendientes y un suelo arcilloso que favorece el proceso erosivo. Esto hace que la productividad de la ganadería y la agricultura estén muy limitadas en su crecimiento. El suelo, anémico, empobrecido, productores agotados, dando lucha contra una naturaleza que se revela y les devuelve cada año cosechas más magras. El desconocimiento de cómo tratar al suelo es en gran medida responsable de la acelerada degradación. Este es el panorama al que debió enfrentarse un joven profesional que se sumó al equipo de la Agencia de Extensión del INTA de Paraná. En el año 1978, Daniel Welschen, Ingeniero Agrónomo, recibido dos años antes, se incorpora como Extensionista a la Agencia de Extensión Rural Paraná del INTA. Primero como becario y luego personal de Planta permanente. “En esa época en los tambos de la región teníamos ya instaladas praderas permanentes y pastoreo rotativo. Pero no era suficiente. La EEA INTA Paraná venía trabajando en el tema conservación de suelos y en AER INTA Paraná se estaba trabajando con los jóvenes a través de los Clubes 4 A. Nobel Babboni y Rodolfo Benvenuto comienzan a implementar un 33


nuevo sistema de capacitación, más práctico y más directo con los jóvenes. Estos eran reunidos en grupo de 20 o 25 chicos, y recibían capacitación en la AER Paraná a través del sistema de alternancia. Fue el nacimiento del Centro de Capacitación Integral (CECAIN). Esos chicos concurrían al CECAIN apoyados por Nestlé, Cotapa y las distintas Agencias de Extensión Rural del INTA de la provincia. Nosotros veníamos trabajando en concienciar a los jóvenes de que tenían oportunidad en el minifundio, a través del tambo, fundamentalmente. Les mostrábamos que haciendo rotación de cultivos y sembrando praderas permanentes, se podían mejorar los suelos. Había tambos demostradores que tenía Babboni que mostraban claramente que esa tecnología no era costosa y permitía aumentar los rendimientos y la rentabilidad de los tambos y por consiguiente de los pequeños productores de la zona. En el trabajo con los chicos veíamos que llegábamos hasta un punto, pero nos faltaba algo”. CECAIN incorpora Cursos de conservación de suelos “Durante las cuatro semanas de capacitación en el CECAIN, se incorpora una semana que la desarrolla Italo Culasso. Era demostrativa y muy didáctica, sensibilizando a los jóvenes sobre el manejo y a la conservación del suelo. Los jóvenes, preparados técnicamente a través del CECAIN empezaron a ser escuchados por sus padres y se les permitió entonces implementar tecnologías como pastoreo rotativo, ordeñe sin ternero y sembrar lotus, alfalfa, Trébol rojo, festuca. Había que invertir inicialmente y todos empezaron a decir al unísono que cuando sembraban y caía una lluvia se les destruía todo por la erosión hídrica. Allí se nos presentó un dilema porque la EEA había desarrollado la tecnología para construir terrazas de evacuación, pero no era sencillo trasladarla al campo, más que nada porque había campos muy quebrados y con muchos zanjones para tapar. Pero algo íbamos a hacer”. Adán y Orlando Hergenreder hicieron primeras terrazas en Aldea Santa María “Empezamos a tratar de instrumentar la teoría desarrollada por el INTA Paraná para controlar la erosión hídrica. Medimos primero las pérdidas de suelo que eran alarmantes y empezamos a ver como hacíamos para controlarlas. Herramientas de precisión no teníamos. Con el apoyo de Babboni y siendo un poco corajudo decidimos largarnos a hacer terrazas 34


con desagües empastados. Mangueras, estacas, reglas graduadas, fueron nuestras herramientas. No había niveles y nos animamos con las mangueras, porque el nivel de precisión es más o menos el mismo. Decidimos probar en el campo de don Adán Hergenreder. Orlando había pasado por el CECAIN y tenía autorización para trabajar implementando nuevas ideas en el campo. Empezamos a sistematizar el primer lote, un día de mayo de 1982. Hacía mucho frió. Marcamos las terrazas. Orlando y sus hermanos las terminaron de construir con las precarias herramientas con que contaban. Empezamos aprender allí y la cosa empezó a funcionar y agarramos coraje y seguimos con otro campo. Sabíamos que en Crespo, Italo Culasso con Egidio Scotta, habían construido un tiempo antes, en el campo de Rubén Barón, unas terrazas y que funcionaban bien. Empezaba lentamente a probarse el sistema. Nobel Babbonni y Scotta construyeron terrazas en un campo de El Espinillo. Empezamos a comprobar que el sistema funcionaba y que las herramientas que tenía el productor, que eran elementales, como la palita de buey y el arado de disco servían hacer los bordos, tapar los zanjones y nivelar los terrenos. A partir de allí esto se fue difundiendo. El CECAIN fue formando grupos de productores en Tabossi, en Aldea Santa María y Sauce Quebracho, que fue muy importante, etc.” Agrupados para intercambiar experiencias. Y empieza a notarse el desarrollo de la actividad tambera en la zona de la AER INTA Paraná. La base de la conservación del suelo en esta zona se hace a través de los tamberos, de eso no hay dudas. Lo inician los tamberos sembrando praderas, Lotus. Fertilizando con superfosfato triple de calcio. Porque antes de eso nadie usaba fertilizante y empezaron las pruebas en Aldea Santa María, Quebracho, etc. Además se consolidó el pastoreo rotativo, el ordeñe sin terneros y sobre esa base sólida, luego sí, llegaron terrazas de evacuación con desagües empastados. Todo comienza a cerrar y a tomar forma y comienza la etapa de la conformación de grupos de productores. Nacen también GISER (Grupo de Intercambio Solidarios de Entre Ríos) sobre la experiencia de los CREA y entonces en ese panorama los resultados de la conservación del suelo muestran resultados altamente positivos. “Yo me fui a la actividad privada y en 1987 voy a la Secretaria de Asuntos Agrarios. Trabajamos con el INTA y Babboni y el COPAER, mano a mano, y salen dos cosas de esa experiencia grupal de los jóvenes: El tema de la 35


conservación de suelos y los grupos GISER. El tema suelo y su gran movida da origen de la Ley de Conservación de Suelos del año 1989. En ese momento constituimos desde el ámbito del Gobierno Provincial una Comisión que funcionaba en el Colegio de Ingenieros y la coordinaba el Ingeniero Hugo Peltzer, que era el Director de Suelos de la Provincia en ese momento. Dicha Comisión estaba integrada por Diputados y Senadores, el COPAER, el INTA y las Asociaciones de Productores y se trabajó en el marco de una Ley de Conservación de Suelos, que promovía que el productor que hiciera conservación de suelos tuviera ventajas impositivas. El productor que con asesoramiento técnico, construya terrazas y las maneje correctamente, por 5 o 10 años está exento del impuesto inmobiliario. No era un tema menor, porque con lo que ahorraba en impuestos, sistematizaba todo el campo. Si sistematiza su campo el productor produce más y el Gobierno recauda más por otro lado. Fue tal el movimiento generado en concientización que hubo productores que sistematizaron sin el incentivo. Con el tiempo hicimos la Ley donde hacíamos obligatoria la conservación de suelos para los pooles de siembra y exceptuaba a los entrerrianos. La idea era cobrarles a que los que venían de afuera a lucrar con los campos de la Provincia y no dejaban nada en ella, y para que el cien por cien de la agricultura sea sustentable. Hoy tenemos un retroceso en todo lo que habíamos mejorado en conservación de suelos y es lo más peligroso de todo”. Año 1990, Aldea Santa María, estrena Ley y pone en marcha la Fiesta de la Conservación del Suelo Cuenta Welschen que en Aldea Santa María tenían un grupo grande de productores que habían incorporado mucha tecnología en los tambos a través de jóvenes que habían pasado por el CECAIN. Después de los Hergenreder empiezan a construirse terrazas en el resto de los campos de productores vecinos. Se genera un gran movimiento conservacionista que involucra a toda la Comunidad. Allí un grupo de productores con reciente Ley en marcha, a propuesta de la gente de la Aldea, toma la iniciativa de hacer la Primera Fiesta de la Conservación del Suelo. Lo interrumpimos por un rato largo de su actividad actual y nos fue desgranando lentamente recuerdos y anécdotas referidas a esos momentos ocurridos treinta y tantos años atrás y donde él fue protagonista. Sonriente aclara.

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“Mi balance es sumamente positivo. Es que tengo una cuestión afectiva con todo eso y con la gente de esa zona de Paraná campaña. Tan es así que voy todavía cada tanto a ver las terrazas que construimos en lo de Hergenreder en el 82. Están perfectas y en pleno funcionamiento. Como todas las cosas que uno encara en la vida, tiene etapas. Los desafíos se toman pensando en dar siempre lo mejor de uno. Tuvo la suerte de Ingresar al INTA e incorporarme a un grupo humano excepcional, al que realmente le interesaba la gente, con una visión comprometida, sin mezquindades. A Babbonni, Zulema Schonfels y Rodolfo Benvenutto le interesaba la gente y todo el que podía sumar lo incorporaban al equipo de trabajo para que tiremos parejo y el resultado seas positivo. Además encontré en la institución la posibilidad de capacitarme, que en otros lados no es posible y no lo da ninguna otra institución. Muy contento también porque pudimos llegar realmente a los productores y lograr cambios cualitativos en la producción, que mejoraron su calidad de vida y por eso hoy siguen quedando en el campo”.

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Orlando Hergenreder 38


Orlando Hergenreder Productor agropecuario Aldea Santa María

Mediados de Agosto. Es de mañana y el frío del invierno entrerriano se siente en la piel. Llegamos y como es su costumbre, la casa de Orlando Hergenreder está siempre con la tranquera abierta. Estacionamos. Lo vemos venir atravesando campo, pala en mano. Es la hora en que Orlando termina de largar sus lecheras al potrero. Terminada la labor, sí podrá compartir un tiempo con nosotros. Renovamos el placer de encontrarnos con el amigo y deshilvanar recuerdos. “Los estaba esperando”, dice mientras nos abraza. Preferimos caminar y charlar a la intemperie mientras visitamos el lote donde se construyeron las primeras terrazas allá por el 82. La Infancia de Orlando transcurrió dentro de una familia numerosa donde el trabajo cotidiano abundante era una constante. Todos y cada uno sabían que hacer y eso hacían con dedicación y empeño. No abundaba el tiempo para el diálogo, pero las enseñanzas básicas correspondientes a la familia se transmitían en las comidas, con los miembros reunidos alrededor de la mesa y las otras en la Escuela. Precisamente de esas enseñanzas escolares, Orlando recuerda que una cosa que lo impactó mucho fue cuando el maestro de cuarto grado en la Escuela Nº 39 Perito Moreno los hizo reflexionar sobre el impacto de la gota de lluvia sobre la tierra arada. La recomendación que daba el docente era arar cortando la pendiente. Exactamente lo contrario a lo que hacían habitualmente todos los productores. Y el maestro les hacía experiencias con cajas con tierra para comprobar como el agua arrastraba el suelo y al efecto negativo que eso significaba se denomina erosión. Tenía por entonces 10 años y la experiencia le resultó muy interesante, pero como era un niño todavía no le dio la suficiente importancia. Tardó en comprender claramente aquel mensaje que le daba el maestro y toda la significancia que encerraba. La primera arada era para tapar las zanjas “Unos cuantos años más tarde cuando deje mi primaria, porque yo no hice otra escuela, a los 15 o 16 años, me dediqué al tambo y mi tarea era la de boyero y ayudar en los ordeñes. Tenía entonces directa relación con el 39


campo y veía lo que significaba la falta de pasto y la erosión. Otra cosa que me impactaba mucho era ver cuando se hacían las labranzas, porque ya estaban los tractores. Lo primero que se hacía al entrar al campo era arar para tapar las zanjas. Porque eran zanjas las que tenían los lotes. Araban a favor tirando tierra para adentro para tapar las zanjas para luego poder pasar para hacer todas las melgas. Culturalmente estaba aceptado trabajar la tierra de esta forma y todos lo hacían de la misma manera. Lógicamente en la primera lluvia grande todo el problema volvía y agravado”. Orlando aclara que está hablando de los años 1975-76, pero destaca que cuando se produjo una gran catástrofe fue en el año 1978. El vio entonces que esto no daba para más y que así no se iba a ningún lado. Una situación que tiene muy presente fue que en una ocasión, en plena cosecha, estaban descargando bolsas de un carro en el galpón de su casa y su padre, sus tíos y unos amigos, con caras serias, hacían comentarios amargos, porque todo era muy magro y muy triste. Evidentemente la cosecha no había sido buena y eso le quedó al joven productor como imagen negativa imborrable. La producción en el campo de los Hergenreder siempre fue mixta. Un porcentaje mayor dedicado a la agricultura con trigo, lino y maíz. Algunas vacas, algunos novillos y lecheras para la leche del consumo familiar. Como la mayoría de los productores de la zona,”apretados” por el bajo rendimiento de los cultivos, buscaron alternativas productivas y en su mayoría se volcaron al tambo. Es así que empezaron a hacerlo comercialmente en 1967. Todo era muy precario en esos comienzos y la tecnología que se usaba era poca. Los cultivos que se sembraban para pasto eran anuales, sorgo forrajero y avena en invierno. La alfalfa era escasa y se destinaba a los caballos porque eran los que todavía trabajaban fuerte. Las lecheras pastoreaban los rastrojos y la tierra quedaba “pelada” haciendo un daño mayor al campo y complicando aún más el drama de la erosión. Eso produjo una situación prácticamente insostenible. Un día llegó el INTA Allá por 1978 llegó a la Aldea Santa María, el Ingeniero Nobel Babonni. Daba charlas y cursos en el salón del Club. Estaban también los cursos de CECAIN en Paraná. Orlando tuvo la oportunidad de hacer un curso en CECAIN en el año1981, enviado por la empresa Nestlé de la que eran entregadores de leche. Esa fue la primera vez que se dictaban los cursos en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA, en su predio 40


sobre la ruta 11, en Oro Verde. El CECAIN inauguraba su nuevo edificio propio con comodidades para albergar a jóvenes de toda la provincia. Los cursos bajo el sistema de alternancia se repartían en cuatro semanas y los jóvenes concurrían semana por medio a la capacitación. La primera semana de marzo de ese año se habló de tambo y se puso énfasis en conservación de suelos y Orlando no lo olvidó más. “Para mí fue tan sorprendente conocer novedades sobre conservación de suelos y todo lo que se podía hacer para evitar la erosión como seguro lo fue para Colón cuando descubrió América, o más o menos. Tal fue así que cuando volvíamos a casa después de una semana en INTA Paraná, cayó un terrible aguacero y todos los caminos y los campos se llenaron de agua. Le comenté a mi familia con entusiasmo lo que había aprendido y cuál era la mejor alternativa para evitar la erosión, dando por hecho que ese problema se podía solucionar. Nuestro campo estaba tremendamente erosionado. Era una cosa angustiante verlo. Aún recordar esa situación me deprime mucho”. Un nivel de albañil, manguera para riego y muchas ganas, hacen la diferencia Jóvenes y ansiosos los hermanos Orlando y Miguel Hergenreder, pusieron manos a la obra. No sabían bien todavía como evacuar el agua, pero comenzaron a pensar en trabajar según lo que les dijo el geólogo Egidio Scotta, en teoría, en los cursos de CECAIN. Llegó un día a la casa de visita el nuevo extensionista de la Agencia de Extensión Rural Paraná del INTA, el Ingeniero Agrónomo Daniel Welschen y vio las buenas intenciones y el interés de los muchachos. Maquinaria escasa, poca disponibilidad de dinero, mucho ingenio y muchas ganas. Welschen les comentó que con un nivel de albañil y dos reglas de madera graduadas, algunas estacas y 25 metros de manguera de riego, se podían trazar con bastante aproximación terrazas de evacuación. “Ese mismo día marcamos las terrazas en un potrero de 16 hectáreas”cuenta orgulloso Orlando y agrega - “Apenas se fue Daniel entramos al lote mi hermano Miguel y yo con el tractor, el arado viejo de disco y el múltiple. Seguimos ese día hasta el anochecer y luego el siguiente y el próximo, hasta terminar con todo el resto del campo. Pero no paramos allí si no que seguimos trabajando y sistematizamos así todos los lotes del total de 90 hectáreas que tiene nuestro campo”. 41


Y el agua obedecía Se marca una gran sonrisa pícara en la cara de Orlando cuando dice, “logramos que el agua un día nos hiciera caso”. Esperaban impacientes mirando al cielo esperando la lluvia, porque solo una gran lluvia puede certificar si el arduo trabajo de construir las terrazas daba resultado o no. Y un día…llegó la primera gran lluvia. “Con el primer trueno nos fuimos directamente al campo y la lluvia no se hizo esperar. No podíamos creer lo que veíamos, el agua obedecía. Nosotros queríamos que el agua se condujera por donde se habían diseñado las terrazas, y lo hacía. Golpeaba el suelo con una intensidad inimaginable, se deslizaba hasta encontrar el bordo de la terraza y ordenadamente se iba por el canal hasta el arroyo. Nos agrandamos, porque es una experiencia única. Contarla es una cosa, pero vivirla es otra. Después de tantas adversidades sufridas durante tanto tiempo, ahora llegaba la solución. Surgía entonces otra perspectiva, otra realidad y nacía la posibilidad de encarar otro sistema productivo que tuviera rentabilidad pero sobre todo sustentabilidad”. “Esto funciona de diez y hay que compartirlo” Cuando llegaron las lluvias grandes, en la primavera, vieron que las terrazas funcionaban muy bien e inmediatamente Orlando y Miguel pensaron en compartir la experiencia con sus vecinos que sufrían el mismo flagelo de la degradación de sus tierras productivas. “Esto hay que convidarlo con los demás productores para que vean que hay una alternativa interesantísima para la solución a nuestro mayor problema. Cuando hablamos de conservación del suelo lo hacemos desde lo productivo pero también desde el amor al terruño. Es decir que nosotros veíamos que si no hacíamos nada, el único camino que quedaba era el éxodo y con eso se perdía la historia y todo lo que hicieron nuestros mayores se quedaba en el tiempo, en el camino. Por eso yo agarraba la manguera, el nivel y las estacas y me iba al campo de mis vecinos y sin ningún interés económico les marcaba las terrazas y ellos las construían con sus herramientas. Al cabo de un tiempo la cosa ya se veía distinta en la zona”.

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Se cambiaron muchísimas cosas en esa época. En Aldea Santa María y sus alrededores la situación era distinta, por eso se veía distinta. La erosión y la pérdida de fertilidad de los lotes era grave y si bien la producción seguía siendo mixta, lo que se lograba con la agricultura era insignificante y el tambo empezó a dar sus frutos lentamente. Las claves que permitieron el verdadero cambio se produjo a través del control de la erosión, la incorporación del tambo como actividad principal, la capacitación masiva de los jóvenes a través del CECAIN y el trabajo continuo de los Extensionistas de la Agencia de Extensión Rural del INTA Paraná, Nobel Babbonni, Daniel Welschen, Zulema Schonfels, Rodolfo Benvenuto y los especialistas en investigación de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA. Multiplicar la experiencia siendo demostradores de INTA Como demostradores de INTA, los Hergenreder recibían gente de toda la provincia y de Santa Fe. Tenían visitas todas las semanas. Llegaban hasta dos colectivos juntos. En otros casos llegaban a la zona a ver cosas novedosas en tambos y aprovechaban entonces los técnicos para mostrarles lo que se estaba haciendo en materia de conservación de suelos. Al INTA le sirvió durante muchísimos años como campo de demostración. Hoy parece sencillo pero en ese momento era realmente importante, novedoso y necesario que muchos productores puedan ver la innovación y sobre todo que tengan la misma información de cómo construir las terrazas. Dice Orlando al recordar esos momentos “Nosotros recibimos el conocimiento, lo aplicamos y funcionó bien. Ahora teníamos que compartir lo que se iba logrando. Era una obligación moral mostrar lo que se logró. La gente necesita ver con sus propios ojos, siempre se comprende mejor viéndolo, desde la práctica. Además uno quería que se multiplique más rápido la tecnología y que se sistematizaran más hectáreas, pero costaba porque no solo había que hacer terrazas, sino que había que cambiar la cultura de trabajar la tierra, que siempre fue arándola. Chocaba el cambio. Tan es así que muchos vecinos comentaban, “los Hergenreder como no tienen zanjas, están haciendo más todavía”.

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Sembrar la idea y que prenda culturalmente Seguía haciendo falta que la idea prenda, que se arraigue. Habían pasado cinco años desde ese 1982 en que arrancaron fuerte construyendo terrazas pero la cosa se había puesto lenta. Necesitaban fogonear sobre el tema y deciden en 1987 conformar un Consorcio de Conservación de suelos para gestionar subsidios a nivel nacional que permitiera para pagar la parte técnica y el gasoil y seguir construyendo terrazas. En esa época en la provincia daba crédito para desmonte y para la conservación de suelos no había. En esa misma época nacen los grupos GISER (Grupos Intercambio Solidario de Entre Ríos) que dependían de la Subsecretaría Asuntos Agrarios de Entre Ríos. Esta agrupación de productores fue un espaldarazo importante porque se formaron Grupos con la finalidad específica de construir terrazas. Pero los técnicos de INTA y los productores que habían “picado” en punta y ahora estaba consolidados y disfrutando de los resultados obtenidos, seguían soñando con que la adopción tenía que ser más rápida. Reuniones van, reuniones vienen y nace en una de ellas la idea de llevar el tema al nivel cultural. La Escuela como núcleo La escuela fue siempre el núcleo de todas las reuniones y actividades relacionadas con el tema conservación de suelo, entonces debía ser la Escuela, acompañada con la gente joven, quienes se aboquen a sembrar masivamente la idea. Verano del 88. Mes de Febrero. En una de las reuniones el Ingeniero Nobel Babboni propuso hacer una actividad cultural y declarar a la Aldea Santa María como Capital provincial de la Conservación del suelo. Lo cultural en la Aldea funcionaba bastante bien y la gente se acercaba y se animaba a compartir. Así lentamente fue cuajando la idea de la Fiesta. “La gente se fue arrimando porque se hizo mucha bulla y a la gente se le despertó la curiosidad. Primero fueron unos pocos, luego varios, hasta que con el transcurrir del tiempo se sumaron todos”, recuerda Orlando.

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La Primera Fiesta de la Conservación del suelo Los antecedentes muestran que ya se hacían encuentros en la escuela Nº 39 Perito Moreno con escuelas vecinas para concursar con composiciones sobre el tema suelo. Fundamentalmente lo que se pretendía era llegar a la comunidad para que se interactúe para solucionar un problema vital como era la conservación del suelo. Siguieron adelante con el tema de crear una Fiesta de la conservación del suelo. Para hacer una fiesta se necesitaba una comisión. Crearon entonces la primera comisión con integrantes de las distintas comisiones de la aldea. Y los fondos se obtuvieron con el aporte económico de cada comisión. Y llegó el día 7 de Julio La Escuela Nº 39 Perito Moreno, ubicada en la entrada misma de la Aldea Santa María, tiene todas sus puertas abiertas desde muy temprano para recibir a los alumnos que van llegando enfilados para participar de la Jornada Educativa. Todo es movimiento, actividad y nerviosismo, tanto en alumnos como en docentes porque hay mucha responsabilidad y compromiso con las actividades que se van a realizar. Todo está organizado y previsto, pero siempre algo puede suceder, porque todo el trabajo se hace en vivo y durante la marcha de la Fiesta. Durante el desarrollo del Acto Central al que concurren autoridades, productores, técnicos y miembros de la comunidad. Memorioso como siempre, Orlando cuenta detalles de ese gran día para la Comunidad de la Aldea Santa María. “Fue un día sábado el 7 de Julio. Estaba medio nublado. Llegó el Gobernador Jorge Busti a media mañana y firmo en el acto central de la Fiesta, junto al Secretario Daniel Welschen y el Director de Suelos, Hugo Peltzer, el Decreto reglamentario de la ley de conservación de suelos que entro en vigencia a partir de allí. En esa misma Fiesta se hizo demostración de cómo construir terrazas. Realmente fue una cosa increíble ese día. Era todo alegría. Los chicos escribieron y luego expusieron sus trabajos. La comunidad entera estaba activa. Algunos vecinos decían ojala hubiésemos comenzado 20 años antes. Qué lindo es vivir esto. Y como joven uno se sentía alentado, convalidado, para seguir adelante. Como seria de importante el tema conservación de suelos que el padre Alfonso adelantaba un poco la misa para que participe toda la comunidad

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los actos. Iglesia, Escuela, Comunidad, juntos tras un propósito común: nada menos que cuidar la tierra de nuestro mayores, para el futuro”. Comenzaba a lloviznar cuando emprendimos el regreso. Antes de estrecharnos la mano Orlando nos dice manera de reflexión. “Somos conscientes que al problema de la erosión no lo extirpamos. Sólo lo tenemos controlado. Aprendimos a interpretar a la naturaleza, es por eso, que el éxito coronó nuestro trabajo y nuestro esfuerzo. Somos conscientes también que ser solidarios es la clave. Cada generación debe pensar en la que viene”.

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Teresita Stang y su esposo AndrĂŠs Schoenfeld

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Teresita Stang Ex Directora de Escuela Ex Presidente de la Fiesta de la Conservación del Suelo Aldea Santa María

La escuela fue su vida. Se jubiló como Directora en la misma escuela donde comenzó su profesión de maestra. Desde niña su objetivo fue ser maestra. Jugaba con sus hermanos y era siempre la maestra. Integró la Comisión de la Primera Fiesta de la Conservación del Suelo. Trabajó y trabaja en pos de la conservación del suelo y el medioambiente. A su lado siempre está Andrés Schoenfeld, su esposo y compañero. “Yo me recibí en el 59. Tenía 20 años y no conseguía trabajo. En 1960 en la Escuela Nº 39 de la Aldea Santa María había que desdoblar un grado y a su vez había una maestra que pedía traslado. Le dieron el traslado a esa maestra y me dieron trabajo a mí. Y de ahí no me fui más. No conocí otra escuela”. No sólo había que trabajar con el productor sino que había de alguna manera que trabajar con la parte educativa y cultural. Cuenta Teresita que el tema de trabajar con el suelo surgió casi sin pensarlo. Ella al igual que el resto de los docentes y los habitantes de la Aldea Santa María sabían de la degradación de los suelos y que cada vez había menos producción y que era difícil vivir del campo y en el campo. Esa era la realidad. El INTA un día empezó a trabajar más intensamente en la zona con el tema conservación de suelos y visitaba a los productores en sus campos. La escuela estaba al margen, no participaba de esas actividades. No lo hizo hasta el año 1984 /85 en que se hicieron presentes en la Escuela Nº 39, Zulema Schoenfeld y Nobel Babboni con la proponiendo que no sólo había que trabajar con el productor, sino que había que encontrar alguna manera que trabajar el tema conservación de suelos desde lo educativo y cultural. Tener a la escuela como institución núcleo y tratar de llegar a través de ella a todos los hogares. No era fácil llegar a esa gente mayor que toda la vida habían trabajado la tierra de una determinada manera. Pero era más difícil aún porque Santa María era una comunidad de alemanes del Volga, no demasiado abierta y por lo tanto no

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daban cabida ni crédito a personas ni instituciones que no fueran de su lugar. “Para graficar el tema basta decir que los chicos comenzaban la escuela primaria sin saber hablar el castellano. Eran muy cerrados, muy cerrados. Era una lucha, una lucha”, agrega Teresita Stand. Productores reconvertidos Por qué hubo ese cambio, esa reconversión? Porqué productores que generación tras generación sembraban trigo, lino, maíz empezaron lentamente a reconvertirse en tamberos?. Simple y llanamente por necesidad y para seguir subsistiendo en un medio que se había vuelto hostil debido a la degradación del suelo. Las cosechas no eran ni cerca de las que estaban acostumbrados a lograr. “Y vino Nestlé y fue la tabla de salvación. Porque si no, muchos de los que están hoy acá se hubieran tenido que ir del campo porque el suelo no daba más. Y las familias eran todas muy numerosas. Si el joven se quería casar no tenía adónde ir a vivir y a trabajar. No iban a meter 3 ó 4 matrimonios en una familia. Se tenía que ir. Yo siempre digo si no hubiera venido Nestlé, muchos hoy no estarían acá”, subraya Teresita. La historia de todos los tamberos de la Aldea Santa María es semejante. Empezaron prácticamente de cero, ordeñando vacas de campo de las que obtenían cinco o diez litros al día. Al aire libre. Sin pasturas. Con mucho esfuerzo y dedicación llegaron un día a llenar el primer tacho lechero (50 litros) y con ese aval, entonces ya comenzaban a sentirse tamberos. La empresa Nestlé fue un gran sostén, acompañando el inicio de la actividad tambera. Apuntalaba a los productores que entregaban su escasa producción y a cambio recibían ayuda, asesoramiento técnico y capacitación. La empresa Nestlé trabajó codo a codo con el INTA en el tema capacitación dentro y fuera del CECAIN y esto fue un espaldarazo a la educación y un refuerzo a la actividad tambera regional. Andrés Schoenfeld, es productor agropecuario. Hoy está jubilado, pero él sabe bien de qué habla cuando cuenta sobre el trabajo realizado en el campo, ya sea haciendo agricultura, tambo, cría de gallinas, apicultura y no sé cuántas cosas más. Hombre inquieto si los hay. Inteligente y emprendedor. Sentado al lado de Teresita escucha en silencio. Asiente con 49


la cabeza cuando su esposa cuenta sobre vivencias que pasaron juntos. Lo invito con la mirada a una reflexión sobre este tema y dice… “Si no hubiera habido esa reconversión, capaz que ni nosotros estaríamos acá. Yo le dije una vez a Nobel Babboni, no será que ustedes están perdiendo el tiempo aquí, porque la gente no los apoya y el me respondió, “vos no te das cuenta porque sos de acá, pero cuando nosotros llegamos no había nada. Hoy, quién no tiene pasturas, un lugar para ordeñar, unas vacas regulares”?. Al final tuve que reconocer que sí, habíamos adelantado muchísimo. Era cierto, la mayoría de los productores entregaban al principio 20-30 litros, 50 algunos, y en ese momento de la conversación ya estaban en 200 y otros en 500 litros o más por día. Es decir que, sí, el ingeniero tenía razón, se había adelantado bastante”. Se casaban después de la arada o después de la cosecha Mientras se araba no había casamientos porque estaban ocupados, tenían que arar. Y cuando era la cosecha estaban ocupados en la cosecha, no se podían casar. Entonces decían: se casó después de tal arada, después de tal cosecha. Eran hitos que había en la comunidad donde sus miembros no se podían dar el lujo de hacer otra vida social más que la de trabajar de sol a sol todos los días del año. “Es triste pensar hoy en eso. Los chicos trabajan hoy, sí, mucho más duro seguramente que antes porque todos los días se tienen que levantar a las 4 de la mañana y todos los días tienen ciertas tareas, pero un fin de semana, si se organizan, pueden salir. Y en aquel entonces no podían por el trabajo, las distancias y además no tenían con qué salir, porque dependían del padre hasta los 25 ó 30 años. No había dinero, porque todos tenían 10-12 hijos. Hasta eso cambió. Ahora todos tienen 2 ó 3 hijos, 4, ya son una multitud”, dice Teresita. El sueño que tuvo el INTA a través de la Agencia de Extensión Rural de Paraná con Nobel Babbonni, Zulema Schonfels, Rodolfo Benvenuto, Daniel Welschen de tratar de revertir la situación a través de la educación y la cultura, lentamente fue dando frutos y se fue cumpliendo el objetivo de recomponer los campos y afianzar a los pobladores y su familia en su lugar de origen. “Los campos ya no tienen cárcavas. No tienen zanjones. No hay prácticamente desperdicios y económicamente los productores están mejor. 50


Tienen más poder adquisitivo, tienen sus casas, sus vehículos. Tienen herramientas modernas y los hijos también tienen. Sus hijos todos hacen la escuela secundaria. Esto fue una parte muy importante para la Aldea, que el chico no se tuviera que ir a estudiar afuera. Muchos ahora son profesionales y no vuelven a radicarse, porque un profesional acá no tiene actividad, pero siguen ligados a su familia y a su lugar. Los productores aman su trabajo de hacer fructificar el suelo. Trabajan más tranquilos y están contentos”, asegura Teresita. Se empezó a hablar del tema conservación del suelo en las aulas El Sr. Colliard, director de la Escuela Nº 39 designa a Teresita para que trabaje junto al INTA en el tema conservación de suelo, por tres motivos fundamentales: porque era originaria del lugar, trabajaba en el lugar, conocía a la gente. Comienza entonces una nueva etapa con la Escuela como protagonista de una nueva actividad. El Ingeniero Agrónomo Nobel Babboni daba charlas sobre conservación de suelo a todos los alumnos del turno de la mañana, que eran los más grandecitos. Se proyectaban diapositivas y se repartían folletos, que los alumnos llevaban a sus padres. Ese fue el origen de la fiesta del suelo. “Primero era nuestra la escuela, sola, luego fueron encuentros entre escuelas. Invitamos a la escuela de Tabla de Pueblo Moreno que es una localidad cerca de Cerrito y se hizo el primer encuentro entre escuelas, pero no era fiesta, era un encuentro, se hacía a la tarde y era competitivo. Nosotros empezamos con composiciones, después tuvimos dibujos. Babbonni daba la charla aquí, iba a la escuela 70 y a la 44, después ellos hacían los trabajos y los llevaba Nobel, los corregían en el INTA en Paraná y volvían ya con la puntuación que determinaba los ganadores. Además otro de los objetivos de esos encuentros era que el chico se relacionara con chicos de otros lugares porque acá venían escuelas de personal único. Tenían 6-7 alumnos y esos chicos no conocían otros chicos ni otros lugares, entonces cuando se hacían los grupos de trabajo no iba esta escuela que tiene 6 solo por un lado y la otra que tiene 20 por otro; se hacían grupos de chicos donde participaban todas las escuelas. Entonces esos chicos volvían a su escuela y tenían contarles al resto de sus compañeros lo que ellos habían hecho ese día en la Aldea. Ese era un objetivo muy loable”. 51


Suficientemente afianzados como para pensar en una Fiesta Al tercer encuentro de Escuelas ya eran muchas personas trabajando y colaborando. Surgen entonces nuevas ideas y propuestas. Primó la iniciativa de darle identidad a los encuentros a través de un nombre que los identificara y la organización de una fiesta. Fiesta, querían todos. Fiesta se armó. Recuerda Teresita que la primera fiesta fue en el 90. “Yo ya no era Directora. Cesé en el cargo para jubilarme, el 30 de junio de ese año, a unos días de la Primera Fiesta. Tengo presente que por primera vez se invitaron autoridades del Gobierno, del Consejo de Educación, del INTA y otras instituciones. A partir del 90 tomó otro nivel el evento. Integré la primera Comisión y recuerdo a Nobel Babbonni siempre trabajando a la par nuestra. El éxito en la primera edición fue rotundo”.

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Agustin Hergenreder

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Agustín Hergenreder Productor agropecuario Aldea Santa María

A solo dos mil metros de Aldea Santa María, sobre un camino de broza, vive Agustín Hergenreder. Su casa, rodeada de añosos árboles, es una de las más antiguas del lugar. Llegamos a media mañana y nos vimos obligados a buscar reparo de un sol castigador en la parte de atrás de un galponcito gastado por el tiempo. Acomodamos nuestras sillas y nos deleitamos con un benteveo que cantaba fuerte, entonces apareció sonriendo Agustín. Es un hombre bajito, viste bombachas y alpargatas. Es conocido su buen humor en el pago, pero como no nos conoce, arranca su relato un poco serio y como tanteando las palabras. Agustín que nació en 1937, aquí en este mismo campo. Eran cinco hermanos. Solo queda vivo él. “Mi padre no se daba cuenta que se estaba quedando sin campo. Se trabajaba arando y sembrando en favor de la pendiente”, así me dice Agustín apenas nos sentamos. Me habían informado que el hombre tenía una historia rica para contar de un tiempo ya ido y del cual fue protagonista principal, por eso le digo, como en broma, “¡épa!, no se apresure, ya llegaremos al campo maltratado y la erosión, pero antes hábleme del Agustín de la niñez y como se vivía en el campo de esa época. Y me contó. De lunes a viernes vivían en la casa de la Aldea Santa María porque eran muy chicos para ir solos a la escuela. El último año, de los tres en los que consistía la enseñanza primaria por entonces, fue a caballo desde el campo, para andar más ligero y volver rapidito a las casas, por la simple razón de que había que arremangarse y trabajar a la par de los mayores. El día del niño Agustín se repartía entre sacar leche, bien temprano, luego la escuela y a la vuelta, tomar la maleta de lona y sacar maíz o atar los caballos y arar la tierra. Algunos recuerdos todavía entristecen a este hombre. “Tuve que dejar la escuela una semana antes de terminar el último año, porque mi papá dijo que teníamos que emparvar. Con 11 años tuve que estar todo el 54


día al lado de la parva, después del esfuerzo de haber concurrido todo el año a la escuela. Me gustaba mucho la escuela pero no hubo nada que hacer, dejé nomás”. “Crecí viendo las cárcavas” Sembraban trigo, lino y maíz. El maíz era poco, solo para el consumo propio de los animales. Se araba con caballo y en plena helaba, porque se empezaba a arar en abril o mayo para la fina. Para cosechar se cortaba luego con las cortadoras. Se amontonaba todo el trigo y se emparvada luego. “Yo hacía lo que hacían los más grandes y no nos dábamos cuenta que se gastaba el suelo arando y sembrando a favor de la pendiente. Cuando llovía, la tierra y el agua de la loma venía al arroyo, pero antes pasaba por entre las casas. Cuando había maíz se caía el maíz. Crecí viendo las cárcavas y zanjones”. Comienzos de un tambo medio flojón Tomaron la decisión de comenzar con la actividad tambera. Arrancaron como pudieron y con lo que tenían a mano, hasta que un día apareció el INTA y la Empresa Nestlé y les empezaron a decir que para mejorar la producción tenían que hacer praderas, ordeñar sin terneros y racionar las vacas, entre otras cosas. “Era cosa de no creer, todas las cosas raras que querían que hiciéramos. Está bien que el tambo cuando comenzamos era medio flojón, porque ordeñábamos 15 o 20 litros de leche por día. Despacio fuimos aumentando la cantidad de leche, pero antes teníamos que corregir el problema grave del suelo, si no avanzaríamos nunca”. Sin terrazas no hay campo El Ingeniero Nobel Babboni era muy respetado en la zona. Le tenían mucha confianza como profesional. Él les aconsejó construir terrazas de evacuación para controlar la erosión. Los Hergenreder dijeron que sí. Hizo entonces el mismo Babbonni todos los arreglos, dejó todo listo y el día acordado llegaron las máquinas de Vialidad para construir las terrazas.

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“Le hicimos caso enseguida a Nobel. Pusimos mano a la obra y el primer cruce lo hacíamos nosotros con el tractor y el arado, marcando la terraza y luego venia el maquinista de Vialidad y las construía. Anduvo muy bien el trabajo y quedó terminado. Esperábamos la lluvia y la lluvia se hacía rogar. Nos reíamos porque no creíamos que funcionara el sistema. Babboni decía muy graciosamente, si no anda, por lo menos la vamos a cansar al agua. (Ríe, fuerte, Agustín y sigue contando).”Y la lluvia un día llegó y salimos casi corriendo a ver porque no estábamos convencidos que el agua iría para donde Babboni decía, pero fue. Sistematizamos con terrazas entonces todo ese lote. Con el tiempo siguieron otros lotes y así pusimos terrazas en todo el campo. Pienso a veces que si no hubiéramos trabajado con terrazas, seguro no estaríamos más aquí, en el campo. Nos hubiéramos ido nosotros también con el agua y la tierra. ¡Era tanta la erosión! Tanta la tierra que se iba al arroyo!. Y pensar que algunos vecinos se reían mucho porque hacíamos más zanjas en nuestro campo. Fue bárbaro el tema de las terrazas. Demasiado bien anduvieron y aún siguen andando”. Primeros en fertilizar Mejoró el campo con las terrazas. Las labranzas eran más fáciles y empezaron a sembrar pasturas. Comenzaron nuevamente a juntarse en el Club de la Aldea convocados por los técnicos del INTA para evaluar el tema sistematización. Evaluar lo que estaba hecho, continuar sistematizando campos y probando técnicas nuevas. “Babboni dijo un día, van a tener que comprar fertilizante. No nos obligaba pero nos aconsejaba y nosotros creíamos mucho en él. A las pasturas teníamos que fertilizarlas para que rindan. Como para probar compramos fertilizante para una hectárea. Junto con nosotros empezaron Alberto Sack y Julio Rauch. Fue increíble la diferencia entre el pedazo fertilizado y el otro. Después de una lluvia, mejor todavía”. Demostradores de INTA en conservación de suelo y fertilización de pasturas Al momento de evaluar el rendimiento de las pasturas se invitaba a vecinos y se hacía una reunión en el lote. Le gustaba mucho a jóvenes y mayores cuando los ingenieros caminaban entre las pasturas con un aro en alto al que luego de algunos paso revoleaban en el aire y lo arrojaban para atrás,

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para no ver adonde caía y que la muestra fuera entonces lo más objetiva posible. Luego se cortaba y se pesaba esa muestra a la vista de todos. Agustín sonriente cuenta la sorpresa de todos y sobre todo la de ellos que eran los orgullosos los dueños del lote y del pasto. “La diferencia fue tan grande que llego hasta más del 300 por ciento. Era impresionante la diferencia entre lo fertilizado y el testigo. Hasta ese momento no se conocía la fertilización en nuestra zona. Las pasturas sin fertilizar no rinden nada. Nos empezó a sobrar pasto. Se empezó a trabajar con boyero eléctrico y eso cambio toda la historia del tambo en mi casa. Venían productores y jóvenes del CECAIN y de La Facultad, a mirar el lote”. Mente abierta Agustín a diferencia de muchos otros hijos de productores, tuvo la suerte de ser acompañado por su padre, en cada nuevo desafío que emprendía. No pudo capacitarse en cursos, ni jornadas especialmente diseñados para eso. Todo lo que aprendió y emprendió lo hizo directamente sobre la tierra de su campo y a fuerza de confianza en los profesionales del INTA que se transformaron en amigos, con el tiempo. Prueba y error. Duro aprendizaje porque algunas veces las cosas no salían bien y se perdía tiempo y plata, dos cosas que no abundan en el campo de productores chicos. Pero sus hijos sí se capacitaron en el CECAIN. Él los apoyó y les facilitó las cosas cubriendo sus lugares en las tareas diarias durante las semanas que ellos estaban estudiando en el INTA de Paraná. “Mis hijos fueron al CECAIN. No los contrarié nunca. Mi padre tampoco me contrariaba y trataba de hacer siempre lo mejor. Cuando mis hijos volvían de sus capacitaciones en INTA traían cada uno sus carpetas, me mostraban sus apuntes y yo me los estudiaba de punta a punta, antes que ellos”. Me invitó Agustín a recorrer el potrero de enfrente a la casa y llegamos hasta el arroyo que es el que siempre proveyó de agua potable a la familia Hergenreder, desde que se abuelo se instaló aquí. Ese mismo arroyo es además testigo de las infinitas toneladas de suelo productivo que se fueron por su cauce a tajamares y cunetas. Estábamos parados en medio de la erosionada barranca mirando el paisaje. De pronto me sorprende Agustín con una confesión. Miro sus ojos. Están calmos y húmedos.

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“Tengo 8 hijos, de los cuales solo uno se quedó en el campo a trabajar conmigo. Cambió mucho por suerte el campo. Ahora se trabaja más cómodo, mas aliviado. Mis nietos también están aquí y a veces cuando los veo juntar las lecheras, pienso que no fue en vano el esfuerzo, porque sin nuestro trabajo anterior, mis nietos no hubieron podido disfrutar hoy de este pedacito de tierra, que ya es de ellos”.

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Alcides Gabriel Rauch

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Alcides Gabriel Rauch Productor Agropecuario Aldea Santa María

Alcides Rauch es grandote. Sus manos ásperas estrecharon las mías en un apretón fuerte al darme la bienvenida. En el frente de su casa, bajo un gigantesco árbol, protegidos del sol abrazador, intercambiamos las primeras palabras con este pionero de la conservación del suelo, con terrazas de evacuación, en Aldea Santa María. Es un placer escucharlo porque cuenta las ganadas y las perdidas. Dice Alcides que ni bien asomaban de la vivienda al patio desde donde por la altura se domina casi todo el campo, con su padre y sus hermanos se enfrentaban diariamente a un paisaje desolador. Por donde miraran había cárcavas, zanjones y mogotes de espartillo. Ese campo no se trabajaba más por qué estaba prácticamente destruido. En el 81, con la ayuda y el asesoramiento del INTA a través de la Agencia de Extensión Rural de Paraná, empezaron a construir las primeras terrazas en ese lote, sobre ese suelo muy erosionado, agotado, anémico. Muy emocionado el hombre cuenta que en este mismo campo empezó su bisabuelo, siguió su abuelo y después su padre. El campo dio mucho pero al final quedó gastado, desecho, anémico. “Tan empobrecido estaba que se veía tierra colorada y piedritas. Con la llegada del tractor se terminó de romper el campo, al arar todo. Era desolador. Si no venía el INTA nos hubiésemos tenido que ir porque no producía nada”. Las cosechas no daban nada y el tambo tenía poquita producción. Los Ingenieros Agrónomos Babboni y Welschen llegaron un día y dijeron que había que aumentar la producción del tambo y recomendaron fertilizar las tierras. Hasta ese momento no se conocía prácticamente en la zona la fertilización. Al poco tiempo el cambio ya fue notorio. Más pasto, más leche, más confianza de los jóvenes productores.

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Aprovechando los buenos resultados y la buena disposición de los muchachos los invitaron a concurrir a capacitarse en los cursos del CECAIN. Y fueron. Alcides recuerda claramente su paso por las aulas del INTA Paraná y su cara se ilumina cuando cuenta que - “fuimos y lo que aprendimos fue muy notorio en los primeros cursos. Además de tecnologías relacionadas con el tambo, vimos el problema de la erosión. La charla y las fotos eran muy claras al mostrarnos el problema y como remediarlo. Allí fue que nos dimos cuenta que había una solución para nuestro problema y no tener que emigrar” Familia numerosa la de los Rauch, como casi todas las familias de alemanes. Eran nueve hermanos, muchos para vivir juntos, pero muchos más si de vivir del campo se trataba, porque este no producía lo suficiente y no lo haría en un futuro cercano. Pero ya estaban encaminados y el tambo algo rendía, entonces pusieron manos a la obra y comenzaron con la ayuda del Daniel Welschen a tratar de recuperar el campo, sistematizando los lotes, uno por uno. “Convencer a mi viejo no fue trabajo fácil. Hacíamos las terrazas a escondidas muchas veces. Aprovechábamos cuando mi padre iba a Cerrito y para no gastar tanto gasoil lo hacíamos con el múltiple y la pala de buey. Así levantamos las primeras terrazas. Welschen con mangueras a la rastra dentro de la tierra arada y unos borcegos grandes y llenos de barro nos dirigía. Cada tanto cansados nos sentábamos un rato porque el calor era agobiante y agotador caminar sobre el cascote dentro de una tierra empobrecida”. Nada los detuvo. Empecinadamente concluyeron la totalidad del campo. Y llovió. La lluvia inaugural. La que convalida todo el esfuerzo o muestra el fracaso, llegó. Y fue fuerte y fue intensa y cortó a las terrazas en varias partes. Resulta que se habían levantado muy poquito los bordos y con tierra suelta y cascotal, sin materia orgánica. Lejos de desilusionarse, ni bien dio el tiempo, ataron los caballos, engancharon la pala de buey y el arado de mancera y las corrigieron. No se hizo esperar la próxima lluvia. Alcides cuenta. “y vimos el resultado y nos gustó mucho. Fuimos con mis hermanos mientras llovía. Descalzos y embarrados vimos como el agua corría 61


despacito y ordenada siguiendo las terrazas y salía al canal, donde se atropellaba y a borbotones y con fuerza se iba al arroyo. Pasaban a veces personas de otros lugares y decían que estábamos locos los aldeanos porque rompíamos el campo llenándolo de puros surcos y encima volcábamos el agua a un canal empastado”. Fertilizaron y sistematizaron todos los lotes hasta completar sus 120 hectáreas. Y el cambio no se hizo esperar. Lo que sembraban daba. “Falleció mi padre en el año 1991 pero alcanzo a ver como el campo era otro y eso lo hizo inmensamente feliz. No fue fácil convencerlo pero luego se reía porque no podía entender que el agua iba por donde estaban construidas las terrazas a pesar que él veía que subían para la loma. Nos empezó a ir bien y arrendamos campo y esas tierras que arrendamos también las sistematizamos, primero porque nosotros ya no queremos andar renegando y trabajando entre los zanjones y segundo porque la gente tiene que tomar conciencia que esta es la forma de trabajar, cuidando el suelo”. Antes y después de las terrazas Y los Rauch siempre fueron agricultores y aún hoy lo siguen siendo. Pero en un momento muy crítico y cuando ya parecía que no quedaba nada de que aferrarse y cuando los hijos se estaban yendo uno a uno buscando otros destinos, apareció el tambo. Y el tambo fue otra historia y merece ser contada porque arrancaron, pero arrancaron. Un tachito de 20 litros que llevaban en un sulky a la ruta, fue el comienzo. Lenta pero progresivamente llenaron primero uno de cincuenta y luego ya fueron dos y tres y ordeñaron de pronto 300 litros que trasladaban en un carro ruso. “Y luego se aumentó mucho y ya vino el camión a casa. Y ese sí que fue un logro, dice complacido Alcides y continúa relatando, “Ahora estamos más allá de los 3000 litros por día. Somos tres hermanos, socios. Les compramos la parte a los otros que se fueron. Ahora la diferencia es más que notable. Se puede vivir de vuelta. Tenemos casa, auto, camionetas para el trabajo y estamos bien”. Se le cortan las palabras de emoción a este gringo grandote y lleno de energía. Sus ojos cargados de lágrimas riegan gota a gota el suelo que lo protegió y amparó. Se recompone y agradecido dice:

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“Gracias al INTA fue todo. Me emociono mucho porque Papá no quería que fuéramos a hacer los cursos de INTA en el CECAIN y nosotros sí queríamos. Fuimos, pero se resistían los viejos por desconocimiento y también porque no querían quedarse una semana solos porque había mucho trabajo. Todo se lo debemos al INTA. Hoy estamos mejor y es otra esta vida. Al final de tanto esfuerzo nuestros padres pudieron vivir lo suficiente y disfrutar los resultados logrados por nosotros. Yo me fui del campo en una oportunidad tentado por los comentarios de una vida diferente. Trabajé en Alemania un tiempo pero me volví porque tira la tierra de uno. Por eso sé de qué hablo cuando digo que hay que quedarse en el campo y no ir a las ciudades a pasarla mal. Aquí en el campo hay siempre algo para hacer, para producir y vivir en paz. Solo que no tenemos que descuidar jamás el suelo. Los años se nos están pasando por eso a nuestros hijos que ya andan trajinando todos los días junto a nosotros, en todas las tareas, tratamos de legarles el campo en las mejores condiciones. Les recomiendo sí, que se capaciten y se asesoren porque al campo hay que cuidarlo. Soy enemigo de vender campo, más vale hay que intentar comprar y cuidarlo mucho”.

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Jer贸nimo Rauch

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Jerónimo Rauch Productor Agropecuario Aldea Santa María

Agosto. Hace mucho frío. El cielo luce un inmaculado celeste claro. El sol está haciendo esfuerzos para darle calor al día que acaba de comenzar. Jerónimo Rauch quiere que charlemos de campo, mirando campo. Le damos el gusto, pero nos refugiamos en uno de los galpones que está al lado de la casa y apoyados en la culata de una Toyota Hilux, “de las de antes”, con todo el campo a nuestro alrededor, conversamos un buen tiempo. Jerónimo luchó con todas sus fuerzas para controlar la erosión en su campo. Y lo consiguió. Ahora que la recompensa le llegó lo encuentra caminando cada día sobre el pedazo de tierra que quiere tanto. Arranca con los recuerdos de su vida en el campo y repasa recuerdos y anécdotas vividos a lo largo de sus 83 años. Estamos en uno de los campos originarios de los fundadores de la Aldea Santa María. Ahora es de Jerónimo Rauch por herencia de sus padres, en vida, y, con el consentimiento de todos sus hermanos. Él ahora hizo lo mismo con sus hijos y los hizo dueños de este pedazo de tierra que quieren tanto. Es la quinta generación de Rauch también en este campo. Como el resto de las familias tradicionales “los Rauch”, eran muchos. Nueve hermanos. Seis mujeres y tres varones. Nacer, crecer y quedarse en el campo no les fue fácil. Así la mayoría se fue a estudiar y ya no volvieron. Solo Jerónimo se quedó y atropelló, como él bien dice, pero la cosa apretaba fiero a veces y cuenta que había momentos que no daba más. Ratos en que quería irse del campo. Pero se quedó porque se resistía a abandonar a sus padres. Y pasó el tiempo y se quedó nomás y vista hoy, fue acertada su decisión. “Yo era un niño de unos 12 años y llegaba de la escuela, comía algo, ataba el arado y a la chacra. Yo con el arado chico y mi padre con el arado grande. Si hacía calor no era tanto pero en los inviernos se sufría más. De mañana cuando íbamos a atar los caballos al arado, los balancines estaban blancos por las heladas, pero había que encarar nomás. También criábamos gallinas y cuando la gallina andaba bien era otra cosa, porque con la agricultura sola era imposible. Yo con 23 o 24 años no dábamos más y me estaba por ir del campo. No se podía seguir así. En el 65 no dábamos 65


más. Ese año me case. Empezamos con el tambo. No sabíamos nada de tambo. Solo sacar leche para el consumo. Los primeros tiempos ordeñábamos a mano, en el corral. A la intemperie. Trajimos unas vacas del monte con terneros grandes y sacábamos 20 litros de leche. Había que reconvertirse. Había que atropellar. Luego hicimos un tambito en un gallinero viejo. La cosa fue cambiando lentamente. Mi padre murió en el 88 y alcanzó a ver un tambito funcionando bastante bien y estable. Le entregábamos en ese entonces la leche a Nestlé y recuerdo que Papá decía cuando comenzó Nestlé, “ésta es la solución para quedarnos en el campo”, y así fue. Hoy cuarenta años después ordeñamos más de 2.000 litros por día. Estoy muy conforme. Una preocupación siempre fue el camino y como sacar la leche, pero ahora ya lo tenemos y eso es grandioso porque el camión llega hasta la misma casa”. Matar la erosión y afianzar el tambo Jerónimo cuenta que llego un momento que la situación no daba para más. La erosión era tremenda y se había terminado de tal manera la fertilidad que sus campos que no daban más. Se sembraba trigo y lino. Se cosechaban los cultivos de invierno y se sembraba maíz. Así año tras año. No se les daba respiro y los campo de tanto castigarlos se habían terminado. “Tapábamos las zanjas y sembrábamos. Si llovía grande se llevaba todo. Todos los campos de la zona estaban igual. Unos campos que compramos estaban también llenos de zanjas. Mi hijo mayor, Darío siempre se acuerda de los primeros años y dice con humor, “sembrábamos 10 bolsas y cosechábamos 12”. Hoy están todos esos campos sistematizados con terrazas. Recuperados de tal manera que un campo que no servía más, hoy es tierra fértil como cualquier otra”. Recuerda Jerónimo que los primeros en construir terrazas fueron, Alberto Sack, Orlando Hergenreder, Julio y nosotros. Luego empezó a moverse la cosa. Más de uno se acercaba curioso a mirar y cómo funcionaban las terrazas y como había mejorado el campo y la producción. No había más zanjones ni tierra que se vaya a los arroyos. “Los que nos convencieron fueron Nobel Babboni y Daniel Welschen, de la Agencia del INTA de Paraná. Acordamos y Daniel vino un día e hicimos 16 hectáreas de un lote que está en el fondo. Eran unos días muy fríos y venia 66


igual a trabajar con nosotros. Midió y con manguera y reglas de madera numeradas trazamos las primeras terrazas. Las hacíamos nosotros mismos, con las herramientas que teníamos y funcionan perfecto”. Funcionan perfecto, asegura ahora, pero al principio ni el mismo Jerónimo estaba muy convencido del funcionamiento de las terrazas. Bien de campo el hombre, si no ve, no cree. “Yo creía que no iban a andar porque veía que estaban más altas en las puntas. Llovió y fui a ver porque no creía que el agua fuera para donde querían que fuera. Sin embargo el agua fue mansita para el desagüe que habían construido. Es una idea muy buena. Yo les aconsejo que no vivan con esos zanjones en el campo y que hagan rápidamente terrazas y se termina el problema. Antes con una lluvia grande nos pasaba por dentro de la casa toda el agua con tierra que venía de arriba del lote. Ahora ni nos acordamos”. Una ventanita de luz “Había días en que las preocupaciones eran tantas que no sabía por dónde empezar. Pero aguanté y el tambo nos salvó. Cuando vino el boom de la soja mis hijos me decían vamos a sembrar pero yo les dije que no porque destruir uno destruye rápidamente pero recomponer no se consigue nunca más. Atiendan bien el tambo y si quieren sembrar soja busquen campos afuera. Yo a los del INTA los aprecio y respeto mucho porque me acompañaron y a veces hasta me empujaron a hacer cosas cuando yo dudaba. Yo pienso que con la señora vamos a pasar nuestros últimos años en este lugar. Por lo menos yo no voy a salir nunca de aquí. Solo cuando me lleven a la tumba. Estoy muy conforme con el trabajo con los muchachos. Todo me consultan, todo intercambiamos y eso es muy bueno. Los resultados son muy alentadores. Esta es la quinta generación de Rauch trabajando en el mismo campo. Hay que tener fe y ganas de hacer las cosas y seguir luchando porque es la única forma de seguir quedando, porque si uno se queda quieto nunca va a encontrar la recompensa. Ahora están aquí mis nietos y eso demuestra que las cosas se hicieron más o menos bien. Ojalá Que sigan los jóvenes y no se vayan del campo. Hay oportunidades todavía aquí”.

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CĂŠsar Rauch 68


César Rauch Productor Agropecuario Aldea Santa María

En el campo y en esta Aldea Santa María, entre otras muchas costumbres que siguen vigentes, está la del respeto por los mayores. Ese respeto es precisamente el que muestra Cesar por sus padres, sin siquiera mencionarlo. En realidad cuando llegamos esa fría mañana de invierno a lo de Los Rauch al primero que encontramos a medio camino entre las casas y la ruta fue a Cesar. Siempre trabajando, siempre ocupado, pero siempre amable y dispuesto a una charla de amigos. Nos saluda cordialmente y nos dice que primero hablemos con Jerónimo, su padre, y así lo hacemos. Terminamos con Jerónimo y empezamos a caminar con Cesar por el potrero, entre las lecheras y luego recorrimos el primer lote sistematizado con terrazas, que luego 30 años que está intacto y en plena producción. Resultó una agradable y extensa conversación sobre la vida de este hombre que hoy tiene 45 años y vive junto a su familia, en el campo, con sus padres, Jerónimo y Estela. Cesar y su hermano tomaron la posta en el campo de su padre y que antes fue de su abuelo. Y mucho antes del tatarabuelo. Nació y creció en este mismo campo. Hizo la escuela primaria y luego la secundaria “afuera”, porque en Santa María que está a tiro de gomera, todavía no había escuela de nivel medio. Corría el año 1988 y César empezó a trabajar en el campo porque su padre solo no podía hacer. No había muchos recursos y la cosa apretaba bastante. Su madre lo ayudó siempre y era el puntal más fuerte para seguir trabajando en el tambo. Sin Estela se hubiera caído todo. Recién se empezaba a fertilizar y los resultados no se veían todavía. Las tierras estaban muy degradadas y los cultivos no rendían. Se habían comenzado a sistematizar algunos lotes. Con el tiempo los resultados fueron muy buenos, pero aguantar no es fácil. Tenían los Rauch un tambo mediano, pero era lo único que se podía hacer medianamente bien en un campo anémico, con suelos duros, vertisoles, 69


con pasturas donde la principal producción era en primavera y luego se tornaban muy pobre. Con una alfalfa sembrada en poca cantidad y pastoreada luego con miedo por el meteorismo o empaste. “El tambo cuando yo arranque producía 200 litros diarios. Hubo incluso épocas malas donde se producía menos. Se fue mejorando lentamente y se aumentó el número de vacas, pasturas, asesoramiento. Abrimos de a poco el lugar para que entre información y se mejoró todo en general. Siempre estuvo el INTA acompañando y con asesoramiento y después se formó un grupo de Cambio Rural en el año 1995 y se mejoró bastante rápidamente. Cesar ya estaba decidido a quedarse definitivamente en el campo porque el panorama se abría y las cosas empezaban a cambiar para bien. Formó entonces su familia. Mantiene la tradición de sus mayores y va por el sexto hijo. Se ríe tímidamente y cuenta “Me case en el año 1997. Mi señora fue compañera de mi hermana en la secundaria en la zona de Pergamino y aquí estamos. Se incorporó mi hermano menor y empezó también a ayudarnos en las tareas. Tengo otro hermano que es Médico Veterinario que también ayuda. Gracias a él se cambió mucho. Por el conocimiento que tiene, las ganas y el interés que pone, ya pasamos en la actualidad los 2000 litros de leche diarios”. Cesar y sus hermanos además del tambo, hacen agricultura y de la mejor manera y con el mayor cuidado del campo. En 1998 incorporaron la primera máquina de Siembra Directa adquirida en sociedad con los integrantes del grupo de Cambio Rural al cual pertenecían y poco tiempo después incorporaron una pulverizadora de arrastre. Siguieron agrandando el parque de maquinarias con herramientas compradas en sociedad con vecinos y otras en forma personal. “La verdad que a mí el tema de mejorar el campo me interesa mucho. Yo me ocupo de mantener el suelo en condiciones y las maquinarias. Ver que las terrazas y sus desagües estén en orden y funcionando correctamente. Organizar los cultivos. Yo peleo mucho con estos temas porque viví y trabajé cuando el problema era grave precisamente por desatender estas cuestiones”. 70


Tener la tierra en su lugar Hoy Cesar con una situación acomodada, disfruta de su vida en el campo junto a su familia y transfiere sus conocimientos a quien quiera oírlo, sobre como producir más y mejor conservando el suelo y la biodiversidad. “Estamos seleccionados entre los productores por INTA y la ONU en su Proyecto “Incentivos para conservación de los servicios ecosistémicos de importancia global” y me parece muy bueno que realmente se vean los resultados para poder transmitirlo a otra gente y a otros lugares al tema de la biodiversidad y el mantenimiento del suelo productivo. El comienzo de mis antepasados fue bastante duro. Lo que nosotros vivimos actualmente es una cosa bastante mejor. Espero que las generaciones que vienen puedan seguir en el campo y que realmente valoren lo que se hizo y que mantengan productivo el campo y conserven la biodiversidad. Que valoren el campo porque fue sacrificado tenerlo y más aún mantenerlo en las épocas de mis abuelos y mis padres. Que lo quieran como lo queremos nosotros”.

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Mario Hergenreder

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Mario Hergenreder Productor Agropecuario Aldea Santa María

Llegamos a su casa un día a finales de invierno cuando un solcito tímido recién comenzaba a templar la mañana. “Acá andamos. Siempre trabajando y luchando”, dijo Mario y nos extendió su mano. Voy a largar las vacas al pasto y vuelvo para conversar. Y conversamos mucho, porque es buen conversador. Este campo era de su abuelo y luego lo heredó su padre. Compraron la parte a la familia y tiene hoy las 33 hectáreas originales. Fueron siete hermanos. 2 varones y 5 mujeres. Se casaron las hijas y se fueron del campo. Mario y su hermano quedaron trabajando junto a su padre. “En el 66 hice el servicio militar y mi padre ese mismo año compro una cosechadora y un tractorcito y luego un tractor nuevo más grande. En el 69 comenzamos con el tambo. Con mi hermano salíamos a arrendar campo para sembrar. Anduvimos golpeándonos y lo hacemos hasta el día de hoy. Mi padre falleció en el 2004 y mi hermano en el 2006”. Hicimos una pausa, porque la voz del amigo se apagó ahogada por el llanto reprimido al recordar a su hermano y amigo. Se repone finalmente, Mario y dice…-”Y aquí estamos, solos, con Claudio. Tengo 3 hijos. Dos mujeres y Claudio. Él se quedó conmigo”. Mario cuenta que su niñez en este lugar era buena. Que repartía su tiempo entre la escuela y el trabajo en el campo. Era época de una pobreza extrema, pero digna. Se alquilaba campo para sembrar trigo y lino, pero que el campo rendía siempre poco. Araban bien, se afinaba y la tierra quedaba linda a la vista, pero no rendía. “Lo que pasaba era que la tierra estaba degradada, pero se empezó a degradar más cuando comenzamos a trabajar con los tractores. La inconciencia de uno de dar vuelta siempre para el mismo lado. Se hacían unos terraplenes en la costa y en el medio quedaba un zanjerío. En las cabeceras se hacían unas zanjas de hasta un metro de hondo. Antes de empezar a arar, todos los años, había que tapar las zanjas porque cuando venía llovedor arrastraba el suelo. Sin ir más lejos aquí tuvimos que 73


levantar los alambrados cada 3 o 4 años porque quedaban tapados con la tierra fértil de los lotes. Había que trabajar y seguir para adelante y no mirar mucho para evaluar si producía o no producía. Uno se levantaba a la mañana y solo trabajaba. No se conocía otra cosa”. Cuenta el hombre que a él al igual que a otros dueños de campos de esta Aldea Santa María, los Ingenieros del INTA Paraná, Nobel Babboni y Daniel Welschen los hicieron recapacitar y tomar más en serio el problema con el suelo. Se construyeron terrazas y con esa tecnología se mejoró el ciento por ciento el rendimiento y la recuperación de los campos. “Me acuerdo perfectamente de cuando hicimos las primeras terrazas. El problema eran los desagües porque no alcanzaban a empastarse entre lluvia y lluvia y se hacía un desastre con aguaceros grandes. Es mucha agua lo que va por las curvas de nivel a los canales. Estábamos continuamente mirando las terrazas recién hechas, cuando llegaron las primeras lluvias y era impresionante el agua que corría, pero adentro las chacras estaban impecables. No había zanja, no había nada. El agua corría bien sin correntadas. Estábamos contentos porque nunca más tapamos zanjas ni limpiamos alambrados tapados. Obviamente que estábamos satisfechos de lograr algo que le diera resultado a uno. Era todo un logro porque no había las herramientas que hay ahora que facilitan las tareas. Construíamos las terrazas con las que había. De no remediarse el problema, no estaríamos más en el campo, porque la tierra estaba en el límite de capotar. Solo se veía la tierra colorada, de más abajo. Nos hubiésemos tenido que ir del campo, sin querer hacerlo”. Arranca el tambo con 4 vacas y 19 litros de leche En el 69 empezamos el tambo y comenzó la esclavitud. Lo hicimos en busca de lograr una mejor entrada de plata. Nosotros fuimos casi los últimos que empezamos a entregar a Nestlé. Arrancamos con 4 vacas y teníamos un piquetito de sorgo re pasado de 2 metros de alto y echábamos las vacas y se salían porque no había nada para comer. Así estuvimos todo el día. Sacamos 19 litros medidos con un jarrito de 1 litro. De allí para adelante seguimos mejorando. En el 2005/6 quedamos solo con mi hijo y mi hermana empezamos a producir mejor y salimos de los 300/400 litros y pasamos los 1.000. Si no se produce eso no se vive. De irnos nunca pensamos. Era apechugar y no dejar lo que dejo el abuelo y mi padre, pero era difícil. Influyó mucho el tema de la sistematización y mejoró mucho el 74


rendimiento del campo y pudimos hacer praderas con lotus y trébol rojo porque la alfalfa no andaba bien en tierras degradadas. Mi padre vio la reconversión pero nunca entro en el tambo porque era fierrero. Mi hermano más que hermano era un amigo. Codo a codo hicimos todo. Siempre estuvimos juntos. Cuando salíamos a trabajar afuera dormíamos en un estanciero que le sacábamos los asientos. Uno trabajaba un turno y luego tomaba otro y no dejábamos enfriar el tractor. El tambo no me gusta tanto. Me gustan como a mi viejo los fierros y las chacras y la colonia y sacando cuentas para no desperdiciar gasoil, semillas y tiempo que vale siempre oro, pero hay que hacerlo al tambo. Con Claudio estamos juntos desde siempre y es un orgullo legar la tierra y lo mandé a la escuela y se recibió de técnico mecánico pero terminó y volvió y casa estamos juntos. Tiene 33 años. En una yegua tordilla andaba desde los 2 años al lado mío. Mario ha aprendido al menos una serie de cosas en sus 68 años de vida: Sin suelo no hay nada que hacer. Solo emigrar. Es la quinta generación de su familia viviendo en el campo y del campo y por lo tanto sabe que hay que buscar el rumbo y tratar de quedarse en la zona y hacer los números más finitos para encontrar rentabilidad, porque irse no es bueno y menos amucharse en las ciudades. Pausa pequeña. Una sonrisa y una última reflexión. “Noches eternas y madrugadas largas, alcanzan y sobran para hacer balances y sentir la satisfacción del deber cumplido. No fue ni es fácil. Siempre estuve con mi padre codo a codo y aprendí de el sobre todo honestidad y dedicación al trabajo. Lo mismo hago ahora con mi hijo. Yo siento y quiero que esto que conseguimos por generaciones no se destruya. La plata va y viene, pero esto solo se logra en base a unión y trabajo”.

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Claudio Hergenreder 76


Claudio Hergenreder Productor Agropecuario Hijo de Mario Hergenreder Aldea Santa María

Había unos abuelos, había una madre, había un tío y un padre, que se dedicaban a sembrar trigo, lino, maíz y a cuidar las vacas. En ese ambiente campesino y familiar este joven sintió desde niño el gusto por el campo. Claudio Hergenreder tiene hoy 33 años. Solo le queda su padre, con quien mano a mano, deciden el destino del pedazo de tierra heredado que conservan y mezquinan. Familiero y solidario se hace tiempo además para colaborar en todas las comisiones de su Aldea Santa María. Llegamos a su casa un día a finales de invierno cuando un solcito tímido recién comenzaba a templar la mañana. Un tractor verde manejado con destreza cruzó la entrada del campo y en una hábil maniobra quedó junto a nosotros. Un salto y ya Claudio está extendiendo su mano amiga. “Me cuenta mi padre y lo hacía antes mi abuelo del sufrimiento de ellos por la degradación del suelo y el dolor de ver que con cada lluvia grande se iba todo el suelo fértil. Ahora se ha modernizado todo y es más fácil pero sin la sistematización del suelo que ellos hicieron no hubiésemos estado hoy aquí. Viví junto a ellos gran parte de las burreadas, en el campo cuando no teníamos tanta tecnología como ahora”, cuenta Claudio. Se dedican al tambo. Hacen pasturas, tienen silo bolsa, entre otras muchas cosas. Claudio asegura una y otra vez que ahora es mucho más fácil y liviano trabajar en las tareas cotidianas del campo. Nació y creció en este mismos campo por eso asegura que sabe lo que es vivir épocas de lluvias y chapalear barro en invierno y verano. Pero también sabe bien las amarguras que se viven cuando hay que soportar sequías interminables. Pero Claudio es del campo y cuando tuvo oportunidad de elegir, eligió quedarse en el campo. “Siempre me gustó el campo, siempre. Nací acá y el abuelo y mi tío me enseñaban y contaban siempre todos sus secretos para poder entender y querer al campo. Estudie hasta la terciaria pero no me dedique a otra cosa, primero porque uno es medio familiero y después porque las cosas estaban 77


funcionando más o menos bien y entonces me quede. Si pudiera elegir lo haría nuevamente, a pesar de que es un sacrificio ser tambero. La vida es más sencilla en el campo y a veces faltan cosas, pero uno se arregla. Valoro todo lo que mis mayores hicieron para llegar hasta aquí”. Pero para llegar hasta aquí como dice Agustín hubo que transitar un largo y sinuoso camino. Campos erosionados, tierra flaca, rindes magros, y mil dolores de cabeza resolviendo situaciones en la marcha. El abuelo se dio cuenta que la situación no daba para más y permitió y acompaño el proceso de cambio y el de sistematizar el suelo aunque al principio no estaba muy convencido. Pero se fue convenciendo a medida que veía los resultados. Claudio habla con mucho cariño y respeto de sus mayores y cuando se refiere a situaciones vividas en el campo y a los cambios logrados, simplemente dice: “Tenían otra mentalidad los mayores, pero mi abuelo igual permitió los cambios y por eso se hicieron. Cuidar los recursos naturales siempre lo hicieron porque a mí me enseñaron desde muy chiquito el valor que tiene el agua y nunca la desperdiciamos, nunca dejamos perder una canilla ni una manguera. Hacemos un uso racional del agua y cada vez que se desborda el tanque corremos a apagar la bomba. Ellos, mis abuelos, no tenían agua y en verano el que no tenía tajamar la pasaba muy mal. Por todo esto a mí no me es difícil trabajar cuidando el suelo, el agua y los recursos naturales e incluso ahora hablar sobre biodiversidad. Estos temas son muy importantes porque tenemos que legar esto en las mejores condiciones a las generaciones que vendrán”. Y un día se hermanaron las terrazas con la Siembra Directa “El abuelo revoleaba la cabeza y decía “esto no va a andar”, “eso no creo que funcione”, cuando probamos con mi padre la primera máquina de siembra directa aquí en el campo. Está bien que nosotros las primeras veces que probamos lo hicimos “muy a lo bruto”, como dicen aquí en el campo. No por bruto mal, sino por no conocer sobre el sistema, pero cada siembra fue mucho mejor y hasta el día seguimos aprendiendo y mejorando”, cuenta Claudio.

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Se sembraron muchas hectáreas con Siembra Directa en la década del 90. Aquí se formó un grupo de Cambio Rural. Los Hergenreder integrados al Grupo compraron una máquina y con eso empezaron lentamente hasta que finalmente se avanzó muchísimo. Cada productor luego avezado ya en el manejo del sistema, cuando hizo una diferencia, se compró su máquina propia, por eso la gran mayoría cuenta con esa herramienta en el galpón de su campo. El trabajo solidario en Comisiones Claudio participa en la Comisión del club de la Aldea y también en otras comisiones del lugar. Con la Fiesta de Conservación del suelo estuvo siempre pero recién pudo dedicarle todo el tiempo que el tema se merece cuando terminó de estudiar. “Somos pocos y todos tenemos nuestro trabajo y si el vecino puede dejar su trabajo para colaborar en la comisión, yo también tengo que poder. Además es tan importante lo que la sistematización y el cuidado del suelo hicieron por la gente de esta Aldea, que cómo no voy a dedicarle una porción de mi tiempo a una causa tan noble. Además vivo la Fiesta de otra manera porque lo hice como alumno de la primaria y la secundaria y siempre me encanto que viniera gente y alumnos de otros lugares, hacer amigos, intercambiar experiencias, charlar, conocer otras experiencias de vida. Lo que pretendemos con la Fiesta es inculcarles a los niños y jóvenes el cuidado del medio ambiente. Ellos ahora ya están más concientizados sobre este tema tan importante y tienen más conocimiento y son más cuidadosos con el cuidado del ambiente en general”. Observatorio ambiental en la Aldea “La ONU ahora nombró a la Aldea como sitio piloto para instalar un observatorio ambiental, fue una emoción muy grande saber de este reconocimiento a nuestros mayores que han luchado tanto. Me emocionó que de un organismo tan importante se fijaran en esta Aldea. Les dije a los Ingenieros, el campo es de ustedes, hagan lo que quieran dentro de el porque me encantó muchísimo. A los jóvenes mi mensaje es que el campo es una opción de vida. No es fácil. Tiene sus sacrificios como todo. Cada uno tiene que ver en su interior que es lo realmente siente y quiere. Si siente que le gusta que se quede, porque tiene recompensas económicas y 79


de las otras, como los amaneceres y atardeceres que son increíbles. Siempre canta un påjaro o las chicharras y hasta el sonido de la lluvia al caer es distinto y esas son cosas que no se pagan con nada�.

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Dora Schlenker de Hergenreder

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Dora Schlenker de Hergenreder Comisión de la Fiesta de la Conservación del Suelo Aldea Santa María

En Aldea Santa María todo queda cerca, por lo tanto no es difícil llegar a la casa de Dora Sleinker. Estacionamos y no necesitamos llamar a su puerta. Un casal de teros que anida en el terreno baldío de enfrente, alertados por la presencia de extraños se encargó de anunciar nuestra llegada. Dorita asoma detrás de una enredadera llena de flores, con la sonrisa que le conocemos de siempre. Pasamos y nos instalamos en una gran mesa del comedor. Mate y charla animada. Oriunda de Tandil. Radicada definitivamente en Santa María. Abrazó la causa de los aldeanos por conservar el suelo productivo. Dorita está casada con Roque Hergenreder desde hace casi 30 años. Se conocieron en Tandil, provincia de Buenos Aires, trabajando en una fábrica de quesos. Tiempo después Roque recibe un llamado de su padre porque se había quedado solo y le era difícil manejar el campo. Todos los otros hijos de Silvestre se habían ido a trabajar a Santa Fe, como se acostumbraba entonces. Solo habían quedado las hijas mujeres. El único hijo varón soltero era Roque y en esa época no se acostumbraba a decir que no. Volvió Roque entonces a su querencia en el campo entrerriano, dejando la promesa a Dorita de encontrarse y vivir juntos para siempre. “Carta va, carta viene. Hice una primera visita como para conocer a la familia y conocer la zona. Me gustó mucho el campo y la gente. Roque entonces se las arregló para construir una pequeña casita y organizar un tambo. Dos años después volví para quedarme definitivamente en Entre Ríos” Días largos y trajinados eran los de esa joven pareja que a fuerza de sacrificio y tesón inclinaban la balanza positivamente. Así pasó un año, cinco y hasta 12. Porque 12 años vivió Dorita en el campo de sus suegros. Y un día aparece el INTA. Su primer contacto fue con Zulema Schonfels, extensionista de la Agencia de Extensión Rural Paraná. Ella empezó a visitar la zona e interesar a las mujeres para reunirse en la Escuela de la Aldea y hablar de “cosas de mujeres” en el marco de las tareas de los grupos de Hogar Rural. Las mujeres del campo tienen algunas características muy particulares que las distinguen claramente del resto. Son mano de obra calificada en las chacras, productora de algún tipo de 82


cosas que ayudan a la economía doméstica, como ser la cría de pollos y huevos, lechones y hasta dulces y conservas y sobre todo a tiempo completo madres y puntal de la familia. “Parece que las mujeres tenemos que estar siempre en casa y no nos pueden faltar tareas. Esta comunidad era bastante conservadora y las mujeres no salían de la casa ni siquiera para hacer las compras, solamente para ir a misa. Que las mujeres del campo salieran de la casa y vinieran a juntarse a la Aldea a hablar de cosas que no se sabían no era muy bien visto que digamos. Por eso entre las mujeres adultas de campo no prendió mucho la idea, así que nos reunimos unas 10 personas mayoritariamente que vivían en la Aldea y algunas muchachas jóvenes que vivíamos en el campo. Yo iba a las reuniones a caballo y mis vecinas se escandalizaban bastante, pero yo venía de la ciudad y tenía otra forma de ver las cosas” La erosión era terrible. La preocupación de Silvestre y de Roque era mucha porque la producción era muy pobre. Se trabajaba mucho y se cosechaba muy poco. Muy magros los ingresos para tanto esfuerzo. Con el tambo más o menos se rebuscaban. Roque aprendió en Tandil a elaborar buenos quesos e inmediatamente fue reconocido su trabajo y eso ayudaba mucho porque la rentabilidad era distinta y tenía muy buena venta el producto. Cuando comenzaron a llegar los ingenieros del INTA y a hablar de construir terrazas para vencer a la erosión, a Silvestre que era muy consciente que el problema existía, le parecía un poco raro eso de hacer zanjas y montículos en contra de la pendiente porque en la Aldea era un placer contemplar a la distancia los potreros bien cuadriculados y los surcos trazados en una línea recta. Era orgullo de cada uno el ver quien hacia los surcos más derechos. Pero lo convencieron de que las terrazas ayudarían a que la tierra no se siga yendo al arroyo. “Las zanjas dentro de nuestro campo eran más altas que yo. Además nunca había visto una tierra como esta que se pone dura como ladrillo cuando se seca y que se desgrana íntegramente y se va cuando llueve. Lo convencieron a mi suegro porque el ya sufría el problema y siempre decía que el pozo del costado del arroyo tenía brocal tapado con toda la tierra que se iba de la chacra”, recuerda Dorita.

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Se entusiasmaron los varones con eso de conservar el suelo y construir terrazas y Dorita acompañaba porque era joven y entusiasta y entendía que era imprescindible hacer el esfuerzo. El Gobierno ayudaba pagando el técnico y venían las máquinas de Vialidad y se sistematizó todo el campo. “Nosotros teníamos una chacra muy chica y no hubiésemos podido hacerlo nunca pero a través de ese proyecto pudimos y la historia que siguió fue distinta para nosotros”. Pensando ideas para expandir el mensaje conservacionista Los muchachos que habían concurrido al CECAIN pensaron en hacer cosas para poner el tema conservación de suelo en el tapete y que de todo el mundo empezara con las terrazas. Se les ocurrió hacer una Jornada o algo así, especial, sobre la conservación del suelo. “Y nosotros las mujeres no estuvimos muy de acuerdo en principio, porque ya habíamos hecho antes una fiesta de la familia rural, que era todo un acontecimiento. La idea era que todas salieran un poco de la cueva y se juntaran pasar un día de camaradería, juegos y baile a la noche, y salió bien. Esta es una comunidad chica y dos grandes acontecimientos donde participara todo el mundo no eran posibles. Así que a las mujeres nos tocó resignar nuestra fiesta de la familia rural y sumarnos al grupo de los muchachos y aportar desde la logística para la fiesta del suelo. Y así arrancamos. El primer año nos dolió dejar lo nuestro porque era la primera vez que las mujeres teníamos protagonismo y volvimos a ser otra vez apoyo logístico y las que hacen el trabajo y nunca figuran. Nunca soñábamos que esto se convertiría en la gran Fiesta del Suelo que hoy es. Pensábamos sí que era un trabajo de difusión entre los chicos para empezar a sembrar en ellos desde chiquitos la necesidad imperiosa de cuidar el suelo, porque eran todos hijos de chacareros”.Todos pensaron que el trabajo que encararon no pasaría de allí. Que sería un acontecimiento importante al cual le pondrían todas las ganas para que salga bien. Se les ocurrían cosas durante la marcha y así trajeron unos especialistas de INTA para dar charlas tendientes a terminar de convencer a los adultos y a los viejos y para tratar de abarcar una zona lo más extensa posible con una sistematización más amplia para tratar de recuperar la productividad de la tierra.

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“Llegar a esto que llegamos nunca lo soñamos. El trabajo en la comisión y convencer a la familia era una tarea ardua. Cuando venía la gente de INTA todo era más fácil, pero a nosotros nos costaba hacer reuniones y conseguir auspicios, porque éramos locales. Me da una gran satisfacción que haya crecido tanto la Fiesta y que haya logrado reconocimiento. Uno no trabaja para el reconocimiento, pero es bueno también cuando te reconocen porque es como una caricia”. Sembrar para las futuras generaciones Dorita comenzó a trabajar en la organización de la Fiesta de la Conservación del Suelo de Aldea Santa María siendo muy joven y con su única hija en brazos. Siempre acompañando a Roque y en tareas varias. No le importó nunca qué lugar ocupaba en la Comisión. Le interesaba trabajar y aportar desde cualquier lugar. Siempre como dice ella fue “tropa”. Hoy es secretaria de la Comisión organizadora y su niña de entonces, hecha mujer ya trabaja integrada en la Fiesta. Dorita se emociona mucho cuando recuerda todo lo vivido. Con lágrimas en los ojos y voz entrecortada, dice… “Cuando vienen los chicos que participaron en las primeras fiestas y ahora son maestros o profesores y traen a sus alumnos, eso sí que me emociona. Y es entonces donde uno piensa que lo que sembró valió la pena, porque está dando frutos. Eso es lo que nosotros queríamos, que se multiplicara. Ahora ya siento que cumplimos con lo que fue nuestra misión en algún momento, porque las semillas vuelven germinadas. Yo diría que vale la pena comprometerse con lo que es la lucha de la comunidad por salir adelante. En este caso porque nosotros amamos la tierra y luchamos y trabajamos para que esa tierra mejore y se conserve y se pueda pasar a las generaciones que vienen en las mejores condiciones posible, porque todos nuestro sustento sale de la tierra y por eso la valoramos y queremos que la gente joven que trabaja el campo no lo tome como algo meramente comercial sino que le tenga afecto, que la sienta como algo entrañable. Eso vale no solo para la gente del campo, sino para todos porque comprometerse con lo que hace y con lo comunitario es primordial, porque nadie se salva solo y todo el tejido social que vamos haciendo entre todos, es lo que nos contiene en los momentos difíciles y es lo que nos sirve como plataforma de lanzamiento para crecer y progresar en los momentos buenos también. Tratamos de legarle a nuestra hija eso de la participación en lo comunitario, del tipo que sea. Lo que hacemos por el bien común siempre lo hacemos por nosotros mismos. No es desperdiciar el tiempo o si 85


le sobra. En el campo más. Porque es necesario estar más entrelazados para poder sobrevivir”.

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El trabajo de la Agencia de Extensi贸n Rural INTA Crespo y sus Productores

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Italo Culasso 88


Italo Culasso Ingeniero Agrónomo Ex Jefe de la AER INTA Crespo Crespo

Hombre delgado, más bien alto. Ordenado, prolijo y a todo lo que hace le pone dedicación y empeño. Sus ojos grises azulados parecen más grandes, enmarcados en unos lentes para corregir problemas de visión. Vive en compañía de su esposa Marta y Mía, una perrita Yorkshire Terrier, en una casa elegante y bien dispuesta. Sus hijos construyeron su vida en otro lugar. Retirado del INTA dedica su tiempo a actividades varias entre las que está la pintura Hiperrealista. “La erosión hídrica era la principal causa de la degradación de los suelos y a solucionar este problema dediqué gran parte de mi vida”, con estas palabras me recibió Italo Culasso en su casa de la ciudad de Crespo, una mañana de casi otoño y conversamos por muchas horas. Italo Culasso ingresó al INTA en el año 1979 y asumió la responsabilidad de conducir el Servicio de Extensión de la Agencia de Extensión Rural de Crespo. Lo primero que hizo fue un estudio de situación. Actualizó con su equipo de trabajo el diagnóstico en todos los sistemas de producción. Le facilitó realizar este relevamiento por tener conocimiento de la zona ya que se había desempeñado anteriormente durante tres años como técnico privado de la Cooperativa La Unión Regional de Ramírez. A esta altura de su vida y a través de su profesión había caminado campos y había conocido los problemas en los sistemas de producción de la región. “Ese diagnóstico indagó y profundizó las causas de la problemática y me dio fundamento por todo la observación empírica y me afirmó en un montón de teorías y nos enfrentó a la problemática productiva. Se hacía con el diagnostico un análisis de décadas anteriores y como venía trabajando el productor con las herramientas de ese tiempo que eran arado de disco, de reja, rastra, rome y la modalidad de trabajo sin técnicas conservacionistas, en una característica agro climática conocida, como son los suelos ondulados, de baja infiltración, las lluvias erosivas. Bueno todo eso desencadenó un proceso muy fuerte de erosión y degradación de los 89


suelos. Por lo tanto la erosión hídrica era la principal causa de la degradación de los suelos. Pero paralelamente a eso y en forma indisoluble la degradación física y química y biológica del suelo. Tengo datos importantes que la EEA INTA Paraná ha relevado que certifica que hay pérdidas de un 47 % de la materia orgánica, 48 % de nitrógeno, 70 % de fósforo, y por si esto fuera poco, además se pierde la estabilidad estructural en más de un 60 % y la infiltración de agua en el suelo se pierde en un 60 %. Tenemos suelos muy degradados. Frente a ese panorama fue muy importante la decisión que tomó Culasso y su equipo porque en INTA en ese momento se informaba las actividades institucionales por producto; es decir por cultivos, por lechería y ganadería. “Y resulta que el diagnostico nos estaba diciendo que la tecnología y la genética de los cultivos no eran los responsables de los bajos resultados que nosotros teníamos en la zona. El problema estaba en el suelo degradado. Cambiamos entonces la forma de trabajo y profundizamos en el manejo y conservación de suelos, teniendo en cuenta ese diagnóstico. Nosotros adoptamos entonces un perfil netamente conservacionista. Hubo un compromiso personal y del equipo de la AER para avanzar en ese sentido. Diseñamos a propósito una serie de estrategias para llevar a cabo este trabajo y empezamos el desarrollo de la idea con la puesta en marcha de los productores demostradores”. Rubén Barón, fue el primero en construir terrazas La figura del demostrador fue esencial para desarrollar un proceso de educación apuntando a la demostración de la tecnología probada para controlar la erosión. La idea era trabajar sobre el problema y socializarlo. Y resulto muy importante. Se construían en el campo del productor demostrador con la tecnología desarrollada por los profesionales del INTA Paraná, terrazas y colectores. “Hablamos con José Barón y su hijo Rubén de Crespo, para empezar a trabajar en su campo. En ese primer tiempo no empezamos a trabajar en la construcción de terrazas, nos abocamos a la recuperación de la fertilidad del suelo. En la zona abundan abonos orgánicos producto de gallinas ponedoras, pollos parrilleros, cerdos y feet lot de novillos. Los Barón tenían ponedoras y hacían cultivos para grano por lo tanto abundaba la gallinaza. Con ella como abono empezamos a hacer ensayos y los resultados fueron 90


muy satisfactorios. Me acuerdo de un maíz que sembramos en 10 hectáreas y que logró una diferencia importante en rendimiento. Este logro se lo pudimos mostrar a don José, que se resistía a que usáramos la gallinaza para fertilizar porque él la vendía”. Venían a la zona los camiones de Mendoza, vendiendo vino y para no volver vacíos, llevaban de vuelta ese abono orgánico para los viñedos. La gallinaza en Entre Ríos en esos tiempos se vendía o se usaba para tapar cárcavas o zanjas en los campos erosionados o en el peor de los casos se tiraba al río. Los resultados logrados en fertilización por Italo y Rubén, eran muy buenos pero veían que esto no era suficiente porque en el lote seguía habiendo zanjas y cárcavas, es decir que no frenaban la erosión. “Golpeamos entonces las puertas de la EEA INTA Paraná pidiendo auxilio y Egidio Scotta y su equipo nos atendieron gentilmente y con las soluciones en las manos y acompañados por ellos, volvimos al campo de Barón y concretamos las primeras 10 hectáreas con terrazas y canales colectores. Corría el año 1981. Rubén era un pionero y tenía un empuje muy fuerte, pero el padre lo frenaba. Tuvimos mucha resistencia de don José y hubo que tomar mucho mate e invertir mucho tiempo para convencerlo que nos dejara hacer esas primeras hectáreas y pactar que si las terrazas se rompían borrábamos todo y dejábamos el campo como estaba. Con muchas expectativas esperamos las lluvias y estas un día llegaron. Para tranquilidad de todos, las terrazas se comportaron excelentemente bien. Nosotros muy contentos y don José tranquilo. A partir de allí seguimos con otros lotes en ese mismo campo, que fue nuestro primer demostrador de INTA en la zona”. Llegan otros demostradores La zona de influencia de la Agencia de Extensión Rural del INTA de Crespo es muy extensa y toma poblaciones tales como Villa Libertador, Ramírez, Aranguren y Seguí, entre otras. Hubo que buscar en esos lugares otros productores visionarios para transformarlos en demostradores de la tecnología desarrollada por INTA y a través de ellos multiplicar el mensaje a otros productores. La tarea no era fácil porque la tecnología no se conocía todavía y casi nadie hablaba de terrazas para el control de erosión hídrica. Pero encontraron otros productores demostradores en el área.

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Después de Barón vino la Bolsa de Cereales de Crespo. Como la AER estaba ubicada en el campo de la Bolsa de Cereales, vino bien transformarlo en campo demostrador, por lo cual allí se hizo sistematización con terrazas. En el salón se daban charlas y luego se visitaba el campo demostrador. “En ese tiempo dábamos en las charlas datos de perdida de suelo que iban entre 20, 30 y hasta 50 toneladas de perdida por hectárea y por año. Nos dábamos cuenta, por los resultados, que los productores no reaccionaban. Algo estaba pasando, porque no podía ser que ellos no cuidaran su campo, que perdía su suelo fértil y se iba a los arroyos. Evidentemente había que cambiar el mensaje. Como la mente al número no lo registra tanto como a un gráfico, transformamos entonces la información de la pérdida de suelos y la graficamos con camiones llenos de tierra que se van al arroyo”. Aparecen los bien recordados camioncitos Una transparencia dibujada a mano alzada por Italo Culasso, con toda su dedicación y su minuciosidad de trazos, muestra los camioncitos. El mensaje es muy claro y fue comprendido rápidamente por todos. Y los camioncitos pasaron a la historia. Se los recuerda con cariño y hasta el día de hoy cuando hablamos en la región de los pioneros de la conservación del suelo, rápidamente dicen, “ah, usted se refiere a los camioncitos”. “Mostramos que sembrando maíz a favor de la pendiente se pierden 4 chasis de seis toneladas de tierra o sea 24 toneladas que se van al arroyo. Y eso a su vez lo equiparamos a los quintales que se dejan de producir por el suelo, que se fue. Y por otro lado mostramos que con terrazas, cambia la situación y solamente se pierden 2 toneladas, es decir un tercio del camión, que es la tolerancia”. Vio los camioncitos y se convenció para siempre En el año 1983, el salón de la AER INTA Crespo ubicada en el campo de la Bolsa de Cereales, se llevaba a cabo una de las tantas reuniones que Culasso y su equipo organizaban para los productores. A ella asistió Don Oscar Farall, productor de la zona de Villa Libertador. Don Oscar no era la primera vez que participaba de estas reuniones, por eso esta le pareció distinta de entrada. El mensaje era el mismo, pero la manera de contarlo no era igual. Las láminas no eran las mismas que ya conocía, porque estas de 92


ahora tenían unos atractivos dibujos con camioncitos y bolsas con maíz. Cuando Don Farall vio los camioncitos no lo podía creer. Allí estaba claramente representado lo que estaba pasando en su campo. Porque él sabía que en el campo suyo pasaba algo grave y algo había que hacer, pero no sabía que. “Cuando nosotros tomamos el desafío de cambiar la forma de trabajar en la AER, fue un desafió muy grande. Al comienzo hacíamos reuniones y visitábamos demostradores llevando mucha gente y dábamos mucha información, pero la gente no reaccionaba y era entonces como declamar en el desierto, porque estábamos muy solos. Pero gracias a este cambio comunicacional empezamos tener resultados y gracias a los camioncitos el mensaje se fue multiplicando”. Muy visionario y acostumbrado a resolver situaciones complicadas en su campo, en 1984 Farrall pidió por favor que le construyan las terrazas. Nuevamente interviene el equipo de suelo de la EEA INTA Paraná y sus especialistas junto a Culasso diseñaron y construyeron terrazas en un campo de 100 hectáreas, bastante complicado. En 1985 Don Oscar ya era demostrador y entonces se hizo una reunión muy importante en su campo. Tanta importancia tenía el tema conservación de suelos en Entre Ríos que el mismísimo Ingeniero Kugler vino y dio una charla de suelo y agua. En ese mismo encuentro aparecen por primera vez, cuatro productores de la zona exponiendo sobre conservación de suelos. “No lo hicimos los técnicos que por allí contamos lo bueno, sino que los productores mismos contaban su propia experiencia. El efecto fue muy contagioso y me acuerdo que en esa reunión también estuvo Dante Bolzán, joven productor de la zona de Crespo quien vio y escuchó atentamente todo. Al otro día fue a la Agencia y nos pidió por favor que le resolviéramos el problema de erosión de su campo. Construimos terrazas en su campo. Y este fue otro caso de un productor que se convierte en demostrador de la tecnología disponible para combatir a erosión. Se fueron sumando así más y más demostradores. En seguí no teníamos a nadie y fuimos a visitar a un joven visionario e inquieto, Raúl Rickert, que trabajaba un campo en sistema mixto. Resolvimos allí un problema importante en un campo estaba destruido, al igual que el de sus vecinos. Construimos las terrazas y pasado el tiempo observamos en una foto aérea el problema resuelto y su vecino seguía con el campo destruido. Toda esta campaña con los demostradores fue evolucionando y ya nos sentíamos mejor y no tan solos y como declamando en el desierto”. 93


Un problema de todos Más tranquilos por los resultados logrados y afirmados viendo que el mensaje se multiplicaba, Culasso y su equipo de INTA empezaron a pensar en otras estrategias. Fueron entonces por la concientización del problema y las soluciones pero no apuntando solamente al productor, que es el destinatario directo, sino a toda la comunidad. Toda la comunidad significaba las intendencias, los políticos, las Cooperativas, los técnicos de la actividad privada y las escuelas, porque el suelo es un bien de todos y todos tenemos el compromiso de cuidarlo. “Me apoyo entonces en el pensamiento de Hug Bennet, padre del conservacionismo quien decía que la conservación del suelo la debe hacer el pueblo. Y el pueblo la hará siempre y cuando sepa cómo y porque. Arrancamos entonces las actividades y coordinamos y articulamos con las escuelas, los colegios. Ellos son la columna vertebral del sistema educativo y allí los docente van preparando a los jóvenes para que luego sean personas responsables y si dijimos, si de chicos los capacitamos en el tema conservacionista, vamos a tener buenos resultados el día de mañana. Hicimos coordinación con todas las escuelas de la región, las Cooperativas, con la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, con el CECAIN que es el exitoso centro de Capacitación no formal del INTA Paraná, y con los demostradores, porque a las escuelas con sus docentes y alumnos los llevábamos al campo para ver juntos el problema y las soluciones y tomar conciencia y tener un cambio de actitud”. Los vuelos estratégicos Una estrategia que dio muy buenos resultados fue la de los camioncitos, multiplicando acciones y la demanda de terrazas. Pero en la AER Crespo del INTA no descansaban y seguían inquietos buscando nuevas estrategias para multiplicar aún más las acciones. Italo contó que tenían una relación muy buena con la Empresa Sagemüler. En toda la década del 80 se realizan anualmente en Crespo y en Hasemkamp jornadas técnicas sobre cosecha fina y cosecha gruesa y el INTA se encargaba de la charla sobre conservación de suelos. “Don Pancho Sagemüller me dice un día que volviendo de Buenos Aires en el avión de la empresa había observado con mucha tristeza como los 94


suelos estaban deteriorados y con blanqueales y cárcavas. Se me prendió la lamparita y digo me ésta es la nueva estrategia. Lo pensamos bien con el equipo. Pedimos una entrevista y hablamos con Don Pancho y le propusimos una nueva estrategia que consistía en volar con los productores para ver los campos de la región, desde arriba. Ver los campos de cada uno de ellos para ver cómo estaban erosionados y provocar una fuerte impresión, tendiente a un cambio de actitud y una toma de conciencia y que así adoptaran la tecnología disponible. Don Pancho entusiasmado prestó el avión y realizamos seis vuelos en toda el área y en campos de cada uno de los productores. Yo como guía les explicaba que era lo que estábamos viendo, allá campos overos, allí cárcavas, más lejos zanjas. Realmente quedaron impresionados. Yo además sacaba fotos en diapositivas, porque el trato era que debían contar a sus pares lo que vieron, con sus propias palabras. Disertaron una y otra vez los productores contando su experiencia y lo que les pasaba en sus campos. Yo solo les pasaba las diapositivas. El resultado fue muy bueno porque contagiaron al público del verdadero problema de la erosión hídrica. Fue una estrategia comunicacional muy positiva y de ese mismo ámbito y con esos productores surge la Asociación Amigos del Suelo de Crespo y zona” Asociación amigos de la Conservación del suelo Después de los vuelos se hizo en uno de los eventos sobre conservación de suelos más importante en el salón de la Iglesia Sagrado Corazón de Crespo. Concurrió el Ingeniero Pilatti del INTA Reconquista, Santa Fe, especialista de suelos del INTA muy reconocido. Lo acompañaron técnicos y productores del norte santafesino. Allí, frente a un gran auditorio expusieron su problema cada uno de los productores que habían realizado los vuelos. Nace ese mismo día por iniciativa de ellos la Asociación amigos de la conservación del suelo, de Crespo. Los productores Farall, Bolzán y Rickert, estuvieron muy al frente y tantos otros se plegaron a la idea de nuclearse para seguir con todo este trabajo muy bueno que se estaba realizando. Esta misma Asociación apoya fuerte el próximo trabajo de la AER que fue en las escuelas.

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Trabajo con docentes y los alumnos del Colegio Adventista del Plata En el año 1989, el Departamento Agropecuario del Colegio Adventista del Plata tenía dos responsables Redondo y Krumm, ellos concurrían a las reuniones sobre conservación del suelo y también en estas reuniones se convencieron del problema de la erosión. “Convencidos de la importancia de sistematizar los campos con terrazas, nos convocaron para sistematizar el campo del Colegio Adventista que consta de unas 300 hectáreas. Construimos terrazas y desagües en una superficie cercana a la mitad del campo. Sacamos fotos y mucha información de ese lugar. Y se nos ocurrió una nueva idea. En el mes de agosto del año 1990 siendo director del Colegio que después fue Universidad, el Lic. Morales y el director académico el Prof. Olmedo, les propusimos hacer un trabajo sobre conservación del suelo en ese ámbito educativo tan importante. El mensaje que llevamos como parte de la estrategia era que el suelo es un bien de todos. Un bien que tiene que ver con nuestra vida. Dependemos de el para alimentarnos, vestirnos, entonces no puede ser que hablemos del tema solo con los productores, toda la sociedad tiene que saber sobre el suelo y su importancia de mantenerlo sano y que mejor entonces que ese Colegio con tanta cantidad de alumnos, ubicado en medio de comunidades rurales. Ellos dijeron sí y nos permitieron llegar a más de 1.100 alumnos desde educación primaria hasta terciaria”. Durante un intenso mes, llegó día tras día Italo Culasso al Colegio de la Villa Libertador. Se instalaba y comenzaba sus charlas. Todos los docentes y alumnos lo escucharon y además vieron en el campo demostrador de su mismo Colegio, todo sobre erosión y conservación de suelo. Se ideo un concurso y realizaron los alumnos un trabajo práctico de láminas o escribieron sobre el tema. “Luego hicimos un Seminario. Estuvieron presentes alumnos, docentes, profesionales, productores, representantes de organismos, entidades y técnicos de la EEA INTA Paraná. Fueron dos días muy productivos de trabajo. Osvaldo Paparotti, era coordinador del área suelo de la EEA INTA Paraná y estuvo con todo su equipo de profesionales. Luego vino el gran acto de cierre que se realizó en el salón auditorio del Colegio. Frente a 3000 personas, las autoridades del Colegio expusieron sobre la experiencia y se entregaron los premios a los alumnos ganadores. La Bolsa de Cereales a través de su presidente, Horacio Gaviola le entrega una

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plaqueta en reconocimiento al trabajo realizado y por ser la primera institución educativa conservacionista de la región”. Esto que se hizo en Villa libertador se hizo luego en Aranguren, Crespo, Ramírez y Seguí porque era un compromiso entre el Consejo Asesor de la AER, los docentes y los profesionales de la actividad privada que nos apoyaban para concretar as actividades. Vuelo de compromiso con el suelo En 1988 se invitó muy especialmente a realizar vuelos de reconocimiento del problema de la erosión a Intendentes, Diputados, Senadores, periodistas, Presidentes y gerentes de Cooperativas, etc. Se hizo luego una reunión muy grande en el local de la AER INTA de Crespo para sacar conclusiones sobre lo observado y concurrieron todos los que volaron y productores y técnicos. “Un mes antes del vuelo se trabajó en cuatro campos de los demostradores en todas las zonas. Concurrieron productores invitados y estos con un técnico como guía del grupo vieron el problema y las soluciones. La idea era que los productores mismos nos digan cuales eran sus limitantes para adoptar la tecnología. Salen cuatro informes de los cuatro grupos con las limitantes a la adopción de tecnología conservacionista y cuáles serían los motivadores que impulsarían esta actividad. Ese trabajo lo expusieron los productores frente a un panel con todos los que volaron. Fue muy positiva esa actividad porque en las poblaciones involucradas aparecieron rápidamente ordenanzas municipales que declaran a la conservación de suelos como muy importante y ceden las máquinas para construir terrazas. Los Diputados y Senadores provinciales también hicieron luego lo suyo y empiezan a elaborar un proyecto de conservación de suelos que sirvió como base para aprobar por unanimidad la Ley provincial de Conservación de suelos del año 1989. Perseverancia en las acciones de conservación del suelo productivo “Sigo pensando que ha sido unos años muy duros. Cuando tomamos esta decisión, este desafío, nosotros no sabíamos exactamente adonde íbamos a llegar, pero encaramos con mucha fuerza, tenacidad, con mucha 97


persistencia y gracias a haber detectado una serie de estrategias que dieron en el blanco, hoy a la distancia estamos muy agradecidos por haber reorientado el trabajo de la AER hacia el manejo y conservación del suelo. Las acciones de multiplicación de estas acciones fue muy grande y la institución puede estar muy conforme de todos estos trabajos y logros. Estoy mancomunado y en total acuerdo con la filosofía y el pensamiento Hugh Bennett que decía que la conservación del suelo la debe hacer el pueblo. No puede ser hecho de otra manera porque el pueblo debe saber cómo y cuándo hacerla. La educación todavía es la fuerza más poderosa que tiene el hombre, por el cual nosotros apuntamos a la educaron de toda la comunidad. Agradecimiento a un montón de gente porque uno no trabaja solo, necesita coordinar y articular con el resto de la comunidad. Al equipo de la AER con Graciela Pasgal y Ricardo De Carli haber conformado un equipo que iba para adelante. A los demostradores que nos dieron su tiempo que le retacearon incluso a su familia y que nos abrieron las tranqueras confiando en nosotros y nos dieron su campo para hacer ensayos. Agradecerle a todo el sistema educativo de toda el área de influencia que es muy grande. A las Cooperativas desde su consejo de administración hasta sus presidentes, sus gerentes y sus técnicos, porque siempre tuvimos sus puertas abiertas. A los profesionales técnicos de la actividad privada porque con todos ellos fuimos desarrollando y multiplicando todas las acciones. Un agradecimiento muy grande y muy especial a mi esposa Marta por haberme bancado tanto tiempo, con mucha paciencia y con mucho amor. A mis hijos por el tiempo que les he sacado. A Dios por haberme dado salud y capacidad de trabajo, para avanzar con mucha perseverancia y no claudicar en esta gran empresa”.

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Graciela Pasgal

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Graciela Pasgal Asistente Técnico Administrativo AER INTA Crespo Crespo

La Agencia de Extensión Rural de INTA Crespo tiene una larga y reconocida trayectoria en el medio urbano y rural. Fue la primera en su género en la provincia de Entre Ríos. Inició sus actividades el 1º de junio del año 1966. Las AGENCIAS DE EXTENSION RURAL son el lazo de unión entre el Investigador y la Comunidad Rural. Esta premisa fue cumplida plenamente por Italo Culasso y su equipo de personas que llevaron adelante un sinnúmero de actividades entre las que se destacó el de la Conservación del suelo. Cuando hablamos de equipo inmediatamente aparece el nombre de la Sra. Graciela C. PASGAL, responsable del área Apoyo Técnico-Administrativo de la AER Crespo, porque ella tuvo destacada participación en las actividades sobre conservación de suelos que se llevaron y se llevan adelante desde la institución. “Yo arranque a trabajar en INTA el 2 de junio del año 1980. Un año antes había ingresado el Ingeniero Culasso que estaba a cargo de la jefatura. Se iniciaron las actividades con un relevamiento para contar con información y redireccionar estrategias de trabajo. Surge fuertemente una demanda muy importante que fue el tema conservación de suelos. Nosotros trabajábamos en INTA en proyectos enfocados a nivel producto. Entonces el desafío de plantear una temática que hasta ese momento no estaba considerada como tema relevante dentro de la institución, fue toda una cuestión”, cuenta Graciela. El Diagnóstico de situación mostraba con mucha claridad que la degradación del suelo se revelaba como la limitante más importante en todos los sistemas de producción, por lo tanto desde una institución pública como el INTA había que hacerse cargo. Sectores productivos y sociales de

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la comunidad estaban demandando que se trabajara en estos temas. La Agencia lo planteo a nivel institucional y se comenzó a trabajar. “Me acuerdo que se informaba en planillas muy grandes que era el registro de actividades mensuales, el RAM, y todo lo que era el trabajo en conservación de suelos de manera incipiente se registraba dentro de una codificación como doble 00 Misceláneas. Es decir no existía. Era una temática más dentro de todos los temas que se trabajaban en la institución. Cuando se comienza a trabajar específicamente en el tema erosión y conservación de suelos el INTA lo releva como trascendente a nivel programático y se le incorpora el código 042 que era el código de conservación de suelos. A nivel institucional me parece que es un logro que hay que destacar porque la demanda territorial surge a través de una Agencia de Extensión Rural. Es muy importante porque se atiende lo que está pasando en la zona donde uno está trabajando. La demanda era de los productores hacia el INTA y nuestra responsabilidad era acercarle soluciones”. El equipo vale Lograr conformar un equipo de trabajo donde se interactúa y se potencia el trabajo conjunto, es muy enriquecedor. Eso fue lo que pasó en la AER INTA Crespo. Trabajar sobre conservación de suelos en la década del 80 fue un hecho innovador para el personal, para la Agencia y para el INTA en general. “Era un tema tan convocante, tan trascendente, tan innovador. Todo era muy dinámico, muy complejo, porque había muchas reuniones. En cinco días hábiles teníamos 10 reuniones. Fue muy interesante, muy enriquecedor, fue mucho trabajo y fueron épocas institucionales donde no había presupuesto y había que generar alianzas estratégicas con instituciones, cooperativas, empresas para poder seguir trabajando. El trabajo jamás se paró por escasez presupuestaria. Nosotros teníamos el compromiso de responder a lo que los productores demandaban. Era un compromiso institucional y personal”.

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Un rato en la oficina y otro en el campo “Empaticé rápidamente con la problemática de conservar el suelo porque mi perfil va más para el lado de atender las necesidades de la gente. Me acuerdo que con la vieja Ford Ranchero salíamos los días de lluvia a la ruta. Yo manejaba y el Ingeniero Culasso sacaba fotos parado en la caja. El agua corría como loca a través de la pendiente en los lotes con erosión. Esas fotos se usaban luego en los paneles o se mostraban en las charlas de concientización. Ahora es más fácil por los recursos informáticos, computadora, etc., que existen pero antes era todo un trabajo extra muy arduo el de preparar materiales para capacitación, ya sean afiches, fotografías, hojas informativas. Entonces era más duro porque había que dedicarle mucho más tiempo y el tiempo no abundaba”. El 7 de julio un día muy especial en Crespo El 7 de julio es el Día Nacional de la Conservación del suelo y en Crespo se vivía de una manera muy especial. Instalar ese DIA en Crespo y zona fue un hecho trascendente porque se instaló en el calendario y las instituciones y entidades lo consideraban. Eso fue obra de la Agencia de Extensión Rural del INTA. “Fue una etapa muy rica, de reuniones multitudinarias. De mucha conexión con la comunidad. No se ha resuelto el tema de la erosión hídrica. La adopción de tecnología no es tanta o no fue tanta como lo que deseábamos años atrás. Queda mucho camino por andar y hay que seguir bregando para que el productor entienda que no puede perder su suelo porque no solo pierde su producción y su rentabilidad sino que pierde el legado a las generaciones futuras”, finaliza Graciela Pasgal.

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Rub茅n Bar贸n 103


Rubén Barón Productor Agropecuario Crespo

“Los estaba esperando”, nos dijo sonriendo, Rubén Barón. Promediaba la mañana, pero hacía mucho calor. Nos acomodamos bajo un alero sombreado, lleno plantas y de pájaros que bullían por los alrededores. Rubén sigue viviendo en la misma casa donde nació y se crió. En este campo su padre se dedicaba a sembrar trigo, maíz y criar gallinas. En este mismo lugar encontró desde pequeño el gusto por el campo y en él se quedó. Rubén termino la primaria y decidió quedarse en el campo. La producción en ese momento era mixta. Hacían agricultura, avicultura y tambo. Hizo un curso en el INTA Rafaela para mejorar en la actividad, pero al poco tiempo abandonaron la actividad tambera. Cambiaron por invernada, pero también la abandonaron. Ellos eran agricultores. En esa actividad se sentían cómodos y lograban buenos resultados. Rubén siempre fue inquieto y curioso. Buscó capacitación y realizó cursos en la Cooperativa La Agrícola Regional de Crespo y en el Centro de Capacitación Integral (CECAIN) del INTA Paraná. “Mi padre venía haciendo las cosas de una manera, pero nos dimos cuenta que tendríamos que mejorar. Corría el año 1980. Comenzamos con la innovación de fertilizar con gallinaza, distribuida en todo el campo. Mi padre hasta ese momento solo la echaba en las esquinas del campo para tapar las zanjas cuando limpiaba los galpones de ponedoras. Probé en un campo de avena y la mejora era del mil por ciento. Era un campo bajo y de baja fertilidad, de tierras blancas, pero igual la avena era verde oscuro y alta y en el otro campo, nada que ver”, dice Rubén. Al año siguiente la empresa Sagemüller les prestó una abonadora que se fabricaba en Crespo y con Italo Culasso hicieron el primer ensayo de fertilización con gallinaza en un lote de maíz. Fueron solo 10 hectáreas. La mitad del campo se abonó con 4000 kilos de gallinaza. Tuvieron una diferencia muy grande en 9 híbridos abonados, con un rendimiento de 4.800 kilogramos por hectárea. El testigo sin abono, solo logró 3.000 kilos. Al año siguiente volvieron a fertilizar con gallinaza, llovió 104


mejor, vino todo mejor y les rindió 8.000 kilos de maíz por hectárea en un lote nuevo y con la fertilidad residual el lote del año anterior alcanzó los 7.000 kilos por hectárea. El testigo solo 5.000 kilos por hectárea. Un deterioro lento pero previsible del suelo. Única Solución: terrazas “Mi padre no sacaba más de 30 quintales de maíz por hectárea y en la zona casi todos lograban lo mismo. Teníamos abonada la tierra con gallinaza, todo muy bien, pero veíamos el problema grave de la erosión. Me propuso Italo Culasso construir terrazas. Yo iba a las charlas del INTA y en teoría ya sabía de las terrazas, pero nunca las había visto personalmente. Nunca nos habían llevado a un campo para ver terrazas. Dudé un poco, al principio, pero Italo era corajudo y la empresa Sagemüller presto un tractor, el INTA Paraná presto un arado de tres puntos y así se armó la orquesta. Vinieron al campo Egidio Scotta y Osvaldo Paparotti de la Estación Experimental de Paraná y en un día marcaron las terrazas en un lote de 10 hectáreas y enseguida las construimos. Tuve siempre una resistencia de mi padre a las cosas nuevas. No me apoyaba y en este caso peor, porque él tampoco había visto nunca una terraza. Me encaraba y me hablaba en alemán delante de los ingenieros y me decía, ¿“vas a hacer esas zanjas en el campo y cómo vas a arar adentro?. Las quería borrar a las que habíamos hecho. Ni bien terminamos de construirlas empecé a ensayar en vacío, con la sembradora de maíz, maniobrando entre las terrazas. Había que aprender, sí o sí a trabajar dentro de ellas. Ese año nos fue tan bien que hicimos de nuevo maíz con barbecho y nos dio 6.200 kilos por hectárea de promedio. De allí en adelante seguí haciendo las rotaciones en ese mismo campo como las hago hoy: maíz, trigo y soja de segunda”. Hacer terrazas en esos años era tratar de vender un intangible. No había terrazas en la zona para poder verlas en acción. Solo teoría. “Siempre se hacen los desagües empastados para que el agua salga despacio por un cauce, si es posible, natural, con una buena batea para que no haga cárcavas si la lluvia es fuerte y sobra el agua”, asegura Rubén Barón, que a fuerza de tanta lucha hoy es un experto en el tema terrazas de evacuación para el control de la erosión hídrica. Yo tengo la prueba que si llueve 60-80 milímetros en dos días, no se pierde casi nada de agua. Penetra todo, pero cuando llueve grande, en 20 minutos rebalsa bastante”. Con las terrazas en el campo, la cosa es distinta ahora. No vemos ahora más ni una sola zanja. Antes yo tenía que levantar el arado, es decir tirar la 105


piola, cada a rato, por las zanjas. Ni con el tractor se podía pasar por las cárcavas. En algunos momentos de mucha erosión mi padre agarraba el sapo o sea la pala de mano y dos caballos y tapaba las zanjas para luego pasar con el tractor”. Rubén fue el primero en construir terrazas en Crespo y zona en el año 1981 “Es que yo no quería heredar un desierto, porque era por demás preocupante el tema de la erosión en nuestro campo”, asegura Rubén. Los Barón construyeron las primeras terrazas en Crespo y fueron los primeros demostradores de INTA. Llegaban hasta su campo contingentes de productores e Ingenieros Agrónomos para ver los lotes sistematizados con terrazas de evacuación. Después de un tiempo mejoro todo y en cinco años o seis años sistematizaron el total de las 96 hectáreas de su campo propio y luego le agregaron otro campo que compraron y tienen así sistematizadas con terrazas un total de 160 hectáreas. “Quiero destacar el apoyo que el INTA de Crespo me dio a través de Italo Culasso y la Experimental de Paraná con Osvaldo Paparotti y Egidio Scotta. El INTA estuvo en todo momento y además hizo todo el trabajo con sus profesionales y no tuve que pagar ni un solo peso, solo me jugué para hacerlo. Digo me jugué para hacerlo porque fue difícil para mí pasar por sobre la voluntad de mi padre. Pero tuve que hacerlo. Eso es lo que más me costó porque no es bueno hacer eso con el padre. Mi padre se iba dos o tres días por asuntos familiares y yo levantaba los alambrados y terrazeaba el campo. Me decía de todo cuando volvía porque no podía entender que yo luchara tanto para conservar el suelo. ¿Cómo quería que yo cambie si no me dejaba trabajar como se debía? Capaz que me iba del campo si no podía hacerlo, porque a mí me gusta hacer las cosas de la mejor forma. El tiempo me dio la razón. Los vecinos embarullaron un poco a mi padre con sus comentarios en contra de las terrazas, pero seguro que al final de su vida se convenció, porque los rindes eran mejores y no veía más zanjas”. Para muestra de que a Rubén Barón le gusta hacer las cosas bien, vale esta anécdota: en ocasiones contrató un camión para levantar la tierra que se acumulaba por la erosión en las esquinas del campo. Pagó 130

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camionadas de tierra que distribuyó en un lote. Pasó luego un rabasto para emparejar y recién allí construyó las terrazas. Llegó la Siembra Directa Llegó la Siembra Directa y con Italo decidieron probar en el año 1986 con un ensayo de soja después de trigo. La máquina fue una Migra y un kit que la empresa Folmer que sacó para eso y que Rubén conserva todavía hoy. Hicieron la experiencia con una franja en el lote donde se hicieron las primeras terrazas. No les fue bien porque no había humedad para el nacimiento esa campaña. Al año siguiente hicieron la experiencia en otro campo y los resultados fueron muy buenos, siempre en una sola franja. Desde ese momento siembra directa que entró un día, se quedó para siempre, en lo de Barón. “Hice siempre trigo, soja y probé luego con maíz y me trataron de loco en esos años. El maíz es muy importante para nosotros, por eso siempre tengo más hectáreas de maíz. Siempre mantuvimos las gallinas, porque mi padre fue pionero y comenzó la actividad hace más de 50 años. Él llegó a tener 5.000 gallinas en piso y ahora hay 20.000. Tenemos además feet lot, por eso tanto maíz”.Que no falte el agua Corría el año 1995. Rubén concurría a Ferias y Exposiciones y en todos lados estaba como novedad el tema del riego y se exhibían equipos y se daban charlas. Rubén compró un equipo. “Me costó porque mi familia no me apoyó. Compre un pivote de 20 hectáreas que trasladaba por todo el campo. Con el plus que me dio pagaba el Leasing del equipo. Unos años después compre un equipo de 40 hectáreas. En el 2008 se vio el beneficio porque a 1.500 metros de casa sacábamos 50 quintales nada más. Acá al lado de mi casa con riego 80 quintales. 50 y pico 60 quintales es el promedio en la zona y nosotros logramos 90- 100 quintales. Al trigo casi no lo riego porque con los precios actuales no es rentable. Atiendo bien el maíz y la soja porque son los insumos que necesito para las actividades de las gallinas ponedoras y le feedlot”.

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Legar el amor por la tierra Rubén Barón y su inseparable esposa tienen tres hijos (dos varones y una mujer). Todos tienen incorporado el mensaje conservacionista y viven y trabajan en función de él. “Mi hijo mayor está casado y tiene una hija de 2 años y el tema conservación de suelos lo tiene tan incorporado como yo y eso es muy alentador. Cuando me siento un rato a descansar pienso mucho y el balance es siempre positivo. Estoy muy conforme con todo. Mi mujer me acompaña en todo y compartimos todo lo que hacemos. Quisiera tener más hijos porque lo que se logró es suficiente para vivir bien todos. Siempre estoy al tanto de todo lo que acontece dentro y fuera del sector y los hijos nos incentivan en esta etapa de nuestras vidas a participar en gremialismo y política. Queremos ser ciudadanos con participación y trabajar con gente que entienda de campo. Hay una mentalidad muy cambiada, para bien. El futuro será muy bueno. Que los jóvenes que no se dejen de instruir para ser cada día mejores. Hay que luchar para convencerlos para que no se vayan del campo”.

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Dante Bolzán Productor Agropecuario Crespo

A solo una legua de Crespo tiene su campo Dante Bolzán. Llegamos una mañana de un día templado, solado, sin viento, agradable. Dante nos recibió en una galería amplia, cubierta de flores y plantas. Sobre una mesa de jardín, el mate preparado. Allí empezamos a desandar camino en su historia de vida y un tiempo después decidimos seguir charlando mientras caminamos el campo, en un lote que mucho antes había estado erosionado y ahora lucía pleno de trigo maduro. Este campo era de sus abuelos. Lo heredó su madre. Dante tuvo un solo hermano. Completó la escuela primaria y se quedó trabajando en el campo con su padre. Dante muy inquieto y curioso hizo cursos de capacitación en el INTA y la Cooperativa La Agrícola Regional de Crespo. Fue alumno del CECAIN, (Centro de Capacitación Integral del INTA Paraná). Su hermano Danilo se fue a estudiar a la Fuerza Aérea Argentina. Murió en combate, piloteando su avión, en las Islas Malvinas, con el grado de Capitán “Para nosotros como jóvenes de campo era muy bueno concurrir a cursos y capacitaciones porque teníamos contacto con muchos profesionales de varios rubros. Al quedarme en el campo empecé a ayuntarme cada vez más. Siempre viví en familia y en casa de mis padres. Me casé y vivimos hasta hoy aquí en la misma casa y produciendo en este campo”, cuenta Dante. Su padre tenía tambo y agricultura. Sembraba trigo, lino, sorgo y pasturas para el tambo. Repartían el campo entre ambas actividades. Dante muy joven aún notó el tema de la erosión hídrica. Su padre no le daban mucha importancia a eso, pero él prestaba mucha atención cuando los profesionales hablaban del tema. “Había cárcavas y se araba a favor de la pendiente. Nosotros empezamos a trabajar distinto a partir de los cursos de capacitación donde se nombraba o se estudiaba el problema de los suelos. En la década del 80, ya casado, empecé a tomar más conciencia y a tratar de solucionar el problema. En los tiempos anteriores se veía y se hablaba el problema pero todavía no había como parar la erosión. Tapábamos las cárcavas con el arado y seguíamos 110


hasta la próxima campaña. Italo Culasso comenzó a visitarnos y se interiorizó del tema de la erosión. Llegaba con su rastrojerito y sacaba fotos a los campos. Empezó a caminar los días de lluvia por los lotes y en una oportunidad me mostró fotos de mi campo, donde la lluvia se había llevado todo”. Italo Culasso, jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA Crespo, apasionado, inquieto y trabajador incansable, empieza, según Dante, a llevar el mensaje de conservar el suelo y a interiorizar más gente y a perfeccionar la técnica de la conservación de suelos con la construcción de terrazas, que ya se había desarrollado en la EEA INTA Paraná. Trataba mucho con los jóvenes, pero no fue fácil, porque si bien los jóvenes trabajaban en el campo, no podían tomar muchas decisiones. “No decidíamos sin el permiso de nuestro padre. Costó entonces imponer la idea de construir terrazas. Mi padre, Delfín, no era fácil de convencer, pero nos dijo a Culasso y a mí, hagan y vemos. Nos ofreció para la prueba un lote de 20 hectáreas que era muy complicado porque tenía tres pendientes. No teníamos que poner dinero, solo el trabajo y lo hacía yo que era joven. Marcaron la primera terraza con arado de cuatro rejas. Italo iba adelante y sacaba las estaquitas y yo atrás con el tractor. Era un campo muy duro y con mucha gramilla. Construimos las terrazas y también los desagües. Había que tener mucho cuidado en los comienzos porque si se cortan las terrazas de entrada, uno se desmoraliza. Los desagües eran empastados y me acuerdo de ir a tirar urea para que crezca rápido el pasto verde en el desagüe. Y llovió. Y fue una lluvia importante y el agua se manejaba correctamente y no se cortó ni una sola terraza y todo anduvo muy bien, como decía la teoría. Fue así que con el entusiasmo nos terminamos de convencer”. Su padre avaló entonces, luego de la exitosa experiencia, para que se sigan construyendo más terrazas. Se invitaba a muchos vecinos a lo de Bolzán para mostrarles cómo se construían y cómo funcionaban las terrazas. “Éramos demostradores de INTA entonces, porque cuando un productor lo dice era más fácil y más creíble el mensaje, en aquel momento. Yo me acuerdo que otro productor veía que desde la loma se iba la tierra al bajo pensaba que el bajo se estaba rellenando y que eso era bueno. Pero Italo nos mostró gráficamente con los camioncitos cuanto se nos iba de tierra

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fértil en una lluvia. Esos camioncitos para los productores fueron la forma más clara de exponer el problema de la erosión”. Desde el aire: otra visión del problema El Ingeniero Italo Culasso y su equipo de la Agencia de INTA diseñan y ponen en práctica nuevas estrategias. Lo de las terrazas ya se conocía bastante y había mucho material de difusión y encuentros de capacitación, pero en la práctica no se construían tantas como eran necesarias. La nueva idea es realizar vuelos de reconocimiento para seguir concientizando. “Sagemüller presto gentilmente su avioneta y un grupo de productores volamos por primera vez y vimos desde el aire, el problema y las soluciones. Era otra visión del problema. Fue inolvidable no solo por el vuelo en sí, sino porque uno que nace en el campo y trabaja desde chiquito la tierra y se impacta al ver desde el aire como se nos iba nuestro suelo y las cárcavas y los arroyos que se siguen agrandando. Fue un impacto fuerte y una cosa muy linda y muy útil. Fuimos unos privilegiados al poder ver eso desde el aire. Yo me había planteado desde hacía mucho tiempo antes que tenía que seguir cuidando el suelo, pero ese vuelo nos abrió los ojos. Esa experiencia pudimos llevarla y contarle, con fotos, tomadas por Italo Culasso, todo lo vivido a nuestros pares”. Ver para creer. Ver para contar Cada uno de los que volaron contó su experiencia en una gran reunión y mostraron imágenes impactantes sobre lo que era el problema de la erosión en los campos. Esos mismos productores crearon en esa misma reunión la “Asociación Amigos de la Conservación del Suelo de Crespo”. Respaldados ahora por esa institución, tenían un poco más de peso y volvieron a la carga con nuevas ideas y redoblado esfuerzo porque había que mostrarle a toda la sociedad, que el problema de la erosión existía, que era grave y había que darle solución en forma urgente. “Fuimos entonces a un convenio con la Fuerza Aérea, Brigada Aérea Paraná y después del vuelo en avión vino el helicóptero, para seguir recopilando material para exponer y divulgar la técnica de la conservación del suelo. Los resultados fueron buenos. El INTA hacia su esfuerzo pero el resto del estado no podía estar ausente y entonces volaron los políticos y nació tiempo después la Ley de Conservación de Suelos. Era lo que 112


nosotros decíamos, que los productores hacemos la conservación del suelo, pero el estado no debía estar ausente de nuestro esfuerzo”, asegura Dante. Se hizo realidad el sueño Le pregunto a Dante Bolzán si es consiente que ellos fueron los pioneros de un tema que luego termina en una Ley y él me asegura que no, que lo hacían con el solo interés de ayudar a divulgar el cuidado del suelo, porque de eso dependía su futuro y el de sus familias, nunca pensaron que podían llegar a tanto, porque eran épocas difíciles en todo sentido. “Con simpleza y humildad de parte de todos, se hizo realidad nuestro sueño. Fue un trabajo muy en conjunto y no pensábamos que tendría un notable éxito. Por mi parte cumplí con la premisa de cuidar el suelo y estoy tranquilo, como productor. Nicolás, mi hijo, hoy está recibiendo el legado y sigue viviendo y produciendo en el campo de sus abuelos y cuidando el suelo. El recibió desde que nació el mensaje conservacionista y tiene allanado el camino. Por eso mi mensaje es que cuidar el suelo es algo que debemos seguir haciendo. A veces cuando recién se arranca nos cuesta porque los resultados no son inmediatos, pero debemos seguir cuidando nuestro suelo, porque es la mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos y a la Provincia y a la Nación, produciendo cada vez más y mejor”.

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Raul Rickert

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Raúl Rickert Productor Agropecuario Seguí

Viajamos desde Crespo hasta Seguí a mediodía día. Hacía mucho calor. Nos costó ubicar el campo de Raúl Rickert. Interrumpimos la siesta de varios vecinos pidiendo que nos guíen, pero llegamos. Estacionamos en la puerta misma de una casa moderna, totalmente rodeada de trigo, aún verde. El trigo verde es otro verde, porque por doquier es verde todo en el campo, de esta calurosa primavera. Descendemos y a pesar del sol que quema, nos quedamos quietos a cada lado del auto. El motivo es simple, una hermosa Rottweiler nos mira atentamente. Sale Raúl, sonríe, dos da la mano, nos invita a pasar y ya estamos conversando. Estamos nos dice, en el campo que heredó de sus padres y que el conserva y mejora todo el tiempo. Raúl es un hombre calmo, de hablar pausado, pero firme en sus convicciones. Desde joven participó de la actividad gremial en Federación Agraria Argentina desde los Centro Juveniles y llegó a Delegado. También se destacó como dirigente del Cooperativismo e integrante del Consejo Asesor del INTA. Pero por sobre todas estas cosas Raúl Rickert es productor agropecuario. De los que produce mucho y bien conservando y hasta mimando su campo. Fue pionero en muchas cosas, pero sobre todo en el tema conservación de suelos con terrazas de evacuación para corregir el problema de la erosión hídrica. Cuenta que comenzó en el año 1986 sistematizando un lote de 24 hectáreas que era en ese momento el más erosionado. Construyó terrazas y ese campo se pudo conservar. Tan grave era el problema que los campos vecinos linderos perdieron el campo por la erosión. “Hay fotos aéreas que muestran que los campos vecinos estaban laborables cuando yo comencé a construir terrazas y hoy ya no lo están. Están abandonados. En el 90 se hizo otro lote que fue demostrador para alumnos y profesionales, productores. Era un lote pequeño pero con muchos problemas y sin embargo solucionado el problema se ha sacado muy buenos rindes en ese lugar: 5000 kilos de trigo. 7 mil de maíz precoz. 4000 de soja”. 115


Raúl asegura que por su experiencia que no basta con hacerle terraza a un campo, porque eso solo soluciona el problema de la erosión. Además dice que hay que incorporar permanentemente rastrojos, rotación, fertilización y Siembra Directa. “Aquí se ha incorporado desde hace 25 años o 30 años cama de pollo y gallina. Se adquirió toda la maquinaria para cargar y distribuir el guano. Otra cosa importante es el asesoramiento de un Ingeniero Agrónomo. Yo lo tengo en forma permanente y eso es muy valioso porque el técnico que viene de afuera tiene otra visión. Es imprescindible la rotación permanente entre trigo, soja y maíz de primera”. Mostrar terrazas y convencer que funcionan no era fácil Raúl fue un pionero en muchas cosas. Dice que aprendió trabajando y en charlas y cursos varios. Fue alumno del CECAIN y está muy agradecido al INTA. “Todo esto de la conservación del suelo se lo debo al INTA Paraná y a Italo Culasso de la AER INTA de Crespo”. Nació y se crió en el campo. En este mismo lugar trabajó desde niño pero según sus palabras arrancó fuerte después de cumplir los 20. Una vez con mí padre, José Alfonso, aramos con arado de reja un lote que era igual que otros de aquí, largo y fino y terminan en el arroyo. Lo aramos a favor de la pendiente y allí al arar cuesta abajo me di cuenta que el suelo se iba al arroyo. Era la década del 70 y nadie hablaba del problema de la erosión. Tome conciencia y muy enserio del problema. Por eso estoy seguro que no hay en la zona otro que lo haya hecho primero control de erosión. Convencer a mi padre no fue tan fácil porque muchos amigos le hacían comentarios en contra de las terrazas, como por ejemplo le decían, ¡ummm!, zanja para tapar zanja. Otros le decían la tierra es como la masa, cuanto más la trabajas mejor queda. Son diferentes formas de ver una realidad”. A Raúl le pasó lo mismo que a todos los pioneros en la construcción de terrazas. Hasta que no la vieron funcionar no se convencieron de su utilidad.

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“Construí las terrazas y con la primera lluvia fui a ver y funcionaban muy bien. Mi vecino por donde pasaba el canal colector me decía “vos vieras como junta agua el canal”. Hoy el campo de esos vecinos son chacras viejas abandonadas y llenas de árboles porque años atrás no era fácil convencer a la gente que había que hacer terrazas. Por eso ahora muchos de mis vecinos ya no existen más, desaparecieron como productores. Yo siempre fui distinto, diferente y trabaje distinto. Tuve siempre otra visión de las cosas. Fui demostrador de INTA entonces y la gente venía a ver cómo era esto o me llevaban a contar mi experiencia en Jornadas, Escuelas y en la misma Facultad de Oro Verde. Es raro todo esto, yo que tengo solo la escuela primaria exponiendo para los profesionales”. Raúl por su modestia no cuenta, pero conocemos un póster realizado en la Agencia de Extensión Rural del INTA de Crespo que es una foto del lote con sus primeras terrazas. Esas mismas primeras terrazas que hoy treinta años después siguen funcionando a la perfección. Acá no se toca nunca más un arado - “Abracé la directa. Acá no se toca nunca más un arado”.- Es contundente Raúl en su comentario y agrega,” la siembra directa es una gran cosa. Para conservar la humedad y que la tierra no se vaya, hay que cubrir el suelo. Se debe sumar tecnología y manejo para salir adelante. Arrendo un campo y tengo contrato de uso permanente, renovable cada 3 años. Son 150 hectáreas que antes estaban divididas en 10 lotes. Saqué los alambrados y quedo un solo lote sistematizado y mantenido. Se debe sumar tecnología y manejo para salir adelante”. No es fácil interrumpir una conversación tan interesante y despedirse de este Raúl Rickert tan lleno de templanza y sabiduría y menos porque afuera de la casa y su confort el sol de la siesta calentó el aire lo suficiente como achicharrarnos los sesos. Volvimos repasando pasajes de la charla con Raúl y concluimos que como él dice, “hay que estar abierto de mente para abrazar los cambios. Se aprende escuchando y viendo el logro de los demás. Hay que tener visión pero no dejar de trabajar nunca. Cuidar con celo el pedazo de campo que le fue legado y mejorarlo siempre, para que cuando llegue el momento lo puedas entregar a los hijos en las mejores condiciones”.

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Alfredo Redondo

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Alfredo Redondo Técnico Agropecuario Ex Segundo Jefe Área Agroindustria Colegio Adventista del Plata Libertador San Martín

Convocados por Italo Culasso viajamos desde Paraná a Libertador San Martín. Contemplando extasiados los pintorescos paisajes que ofrece la campiña del lugar llegamos una siesta a Libertador San Martín para conversar con Alfredo Redondo y Lynton Krum, ambos jubilados del área Agroindustria del ex Colegio Adventista del Plata. Ellos llevaron adelante el Departamento técnico de la institución y obtuvieron muchos galardones. Pero además fueron ellos los que construyeron las primeras terrazas en los campos mencionados. Nos contaron con pormenores la exitosa experiencia. Alfredo Redondo, es jovial, enérgico y siempre bien dispuesto. Nos aclara con una sonrisa Jubilados seguimos con el espíritu conservacionista. Es oriundo de Arrecifes, provincia de Buenos Aires pero en 1966 vino a Libertador San Martín, para cursar la escuela secundaria. Se incorporó al Departamento Agropecuario. Luego se recibió de Técnico Agropecuario en la Escuela Alberdi de Oro Verde y se incorporó al Departamento Agropecuario del Colegio Adventista del Plata. Era un orgullo pertenecer a este Departamento que contaba con agronomía, un tambo y una cabaña, pionera por su genética lo que les posibilitó obtener un Premio Gran Campeón en Palermo. Además fueron los primeros en hacer inseminación artificial en tambo en Entre Ríos y luego incursionaron en transferencia embrionaria. Redondo cuenta “Lynton era el jefe. Técnicamente no ignorábamos el problema de la erosión. Los rendimientos empezaban a ser pobres. Especialmente luego de haber llovido mucho. Sabíamos que había un sistema de sistematización pero no lo conocíamos profundamente. Conversamos sobre esta temática con el Ingeniero Italo Culasso del INTA de Crespo. Y el ya traía la misma problemática que era su vez la que varios productores estaban sintiendo 119


Paisaje con cárcavas y zanjones Y la constante de los rendimientos muy disminuidos. Y al preocupación del productor que veía el problema pero no sabía todavía como atacarlo. “Donde había ganadería la cosa era menos problemática y así en los campos del Colegio pudimos ganar un poquito de tiempo. Si hubiese sido solo agricultura los campos hubieran desaparecido mucho antes”, asegura, Alfredo y agrega que, “vino entonces la inquietud de sistematizar el suelo. Protegerlo y sacarle más rendimiento. Sabíamos que lo Incas hacían terrazas o en la provincia de Misiones, pero a nadie se le ocurría que en esta zona pudiéramos hacer terrazas. Pero las hicimos y comenzó a caminar bien este tema de las terrazas y la sistematización”. Se terminaron las terrazas. Había que verlas funcionar. La lluvia las probó en el momento más difícil “Estaban recién hechas, frescas. La lluvia vino a probarlas en el momento más difícil y funcionaron muy bien. Caminamos con Italo por el lote y todas las terrazas funcionaban muy bien. El agua caminaba despacito. Menos que paso de hombre y al final de la terraza el agua era ínfimo por lo que no producía ningún efecto lateral. Todo pasó muy bien. Y la próxima campaña notamos que el nivel de reserva de agua era muy buena en el cultivo que vino. Allí dijimos hay que hacer todo el campo. Varios se plegaron en ese momento”. Llegó al Siembra Directa y las dos técnicas se hermanan bien, eso es lo que comprobamos nosotros. La calidad humana sobrepasa lo técnico. Italo y su equipo pusieron todo para hacerlo bien. La concientización que se hizo con nosotros y con los vecinos y los alumnos fue muy importante. Un suelo deteriorado no se recupera de un día para otro. Hoy estamos viendo 40 años después los resultados. Si no se hubiese sistematizado este campo, toda su tierra fértil estaría en los arroyos. Todo lleva tiempo pero en algún momento hay que empezar.

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Lynton Krum

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Lynton Krum Ex Jefe Área Agroindustria Colegio Adventista del Plata Libertador San Martín

Lynton Krum y Alfredo Redondo comenzaron a trabajar en el Departamento Agropecuario del Colegio Adventista del Plata, casi juntos. Linton como Jefe tuve que llevar adelante el Departamento con solo 27 años de edad. A su lado acompañándolo siempre Alfredo como segundo Jefe. Lynton es entusiasta y dispuesto. Es el primero que se para frente al lote sistematizado que ahora está cubierto de soja y comienza a contar como fue el momento en que se enteraron que podían hacerle frente a la erosión hídrica. “Lo escuchamos a Italo Culasso en una conferencia en Crespo y presentó las transparencias con los célebres camioncitos que nos decían claramente toda la tierra y los rendimientos que perdíamos por culpa de la erosión. Yo tenía algo de información porque en la zona de Mansilla, de donde soy oriundo, conocí unos productores que araban cortando la pendiente con curvas de nivel. Terminó Italo su charla y yo dije acá está la solución. Le pedimos ayuda y comenzamos los trabajos en un lugar del campo del Colegio que le llamábamos el anfiteatro, por lo degradado que estaba. Piedra viva había. Había desaparecido el horizonte A, B, C y se veía solo broza. Construimos terrazas que están separadas a solo 10 metros por lo complicado del lote. De la loma al plan del arroyo Italo midió 30 metros de diferencia en solo 250 metros. Empezamos allí y luego seguimos por ser el más difícil y luego seguimos en otros potreros hasta completar prácticamente todo el campo. Italo nos ayudaba a marcar las terrazas y nosotros las construíamos con el arado a disco y una niveladora de tirar con el tractor que nos prestó la Municipalidad. La niveladora se prestaba luego a los vecinos que querían hacer terrazas.

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Y la lluvia cayó “Vino la primera lluvia y fue torrencial. Fuimos a ver el campo y nos dimos cuenta enseguida que funcionan las terrazas. Era un espectáculo verlas funcionar cuando llovía. Toda el agua ordenada llegaba a los canales y se iba al arroyo. Otro tema es que se vencieron muchos tabúes con respecto a cómo trabajar dentro de las terrazas. Nosotros comprobamos que no se demoraba mucho más y se recuperaba en potencia. No fue traumático en absoluto trabajar dentro de ellas. Por otro lado comprobamos en la campaña siguiente que las terrazas bien hechas hacen muy buena reserva de agua”. La Siembra Directa tocó la puerta un día Apareció la Siembra Directa y nos prendimos también. Fuimos con un grupo de productores, acompañados por Culasso a Chile y allí Carlos Croveto nos dijo que no hacía falta hacer terrazas con Siembra Directa y después cuando vino acá se convenció porque vio que es fenomenal la intensidad de la lluvia. Quiero decir que la terraza es la pionera en la conservación del suelo en Entre Ríos y quiero hacer justicia y decir también que el señor Italo Culasso nos llevó adelante. Él fue un Pionero con todas las letras. Nosotros no empezamos enseguida de visualizado el problema, pero hicimos lo que pudimos en nuestro momento para solucionarlo”, finalizó Lynton Krum.

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Actividades de Conservación de suelos en Libertador General San Martín Como fruto de la acción mancomunada entre el INTA y el Colegio Adventista del Plata la Agencia de Extensión Rural INTA de Crespo, en el año 1990 se desarrollaron múltiples actividades tendientes a generar una mayor conciencia conservacionista en toda la comunidad. Entre ellas se destacan: Charlas ilustrativas. Concurso literario y de afiches. Esta actividad implementada en la primera etapa contó con 300 alumnos del nivel primario y 800 alumnos del nivel medio y terciario del Colegio Adventista del Plata. Al mismo tiempo se efectuaron demostraciones a campo con recorridas para visualizar con docentes y alumnos el grave problema de la erosión hídrica y mostrar soluciones. Posteriormente los alumnos redactaban o confeccionaban afiches que eran sometidos a un jurado para decidir los ganadores. Seminario sobre Conservación del suelo. Esta actividad de la segunda etapa estuvo coordinada por la AER INTA Crespo y la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA y se desarrolló en la sede del Colegio Adventista del Plata, durante los días 21,22, y 23 de agosto de 1990. Al acto de cierre asistieron más de 3.000 personas. Por el INTA Paraná participaron en el dictado de charlas el Geólogo Egidio Scotta, Ingeniero Osvaldo Paparotti, Geólogo Carlos Vesco, Ingeniero Oscar Valentinuz, Técnico Luis López y el Licenciado César Valentinuz. Por la Asociación Amigos de la Conservación del Suelo, de Crespo, el Ingeniero Antonio Farall. Toda esta actividad se completó con trabajos prácticos a campo y gabinete y se presentó una exposición de fotos aéreas, mapas de suelo, fotos satelitales. Finalmente el día 23 de agosto tuvo lugar el acto de clausura del Seminario. En la oportunidad se hizo entrega de los premios a los alumnos ganadores de cada uno de los niveles.

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La Directora del ciclo Primario, Liria Hetze de Casali hizo uso de la palabra refiriéndose a la trascendencia de la actividad realizada. De la misma manera lo hizo el Director de Enseñanza media, profesor Juan C. Fontana. Posteriormente un representante del Departamento Agropecuario del Colegio Adventista del Plata hizo referencia de todas las actividades realizadas en relación con la sistematización del campo de la entidad con lo cual se convierte en demostrador de tecnología conservacionista. Por último el Presidente de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, Doctor Horacio Gaviola, hizo entrega de una placa recordatoria dedicada al Colegio como “Centro de Difusión Conservacionista”. Recibió el presente el Director general del Colegio, Licenciado Carlos Morales quien a continuación pronunció palabras de cierre. Orlando Vera Cruz, puso el broche final con un mensaje en canciones dedicado a la numerosa concurrencia.

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Juan Carlos Olmedo 126


Juan Carlos Olmedo Ex Director Académico Colegio Adventista del Plata Libertador General San Martín

Una siesta del mes de marzo nos detuvimos en la plaza de Libertador General San Martín. Teníamos muchas ganas de conversar con uno de los primeros docentes del reconocido Colegio Adventista del Plata. Todo fue muy fácil porque el Profesor Juan Carlos Olmedo con disposición y amabilidad nos recibió en su casa. Fue un verdadero placer compartir un tiempo con este hombre de mirada calma, que refleja sensibilidad, compromiso y convicción moral. Nos sentamos en unos cómodos sillones dispuestos al aire libre, entre plantas y flores y escuchamos atentamente su palabra. Olmedo modula perfectamente, maneja las pausas y los silencios y su mensaje convence e impacta. Corría el año 1990. Ya se estaba yendo la mitad del año. El viejo Colegio Adventista del Plata se transformaría en poco tiempo en la flamante Universidad Adventista del Plata. Por lo tanto había un interés sediento de actividades académicas y de extensión de la institución hacia la población. Eso también traía aparejado un interés muy particular en el Departamento Agropecuario que por aquellos tiempos era muy floreciente. Lo agropecuario junto con lo académico en una simbiosis perfecta había funcionado por años. Juan Carlos estaba entonces muy atareado pero prestó atención a una nueva actividad que le presentaba el INTA. “Ese año hubo un grupo de personas que yo no puedo olvidar que fueron las que me ilustraron sobre la importancia de la conservación del suelo. Los comarcanos tenían mucho interés por las actividades del campo. Alfredo Redondo y Lynton Krumm eran el alma de las actividades agropecuarias del Colegio. Allí entro yo en la escena desde el punto de vista académico colaborando en la organización propuesta al Colegio. INTA para nosotros era palabra mayor por esta y otras actividades. La institución toma la causa de colaborar en la divulgación de a la conservación del suelo. Yo no sabía nada de esto, pero cuando yo tome conciencia de esto fue cuando vi. Las terrazas en los campos de la institución. Me quedo entonces en la cabeza la idea de conservar el suelo. Por eso cuando llego la propuesta me

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interesé y dediqué el tiempo, apoyado por el rector para trabajar juntos INTA y Colegio”. Se hizo un movimiento que para aquel momento fue muy importante porque interesó en el tema conservación del suelo a niños de escuelas primarias, a docentes de nivel medio y terciario, población, al Sanatorio Médico, a las Municipalidades de la región, a las instituciones y entidades del sector rural. “El año 1990 marco a la historia de esta institución. Se organizó primero una exposición que fue plantando el tema, fue como la semilla para interesar a los alumnos. Hubo un concurso literario y afiches. Se dieron premios y se interesó a los padres. Luego se hizo un Seminario. Yo al principio le tenía poca fe al Seminario. Pero luego quedó en mi mente como algo brillante porque se unió el chacarero con el docente, el funcionario, la gente de los bancos y todas las instituciones de la sociedad. Fue multitudinario. Miles de personas estuvieron en ese momento unido en el tema conservación del suelo, pensando en defenderlo, cuidarlo. El Ingeniero Culasso iba al frente, convincente, practico, didáctico y nosotros lo seguíamos. Fue hermosísimo y toda una revolución. Yo tal vez lo hice sin darme cuenta, pero todavía me emociono al recordar. A mí me emocionaba saludar a cientos de hombres de campo que estaban mezclado con los niños en un gran salón. La Bolsa de Cereales reconoce a la institución como un centro que estaba transfiriendo un mensaje conservacionista Conjunción de voluntades y final exitoso Juan Carlos emocionado recuerda esos momentos vividos “No fui consciente en ese momento de la magnitud de la actividad que estábamos llevando adelante. Ahora si lo soy y me siento orgulloso de haber participado de eso tan importante. De haber colaborado un poquito y de haberme entusiasmado y emocionado. Una de las actividades de la que no me arrepiento. Cuando uno deja la vida activa, hace un repaso mental y hay varias cosas que no volvería a repetir, pero esta es una actividad que puedo volver a hacer y sentirme contento, lleno de alegría. Dio muy buenos resultados, lo viví y tengo conciencia para siempre que hay que hacer todo lo posible para cuidar y respetar el suelo. La conservación del suelo es un deber moral de cada habitante que habita sobre el”.-

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Liria Hetze de Cazares

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Liria Hetze de Cazares Docente Ex Directora Escuela Primaria - Colegio Adventista del Plata Libertador San Martín

El ing. Culasso se acercó a la escuela y presentó el plan de actividades para la acción mancomunada a llevar adelante entre el Colegio y el INTA. “Fuimos con los docentes buscando el espacio físico y organizando las distintas actividades para cubrir todo lo programado. El tema elegido era: Erosión hídrica y conservación del suelo en Entre Ríos. Liria nació y creció en el campo, en la zona de Ramírez y tenía conocimiento desde chica sobre erosión porque su papá comentaba siempre en su casa, pero como docente tenía sus dudas si el tema atraería a los niños. “Como docente y Directora tenía mis reparos porque pensé que le costaría a los niños entender el tema, pero fue todo lo contrario. Fue toda una revolución en la escuela porque los chicos quedaron entusiasmadísimos. Los padres nos contaban que en la casa los niños relataban las experiencias que veían en las aulas y con el lenguaje especifico. Eran charlas, trabajos prácticos y visitas al campo. Le presentaban el problema de la erosión y le mostraban la solución y los incentivaban a que encuentren la solución por parte de ellos. Algunos chicos fueron premiados por sus trabajos y pudieron como parte de ese premio volar en helicóptero. Yo los acompañé y vimos juntos desde el aire todo lo que era el grave problema de la erosión y también las soluciones con las terrazas. Fue algo realmente diferente”. Liria hablo en el acto de cierre del gran encuentro “Destaqué la rica experiencia y sobre final dije que las puertas de las escuelas estaban abiertas para nuevas actividades de este tipo, porque habíamos visto el interés de los chicos y lo positivo del trabajo. Los niños entendieron bien el plan y el mensaje conservacionista. Sería muy bueno hoy, aunque tienen otras herramientas, que los niños sigan en contacto con la tierra. La presencia del INTA fue muy positiva, nos abrió la mente y nos dio una cantidad de herramientas para seguir trabajando”. 130


Basilio Bojco

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Basilio Bojco Profesor de geografía - Colegio Adventista del Plata Libertador San Martín

Desde la institución los convocaron para un plan que para ellos era desconocido. Cuando empezaron a escuchar las disertaciones les agradó y empezaron a involucrarse en el tema. “Fue muy positivo para todos nosotros los docentes de nivel medio. Me llamo la atención el enfoque que INTA hizo para este programa porque nos envolvió a todos con mucho entusiasmo. Después cuando tuvimos la oportunidad de ir al campo a recorrer y ver sobre el terreno el problema de la erosión y las soluciones con terrazas y comprobar el entusiasmo de los alumnos, me di cuenta que en realidad la idea de INTA llegó en el momento justo y al lugar adecuado. Es muy difícil cambiar a un productor, porque el productor cree saberlo todo. Pero al trabajar con los hijos de los productores y el Colegio, la cosa fue distinta. El Colegio fue el primero en adherir al plan, las experiencias fueron yendo bien y el campo fue cambiando rápidamente. Todos fueron copiando la idea y creo que hoy todos están muy agradecidos al proyecto, porque hoy la agricultura tiene otro diseño, con otras expectativas, pero las tierras están conservadas de una manera mejor”. Los jóvenes de entonces recuerdan con cariño aquel evento El balance es que fue una linda y exitosa experiencia. Así quedó grabada en el recuerdo de todos. Dice Bojco, “Comencé a darme cuenta, cuando llegué, que estas tierras entrerrianas en las lomadas son más frágiles durante las grandes lluvias y era mucho lo que se iba hacia las partes y producía mucho daño. Era un cuadro duro de ver y los productores impotentes porque aparentemente no había soluciones. Yo creo que fue un gran acierto de parte del INTA empezar a trabajar en el tema control de la erosión. Hay historias de hijos que luego de capacitados, discutían con sus padres para imponerles la idea de construir terrazas. Tiempo después los padres agradecían, al ver resultados satisfactorios. Italo y su equipo fueron muy amables y nos permitieron ver con los vuelos, desde arriba, un problema que desde abajo 132


no se visualiza en la magnitud que realmente tiene. La educación es el mejor camino porque el chico es susceptible a las razones y cuando ve razones es el que más fácilmente se inclina al cambio. Es una gran bendición tener instituciones como el INTA. Sé que el INTA ha producido grandes revoluciones en diferentes ámbitos y la gente de INTA tiene sus corazones abiertos dispuestos a brindar toda su sabiduría y su conocimiento. Producen cambio y para bien eso es lo que aconteció aquí”.

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Dr. Edgardo Schneider

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Dr. Edgardo Schneider Médico Cirujano- Sanatorio Adventista del Plata Libertador San Martín

Algunas acciones impactan en la vida de las personas y no se las olvidan nunca más. Edgardo es un joven médico cirujano que por casualidad se encuentra en su consultorio con un Ingeniero agrónomo, ahora jubilado. Inmediatamente el Doctor lo reconoce y le cuenta que él mientras cursaba su escuela primaria asistió a sus charlas sobre conservación de suelos y que nunca más olvidó la grata experiencia. Italo Culaso que es el otro protagonista, emocionado le dice que justamente se está recopilando información sobre esa y otras experiencias en conservación de suelos y lo convoca a dar su testimonio. Así llegamos hasta este profesional de Libertador San Martín quien nos relata. “Cuando era alumno de la escuela primaria, recibe el mensaje de Italo Culasso, sobre conservar el suelo. Por primera vez tuvimos conocimiento que era INTA y que la erosión del suelo. Recuerdo varias charlas a las que asistí con mi grado y tengo muy presente los cajones donde el Ingeniero nos mostraba como la tierra se iba perdiendo por efecto de la erosión hídrica. En las prácticas nos hacían recorrer el campo y ver las curvas de nivel construidas en los campos de la Universidad. Nos explicaban claramente todo el tema de la erosión y como la nos afecta a nosotros como sociedad. Hoy sigo pensando que es importante seguir conservando el suelo. Me alejé luego del tema y estoy dedicado a mi profesión pero si me preguntas hoy que es INTA, te digo Conservación del suelo. Todo lo que tenga que ver con hacer conciencia es muy importante y considero que deben seguir haciéndolo de alguna manera. Hacer conciencia es muy importante para las generaciones venideras que serán los hombres de mañana. Somos los hombres de ahora los que tenemos que educar a los hombres del mañana y estos temas son muy importantes. Mi amigo de la niñez, también profesional, que tampoco tiene nada que ver con el sector agropecuario, recuerda lo mismo que yo y valora esas charlas. Fue una semillita que se sembró y prendió para siempre en nosotros”.

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Oscar Nayer Farall

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Oscar Nayer Farall Productor Agropecuario Estación Puiggari

Don Oscar, así era como todos conocían a Oscar Nayer Farall, tanto en la zona rural, como en la Ciudad de Diamante y otras localidades vecinas por donde andaba permanentemente. Siempre amable, siempre tranquilo y sonriente. Siempre dispuesto a escuchar y dar una mano. Así era este hombre que fue el primer hijo argentino de inmigrantes libaneses que se establecieron hacia finales de la década de 1920 en el Ejido de Diamante e instalaron un almacén de ramos generales, en un cruce de caminos. Don Oscar fue uno de los primeros que construyo terrazas en la región. Ofreció generosamente un lote de 100 hectáreas sobre la ruta para campo demostrador del INTA y de las prácticas de conservación del suelo. Del almacén a productor agropecuario El padre de Don Oscar murió cuando él era un niño, por lo que el almacén quedó bajo la responsabilidad de su madre, Doña María, hasta entrada la década de 1940. Las circunstancias de la vida llevaron a los Hermanos Farall a dedicarse al trabajo del campo. Desde la carnicería y el almacén, se ampliaron a la ganadería de isla, luego compraron en la década de 1950 sus primeras tierras, en Distrito Costa Grande, iniciándose en la agricultura. Con mucho esfuerzo desde esa media chacra que sus padres compraron al llegar al país, llegaron a tener 2.000 hectáreas de campos cultivables y 1.000 hectáreas de islas, para principios de 1970. Por esa misma época deciden independizarse y cada hermano se responsabiliza de una porción de esos campos. Don Oscar, se estableció definitivamente en la zona rural de Estación Puíggari, en tierras de lo que fue la estancia de los Racedo. Su Establecimiento, San Antonio, se constituyó con 510 has. Ya desde su trabajo en la sociedad familiar, a cargo de la agricultura, desarrolló sus inquietudes por la mecánica, adaptando herramientas a los tractores para agilizar las tareas agrícolas, incorporando innovaciones como fueron los primeros híbridos de maíz, y el seguimiento de las novedades que el INTA recomendaba. Entre esas recomendaciones empezaba a escuchar los

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problemas que generaba la erosión del suelo, y trataba de entender en el terreno como se producía. No basta legar la sangre, hay que transmitir el amor por la tierra Antonio, su hijo, caminó junto a él desde muy temprana edad y recibió el amor por la tierra y todos los consejos y recomendaciones posibles para producir sin dañarla. Eligio la carrera de Ingeniero Agrónomo y hoy es un profesional de reconocida trayectoria en Conservación de Suelos en Entre Ríos y en el país. “Recuerdo que siendo muy chico me indicaba en los alambrados, en las zanjas, en los surcos de los cultivos de gruesa, lo que el entendía por erosión hídrica. Siempre le preocupaba como mejorar, incorporó las labranzas verticales, la rotación de cultivos, pero no terminaba de comprender la magnitud del fenómeno erosivo hasta que a principios de la década de 1980, en su seguimiento de los temas técnicos, estaba participando con otros productores de una de las reuniones que la Agencia de Extensión Rural Crespo del INTA, realizaba de la mano del Ing. Italo Culasso, centralizadas en el tema de la Erosión del Suelo”, contó Antonio. El Ingeniero Italo Culasso, responsable de la Agencia de INTA de Crespo tenía una manera muy particular de dar sus charlas. Todas las presentaciones eran didácticas y las acompañaba con material que elaboraba con sus propias manos, además de transparencias y fotos diapositivas que el mismo sacaba. “Sí en esa reunión Italo mostró la filmina de los famosos camioncitos con las toneladas de suelo que la erosión se llevaba, en rendimientos y en fertilidad, y esa representación según sus propias palabras lo metió a mi padre, de lleno en el tema conservacionista. Ofreció su campo para que se realicen ensayos, practicas o lo que se considere necesario. Visitó la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA, los campos de los Barón en Crespo, Aldea Santa María, y los campos de los Gieco en Viale, como muchos lo hacían por entonces para ver y entender mejor la problemática de la erosión hídrica e intercambiar experiencia sobre la solución del momento, la construcción de terrazas”.

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Farall, demostrador de INTA Don Oscar fue uno de los primeros que ofreció generosamente un lote de 100 hectáreas sobre la ruta para campo demostrador del INTA y de las prácticas de conservación del suelo. Fue un gran desafío para el INTA Paraná que realizó la sistematización total de un lote muy complicado. Fue en ese momento el lote demostrador más grande de la región agrícola. Cuenta Antonio “Con el tiempo yo entendí que la decisión de mi padre fue muy importante porque al INTA le costó comenzar con ese campo demostrador. Un solo lote, 100 hectáreas, con lomas, pendientes, bajos y cañadas. Todo un desafío técnico, para lo cual la EEA Paraná del INTA determinó que en el marco de la nuevas y novedosas capacitaciones de Ingenieros Agrónomos en Conservación de Suelos que realizaba el Geólogo Egidio Scotta, se ejecutara un curso en ese campo. Es así que en el segundo semestre de 1985 se inició el curso en forma teórica, del cual yo, su hijo, estudiante de Ingeniería Agronómica de la UNER, participé como oyente. El curso terminó a mediados de 1986. Para el 7 de Julio de ese año se realizaron las Jornadas Nacionales de Conservación del Suelo con la presencia del Gobernador Sergio Montiel, funcionarios nacionales, provinciales y de los municipios de la zona. Ese fue un evento donde por primera vez hablaron los productores sobre sus experiencias en la conservación de suelos y se realizaron trabajos a campo con una importante concurrencia de productores, técnicos, docentes, y público en general”. Don Oscar, por ese tiempo y por el resto de su vida fue un activo demostrador de prácticas y tecnologías, no dudaba en realizar pruebas de adaptación de tecnologías conservacionistas, así se tuviesen que remplazar las que se implementaron anteriormente. “Para mí fue un excelente sitio de experimentación como novel Ingeniero Agrónomo, siendo así que a inicio de los noventa ya había sistematizado la totalidad de su campo y contagiado a casi todos sus vecinos, había probado las primeras terrazas paralelas y otras cultivables, la siembra directa y una férrea rotación de cultivos para un establecimiento mixto agrícola - ganadero. Permitiendo adaptar tecnologías para posibilitar su difusión a gran escala, especialmente entre los agricultores contratistas que eran, y aún son reacios a estas tecnologías. A muchos entusiasmó con su prédica”.139


Si de conservación de suelos se trataba, allí estaba Don Oscar Pero no fue lo único que hizo Don Oscar Farall. El siempre parecía tener tiempo para todo. Jamás levantaba la voz. Siempre sonreía. Repartió de esta manera su tiempo entre sus actividades del campo, la familia y como activo participante en los Consejos Asesores de la Agencia de Extensión Rural Crespo del INTA y de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA. Siempre estaba dispuesto a brindar su experiencia, consejo y tiempo para promover la conservación de los suelos y las buenas prácticas agropecuarias. “Mi padre, Don Oscar, siempre sostuvo que Dios le había entregado una porción de tierra para contribuir con la alimentación de la humanidad, y que por eso debía cuidarla y mejorarla, y no solo para sus hijos y nietos, como se dice normalmente, y cuando sembraba trigo siempre decía que hacia una oración para que nunca falte el pan en las familias que recibían harinas de sus cultivos”. Oscar Nayer Farall, falleció en el año 2008 a los 79 años de edad, pero su ejemplo quedó para siempre y hoy es considerado con mucha justicia como uno de los pioneros de la conservación del suelo en Entre Ríos.

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El trabajo de la Agencia de Extensi贸n Rural INTA Diamante y sus Productores

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Manuel Asmat 142


Manuel Asmat Ingeniero Agrónomo Ex Jefe de la AER INTA Diamante Diamante

Diamante. Mediodía de un caluroso diciembre. Mucho sol y calor. Manuel alegre de vernos, como siempre. Distendido. Con todos los recuerdos y las emociones a flor de labios. Nos ubicamos en el living de la casa de este Peruano de nacimiento pero Argentino por elección y desandamos el camino de su vida. No faltaron los recuerdos emotivos. Manuel Asmat tiene 80 años de edad y muchos de trabajo en INTA. Nació en 1933 en la provincia de Trujillo, Perú. Estudió en Argentina, en la Facultad de Agronomía de La Plata, donde obtuvo el título de Ingeniero Agrónomo en el año 1962. Logró traer en varias oportunidades a su padre quien lo vio en acción por los campos entrerrianos. Lo emociona hasta las lágrimas el recuerdo. “Mi viejo allá en Perú era un productor muy pequeño y tuvo que hacer un esfuerzo grande para que yo viniera a estudiar aquí y me vine. No fue fácil al principio porque añoraba y me enfermé. Me estaba por volver. A último momento corregí mi postura, me recompuse y trabajé duro para recibirme en cinco años y seis meses”. Manuel es un comunicador nato y sabe por lo tanto muy bien hilvanar historias y relatarlas de tal manera que uno puede estar escuchándolo indefinidamente. Me habla con mucho cariño del INTA que él conoció en sus comienzos y casi sin querer compara los tiempos de antes con los de ahora. Dice por ejemplo que cuando él entró a la Institución se podía elegir dentro de las grandes áreas fundacionales del INTA que son Investigación y Extensión. Eligió si dudar Extensión. Es así que comenzó en la AER de Esperanza, Santa Fe. Entrenado en Esperanza cambia de destino y recala en la Agencia de Extensión Rural de Ceres. Allí se quedó muchísimo tiempo y allí tomo contacto con la gente y se acrecentó su vocación de servicio. Allí también nació de su mano la revista “El Agricultor” que lo acompañó hasta el final de su carrera en INTA. Manuel es Extensionista y Comunicador de alma. Esté donde esté lo hará con un micrófono en la mano o enfrentando a una cámara de televisión o escribiendo. 143


“Trabajé con productores y grupos de jóvenes siempre usando los medios de comunicación como medio eficaz de multiplicar el mensaje. En la Agencia de Extensión Rural de INTA de Ceres nació la revista “El Agricultor” que traje luego a Entre Ríos. Me dio esta publicación muchas satisfacciones y me acompañó durante 25 años”. Por razones personales Manuel que estaba trabajando muy bien y arraigado en la provincia de Santa Fe pidió el traslado y entre las opciones estaba Diamante en Entre Ríos. “Mi única hija estaba estudiando en la Facultad y yo muy al norte de Santa Fe. Quería algún lugar para establecerme y poder estar mi esposa y más cerca de mi hija. Así llegué a Diamante. Aquí estaba mi gran amigo Rubén Grancelli y Silvia Rodríguez y comenzamos a trabajar. Conformamos un equipo muy sólido y trabajamos muy cómodos. Repetí la experiencia lograda en Santa Fe e inmediatamente inicié el trabajo con los Medios de Comunicación y comencé en el recién creado Cable”. La fortaleza estaba en trabajar agrupados Armaron desde la Agencia de Diamante cuatro grupos de productores con base en el tema lechería, porque esa especialidad había recibido Manuel como capacitación en la Estación Experimental Agropecuaria de Rafaela del INTA. Estos grupos fueron el puntapié inicial y alma para formar los primeros jóvenes conservacionistas en el Departamento Diamante. Trabajó mucho con la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA donde trabó amistad y compartió trabajos con todos los investigadores y Extensionistas, que le dieron siempre una mano. “Conocí a Egidio Scotta cuando vine a Paraná y nos hicimos grandes amigos. Él me ayudó mucho y también con el apoyo de muchísima otra gente comenzamos a trabajar rápidamente en el tema conservación de suelos. Los productores no estaban convencidos y decían que no era manera esta de trabajar haciendo lomos en el suelo, que estaba tan parejito. No querían dañar más los lotes cruzándolos con lomos y zanjas. Les parecía una locura. Y yo los entendía porque lo que pasaba era que les faltaba información. Teníamos que reunirnos más con ellos y hablar bien clarito. Lo hicimos y algo logramos, pero el verdadero cambio entró a través de los hijos. Los hijos empujaban mucho. A los jóvenes los capacitamos a 144


través del CECAIN y con demostraciones y jornadas y rápidamente vieron la diferencia y entendieron el mensaje de que era posible salvar los campos a través de la sistematización con terrazas. Muchos productores estaban enfurecidos con sus hijos porque querían trabajar de manera distinta. Faltaba todavía ver más terrazas en acción para terminar de convencerlos. Yo mismo recién llegado a Entre Ríos conocí el tema de sistematizar con terrazas y fui por primera vez a mirar cómo era el tema en lo de Airaldi. Allí trabajaba todo el equipo de la EEA INTA Paraná. De allí se siguió multiplicando el tema de las terrazas y la sistematización”. Manuel me sigue contando sobre los trabajos en distintos campo y con distintos grupos de productores y sobre lo difícil que fue para los pioneros arrancar con la construcción de terrazas en sus campos. Él mismo que venía de la provincia de Santa Fe solo había escuchado hablar de la sistematización de lotes con terrazas de evacuación, pero nunca las había visto en acción. Hasta que un día vio y se convenció. Me dice, fíjate. Con acento la i, como buen peruano y cuenta la anécdota. “Fíjate, para mí todo era muy fuerte. Una cosa es contar y otra es vivirlo. Yo estaba con Quico Viola y nos sorprende una lluvia y vimos allí cómo funcionaban las terrazas. Vino el aguacero con una fuerza increíble, pero cuando tocaba el suelo, parecía que el agua se calmaba y corría parejita y desembocaba al canal. Era todo novedoso para mí. La única forma de demostrar era haciendo y luego verlo funcionar. Eso era algo único e irrepetible. Cuando yo vi este resultado de las terrazas me convencí que había que hacer conocer e implementar las prácticas conservacionistas y a la vez probar los nuevos materiales disponibles para mejorar la producción en la región. Fue así que en ese campo luego a través de una reunión, en un lote demostrativo de maíz con terrazas, mostramos las dos cosas. Así hicimos con otras tecnologías y convoqué en una oportunidad en pleno auge del PROPECO, (Proyecto de pérdidas de cosecha de INTA) a Mario Bragachini, su coordinador y vino al campo de Quico Viola, en Costa Grande, para una jornada de cosecha de trigo. A Quico no era fácil de convencerlo, pero hicimos 70 hectáreas en siembra directa. Tuvimos la suerte de contar con productores como él, que eran el eje de los demostradores de INTA”. Dentro del Departamento Diamante hay una lista extensa de gente que abrazó la causa de cuidar y recuperar el suelo productivo. Entre esos muchos la gente menciona como referentes en conservación de suelos y 145


sistematización con terrazas a la familia Airaldi, los Ratero, Oscar Farrall, Carlos Wagner y Abel Soñez. Más allá de los nombres y quienes fueron los primeros, lo primordial que ocurrió en esta Agencia de Extensión Rural de Diamante es para lograr los objetivos articuló acciones con todas las instituciones de la región: agropecuarias, educativas, profesionales a través del grupo de técnicos CIAD (Círculo de ingenieros agrónomos de Diamante), asociaciones intermedias, financieras, gubernamentales, seguridad y empresas vinculadas al sector. Trabajando con los docentes del Departamento Diamante La AER INTA Diamante se aboco siempre a trabajar con los docentes, porque es el docente el que genera y multiplica el mensaje. Así lo hizo con la propuesta de trabajo del INTA, legándoles a los chicos el mensaje sobre el cuidado del suelo, a ellos y a sus padres. La capacitación se impartió mediante Cursos a los docentes de todo el Departamento Diamante sobre: Conocimiento de los recursos naturales y su problemática, Erosión Hídrica: Valoración Económica y prácticas conservacionistas, Contaminación ambiental y Agricultura Sustentable. Manuel dice “la primera institución con la que me entreviste cuando llegué a Diamante fue a la Dirección Departamental de Escuelas. Tiempo después iniciamos los cursos de capacitación a los docentes. Hicimos los cursos con muy buenos resultados. La Agencia se hizo conocer mucho con esta actividad. Cuando vieron que el INTA era una Institución que trabajaba para ellos y con ellos, se plegaron rápidamente. Yo estaba convencido desde siempre y lo había puesto en práctica antes en Esperanza y Ceres. No hay despegue tecnológico si no hay educación. La educación es clave. Sigo hablando hasta hoy en los medios de comunicación y en mis programas de revolución educativa. Aquí en Diamante había maestras muy capaces, muy inteligentes que nos ayudaron mucho y pudimos hacer de esta manera muchas cosas. Había que descubrirlas, porque estaban a veces en medio del campo. Los docentes tenían puntaje por realizar los cursos. Fue muy interesante porque participaron todos los docentes del Departamento”.

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Nacen los Voluntarios Conservacionistas de la Tierra Productiva Diamante pionera El 29 de noviembre de 1.996 se constituye oficialmente en Diamante el Primer Grupo de Voluntarios Conservacionistas de la Tierra Productiva cuyo objetivo general era difundir a toda la comunidad, el mensaje conservacionista. Este Programa fue una creación del Geólogo Egidio Scotta, profesional del INTA EEA Paraná. Scotta era el autor de la idea y estaba a cargo de la coordinación y del suministro de información la técnica correspondiente. “La ejecución de las actividades de difusión sugeridas, quedaba a decisión de cada Voluntario, mediante la donación de una parte de su tiempo, en beneficio de la comunidad. La Agencia de Extensión Rural de Diamante hizo suya la causa y obtuvo logros relevantes al propiciar la participación de 17 instituciones, 38 docentes rurales y urbanos y 55 Grupos de alumnos de los colegios secundarios. Fue muy emocionante cuando todos ellos, juntos, participaron el 4 de julio de 1997 del lanzamiento oficial del Programa en el marco de los festejos de la Celebración del 7 de Julio, como Día Nacional de la Conservación del suelo”, cuenta Manuel El trabajo con los medios de comunicación Cuando se menciona el trabajo del INTA Diamante con los medios masivos de comunicación del Departamento, la sonrisa de Manuel se ensancha y con razón. Ese es su fuerte, aunque por modestia no lo dice .Comunicador de alma. Conoce como nadie los secretos y los alcances del trabajo de Extensión mancomunado con los medios de Comunicación regionales. Fue y es todavía un trabajo que se realiza codo a codo, llevando la presencia institucional del INTA. Se difunden y promueven todas las actividades de la AER en un espacio televisivo de Canal 2 TV Cable Hogar, que se denomina “Tecnología agropecuaria, un paso hacia el progreso”. Cuenta demás con espacios en radios FM regionales, prensa escrita, en semanarios locales y regionales.

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Extensionista de corazón “La Argentina es mi segunda patria. Si yo abracé el área de Extensión es porque lo sentía y lo demostré. El INTA fue la institución que me posibilitó todo. Soy feliz y estoy tranquilo porque hice todo lo que pude o lo que estaba a mi alcance en aquellos momentos. Tengo una familia constituida y una hija profesional. Me siento todavía útil a pesar de los años y colaboro con productores y amigos de la zona y con todos los que me piden un consejo técnico”.

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Silvia RodrĂ­guez

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Silvia Rodríguez Asistente Técnico Administrativo AER INTA Diamante Diamante

Una mañana de lluvia, bien temprano llegamos a la Agencia de Extensión Rural del INTA Diamante. Ubicados cómodamente en el salón auditorio del nuevo edificio, mate en mano, de un solo tirón, Silvia nos contó todo lo que se hizo desde esta Unidad de INTA en Diamante por el tema conservación de suelos. La Agencia de Extensión Rural Diamante del INTA junto con su Consejo Local Asesor, en el marco de los instrumentos programáticos de la institución generó diversas actividades con el sector productivo para lograr obtener con la adopción de tecnologías apropiadas para conservar el suelo productivo y lograr una mayor producción de cultivos de verano y de invierno, así como también pasturas y verdeos. Para lograr el objetivo articuló acciones con todas las instituciones de la región: agropecuarias, educativas, profesionales a través del grupo de técnicos CIAD (Círculo de ingenieros agrónomos de Diamante), asociaciones intermedias, financieras, gubernamentales, seguridad y empresas vinculadas al sector. Una de las características de las Agencias de Extensión Rural del INTA es que todo el personal, sin distinción de jerarquías, abrazó las causas y codo a codo fueron tras los objetivos. Junto a los profesionales especializados está la Secretaria Administrativa, pieza clave en el desarrollo de las actividades. Este es el caso de Silvia Rodríguez, quien con 34 años ininterrumpidos de trabajo conoce como nadie a los protagonistas del campo y de la ciudad. “Fuimos haciendo camino y aportando mucho por la conservación del suelo con los productores y sus hijos y con los docentes, capacitándolos permanentemente. Siempre con el acompañamiento del Consejo Local Asesor. Es así que se realizaron Reuniones y Jornadas permanentemente donde se centralizaban temas relacionados al manejo de cultivos, sistemas

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de labranza conservacionistas y en particular el tema sobre sistematización de suelo con terrazas, como método de control de la erosión hídrica”. Con productores y jóvenes Se trabajó mucho con los productores y sobre todo con los jóvenes, hijos de productores, a través del CECAIN (Centro de Capacitación Integral del INTA Paraná) donde se capacitaban e informaban sobre la conservación del suelo. Volvían estos jóvenes productores luego a sus hogares y transmitían y concientizaban a la familia de que se podía producir más y mejor conservando el suelo. “Una característica para destacar de estos cursos era la continuidad mediante los seguimientos con cursos de intensificación y formación de grupos operativos donde se integraba la labor de la institución con técnicos y organismos de la actividad privada que cumplían la misión de capacitar a productores y jóvenes vinculados”, dice Silvia. En los establecimientos de los productores de los sistemas agrícola ganadero y agrícola-tambero ubicados en las zonas de Costa Grande, Ejido, Palmar Puiggari y Valle María, se llevaron adelante Lotes Demostrativos y lotes de Experimentación adaptativa con énfasis en el control de la erosión hídrica a través de la sistematización, evaluando diferentes prácticas en los cultivos, relevando información y materiales visuales que se utilizaban en reuniones con profesionales, productores y escuelas. “Todas estas actividades se llevaron adelante con el apoyo de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná y el personal técnico de las áreas de Extensión e Investigación. Tiempo después inicia sus actividades el PAC, (Proyecto de Agricultura Conservacionista del INTA). Precisamente para estas actividades fue necesario junto con la EEA INTA Paraná a través de la Coordinación del PAC realizar una selección de áreas representativas sobre las características de los suelos y su aptitud para llevar adelante esta experiencia. Un ejemplo es el Establecimiento Demostrador de Abel Soñez: Siembra Directa de soja sobre Trigo Vs. Convencional - Intersiembra trigosoja”.

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Con los docentes del departamento Diamante El INTA Diamante llevó a cabo una experiencia piloto sobre el PDC (Paquete Didáctico Conservacionista). El trabajo se desarrolló en la Escuela N° 36 de Costa Grande con alumnos del nivel primario, durante el ciclo se documentó con filmaciones en todas sus etapas y la visita a los establecimientos demostrativos del PAC. Todo lo logrado se difundió al resto de las Escuelas del Departamento. “Se aboco siempre a trabajar con los docentes porque veíamos que era el docente el que genera y multiplica el mensaje y la propuesta del INTA legándoles a los chicos y ellos a sus padres. Trabajamos mucho con ellos y hasta el día de hoy seguimos ligados a los docentes. Esa capacitación ha sembrado muchísimo. Tenemos una red de promotores trabajando en el tema de conservar nuestro suelo. Haciendo prácticas orgánicas para que el suelo no sufra las consecuencias de un mal manejo. Fue preponderante el trabajo de los docentes”. Esta AER tuvo como prioridad el paquete de didáctico conservacionista que se aplicó como piloto en una escuela y se aplicó todo el programa en cada una de sus etapas con sus 35 experiencias diferentes. Esta escuela luego lo difundió al resto de las escuelas. Fue preponderante el trabajo de los docentes. Además se trabajó con alumnos secundarios y primarios de la zona rural y urbana: permanente capacitación mediante la modalidad de talleres. Con los ingenieros agrónomos “La propuesta fue un trabajo mancomunado con el Centro de Ingenieros Agrónomos de Diamante para impulsar campañas de concientización, fundamentalmente a los alumnos del nivel secundario, participando técnicos de la AER y del Grupo de técnicos de la actividad privada” Se realizan reuniones con productores, entrenamiento en sistematización de suelos destinada al grupo de ingenieros agrónomos y encuestas complementarias de diagnóstico.

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Con instituciones y empresas del sector La Agencia del INTA de Diamante participó en las diferentes instancias para la presentación del Proyecto sobre Conservación de los Recursos Naturales y Parques Nacionales, lo que hoy es una realidad en el Parque Nacional Pre Delta de Diamante. “Además con la Cooperativa Federal Agrícola, compartiendo todas las actividades llevadas a cabo con los productores. En 1994 para la presentación del Proyecto sobre Conservación de Suelos de la Provincia esta AER aportó información a la Dirección de Producción Vegetal y RRNN sobre el área de trabajo, sistemas de producción, rendimientos promedios y máximos de los cultivos tradicionales, prácticas de conservación: SD, terrazas, erosión. También en 1988 brindó asesoramiento junto al CIAD, al Concejo Deliberante Municipal respecto a la ordenanza donde se disponía la exención del pago de la tasa municipal a productores que adoptaran técnicas conservacionistas”, cuenta Silvia. Programa de Voluntarios para la conservación de la Tierra Productiva El 29 de noviembre de 1.996 se constituye oficialmente en Diamante el Primer Grupo de Voluntarios para la conservación de la Tierra productiva que tenía como objetivo general difundir en el medio mensaje conservacionista a toda la comunidad. Este programa era una propuesta del Geólogo Egidio Scotta del INTA EEA Paraná, quien estaría a cargo de la coordinación y suministro de información técnica correspondiente. La ejecución de las actividades de difusión sugeridas, quedaba a decisión de cada Voluntario, mediante la donación de una parte de su tiempo, en beneficio de la comunidad. La estrategia de trabajo de los voluntarios se centralizaba en actividades tales como: Entrevistas radiales, difusión en reuniones, participación en programas educativos, campañas de información pública, promoción de debates, participación en programas de TV, convencimiento a productores agropecuarios y promocionar el programa de voluntarios. 153


“La AER propició la participación de 17 instituciones, 38 docentes rurales y urbanos, 55 Grupos de alumnos de los colegios secundarios. Todos ellos, el 4 de julio de 1997 participaron del lanzamiento oficial del Programa en el marco de los festejos de la Celebración del 7 de Julio como Día de la conservación del suelo”. Articulación con los Medios de Comunicación “Fuimos acompañados mucho por los medios de comunicación. A todo se le daba difusión. Teníamos un espacio propio en televisión local. Dos veces por semana los técnicos hacían su programa. Muchas radios regionales y los medios escritos. La presencia institucional estaba siempre en los medios y por eso es parte del éxito”. La llama sigue encendida “El balance es excelente. Creo que como institución hemos aportado mucho para que el productor salga adelante con la colaboración de todos los actores de la sociedad. Ha prendido el mensaje y la llama sigue encendida”, finaliza Silvia.

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Mabel Airaldi

Julio Tuliรกn

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Mabel Airaldi Ingeniera Agrónoma

Julio Tulián Médico Veterinario Diamante

Llovía intensamente. Brillante y mojada está la ciudad de Diamante y por sus calles que suben y bajan, corre con fuerza el agua. Tocamos la puerta en una casa de porte señorial, “de las de antes”, ubicada en pleno centro de la ciudad. Nos recibe Mabel Airaldi y Julio Tulián. Ellos son marido y mujer. Parece que nos conocieran de siempre y no les incomoda en absoluto que se instalen las cámaras y las luces para grabar la conversación. En el living de su casa, cómodamente instalados, ambos despliegan recuerdos referidos a como lucharon con todas sus fuerzas para controlar la erosión hídrica en su campo. Uno se quedaría horas escuchando a esta pareja, que con pasión, relatan vivencias de su vida y su trabajo en el campo. Primero habló Mabel. “Nosotros tuvimos en nuestras propiedades el problema que veíamos que las lluvias nos llevaban el suelo a los arroyos. Uno de los límites de nuestra propiedad era el arroyo Doll y otro el río Paraná. Después de cada lluvia nuestro suelo negro, nuestro humus, estaba en la costa de los arroyos. Allí decidimos entonces, con asesores amigos, comenzar con las terrazas”.- Así comenzó Mabel Airaldi el relato de la erosión hídrica en los campos de su familia. Ella es Ingeniera Agrónoma. Se recibió en la Facultad de Esperanza, Santa Fe, en el año 1969 y comenzó a trabajar como profesional en la Cooperativa de Diamante. Estando allí, un día se encuentra con los Ingenieros Héctor Figoni y Ferreira, del INTA Paraná y conversan entre otras cosas del grave problema de degradación de los suelos que estaba sucediendo en Entre Ríos. Jóvenes e inquietos acuerdan rápidamente una visita al establecimiento del padre de Mabel.

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“Con la autorización de mi padre visitamos el establecimiento y nos encontramos con suelo erosionado y muchas cárcavas. Le propusimos una forma rápida y bastante usada en ese momento para corregir el efecto de las cárcavas que consistía en poner alrededor de la fosa, palo a pique y tumbar algunos árboles y cruzarlos con todas sus ramas en las cárcavas. Lo hicimos y notamos en muy pocos tiempo que las zanjas se iban llenado con la tierra de los lotes y no llegaba la tierra a los arroyos. Costó mucho que mi padre aceptara arreglar el campo, pero era evidente que daba resultado porque por donde los tractores no podían pasar, al poquito tiempo con las cárcavas tapadas, se podía volver a cultivar. Así fue como se empezó a parar la erosión en una primera etapa en nuestro campo”, dice Mabel. Como profesional del sector sabe cómo y porque se hacen o se dejan de hacer algunas determinadas cosas en el campo, pero no era fácil vencer la barrera y convencer a su padre de comenzar a trabajar de otra manera e incorporar tecnología. Los logros en conservación de suelos ya eran notorios y si bien se podían mejorar, se realizaban trabajos con bastante buen nivel para evitar la erosión, con todas las herramientas disponible en ese momento. “La producción era mixta, con rotaciones con praderas y hacienda. Cada cuatro años el potrero dedicado a la ganadería pasaba a la agricultura para hacer trigo, maíz, lino, y sorgo. En los campos de menor coeficiente productivo se cambiaba el maíz por el sorgo. La generación de mi padre nunca aceptaba tan rápido las innovaciones. Para él la mejora en la producción y los rindes se debía a las mejores semillas, las herramientas y haciendo bien el trabajo, pero nosotros cuando recibimos el campo nos dimos cuenta que donde se controlaba la erosión, los logros eran notablemente mejores”. Barajar y dar de nuevo. Las terrazas protagonistas del cambio Pasado el momento de dolor por el fallecimiento del padre, la familia toma el manejo del campo. Los hermanos Guido y Mabel Airaldi constituyen una sociedad con Julio Tulían, esposo de Mabel y comienza una nueva etapa en el establecimiento “El Refugio”, en Costa Grande. “Cuando mi esposo y mi hermano se hacen cargo de la administración del campo visualizamos que el problema de la erosión era cada vez más grave y deciden entonces sistematizar todo el campo con terrazas”, dice categórica Mabel y le da paso a su esposo para que cuente como fue esa parte de la historia. 157


El turno de Julio Tulián Julio Tulián es un hombre sumamente amable, habla con entusiasmo recordando los momentos vividos desde el comienzo de la sociedad y todo lo que pudieron hacer hasta el presente, en ese pedazo de tierra familiar que aprecian tanto. “Con Guido Airaldi, hermano de Mabel, fuimos socios y nos llevábamos muy bien y decidimos empezar a probar con sistematizar un campo. Era muy costoso, pero se empezó. Semejante movimiento de tierra lo hicimos con Vialidad, los fines de semana. Trabajaban tres o cuatro máquinas a las que le pagábamos la hora hombre de fin de semana y el combustible. Eran excelentes maquinistas y hacían un trabajo maravilloso. Nuestros colonos hacían una arada por donde los profesionales ingenieros agrónomos trazaban las terrazas y luego las maquinas las construían. Por fin de semana se hacía muchísimo”. Terrazas en acción Como les pasó a todos los que construyeron terrazas de evacuación para el control de la erosión hídrica, hasta que no las veían funcionar no se convencían del resultado. Julio Tulián no fue la excepción y recuerda el momento con mucha precisión. “En una oportunidad estábamos en el campo, muy ocupados todos y de pronto un trueno y dos y al tercero se larga un aguacero impresionante. Teníamos de visita alumnos estudiantes de agronomía de la recién creada Facultad de Oro Verde. Los alumnos y nosotros nos guarecimos en el reparo de la galería del casco de la estancia. Se había terminado de sistematizar con terrazas el campo de enfrente y pudimos comprobar como el agua caía con intensidad sobre el suelo, llegaba a los bordos y recostada por los bordos, mansa, como en un chorrito llegaba al canal, se juntaba toda y formaba un río, corriendo por ese desagüe. Era impresionante el trabajo de las terrazas. Quedamos impresionados todos. A nosotros nunca la lluvia nos tomaba en el campo y en esa oportunidad lo hizo y gracias a eso pudimos comprobar con nuestros propios ojos, como funcionaban las terrazas. No paramos nunca más de hacer terrazas. Era muy costoso, pero no quisimos parar hasta terminar las 2000 hectáreas. En el 89 sale la ley de Conservación de Suelos y a nosotros, el oxígeno que vino con la desgravación impositiva, nos permitió con el ahorro, terminar de sistematizar el campo, porque en ese momento andábamos por la mitad”. 158


Mabel y Julio coinciden en que una vez que sistematizas el campo no podes descuidar las terrazas y los desagües, nunca más. Conservar los desagües, cuidar las terrazas y arreglarlas siempre, esa es la consigna. Julio cuenta una anécdota que refleja lo dicho anteriormente y que a la distancia y sin ser el protagonista parece hasta chistosa. Pero no lo es. Resulta que el tema en cuestión era, ¿cómo trabajar mejor, con o sin terrazas? Julio dice, “tenemos colonos aparceros trabajando en nuestro campo desde la época de los abuelos, luego lo hicieron los padres y ahora lo hacen los hijos, que tienen nuestra edad o son menores. Hace muy poco tiempo unos se resistieron tanto y con tantos argumentos en contra, que nos convencieron de borrar de un lote unas terrazas y transitar con las máquinas libremente. Probamos y pudimos apreciar después de dos o tres lluvias grandes que se hicieron canales y rayas nuevamente por todo el campo. Llamamos entonces al Ingeniero Antonio Farrall, nos volvió a marcar las curvas de nivel, construimos las terrazas en ese potrero y del tema de trabajar sin terrazas, aquí, no se vuelve a hablar”. Fueron señeros en implementar la Siembra Directa Fueron audaces porque abrazaron tecnologías que para aquel momento eran desconocidas y que a pesar de tener que invertir fuerte y arriesgar mucho, igual no se detuvieron. Son innovadores de alma y así lo demuestran siempre. Corría el año 1989 y concurren a una demostración de la tecnología de Siembra Directa. Era lo que se venía. Tres años después la Siembra Directa ya estaba instalada en la totalidad del campo de los Airaldi y nunca más se fue. Fueron desde el principio demostradores en agricultura con Siembra Directa, en campo con terrazas. Conscientes que tenían que cuidar el suelo y para no legar un campo degradado a sus hijos, lucharon incansablemente hasta conseguirlo. Hoy dicen muy felices y con los resultados a la vista. “Desde el momento que decidimos que el campo que nos había dejado nuestro padre era para nuestros hijos y nuestros nietos, tratamos que eso suceda y por eso le pusimos ficha a conservar el suelo y no dejar que la lluvia se lleve la tierra productiva a los arroyos o al río. Hemos cumplido con el mandato y hoy vemos que esto se continúa porque la generación que nos sigue, o sea nuestro hijo, que es el que ahora está cargo del campo ya 159


ha contratado a un grupo de profesionales para hacer un replanteo total de la sistematización con terrazas y en el total del campo se hará lo que haga falta para cuidar el suelo y el agua. Esa es la consigna, para siempre, en “El Retiro”.

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Ana Sian

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Ana Sian Docente Rural Diamante

Decidimos madrugar para aprovechar el día. El día amenazaba lluvia pero confiábamos en que aguataría pero nos equivocamos porque llovía intensamente cuando llegamos a Costa Grande. No nos costó encontrar la vivienda de Ana porque las indicaciones eran muy precisas. Está la Escuela Nº 36 y pegando la casa de Sian. Estacionamos y asoma sonriente, en el marco de la puerta. De estatura baja, ojos claros, sonrisa amigable y voz de maestra, esa es Ana Sian. , Habla mucho y se mueve rapidito, calienta el agua para el mate en una cocina a leña y nos sentamos a conversar. Estudió magisterio en la Escuela Normal de la Picada, Paraná y terminó en Diamante. Su primer trabajo fue como docente de una Escuelas Rural. Se casó con un productor agropecuario, tuvo hijos y ejerció en la ciudad de Diamante mientras criaba a sus hijos. Cuando estos comenzaron a manejarse solos, volvió a su preferencia, la Escuela rural. “El campo es todo, para mí. No sé si podría volver a vivir a la ciudad”, nos dice de entrada nomás esta docente rural que puso en marcha en la escuela Número 36, de Costa Grande, a instancias de la Agencia de Extensión Rural Diamante del INTA, el Paquete Didáctico Conservacionista del libro, “Sole, la lombriz solitaria”, publicación realizada por el INTA, a través de su Proyecto de Agricultura Conservacionista. Recuerda Ana que primero hubo convocatorias y luego capacitación destinada a docentes rurales, sobre conservación de suelos. A ella le interesó mucho el tema. Luego se seleccionó a la Escuela Nº 36 de Costa Grande para la experiencia piloto de trabajar con sus alumnos el paquete didáctico conservacionista del INTA. “Sole, la lombriz solitaria”, en realidad es una historia que contiene una guía de experimentos para niños sobre conservación del suelo. El objetivo del trabajo es lograr a través del juego, que los más pequeños tomen conciencia de la importancia que tienen el cuidado y la conservación de los 162


suelos, como productores de alimentos. Esto nos llegó por iniciativa de los Ingenieros Manuel Asmat y Rubén Grancelli, del INTA de Diamante, que llegaron un día a la Escuela con un paquete didáctico conservacionista con la lombriz como protagonista. Yo tenía entonces 25 años y era muy entusiasta y dije sí, inmediatamente”. La publicación del INTA brinda a los docentes una guía para el aula, destinada a formar en los niños una conciencia conservacionista para la producción agrícola. Es un material educativo especialmente diseñado para captar la atención de los chicos a través de un lenguaje claro y colores llamativos. “Teníamos que bajarlo como efecto multiplicador a los alumnos. Lo más rico fueron las experiencias con los chicos, porque todo era teoría hasta ese momento. La práctica fue lo rico. Los alumnos eran en su mayoría hijos de productores o hijos de empleados de productores y tenían por lo tanto contacto cotidiano con el campo y la manera habitual de trabajar el suelo en ese momento. Hicimos con mucha dedicación las prácticas. Conseguimos aquí y allá cajones de frutas y realizamos las experiencias completas. Se fueron sacando conclusiones y viendo que pasaba con cada cajón. Yo creo que a partir de allí los chicos vieron a través de la experiencia lo que pasaba con el suelo y eso fue el inicio de la concientización en los alumnos y a través de ellos a los padres. El mensaje era claro y ellos lo comprobaron, al suelo había que cuidarlo porque se iba a los arroyos o a los bajos o se empobrecía y mermaba su potencial productivo”. Ver para creer Sian describió paso a paso, con énfasis y emoción el recuerdo de los momentos vividos con los niños y el resultado de sus experiencias realizadas en la Escuela. Es muy locuaz y segura, pero de pronto cambia el tono de su voz, sus ojos verdes miran la tabla de la mesa, tamborilea los dedos como dudando si decir o no lo que está pensando. Escucho atentamente. Como la pausa es larga, sin decir una sola palabra, la animo con la mirada y cuenta entonces como avergonzada, que ella misma como esposa de productor agropecuario y maestra de campo, no estaba convencida en aquellos años sobre la veracidad de todo lo que se pregonaba con respecto al suelo y su deterioro. Lo comprobó recién al

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realizar la experiencia junto a sus alumnos. No solo era real todo lo que decía, si no que en muchos casos la realidad superaba todo lo conocido. “Y empecé a abrir los ojos. No tenía uno conciencia que el suelo se estaba yendo o se empobrecía a paso agigantados. Para mí, participación y aceptación, serían las palabras claves, de esas experiencias didácticas con los alumnos, tan útiles. Los resultados se empezaron a ver con el tiempo, cuando la forma de trabajar de los padres fue cambiando. Cuando en el campo se empezaron a dibujar por aquí y por allá terrazas de evacuación. Aparecieron además las máquinas de Siembra Directa y allí sí, el cambio ya fue notorio. Hoy 30 años después yo creo que sí era razonable hacer todo lo imposible para que la gente tome conciencia y cambie su manera de tratar el suelo, porque si esto hubiese seguido, no sé dónde estaríamos hoy. El desgaste de los suelos se sigue viendo hoy en día. Creo que tendríamos que volver a intensificar un poco el mensaje conservacionista. Es como que se aflojó un poco en el tema concientización, en conservación de suelos. Se podría incluso volver con más fuerza el tema al aula. No podemos permitir que el suelo productivo se destruya. Mi idea siempre fue volverme al campo, por eso me volví. Nací me crié en el campo y este es mi lugar en el mundo”.

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ORIGEN Y NACIMIENTO

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Osvaldo Francisco Paparotti

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Osvaldo Francisco Paparotti Ingeniero Agrónomo - Especialista en suelos Ex Coordinador del Área Investigación Suelos Ex Director de la EEA INTA Paraná Profesor titular Cátedra de Tierras y Aguas II en Fac. Cs. Agrop.-UNER Director de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Cerro Azul, Misiones Paraná

Como dice el dicho Misionero, quien pisa tierra colorada siempre vuelve. Eso pasó con este entrerriano que inició su carrera en la provincia de Misiones, volvió a su Entre Ríos natal y desarrolló la mayor parte de su vida profesional, aquí crió a sus hijos y ahora volvió a la tierra colorada para seguir dando todo de sí. Con este Paparotti que trabajó incansablemente por la conservación del suelo entrerriano, conversamos en una de sus visitas a Paraná. Osvaldo Paparotti es entrerriano, oriundo de Paraná. Se recibió de Ingeniero Agrónomo en la Facultad de Ciencias Agrarias la Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes. Volvió a su provincia y comenzó a trabajar en la Escuela Agrotécnica Las Delicias. Se inscribió para una beca en el INTA y tras su aceptación comienza su actividad en La Estación Experimental Agropecuaria, Cerro Azul, Misiones. Permanece cuatro años en esa Unidad, pero como esa provincia ostenta serios problemas erosivos, la conducción decide que algún profesional Misionero debía capacitarse en el tema conservación de suelos. El INTA Paraná era un sitio de gran prestigio y con reconocimiento a nivel nacional, en lo que a suelos se refería, Paparotti se incorporó entonces al Grupo de Investigación en Suelos de Paraná en el año 1983. Dentro del Grupo de Investigación en suelo cada profesional tenía una función específica, la primera actividad que le asignan al recién llegado es la de calcular los K o coeficiente de erosionabilidad de todas las series de suelos descriptas hasta ese momento. Calculadora en mano trabajó en todos los archivos de las series y tipo de suelos que había en Entre Ríos. Luego abordó el trabajo en los simuladores de lluvia, porque el ya conocía sobre el particular y porque en el INTA Paraná se contaba con un equipo Swanson, del que se podía obtener gran volumen de información en tiempo breve.

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Muchísimo conocimiento sobre la tecnología de terrazas, pero pocas terrazas en el campo “En ese momento se hablaba de controlar la erosión con terrazas, pero había muy pocas terrazas construidas en Entre Ríos, sin embargo existía muchísimo conocimiento sobre terrazas en el INTA Paraná. Además Paraná era el único lugar en el País que tenía las parcelas de escurrimiento y se estaba trabajando mucho en elaborar y corregir datos. La tecnología estaba pero todavía no se salía a campo. Las Agencias de Extensión Rural y los productores veían una terrible erosión, por lo tanto había que llevar urgente esa tecnología al campo. Había un grupo muy numeroso de profesionales liderados por el geólogo Egidio Scotta, quien nos embarcó a todos para llevar esta tecnología de las terrazas al campo. Y se comienza a trabajar en campo de productores, quienes muy generosamente permitían que nosotros fuéramos a probar la tecnología a sus lotes. Es innumerable la cantidad de gente que se plegó. Usualmente trabajábamos con puntales, pioneros, como Babbonni y Welschen de la Agencia de Paraná y con Italo Culasso de la Agencia de Crespo. Ellos estaban muy apurados en comenzar a trabajar en los campos porque vivían a diario el problema de la erosión y debía dar respuesta a los productores. Crespo comienza a construir terrazas en algunos campos de su zona. En la AER Paraná como era inaccesible un nivel de anteojos, por el precio, ellos generan un nivel de mangueritas y de esa manera comienzan también a sistematizar, construyendo terrazas, en lotes de productores. Se plantea entonces un desafío para el grupo más científico de Paraná, se aceleran los tiempos y se sale a trabajar en los campos”. Hacer experiencia en campos de productores y capacitar a los técnicos La gran visión que tuvo Scotta fue la de salir a hacer experiencia a campo y capacitar a los profesionales. Todo se hizo con el apoyo inestimable de todas las Agencias de Extensión Rural, dependientes de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA, desde Gualeguay hasta La Paz. Era permanente la demanda de capacitación y luego se suma la demanda de las Estaciones Experimentales y Agencias de Extensión Rural del INTA de la Costa del Uruguay y se cubrió así prácticamente toda la provincia. “Hubo dos puntales en la Argentina en conservación de suelos, INTA Marcos Juárez en Córdoba y el INTA Paraná, en Entre Ríos. Marcos Juárez 168


se quedó trabajando solo con el personal del INTA haciendo experiencias a campo y transferencia. Por eso y para mi criterio, Paraná fue más exitoso, porque se decide transferir la tecnología a los profesionales de INTA y luego a los de la actividad privada, asociados al Colegio de Profesionales de Ingeniería de Entre Ríos que después pasó a ser el COPAER. Además, el apoyo recibido por organismos e instituciones es muy importante. Es así que el Gobierno de Entre Ríos tenía profesionales trabajando en INTA dentro los Grupos de Experimentación y en el Plan Mapa de Suelos. El sector Cooperativo otorga un apoyo fundamental. Solo por mencionar un caso, recuerdo que la Cooperativa de Aranguren contrató profesionales para que sistematicen campos de sus productores asociados. Azuzados por profesionales del INTA se adhieren Intendentes y Legisladores provinciales. Se logra entonces sancionar la ley de Conservación de Suelos en 1989. Esto significa que el trabajo anteriormente realizado fue muy denso, muy grande y fructífero”. Consolidados realizan ajustes para mejorar lo logrado Hay muchísimas acciones que se fueron encadenando a partir del trabajo conjunto de personas visionarias, inquietas, de distintas instituciones, entidades y organismos, cuya mayor responsabilidad recaía en el grupo humano que se forjó en el INTA Paraná y sus AER, porque allí nace la inquietud. Por ejemplo, cuando se generaron los distintos manuales de capacitación en sistematización de suelos, era engorroso para los profesionales llevar el cálculo de todas las ecuaciones que le brindaban. “Fuimos responsables entonces de una planilla de cálculos que la iniciamos con el antiguo programa Lotus 123 y luego pasamos a Excel. Estábamos buscando clases prácticas más fáciles, para que el profesional que era capacitado tenga más tiempo para pensar y discutir los problemas con el capacitador, sin perder tanto tiempo en realizar los cálculos. Hoy con el paso del tiempo y el desarrollo de la tecnología, tengo el orgullo de decir que esto se transformó en un aplicativo que está disponible en la página web del INTA Paraná”, detalla orgulloso, Paparotti.

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Las ventajas logradas en Entre Ríos se contagian a otras provincias Cuando esto empieza caminar y las ventajas y los logros en conservación de suelos en Entre Ríos ya son muy visibles, comienza el contagio y así arrancan las demandas de provincias hermanas como Santa Fe y Buenos Aires. Osvaldo Paparotti y Egidio Scotta viajaban dando charlas y capacitación a productores y profesionales. Recuerda Paparotti que como se conocía muy poco sobre el tema, los profesionales, asesores privados, muy cautos, aconsejaban a sus productores que probaran sistematizando con terrazas solo la mitad del campo y usaban luego a este como demostrador. “Tiempo después de nuestra visita y capacitación, de esos lugares nos iban llegando datos de producción de algunos campos que mostraban que los lotes sistematizados tenían un aumento del rendimiento del 20 al 25 % superior al rendimiento del no sistematizado. Eso significaba mucha plata por los cuatro o cinco quintales más que se lograban en el cultivo de soja. Se generan entonces toda una serie de mediciones para darle valor económico al control de la erosión y esto afianza la etapa de valorizar las ventajas de hacer esta tecnología. Si uno tiene un campo erosionado y le hace terrazas, no se levanta de un día para el otro la altura del horizonte A, lo que se aprovecha mejor es el agua, que es deficitaria, sobre todo en los cultivos de verano. Eso es lo que impactaba de un año para el otro en el rendimiento. Después vino la Siembra Directa y sus innumerables ventajas, pero la pionera en Entre Ríos, en ayudar a conservar el suelo fue la terraza y eso fue un logro que genero el Grupo de trabajo del INTA Paraná”. La Facultad crea cátedra Tecnologías de Tierras y Aguas Osvaldo Paparotti hace 21 años que está a cargo de una Cátedra sobre conservación de suelos en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de Oro Verde, Entre Ríos. Corría el año 1993 y se concreta el sueño de varios pioneros que insistían en que la Facultad no podía estar ajena al trabajo en suelo que venía realizando el INTA. Tendiente a capacitar a los futuros profesionales se pone en marcha la Cátedra de Tecnologías de Tierras y Agua II. Cuenta Paparotti que dicha Cátedra tenía la particularidad de que parte de la teoría la daba Facultad y parte de la práctica la daba gente el INTA.

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“Se crea luego un concurso abierto y por oposición para la cátedra y la gano yo. Desde ese momento con revalidación del cargo sigo al frente de la misma. Es una materia optativa pero a lo largo de los años hemos tenido un número importante de gente que cursa y luego de egresados trabajan en el tema a campo y son difusores de la tecnología. Profesionales ejecutores y difusores de la tecnología como fue siempre el sueño y la idea original de Egidio Scotta. Hay muy buen futuro porque hay profesionales jóvenes en la Facultad y en el INTA que van seguir adelante con esta actividad, luego que nosotros nos retiremos”, señala Paparotti. No todas fueron glorias Según Paparotti, tuvieron muchos tropiezos en el camino. El ganó el concurso que le permitió ser el Coordinador del Área de Investigación en Suelos del INTA Paraná durante una época muy fructífera para la conservación del suelo entrerriano pero recuerda dentro de los inconvenientes particularmente uno que se produjo durante el desembarco de la Siembra Directa en la Provincia. Todo comenzó cuando el Ingeniero Italo Culasso, jefe de la AER INTA Crespo, con la voluntad, la inquietud y la eficiencia que lo caracteriza, conoce e invita al productor chileno, Carlos Crovetto, difusor de la Siembra Directa, muy reconocido en ese momento. Crovetto ante un auditorio multitudinario dice que haciendo Siembra Directa no hacía falta hacer Terrazas. “Y retrocedimos un tiempo. Pero luego se demostró que en Entre Ríos la Siembra Directa sola no anda. El mismo Crovetto comprobó y reconoció que esto es así y públicamente pidió disculpas. A partir de ese episodio, hermanadas, Terrazas y Siembra Directa, funcionan perfecto. Hoy ya eso no se discute. Así como la tecnología de la terraza es indiscutible, la Siembra Directa también es indiscutible”. Bueno todo lo logrado, pero poco todavía “Hoy veo con enorme satisfacción todo lo logrado, pero con gusto a poco. A mí me hubiese gustado que esta tecnología estuviera en la mayoría de los campos entrerrianos. Hay variadas situaciones por lo que los productores no adoptan la tecnología, que no pasan por conocerla o no. No es por qué no se conozca. Nosotros hace poco hicimos un relevamiento y se podría inferir que la mayor adopción de esta tecnología en el área de influencia de la EEA Paraná se debe a la mayor acción de la Estación Experimental 171


Agropecuaria de INTA Paraná en el territorio, desde que se realizaron los primeros lotes demostrativos en campos de productores en la década del 80, hasta la actualidad. Hay mucha gente que va continuar en esto porque tenemos la obligación de conservar nuestro principal recurso productivo que es el suelo. Estamos hablando de muchos años de trabajo y hay que seguir dando continuidad a lo logrado. Seguir capacitando gente. Seguir difundiendo sus ventajas. Adecuando el mensaje y el trabajo a las nuevas tecnologías. El avance que ha tenido la tecnología es enorme y hay que aprovecharlo para seguir trabajando en esto”.

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Alicia Codromaz

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Alicia Codromaz Profesora de Geografía Ex técnica de INTA Paraná Socia fundadora de la Asociación Argentina de Agrometeorología Paraná

En Paraná el calor se hace sentir en Diciembre. Pero eso nos detuvo y casi al mediodía con un sol a pleno y 30 grados de temperatura llamamos a la puerta de Alicia Codromaz de Rojas. Nené, como la conocemos todos, nos recibió en el quincho de su casa. Preparó el mate y comenzamos la charla con esta mujer enérgica, locuaz y con mucha energía. Habla fuerte y hace bromas, y se ríe, pero en algunos momentos los recuerdos le quiebran la voz. Es que su vida laboral transcurrió en el INTA Paraná. Allí comenzó. Allí se formó y allí mismo se jubiló. Actualmente en el país se cuenta con un mapa de potencialidad erosiva de las lluvias (período1950-1994) para gran parte de las regiones mesopotámica, pampeana, chaqueña y algunas localidades del noroeste de la República Argentina, y de las probabilidades de ocurrencia de dicho factor para 43 localidades del país, pero para llegar a esta instancia hubo que recorrer un largo y sinuoso camino. Una de las personas que recorrió el mencionado camino en los comienzos mismos de los trabajos, fue Alicia Codromaz. Alicia Codromaz, es profesora de Geografía. Le dicen Nené. Apenas superados los 20 años y con el flamante título de Profesora, ingresó a la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA. Urbano Rosbaco, el director, la destinó al Departamento de Investigación en suelos y lo primero que se le ocurrió pensar fue “¿y yo, que voy a hacer acá?”. La respuesta no tardó en llegar. Le asignaron la tarea de estudiar potencialidad de las lluvias. “Empezamos con los estudios de lluvia. En un primer momento lo que hicimos fue el monto total de lluvia. El INTA Paraná tiene registro de la lluvia caída desde el año 1934/35. No era fácil encontrar otros registros que no fueran esos de INTA. Empezamos a hacer esos primeros estudios hasta 174


que en el año 1968 empieza el proyecto FAO - INTA. Con el proyecto vino el Dr. Bertoni. Bertoni conociendo la ecuación y conociendo los factores de la ecuación, ve que el factor R podía tomarlo a mi cargo yo que estaba trabajando con cantidad de lluvia caída y probabilidad. Me mandan a perfeccionarme a Buenos Aires con otras personas que suponían que podían conocer como era el cálculo del factor R y lo único que hicieron fue conectarme con autor de la ecuación, el Dr. Wischmeier. El me comentaba vía postal como leer una faja pluviográfica, los milímetros de precipitación, etc. Aprendí a hacerlo y en un momento él aprueba como lo hacía”. Cuenta Nené que antes, todas las fajas de las Estaciones Meteorológicas de todo el país iban al servicio Meteorológico y se archivaban en los subsuelos del edificio en Capital Federal. Ella fue en busca de las fajas pluviométricas de Paraná. La tarea no le resultó del todo fácil. “Fue un trabajo de hormiga buscar, localizar y fotocopiar las fajas. Y se consigue estimar la potencialidad erosiva de la lluvia. Entra a jugar dentro de la faja el monto de la lluvia y la intensidad de la misma. Allí empieza la clave: ¿cuánto llueve por minuto? Era la parte metodológica. Era solo el R para la EEA Paraná. Después de un tiempo empieza a agrandarse el Proyecto y a trabajar con gente de otras provincias dentro del área pampeana, el estadístico Álvaro Conde consigue una metodología que con 200 fajas, repartidas en un año, yo podía estimar el R, porque si no me iba a pasar la vida buscando fajas en el subsuelo. Extendimos el factor R a Marcos Juárez y Pergamino. Llevó esto bastante tiempo y el ajuste metodológico también. Teníamos la aprobación del autor de la ecuación que estábamos haciendo bien las cosas con respecto a la intensidad de la lluvia”. Cuando ella ingresó al INTA venían de sequías muy grandes. Sequía y heladas eran los problemas graves de ese momento. La gente de campo le mostraba las cárcavas, los zanjones, en los campos de toda la provincia. “Pero yo no sabía todavía la consecuencia de esos zanjones y tampoco que la vegetación semixorófila (algarrobo, ñandubay), era consecuencia de que el agua no entraba al suelo. Todo eso lo aprendí mientras trabajaba”, dice Nené. Se empezó a trabajar muy en serio desde el INTA Paraná con el Proyecto y la gente que lo encaró sabía bien adonde apuntaba porque trajeron expertos, contrataron personal, dividieron el trabajo. 175


“Trabajábamos tan bien que incluso después, nos dimos el lujo de hacer probabilidades de lluvia”, cuenta Nené y sigue recordando que, “Con respecto a la erosión, toda el agua se nos iba junto con la tierra más rica. Nos dimos cuenta que el problema era grave. Estoy muy satisfecha con el trabajo realizado. Se armó algo que no tenía el país, en una región donde el problema era la erosión hídrica. Con sus errores y aciertos se llevó adelante un Proyecto y nos dejó muy satisfechos por los resultados logrados. Mi piecita del rompecabezas era lluvia. Encajó con las otras piecitas. ¿Que hacíamos con esa información de la intensidad R, si no la juntábamos muy bien con los otros parámetros de la ecuación? Cómo los junto, ese fue otro camino. Fue transitar por un camino difícil de armarlo y difícil probarlo, porque si hacían mal los cálculos se rompía o no la terraza. En la década del 70 las precipitaciones cambiaron y de la gran sequía que teníamos antes, pasamos a tener más agua. Siguieron avanzando en el trabajo y luego se hizo el mapa de probabilidad de intensidades máximas en 30 minutos para toda la región pampeana”. La reflexión final de Nené es simple pero de una profundidad inmensa: “Cuando uno mira o escucha hablar a otras personas sobre el trabajo realizado dentro de la EEA INTA Paraná, puede decir, hice algo. Ayudé a parar un problema grave que tenía el campo, que era el de la erosión hídrica. Fui parte de un equipo que cumplía una premisa, conservar el suelo productivo y que el agua penetre en el lugar donde cae”.

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Luis Alberto Nani 177


Luis Alberto Nani Ingeniero Agrónomo Especialista en Suelos Ex Director de la EEA INTA Paraná Paraná

Fue el responsable de instalar y poner en marcha en el campo experimental del INTA Paraná las Parcelas de escurrimiento bajo lluvia natural. Estos dispositivos fueron construidos en el año 1970 para medir los coeficientes de cultivos con el fin de aplicar la Ecuación Universal de Pérdida de Suelo (EUPS) y actualmente siguen en uso. Hijo de productor agropecuario. Nació en Colonia Rivadavia, Distrito Tala, Departamento Paraná. Hizo la escuela primaria en el campo, luego concurrió a la Escuela Normal Bautista Alberdi de Verde, que era una de las pocas escuelas con internado para la gente de campo. Obtuvo su título de Maestro Normal Rural y ejerció casi tres años en distintas escuelas de campo. Luego del servicio militar se decidió a dar un pasito más y comenzó la carrera de Ingeniería Agronómica en Corrientes. No había e tiempo ni dinero que perder así que se recibió exactamente cinco años después. “Volví a Paraná en el año 1968 y concurrí a una reunión muy importante en la Escuela Rivadavia destinada a evaluar acciones para un proyecto muy importante que se estaba por implementar en la provincia con la intervención del INTA y la Provincia. Me entusiasmó lo que escuché y visite entonces al Ingeniero Rosbaco, director del INTA Paraná quien me alentó a que iniciara las gestiones para trabajar en INTA”. Al poco tiempo lo nombran en el INTA Pergamino, Buenos Aires, pero como estaba en marcha el nuevo Proyecto de suelos, arreglaron su situación y comenzó a trabajar en el área de Investigación de suelos de la EEA Paraná. “Ingresé en el año 1969. Esto recién comenzaba y había que formar los grupos de gente. La visión que tenía Rosbaco era que la erosión era un problema muy serio y había que resolverlo. Había que ensillar y salir a caminar los campos. Estaban trabajando en ese momento Héctor Grandi, Egidio Scotta y Alicia Codromaz. René Benavides estaba haciendo su doctorado en Francia. Se hizo una planificación de los estudios que 178


correspondían hacer en esos momentos. Los técnicos de la FAO determinaron que se necesitaban datos de lo que se denominan parcelas de escorrentía. No se sabía cuánto suelo y agua se perdía. Se determinó construir las parcelas de escorrentía para medir el escurrimiento de agua y de tierra. Se comenzó en el año 1970 y en el 71 comenzaron a funcionar. Yo era el responsable del Proyecto de investigación por planes de trabajo y trabajaron conmigo en las parcelas Rubén Moresco y Beney. Datos concretos En realidad había dos funciones: una era medir la pérdida de suelo y agua por el largo de la pendiente y después por efecto de los cultivos y su manejo. “Uno al poco tiempo empieza a tomar datos y visualiza que se pierden en un suelo desnudo por ejemplo 50 toneladas de suelo por año, pero todo eso depende de las condiciones climáticas del año, por eso se necesitaba tener por los menos un registro con datos de 10 años de mediciones y continuidad en el trabajo. Es la única forma de tener datos valederos y de cierto peso. Dados de pérdida de suelo, agua y nutrientes que sirvieron de base a los Extensionistas que los replicaban en el campo. Se mostraba claramente las diferencias que había de acuerdo al manejo que se hacía del suelo y que cultivo se ponía sobre él”. Los datos de las parcelas llegan a técnicos y productores El tema era como llevar los datos obtenidos por medición en las Parcelas de Escorrentía al campo de los productores. El caso ejemplificador más claro fue el que inventó Italo Culasso, en Crespo, convirtiendo las pérdidas en camioncitos cargados con tierra que se perdían por hectárea y por año. Datos concretos: Perdida de suelo: 24- 60 toneladas por hectárea y por año. Pérdida de agua: hasta 70 % Degradación físico-química-biológica Perdidas 47 % de materia orgánica 48 % de nitrógeno 179


76 % de fósforo Como consecuencia 66 % de pérdida estabilidad estructural. 62 % menos de capacidad infiltración. En esos años los cultivos tradicionales eran maíz, trigo, lino y pasturas. Las parcelas únicas en el país “Empezamos a llevar los datos a distintos lugares. Así llevamos trabajos de pérdida de suelo y nutrientes a la VII Reunión Argentina de la Ciencia del Suelo, Bahía Blanca, del 1 al 6 de diciembre de 1975 y sucesivamente estuvimos presente en otros lugares del país. El Grupo de Investigación en Suelos del INTA Paraná comenzó a tener reconocimiento nacional. En el país no existen otras Parcelas y los resultados son importantes. Por el trabajo y las investigaciones se nominó a Paraná como sede del IX Reunión Argentina de la Ciencia del Suelo, “Vigésimo Aniversario de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo” que tuvo lugar entre el 15 y el 21 de septiembre de 1980”, dice Nani. Capacitar a los profesionales era muy importante Nani dice “Con Scotta que era el que más empujaba estas cosas comenzamos a hacer capacitación a los Extensionistas del INTA. Arrancamos en el año 1980 con temas como suelo: clasificación y erosión y conservación. Inmediatamente lo hicimos con los profesionales de la actividad privada pero solo con el tema control de erosión y manejo. En el año 1981 se dicta el primer curso para graduados. Además se viajaba por distintos lugares de país como Tucumán, Misiones, Santa Fe, Formosa. Los profesionales instructores al principio en el año 1983 éramos Scotta y yo. Luego se agregó el Geólogo Carlos Vesco y ya en el año 1986 los instructores en estos viajes fuimos Nani, Scotta, Julio Butus, Hugo Tasi y el Ingeniero Químico Mario Barreca”.

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¿Y el agua? El manejo del agua fue un tema que se les empezó a complicar, pero Egidio Scotta lo resolvió muy bien. “Perdida y manejo de suelo lo teníamos muy claro, pero manejo del agua requirió que Scotta hiciera capacitación en Perú y en Francia para dominar mejor el tema. Hicimos un trabajo con un profesional de la FAO sobre las propiedades físicas de los suelos y se determinó que la erosión comienza cuando el suelo se ha disgregado por el agua. Se acopló entonces toda la información de cálculos hídricos de pérdida de agua como el cálculo de canales para el escurrimiento y demás. Todo esto llevo su tiempo pero con información muy bien lograda se pudo resolver”. Las cosas se logran si hay continuidad En el año 1987 Luis Nani dejó su trabajo como investigador para dedicarse exclusivamente a las actividades gerenciales, dando paso a gente nueva y con mucha capacitación que tomaron la posta. “Lo que uno hizo es apenas un granito de arena en este gran tema. Mi reconocimiento es para los productores y los técnicos de la actividad privada que son los que llevaron a la práctica este tema. Uno aporto dentro del conocimiento lo que pudo dilucidar modestamente, pero hubo mucha gente, acciones del Gobierno y entidades e instituciones que ayudaron mucho para que la erosión se controle. Cuando comenzamos no teníamos ni idea que podíamos arribar a estos resultados porque en ese tiempo no lo veían como un problema serio y hubo que pedalear mucho. Quisiéramos que haya mucho más hectáreas con terrazas, pero con el tiempo las cosas se logran si hay continuidad en el trabajo, así que no hay que perder las esperanzas”.

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Hugo Armando Alberto Tasi

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Hugo Armando Alberto Tasi Ingeniero Agrónomo Doctor en Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente Ex Jefe del Grupo Operativo Plan Mapa de Suelos de Entre Ríos Ex Coordinador de Área Investigación de la EEA INTA Paraná Santa Fe

El Plan Mapa de Suelos de Entre Ríos estuvo vigente durante 42 años. Realizó las Cartas de Suelos de los 17 Departamentos de la Provincia de Entre Ríos. El primer Departamento relevado fue Feliciano y el último Islas del Ibicuy. Conversamos distendidos con Hugo Tasi, en el fondo de su casa, en la ciudad de Santa Fe, tomando mate bajo la sombra de un gigantesco árbol de pecan. Es muy placentero repasar el tiempo pasado con este hombre menudo, muy amable y de perfil bajo, quien conoce como nadie la historia del Plan Mapa de Suelos, convenio INTA - Gobierno de Entre Ríos porque su vida profesional la dedicó a esta actividad. El arranque Una mañana del mes de octubre del año 1971, Hugo Tasi, recién recibido de El Ingeniero Agrónomo, dejó su Santa Fe natal, cruzó el Túnel Subfluvial y se acercó hasta la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA en Paraná sabiendo que estaban necesitando algunos profesionales para incorporar a la tarea de mapas de suelos de la provincia que se había iniciado dos año atrás. El Director de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA, Urbano Rosbaco lo recibió muy cordialmente y lo derivó con el Ingeniero holandés, Gisbert Van Barneveld quien coordinaba las tareas de empezar a elaborar los principios básicos para confeccionar el mapa de suelos de la provincia de Entre Ríos. Se estaban haciendo los primeros trámites con el gobierno de la provincia de Entre Ríos para tratar en forma conjunta un tema tan sentido en ese momento para toda la producción agropecuaria. “Tuve la suerte de poder participar con otros profesionales que ya estaban incorporados al INTA. Había arrancado en un grupo grande de trabajo en la 183


Experimental de Paraná. Por un lado el área de investigación en suelos y por otro lado el Plan Mapa de Suelos, convenio con la Provincia de Entre Ríos”. Esto era parte de lo que fue el proyecto con la FAO que se inició en el año 1968 que era la implementación de un programa de conservación de suelos para la región pampeana. INTA Paraná como sede y subsede INTA Marcos Juárez. Un año más tarde, en 1969, mientras era Gobernador, el interventor militar, Brigadier Ricardo Favre, un 7 de julio, se firmó en una Estancia de Gualeguay el convenio que dio inicio al Plan Mapa de Suelos de Entre Ríos con sede en la EEA Paraná del INTA. “Van Barnebeld como parte del proyecto nos planteó, “cómo vamos a conservar algo que no conocemos”, y entonces la propuesta fue empezar a elaborar el Mapa de Suelos. En un principio planteó elaborarlo a nivel de semi detalle, con el tiempo se fue viendo que se prolongaría mucho trabajar a esa escala, entonces lo que se resolvió fue hacer una cartografía generalizada a escala 1:500.000, para después ir avanzando a escala más detallada. Tal es así que en el año 1980 se publicó la primera publicación que fue famosa y muy utilizada, que se llamó “Suelos y erosión de la provincia de Entre Ríos”, donde se analizaban los principales suelos de la provincia como así también toda la superficie afectada por la erosión hídrica en su momento, que fue un dato muy importante para empezar a ver y a darle preponderancia e importancia a este proceso de degradación por la erosión hídrica tan importante en la provincia de Entre Ríos”. Recorriendo la Provincia de punta a punta Por su formación de Ingeniero Agrónomo la tarea de Tasi dentro de la planificación del Mapa de Suelos, al principio era todo lo referido a la interpretación agronómica de las cartas de suelos. “Por supuesto, para hacer la interpretación tuve que capacitarme mucho en la elaboración. Es una tarea que es muy seductora, lo cual nos permitió conocer la provincia de punta a punta, los lugares más recónditos de la provincia, eso fue una gran satisfacción. La tarea que nos llevaba mucho tiempo. Pensemos que en aquella época no existía la tecnología que existe hoy. Sobre todo la informática y todos los elementos que ayudan a posicionarse en el campo. En ese momento era únicamente la foto aérea y un poco la orientación personal. Era mucho más trabajoso. Recuerdo, 184


éramos todos jóvenes, con muchas ganas, salíamos los domingos a la noche para no perder el tiempo el lunes y ya estar trabajando en el campo y volvíamos los sábados a la mañana. Eran jornadas de una semana completa. Lejos de casa pero con mucha satisfacción, mucho gusto, entusiasmados con esa tarea”. En esas recorridas cada uno hacía su trabajo. Siempre había que hacer calicatas y relevar todo lo que existía, entre otras cosas. Traían toda esa información y la trabajaban en el INTA Paraná. Para eso estaban muy capacitados en lo que a reconocimiento de suelos se refiere. “Sí, nosotros tuvimos la suerte de tener una capacitación en situ. Esta actividad a veces requiere realizar capacitaciones a otros institutos o en exterior. Nosotros teníamos esto en casa, porque estaba este experto holandés que fue quien nos dio la formación bastante sólida, la formación holandesa, que es un poco la directiva, la directriz de la cartografía de suelos en el mundo”. El primer Departamento con Carta de Suelos fue Feliciano “Bueno esa fue otra cosa interesante que ocurrió, a pesar de que los primeros trabajos de conservación de suelos se hicieron en el sur de la provincia, en el departamento Gualeguay, la decisión de la cartografía fue empezar por los lugares menos desarrollados. Fue así entonces que se tomó la decisión, una vez que se tuvo una idea global de la cartografía de suelos con ese mapa de suelos de 1:500.000 de Suelos y Erosión, se empezó a trabajar con el norte de la provincia. Y la zona menos desarrollada en ese momento era Feliciano. El primer departamento que se empezó a trabajar fue el departamento Feliciano. Esa fue la idea de empezar por esos sectores. Después continuamos por el departamento La Paz. Y después se empezó a publicar esa información recién en al año 81 que fue justamente que se hizo la publicación. La presentación de las Cartas de Suelos de los departamentos Feliciano y La Paz, se realizó en forma conjunta en la ciudad de La Paz, en el año 1986. Esas fueron las primeras publicaciones que empezaron a salir a escala 1:100.000 por departamento”. Estaban duchos y solo les restaban relevar y elaborar las Cartas de Suelos de otros 15 departamentos.

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“Fue un trabajo artesanal, porque no teníamos los sistemas de información geográfica que tenemos hoy. Era interpretar la foto aérea, ajustar los límites en el campo, hacer los chequeos para poder definir los perfiles modales que nos digan en qué ubicación tenemos que hacer la calicata y poder extraer las muestras para enviarlas al laboratorio. Era todo un trabajo artesanal y los mapas se dibujaban”. Dentro del Plan Mapa de Suelos había profesionales muy capacitados y con especialidades muy dispares. Un grupo que se destacó en la primera etapa fueron los dibujantes. Los mapas se dibujaban a escala. Los primeros mapas con estas características fueron los de los Departamentos Feliciano y La Paz. Así participaron entre otros Miguel Selenzik, Silvia Reset, Coquito López, Omar Fontana. Más adelante se incorporó Graciela Ríos. Continuidad en el tiempo, fue otra característica sobresaliente del Plan Mapa de Suelos El tiempo pasaba y se sucedían distintos acontecimientos dentro y fuera de la provincia, pero el Plan Mapa de Suelos, seguía marchando, sorteando a veces momentos de flaqueza y zozobra. El sueño de Hugo Tasi y todo su equipo era poder terminar con toda la provincia absolutamente mapeada. “Sí, por supuesto, tenemos buenos recuerdos y algunos no tan gratos, pero el resultado final fue positivo. Hubo momentos de zozobra por supuesto donde este convenio entre la Provincia y el INTA a veces corrió peligro de cortarse, pero siempre tuvimos la suerte de poder convencer a los funcionarios y también ellos entender la importancia del trabajo. Yo creo que hay pocos proyectos a nivel nacional en el INTA o en otras instituciones que hayan tenido una continuidad como éste y no se hayan interrumpido. Esa es una satisfacción muy grande que ha tenido todo el equipo porque desde el año 69 donde se firma el convenio hasta el año 2011, se fue firmando cada 4 años, la renovación de este convenio. Y en ese lapso han pasado muchos gobiernos; de facto, de distintos colores políticos, etc. pero todos entendieron que independientemente de los colores políticos, la importancia que tenía el suelo en el desarrollo de la provincia de Entre Ríos. Al final como balance uno lo tiene que tomar como muy positivo, porque pudimos darle continuidad y en el 2011 se completó la provincia” 186


Una noche en Islas del Ibicuy fue la culminación de 42 años de trabajo El hombre que dedicó su vida a la investigación y al trabajo en suelos, con el último departamento, Islas del Ibicuy, completaba las Cartas de Suelos de todo el territorio de la provincia de Entre Ríos y cerraba así una larga etapa laboral y una personal porque la jubilación estaba llegando. “Bueno, la conclusión es que me he ido muy satisfecho cuando llegó el momento de mi jubilación. Como dice el famoso lema me fui con la satisfacción del deber cumplido. Fui un privilegiado porque empecé y terminé toda la provincia. Y realmente desde el punto de vista personal hice lo que me gustó y me fui terminando con todo lo que habíamos programado. Entonces, más satisfacción que esa imposible. Solo decir gracias a todos. Mucha gente me acompañó e hizo posible el éxito del Programa. Profesionales y trabajadores de la Provincia de Entre Ríos y del INTA. Solo mencionaré a los fallecidos, Pancho Vesco, Juan de Dios Muñoz y Coquito López, en nombre de ellos, gracias a todos”, dice emocionado hasta las lágrimas Hugo Tasi.

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Hugo Felipe Peltzer

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Hugo Felipe Peltzer Ingeniero Agrónomo Especialista en cultivos Ex Director de Suelos y Aguas de Entre Ríos Director de la EEA INTA Paraná Paraná

Durante su gestión como Director de Suelos y Aguas de Entre Ríos propuso la idea, coordinó el armado e implementación de la ley 8.318/89 de Conservación y Manejo de Suelos. La Ley de Conservación de suelos de Entre Ríos es reconocida y ponderada a nivel país y sirvió de ejemplo para la confección de leyes similares en otras provincias argentinas, por ser innovadora en muchas cuestiones , principalmente un modelo a seguir porque promueve prácticas conservacionistas implementando Áreas de conservación y manejo de suelos voluntarias; Áreas de conservación y manejo de suelos obligatorias y Áreas de conservación y manejo de suelos Experimental; y, otorga beneficios a los productores que adoptan tecnología conservacionista con descuentos del Impuesto Rural de hasta el 100 % por un período de 5 y hasta 10 años. Conversamos sobre esta innovadora idea de la década del ochenta con el Director de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA y quien fuera por entonces el Director de Suelos y Aguas de Entre Ríos, Hugo Peltzer. Peltzer, es oriundo de Paraná. En su ciudad se recibió de Ingeniero agrónomo en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Tras un breve paso profesional por Brasil, ingresó al INTA en Las Breñas, Chaco. Allí estuvo durante 8 años. A fines de 1986 se trasladó a la EEA INTA Paraná y comienza a trabajar en el tema malezas. Un año después es convocado para cubrir el cargo de Director de Suelos y Aguas de Entre Ríos donde completa su período de cuatro años. Desde la Dirección de Suelos y Aguas manejaban la información sobre el sector agropecuario de toda la provincia y surgía claramente que el principal problema era la erosión hídrica.

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“En aquel momento estábamos aplicando una ley nacional que era la 22428 que de alguna manera ya subsidiaba a las prácticas de sistematización de suelos que habían sido desarrolladas en INTA. Pero tenía una adopción muy lenta y la aplicación de la ley nacional era burocrática. Nosotros enseguida visualizaos que teníamos que tener una Ley provincial. Desde la Dirección de Suelos armamos un anteproyecto de ley que trabajamos con los Diputados provinciales, Dr. Re de Diamante y el Dr. Carlos Fuerte de Villaguay. Desde la Dirección convocamos a todas las fuerzas del agro para discutir este anteproyecto y lo fuimos enriqueciendo y consensuando en la sociedad. A partir de eso fue muy fácil el tratamiento en Comisión y en las Cámara de Diputados y Senadores y terminó siendo aprobada por unanimidad en ambas cámaras. De manera que fue un proceso relativamente rápido y es como que tuvimos la suerte de hacer una buena Ley, que en su momento sirvió mucho”. La ley y sus beneficios en realidad estimulo en forma importante y genero una gran actividad tanto de productores como de profesionales y permitió que se adoptara bastante masivamente el tema de sistematización con terrazas en toda la provincia. “La ley es aprobada en 1989 y rápidamente se hizo el Decreto reglamentario. Como autoridad de aplicación, desde la Dirección, avanzamos en la aplicación y se fue adoptando rápidamente. Prácticamente declaramos como área voluntaria a todo el ámbito de la provincia. La reducción en el impuesto inmobiliario de aquel momento era del 100 por ciento y hasta 10 años. Uno sistematizaba un campo y podía en algunos casos lograr no pagar por 10 años el impuesto Inmobiliario Rural. Esto tenía un impacto importante, más allá de que a lo mejor en términos relativos el Impuesto Inmobiliario de aquella época no era muy alto. Hoy día capaz que sea distinto, de cualquier manera el hecho de que eran muchos años y mucho porcentaje tenía una importancia significativa y estimulaba la adopción de esta práctica. Había una demanda muy alta. Fue muy notorio porque hubo mucha gente que sistematizaba y presentaba proyectos a través de sus profesionales. La Dirección aprobaba los proyectos presentados por los profesionales y luego se elevaba a la DGR. Fue un crecimiento exponencial. Para abordar la problemática de la sistematización con mayor éxito el INTA Paraná a través de Egidio Scotta y su equipo capacitaron a los profesionales de todo el ámbito provincial.

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La ley de Suelos un ejemplo en todo el país “Fuimos ejemplo con esta Ley y fuimos convocados a presentarla en todo el país. Por dar un solo ejemplo citaré el Seminario nacional organizado por INTA, en el año 1991, denominado “Juicio a Nuestra Agricultura”, donde el Ing. Daniel Welschen, presentó la Ley de Conservación de Suelos de Entre Ríos. Tuvo gran éxito y desde allí fue tomada como ejemplo por varias provincias hermanas”. Balance y contribución para el sector “Creo que por suerte tuvimos la capacidad de haber generado ese proyecto de Ley que efectivamente funcionó. Sirvió. Todavía está vigente, así que podemos considerar que en ese aspecto puntual, fue exitoso. Como INTA además en la parte de Investigación y Experimentación hemos hecho su aporte a la tecnología conservacionista desde varios aspectos. En nuestro caso particular como especialistas en malezas, trabajamos mucho en los inicios de la Siembra Directa. Fertilización nitrogenada y malezas perennes eran las limitantes en la difusión y adopción de la SD de esos momentos. La Siembra Directa se difundía con barbechos muy cortos. Trabajamos entonces con barbecho, longitud de barbecho, barbecho químico. Había además poca costumbre de fertilizar con nitrógeno y sobre eso trabajamos también. Allanado esto la Siembra Directa después se expandió y ocupó el lugar que conocemos e hizo que Entre Ríos fuera pionera en la adopción de esta tecnología”.

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Conrado Gonzalez

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Conrado González Ingeniero Agrónomo Ex Director de Aguas de la Provincia Ex Director de Recursos Naturales de Entre Ríos Paraná

El Ingeniero Agrónomo Conrado González, ingresó en el año 1974 como personal de la Provincia de Entre Ríos. En esa época había lineamientos muy difusos sobre conservación de suelos. A los profesionales les preocupaba el avance incesante de la erosión con el consiguiente deterioro de los suelos y trataban por todos los medios de encontrar una solución al grave problema. “La ley nacional trabajaba sobre el subsidio. Pero la Ley tuvo algunos inconvenientes para su aplicación, pero de cualquier forma nos sirvió a nosotros como entrenamiento porque trabajaba en base a consorcios integrados por varios productores. Se aprobaron muy pocos proyectos y decidimos dejarla de lado porque no caminaba”. En 1987 González integraba la Dirección de Suelos y Aguas de Entre Ríos, como responsable de Aguas. Había un gran movimiento de gente e instituciones trabajando en el tema conservación de suelos. La tecnología lograda estaba en INTA con Scotta y su gente, por otro lado estaba trabajando la gente de la Provincia. Conrado cuenta “Los que veníamos trabajando desde hacía mucho tiempo en el tema teníamos la idea de una ley en la cabeza. En un momento Peltzer nos convoca a trabajar sobre un anteproyecto y nos abocamos todos a trabajar sobre ese tema aportando datos a los Diputados Fuerte y Re que tuvieron la inquietud. Se hizo el anteproyecto que presentaron esos mismos Diputados. Salió muy rápido la ley aprobada por unanimidad de ambas cámaras. En el 90 estaba el Proyecto reglamentario y se comenzó a trabajar. Los primeros años para implementarla no fue tan fácil porque hubo que articular lo técnico, científico, con lo administrativo, porque la Provincia deja de percibir una suma de dinero a través de la Dirección de Renta por el Impuesto Inmobiliario. Hubo que adaptarse un poco pero los productores 193


tenían por un lado una propuesta técnica y por otro un beneficio económico que les permitía acceder, aun a los productores chicos, al beneficio de sistematizar sus campos. El INTA colaboró desde el área Investigación capacitando a los técnicos para poder hacer los proyectos y desde la Extensión dando a conocer la Ley en todo el territorio provincial”. Fue creciendo rápidamente la implementación de la ley y se aprobaron entre 30 y 40 mil hectáreas por año. Se aprovecharon todas las oportunidades para promocionar la Ley y sus alcances. Había un área en la Dirección de Suelos y Aguas específica para la promoción de la ley. En los cursos que el INTA dictaba sobre control de la erosión y sistematización con terrazas se un módulo a cargo de profesionales de la provincia promocionaba la ley y todos sus artículos. Se abrió una huella “Fue todo un desafió en su momento. Con un poco de orgullo, como toda la gente que trabajó puedo decir, algo ofrecimos, algo hicimos, enseñamos un camino. Falta mucho todavía pero es un desafío para las generaciones futuras de conservar la tarea y mejorarla, profundizarla. Se abrió una huella y hay que seguirla... El suelo es nuestro patrimonio natural y hay que cuidarlo para producir más y mejor”.

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Jorge Cerana 195


Jorge Cerana Ex Jefe Departamento Suelos Provincia. Entre Ríos Ex Director Provincial de Ciencia y Técnica Profesor Tit. Cátedra Edafología. Facultad Ciencias Agropecuarias Oro Verde Paraná

El Ingeniero Agrónomo Jorge Cerana comenzó y termino su carrera profesional trabajando en el tema suelos. Su padre, Ingeniero Químico siempre trabajó en suelos. Proviene de una familia con raíces entrerrianas. Llegó un día a Entre Ríos para quedarse y se reconoce como de la generación post túnel. Cerana junto a un grupo de profesionales recibió en el año 2000 una Plaqueta de reconocimiento de la Cámara de Diputados de E. Ríos por su aporte a la Ley de conservación de Suelos. Nos recibió una mañana en su domicilio particular de la ciudad de Paraná y nos dispensó un tiempo muy generoso para recordar momentos relacionados al tema conservación de suelos. Jorge Cerana se recibió de Ingeniero Agrónomo en Rosario. Fue becario de INTA. En 1976 llegó a Entre Ríos. Realizó un breve pasó por la obra de Salto Grande trabajando sobre las características medioambientales y productivas de la región. Se incorporó a Recursos Naturales de la Provincia y se abocó a trabajar en el tema suelo. “Recién llegado me llamo la atención al intensidad de las tormentas nos hicieron ver algunos procesos muy dinámicos de erosión. Supe entonces que la atención habría que volcarla hacia los problemas de erosión. Seguro este mismo impacto les ocurrió a muchos técnicos de INTA que comprendieron que el problema pasaba por la erosión del suelo más que por otros aspectos de la producción”. Sobre el tema conservación de suelos había demanda de parte de productores y técnicos. La Provincia de Entre Ríos buscaba la manera de dar respuesta pero no era fácil. Había una Ley Nacional de Conservación de Suelos que cambiaba el paradigma que se venía teniendo con las otras leyes de Recursos Naturales porque partía no del castigo o la pena si no que contemplaba el concepto del subsidio. Este carácter es el que trataron de rescatar cuando se logró la Ley provincial. 196


“Las leyes nacionales tienen el gran inconveniente que hay que discutirlas en Buenos Aires y eso significaba un esfuerzo muy grande y una situación muy engorrosa para los entrerrianos. Por lo cual fueron muy pocos los proyectos sobre conservación de suelo que pudimos llevar adelante. Nosotros como profesionales del estado teníamos negada la posibilidad de dar asistencia directa. Esto debía darse desde la actividad privada. Genero entonces que se desarrollaran actividades en el sector privado para hacer los proyectos de conservación de suelos. Otro gran tema fue el de capacitar a estos profesionales. Este esfuerzo lo hizo el INTA de Paraná a través de Egidio Scotta, quien conformo un equipo de profesionales para dar la capacitación a través de cursos a esos asesores técnicos privados. Sin los profesionales de la actividad privada debidamente capacitados no se hubiese podido atender la demanda del sector. Muchos años después viene la Facultad con su Cátedra promoviendo que se capacite desde sus inicios a sus ingenieros agrónomos. Fue por varios años una actividad importante para todo recién egresado de la Facultad el poder encarar proyectos de conservación de suelos porque tenían la formación necesaria”. Legislación propia Entre Ríos ya tiene su Ley de Conservación de suelos. Inmediatamente se creó el Decreto reglamentario que generaba las bases para poder actuar sobre el territorio y aplicar este sistema. Cerana, comenta “Muchas provincia trataron de emular a Entre Ríos y no lo lograron. El sistema es muy valorado y somos entonces la pionera en lograr acciones de este tipo. Hubo acciones muy importantes con trabajos muy grandes en sistematización para el control de la erosión hídrica que fueron considerados entre los mayores del País como el de Airaldi y Tulián de Diamante o Goldaracena. Pero nosotros teníamos además el compromiso de ayudar al pequeño productor y lo hicimos. Vialidad colaboró y lo hizo de manera excelente. Se puso a disposición de la Dirección de Suelos y Agua e implementó un sistema de uso de las maquinas viales que funcionó muy bien con los productores más pequeños porque nadie tenía maquinas como para realizar a nivel predial el movimiento de suelos para las terrazas y los canales. Existía en esa época un nivel de obsolescencia muy grande en el parque de maquinaria agrícola”. 197


Aldea Santa María cabecera de las acciones “Se toma a Aldea Santa María debido a que esta zona ya tenía una tradición importante en el tema conservación de suelos porque había recibido asesoramiento de INTA y de distintos proyectos y se había logrado comprensión y compromiso del productor sobre el proceso erosivo y el beneficio que tenia la conservación de los suelos. Por eso se le dio un tratamiento especial con un sistema de asesoramiento técnico privado a cargo del estado y se pudo completar el esquema de sistematización de campos en toda la Aldea”. Fuerte campaña desde la Dirección de Suelos y Agua La Dirección en distintas etapas tomo a su cargo una fuerte campaña de extensión para hacer comprender la Ley. Hubo acciones muy valoradas como la del trabajo con el sistema educativo llevando el mensaje conservacionista a las escuelas del interior y el trabajo con los profesionales de la actividad privada. “Aliados fundamentales fueron los técnicos de la actividad privada. Requería una gran dedicación de todos los técnicos que verdaderamente lo hicieron por una cuestión de vocación. Porque monetariamente no fue tal la recompensa. Pusieron su corazón y pelearon para que Entre Ríos lleve adelante su proyecto de conservación de suelos. Los productores lo hicieron de igual manera porque se vieron reconocidos por el Estado en un tema tan sentido por ellos. La provincia avanzó mucho en esto y fue algo exitoso”. Reflexión y balance “Yo considero que la Provincia ha avanzado venciendo barreras y ha logrado su objetivo, si nos comparamos con otras provincias. El sistema de terrazas y movimiento de suelos es un sistema costoso y requiere un cambio total en la mentalidad del productor. Nosotros tuvimos la suerte de contar con un productor que comprendió que el proceso erosivo era el responsable de su perdida productiva. Entre Ríos ha dado oportunidades importantes y tuvo logros destacados, pero falta mucho todavía y hay que continuar con el tema”. 198


PROBLEMAS Este Capítulo es una Narración fotográfica sobre problemas en lotes con Erosión Hídrica y soluciones a través de la sistematización con terrazas de evacuación La imagen fotográfica interrumpe, detiene, fija, inmoviliza, separa, fracciona, elige, extrae, aísla, capta, “la foto aparece así, en el sentido fuerte, como una tajada única y singular de espacio-tiempo, literalmente cortada en vivo” (Dubois). Pero además enaltece, reduce, contrasta o idealiza sujetos (retratados) o situaciones.

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Lote con c谩rcavas

Lote con erosi贸n en c谩rcava y erosi贸n laminar

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Erosi贸n en la costa de un arroyo

Erosi贸n y arrastre de materia 201


Magnificaci贸n de los s铆ntomas de erosi贸n (ambas fotos)

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C谩rcavas, arrastre de material en lote laboreado convencional y sedimentaci贸n (ambas fotos)

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Erosi贸n en surcos

Diques para contener la erosi贸n. Palo a pique, ramas, tierra.

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Bordes de un arroyo

Sedimentaci贸n 205


Curso para productores y técnicos. Ing. Luis Nani

Curso CECAIN – INTA Ing. Nobel Babboni

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Erosi贸n en lotes bajo laboreo convencional (ambas fotos)

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Arrastre y sedimentaci贸n

Detalle de un perfil de suelo 208


Arrastre de sedimentos (ambas fotos)

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Erosi贸n en c谩rcavas. Vista desde tierra y aire.

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Erosi贸n en surcos y c谩rcavas

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Erosi贸n en surcos y c谩rcavas (ambas fotos)

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Perfil del suelo EEA INTA Paranรก

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Parcela escorrentía EEA INTA Paraná. Se muestra el suelo perdido por erosión en una tormenta (ambas fotos)

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SOLUCIONES Este Capítulo es una Narración fotográfica sobre soluciones en lotes con Erosión Hídrica a través de la sistematización con terrazas de evacuación.

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Terraza con base angosta, con cultivo en labranza convencional

Lote sistematizado 217


Lotes reciĂŠn sistematizados (ambas fotos)

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Terrazas en campo de Rubén Barón. Crespo, Entre Ríos

Terrazas y cárcavas en campo de Raul Rickert. Seguí, Entre Ríos

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Lotes sistematizados (ambas fotos)

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Lotes sistematizados (ambas fotos)

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Lote sistematizado con canal colector en el centro.

Lote sistematizado

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Campo Colegio Adventista del Plata. Libertador San Martín, E. Ríos

Terrazas en el campo de Dante Bolzan. Crespo, E. Ríos 223


Terrazas reciĂŠn construidas (ambas fotos)

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Detalle de desag端e en cana colector (ambas fotos)

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Lote sistematizado

Construyendo terrazas

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Motoniveladora de Vialidad Provincial construyendo terrazas

Egidio Scotta, varilla en mano, marcando una terraza

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Italo Culasso en vuelo de reconocimiento de erosi贸n h铆drica en Helic贸ptero yAvi贸n

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Jornada de conservaci贸n de suelos Est. Oscar Farall

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Alumnos nivel medio en Libertador San Martín, recorriendo lote sistematizado en predio de la Institución

Día de la conservación del Suelo en Crespo: Dante Bolzán, Raul Rickert y Antonio Farall. 230


Transparencias originales realizadas a mano por el Ing. Italo Culasso para explicar la pĂŠrdida de suelos, granos y agua en lotes erosionados

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Transparencia original realizada a mano por el Ing. Italo Culasso INTA Crespo 232


Afiche original realizado en INTA Crespo para mostrar el flagelo de la erosi贸n 233


ANEXO

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LEY N° 8318 de Conservación de Suelos de Entre Ríos LA LEY DE CONSERVACIÓN DEL SUELO Nº 8318, DECLARA DE INTERÉS PÚBLICO Y SUJETO A USO Y MANEJO CONSERVACIONISTA A LOS SUELOS DE LA PROVINCIA QUE POR SUS CONDICIONES NATURALES Y POR ACCIÓN ANTRÓPICA; MANIFIESTEN SÍNTOMAS O SUSCEPTIBILIDAD DE DEGRADACIÓN. SE INCLUYE EN EL CONCEPTO DE DEGRADACIÓN A LOS EFECTOS PROVOCADOS POR EROSIÓN, AGOTAMIENTO, DETERIORO FÍSICO, ALCALINIDAD, ACIDIFICACIÓN, SALINIDAD Y EL DRENAJE INADECUADO.

La Legislatura de la Provincia de Entre Ríos, sanciona con fuerza de: LEY: Capítulo Uno Art. 1°.- Declárese de interés público y sujeto a uso y manejo conservacionista a los suelos de la Provincia que por sus condiciones naturales y por acción antrópica; manifiesten síntomas o susceptibilidad de degradación. Se incluye en el concepto de degradación a los efectos provocados por erosión, agotamiento, deterioro físico, alcalinidad, acidificación, salinidad y el drenaje inadecuado. Art. 2°.- A los efectos previstos en el artículo anterior, se adecuará la utilización de los suelos conforme a una actitud para distintos niveles de incorporación de tecnología y teniendo en cuenta las posibilidades técnicas y económicas del productor. Capítulo Dos Autoridad de Aplicación: Art. 3°.- La Secretaría Ministerial de Asuntos Agrarios, a través de la Dirección de Suelos y Aguas, será la autoridad de aplicación de la Ley y sus disposiciones reglamentarias.

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Capitulo Tres Área de Conservación de Suelos: Artículo 5°.- La autoridad de aplicación determinará las áreas de conservación y manejo de acuerdo con la magnitud del proceso erosivo, como así también para establecer obligaciones y medidas de estímulo, clasificándolas en:  área de conservación y manejo de suelos voluntarios.  área de conservación y manejo de suelos obligatoria  área de conservación y manejo de suelos experimental. La clasificación de un área podrá ser modificada según criterio de la autoridad de aplicación, sin que este acto anule los beneficios acordados con anterioridad a la modificación. Capítulo Cuatro Estímulos: Art. 11.- Tendrán acceso a los estímulos que establece la presente Ley, todos aquellos propietarios, arrendatarios, contratistas, aparceros, usufructuarios y tenedores por cualquier título legítimo de inmuebles rurales ubicados en las zonas declaradas como Áreas de Conservación y Manejo de Suelos. Art. 12°.- Según las características de los trabajos de conservación realizados en las Áreas de Conservación y Manejo se establece la siguiente reducción del Impuesto inmobiliario:  prácticas permanentes: exención o reducción del impuesto Inmobiliario provincial, sobre superficie afectada con este tipo de prácticas durante un plazo no mayor de diez (10) años y siempre que las prácticas se mantengan durante ese período.  prácticas semipermanentes: exención o reducción del Impuesto Inmobiliario Provincial, sobre superficie afectada con este tipo de prácticas, por un plazo de dos (2) a cinco (5) años y siempre que las prácticas se mantengan durante dicho período.  prácticas anuales: exención o reducción del Impuesto Inmobiliario Provincial, sobre la superficie afectada con este tipo de prácticas, por un plazo no mayor de dos (2) años y siempre que la práctica se mantenga por dicho lapso.  La autoridad de aplicación fijará los tipos de prácticas, los plazos y los porcentajes que se reducen del Impuesto Inmobiliario según el Área.

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Art. 13°.- La provincia apoyará la conservación y manejo de suelos mediante créditos especiales, atención de problemas de infraestructura, cesión en préstamo o comodatos de maquinarias específicas, etc... Capítulo cinco Requisitos y obligaciones: Art. 14°.- Para acceder a los estímulos previstos en la presente Ley, se deberá presentar un Plan de Manejo y Conservación de Suelos cuya elaboración será responsable un Ingeniero Agrónomo. La participación de otros profesionales dentro del plan aludido estará determinada de acuerdo con las incumbencias de cada una de las profesiones. Los profesionales intervinientes deberán estar inscriptos en un Registro que tendrá a su cargo la autoridad de aplicación. Capítulo Ocho Comisión Provincial de Conservación y Manejo de Suelos: Art. 26°.- Créase la Comisión Provincial de Conservación y Manejo de Suelos, con dependencia de la Secretaría Ministerial de Asuntos Agrarios en lo atinente a su organización y a las políticas orientativas de su quehacer específico y como órgano asesor y consultor del Poder Ejecutivo. Art. 27°.- La Comisión tendrá las siguientes atribuciones:  coordinar las acciones interinstitucionales que se requieran para la implementación y ejecución de la presente Ley.  proponer normas de uso y manejo de suelos.  participar en el control y evaluación de la Ley de Conservación y Manejo de Suelos.  propiciar la difusión de los principios conservacionistas a través de los organismos competentes de educación y de los medios de comunicación social.  otorgar premios y menciones honoríficas a las personas que se destaquen por su accionar conservacionista.  asesorar al organismo de aplicación cuando éste lo requiera.  establecer las normas que regirán su funcionamiento. Art. 28°.- La comisión será presidida por el señor Secretario ministerial de Asuntos Agrarios, o la persona que él designe al efecto.

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Serán invitados a integrar esta comisión las siguientes entidades: Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Universidad Nacional de Entre Ríos, Dirección Provincial de Vialidad, Consejo General de Educación, Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Entre Ríos, Colegio de Profesionales de la Ingeniería de Entre Ríos, Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos, Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria, Federación Agraria Argentina, Consejo Intercooperativo Agropecuario, Bolsa de Cereales de Entre Ríos, representantes de los consorcios de la Ley N° 22.428 de Fomento de la Conservación de Suelos y de los productores de Áreas de Conservación y Manejo Obligatoria. Art. 29°.- El presidente de la comisión resolverá respecto a la incorporación de otras instituciones oficiales y privadas que formarán parte de esta comisión. Capítulo Nueve Fondo Provincial de Conservación de Suelos: Art. 30°.- Créase el Fondo Provincial de Conservación y Manejo de Suelos para atender los requerimientos financieros que demande la aplicación de la presente Ley, el cual estará a cargo de la autoridad de aplicación y tendrá los siguientes objetivos Sala de Sesiones, Paraná, 12 de diciembre de 1989 Ramón Z. González Secretario H.C. Senadores

Miguel A. Carlín Vicepresidente 1°H. Senado

Ramón A. De Torres Secretario H.C. Diputados

Orlando V Engelmann Presidente H.C. Diputados

Paraná, 18 de diciembre de 1989 Por Tanto: Téngase por Ley de la provincia, cúmplase, comuníquese, dése al Registro Oficial y archívese. JORGE P. BUSTI

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Hernán D. Orduna Secretaría de Gobierno, 19 de diciembre de 1989 - Registrada en la fecha bajo el N° 8318. Conste - Fernando Pascual Gan, Secretario de Gobierno MGJOSP. Decreto N° 2877 MEH Estableciendo disposiciones Paraná, 5 de julio de 1990 Visto Lo dispuesto en el artículo 36° de la Ley N° 8318; y Considerando: Que el suelo como base y sustento de la producción y de la vida, constituye el capital más importante de la sociedad; que nuestra concepción política de considerar a la tierra como bien social, impone al Estado la obligación de velar por su integridad: que la magnitud de los problemas de erosión y degradación de suelos, en alrededor del 40% de la superficie provincial, exige una enérgica y rápida acción tendiente a neutralizar estos problemas; que existe tecnología apta para evitar el progresivo deterioro y degradación de nuestros suelos; que al poner en vigencia la Ley N° 8318, se dotará a la Provincia de una herramienta fundamental para lograr el uso racional y la conservación del recurso suelo; Por ello; El Gobernador de la Provincia Decreta: Art. 1°.- La Dirección de Suelos y Aguas, Organismo dependiente de la Subsecretaría de Asuntos Agrarios, establecerá por períodos trienales las prioridades de las acciones a desarrollar, con el objeto de atender los aspectos referentes a la degradación de los suelos. Art. 2°.- La Subsecretaría de Asuntos Agrarios, mediante Resoluciones y a propuesta de la Dirección de Suelos y Aguas, especificará las Areas de Conservación y Manejo, de acuerdo con lo reglado en el artículo 5° de la Ley N° 8318.

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Art. 29°.- El presente Decreto será refrendado por el señor Ministro Secretario de Estado de Economía y Hacienda. Art. 30°.- Regístrese, comuníquese, publíquese y archívese. JORGE P. BUSTI Mario F. Mathieu RESOLUCIÓN N° 03 D. S. Y A. Fijando Prioridades En Materia De Conservación Y Manejo De Suelos Paraná, 6 de julio de 1990 Visto La Ley N°8318 y su Decreto reglamentario N°2877; y Considerando: Que es necesario fijar las prioridades en materia de conservación y manejo de suelos para el trienio 1990-1992; Que la erosión hídrica de los suelos es un fenómeno grave y extenso, que afecta a las tierras más aptas para la producción agropecuaria de la Provincia; Que de no tomarse medidas inmediatas y perdurables, se comprometerá seriamente el patrimonio productivo de la Provincia; Que existen prácticas de control de erosión hídrica que pueden ser implementadas en el manejo y conservación de suelos, pero que también resulta necesaria la experimentación sobre sus condiciones y resultados; Por ello; El Director de Suelos y Aguas Resuelve: Art. 1°.- Declarar para el trienio 1990-1992, como prioritaria la conservación de suelos afectados por erosión hídrica y atender los requerimientos que demande la promoción de las prácticas de conservación y la experimentación en técnicas aplicadas al control de la misma. Art. 2°.- Promover la constitución de Áreas de Manejo y Conservación de Suelos en donde los procesos de erosión hídrica signifiquen un grave limitante para el desarrollo agropecuario y social.

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Art. 3°.- Realizar la experimentación de prácticas de control de erosión hídrica mediante la formación de Áreas de Manejo y Conservación de Suelos Experimentales, para comprobar su eficacia y determinar las técnicas. Art. 4°.- Regístrese, comuníquese, publíquese y archívese. Hugo Felipe Peltzer Director de Suelos y Aguas

Resolución N°47 S.A.A. Declarando Área De Conservación Y Manejo Voluntario De Tierras Paraná, 30 De Agosto De 1990 Visto La Ley N°8318/90 y su Decreto Reglamentario N°2877/90 MEH; y Considerando: Que resulta prioritario atender los problemas de degradación de suelos ocasionados por erosión hídrica en la totalidad de los Departamentos Paraná, Diamante, Victoria, Nogoyá, Gualeguay, Rosario del tala y La Paz; Que se ha comprobado que la construcción de terrazas con gradiente, constituye una práctica de conservación de suelos que debe ser promovida en el área; Que existen productores que han venido aplicando la práctica con resultados favorables y se requiere incrementar la superficie protegida; Por ello; El Subsecretario de Asuntos Agrarios Resuelve: Art. 1°.- Declarar Área de Conservación y Manejo Voluntario a las, fierras ubicadas en los Departamentos Paraná, Diamante, Victoria, Nogoyá, Gualeguay, Rosario del Tala y La Paz, exceptuándose las comprendidas en la resolución N° 37/90 SAA y las áreas comprendidas en las zonas de Islas y anegadizos. Art. 3°.- Según las condiciones técnicas fijadas en el proyecto avalado por la firma del Ingeniero Agrónomo, una vez aprobado, corresponderá una reducción del Impuesto Inmobiliario Rural sobre la superficie protegida, considerándose como tal al terreno que 241


se encuentre localizado entre dos terrazas consecutivas y de acuerdo con la intensidad del terraceo, según la siguiente tabla: Porcentaje de descuento del Impuesto Inmobiliario Rural sobre área protegida: Metros lineales de terraza sobre superficie protegida (m/Ha.) %Descuento 100-150 70 151 -200 80 201 -250 90 mayor 250 100 Art. 4°.- La autoridad de aplicación, Dirección de Suelos y Aguas, confeccionará los formularios y la documentación necesaria que deberán presentar el o los solicitantes para la reducción del Impuesto Inmobiliario Rural mencionado en el artículo anterior. Art. 5°.- El beneficio será acordado una vez que la Dirección de Suelos y Aguas apruebe la finalización de las obras y el mismo tendrá una duración de cinco (5) años mientras se mantegan las obras y se cumplan las disposiciones de la Ley ° 8318 y reglamentaciones complementarias. Art. 6°.- Registrar, comunicar, publicar y archivar.

Daniel M. Welschen Subsecretario de Asuntos Agrarios Ley de Conservación de suelos de Entre ríos El Gobierno de Entre Ríos a través de la ley 8.318/89 de Conservación y Manejo de suelos promueve prácticas conservacionistas implementando: Áreas de conservación y manejo de suelos voluntarias Áreas de conservación y manejo de suelos obligatorias Áreas de conservación y manejo de suelos Experimental Beneficios otorgados Descuentos del Impuesto Inmobiliario Rural el 100% Estos descuentos pueden ser durante un período de 5 a 7 años Requisitos Presentación de un proyecto conservacionista de la propiedad, elaborado por un ingeniero agrónomo y presentarlo al organismo de aplicación y la visación del COPAER. 242


Mantener la práctica durante el tiempo que se recibe el beneficio. Practicas promocionadas Terrazas con gradientes, cultivos de nivel, desagües empastados, canales de derivación, siembra directa, elaboración de Plan Conservacionista de Producción Agropecuaria (P:C:P:A) control de cárcavas, construcción de represas para riego con elaboración de P:C:P:A en el centro norte de la provincia, drenaje agrícola, aplicación de enmiendos orgánicos.

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Comisión Provincial de Conservación de Suelos Art. Nº 26- Ley 8318/89 Integrantes Secretaría de la Producción de Entre Ríos INTA COPAER Facultad de Ciencias Agropecuarias UNER Federación Agraria Argentina FARER CONINAGRO AAPRESID AACREA Bolsa de Cereales de Entre Ríos Funciones: Coordinar acciones interinstitucionales que se requieran para la implementación y ejecución de la Ley 8.318 de Conservación de Suelos. Proponer normas de uso y manejo de suelo Participar en el control y evaluación de la Ley de Conservación y Manejo de suelos Propiciar la difusión de los principios conservacionistas a través de la educación y medios de comunicación social Asesorar al organismo de aplicación cuando este lo requiera Establecer normas que regirán su funcionamiento.

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CECAIN Centro de Capacitación Integral del INTA Paraná A lo largo de su historia capacitó a más de 7.000 personas de la zona rural Antecedentes Las dudas que a juicio del equipo de trabajo de la Agencia de Extensión Rural del INTA Paraná planteaba el trabajo con juventudes mediante el sistema de Clubes 4 A determinó que se pensara en otro método más acorde con las condiciones del medio rural entrerriano. A partir del año 1969 se comenzó a probar con cursos de capacitación de jóvenes rurales mediante el sistema de internar grupos por períodos semanales bajo el sistema de alternancia. La idea y creación del Ing. Agr. Nobel Babbonni y el profesor Rodolfo Benvenuto se denominó Centro de Capacitación de Jóvenes Rurales. La idea era lograr un trabajo más intensivo con la intención de observar los resultados obtenidos mediante el seguimiento posterior de los mismos. Desde su creación en el año 1969 y por una década el Centro de Capacitación de Jóvenes Rurales funcionó en forma precaria, al principio en el local de la misma AER INTA Paraná y posteriormente en locales prestados, improvisando dormitorios, aulas, cocina y comedores. Incluso la preparación de la comida era realizada por el personal de dicha AER. 10 años de experiencia sirven de base sólida Con la experiencia de más de 10 años de trabajo la Agencia de Extensión Rural INTA Paraná entregó a la Estación Experimental Agropecuaria INTA Paraná un sistema de enseñanza en funcionamiento, una red de establecimientos colaboradores, demostradores, para dictar las clase prácticas a campo, el prestigio alcanzado por los cursos en el medio rural, el apoyo económico de las empresas de la zona, todo lo que resultaba una verdadera innovación en la forma de trabajar que hasta ese momento tenía el INTA. Sobre esa base sólida a partir del mes de marzo del año 1981 se creó el Centro de Capacitación Integral (CECAIN), sistema de enseñanza no formal, con edificio propio y asiento en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA. A partir de allí se perfeccionó la mecánica y los métodos utilizados para la enseñanza. Se incorporó entre otras cosas la técnica de dinámica rural y la inclusión de nuevos tipos de cursos. 245


Trabajo muy valorado En el trabajo realizado por el CECAIN es valorado muy especialmente a lo largo del tiempo el apoyo recibido por los Extensionistas e Investigadores del INTA Paraná, profesionales de la actividad privada, de distintas disciplinas, empresarios y cooperativas, lo que permitió dar a los jóvenes la formación integral que los destacó como protagonistas sociales dentro de su comunidad. En el año 1990 ampliaron el edifico del CECAIN construyendo prácticamente un edificio nuevo con aportes logrados a través de un crédito del B.I.D. En el año 2012 se reformó nuevamente el edificio dotándolo de más comodidad y confort con la construcción de un salón multiuso, climatizado, habitaciones nuevas, Internet y servicio de wifi.

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Plan Mapa de Suelos de la provincia de Entre Ríos Los estudios cartográficos de suelos en Entre Ríos El Plan Mapa de Suelos nació y finalizó sus actividades en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA. Esta Unidad, que fue la sede donde se desarrolló la actividad técnica de los profesionales y auxiliares tanto del INTA como del Gobierno de la Provincia y seguirá siendo, un eterno referente para emprendimientos y proyectos en la región. Un 7 de Julio del año 2011 luego de 42 años de trabajo sin interrupciones y con la totalidad del territorio entrerriano relevado y publicado, puso fin a sus actividades el Plan Mapa de Suelos de Entre Ríos, convenio INTA- Gobierno Provincial. El Plan Mapa de Suelos de Entre Ríos un poco de historia En coincidencia con el Día de la Conservación del Suelo (7 de Julio) nació el Plan Mapa de Suelos de la Provincia de Entre Ríos. Promediaba el año 1969 cuando en el establecimiento “El Trébol” de Sallenave, cercano a la localidad de General Galarza, en el departamento Gualeguay, un frío lunes, 7 de Julio, se firmó el convenio entre el Gobierno de Entre Ríos y el INTA para realizar el relevamiento de los suelos de la provincia. Ese acuerdo fue el origen y punto de partida de lo que luego se conocería como Plan Mapa de Suelos de la Provincia de Entre Ríos. Este Plan continuó a través del tiempo y, a pesar de que las acciones tuvieron distintos niveles de avance, los trabajos y producción de información siempre tuvieron continuidad. Durante el período 1969-2009 desde la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA a través de un Acuerdo Complementario (“Plan Mapa de Suelos”) en el marco del Convenio con el Gobierno de Entre Ríos se efectuaron la mayoría de los relevamientos de información sobre la naturaleza, distribución y propiedades de los suelos; se realizó su interpretación para establecer la aptitud actual y potencial de las tierras que sirviera como una importante herramienta para la planificación y el manejo sostenible de los diferentes sistemas de producción, cubriendo toda la superficie continental (o “tierra firme”) de la provincia. El mayor aporte de información sobre suelos, geología, clima, vegetación natural y otros recursos como aguas superficiales, subterráneas y otras consideraciones está en las Cartas de Suelos a escala 1:100.000, publicadas entre 1986-2007, Departamento por Departamento y para los sectores de tierra firme. Con la publicación en 2011 de la Carta de Suelos del Departamento Islas del Ibicuy, se

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concluye con los 17 departamentos políticos que constituyen la superficie provincial. Las Cartas de Suelo más útiles que nunca Las Cartas de Suelos en Entre Ríos han estado a medida que se fueron publicando disponibles para una gran cantidad de usuarios, principalmente profesionales, productores agropecuarios, inversores, estudiantes y han sido una herramienta clave a la hora de tomar decisiones. Las distintas áreas del Gobierno Provincial, la generación de planes estratégicos institucionales del INTA y otras instituciones públicas y privadas también han sido y son usuarios directos. La diversidad de ambientes y consecuentemente de los suelos hace que la utilidad de los mapas de suelos resulte determinante como información básica imprescindible en toda la estructura productiva. Esto se ha visto reflejado en la gran demanda que han tenido y tienen las Cartas de Suelos por distintos tipos de usuarios. Por otra parte, con el transcurrir del tiempo se fue incorporando tecnología que permitió la digitalización y actualización de la información y a través de sistemas de información geográfica (SIG) generar distintos tipos de mapas interpretativos que hacen más fácil la comprensión de la información relacionada con los distintos usos, como ser mapas de erosión actual, susceptibilidad a la erosión, de aptitud para distintas alternativas de uso, de índices de productividad, entre otros. Estas modernas tecnologías han permitido conocer la potencialidad de las tierras y las posibilidades de incorporación de tecnología. En este punto, Entre Ríos se ha visto potenciada por la aplicación de tecnologías apropiadas no sólo en los departamentos tradicionalmente agrícolas como Victoria, Diamante, Paraná, etc., sino también en los llamados marginales, donde el avance de la frontera agrícola ha levantado las barreras para el paso de los agro insumos, la siembra directa y el riego. Todo esto se ha visto potenciado en los últimos años con la llegada de productores de provincias vecinas que ven a Entre Ríos como una provincia estratégica desde el punto de vista productivo por sus cercanías a grandes centros de consumo y por la disponibilidad de información de base para encarar distintos sistemas productivos. En la actualidad se cuenta con un sistema on-line de información geoespacial para el apoyo a procesos de toma de decisión empresarial, gubernamental, etc., a nivel local, regional y provincial, y que es útil para el ajuste y monitoreo de indicadores como así también para la simulación de distintos escenarios y modelos productivos.

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Programa de Voluntarios Conservacionistas de la Tierra Productiva En el marco de la "Jornada Nacional sobre Conservación de Suelos" que se realizó en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA, el 4 de julio de 1998 se presentó en Paraná el novedoso programa de “Voluntarios Conservacionistas para la Tierra Productiva”. La experiencia inédita en el país fue idea del geólogo Egidio Scotta quien la puso en marcha desde la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA con el acompañamiento de muchas personas enroladas en el mensaje conservacionista. Acompañó a Scotta en el diseño e implementación de la idea y la estrategia de Comunicación el periodista Aldo Puig del INTA Paraná. Finalidad Contribuir a la conservación de la capacidad productiva de las tierras para lograr sustentabilidad del sistema económico y social. Objetivo Desarrollar un programa dirigido a intensificar la difusión de los procesos de degradación y las ventajas y beneficios de la conservación de la tierra productiva en todos los niveles de la sociedad. Estrategia Obtener de personas prominentes que representen o no a instituciones del medio, la donación de una pequeña parte de su tiempo para difundir mensajes conservacionistas, para lo que se sugiere algunas de las siguientes actividades. Entrevistas radiales. Difusión en reuniones. Participación en programas educativos. Campañas de información pública. Promoción de debates. Participación en programas de televisión. Publicación de artículos originales. Promoción del programa. Otras actividades de generación propia. Propicia este Programa la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA quien proveerá información, evaluará los avances y analizará temas y estrategias en forma conjunta con los grupos de voluntarios que se hayan formado.

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Diamante fue pionero en implementar el Programa de Voluntarios Conservacionistas El 29 de noviembre de 1.996 se constituye oficialmente en Diamante el Primer Grupo de Voluntarios para la Conservacionistas de la Tierra Productiva. La Agencia de Extensión Rural propició la participación de 17 instituciones, 38 docentes rurales y urbanos y 55 Grupos de alumnos de los colegios secundarios. Todos ellos, el 4 de julio de 1997 participaron del lanzamiento oficial del Programa en el marco de los festejos de la Celebración del 7 de Julio como Día de la conservación del suelo, en la localidad de Diamante.

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