Diosas de partholon 02

Page 171

P.C. CAST

DIOSA POR ELECCIÓN

—Los muertos no pueden hacerme nada —dijo con un gesto imperioso. —En eso te equivocas —respondió Clint—. Los que te rodean son espíritus de guerreros muertos, protectores de este bosque sagrado y este mundo. Yo los he despertado, como ellos me despertaron a mí. Y ahora, vamos a expulsarte a ti, y a tu perversidad, y te enviaremos de vuelta a tu reino de oscuridad. Con un silbido de reptil, Nuada se lanzó hacia Clint. Con una gran rapidez, uno de los guerreros se interpuso en el camino de la criatura y le dio un hachazo. En vez de pasar a través del cuerpo de Nuada, le cortó la carne oscura. Antes de que el eco del grito de dolor de Nuada se hubiera desvanecido, la parte de carne cortada se volvió ceniza y se dispersó en el aire, entre los copos de nieve. Los demás espectros rodearon el cuerpo de Nuada, que no dejaba de gritar. Pronto, no vi más que una forma que se retorcía, rodeada por los espíritus enfadados de los guerreros. Y después, sólo hubo silencio. Entonces, los guerreros desaparecieron. En el lugar que había ocupado Nuada sólo quedó un hueco en la nieve, cubierto de ceniza. Dejó de nevar. —Chamán, ¿nos necesitas para algo más? —le preguntó uno de los ancianos, respetuosamente, a Clint. —No, amigo mío. Gracias. Sin embargo, el anciano no se dio la vuelta inmediatamente. Habló con solemnidad: —Mi corazón siente alegría, porque la herida del alma del Chamán Blanco se ha curado. Pronunció aquellas palabras de un modo muy bello, como si cada una de las sílabas tuviera un significado secreto. Entonces, el anciano entornó los ojos y,se acercó a Clint, mirándolo con atención. Era como si estuviera viendo el alma de Clint. El anciano frunció el ceño con preocupación. —Piensa, hijo —dijo con una infinita tristeza—. Tienes que asegurarte de que ése es el camino que vas a recorrer. Es muy largo. Clint se sorprendió. —Gracias, amigo. Lo recordaré. —Nos veremos de nuevo, Chamán Blanco. Hasta entonces, adiós, hijo mío — dijo el anciano, mientras volvía hacia el bosque. —Adiós, padre —le dijo Clint. Después, se acercó rápidamente a mí y se agachó a mi lado. —¿Puedes andar? —me preguntó con calma. Entre sus brazos, me sentí bien de repente, como si me hubiera aliviado el dolor del costado. —¡No! —gritó Rhiannon, y se lanzó hacia Clint, con el puñal listo para atacar. Sin embargo, Clint reaccionó rápidamente. Se puso en pie y, con facilidad, rechazó su golpe, le agarró la muñeca y se la retorció hasta que ella soltó el puñal, que cayó inofensivamente entre la nieve. Sin soltarla, Clint se agachó para recuperar el arma, y después se dirigió a ella.

- 171 -


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.