Darke 01

Page 230

1- SEBASTIAN DARKE, PRÍNCIPE DE LOS BUFONES

PHILIP CAVENEY

Epílogo Era hora de partir. Max acababa de zamparse su última comida relajada en las caballerizas reales y Sebastian le estaba enganchando de nuevo al carromato. Cornelius había ensillado a Phantom y llenado las alforjas de provisiones para el prolongado viaje. No se produjo despedida ceremoniosa alguna, no tocó ninguna orquesta ni sonaron fanfarrias de trompetas, lo que a Sebastian le satisfizo en gran medida. Se alegraba de marcharse porque, según le habían contado, ese mismo día, horas más tarde, el príncipe Rolf de Bodengen iba a venir de visita y el joven bufón se sentía incapaz de estar presente en semejante ocasión. Estaba a punto de subirse al asiento del carromato cuando Cornelius carraspeó ligeramente. Sebastian se dio la vuelta y vio que alguien se acercaba: una mujer ataviada con una capa, con la cabeza cubierta. La recién llegada se retiró la capucha y Sebastian y Cornelius se hincaron de rodillas. —¿Pensabais marcharos sin despediros? —preguntó con tono de reproche. Sebastian frunció el ceño. —Pensé que ya nos habíamos despedido —replicó—. Y vos no deberíais haber acudido sola. Es peligroso salir sin escolta. —Me pareció que por esta vez merecía la pena correr el riesgo —respondió ella—. Ya sabes que vosotros sois muy especiales para mí. —Está claro que no lo suficientemente especiales —protestó Sebastian. —No me guardes rencor —dijo ella—. No es propio de ti —hizo una seña para que el joven se levantara y se acercó hasta que ambos estuvieron frente a frente—. He hecho las disposiciones necesarias para que tu madre reciba el pago anual de coronas de oro. Un mensajero de mi confianza ha partido ya con el dinero. No hace falta que vuelvas a preocuparte por ella; tendrá lo suficiente para vivir toda su vida en la abundancia —metió la mano bajo su capa y sacó una pesada bolsa de tela que entregó a Cornelius—. Aquí tienes tu salario de un año, capitán Drummel. Por los servicios prestados. —Gracias, Majestad —dijo Cornelius, al tiempo que realizaba una profunda reverencia—. Os agradezco vuestra generosidad. La reina volvió la vista a Sebastian. —Y ya que no estás dispuesto a aceptar recompensa alguna para ti mismo, te he traído

230


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.