Al pueblo nunca le toca

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cabeza, a Cenón de la nariz, a Policarpa de la boca, Sergio presentaba una herida en la cara y Antonia una en la mano derecha. — ¡Chivatos sinvergüenzas! —exclamó Zoila, irrumpiendo en el campo de batalla, con un rejo de siete ramales y repartiendo latigazos a diestra y siniestra—. ¡Todos heridos y echando sangre! ¡Estos bandidos me van a enloquecer! Se me pone que se pusieron a jugar a la guerra otra vez... En esta casa la política no puede faltar ni en los juegos... Como eso es lo que les enseña el papá... Y ahora ¿de dónde voy yo a sacar "Dioxogen" y algodón para curarlos? Con toda la plata que tengo... ¡Esta maldita política va a acabar conmigo...! Baltasar, una vez fuera de su casa, se dirigió a la Calle de la Botica, donde quedaba situada la prendería "El Zafiro", de propiedad de Don Nicomedes Lasprilla, de quien era amigo, hasta donde puede serlo un mártir de su verdugo, pues aquél era un usurero implacable que le prestaba


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Al pueblo nunca le toca by Albertto200 - Issuu