Revista 93 Cultura de VeracruZ

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Consejo Editorial Edgar Aguilar, Marco Tulio Aguilera Garramuño, Marco Antonio Acosta, Mario Calderón, Celina Márquez, Mauro Mamani-Macedo, Omar Piña, Silvia Tomasa Rivera, Vicente Francisco Torres, Juan Ventura Sandoval. Ejemplar: $50.00, suscripción: 500 pesos. En el extranjero Dls. 30 €

Director

Raúl Hernández Viveros Subdirector Alberto Hernández Vásquez Administrador Mario Hernández Vázquez

Indice 2 Dante Octavio Hernández Guzmán La Biblioteca Novohispana del Archivo Municipal de Orizaba

REVISTA Cultura de VeracruZ Año XIX, No. 93 Septiembre / Octubre de 2015 Publicación bimestral. www.nuevaepoca.blogspot.com / culturadeveracruz@yahoo.com.mx Editor responsable: Alberto Hernández Vásquez. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2010081613030000-102, ISSN, en trámite. Licitud de Título: (en trámite). Número de Licitud de Contenido (en trámite). Impresa por Ediciones Cultura de VeracruZ, Altamirano No. 35, Col. Centro, C.P. 91000, Xalapa, Ver. Este número se terminó de imprimir el 25 de octubre de 2015, con un tiraje de 1000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional del Derecho de Autor.

9 Pedro M. Domene Janis Joplin: Cicatrices del paraíso 14 Carlos Roberto Morán Escribo minificciones: Mempo Giardinelli 18 La muerte de Henning Mankell 20 Álvaro Brizuela Absalón Mi primo Juan Manuel 21 Lizardo Enríquez L. Cultura de VeracruZ 23 Eduardo García Aguilar El bar de las ilusiones posibles 25 Otro texto sobre El bar de Chez Georges 27 Guillermo Landa Contra guiño olvidoso 27 Edgar Aguilar Las serenas advertencias

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A no dudar, el libro antiguo es un testimonio relegado como objeto cultural, histórico y patrimonial, lo que ha ocasionado que se tiene un enorme desconocimiento del valor que para los mexicanos con el tiempo ha adquirido y además da espacio para investigaciones que se han pasado por alto al no revestirse la importancia de los libros antiguos y las colecciones que en muchas bibliotecas se tienen. Por ello, la salvaguarda de los libros antiguos en bibliotecas públicas y privadas sigue siendo diversa tanto cualitativa como cuantitativamente, ya que los criterios que se aplican son de conformidad a los conocimientos del custodio, por este motivo, es muy importante la labor que durante estos años ha efectuado ADABI de México A. C. auxiliando, capacitando, valorando y creando una metodología de trabajo de catalogación y mantenimiento de los libros que homologa el criterio de trabajo ya que con sus acertadas opiniones y conocimientos ha uniformado la valoración de las bibliotecas y en particular de la biblioteca novohispana que se encuentra como Fondo Reservado en el Archivo Municipal de Orizaba y que a continuación comento.

Dante Octavio Hernández Guzmán La Biblioteca Novohispana del Archivo Municipal de Orizaba

El Fondo Reservado El Fondo Reservado se concibe como un espacio en el que puedan albergarse los materiales bibliográficos, documentales y cartográficos, antiguos y raros, que datan en el caso de nuestra biblioteca de 1536 hasta 1850. Su objetivo es la conservación, clasificación y difusión del acervo, siendo esta última efectuada al través de la página Web de Bibliotecas y Libro Antiguo de ADABI de México A. C.1 y por la participación en

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ADABI de México A. C. tiene su página Web en la que se encuentra información de las bibliotecas Novohispanas de la república mexicana: http://www.adabi.org.mx/content/servicios/libro/busqued a.jsfx http://www.adabi.org.mx/content/servicios/libro/fondos/

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Coloquios y Congresos (Elvia Carreño Velázquez y Dante Octavio Hernández Guzmán)2 en los que se ha dado a conocer el Fondo Reservado Biblioteca Novohispana del AMO, con esta clasificación del acervo bibliográfico salió a la luz el libro “La Prensa y los Libros de la Colonia y su influencia en la Cultura de Orizaba” (DOHG, 2011).

Regresando en la historia de la biblioteca del Convento de San José, al consolidarse la revolución de Ayutla en 1854, el General Ignacio de la Llave y Segura, como Gobernador Provisional de Veracruz, decreta la expropiación de los templos y los conventos con todas sus pertenencias. Dentro de lo expropiado se encontraba la biblioteca del convento que en esa época contaba con más de quince mil documentos, los que disminuyeron cuando fueron trasladados de la biblioteca del Convento de San José al Colegio Preparatorio de Orizaba5 para incrementar su acervo, lo que se ha comprobado al observar la marca de fuego del CNEVO (Colegio Nacional del Estado de Veracruz en Orizaba) y por debajo de ella, se distinguen marcas de SFA (San Francisco de Asís) una de las dos marcas particulares del Convento Franciscano de Propaganda Fide de Orizaba, también se encuentran algunos libros con marcas de fuego de la Orden de los Carmelitas. En menor proporción llegaron algunos otros libros de procedencia y propiedad de otros conventos, también con marcas de propiedad de sacerdotes y frailes, exceptuando los libros con marca de fuego de los filipenses, que probablemente hayan pertenecido al Oratorio de San Felipe Neri que se estableció en Orizaba. Ya mencionamos que en esa revuelta y expropiación una cantidad no mensurable de ejemplares no llegaron a su destino debido a que no tenemos documentos de inventarios bibliográficos del convento, pero creemos que en su mayoría fueron a aumentar el acervo de la biblioteca preparatoriana depositaria de los libros novohispanos a partir de 1856.

Breve historia de la Biblioteca Novohispana del Archivo Municipal de Orizaba La mayoría de estos libros fueron inicialmente propiedad de la Biblioteca del Convento de San José de Gracia de Orizaba, hemos observado que hasta pasado el siglo XVII los libros que se encuentran en la sección Novohispana de la biblioteca histórica fueron editados en Europa, también cabe destacar que ninguno de los libros catalogados es considerado incunable3. Los libros del siglo XVI que posee la biblioteca del AMO, podrían entrar dentro de la clasificación de Renacentistas, según el criterio intelectual4.

ArMunOriz.jsfx http://www.adabi.org.mx/content/Buscador.jsfx 2 Carreño Velázquez, Elvia.- Los Libros Novohispanos de Orizaba 1536-1850.- Ensayo presentado en el IX Coloquio de Antropología, Historia y Sociedad.- Orizaba, Ver., 2010.Hernández Guzmán, Dante Octavio.- “La Biblioteca de Clemente López Nava”.- Conferencia 14 de septiembre de 2011, aniversario del AMO. 3 Del latín incunabulae, en la cuna, ya que estos se consideran los elaborados desde la invención de las imprentas (1453) con tipos móviles hasta 1501 inclusive, estos no tenían portada, sus caracteres al principio eran de letra gótica y las palabras se presentaban con no pocas abreviaturas a semejanza de los códices. 4 El criterio intelectual, empleado en los repertorios bibliográficos se basa en el contenido, la estructura del libro, su evolución según la cultura y la estética de cada momento. La base del criterio Intelectual es la estructura interna del libro, porque los límites son culturales y, por tanto, será distinta en cada país, la división que se da es: a. Incunable (Siglo XV) b. Renacentista (Siglo XVI) c. Barroco (Siglo XVII) d. Neoclásico (Siglo XVIII)

e. Ilustrado (Siglo XIX) Para el caso de México es válido hablar de impresos del siglo XVI (Elvia Carreño, Concepto del libro antiguo, p. 14. 5 Galindo Peláez, Gerardo.- Colegio Preparatorio de Orizaba, tesis doctoral.

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Posteriormente la biblioteca se fue incrementando con otras donaciones de particulares, siendo una de las mayores la heredada por el Colegio a la muerte de don Clemente López Nava, quien fuera rector del mismo, al fallecer en el año de 1885 deja en su testamento la custodia de sus 3294 libros6 al Colegio Preparatorio7. La importancia de esta donación radica en que es el único catálogo generado conocido actualmente en Orizaba de libros que llegaron por donación a la biblioteca del Colegio Preparatorio de Orizaba, estando sus inventarios clasificados en áreas del conocimiento de la época, esta clasificación se conserva en el Archivo Municipal de Orizaba8. Al fallecimiento (1914) del maestro Rafael Delgado y Sáinz, que habitaba dentro del edificio del Colegio Preparatorio (actual Palacio Municipal) parte de su biblioteca pasó a formar parte del mismo acervo, aunque en el transcurso del tiempo se perdió el inventario quedando reconocidos algunos libros con el Ex libris del maestro Delgado. Todo el acervo, a principios del siglo XX pasó a formar de la biblioteca pública “Francisco Díaz Covarrubias” que se ubicó en el recién construido edificio del Colegio Preparatorio (1905), que después se transformó a su salida en 1915 en cuartel revolucionario y unos años posteriores en ETICO (Escuela Técnica Industrial

y Comercial de Orizaba) (1922), hasta el año de 1932 en que se formó el CEO (Centro Educativo Obrero) con primaria, secundaria nocturna para trabajadores y escuela de artes y oficios, a pesar de tantos movimientos dentro del edificio, siguió siendo depositario de la biblioteca hasta el mes de agosto de 1973, en que un sismo dañara la estructura del edificio9, quedando en el abandono los restos que se lograron salvar de la biblioteca “Francisco Díaz Covarrubias” durante varios años en el sótano de una escuela. En el año de 1989, se rescató la biblioteca por parte de un grupo de orizabeños y se depositó en el AMO, para incrementar el acervo del incipiente archivo municipal, mismos que a la fecha forman la mayor parte de nuestra biblioteca histórica, que con los años se ha incrementado con donaciones particulares, libros editados en el siglo XX y hasta nuestros días. Pero, también algunas obras de carácter histórico que pertenecieron a las bibliotecas “José Bernardo Couto” y “Rafael Delgado” que fueron descartadas, ejemplares que se encuentran dentro de la biblioteca contemporánea del AMO con fechas posteriores a 1850. Rescate por ADABI de México A. C. En 2005 que recibimos el recinto documental, observamos que era necesario un proyecto de rescate para el AMO y principalmente para la Biblioteca Novohispana por personas e instituciones con la experiencia necesaria, por tal motivo se recurrió a la Dra. Stella M. González Cicero directora de ADABI, quien evaluó la solicitud y aportó toda su experiencia y apoyo para desarrollar tres proyectos que

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AMO, Caja: 153, Serie: Gobierno, Subserie: Instrucción Pública, Expediente: 218, donación, fojas: 152, Fecha: 2001-1885 al 15-06-1887. 7 Habiendo fallecido el Lic. Clemente López Nava en la ciudad de Puebla el 7 de enero de 1885, para los efectos legales es enviado el Lic. Silvestre Moreno Cora por parte del Ayuntamiento a recibir del notario Severo Sánchez de la Vega la cantidad de 3294 volúmenes, encargo que duró dos años, por falta de recursos para el traslado. 8 AMO, Caja: 153, Serie: Gobierno, Subserie: Instrucción Pública, Expediente: 218, donación, fojas: 152, Fecha: 2001-1885 al 15-06-1887.

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En forma irresponsable todos los libros que se pudieron rescatar fueron materialmente sacados con palas y carretillas y botados por un camión en el edificio de la Escuela Secundaria y de Bachilleres de Orizaba (ESBO) y guardados en un sótano en unión de la hemeroteca (18591870) que se encontraba en la biblioteca mencionada.

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Con la Coordinación y asesoría de la Mtra. Carreño se inició un análisis de las condiciones físicas de la biblioteca haciendo un inventario inicial y elaborando la metodología a aplicar para el rescate y clasificación de los 5349 volúmenes de los cuales 3718 forman el acervo Novohispano con fechas extremas entre 1536 a 1799 y quedando en registros 2017 títulos. Contando en la primera etapa con la ayuda de 5 analistas, 1 capturista, 3 auxiliares y el autor como responsable del proyecto. Para establecer los tiempos de avances se elaboró un organigrama de la biblioteca y sistema de gráficas de Gantt de avance semanario para comparar lo propuesto y lo alcanzado, siendo desarrollado el proyecto durante el tiempo establecido de dos años. Al término de la primera etapa (1536-1799) se logró saber tema, idioma, antigüedad y otras particularidades de cada volumen, mismos que quedaron con su localizador y su registro MFN. En nuestra Biblioteca Novohispana que se tiene como Fondo Reservado encontramos diversos temas, como comenta la Mtra. Carreño Velázquez en su informe final: “los textos de carácter piadoso proliferan en el acervo pero también existen libros jurídicos tanto civiles como religiosos que regirán a las colonias de la corona española, así lo son las compilaciones de reales cédulas, autos y decretos; o bien Sobre derecho indiano (De Indiarum Iure) de Juan Solórzano y Pereira, libro valioso por contener el primer estudio sobre la economía, las instituciones económicas, la hacienda pública y la fiscalidad de las Indias…”. Existen variados temas independientemente de la temática religiosa como los libros de la ilustración del siglo XVIII entre los que encontramos las innovaciones taxonómicas de Linneo, los desarrollos teóricos en ciencias exactas y filosóficas de Newton, Bacon y Descartes, lo mismo encontramos la obra de Francisco Javier Clavijero como la de Francisco Xavier Alegre, algunos números de la

presentamos: Archivo Histórico, Colegio Preparatorio y Biblioteca Novohispana. En el año de 2006 se inició el rescate del AMO y en particular de la Biblioteca Novohispana previo convenio con el Ayuntamiento de Orizaba, bajo la Coordinación de la Mtra. Elvia Carreño Velázquez y el autor y con el apoyo económico de ADABI de México A. C. En el proyecto se estableció el criterio de clasificación que se basó en la identificación de los libros por fecha de antigüedad, rareza, lugar de impresión, impresor, tipo de encuadernación, grabados e ilustraciones, marcas de fuego, ex libris, anotaciones manuscritas, idioma, deterioro y otros datos menos específicos, elaborando una ficha por cada volumen. Las condiciones en que se encontraba la biblioteca eran deplorables debido a la falta de limpieza y mantenimiento, y a las condiciones externas que la afectaban como insectos, humedad extrema, variaciones de temperatura y malas condiciones del edificio. En un principio se procedió a la capacitación del personal enseñándoles entre otras cosas como efectuar: la limpieza, el inventario numérico, la selección y ordenación del material, la catalogación, clasificación y captura en la base de datos y colocar los volúmenes en orden con guardas de papel. 5 Septiembre / Octubre de 2015

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Gaceta y Diario de México que editaran José Antonio Alzate y Carlos María Bustamante. Retomando las palabras de la Mtra. Carreño cuando menciona las bellezas de las portadas e ilustraciones nos desvela: “… el Fondo Antiguo del Archivo Municipal de Orizaba, también resguarda hermosos ejemplares… como son Los decretos del segundo concilio provincial mexicano celebrado en 1585 y dados a luz por Juan Ruiz en 1672. Dicho libro se reconoce por contener la primera portada en grabado calcográfico que se utilizó en impresos mexicanos.”. Es larga la lista del catálogo que nos muestra la riqueza de nuestro acervo y gracias a esta clasificación se logró descubrir la calidad del de la biblioteca Novohispana del AMO que por sus contenidos y antigüedad de sus volúmenes se considera única en el Estado de Veracruz dentro de bibliotecas públicas.

Dos marcas sin descripción También se han encontrado testigos (hojas insertas) en algunos libros con comentarios, rezos, oraciones diversas, inventarios de libros, actividades monásticas, etc. Restauración Al Centro de Conservación, Restauración y Encuadernación de ADABI de México A. C. fueron entregados previo convenio con el Ayuntamiento de Orizaba, inicialmente, dos libros del siglo XVI para ser restaurados: Descripción: “Uno de los primeros trabajos de restauración realizados en el CCRE correspondió a dos libros que pertenecen al material bibliográfico del Archivo Municipal de Orizaba José María Naredo. La intervención inició el 10 de julio y finalizó el 15 de septiembre de 2006. El lote está constituido por dos ejemplares muy importantes y únicos en México. El primero es del humanista y pensador italiano, Pico della Mirandola, muy reconocido en su época por formular tres de los ideales del Renacimiento: el derecho inalienable a la discrepancia; el respeto por las diversidades cultural y religiosa, y el derecho al crecimiento y enriquecimiento de la vida a partir de la diferencia. Sin embargo, el Papa lo vinculó con la magia cabalística y fue juzgado y condenado por hereje. Fue excomulgado por lo que huyó a Francia. En 1493, el papa Alejandro VI lo absolvió de cualquier imputación de herejía y lo admitió de nuevo en la iglesia católica. Con todo, Pico no abjuró de ninguna de sus tesis. El otro libro, escrito por Baldus de Ubaldis, también es demasiado valioso. Ya que dejando de lado su condición de joya bibliográfica, su autor fue un estudioso de la ley civil, tanto, que a los 17 años recibió el grado de Doctor de la Ley Civil, precisamente. El texto intervenido en el CCRE versa sobre derecho romano, y para De Ubaldis era muy apreciado, pues partía de esos escritos para sustentar su cátedra. El trabajo de Baldus

Marcas de fuego Es de suma importancia las marcas de fuego, los Ex libris y las marcas autógrafas que se han encontrado en variedad de libros, así como los sellos de bibliotecas personales y públicas, ya que nos narran la historia de su procedencia, sus propietarios y los lugares geográficos en donde han estado, comparándolos con la historia misma de las congregaciones o propietarios particulares que los han poseído. Actualmente tenemos identificadas las siguientes marcas de fuego: Convento de San Francisco de Asís de Orizaba dos marcas (SFA) Convento de los Filipeneses (Oratorio de San Felipe Neri) Convento de los Carmelitas Colegio Nacional Preparatorio Seminario de Durango Colegio de San Juan de Dios Convento de Santo Domingo de la Ciudad de México Colegio de Loreto de México D. F. 6 Cultura de VeracruZ

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sobre la ley de la evidencia y las gradaciones de la prueba significó una cúspide del pensamiento medieval, y durante siglos se le reconoció como el tratamiento estándar en el tema.”. Actualmente tenemos restaurados doce libros por el CCRE de ADABI, los cuales se escogieron por su antigüedad, deterioro, ser escasos y algunos no se han identificado como existentes en otras bibliotecas, estos libros con fechas extremas 1540-1680 son de autores diversos e impresos en varias ciudades de Europa10.

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Clasificación En el periodo 2006-2008 se efectuó la primera etapa de clasificación, ordenamiento, limpieza, hidratación de pastas y fotografía de portadas de los libros cuyas fechas extremas son de 1536 a 1799 y paralelamente se elaboraron las fichas de los 3718 libros que componen el período de catalogación, revisión de fichas capturadas e inserción de la fotografía correspondiente, de conformidad con la metodología establecida por ADABI, bajo la Coordinación de la Mtra. Elvia Carreño Velásquez. El último paso que efectuamos fue la creación de identificadores y la colocación física de todos y cada uno de los libros de conformidad con su categoría. Con la segunda etapa, se han clasificado en total 5349 volúmenes, incluidos los anteriormente descriptos (1536-1799) y los libros correspondientes a los años extremos de 1800 a 1850, fecha límite que tomamos para

Relación de libros restaurados: 1. Epistolae Pauli et Aliorum Apostolorum ad graecam veritatem castigatae Autor: De Vio, Tommaso, 1469-1534 Parisiis, 1540 2. Bartolus in Digestum vetus, in quo, a principio secundae partis fienm usque, columnas integras locis permultis truncis multis ex vetustissimo manuscript exemplari restituimus / adnotationes etiam Claudii a Scissello nunc recens adiecta sunt Autor: Bartolus de Saxoferrato, 1314-1357 Lugduni: [Etinnen], 1563 3. Apotesma, sive, Corpus perfectus scoliorum, ad quatuor libros Institutionum juris civilis/ Joachimi Mynsingeri a Frundeck, jurisconsulti Autor: Mynsinger, Joachimus, von Frundeck 1517-1588 Venetiis, 1599? 4. Praxis et theoricae criminalis, Pars prima [–tertia] / Prosperi Farinacii Autor: Faracci, Prospero, 1544-1618 Venetiis, 1595 5. Origenis Adamantii Oper[a] Autor: Origenes Adamantius, 184-253 Parisiis, 1572 6. Opera Omnia Joannis Pici, Mirandulae concordiaeque comitis, theologorum et philodophorum sine controversia, principiis: viri, sive linguarum, sive rerum, et humanarum et divinarum, cognitionem spectes, doctrina et ingenio admirado… Autor: Pico de la Mirandola, Giovanni Francesco, 14701533 Basileae, 1572? 7. Historiae ecclesiasticae scriptores graeci… Autores: varios Coloniae Agrippinae, 1570 8. Baldus super decretalibus, clarissimi iuris utriousque luminis Baldi Perusini commentaria elegantissima, super decretalibus novissimé impressa, cum pluribus additamentis plrimorum excellentissimorum Doctor[um]…

Autor: Baldo Degli Ubaldi, 1327?-1400 Lugduni, 1543 9. In Ecceciasten commentariorum liber unus cum indicibus necessariis ad omnen tum doctrinae morum, tum Scripturerum intelligentia opportunitatemn / Ioannis de Pineda hispalensis e Societate Jesu Autor: Pineda, Juan de, S.J. 1558-1637 Parisiis, 1620 10. Moses expensus, notis, monitisqu[ue] sacris, qua ex linguarum fontibus, qua ex variorum versionum aliorumq[ue] auctorum editorum, ineditorum observationibus, quae ad mores praecipué spectant, illsutratus… Autor: Novarini, Luigi, 1594-1650 Veronae, 1647-1648 11. Coordinatus, seu, Omnes resolutationes morales, eius ipsissimis verbis ad propria loca, et materias fideliter dispositae, ac distributae R.P.D. Antoninus Diana Panormitanus, clericus regularis, doctor celeberrimus, coram S.D.N. Alejandro VII. E episcoporum examinator, Sancti Offici Regni Sicialiae Consultor Autor: Diana, Antonino, 1585?-1663 Lugduni, 1680 12. Annales ecclesiatici ab anno MCXCVIII ubi Card. Baronius desinit / auctore Odorico Taynaldo Taruisino Congregationis Oratorii Presbytero Autor: Rinaldi, Odorico, C.O. Romae, 1646

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Una de las actividades que actualmente se lleva a cabo, es la conservación de las obras, protegiéndolas con nuevas guardas y elaborando “cajas guardas” que ayuden a detener el deterioro de los libros antiguos. Aunque el problema principal que se tiene es la constante lucha contra los insectos y principalmente con los elementos climáticos (temperatura, humedad, polución, etc.) Bibliografía: Arróniz hijo,Joaquín.- “Ensayo de una historia de Orizaba”.Imprenta de J. B. Aburto.- Orizaba.- 1867. Boletín del Centro de Conservación, Restauración y Encuadernación de ADABI de México A. C., en CD, Capítulo 1. Carreño Velázquez, Elvia.- “Memoria”.- Cuaderno 7.- Página Web: Biblioteca y Libro Antiguo.- Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México A. C.- México, D. F. Cruz Torres, Fray Alejandro de la O.F.M.- “COLEGIO APOSTÓLICO de Propaganda Fide en Orizaba”.- Edición particular.- México, 1968. García Aguilar, Idalia.- “Complejidad y Materialidad: Reflexiones del Seminario del Libro Antiguo”.- Cuadernos de Investigación 10, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas.- UNAM, México, 2009. González Cicero, Stella María.-“Marcas de fuego”.- Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.- Consejo para la Cultura y las Artes.- México, 1989. Hernández Guzmán, Dante Octavio.- “La Prensa y los Libros de la Colonia y su influencia en la Cultura de Orizaba”.- Editorial CM.Orizaba, Ver. México, 2011. López Macip, Armando S.- “Historia del Templo y Convento de San José de Gracia de Orizaba”.- Provincia franciscana del Santo Evangelio en Mëxico.- Orizaba, Ver., México, 2004. Naredo, José María.- “Estudio Geográfico, Histórico y Estadístico del Cantón y de la Ciudad de Orizaba”.- Imprenta del Hospicio, Corrección 13.- Orizaba.- 1898. Olagíbel, Manuel de.- “Impresos célebres y libros raros”.- IIBUNAM.- México 1991. Romero, Martha y Enríquez, Luis.- “Manual de conservación preventiva para bibliotecas con fondos antiguos”.- AMBIFAGobierno del Estado de Veracruz de Ignacio de a Llave.- Xalapa de Eqz., Ver., México, 2010. Torre Villar, Ernesto de la.- “Ex libris y marcas de fuego”.Universidad Nacional Autónoma de México.- México, 1994.

libros históricos. Otra actividad que hemos desarrollado es la catalogación los libros de 1536 a 1850 por su idioma, español, castellano antiguo, inglés, francés, italiano, toscano, catalán, portugués, alemán, hebreo, latín, griego: TOTAL Libros 2 o más 125 Idiomas Libros de 1 solo 5004 Idioma Libros 220 misceláneos Libros totales 5349 El total de localizadores (2017) con que identificamos los documentos de 1536-1799, no coincide con el número de libros (3718) debido a los que son misceláneos11 y aquellos que forman parte de una serie enciclopédica o corresponden a la continuación de un primer volumen. Los libros de 1800-1850 corresponden a la segunda etapa realizada y terminada en este año de 2013.

Documentos: AMO, Caja: 153, Serie: Gobierno, Subserie: Instrucción Pública, Expediente: 218, donación, fojas: 152, Fecha: 20-01-1885 al 15-06-1887.

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Libros en los que se encuentran encuadernados dos o más libros de diferentes temas, que fueron revisados y están en un solo idioma cada uno con las características mencionadas

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paso a los hippies: toda una clase de nuevas experiencias que se tradujeron en música, sexo y drogas. La ciudad se convirtió en la meta de los jóvenes más inconformistas. Con Las cicatrices del dulce paraíso (Editorial Circe), se nos ofrece una arriesgada biografía de Janis Joplin, una joven que desde su hermético Texas, llegó a tocar el cielo de la fama con sus propias manos; además, el libro, se convierte en la historia cultural de la época que vivió plenamente: los sesenta, junto a Jimi Hendrix o Jim Morrison, en realidad, una década que parece atrapada en el tiempo—como afirma Alice Echols—y por sus mitos, reducida a una serie de clichés destinados a proteger a algunos de esos significativos protagonistas que hoy se identifican por el «sexo, las drogas y el rock and roll». Los años sesenta fueron tan raros y alienantes que aún hoy constituyen un reto a la comprensión de las posteriores generaciones y cuyo recuerdo se trasmuta aún hoy en las mismas premisas, aunque sin esa profunda revolución que avalaba a aquella juventud inconformista y que se ha convertido en un hito irrepetible de la historia sociológica y musical del siglo XX.

Pedro M. Domene JANIS JOPLIN: CICATRICES EN EL PARAÍSO

La joven Janis Fue la experiencia de toda una generación y sufrió todos los cambios que sufrimos los demás, afirmó Jerry García, cuando Janis desapareció un día de Octubre de 1970. «Hizo los mismos viajes—confirma, este íntimo amigo—, y se sintió como el resto de nosotros: perdida, tensa, en lugares extraños» Emulando a Kerouac se pasó años en la carretera, preparándose para la contracultura que se avecinaba; los jóvenes vivían en los alrededores de las gasolineras de toda América y cuando se asentaban lo hacían en los barrios más decadentes de las ciudades. A Janis Joplin el estrellato le aportó toda una suerte de experiencias, pero también agudizó su soledad y su vida se convirtió en una sucesión de camerinos, aeropuertos, hoteles, nuevas carreteras y bares y moteles. Si bien fue una

Figura emblemática del mundo hippie, la imagen de Janis Joplin (1943-1970) supuso un crisol abierto a toda clase de experiencias con la música, el sexo y las drogas. La biografía de Alice Echols, Janis Joplin, subtitulada Las cicatrices del dulce paraíso (Circe, 2001) ha supuesto el recuerdo de toda una época y la de una generación irrepetible de la historia reciente del siglo XX. Durante la década de los 60, en la ciudad de San Francisco, los beatniks comenzaban a dar 9 Septiembre / Octubre de 2015

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rebelde, nunca pudo desprenderse de esa educación norteamericana de los cincuenta, aunque su actitud afianzó una especie de liberación femenina que empezaba a ensayarse por la época. Janis Lyn nació en la mañana del 19 de enero de 1943. Hija única hasta los seis años, al menos fue durante ese tiempo la estrella de la familia Joplin. Brillaba fuera de su casa como un ejemplo a imitar, en la escuela le fue tan bien que pronto pasó del primer al tercer curso; a noveno llegó como la chica más popular, tuvo un novio, Jack Smith, que cuenta que todo en ella era muy normal y todo estaba muy controlado; iba a la iglesia con su familia y allí adquirió pronto fama por su forma de cantar: llegó a solista del coro y aunque actuaba, muy de vez en cuando, para ella era algo importante porque sus amigos iban a la iglesia a escucharla. Su voz de soprano debió cautivar a la madre que pronto le compró un piano de segunda mano y le enseñó a tocar canciones infantiles. Por esa época nació su hermanita pequeña y la familia se trasladó a los alrededores del parque Griffing, una zona más residencial de Port Arthur, pequeña ciudad donde había nacido Se trataba de una casa bastante modesta, pero el cambió le otorgó el estatus de clase media; allí nació otro nuevo miembro de la familia, su hermano Michael. Las inquietudes musicales de Janis la llevaron al Little Theater de Port Arthur que dirigía Grant Lyons, una estrella del fútbol americano. Según cuenta la propia Janis, su vida social era nula, pero de pronto cinco chicos listos y rebeldes: Grant Lyons, Dave Moriarty, Adrian Haston, Jim Langdon y Randy Tennant, empezaron a pasar juntos largos ratos porque les unía su amor por el jazz y por la música folk y sobre todo la exasperación que les producía las reuniones de la parroquia y lo anodino de la ciudad. Janis fue, por aquella época, la única chica que se las ingenió para sumarse a ellos. Juntos se apasionaron por la música, a la que nunca consideraron como un sonido de fondo, sino una auténtica declaración de diferencias.

Por diversas circunstancias, la joven rebelde, cuando estaba en la última etapa del instituto les hizo ver a sus padres que no se iba a convertir en la modesta maestra de Port Arthur como ellos había planeado y fue entonces cuando empezaron sus pesadillas, sobre todo, con el alcohol. En realidad, como afirma su biógrafo, Alice Echols, «la mítica Janis Joplin—la tía fuerte, dura, basta—fue una criatura que ella misma empezó a crear desde su adolescencia. La criatura le daba una especie de control, pues podía decir que no era a ella a quien rechazaban, sino a esa de la cháchara que se había inventado, por su manera de beber, o de maldecir, o de parecer basta». En el verano de 1961, Janis aprobó el examen del curso de secretaria, y sus padres la enviaron a Los Ángeles. Inicialmente se alojó en casa de su tía Mimi, que vivía en Brentwood y le permitía usar la «choza de artista» que tenía en la parte posterior de su casa. Transcurrido un tiempo, Janis se trasladó a un apartamento que le ayudó su otra tía, Barbara, que ejercía de agente inmobiliaria, aunque las estrecheces económicas la llevaron a trasladarse a casa de ésta última. Aunque mantuvo una buena relación, finalmente volvió a alquilar un pequeño piso en la parte más sórdida de Venice. Una vez instalada de nuevo en Port Arthur, Janis decidió matricularse en la Universidad de Texas y pasó desde el verano de 1962 hasta finales de diciembre en el campus donde muy pronto consiguió nuevos amigos y se convirtió en el personaje más escandaloso; su intención no era estudiar aunque se había matriculado en Arte, sino estar en el Gueto y tocar música. La pandilla entre la que se movió bebía mucho, consumía drogas en grandes cantidades: anfetaminas, marihuana y peyote. La posesión estaba castigada con largos períodos en prisión, pero el peyote se encontraba en los jardines y era legal y barato. Janis siempre pensó que drogarse significaba estropearse el cerebro; las drogas, en realidad, servían para anular la conciencia, no para agudizarla. Tan sólo le 10

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momento, recuperó esa actitud desenfada tan habitual en ella que incluía las blasfemias, su indumentaria: vaqueros y una camisa de trabajo abierta por la que asomaban sus pechos...; ante semejante actitud, la señora Helms montó en cólera y les convino a que dejaran su casa esa misma noche. Tras un tortuoso viaje de más de cincuenta horas, llegaron a San Francisco y se alojaron en casa de David Freiberg, un antiguo colega que había tocado en algunas bandas durante su estancia en la Universidad de Texas. El propósito del viaje para Janis fue muy concreto: cantar. Ese mismo verano dejaría su impronta en el pequeño escenario del Monterrey Folk Festival. También conoció durante su estancia en la ciudad a Linda Gottfried y poco más tarde a Jae Whitaker, una afroamericana, tan apasionada por la música como ella. Durante este tiempo, vivir al límite, que incluía, además, beber y drogarse en desmedida, no sólo era un parte integral de la vida artística, sino que, tal como lo entendía la propia Janis, era, en realidad, un paso necesario para convertirse en una verdadera cantante de blues. En el verano de 1964 ella había ahorrado el suficiente dinero con su trabajo de operadora telefónica que se compró un coche de segunda mano, un Morris Minor amarillo, y pidió a su amiga Linda Poole que la acompañara hasta la Costa Oeste, donde pretendía triunfar en Nueva York. Una vez allí incrementó su consumo de drogas y de alcohol, pero actuó en contadas ocasiones. En septiembre de ese mismo año volvió a San Francisco y según han constatado algunos de sus amigos, en esa época, ya era una adicta al speed. Chet estaba tan colgado que un amigo suyo intervino para ayudarle a vencer su adicción y lo mismo ocurrió con Janis, una vez que Linda le puso de manifiesto que se habían convertido en auténticas adictas. Esta adicción le llevó, incluso, a vender el producto entre sus amistades. Ante tan desordenada vida, el sueño de Janis de convertirse en una auténtica cantante no iba bien y lo mismo ocurría con su vida sentimental:

gustaban las drogas que le permitían escapar de la realidad. Lo mismo ocurría con la sexualidad a la que consideraba el medio idóneo para burlarse de las convenciones sociales. La sexualidad de la jovencísima Janis era muy grande y lo bastante como para acomodar tanto a hombres como a mujeres. Su principal amante de la época fue Julie Paul, a quien se recuerda como una machota. La universidad le iba a enseñar poco, su verdadera ambición estaba en las reuniones musicales del campus y sobre todo del Theaddgill´s, un garito situado en la parte norte de la ciudad. Allí se pasaban la mayor parte del tiempo ensayando música folk y blues. En Austin, Janis empezó a tomarse la música muy en serio, acaso como reflejo de la entrega de intérpretes como Powell St. John y Lanny Wiggins. A principios de los 60, el término música folk abarcaba un territorio musical mucho más amplio que el de hoy e incluía blues y country interpretado con instrumentos acústicos. Hacia 1962 la música folclórica se había convertido en un gran negocio. La joven Janis se convirtió muy pronto en la principal atracción de Threadgill´s, y esa era la razón por la que los miércoles estaba el bar siempre a tope. En enero de 1963, Janis y Chet Helms partieron hacia San Francisco, pero el viaje de ambos empezó bastante mal. La primera noche se detuvieron en Fort Worth, donde vivían los padres de Chet. Una vez allí, la imagen de Janis, bastante femenina hasta ese 11 Septiembre / Octubre de 2015

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como ya había ocurrido anteriormente, en su vida sexual se intercalaban tanto hombres como mujeres. En mayo de 1965, sus amigos decidieron organizar una fiesta benéfica para sacar el suficiente dinero como para comprarle un billete que la llevara a su casa de Texas; todos sabían que necesita irse de aquel ambiente: volvió a Port Arthur pesando poco más de cuarenta kilos, consumida por las drogas (speed, heroína) y, además, volvía sin haber realizado el sueño de convertirse en una gran cantante. Una vez en Port Arthur, consciente del ambiente en el que había vivido, decidió moderar su vida: volvió a matricularse en Lamar, se recogió el pelo, dejó las drogas y el alcohol y se dedicó a ser la hija buena que hubieran querido sus padres. Mientras esto ocurría en la pequeña ciudad tejana, mientras Janis y sus amigos se aburrían en ese lugar donde nunca pasaba nada, San Francisco empezaba a transformarse en ese mágico lugar donde ocurría de todo; un año más tarde, cuando ella mismo volvió se hablaba de hippies y se había abandonado el término de beatniks. La ciudad dejó paso a la era del folk y se convirtió en la sede del rock ácido: por allí apareció Bob Dylan que optó por instrumentos electrónicos y los roqueros británicos incluían en sus repertorios canciones como Satisfaction, número a lo largo del año 1965. A finales de este mismo año, los espectáculos luminotécnicos, el rock and roll, las drogas alucinógenas y el amor libre, se convertían en los pilares de la época hippie, un término que había aparecido, por primera vez, en un artículo del San Francisco Examiner y en un ensayo que más tarde escribiría Hunter S. Thompson en el New York Times Magazine en el que establecía algún ligero vínculo entre ambos grupos aunque los hippies negaban cualquier tipo de parentesco con la Generación Beat sobre todo porque «estos tíos eran negativos, pero lo nuestro es positivo», como principal argumento. Janis no volvió a actuar en serio hasta marzo de 1966 y lo hizo en el Eleventh Door de Austin: el

público quedo sobrecogido, tremendamente impresionados. Tras este éxito se unió a Big Brother, una banda que se convirtió, durante algún tiempo, en su auténtica familia y una de las razones por las que ella decidió quedarse en San Francisco. Big Brother debutó en Nueva York el 17 de febrero de 1968, en el Anderson, un antiguo teatro judío situado en el Lower East Side. Cheap thrills, su segundo álbum, se había convertido en un número uno. Pero la banda acabó oportunamente su andadura, y en diciembre de ese mismo año realizó su última actuación. Cuando Janis Joplin inició su camino en solitario, no sólo perdió a su gran familia, sino a una gran parte de su comunidad; quienes los querían interpretaron esta separación o ruptura como el fin de un sueño, el de los felices sesenta. El 21 de diciembre de 1968, tres semanas después, Janis y su nueva banda de soul hicieron su debut en Memphis. El tercer álbum, I got dem ol´kozmic blues again mama, consiguió excelentes resultados. En la primavera de 1969 viajaron a Europa, donde el público enloqueció con ella, le había llegado su hora, esa precisamente que proclamaba que formaban un verdadero conjunto. La prensa británica estaba fuera de sí y en Alemania, sus compatriotas destinados allí abarrotaron con su presencia las actuaciones. Janis siguió consumiendo heroína durante la gira europea, pero los conciertos fueron todo un éxito. Alice Echols escribe que cuando regresó, de nuevo, a Estados Unidos, su drogadicción era total. Continuó alimentando el mito de su dualidad sexual y se empeñó hasta el final en mantener esa condición de icono o emblema que le otorgaba la imagen de ser la chica más liberada de los sesenta. Entre el verano de 1968 y finales de 1969, llegó a tener seis sobredosis y en una de ellas, la situación revistió una gravedad extrema, ocurrió en marzo de 1969, después de una dura crítica a su segunda banda. En agosto de 1969, enganchada a la droga y descontenta de todo, actuó en Woodstock, ese lugar mítico que si bien no fue el 12

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primer festival de música al aire libre sí pasó a la historia como el acontecimiento de la década; aunque, visto de la óptica de la cantante, fue su particular derrota. Pese a todo, se sucedieron los éxitos, en el concierto de diciembre en el Madison Square Garden, se agotaron las entradas. Para abandonar su drogadicción decidió volar a Río de Janeiro, donde pasó cinco semanas. En la primavera de 1970 había logrado el control absoluto de su carrera y de su vida musical, reunió un grupo de excelentes músicos y así creo la Full Tilt Boogie Band, con la que inició una gira a finales de mayo de 1970 . En septiembre llegó a Los Ángeles para iniciar una grabación; había abandonado, momentáneamente, las drogas, pero cuando se alojó en el Landmark, ese motel cursi, que todos conocían por el ambiente de drogas que se vivía. Dos semanas más tarde, Janis, había vuelto a chutarse de nuevo. El 3 de octubre fue el último día de la vida de esta singular mujer, había grabado la parte instrumental de Buried Alive in the Blues y al día siguiente grabaría la letra. Esa misma noche había planeado un encuentro con Seth y Peggy; ninguno de los dos acudieron a la cita y cuando Janis llegó a su habitación, se chutó, bajó al vestíbulo del para comprar cigarrillos y charlar, durante unos minutos con el conserje, volvió a su habitación. Sentada en su cama, cayó de bruces y la heroína que se inyectó esa noche la sumió, definitivamente, en la inconsciencia. Feminista, lesbiana, drogadicta, símbolo o icono de los mágicos sesenta, a Janis Joplin que se le ha proclamado todas esas cosas, hoy tal vez se le recuerde como esa víctima trágica, esa reina del drama, de todo el siglo XX. Pearl se convirtió, cuatro meses después de su muerte, en un nuevo número uno. Su legado musical posibilitó que las chicas blancas cantaran de otra manera y llegaran a ser estrellas de rock. A lo largo de los 70 su estela brilló con nuevas recopilaciones: Japlin in concert (1972), greatest hits (1973) y Janis (1975).  13 Septiembre / Octubre de 2015

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un silencio de casi una década en cuanto al novelista. ¿A qué se debió? —Fueron exactamente once años sin novela nueva, desde Visitas después de hora, de 2004. Se dice fácil, pero fue un tiempo largo y doloroso, debido a la simple y por momentos durísima razón de que las tres novelas que intenté en estos años no me convencieron. Y yo soy de los que piensan que si uno no está convencido de un texto, es mejor no publicarlo. -En tu narrativa, la muerte ha tenido particular “protagonismo” (por ejemplo en Luna caliente, en Qué solos se cuentan los muertos o en El décimo infierno), pero parece haberse acentuado –si cabe la palabra- en tus dos últimas novelas: Visitas después de hora y La última felicidad de Bruno Fólner, ¿qué reflexión podés hacer al respecto? —La muerte es el hecho primero y más antiguo, dice Canetti, y acaso el único hecho. Y yo diría que también esencial, al menos para la literatura. Y además sucede que soy argentino y de una generación que le vio el rostro a la muerte de manera tan prematura como feroz. Por eso alguna vez pensé y dije que escribía para espantarla. Sin embargo, no creo que el protagonismo literario de la muerte se haya "acentuado" en mis últimas dos novelas. En todo caso, quizás aprendí a interrogarla un poquito mejor.

Carlos Roberto Morán

Escribo ficciones: Mempo Giardinelli Bruno Fólner no tiene ese nombre, pero con él – ya bien pasados los sesenta años- quiere inaugurar un nuevo ciclo en su vida. En realidad, empezar a ser otro, de cero, como un Robinson Crusoe de nuestros días que buscase su propia isla, para comenzar allí una nueva historia personal, que se propone vivir (y de cierta manera escribir) de ahí en más. Este imposible, es contado con agilidad y profundidad narrativa por el argentino Mempo Giardinelli quien con La última felicidad de Bruno Fólner* regresa a la novela, luego de once años de “silencio” en relación al género. Con el autor de Santo Oficio de la Memoria, amigo de años más allá de mutuos disensos políticos, establecimos el siguiente diálogo: --Mempo, de cierta forma, nos habías “mal acostumbrado” a contar con una nueva novela cada pocos años, sin embargo aunque hayas publicado otra clase de libros, ha habido

Un escritor de ficciones -Pese a lo expresado previamente, el personaje Fólner muestra una particularidad vitalidad, una apuesta a la vida más allá de cualquier adversidad. ¿Sentís vinculaciones entre la “filosofía” de vida de Fólner y la tuya? —A mí me parece que las vinculaciones entre autores y personajes son inevitables, pero eso no es importante. Nosotros escribimos ficciones, no autobiografías disimuladas. Y como decía mi maestro Juan Filloy, nosotros les prestamos carácter a los personajes y eso es todo, porque ellos son ellos y nosotros simples

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La última felicidad de Bruno Fólner, Mempo Giardinelli, Edhasa, Buenos Aires, 2015, 152 páginas

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amanuenses. En cuanto a la vitalidad y apuesta a la vida, sí, es cierto, y ahora me doy cuenta de que en Fólner el préstamo tiene que ver con cuestiones que yo he vivido y que, digamos, he sublimado en este texto para reflexionar sobre la muerte digna. -La anterior pregunta tiene sentido porque Fólner es, antes que nada, un escritor. ¿Cuánto de autobiográfico ha habido en la construcción y, especialmente, en determinadas afirmaciones y peripecias de dicho protagonista? —Creo que nada; solamente el recurso fácil de que siendo el personaje un escritor más o menos mediocre yo podía ver en él cierto modo de razonamiento, digamos, gremial. Si Bruno Fólner hubiese sido ingeniero, médico o contador público, no sé si hubiese sabido prestarle el carácter que lo constituye, o me habría sido quizás mucho más arduo. Pero de autobiográfico, nada. Yo no tengo nada que ver con el personaje. Aunque por supuesto me divirtió, conscientemente, pensar en algunos rasgos comunes que a lo largo de la escritura quedaban como guiños al lector, apenas miguitas de pan: ser sesentón, chaqueño, escritor, marginal. Pero a mí no me interesan los lectores que en las novelas buscan la vida del autor; me interesan los que saben que leen ficciones. Yo no sé nada de la vida de Joyce, y no leí Ulises pensando en el autor, del mismo modo que no leí toda la obra de García Márquez buscándolo a él en sus personajes. Yo leo novelas. Ficciones. Y quiero que mis lectores también, no que anden psicoanalizando a los autores. -El nombre supuesto que elige el protagonista es una “argentinización” del apellido Faulkner. ¿Qué te significa el autor norteamericano; interpretás que ha incidido en tu obra en tu manera de encarar la literatura? —Sí, claro, e incluso un académico norteamericano que leyó el original me señaló que castellanizado debía ser Folkner, con k. Pero preferí mantenerlo argentinizado, o sea más ligero, un poco cachafaz. Y es claro que William

Faulkner fue importantísimo para mí. Mi mamá lo leía con fascinación y yo, de chiquito, me familiaricé con él. Leí Mientras yo agonizo cuando tenía catorce años, y quién sabe qué entendí... Después seguí con El sonido y la furia, me volví loco con todos sus cuentos y ya de grande leí Santuario, para mí una novela precursora del hoy popular género negro. Y es claro que lo siento uno de mis padres fundadores, como dicen los norteamericanos. -Y al respecto: ¿A qué otros autores considerás como “propios”, en el sentido de sentirlos cercanos, a quienes se lee con cierta asiduidad o han tenido algún tipo de influencia – directa, indirecta, tangencial- en tu obra? —La pregunta propone, de hecho, varias posibilidades. Propios considero a mis dos maestros, mis dos Juanes: Rulfo y Filloy. La vida fue en este sentido muy generosa conmigo, porque me permitió estar muy cerca de ellos. Cercanos yo diría que fueron y son otros con los que compartí vida y lecturas, y cuyas obras narrativas o poéticas he seguido y sigo de cerca: Osvaldo Soriano, Angélica Gorodischer, Fernando Operé, Laura Freixas, Guillermo Martínez, Miguel Molfino, Mariángeles Pérez López y varios más, entre ellos vos mismo, Carlos. Los que leí y leo asiduamente son los otros maestros que me formaron: Dostoievsky, Chejov, Kafka, Chandler, Emily Brontë la de Cumbres borrascosas, Cervantes cada dos por tres (lo tengo en mi ebook y lo hojeo en los aviones), Thomas Mann, Caldwell, Rabelais, Dante Alighieri, no sé, son un montón... Y que hayan ejercido influencias, bueno, todos ellos y muchos/as más, que mejor no enumerar para no aburrir. La literatura argentina actual -En cuanto a la literatura argentina, aunque en estos últimos años han surgido nombres de significación, como los de Samanta Schwebling, Selva Almada, José María Brindisi o Hernán Ronsino (por citar al azar y a sabiendas de que son muchos los olvidados) se han producido 15

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esas “ausencias” definitivas que dejan grandes huecos, tan difíciles de cubrir, como las de Saer o Tizón, ¿cómo ves al actual panorama literario en Argentina? —Pienso que la literatura siempre está en transición. Puede haber momentos o épocas que se definen por determinadas figuras y obras estelares, pero la transición está, si se me permite decirlo, en el ADN de la literatura. Siempre está en transición, y por fortuna es así. Desde luego que algunos, por razones etarias y de la formación que tuvimos, sentimos nostalgia de figuras como Saer y Tizón, y también Daniel Moyano, Amalia Jamilis, Soriano y tantos más. En este sentido, pienso y tengo escrito que la literatura argentina de estas tres décadas en democracia goza de muy buena salud, y ofrece obras muy interesantes. Correlativamente, me interesan y saludo el surgimiento de nuevas figuras, si bien me alarma la publicidad facilonga que se les hace a muchos y muchas que no me parece que valgan gran cosa... Lo cual, en rigor, es peligroso para ellos mismos. Por ejemplo, soy amigo de Samanta Schwebling y la leo con fruición; y por su solidez, originalidad y personalidad, confío en que ella no se va a marear. Pero no sé si será igual en otros casos, como sé muy bien que ninguna generación literaria, en ninguna literatura del mundo, puede estar formada en cada década por docenas y docenas de dizque "grandes escritores" emergentes. -Permítime una opinión personal, subjetiva: de lo que estoy seguro es que no hay federalismo en el país, mucho menos en el plano cultural y por consiguiente en el literario. En tanto, has vivido en tres escenarios disímiles: en el exterior, en Buenos Aires y desde hace años en Resistencia, lo cual te posibilita contar con una perspectiva particular. ¿Cuál es tu opinión sobre el tema? —Yo no sería tan lapidario respecto del federalismo en nuestro país; no diría que no existe. Sí creo que hay un federalismo

zarandeado y cuestionable en lo político, digamos, pero que precisamente en el plano cultural y literario ha venido modificando positivamente el escenario. Por ejemplo, la dictadura canónica de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) ya se ha quebrado, o al menos debilitado muchísimo: la literatura argentina concebida con exclusivos criterios municipales porteños hoy está cuestionada. Hay editoriales de todo tamaño en todo el país. Que publican mucha hojarasca, desde ya, pero también rescatan obras valiosas. Autores como Moyano, Tizón, Perla Suez, Graciela Bialet, María Teresa Andruetto, Molfino, Scotti, Clementina Rosa Quenel, Libertad Demitrópulos, Van Bredam y tantos/as más, hoy tienen una circulación que hasta hace veinte años era inimaginable, o dependía de indignas ediciones de autor. Incluso, y más allá de muchas acciones que se puedan cuestionar, las gestiones culturales oficiales de Torcuato di Tella y José Nun, y también las de quienes los siguieron, abrieron el panorama. Hoy hay museos y teatros recuperados en todo el país, y la ciudad de Buenos Aires dejó de tener dos secretarías de cultura a su servicio. Ahora tiene sólo una, como debe ser. Y en cuanto a mi caso personal, he vivido largas temporadas en geografías diferentes, y creo que el mejor beneficio de ello es que me permite comparar. El federalismo es un problema en todos los países de grandes extensiones. Lo aprecié en los Estados Unidos (he vivido en una pequeña ciudad universitaria del Estado de Virginia) donde todo es peculiar y contradictorio; y en México donde sus paradojas se expresan más bien en lo histórico-folclóricoturístico. También en Brasil, adonde voy muy seguido, y donde todo es como en Argentina pero multiplicado por diez. Y hasta en Rusia, donde estuve hace poco y el federalismo también es un tema candente. O sea que tampoco en esto somos tan originales los argentinos. 16

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Bruno Fólner ha tenido otro nombre y otra vida cuando llega a Praia Macacos, en Brasil. Procede de la Argentina, en la que ha dejado hijos, recuerdos, y actos (o, para mejor precisarlo, las consecuencias de determinados actos) que pesan sobre su espíritu, que le reclaman, aunque su idea es la de cambiar, volverse una nueva persona libre de ataduras. Praia Macacos es el sol, la naturaleza primitiva, es el mar, y hasta es una mujer a la que encuentra, vestida de blanco y descalza, observando el mar en el que (quizás) perdió a su amor. Ese “todo” parece decirle que – precisamente- todo eso que quiere, vale decir volverse el hombre nuevo rescatado de entre sus propias cenizas- le es posible. Ese futuro, ambicionado, bordado hasta lo último en su imaginación, parece aguardarlo no bien él se decida poner manos a la obra. Giardinelli, con agudeza de narrador, se “mete” en los entresijos del pensamiento íntimo de su personaje, nos hace ver cuáles son sus ambiciones –entre extremas y pueriles- que, de manera central, consisten en escribir la novela que se debe, y vivir nuevas experiencias que lo alejen de aquello que ha dejado atrás. Por supuesto, hablamos de un imposible, algo que “Fólner” no quiere admitir y por eso, tozudamente, una y otra vez arremete contra el muro de la realidad, que lo acosa, tanto por lo que le ocurre en el ahora, como por lo que dejó atrás. Lo acosa en su espíritu y, el lector lo irá advirtiendo de a poco, lo acosará aún más en su presente cotidianeidad. Esta novela, que mantiene su interés a lo largo de todo su impecable desarrollo, habla centralmente del amor. De un amor que ha obligado a “Fólner” a cometer un acto extremo. Acto que cree fue justo y correcto aunque haya implicado pérdida y dolor. Por supuesto, el pasado no retorna, pero deja huellas y muchas veces huellas profundas. “Fólner” intenta vivir su nueva vida con intensidad, se lo propone en todo momento.

Se lo propone ante la mujer (cierta o imaginada) que descubre en la playa, se lo propone con la nueva novela que “ya mismo” va a ponerse a escribir pero que va postergando de manera indefinida. Por supuesto también, tironea cuanto dejó. Y cuanto dejó tiene un precio muy alto que al final el protagonista deberá pagar. Resulta un bello texto la nueva ficción de Giardinelli. Bello no sólo por estar muy bien escrito, sino por la poesía que lo informa y enriquece, y por el personaje que nos entrega, ese escritor frustrado que quiere ser como siempre se lo propuso: ser él mismo, contra viento y marea. En un ránking subjetivo (y por lo tanto endeble, discutible) La última felicidad de Bruno Fólner ocupa para mí uno de los primeros lugares en la vasta producción del autor chaqueño, quien evita el facilismo de lo circunstancial. Él, siendo una persona tan politizada, también se enriquece al no “contaminar” a su novela con la coyuntura, la crónica de lo inmediato, la propia política. Se trata de literatura, parece querer decirnos, o sea un territorio rico en sí mismo, libre, que debe ser siempre autosuficiente. Y acierta con su apuesta. “Y eso es todo. O debería serlo. ¿Qué más puede decir un padre expulsado del Paraíso? Ya es un hombre grande, y no está enfermo, pero la suya es una vida con plazo más o menos fijo y encima con el peso de la culpa, esta grandísima culpa que presiona como una plancha en el pecho, maciza, ilevantable”. Mempo Giardinelli es escritor y periodista. Nació en Resistencia, Chaco, Argentina, en 1947. Vivió en Buenos Aires entre 1969 y 1976, estuvo exiliado en México entre 1976 y 1984 y cuando regresó fundó y dirigió la revista Puro Cuento (1986-1992). Entre 1993 y 2000 se radicó en Paso de la Patria, Corrientes. Desde 2001 reside en Resistencia, donde preside la Fundación que lleva su nombre y en la que se desarrolla una intensa tarea de difusión cultural. 17

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Es autor de novelas, libros de cuentos y ensayos, y escribe regularmente en diarios y revistas de la Argentina y otros países. Su obra ha sido traducida a veinte idiomas y ha recibido numerosos galardones literarios en todo el mundo, entre ellos el Premio Rómulo Gallegos 1993 y el Premio Pregonero de Honor 2007. Ha recibido distinciones y becas, dictó cursos, seminarios y talleres. En su obra se destacan las novelas La revolución en bicicleta, El cielo con las manos, Luna caliente (llevada al cine), Santo oficio de la memoria (Premio Rómulo Gallegos), El décimo infierno, Cuestiones interiores, Visitas después de hora y La última felicidad de Bruno Fólner, los libros de cuentos Vidas ejemplares, Gente rara, Estación Coghlan y Soñario (sus Cuentos completos fueron publicados en 1999) y los ensayos El género negro, El país de las maravillas, El país y sus intelectuales y Volver a leer. Es autor de varios cuentos infantiles y ha preparado numerosas antologías.

La muerte de

Henning Mankell En Arenas movedizas, su último libro recientemente difundido en nuestro idioma por Tusquets, contó largamente sobre el padecimiento que le significaba el cáncer que le descubrieron hace pocos años. Sabía que libraba una lucha más que desigual, porque la enfermedad se le había extendido a varias partes de su cuerpo, pero era irremediablemente optimista y lo habrá seguido siendo hasta lo último, porque el escritor sueco Henning Mankell –fallecido hoy- no era hombre de bajar los brazos, estaba comprometido con la vida, con el mundo, con los débiles, y lo demostraba todo el tiempo. Fue, podría decir, nuestro amigo personal aunque él no lo supiera, porque nos regaló a ese extraordinario personaje llamado el inspector Kurt Wallander, protagonista de novelas de intriga, suspenso y muertes, recargadas de denuncias sociales, que mostraban la “otra cara” de la democrática Suecia. A través de ellas, y de Wallander, otro moderno Quijote, Mankell pudo denunciar el abuso de poder, la presencia de las fuerzas 18

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oscuras y reaccionarias que también anidaban en su país (y que, entre tantas otras cosas, fueron responsables del asesinato del ex ministro Olof Palme), la persecución de los inmigrantes, de las mujeres, los negocios turbios de los dueños del dinero, el abandono que sufrían niños y adolescentes, los entresijos de la política. Y tantas otras cosas. Mankell nos contó todo eso en sus largas novelas, que solían transcurrir en Ystad, al sur de su país, “pegada” a Dinamarca, y que superaban sus debilidades debido al gran personaje y sus interminables conflictos emocionales, a las denuncias aludidas y a las intrigas, bien montadas, mejor resueltas. Así como a los personajes menores, concurrentes e infaltables que también se hicieron nuestros amigos. Como lo fueron de millones de sus fervorosos lectores que siempre aguardaban “algo más” de la dupla Mankell-Wallander, y que él supo corresponder con títulos difíciles de olvidar como lo han sido Asesinos sin rostro, Los perros de Riga, La quinta mujer, El hombre sin rostro o El hombre inquieto, hasta completar un total de once volúmenes, al que hay que añadir “Antes de que hiele”, protagonizado por su hija Linda, inesperadamente devenida policía (luego de haber mantenido una larga y tortuosa relación con su padre), en tanto Wallander aparecía como personaje secundario. Pero Mankell fue también hombre de teatro y una persona muy generosa. En efecto, en vez de disfrutar de las mieles de su éxito en Europa, año tras año se radicaba en Maputo, capital de Mozambique, en el corazón de África, en el que dirigió el teatro Avenida y montó un sinfín de obras de la dramaturgia universal, llevando cultura a una región extremadamente necesitada de ella. También escribió varias novelas “africanas” así como otras más, ajenas al mundo de Wallender y que superaron la docena. Mankell había nacido en Estocolmo en 1948, pero la mayor parte de su niñez y su adolescencia las vivió en el interior de Suecia.

Practicó diversos oficios, hasta que, cuando fue lo suficientemente conocido como escritor, se dedicó en exclusividad a la literatura y al teatro. Estaba casado con Eva Bergman, hija del gran Ingmar, con quien mantuvo una gran amistad. Una persona como lo fue Mankell será muy difícil de olvidar. El personaje de Kurt Wallander fue beneficiado por las excelentes interpretaciones que de él hicieron, en sendas series televisivas que han recorrido el mundo, el inglés Kenneth Branagh y el sueco Krister Henriksson.

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en las aguas navegando en la bruma de recuerdos, sin articular palabra, él salió del lugar. Juan Manuel tuvo un modo muy particular de vivir y de ver a la vida, esto, tal vez debió ser la herencia del estilo de vida de su padre Juan, y a su temprana relación con los arqueólogos Agustín García Vega, Juan Valenzuela y Karl Ruppert, quienes estuvieron en la región los años de 1937 y 1938. Estas relaciones familiares y de trabajo, hicieron de él aquel hombre singular, que se distinguía por su estilo de vestir: saracof y pantalón recogido dentro de las botas, botas que siempre lo acompañaron por caminos impensables en sus recorridos, ya como viajero o como guardián de los sitios arqueológicos del municipio; del cinturón colgaba un estuche de piel, donde llevaba su navaja, muchas veces cargaba con su enorme linterna de mano. Los viajeros de aquel tiempo describieron a tío Juan, como hombre de monte, caminador incansable, entrañable; de entre ellos, el joven antropólogo danés, Franz Blom, conoció al tío Juan en 1925, lo describió como un gran hombre, ignorado, gran amigo y gran cazador, alto y musculoso, hombre que hablaba quedo, testigo de varias revoluciones, ese carácter montuno le permitió hacer amistad con federales, rebeldes e indígenas, uno de sus grandes méritos, reconoció Blom: el único que conoció y exploró la selva y las montañas; otra cualidad, que era un maestro cocinando la carne de monte. El espíritu del tío Juan en el de Juan Manuel, siguió de caminador de montes. Desde aquel encuentro de adioses con mi padre Rafael, el siguiente, fue grandioso, intenso y doloroso. Bebimos cerveza en la famosa cantina de La Quecha, el refugio del Juan Manuel de los últimos días sobre la superficie de la tierra, bebimos y hablamos de nuestra fraternidad, él, volvió a recordar a los chechenes, a los mayas, a los zapotecas, a los lacandones, y porque no, también a las enigmáticas chanecas, estos

Álvaro Brizuela Absalón Mi primo Juan Manuel Aquella mañana de junio, buscando papeles letreados, me encontré con un retrato de mi primo hermano Juan Manuel Brizuela Moreno, él, ahora continúa su viaje por la Galaxia de Andrómeda. En qué ribera de aquellos mundos estará relatando sus aventuras, allá, tal vez contará las historias de sus encuentros con los chechenes, los mayas, los zapotecas, las chanecas y algunas mujeres, seres mitológicos y reales que lo acompañaron en sus recorridos de joven guardián de los Teteyome, en el entonces selvático paraíso catemaqueño. Un día se fue navegando entre destellos plateados que producía el viento de surada sobre las aguas del lago. Lo recuerdo cuando fue a despedir a don Lape, don Fallo, mi pa´, aquella mañana, Juan Manuel llegó hasta su cama, ahí se encontraba Lape, como astronauta recostado en el asiento de su nave en espera de emprender el viaje al infinito, Lape se iba para no sé qué mundos lejanos, Juan Manuel se enteró de su viaje y llegó a despedirlo, la luz de los ojos café de mi primo hermano de momento se nubló, se sentó al borde de la cama, cara a cara, lo contempló y le dijo: que te vaya bien, Juan Manuel se estremeció cuando le dio una palmada, fueron los dedos de su mano derecha que le tocaron y sonaron un adiós de piel a piel sobre la frente de Lape. Aquel momento del adiós entre tío y sobrino, sacudió a Juan Manuel, él sabía que estaba ante el último sobreviviente de los hermanos de su padre Juan Brizuela Pereyra. Lape miraba a Juan Manuel desde algún lugar lejano, tal vez desde los ojos de su hermano Juan, el padre de Juan Manuel, los pensamientos de ambos flotaron en ese instante infinito como el rumor de los remos hendiéndose 20 Cultura de VeracruZ

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pensamientos siempre lo acompañaron. Hoy tal vez estará por ahí en algún lugar, sentado contando las historias de su rica e intensa experiencia en la feraz tierra tuxtleca. De su charla las palabras brotaban como imágenes de humos azules, yo imaginaba verlo caminar por la ribera, mientras brincaban los topotes, o mientras él se iba internando en la selva de Quetzalapan en busca de su otredad, y lo escuchaba fascinado, de cómo, ahí adentro se convertía en parte de la floresta y de los animales del monte, del agua y del aire, desde donde regresaba fortalecido, recordaba de cuando llegaba con el polvo en sus botas y el cadillo en la ropa por andar en el monte bajo. Bebía un trago y escupía, bebía otro trago y volvía a escupir, entonces empezó a narrar como le arrancó la trompa al tigre para ponérsela él, y de cómo empezó a maullar por el sendero que conducía a la casa de Irene, sus ojos se iluminaban como las luces de las seis de la tarde por allá atrás del Cacahuateno, y así, transformado en tigre prolongaba su tiempo luminoso por ese mundo verde. Nos dejamos de ver después de la temporada del Chagalapolin y los machucados con aguardiente. Días antes, todavía fuimos a su casa para ver los melocotones y las toronjas, después de las dos visitas, quedábamos de acuerdo para ir a cortar unos melocotones para hacerlos en dulce. Tiempo después, por el rumbo de La Punta, lo ví embarcarse en un bote, y se fue remando con rumbo al Tegal, enderezó hacia Tanaspi, de ahí desembarcó en Espagoya para irse caminando hasta Matacalcinta, en este lugar bebió agua de la poza y subió a Matacapan, desde ahí se divisaba el Tlalogan, el lugar de la abundancia, de los ríos, los arroyos y de muchos árboles con frutas, también había toda clase animales. Cuentan, que cuando iba de la mano de Xochiquetzal lo rodearon unas chanecas, éstas lo subieron a una piragua, ahí, acariciándole sus cabellos, se quedó dormido. 

Lisardo Enríquez L. Cultura de VeracruZ 21

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Todos los proyectos del ser humano requieren de organización, perseverancia, cuidado e inversión de diverso tipo. Los proyectos culturales representan mayor dificultad porque en medios como el nuestro es común que no se les considere prioritarios. No obstante, un ente público dispone muchas veces de recursos económicos que, aunque escasos en ocasiones y tardíos en su suministro, resuelven la posibilidad de llevar a cabo acciones culturales, como es el caso de las publicaciones. Quienes han emprendido la tarea de editar revistas sin un presupuesto económico específico, saben de lo titánico que es hacerlo. La Revista bimestral Cultura de Veracruz es el proyecto iniciado y dirigido por el escritor veracruzano Raúl Hernández Viveros desde su fundación, hace poco más de 19 años, considerado desde el principio “como un espacio para los nuevos escritores nacionales y de América Latina”, según lo declara él mismo en entrevista con Edgar Aguilar, publicada en el número 90, correspondiente al bimestre Marzoabril de este año. Efectivamente, a lo largo de la historia de esta publicación, esencialmente literaria, han desfilado por ella autores noveles (y otros no tanto) en sus textos originales o a través de reseñas y ensayos que los colaboradores de este medio cultural han dado a conocer. En este 2015 el trabajo ha seguido su marcha a pesar de dificultades financieras y afectación de la salud de su director. Están a la disposición del público los números de los 4 bimestres transcurridos hasta julio-agosto que es ya el número 92. Así es que al finalizar el año próximo Cultura de Veracruz llegará a la edición número 100. Un esfuerzo realmente notable. En las ediciones de este año vienen temas de escritores originarios de Argentina, Venezuela, Cuba y desde luego México. Un tema recurrente en Raúl Hernández Viveros, que viene desde su juventud cuando se conoció con el escritor Sergio Pitol, es el que se refiere a la obra del polaco Witold Gombrowics.

Precisamente en el Número 91 correspondiente a mayo-junio de este año, se incluye un escrito de este autor titulado Contra los poetas, en el cual hace una severa crítica de los llamados vates. En una de sus partes dice: “el poeta no toma como punto de partida la sensibilidad del hombre común sino la de otro poeta, una sensibilidad “profesional” y, entre los profesionales, se crea un lenguaje tan inaccesible como los otros dialectos técnicos”. En el mismo número se encuentra una excelente entrevista que el director de la revista le hizo en Milán a Rita Gombrowicz (originalmente Rita Labrosse), viuda del escritor. Esta entrevista se publicó por primera vez en 1972 en la Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México. Hay ensayos, noticias y otros textos en varios de estos números que se deben a la pluma de Carlos Roberto Morán y que son recomendables para los lectores, entre ellos uno relacionado también con la obra de Witold Gombrowicz. Conviene destacar que fuera de lo propiamente literario, en los números publicados de este año hay textos relativos a la historia, la antropología y disciplinas afines. Uno de ellos es el dedicado a Don José Luis Melgarejo Vivanco en el centenario de su natalicio que fue en agosto de 2014. En este ensayo escrito por Hernández Viveros se dice que “La historia, antropología, arqueología y etnografía permanecen hasta nuestros días como una profunda lectura y revisión de sus fuentes bibliográficas”. Otro ensayo con estas características es el que Álvaro Brizuela Absalón le dedica al Arqueólogo José García Payón, cuyos trabajos profesionales están ligados a Veracruz como pionero en las exploraciones arqueológicas en Misantla y El Tajín. En fin, usted amable lector encuentra en cada uno de los cuatro números de 2015 publicados hasta hoy, escritos de valía que le van a ser gratificantes. La dirección electrónica es: culturadeveracruz@yahoo.com.mx. 

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dieron conciertos en la cava medieval cuyas piedras milenarias exudan aires de existencialismo y jazz, o emiten la voz de esa diva espigada que fue y es Juliette Grecco, amada por Sartre, Beauvoir y Boris Vian y por toda la contracultura de esos tiempos de rebeldía después de la guerra. De jovencita, su madre Nicolette, hija del viejo Georges, ahora de 80 años, trabajaba en las noches en el famoso bar latino La Escala de la rue Monsieur Le Prince, donde cuenta la leyenda que García Márquez y el artista plástico Jesús Soto cantaban y tocaban guitarra y maracas por unas monedas o tal vez por pura diversión. Además nos sorprende con la noticia de que la abuela tiene 100 años y todavía está ahí, transcurriendo, campante, por los lustros iniciales del siglo XXI. Porque los miembros de la familia ampliada del viejo George viven cerca unos a otros en casas o apartamentos situados en esta manzana histórica que delimitan las calles Cannettes, Mabillon, Guisarde y Christine, lo que ha posibilitado la sobrevivencia del sitio, cuando muchos otros lugares cercanos han desaparecido para dar paso a tiendas de lujo, restaurantes de diversas gastronomías, joyerías, perfumerías y sedes de negocios de alta costura o artesanías. Las calles adoquinadas conducen a la Plaza de San Sulpicio, donde suenan las campanas de la catedral y bullen las aguas de una soberbia fuente dieciochesca custodiada por leones de piedra. En un muro de una de las esquinas de la plaza está escrito en la roca el poema El barco Ebrio de Rimbaud como guiño al hecho de que al otro lado, en la esquina de la calle Cannettes, se reunía el adolescente Rimbaud con Verlaine y amigos artistas inmortalizados por el pintor Courbet, en largas francachelas poéticas y gastronómicas. Eran los tiempos en que el bardo adolescente era amante de su protector Verlaine y se escapaba de su casa en Charleville para venir a París a recitar poemas y a buscar el triunfo, antes de que se

Eduardo García Aguilar

EL BAR DE LAS ILUSIONES POSIBLES El bar Chez Georges, fundado en 1952, es una cápsula de tiempo detenida en los años del existencialismo y las doradas décadas 60 y 70 de la contracultura. El inconfundible portalón rojo se abre este día de agosto cuando se supone que está cerrado por vacaciones hasta el 1 de septiembre y aparece allí la figura del nieto del inolvidable viejo Georges, un joven de 50 años de barba, rozagante, amable y generoso que guarda, como en los tiempos bíblicos, el gesto de la hospitalidad. Ya está acostumbrado desde niño a ver llegar al bar de su finado abuelo hombres y mujeres de todas las generaciones que van y vienen a veces desde el otro lado del mundo para recuperar por instantes, al calor de los vinos de marca Chez Georges, el tiempo perdido de su juventud, las horas felices del amor vivido entre el bullicio estudiantil y bohemio que ha poblado estos estrechos muros desde hace ya más de seis décadas. En las largas noches de invierno, comparten de igual a igual los viejos veteranos ya encanecidos y arrugados y los jóvenes que cada año llegan a engrosar las filas de las famosas academias del barrio latino. El nieto acaba de despedirse de su amigo el hijo de Catherine Deneuve y Roger Vadim y de pie en sus botas de cuero mexicanas cuenta esa memoria de visitantes que aparecen de repente y lloran o ríen de felicidad al constatar que nada ha cambiado, que Chez Gorge tiene las mismas mesitas de vieja madera, los mismos largos butacones de color ocre adosados a los muros, la serie de pequeñas fotografías colgadas en las paredes donde se ve a jóvenes cantantes que 23 Septiembre / Octubre de 2015

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Bogotá con Zeher, Anabella, Angélica y Floresmiro, dirigidos a distancia por Lisandro Duque, a partes de un documental que le sigue los pasos a García Márquez en sus tiempos de vacas flacas y vacas gordas parisinos, mexicanos, colombianos y barceloneses. Esta cápsula de tiempo nos muestra cómo pudo haber sido la vida de ese muchacho flaco, costeño y genial en los tiempos del invierno, el mismo que tres décadas después era invitado por François Mitterrand a su posesión y al año siguiente obtenía el Premio Nobel. Y el nieto de George cuenta de nuevo emocionado que su madre conoció bien a ese muchacho y a otros bohemios latinoamericanos en el bar la Escala cuando ella tenía solo 20 años. Y mientras brindamos el vino de la casa, el anfitrión nos recuerda que ahí venía en las tardes el gran cineasta chileno Raoul Ruiz, en alguna de cuyas películas actuó el hijo de Catherine Deneuve, que media hora antes se despidió de su amigo y vecino el nieto de Georges el fundador, cuya foto cuelga en la pared de un bar que ojalá nunca desaparezca, porque con ello se difuminaría la voz de seis décadas de generaciones llenas de amor, amistad, sueños e ilusiones perdidas y ganadas.

retirara del mundo y desapareciera como presidiario evadido bajo los soles de la lejana Abisina, en las profundidades del Africa bañada por el Océano Índico y por países con nombres dulces como Yemen o Sudán. El nieto de Georges evoca a todos los exiliados que han sido felices en este lugar y lamenta la desaparición de las dos librerías hispanoamericanas del barrio. Cuando yo era estudiante en el segundo lustro de los 70, llegaban al lugar refugiados españoles prófugos de la dictadura de Franco, hombres de izquierda clandestina, comunistas, anarquistas, socialistas que contaban sus historias. Y tras ellos nuevos exiliados latinoamericanos que huían de las atroces dictaduras, chilenos, uruguayos, argentinos, que encontraban escucha en el inolvidable barman argentino Jorge, quien trabajó ahí por más de tres décadas y terminó siendo parte de la familia ampliada de Chez Georges. Y a ellos se agregaba la visita cotidiana de los estudiantes que permanecíamos ahí hasta las dos de la madrugada y a veces debíamos esperar afuera porque ya no cabía una aguja. Georges era paternal y nos prohibía regresar al sitio por quince días o un mes, pues consideraba que la bohemia podía desviarnos del objetivo académico. Su decisión era inapelable. Adiós entonces al vino y a los deliciosos sandwiches que preparaba la hija del patrón y eran tan grandes y abundantes, que con uno solo quedábamos saciados. Todo esto viene a cuento ahora que llegamos al sitio a filmar para Canal Capital de 24 Cultura de VeracruZ

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Eduardo García Aguilar

galimatías filosófico y reinaba por el barrio en cafés más elegantes de Saint Germain, como Flore y Deux Magots, donde se pavoneaban los exitosos de la post guerra, estrellas de cine, escritores de moda como Abert Camus o cantantes existencialistas como Juliette Greco o Boris Vian. En Chez Georges todo era y es todavía tosco y auténtico. Allí nunca ha habido ceremonias ni meseros de librea y corbatín. Al cruzar el portalón de taberna barata, se ve ahora, seis décadas después, el mismo espacio reducido de 40 metros cuadrados donde se apretujan jóvenes y viejos, recién ingresados a las universidades de la zona y ex alumnos decadentes nostálgicos de sus años de juventud, que vuelven ahí a desandar sus pasos sin que nadie se inquiete o los discrimine por canosos o muecos. Las paredes tienen la misma pátina amarillenta de los tiempos de la fundación, que los descendientes del viejo Georges han querido conservar intacta para alegría de añoradores y sorpresa de nuevos, que entran ahí seguros de codearse con fantasmas de amantes del jazz o de los juegos eróticos y literarios de Julio Cortázar o George Perec. La misma barra de hace tiempos dirigida hasta hace unos años por el conosureño Jorge, sudamericano que se quedó para siempre en París como pilar del bistrot, se observa a la izquierda, gobernada por los descendientes de Georges, entre ellos su hija y su nieto, llena de pequeños vasos de vino y sitio preferencial de viejos contertulios que recuerdan el griterío añejo de los exiliados anarquistas y comunistas españoles o la discusión ininterrumpida de los emigrados del este o de los sures, los mediterráneos o las Américas. Y en los extremos de la pared, pegados al techo, cuelgan como siempre las pequeñas fotos en blanco y negro autografiadas, enmarcadas, de cantantes o músicos desconocidos que hace cuatro o cinco décadas pasaron por aquí alguna

Otro texto sobre EL BAR CHEZ GEORGES En la vieja calle de Canettes, no lejos de Saint Sulpice, sigue presente el viejo bar Chez Georges, que desde 1952 ha recibido a muchas generaciones de estudiantes, exiliados, artistas y aventureros de todas las nacionalidades, amantes de las letras y la vida, del pensar y el delirar, del gozar y fracasar disfrutando. Una tosca puerta de madera pintada de rojo indica que cuando el viejo Georges fundó aquello era antes que todo una bodega de vinos baratos sin pretensiones en esos precarios tiempos de posguerra, cuando la ciudad y el continente europeo se levantaban de un apocalipsis terrible y varias décadas de incertidumbres. La ciudad estaba llena de refugiados españoles y portugueses que lloraban cada tarde la desgracia de haber sido arrancados, ya fuera por el sanguinario Francisco Franco o el ominoso Salazar y sus asesinos, a las delicias de su pobre terruño o a los sueños de la utopía republicana. Y con ellos lloraban los armenios sobrevivientes del genocidio, los judíos salvados del holocausto y los argelinos que luchaban por el fin de la colonización. Por las calles deambulaban jóvenes de Europa del Este que como Cioran, Mircea Eliade o Eugene Ionesco, en el caso de los rumanos, recalaban aquí huyendo de su pasado. Rusos, búlgaros, checoeslovacos, albanos, yugoslavos, polacos, húngaros, sobrevivían en la pobreza, en silencio, tras huir de la bota soviética y callados seguían, porque pocos se atrevían a criticar el totalitarismo marxista-leninista para no ser estigmatizados de reaccionarios. El viejo megalómano Sartre, del brazo de su la libertina Simone de Beauvoir era el papa del 25 Septiembre / Octubre de 2015

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vez y tocaron hasta la madrugada en la cava, que permanece siempre llena desde entonces y ahora aún más. ¿Qué pasó con todos esos proyectos frustrados de estrellas, rostros de juventud que ahora tal vez duermen en cementerios o en la inercia atroz de la jubilación? Ahí siguen, y nadie ha osado quitarlos ni los quitará, como tampoco nadie quitará la foto del finado Georges, el patriarca fundador, el severo trabajador que conocía a cada uno de sus clientes estudiantiles y sabía dosificar con suave autoritarismo los tiempos del exceso, o la hora de entrar y salir de ese lugar donde nunca cabía ya una aguja. Al fondo se ve la estancia central con las mismas mesas de madera rayadas y sillones abullonados pegados a la pared, cubiertos de corduroy rojo, donde permanecían por horas y horas y permanecen igual hoy los que desafían el invierno en la alegría de la charla, al calor de los vinos Côtes du Rhone, Burdeos o Brouilly, mientras en las paredes descascaradas se exponen cuadros de un pintor o un fotógrafo anónimo. Hace 50 años los ebrios discutían sobre la rebelión de Hungría o la Primavera de Praga, de la guerra de Argelia o el deshielo de Jrushov, el Eurocomunismo, el teatro del absurdo, las novelas de Kundera, la banda de Baader-Meinhof o las aventuras de Carlos el Chacal. Después hablarían de la guerra de Vietnam, las dictaduras latinoamericanas, el Gulag de Soljenitzin, la muerte de Francisco Franco, la revolución de los claveles de Portugal, las canciones de Moustaki, el Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrel o la

Rayuela de Cortázar y el boom latinoamericano. Ahora tal vez hablen de las revoluciones árabes, Steve Jobs, la desgracia del modisto Galiano, la muerte de Amy Whinehouse y la belleza de Kate Moss. Así es y ha sido Chez George, siempre ardiente, bullicioso, diminuto, inagotable, como si la energía de varias generaciones se concentrara allí en una cápsula del tiempo donde viejos decadentes y delirantes comparten con los primíparos de París y sus universidades que exploran en los meandros de un añejo recuerdo el que será suyo mucho tiempo después.

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Edgar Aguilar

In memoriam Hugo Gutiérrez Vega

Las serenas

Guillermo Landa

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CONTRA GUIÑO OLVIDOSO Ningún RITUAL DE EXEQUIAS bastaría para bajar contigo a la callada cripta que guarda tus cenizas. Mientras tu alma siega vida eterna desenlagriremos todo duelo.

El domingo 30 de agosto, se publicó en el suplemento cultural de La Jornada, La Jornada Semanal, un maravilloso texto de Francisco Hernández felizmente intitulado “¡Gutiérrez Vega, a escena!” Feliz porque nos mostraba, en el Acto Primero, a un soberbio y vigoroso Gutiérrez Vega, “disfrazado de malabarista”, interpretando nada menos que al profesor Serebriakov, en esa memorable –opinan quienes la vieron– representación de El tío Vania, de Chéjov. El texto de Francisco Hernández, construido como un pequeño y curioso artefacto escénico-poético, se nos manifiesta, precisamente ahora, con la reciente pérdida de Hugo Gutiérrez Vega, como algo extrañamente premonitorio. Uso “extrañamente” en el sentido de excepcional. ¿Acaso una despedida? Tal vez. Hay una fuerza indefinible que enlaza de manera misteriosa, secreta, la vida de algunos hombres. Lo que nos lleva a reflexionar: ¿Por qué apareció justamente ese bello y enigmático texto de Francisco Hernández, con ese título por demás sugerente, casi revelador, a escasas semanas de la muerte del otro poeta? “¡Gutiérrez Vega, a escena!”, una voz le demanda al también actor. Más, ¿qué voz? ¿A dónde debe de presentarse el poeta? ¿Qué es lo que debe escenificar? ¿La escena de la vida, o de la muerte? En el Acto Segundo, dice Francisco Hernández: “Noche a orillas del río Grijalva, cerca de una iglesia”. Es Villahermosa. Mientras que la escena –ese espacio infinito que es a la

No chiste la canción de despedida si no cantamos como tu cantabas a tus amigos muertos tan queridos. Parvo es el tiempo que me queda de senescencia para que

recuerde tus garbosos poemas, tus joviales reencuentros, tu amistad fortunada, tu saber de “alimentos terrenales”, tu magistral talante y tus corbatas. ¡AGUR POETA!

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vez tiempo suspendido e inabarcable– transcurre cuando “El poeta Hugo Gutiérrez Vega contempla el movimiento de las aguas. Viste ropa ligera, propia de climas cálidos y mira pasar, con nostalgia, un par de garzas”. José Carlos Becerra se muestra súbitamente ante él. “El poeta tabasqueño le dice al de Lagos de Moreno: –Hugo, tal vez la única realidad sin fisuras sea la del sueño”. (Tal vez la única realidad sin fisuras/ sea la del sueño./ En él circulan tomadas de la mano/ la muerte y la vida, sentencia, lapidario, Gutiérrez Vega en sus Peregrinaciones). El texto de Francisco Hernández, en constantes alusiones a la muerte (“las curvas de aquella carretera de Brindisi me hicieron destrozarme por completo, fundiéndome con una piedra de tropiezo y un hervidero de gusanos”) se transforma en un diálogo a veces crudo (“Las vejaciones del tiempo nos instalan en el más solemne de los melodramas”), a veces desolador, pero siempre cordial, entre los dos grandes y antiguos camaradas que inesperadamente se vuelven a encontrar en la poesía. Como si, por obra –y gracia– de Francisco Hernández, José Carlos Becerra, antes de abandonar el escenario, le anunciara a Gutiérrez Vega: “Sube mejor al viejo ferry. Espera el sonido de la sirena”. Sube… espera… espera el sonido… el llamado… “¡Gutiérrez Vega, a escena!” ¿Es allí, entonces, “donde la vida sabe lo que ignoramos”, el sitio donde habrá de representar el poeta la escena definitiva? Noche oscura la de su partida. Aun así, o por eso mismo, Francisco Hernández concluye, como si de algo presagiara, con voz casi profética: “Las peregrinaciones de Gutiérrez Vega son esparcidas por los vientos teatrales, como serenas advertencias.” 

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