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El destino del colibrí Todo comenzó, durante el proceso de un atardecer, el cielo cubierto por un manto de bellos colores armonizados, durante el ocaso, en el horizonte la luna comenzaba a florecer, y los pequeños astros comenzaban a apreciarse en el firmamento elevados. El cielo comenzó a mezclarse y fundirse, y la noche comenzaba a producirse, la luz se fue atenuando, y los brillos, sobre la superficie del mar se fueron dibujando. Un bello colibrí, descansando sobre una rama se encontraba, esperando el momento que él tanto ansiaba, sobrevolar la delicada y refrescante superficie marina, rozando con sus alas, el agua cristalina. Era su momento, en el cual se sentía libre y en calma, cuando verdaderamente apagaba su interna llama, y alimentaba su alma, pero esa noche, algo sucedió, una gran ola se dirigió hacia él, y en sus garras le atrapó. Quedó sumergido bajo el frío fondo marino, golpeado por una roca debido a la fuerte corriente, terminando herido de vuelta a la orilla, con lágrimas de dolor y tristeza que se deslizaban por su mejilla. Se encontraba herido y apenado, debido a cómo su amor al mar, le había llevado a ese trágico resultado, él se hallaba acostumbrado a por las noches estar a su lado, y jamás antes había sido lastimado. Físicamente, había sido herido, pero su corazón, era el que verdaderamente se encontraba dañado, traicionado, en mil pedazos y confundido, viendo ahora su deseo de volar junto a él acabado. Un corazón frágil, una mente confundida, un cuerpo con cicatrices y heridas, y sus ganas de levantarse, devastadas.
Todo ello tiempo y dedicación requirió, pero finalmente, el colibrí sanó, cogió fuerzas y lo afrontó con valentía, se aferró gracias a la tortuga, en el momento en el que más débil se sentía. Gracias a ella se recuperó, al tiempo, de nuevo sobre la orilla voló, practicó hasta hacerlo con soltura, demostrándose la fuerza que se encontraba, tras su antigua mente oscura. La felicidad en su cuerpo volvió a aparecer, la fuerza en sus venas volvió a recorrer, el brillo en sus ojos nació, y su corazón de nuevo con alegría latió. Cuando se halló completamente recuperado, alzó majestuosamente el vuelo, su gran momento tan esperado había llegado, poder cumplir lo que para él, por mucho tiempo fue un desvelo. La tortuga desde la orilla, feliz lo admiraba, mientras ella, con anhelo su regreso esperaba, desde entonces la tortuga y el colibrí, tras el amanecer siempre se buscaban, y su vínculo, creció mientras una nueva bella historia para contar formaban.
Celia Motis
Una tortuga marina apareció, resurgiendo del mar hacia la orilla, apreciando la triste escena que ante ella acontecía, con su bondad y preocupación, ante él se detuvo, y su último fragmento de esperanza, le sostuvo. Sanó sus heridas con vendajes, secó sus lágrimas, y su historia escuchó, recompuso su corazón, con los fragmentos atendiendo a los enrevesados encajes, y por su sanación y bienestar luchó.
LARAMBLA4662
