Cuba Libertaria 12

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servido esas experiencias a pesar autoritarismo creciente de los sandide haberlas conocido y denunciado! nistas durante su ejercicio del poder en los años 1980 en Nicaragua y de Con Chomsky tenemos pues que la dictadura castrista desde hace interrogarnos también sobre el "mis- varias décadas. Y ello pese a que terio" de esa extraña cohabitación entre las víctimas de esta última se de la inteligencia más aguda y la encuentran personas con muchos credulidad más obtusa en un mismo puntos en común con los militantes espíritu humano. Y tanto más que, antiimperialistas pro cubanos del en aquellos tiempos, él fue uno de resto de América Latina. los que más contundentemente criticaron la ceguera en que habían ¿Será pues este obstinado antiimcaído muchos de sus colegas inte- perialismo, el hecho de que para él lectuales que constituían con él lo lo principal es denunciar las injustimás granado de la inteligencia occi- cias que prevalecen en los USA así dental: los Sartre y otros grandes como las injusticias generadas por filósofos, historiadores, sociólogos, este país a la escala del planeta, lo periodistas o universitarios de pri- que le lleva a posicionarse de manera tan desconcertante con lo mer plano. que pasa en el continente americaEfectivamente, aunque "Misterio" hay, puesto que raros fue- no? ron los intelectuales que después no Chomsky se sigue considerando tuvieron que confesar haberse equi- "anarquista-libertario", está claro vocado y reconocer que Chomsky que para él las consideraciones había tenido razón al poner en evi- ideológicas deben pasar a un dencia la ceguera que les había segundo plano y que se debe estainducido a cometer ese gravísimo blecer una especie de graduación error de apreciación en el pasado. entre las injusticias según el grado ¿Cómo ha podido Chomsky olvidar de peligrosidad planetaria de los esto? Es verdad que tampoco la blancos contra los que se dirige la ceguera de los antiguos estalinistas crítica. El problema es que este -mil veces confesada y analizada en relativismo político permite a artículos, entrevistas y libros- sirvió muchos marxistas-leninistas, popude lección a los jóvenes maoístas listas y políticos, cuya única preocuoccidentales, puesto que a una dis- pación es la conquista del poder, su tancia de 20 años de intervalo ejercicio y su conservación, a ampareprodujeron el mismo tipo de extra- rarse sólo de los argumentos antiimvío. Y con el mismo orgullo y fatui- perialistas de Chomsky en lugar de dad de sus predecesores. Pero lo preocuparse por la primero en estos fue la adhesión ayuda a aportar a la ciega a lo que se presentaba como población para orgarevolución emancipadora. En nizarse por ella Chomsky sucede lo contrario: pri- misma. Y es un vermero fue la denuncia, el análisis dadero problema objetivo, racional, rigurosamente porque Chomsky no crítico, y después la ceguera… hace ni dice nada para disuadirles de Cierto es que el antiimperialismo hacerlo. Al contrario, USA de Chomsky le llevó ya a una manteniéndose con relativa discreción a propósito del tanta perseverancia

en esta inmoral discreción y dejándose fotografiar al lado de los Castro y los Chávez se hace aunque sus elogios sean discretos y de conveniencia- cómplice de las bufonadas y de las derivas autoritarias, dictatoriales, de estos nuevos oligarcas. Desgraciadamente, esta obstinación en mantener tan maniquea discreción (por considerar menos peligroso el acceso al poder de estos populistas que los destrozos que causa el imperialismo yanqui en el mundo) no es sólo ineficaz para impedir tales destrozos (estos populistas siguen haciendo negocios con las multinacionales del imperio) sino que contribuye a desmovilizar a los pueblos y a hacer aún más difícil la tarea de los que si luchan consecuentemente contra la dominación planetaria del Capital y el Estado. Es posible que, dada su edad, Chomsky no pueda reconocerlo: pero es imposible pensar que no sea consciente de la distancia que le separa de todos aquellos que recogen sus argumentos contra el imperialismo yanqui y que, en cambio, se muestran muy reticentes, por interés o comodidad, a denunciar las formas de dominación impuestas por esos populistas pretendidamente revolucionarios. Octavio Alberola


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