Agroecologia

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enfoques que combinan los principios participativos y agroecológicos. Más aún, muchas de las tecnologías pueden incrementar la producción más allá de las necesidades, de subsistencia de modo que estos hogares puedan contribuir a la seguridad alimentaria nacional e incluso alimentar a las crecientes poblaciones urbanas, y aun exportar productos de alto valor. El potencial que se puede lograr se ha visto en los estudios de caso presentados. Que este potencial se haga realidad es incierto debido a que ello depende de mayores y más apropiadas inversiones y de políticas consistentes. Es así que la inversión en los enfoques agrícolas alternativos ha sido mínima, una pequeña fracción de los recursos que han ingresado a la agricultura convencional. La mayor parte proviene de los propios agricultores, a los que se ha añadido recursos de instituciones de investigación, las ONG y universidades simpatizantes. Las oportunidades para elevar la producción agrícola en una forma económicamente provechosa, positiva para el medio ambiente y que levante el nivel social están siendo abandonadas. Se justifica dirigir las inversiones en política e infraestructura hacia las denominadas áreas marginales por la creciente evidencia de que los retornos a la inversión son mayores en promedio que en las áreas con mayores ventajas, siempre y cuando las inversiones no sean escasas y esporádicas (Hazel y Fan, 2000). Se sugirió que las comunidades rurales sean consideradas como una unidad de esfuerzo científico. No todos los agricultores tienen la misma capacidad o motivación para asumir el papel principal en experimentación y evaluación. Pero quienes tienen ese talento pueden motivar a otros a participar cuando se muestran resultados positivos. Hay gran cantidad de campesinos que son tan inteligentes como las personas de mayor nivel educativo que trabajan con ellos y quienes tienen una comprensión de los avances científicos así como de su aplicación para el logro de las metas agrícolas. El desarrollo científico popular no debe ser aislado. Los ejemplos más exitosos, y los que pueden tener mayor impacto, están ligados a las ONG, instituciones de investigación nacionales e internacionales, universidades y oficinas del gobierno. Esos enlaces verticales son importantes, pero no más que los enlaces horizontales entre las propias comunidades, para intercambiar experiencias y apoyarse entre sí en el proceso. La extensión de agricultor a agricultor se ha podido apreciar en nuestro caso en Bolivia, Guatemala, Honduras, Kenia, Malawi. Filipinas, Sri Lanka y Zambia. En lugar del modelo “lineal” de investigación y extensión, en el cual los científicos desarrollan nuevas tecnologías que se transmiten de los extensionistas a los agricultores, nuestra experiencia y observación apoya el modelo “triangular” formulado por Merrill Sands y sus colaboradores (1990) para el Servicio Internacional para la Investigación Agrícola Nacional (ISNAR). Este modelo considera a científicos, extensionistas y agricultores interactuando directamente en una relación de tres vértices. Tales esfuerzos colaborativos pueden ser productivos en distintas formas, según ha documentado Thrupp (1996, resumido en 1999).

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