Abril de 1938

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E. Díez Canedo

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dimiento contrario. Su colorido es otro; su estructura debe mucho a la del antiguo drama espaííol. Propósitos renovadores han movido a escritores muy recientes, en tentativas sostenidas o aisladas. Las de Azorín (José Martínez Ruiz, nacido en Monovar en 1873) sin más precedente en su obra total, que le constituye como uno de los más grandes hombres de letras actuales, que una tragicomedia “La fuerza del amor”, obra juvenil nunca representada, , que estrena, con mediano éxito, su prise desarrollan desde 1 9 ~ 6 en mera comedia, cuyo título es “Old Spain” (en inglés) y que pone frente a frente dos conceptos distintos de la vida: el que la estima como acción y extravagancia, simbolizado en un norteamericano hijo de español, y el que la ama como contemplación y profundidad, representado por una española de noble familia, encerrada en una casa solariega. Mezcla de comedia y farsa, responde a la manera literaria de Azorín, que le ha ganado tantos lectores; pero no así las escenas que con el título de “Braiidy, mucho brandy !” estrenó en 1927, en medio de una polémica con los críticos, a su modo de ver contrarios a toda novedad, y caída ruidosamente en la tarde de su estreno. Defendía Azorín lo que él llamaba “superrealismo” con acepción distinta de la planteada por la escuela de tal nombre; como simple evasión de lo literal y cotidiano en la vida. Pero en sus obras siguientes, no sólo en la de su inverosímil colaboración con el señor Muñoz Seca, “EI Clamor” (1928)~que aún recoge los ecos de aquella polémica, sino en la trilogia titulada “Lo invisible” (1927) compuesta bajo una inspiración no alejada de la de Maeterlinck, aunque lograda con plástica nueva, la sensación de proximidad de la muerte o en la “Comedia del arte” (1927), comparable en algún aspecto con Evreino.v, templan su prurito de extravagancia (que parece nacido del concepto espiritual pintado en el personaje de “Old Spain”) y le traen a caminos propios. “Angelita”, “auto sacramental” dedicado “A la memoria de Juan Racine, el autor de Berenice” sólo representado en el pueblo natal de Azorín (1g30), como homenaje a éste, y “Cervantes o la casa encantada”, no representada aun pero sí impresa, juegan ron las ideas de tiempo y espacio. E n ellas se hace intervenir a lo maravilloso, como resorte teatral, y se define en suaves líneas ese concepto de “superrealismoJJ que, en este escritor,

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