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Primer lenguaje
personas, como si escuchase una radio o un magnetófo no. La adquisición del lenguaje tiene normalmente lu gar dentro del contexto de una rica interacción entre el niño y sus padres. Varias facetas de esta interacción parecen constituir importantes facilitadores de la ad quisición del lenguaje, y algunos de ellos pueden ser incluso necesarios para la adquisición del lenguaje normal. Las interacciones padres-hijo durante el primer año de vida establecen un caudal compartido de conoci miento y experiencias, y pueden asimismo establecer en el niño algunos de los precursores de las capacidades de referencia y conversacionales. El niño comienza a utilizar gestos y direcciones de la mirada a fin de llamar la atención sobre un objeto y aprende a comprender los correspondientes gestos de los adultos. Llega a en tender cuándo se le exige una respuesta, y cuando no es así aprende, a través de situaciones y juegos fami liares, qué respuesta es la que se espera de él. Ya que la mayoría de las primeras conversaciones entre la ma dre o el padre y el hijo tienen lugar dentro de contex tos familiares y se refieren a objetos que se hallan pre sentes en la correspondiente situación, el niño adquiere ya una idea acertada de cuáles son las frases que los padres emplean al respecto. Esto simplifica la tarea in fantil de relacionar las palabras y las frases de los adulo tos con los objetos y acontecimientos que describen. La calidad de lenguaje que los niños escuchan de sus padres y el modo como se relaciona con su propia comprensión y producción pueden constituir, asimis mo, importantes factores en el aprendizaje del lengua je. Si escuchamos el lenguaje de los adultos entre sí nos asombramos de que el niño llegue a hablar correcta mente, y además de un modo tan rápido. El lenguaje entre adultos no es solamente complejo desde el punto de vista gramatical, sino que está asimismo sorpren
Experiencias cruciales
dentemente poco ajustado a la gramática. Las frases se imbrican entre sí o quedan interrumpidas y son con frecuencia incompletas. En ocasiones exigen mucho co nocimiento por parte del oyente. Si consideramos que el niño tiene que aprender el lenguaje a partir de tan deficientes aportaciones, el proceso de adquisición del mismo resulta un misterio y algunos de los primeros lingüistas llegaron así a la conclusión de que el niño ha de realizar tal tarea a partir de un considerable co nocimiento congénito del lenguaje. Más recientemente, sin embargo, han aparecido estudios que muestran que el lenguaje que los padres emplean con sus hijos pe queños difiere, en cuanto a muchos e importantes as pectos, del que emplean los adultos entre sí l. Las ma dres (y también los padres, si bien estos últimos no han sido tan estudiados) ajustan la longitud y la com plejidad de lo que dicen a la capacidad lingüística de sus hijos ~(. El lenguaje que las madres emplean con sus hijos de uno o dos años consiste en frases breves, sen cillas, gramaticalmente correctas, que se refieren a obje tos y acontecimientos concretos. Existen pocas referen cias al pasado y casi ninguna al futuro. La entonación y acentuación de las frases están muy exageradas y se establecen marcados intervalos. Por otra parte, hasta un 30 por 100 de las locuciones consisten en repeticio nes, parciales o completas, de alguna de las primeras I C. FERGUSON y C. SNOW, Talking lo Children: Language Input and Acquisition (Cambridge: Cambridge University Press, 1977). J. G. DE VILLIERS y P. A. DE VILLlERS, «Semantlcs and
Syntax in the First Two Years: The Output of Form and Func tion and the Form and Function of the Input». En F. D. MI NIFIE Y L. L. LLOYD, eds., Communicative and Cognítive Abili tíes: Early Behavioral Assessment (Baltimore: University Park Press, 1978). * Véase: STERN, D., La primera relación madre-hijo, en: Se rie Bruner, «El desarrollo en el niño», volumen 4, Madrid, Mo rata, 1978. (N. del T.)
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