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sus embarcaciones al gobierno: baste citar a Pedro Ricart y Martí, quien puso a su disposición la goleta Pelegrina que comandaba el intrépido Luis Nápoles. Los fondos estaban escasos, pero era necesario comprar barcos. Los comerciantes, muchos de ellos extranjeros, ayudaron a levantarlos y un crédito, aunque no muy alto, logró obtenerse en el Banco de Saint Thomas. Embarcaciones compró el gobierno a holandeses de Curazao, a ingleses de Saint Thomas y hasta a súbditos de Norteamérica. Se logró crear la escuadrilla nacional, de la cual fue jefe el coronel de marina Juan Bautista Cambiaso, a la vez comandante del puerto de Santo Domingo. La marina de guerra de la República contaba en sus comienzos con las siguientes unidades: Separación Dominicana, cuyo comandante fue el bravo Juan Alejandro Acosta; General Santana, al mando de Cayetano Barbaró; La Merced, que comandaba José Antonio Sanabia; 27 de Febrero, anteriormente de matrícula americana bajo el nombre de John Taylor y comprada en $1,500 fuertes a William R. Derickson; la Cibao, armada en Saint Thomas y al mando del teniente coronel José Naar; La Buenaventura, que tenía por comandante al arrojado santomero capitán Dickson; Libertador, Constitución y Congreso, que se agregaron más tarde. Todas estas unidades eran goletas de guerra. Bergantines de guerra, existían el San José con Simeón Vicioso como comandante, y el Libertad, antes La Carlota, y que vendiera al gobierno en $5,759 fuertes el comerciante Escarfullet. Eran goletas y bergantines de guerra, pero su misión principal consistía en transportar tropas, armas, municiones y vituallas a los frentes de batalla. Los combates marítimos fueron escasos. De importancia, solamente el de El Tortuguero. Además, debemos mencionar, en esta ruda labor del tráfico marítimo para el aprovisionamiento de los ejércitos en campaña, los continuos viajes a Azua y a Puerto Plata de la María Luisa, de Pellerano y Maggiolo; de la Eleonora, de Luis Durocher; de la Pelegrina, de Ricart y Martí; de la Ozama, de La India, de Las dos hermanas, y otras, entre las goletas nacionales, y de la Rigoletto y de la Clara Rosa, entre otras de nacionalidad holandesa. Junto con ellas, es justo recordar el
GuidoDespradel Tomo I.indb 169
23/12/2009 12:00:39 p.m.