Documentos eclesiásticos (1925-1936)
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Carta del arzobispo Nouel y su Coadjutor a Mons. José Mora del Río, arzobispo de México sobre la persecución religiosa en aquel país (Santo Domingo, 15 de agosto de 1926) BE XLIV:28-29 (julio-agosto 1926), pp. 660-661.
Venerable hermano: Con profundo pesar de nuestra alma nos dirigimos a vos, venerable y amado hermano, para expresaros nuestros sentimientos por los recientes sucesos que se vienen desarrollando en esa católica República y cuya suprema dirección espiritual ha confiado la Santa Sede a vuestra sabiduría, celo y prudencia. La impiedad adueñada del poder ha creído en su soberbia que puede impunemente destruir la obra de Cristo desatando sobre sus ministros la más acerba de las persecuciones. La implantada en México tiene caracteres de crueldad por despiadada e injusta.71 Se ha querido no sólo herir en la Iglesia el corazón de su divino fundador, sino herirlo de una manera que supera a cuantas han empleado otros pueblos cuando se han lanzado a aplastar a ‘‘la Infame’’. ¡Y notable coincidencia! Mientras un pueblo donde impera el protestantismo acaba de realizar la más imponente manifestación de amor a Jesús Sacramentado,72 otro pueblo de origen católico, de fe cristiana, ve arrojar de sus templos a los sacerdotes y religiosos con insolencia digna de vituperio. La consoladora promesa de Cristo Redentor se cumplirá no obstante y todo será instaurado en Él, porque el poder infernal no abatirá jamás el reinado eterno de la Cruz. En nuestros templos, nosotros y nuestros fieles, hemos elevado al Señor fervientes plegarias impetrando de su divina bondad el cese de tantas iniquidades y atropellos. Cumplido ese deber; queremos hoy en esta excepcional circunstancia por que atraviesan el venerable clero y fieles mexicanos, elevar nuestra solemne protesta de adhesión a vos, venerable y amado hermano, y a todo el digno Episcopado de México, mientras 71 Se trataba de las llamadas “leyes de Calles”, emitidas ese mismo año por el presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928), que, amparándose en la Constitución de 1917, prácticamente prohibían el culto católico en aquel país. Diecisiete días después (1º de septiembre de 1926), el presidente anunciaba al Congreso el cierre de 129 colegios católicos y 42 templos, y la expulsión de 185 sacerdotes extranjeros. Cfr. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús III, Roma, IHSI, 2001, p. 2654. 72 En junio de aquel mismo año se había celebrado el Congreso Eucarístico Internacional en Chicago (Illinois, EE.UU.), al que asistió el mismo Nouel. Cfr. BE XLIII:22-23, enerofebrero 1926, p. 554.
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