Abbi glines serie chance 01 take a chance

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agujero a través de él suelo al caminar y así hundirse en él. Fuera cual fuera el secreto, era malo. Mis rodillas empezaron debilitarse. Dean hizo un gesto hacia el sofá y agitó su mano antes de pasarla por el cabello. —Necesitas sentarte —dijo. Diferentes escenarios empezaron a correr por mi cabeza. Mi papá estaba en rehabilitación, o tenía una familia secreta de la que no sabía, o tenía una enfermedad terminal. Solté la mano de Grant y me acerqué al sofá y me senté, sin apartar los ojos de Dean. Grant se sentó justo a mi lado. No estaba segura de si quería a nadie cerca de mí ahora. Empecé a sentirme ahogada. Mis nervios hacían que me fuera difícil respirar. —No esperaba verte, Grant —dijo Dean, reconociendo Grant. Pude ver la mirada en los ojos de Dean, y comprendí que él sabía exactamente lo que pasó con esas llamadas telefónicas que nunca recibí. No aprobaba lo que Grant y yo teníamos, y eso me sorprendió. —Dile lo que sea, Dean. Ella necesita oírlo —respondió Grant. Dean comenzó a sentarse, luego se puso de pie y se pasó las manos por el cabello. —Maldita sea, esto no va a ser fácil —murmuró y miró a Mase. —Ve al grano, Dean —exigió Mase, tomando asiento frente a mí. Estuve agradecida de que no se hubiera sentado a mi otro lado. Tenía dificultades para conseguir aire. Dean asintió y me miró. —¿Conoces la historia de cómo tu madre estuvo en un accidente de coche cuando eras una bebé? Asentí. Fue la forma en que ella murió. Me había dejado con papá e ido a la tienda. Un camión se pasó una luz roja y la atropelló. Murió en el acto. Mi abuela me había contado la historia un día, cuando tuve la edad suficiente para preguntar. Sin embargo, nunca quiso hablar de ello. Ni siquiera me miró cuando me lo dijo. Sabía que era porque la pérdida de su hija tuvo que haberla lastimado. Así que nunca le pregunté de nuevo. El hecho de que él preguntara por mi madre sólo hizo que mi ansiedad fuera peor. Agarré el borde del sofá y traté de calmarme. —Ella no murió en ese accidente de coche, cariño. Estuvo en un estado de coma. Durante cinco años. Tu padre se negó a quitarle el soporte vital, y un día se despertó. Excepto que no recordaba nada. Ni a ti, ni a Kiro, ni siquiera su propio nombre. Tampoco podía comer, ni beber, ni hablar. Y... estaba paralizada. Los médicos se dieron cuenta de que no solo sufrió una pérdida de memoria; su cerebro estaba traumatizado. Ya no era completa mentalmente. Nunca sería capaz


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