Hush hush

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Estaría a salvo. Y eso es lo que quería… ¿cierto? - No es una buena idea. - Dijo Patch con una suave sacudida de su cabeza. Me eché a correr hacia la alarma. Mis dedos se cerraron en la palanca y la bajé para que sonara. Solo que la palanca nunca se movió. Mientras lo intentaba, no pude conseguir que se moviera. Y entonces me di cuenta de la familiar presencia de Patch en mi cabeza, y supe que era un juego mental. Me di la vuelta para enfrentarlo. - Sal de mi cabeza. Me puse furiosa y empujé con fuerza su pecho. Patch dio un paso atrás, estabilizándose. - ¿Por qué has hecho eso? - Preguntó. - Por toda esta noche. Por volverme loca por él cuando sabía que estaba mal. Él era el peor de los malos. Era tan malo que se sentía bien, y eso me hacía sentir completamente fuera de control. Podría haber tenido la tentación de pegarle en su cuadrada mandíbula, si él no me hubiera tomado por los hombros e inmovilizado contra la pared. Apenas quedaba espacio entre nosotros, solo una delgada frontera de aire, pero Patch consiguió eliminarla. - Seamos honestos, Nora. Tú me deseas. - Sus ojos eran demasiado profundos - Y yo te deseo. Él se inclinó hacia mí y puso su boca sobre la mía. Una gran cantidad de él estaba sobre mí, en realidad. Nuestros cuerpos se tocaron en lugares estratégicos, y eso me llevó toda la fuerza de voluntad para separarme. Me eché hacia atrás. - No he terminado. ¿Qué sucedió con Dabria? - Todo solucionado. - ¿Qué significa eso exactamente? - Ella no iba a mantener sus alas después de que conspirara para matarte. En el momento en que ella tratara de regresar al cielo, los ángeles vengadores se las arrancarían. Ella tenía que verlo venir tarde o temprano. Yo solo acabo de acelerar las cosas. - ¿Así que tú... se las arrancaste? - Estaban deterioradas; las plumas estaban rotas y delgadas. Si se quedaba en la tierra mucho más tiempo sería una señal para cada ángel caído y vería que ella había caído. Si no lo hacía yo, alguno de ellos lo haría. Esquivé otro de sus adelantos. - ¿Ella hará alguna otra aparición no deseada en mi vida? - Es difícil de decir. - Tan rápido como un rayo, Patch agarró el borde de mi suéter y me atrajo hacia él. Sus nudillos rozaron la piel de mi ombligo. Calor y hielo se dispararon a través de mí al mismo tiempo - Podrías hacerte cargo de ella, Ángel. - Dijo - Te he visto en acción y mi apuesta es por ti. Tú no me necesitas para eso. - ¿Para qué te necesito? Él se echó a reír. No de manera abrupta, pero sí con un bajo deseo determinado. Sus ojos habían perdido su borde y se centraron totalmente en mí. Su sonrisa era mañosa… pero

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