Adiscusión edición 38

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Reportaje

Culiacán,Sinaloa 12 de noviembre de 2017

Munguía Rivera y Aviña. Confesiones. su lado. Los primeros tiros hicieron blando en su primo Iván, quien por incercia aceleró pero ya sin vida y sin volante la unidad se estrelló contra los parasombras del Lowes. “Abrí la puerta y me bajé corriendo hacia la puerta de entrada de la tienda para esconderme, pero en ese momento los agresores abordaron su vehículo, que se me emparejó”, dijo. Del lado del copiloto, Rosas vio emerger a un sujeto con una gorra puesta y un fusil que le pareció un AK-47, levantó las manos y le gritó que era músico y que lo estaban confundiendo. El sujeto no le contestó nada, solo le apuntó y le disparó. Al festín de tiros se unió el segundo tirador. En la lluvia de balas, Javier corrió para tratar de salvar su vida. “Entonces yo corrí hacia mi lado derecho donde se encontraba la otra puerta de la

tienda, pero en ese lapso los balazos me tumbaron al piso, me cubrí con los bloques, traté de levantarme pero las heridas ya no me permitieron. Mejor me hice el muerto, hasta que me di cuenta que los sujetos se fueron, y enseguida se acercó mi hermano quien resultó ileso.” Lo demás fue borroso para Rosas Amaral. Escuchó que llegaron policías, ambulancias, sintió que lo subían a una camilla, oyó que su primo y su empleado habían muerto, y que él estaba vivo. Confesión última La Suburban quedó estrellada, y los sicarios de Sajid vieron cómo tres de sus ocupantes salieron corriendo para esconderse. Pero solo se enfocaron en perseguir a Javier Rosas. “Como ya conocíamos a Javier Rosas en fotos fue por ello que nos

fuimos detrás de él cuando iba corriendo hacia la puerta de entrada de la tienda, y una vez que lo alcanzamos miré que Jesús le apuntó con el rifle que llevaba pero se le trabó, entonces Santos logró salir por la puerta trasera del vehículo y se plantó frente a Javier Rosas quien gritaba que no había hecho nada malo, pero Santos le disparó en varias ocasiones. Javier siguió corriendo hacia la otra puerta en donde finalmente cayó al suelo. Nuevamente Santos le volvió a disparar y como pensamos que ya estaba muerto nos retiramos del lugar”, confesó Aviña el cocinero, y agregó: “Los planes para matarlo fueron por pate de Cristian Sebastián López Loya, quien recibió la orden directa de Sajid Emilio Quintero Navidad, en virtud de que meses antes de que esto pasara habían balaceado al cantante Alfredo Olivas en Chi-

huahua, quien tiene un familiar de nombre Trinidad Olivas, hombre de confianza de Sajid Emilio”. Pero no lograron asesinar al cantante. Cuando Cristian Sebastián Lozoya, el jefe de la célula se enteró que sus hombres habían fallado, los reprendió al llegar a la casa de seguridad de Villas del Río. Por no haber cumplido el trabajo, les pagó solo 10 mil pesos al chofer y 15 mil pesos a cada pistolero. Las autoridades no les costó mucho trabajo identificar a los integrantes de la célula y dos meses después tres de ellos fueron capturados. Del resto, de los demás, se desconoce su paradero. En cambio su jefe, Quintero Navidad, busca librarla de todos, no solo de los delitos cometidos, sino de los grupos criminales con los que se enemistó.


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