El Orientador Experto - gerard egan

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Atender

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de la persona que viene buscando ayuda. La atención, como otras respuestas, debe ser tanto buena por si misma (una posición 5 es buena en sí misma) como buena en la situación (empezando con una posición 5 puede ser demasiado para un cliente particular). El orientador debe ciertamente mantener una posición de atención mínimamente facilitadora (adecuada pero no constante en el contacto ocular, el sentarse formando un ligero ángulo con el cliente, sentarse derecho o inclinándose sólo ligeramente hacia el cliente), pero puede moverse gradualmente a una atención más intensa según crezca la relación entre él y el cliente. Si la postura que el orientador asume pone algunas exigencias al cliente, estas exigencias no están fuera de orden, porque la ayuda es un proceso exigente. El orientador de alto nivel no adopta ninguna fórmula rígida para la atención. Sigue naturalmente con el proceso de ayuda y adopta cualquier postura que sea precisa en un momento dado de la interacción. Él puede moverse dentro y fuera de la posición 5 según la situación lo exija., Por ejemplo, puede moverse fuera de la posición 5 (de regreso a la 4 6 a la 3) cuando el cliente se va por temas tangenciales e inconsecuentes (el orientador retira el reforzamiento) o se mueve a la posición 5 cuando el cliente llega a algo que amerita más atención (su atención refuerza la conducta del cliente y agrega fuerza a sus palabras: "Bien, ahora usted está hablando muy concretamente sobre su conducta"). O, cuando quiere pedirle más al cliente, se mueve hacia adelante y le dice: "¿Hacia dónde quiere usted ir en esta relación?" Si el orientador se siente a gusto ayudando a otros, -su cuerpo y sus movimientos no serán rígidos. Aún cuando no hará movimientos ni sonidos que distraigan -rompimiento vacilante de su contacto ocular, conservar una mano enfrente de su cara, movimientos nerviosos de brazos y piernas, sonidos innecesarios tales como risas nerviosas, aclarar su garganta, uso habitual de palabras tales como "okay" o "bien" -él estará temeroso de usar su cuerpo para comunicarse. Strong, Taylor, Bratton y Loper (1971), en un estudio sobre la conducta no verbal del orientador, descubrieron que el orientador que permanece demasiado quieto (quizá rígido) se le ve constreñido, reservado, pensativo, serio, ordenado, controlado, frío, retraído e intelectual. Por otro lado, el orientador que está físicamente activo (no en una forma vacilante, nerviosa, sino en una forma que indica refuerzo no verbal de lo que está diciendo) se le ve amistoso, cálido, natural, y sin preocupación (relajado y libre de un estereotipo) y por lo tanto más atractivo. Sugiero que un orientador que permanece tanto intenso como relajado (la posición 5) es visto serio y amistoso, pensativo y disponible, controlado y libre. Una posición 5 es una posición demandante, pero la orientación es un trabajo demandante. La ayuda no debe ser identificada con una situación interpersonal relajada, informal (aunque la última tiene ciertamente su propio valor). Las exigencias físicas de estas dos clases de situaciones interpersonales son diferentes y no deben confundirse. El orientador debe hacerse conciente de la importancia del cuerpo en la interacción humana. El orientador de alto nivel conoce, al menos instintivamente, lo que está haciendo con su cuerpo. Sabe que. su cuerpo tiene valor de impacto en la relación. Está conciente de que su cuerpo sí comunica, y lo usa para comunicar, pero no debe convertirse en su víctima.


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