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Misiones en la Región de Los Ríos
Una guía para su recorrido
Misiones en la Región de Los Ríos. Una guía para su recorrido. Establecimientos misionales en la Región de Los Ríos: territorio, redes e intercultura, Fondart Regional 2016, Patrimonio Cultural, Investigación. ISBN 978-956-09183-0-7
Agradecimientos Archivo de la Diócesis de Villarrica. Archivo de la Provincia Capuchina de Chile. Biblioteca de la Universidad Católica de Eichstätt-Ingolstadt. Investigación, textos y diseño: Equipo de investigación proyecto Fondart 2016. Portada Pintura murales del interior de la iglesia de Purulón y Quinchilca.
Índice Palabras Preliminares
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Misiones en la Araucanía
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Del habla y la palabra
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Arquitectura misional
Misión de la Purísima Concepción de Arique
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Misión de Nª Sª del Pilar de Cudico
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06
Misión de Nª Sª del Rosario de Daglipulli
40
Red Misional de la Araucanía
08
Misión de Trumag/Trumao
44
Las Misiones
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Misión de Huanehue/San Antonio de Padua de Pelchuquín
48
Misión de San Antonio de Purulón
52
Misión de San Sebastián de Panguipulli
56
Misión de San Miguel de Coñaripe
60
Misión de Nª Sª del Rosario/ San Francisco de Valdivia
12
Misión de San José de la Mariquina
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Misión de Nª Sª del Pilar/ Candelaria de Quinchilca
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Misión de San Pablo Apóstol de Río Bueno
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Misión de Cristo Crucificado de Niebla
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Notas
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Prefecto Apostólico de la Araucanía, padre Burcardo de Röttingen, administrando la Confirmación, asistido por el padre Mamerto, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_K03_034.
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Palabras Preliminares El transcurrir de la red misional de la Araucanía se enmarcó desde un principio dentro de un contexto global y de una historia más amplia. Por esto, comparte rasgos y destinos de experiencias evangelizadoras en lugares tan alejados como Japón y África, o tan cercanos como el resto de América. Sin embargo, algunas características del pueblo mapuche la convirtieron también en única. Su resistencia a la conquista militar empujó a la Corona española a principios del siglo XVII a entregar una relativa autonomía territorial a la Araucanía —continuada bajo los gobiernos chilenos hasta la decisión de someterla por la fuerza— e impulsó a la Iglesia Católica a definir una estrategia evangelizadora específica. La conquista de Chile traía aparejada la evangelización de sus habitantes originarios. Y aunque el propósito es-
piritual de la misión era convertir las almas de los indígenas, también colaboró en el proceso de instalación del Estado en el hábitat mapuche del sur de Chile. A través del tiempo, la acción misional contribuyó a la vinculación entre indígenas y españoles, a la admisión y penetración de funcionarios civiles y militares en la Araucanía, a los intentos de civilización y, finalmente, a la alfabetización del pueblo mapuche. El objetivo de esta guía es dar a conocer las misiones católicas de la Región de Los Ríos como un conjunto de sitios culturales. Asimismo, relevar el valor de cada una de ellas, en cuanto formaban parte de lo que llegó a ser una verdadera red establecida sobre el territorio y porque propiciaron un entramado de relaciones ricas y complejas entre seres humanos y culturas tan diversos.
EQUIPO DE INVESTIGACIÓN PROYECTO FONDART-2016 Establecimientos misionales en la Región de Los Ríos: territorio, redes e intercultura.
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Misiones en la Araucanía Tal como el resto de la Araucanía, la actual Región de Los Ríos experimentó desde el siglo XVI la acción de misioneros católicos enviados a evangelizar al pueblo mapuche. En parte por la vocación universal del cristianismo, pero también porque era un mandato de los papas a los reyes españoles como condición para la conquista de América. Tras la fundación de Valdivia en 1552, el territorio destinado a la evangelización de los indígenas fue dividido en cinco doctrinas: tres a cargo de clérigos, una de mercedarios y otra de dominicos. Poco se sabe de su acción, pues el alzamiento general mapuche iniciado en 1598 —que destruyó los poblados hispanos entre La Imperial y Osorno— borró sus rastros. Valdivia fue asolada desde el año siguiente y despoblada paulatinamente, hasta su abandono total en 1604. Si bien hubo intentos hispanos por reocupar ese territorio, la fallida expedición de conquista holandesa de 1643 fue el hito que decidió al rey a refundar Valdivia dos años más tarde.
En ese momento, la Corona y la Iglesia ya habían modificado la estrategia evangelizadora destinada a los mapuche. Desde 1613 los jesuitas tenían la exclusividad de la misión desde río Bío Bío al sur, por lo que solo ellos se hicieron cargo allí de la pastoral indígena. Hacia el norte de ese río, fue encomendada a los franciscanos del Colegio de Propaganda Fide de Chillán. La expulsión de los jesuitas de los territorios españoles de América en 1767 determinó que los franciscanos de Chillán asumieran la totalidad de las misiones en la Araucanía. El proceso de Independencia iniciado en 1810 fue un nuevo punto de inflexión. Como los franciscanos eran mayoritariamente realistas, fueron expulsados una vez creada la República de Chile. El deseo del Estado chileno por ingresar en territorio mapuche, el relativo abandono en que quedaron las misiones y la confianza en que los misioneros serían vistos como hombres de paz, llevaron al gobierno a acordar en 1837 con la Congregación de la Propaganda Fide en Roma
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el envío de franciscanos italianos para reiniciar un trabajo organizado. En 1848, se volvió a delimitar la evangelización de la Araucanía en dos sectores. Al norte del río Cautín se mantuvo en manos de los franciscanos, En cambio, la zona entre el Cautín y el Maipué conformó la Prefectura Apostólica de la Araucanía, encargada a la orden capuchina mediante un convenio con el gobierno. Los nuevos misioneros llegaron de Italia y debieron acceder por Valdivia, sede de la prefectura, ya que la resistencia indígena instalada entre los ríos Bio Bío y Toltén —la “frontera”— no permitía el acceso a ese territorio. La ocupación militar de la Araucanía iniciada en 1861 dificultó aún más las relaciones por lo complejo que fue para los mapuche distinguir entre religión y política. A partir de 1896 los misioneros capuchinos italianos fueron reemplazados por alemanes, quienes se encontraron con un pueblo mapuche abatido, que presenciaba con impotencia la llegada de colonos y el despojo de sus tierras. El Estado encargó oficialmente a los misioneros la
educación de niños y jóvenes indígenas, proceso iniciado anteriormente por los italianos. La escuela misional dotó a los mapuche de herramientas para desenvolverse en el nuevo escenario histórico; sin embargo, también significó la transformación de su cosmovisión, de su lengua y de sus costumbres ancestrales. En 1922, la sede de la prefectura se trasladó de Valdivia a San José de la Mariquina. A partir de esa fecha las misiones fueron convertidas paulatinamente en semiparroquias, las que con el tiempo fueron elevadas a parroquias. Por su parte, la prefectura se transformó en 1929 en Vicariato Apostólico de la Araucanía, con sede en San José hasta 1944, cuando Villarrica adquirió ese rango. Desde 2002 el vicariato fue elevado a Diósesis de Villarrica. Es importante señalar que la Araucanía recibió también a las misiones anglicanas de la South American Missionary Society, establecidas a fines del siglo XIX en las localidades de Quepe y Chol Chol, en la actual Región de La Araucanía.
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La iglesia tomó una decisión trascendental para el sur de América: la evangelización de los indígenas debía realizarse en sus propias lenguas.
Del habla y la palabra
Fray Onofre Reichardt y machi Juanita Paillacheo, 1965. Fuente: Archivo de la Provincia Capuchina de Chile.
En el III Concilio Limense (1584-85), la Iglesia tomó una decisión trascendental para el sur de América: la evangelización de los indígenas debía realizarse en sus propias lenguas. En Chile, esto dio un impulso adicional para el estudio del mapudungun, pues los misioneros debían presentar a los indígenas el mensaje y las ideas del Evangelio en una lengua que no les era propia y que era muy diferente al español o al latín. Por ello, aprendieron sistemáticamente el mapudungun y dispusieron de traducciones de catecismos y de guías de confesión. Para realizarlas, sin embargo, no bastaba traducir las palabras de un idioma a otro, pues era imperioso comprender la cosmovisión, cultura y mundo conceptual de los
mapuche. Así, esos textos fueron resultado del entrelazamiento de las visiones de mundo europea y mapuche. El primero y más utilizado fue el catecismo del jesuita Luis de Valdivia, de principios del siglo XVII. Aunque hubo otros traductores, uno de los que jugó un rol fundamental fue el capuchino Félix de Augusta, ya en el siglo XX. Arquitectuera misional capuchina La arquitectura de las misiones capuchinas refleja una síntesis de varias características formales provenientes de distintas épocas y lugares. Una de las más notorias es la arquitectura religiosa europea, en particular la
07 Croquis para capillas rurales de la red misional capuchina, 1913. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_ S59_0011.
alemana e italiana del norte, identificable en la forma que adoptaron los techos y el abovedamiento de las naves de las iglesias. Estas adoptaron dos modelos arquitectónicos fundamentales, por lo tanto, las hay con torre central o con dos laterales. Además, podían ser a dos aguas, o con separación de alturas de naves, como se aprecia claramente en Purulón. Los interiores de las iglesias, por su parte, fueron construidos ya sea con bóvedas de cañón o con bóvedas planas. Un elemento distintivo de las iglesias construidas por los misioneros capuchinos en la Araucanía es la decoración de sus interiores, los cuales además de imágenes y estatuas religiosas, contaban con pinturas murales realizadas por los hermanos y frailes.
Plano de la misión de San José de la Mariquina, 1920. Fuente: Archivo Provincia Capuchina de Chile.
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Red Misional de la Araucanía La red misional levantada desde el siglo XVI en la Araucanía fue una construcción conjunta, que no hubiera sido posible sin la anuencia de autoridades mapuche. Desde tiempos prehispánicos sus asentamientos se conectaban a través de rupus o caminos, en una red de rutas terrestres y acuáticas. Los misioneros, al igual que cualquiera que intentara recorrer la zona, debían ser autorizados por los jefes o lonkos, más aún si el propósito era realizar misiones circulares entre la población indígena o para fundar estaciones en lugares estratégicos de alta conectividad y accesibilidad. Abiertos a dialogar y negociar, los jesuitas sentaron las bases de la primera red misional entre 1647 y 1767, con las misiones de Valdivia, Toltén y Mariquina, desde donde realizaban sus incursiones evangelizadoras. Tras
su expulsión, los franciscanos trabajaron a partir de una metodología que consideraba el establecimiento de estaciones fijas en medio de las parcialidades indígenas. Así nacieron, entre 1767 y 1847, diez nuevas misiones, algunas de las cuales estuvieron asociadas a fuertes militares. Esto evidenciaba que la compleja ocupación del territorio requirió de mediadores en quienes los mapuche pudieran confiar, pero también contaminó el frágil proceso de evangelización. Posteriormente, los capuchinos llegaron a constituir a principios del siglo XX una red misional que sumó capillas y escuelas en los lugares más apartados. Dentro de la Región de Los Ríos se encuentran las trece misiones que en las siguientes páginas se describen en forma cronológica.
Leyenda Volcán (Vn.) Lago/Laguna/Río Capital Regional Ruta 5
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Misiones Fundadas por Jesuitas y Franciscanos Valdivia 1647 San José de la Mariquina 1752 Arique 1777 Niebla 1777 Guanehue 1777 Quinchilca 1778 Río Bueno 1778 Daglipulli 1787 Cudico 1787 Coyunco 1794 Quilacahuín 1794 San Juan de la Costa 1806 San Pablo 1806 Trumao 1847 Misiones Fundadas por Capuchinos Italianos Bajo Imperial 1851 Queule 1854 Pelchuquín 1863 Rahue 1863 Toltén 1869 Purulón 1874 Boroa 1883 Lautaro 1892 Misiones Fundadas por Capuchinos Bávaros Budi 1912-1913 Padre Las Casas 1902 Villarrica 1903 Panguipulli 1903 Coñaripe 1910 Cunco 1910 Lonquimay 1910 Vilcún 1920 Ultracautín 1920
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Las Misiones
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Misión de Nuestra Señora del Rosario de Valdivia / San Francisco de Valdivia
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Su nombre remite a la ciudad donde fue emplazada, Santa María la Blanca de Valdivia, fundada en febrero de 1552 por el conquistador español Pedro de Valdivia.
Estaba ubicada en pleno centro de Valdivia, calle Yerbas Buenas 181, esquina Vicente Pérez Rosales.
Fue establecida en 1647 por misioneros jesuitas, quienes la usaron de centro para realizar misiones circulares. Cuando los franciscanos la recibieron en 1769, cambiaron su advocación por la de San Francisco.
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Iglesia de San Francisco de Valdivia, antes del incendio de 1928. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_S35_001.
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Fue la primera misión en el territorio misional de Valdivia. Destruida varias veces por terremotos e incendios, su convento —reconstruido en 1929— acogió a los misioneros hasta 2006 y pertenece hoy a la diócesis de Valdivia.
Plano del Puerto de Valdivia por José de Moraleda y Montero, 1784. Fuente: Archivo del Museo Naval (Madrid).
La misión de Valdivia fue organizada al tiempo de la refundación de la ciudad a mediados del siglo XVII, luego de la destrucción de esta en 1599 durante el gran levantamiento mapuche. Por su estratégica posición, Valdivia era puerto y vía de acceso ideal hacia el interior por ríos y caminos utilizados desde antiguo por los indígenas. Así lo advirtieron también potencias extranjeras, como Holanda, la cual envió en 1643 una expedición de conquista a la zona. Aunque fracasó, dio el impulso final a la Corona española para repoblar Valdivia en 1645 y convertirla en plaza militar y presidio. Los jesuitas que ese año llegaron junto a otros religiosos, levantaron una residencia e iglesia, además de la misión destinada a la conversión de las veintiún parcialidades
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mapuche huilliche y lafkenche de los alrededores. A medida que surgieron nuevas misiones en la zona, las parcialidades a cargo de la estación de Valdivia se redujeron a once. Tras la expulsión de la orden jesuita de Chile en 1767, esa labor fue asumida por misioneros franciscanos. Como la ciudad se mantuvo realista durante la Independencia y hasta 1820 —cuando fue tomada por Lord Cochrane—, la misión no se libró de los saqueos ni del apresamiento y expulsión de los misioneros, quienes mayoritariamente apoyaban a la Corona. La estación misional vivió en la incertidumbre hasta 1838, cuando arribaron sacerdotes franciscanos desde Italia, quienes muy pronto le agregaron una escuela primaria para niños indígenas. Posteriormente, en 1848 pasó a manos de
los recién llegados misioneros capuchinos, testigos directos de cómo la ciudad crecía al tiempo que disminuía el número de indígenas a quienes evangelizar. Además La actual Iglesia y el Convento de San Francisco son el testimonio material de lo que fuera la misión de Valdivia, pues desde su fundación, sus edificios resultaron totalmente destruidos en más de una ocasión como consecuencia de terremotos o voraces incendios. En 1928, las llamas incluso mataron a dos frailes. La estación misional estaba emplazada originalmente a dos cuadras de su sitio actual, terreno que Aurelia de Eslava y Lope donó a los jesuitas tras el incendio de 1748.
Botes en sector Feria Fluvial de Valdivia, 1912. Fuente: Archivo fotográfico Dirección Museológica, Universidad Austral de Chile (Valdivia).
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Misión de San José de la Mariquina
Las edificaciones de la misión se encuentran dispersas en la ciudad de San José de la Mariquina, ubicada a 48,5 kilómetros al noreste de Valdivia por la ruta 202, y a 24 kilómetros al suroeste de la ciudad de Lanco, desviándose de la ruta 5 por la 203.
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Mariquina deriva de maricüga, que en mapudungun significa diez estirpes o linajes.
Fue creada en 1752 por misioneros jesuitas. Desde 1922 fue además sede de la Prefectura Apostólica de la Araucanía, convertida en 1929 en Vicariato Apostólico de la Araucanía.
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Pedro de Valdivia avanzó por los sembradíos de madi, papas, quínoa y porotos de los mapuche huilliche de Maricüga, antes de llegar a la costa, al lugar donde luego fundaría la ciudad de Valdivia en 1552.
“Indios a caballo frente a la iglesia”, Misión de San José de la Mariquina, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_K01_011.
Al recorrer las calles de la ciudad de San José de la Mariquina, es posible reconocer las huellas de lo que fue la misión, la que estuvo a cargo de las tres órdenes que trabajaron desde el siglo XVI en la Araucanía: jesuitas, franciscanos y capuchinos. La historia de esta misión, sin embargo, comenzó casi un siglo antes de su fundación, cuando los jesuitas se instalaron en el castillo San Luis de Alba a orillas del río Cruces, una vez organizada la misión de Valdivia. El fuerte fue construido en 1647 con el apoyo del cacique Juan Manqueante, quien pidió a los españoles su instalación, además de una misión. Así se iniciaron las conversaciones e intercambios entre indígenas y españoles en la zona cercana a Valdivia, hecho especialmente relevante para los conquistadores, dada la ne-
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cesidad que existía de levantar estaciones en el camino que iba de esa ciudad a Concepción. Siguiendo este mismo propósito, los jesuitas habían fundado previamente otra misión más al norte, en la desembocadura del río Toltén. Sin embargo, la casi permanente hostilidad de los indígenas los obligó casi un siglo más tarde a abandonar el proyecto, y trasladar la misión de San José de Toltén Bajo al lugar donde se encontraba el caserío habitado por ex oficiales del castillo de San Luis, dedicados a la agricultura. Nacía así oficialmente la misión de San José de la Mariquina. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, los franciscanos se hicieron cargo de la misión de San José. La tarea se vio fuertemente afectada por las guerras de Independencia. De hecho, en 1820 los patriotas tomaron la misión y con-
virtieron la capilla en cuartel militar; luego, la incendiaron. San José -reconstruida frente a la plaza del pueblo, y nombrada sede de la recién creada Prefectura Apostólica de la Araucaníavolvió a florecer con la llegada de los misioneros capuchinos en 1849. Además Hacia fines del siglo XIX, San José de la Mariquina era el punto central de la red misional. Recibía a los misioneros extranjeros para enseñarles mapudungun y para prepararlos al encuentro evangelizador con los indígenas. La misión creció y llegó a contar con escuelas e internados para niños mapuche, convento, sanatorio, además de una red de capillas y escuelas en los lugares más alejados.
Arriba Cementerio de la Misión de San José de la Mariquina. Abajo San José y el niño. Detalle del altar de la iglesia de la Misión de San José de la Mariquina, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_S40_010.
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Misión de Nuestra Señora del Pilar / de la Candelaria de Quinchilca
Para llegar a Quinchilca, hay que tomar la ruta T-39 y luego la T-45. La misión está ubicada a 8,2 kilómetros de la ciudad de Los Lagos y a 50,2 kilómetros de Panguipulli.
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El nombre Quinchilca deriva del concepto mapuche cüntrül-can, que significa bogar, vadear o aprovisionar.
La misión fue fundada en 1778 por misioneros franciscanos, en acuerdo con los caciques mapuche de la zona.
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La iglesia de Quinchilca —hoy santuario de la Virgen de la Candelaria— fue reconstruida en 2006 tras un incendio que diez años antes destruyó la original. La nueva construcción es una réplica realizada por el padre Gabriel Guarda, OSB, destacado arquitecto e historiador chileno.
Misionero de Quinchilca y personal de apoyo en labores cotidianas, sin fecha. Fuente: Archivo de la Provincia Capuchina de Chile.
Los antecedentes de la historia de la misión de Quinchilca se encuentran en los primeros años de la conquista española, cuando en 1581 las huestes hispanas instalaron allí una capilla y un fuerte que miraban hacia los ríos Quinchilca y San Pedro. El fortín, inmerso en un valle de fértiles tierras, fue arrasado durante el alzamiento general mapuche de 1598 y reconstruido en 1676. Desde entonces, fue un destino ineludible para las misiones volantes realizadas por jesuitas y franciscanos. A fines del siglo XVIII, autoridades mapuche lideradas por el cacique Antillanca de Quinchilca, solicitaron al gobernador de Valdivia padres misioneros, principalmente para que les brindaran defensa frente a parcialidades indígenas enemigas, además de facilitarles
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el contacto con el mundo material hispano. Antillanca cedió terrenos para la misión en 1778 y ayudó en su construcción proveyendo indígenas de servicio. Al igual que la misión de Niebla, el templo de Quinchilca fue construido en piedra y no en madera, material con el que fueron edificadas las demás iglesias misionales de la Araucanía. Durante la Independencia, los misioneros de Quinchilca simpatizaron con la causa realista y abandonaron el lugar. El fuerte, en tanto, fue ocupado en 1820 por los patriotas cuando tomaron Valdivia y Corral. Finalmente, el terremoto de 1837 desplomó la iglesia de piedra, la que hoy se encuentra en ruinas y está siendo estudiada por arqueólogos de la Universidad Austral de Chile. La misión fue habilitada nue-
vamente en 1849 por misioneros capuchinos, quienes construyeron un nuevo templo junto a las ruinas, esta vez en madera y dedicado a la Virgen de la Candelaria.
Arriba Ruinas de la capilla de la Misión de Quinchilca, levantada en 1778 y destruida en 1837 por un fuerte terremoto. Abajo Virgen de la Candelaria. Misión de Quinchilca.
Además Con el tiempo se formó un poblado en torno al fuerte y a la misión. Sin embargo, mediante un cabildo abierto, en 1821, los habitantes de Quinchilca decidieron trasladar la villa ocho kilómetros río abajo, debido al aislamiento generado por las guerras de Independencia. Este fue el núcleo inicial de la ciudad de Los Lagos.
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Misión de San Pablo Apóstol de Río Bueno
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Río Bueno proviene de wenuleufü, que en mapudungun significa el río de arriba o del cielo.
La misión estaba en el lugar que actualmente ocupa la iglesia parroquial de Río Bueno, en Avenida Arturo Prat 570.
La misión fue levantada en 1778 por misioneros franciscanos junto al fuerte hispano de la Purísima Concepción de Río Bueno.
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Desde antiguo, las orillas del río Bueno fueron pobladas por huilliche, quienes lo navegaban en embarcaciones de madera, tal como lo hicieron más tarde vapores y, actualmente, lanchones a motor.
Vista del poblado de Río Bueno, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_K03_015.
El río Bueno, hermoso y emblemático cauce que baja por 200 kilómetros desde el lago Ranco hasta el océano Pacífico, es un hito fundamental para la historia huilliche y para la conquista hispana de la zona. Era la frontera natural entre los indígenas del norte y del sur, y hasta hoy es considerado un espacio sagrado por los mapuche, ahí donde las almas de sus deudos encuentran el descanso. Hacia fines del siglo XVIII, el río marcaba también el inicio de una región prácticamente inexplorada por los españoles, quienes intentaban establecer una conexión terrestre entre Valdivia y la isla de Chiloé. Los afanes por instalar una misión al sur del río comenzaron en la década de 1760, como una forma pacífica de penetrar en ese territorio. Tras reiterados
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acuerdos con autoridades locales que aceptaron la presencia hispana al sur del río, se fundó en 1778 el fuerte de la Purísima Concepción de Río Bueno, luego llamado San José de Alcudia. Junto a este, se levantó ese mismo año la misión franciscana, con la anuencia de algunos caciques de la zona. Sin embargo, el trato abusivo de los militares y ciertas rencillas entre los indígenas principales, generaron una revuelta que causó el incendio y abandono tanto del fuerte como de la misión en 1792. Prontamente reinstalada, la misión tuvo su época de esplendor a fines del siglo XIX bajo la conducción de los capuchinos y de las hermanas de la Santa Cruz, quienes construyeron iglesia, casa misional, colegios e internados para niños mapuche.
Además La misión de Río Bueno se hizo especialmente conocida en el país como centro de sanación. El misionero bávaro Tadeo Pfatter introdujo en el país el método de hidroterapia Kneipp. Gente de todo Chile la visitaba para mejorar su salud mediante la activación del sistema circulatorio a través de chorros de agua. Río Bueno dejó de ser misión en 1913 para transformarse en parroquia.
Misión de Río Bueno, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_S39_015.
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Misión de Cristo Crucificado de Niebla
Las ruinas de la misión están en la playa la Misión, próxima a Calfuco, dentro de un predio administrado por la Universidad Austral de Chile.
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Si bien la misión se ubicó en la pampa de Chauma, fue bautizada por el nombre de la encomienda recibida en ese sector por Francisco de Niebla, quien había llegado a Valdivia durante el siglo XVI.
La fundación de la misión fue un proceso que duró desde 1776 a 1778.
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Actualmente se puede visitar la misión de Niebla previa coordinación con la Dirección Museológica de la Universidad Austral de Chile. Vale la pena conocer el sector, pues en la Región de Los Ríos fue la única misión emplazada en la costa, y una de las dos de toda la red misional construidas en piedra.
Ruinas de la misión de Niebla.
Aunque existe poca información sobre la misión de Niebla, se sabe que antes de que los franciscanos la fundaran a orillas del océano Pacífico, el sector era evangelizado regularmente desde Valdivia mediante misiones circulares. La pampa de Chauma estaba a menos de diez kilómetros al norte del legendario castillo de Niebla, y a unos veinte de la plaza militar de Valdivia. Estaba emplazada en un estratégico boquete de la cordillera de la costa que permitía llegar a ella por senderos usados desde antiguo por los indígenas. En la zona vivían seis parcialidades mapuche lafkenche dedicadas a la recolección de mariscos y al cultivo de vegetales adaptados al ambiente litoral. Eran también diestros navegantes, como muestran relatos que cuentan cómo llegaban en sus botes hasta
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Valdivia para comerciar con los hispanos. Mariscos, frutillas y paja para cubrir los techos de la ciudad y de las fortificaciones, eran los principales productos que intercambiaban por plata, harina, charqui, vino, semillas y ají. En 1776 sus caciques solicitaron a las autoridades valdivianas fundar una misión estable. Aunque el acuerdo quedó por escrito, se arrepintieron temerosos de que sus escasas tierras de cultivo fueran ocupadas. Aun así, dos años más tarde cedieron el terreno con la condición de que no se asentaran allí españoles. Misioneros e indígenas construyeron inmediatamente la iglesia, la casa misional y la cocina en piedra laja y cancagua. Aparentemente, las instalaciones fueron abandonadas en 1820, tras la toma de la bahía de Corral por Lord Cochrane. Estudios arqueológicos realizados
por la Universidad Austral de Chile muestran que posteriormente fueron utilizadas e incluso habitadas esporádicamente por lafkenche. Además La misión de Niebla estaba ubicada en una posición estratégica, pues la red de senderos terrestres y fluviales la insertaba en un territorio interconectado. Así, por el boquete ubicado sobre la misión, sus residentes podían acceder a la plaza de Valdivia y desde ahí a otros puntos de la región. Estudios etnográficos demuestran que esas vías de comunicación estuvieron activas hasta la década de 1960, cuando el terremoto de ese año afectó el nivel de las aguas e imposibilitó la navegación a vapor por los ríos valdivianos.
Piedras de los muros de la misión de Niebla.
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Misión de la Purísima Concepción de Arique
En Arique no existen restos materiales de la misión. A la localidad se accede desde las ciudades de Los Lagos o de Valdivia por la ruta T-35, que bordea la ribera sur del río Calle Calle.
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Arique es una derivación de rari, nombre en mapudungun para el arbusto baccharis sphaerocephala, y el sufijo que, con el cual los mapuche denotan la condición plural.
La misión fue fundada por misioneros franciscanos en 1776 y abandonada en 1820, tras las luchas de Independencia.
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La escuela primaria llamada Misión de Arique, activa y renovada, es el hito que permite recordar la misión franciscana fundada durante el siglo XVIII en las márgenes del río Calle Calle.
Ubicación de la estación misional de Arique. Detalle de Plano que comprehende los Puertos de Valdivia y Chiloé con la Costa intermedia según la Carta de la Mar del Sur. Elaborado por Mariano de Pusterla, 1791. Fuente: Ministerio de Cultura, Archivos Estatales (España).
El caserío de Arique, ubicado a unos cuarenta kilómetros de Valdivia en el bello y sinuoso camino que bordea la ribera sur del río San Pedro/ Calle Calle, era a mediados del siglo XIX una aldea importante en lo administrativo, rodeada de una rica zona de cultivos. A su vez, el río Calle Calle, que forma parte de la hoya hidrográfica del río Valdivia, fue una ruta fluvial estructurante, un paraje habitado desde época prehispánica, que representaba para los mapuche una frontera cultural y geográfica dentro de su territorio. Por ello, la estación misional de Arique, levantada a pocos kilómetros de la actual ciudad de Los Lagos y de difícil acceso terrestre, fue pensada como un punto de conexión fluvial entre las misiones de Niebla, en la costa, Valdivia y Quinchilca, en el interior.
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La creación de la misión franciscana en Arique se decretó en 1773, aunque recién pudo concretarse tres años más tarde cuando comenzó efectivamente su construcción. Sin embargo, la población indígena y española que habitaba el lugar contaba desde 1771 con una capilla visitada por los misioneros de Valdivia en los días de festividades religiosas. El cacique Cumillanca de Arique fue quien donó los terrenos para que pudiera realizarse la evangelización de las familias huilliche diseminadas en las localidades vecinas de Chincuín, Calle Calle, Los Juncos, Fochahue, Quesquechán y Antilhue. La estación misional fue abandonada durante las revueltas de la Independencia y desde entonces no volvió a ser retomada.
Además Actualmente, el tren El Valdiviano bordea el río Calle Calle en su recorrido turístico pasando por el caserío de Arique. Se detiene en los antiguos poblados vecinos de Pishuinco, Huellelhue y Antilhue, que en los tiempos de la misión estuvieron bajo su administración evangélica.
Vista sobre el poblado de Arique
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Misión de Nuestra Señora del Pilar de Cudico
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Para los mapuche, el concepto cudico alude al agua de donde se extrae piedras usadas para moler, aunque también puede referirse al agua de la piedra de amolar, dada su cercanía a ricos lavaderos de oro.
La localidad está ubicada al poniente de la ciudad de La Unión y se accede a través de la ruta T-788. En Cudico no existen restos materiales de la misión.
Establecida en 1787 por misioneros franciscanos, la estación dejó de funcionar a la llegada de los capuchinos en 1849.
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La misión de Cudico fue levantada pocos días antes de la de Daglipulli para erigir estaciones de apoyo en el tránsito entre las de Valdivia y Río Bueno.
Ilustración Parlamento de Paz de Las Canoas, septiembre de 1793. Museo y Archivo Histórico Municipal de Osorno, Chile.
El lugar llamado Cudico, hacia el poniente de la ciudad de La Unión, fue escogido por los misioneros franciscanos para establecer una estación intermedia entre las misiones de Valdivia y Río Bueno, en medio de territorio huilliche. Junto a ella se construyó un fuerte militar, que, al igual que la misión, llevó el título de Nuestra Señora del Pilar, y que debía apoyar la avanzada hispana hacia la isla de Chiloé a fines del siglo XVIII. Aunque no quedan restos materiales de la misión, sobreviven relatos interesantes que develan algunos momentos de su historia. El cacique Ancahuir de Cudico fue una de las autoridades indígenas que negoció con los españoles durante el parlamento de Las Canoas, realizado tras el levantamiento in-
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dígena de 1792. Tras aceptar la reinstalación de misioneros en la zona sur de Valdivia, y como símbolo para perpetuar la amistad, Ancahuir participó en una ceremonia en la que los españoles enterraron en el campo un fusil, y los indígenas, una lanza y una macana. Sobre estas armas fueron colocados los bastones del rey, la bandera y el laurel de la paz mapuche. Años más tarde, tras la revuelta independentista, el general Jorge Beauchef se instaló en la misión de Cudico con su guarnición militar para apoyar la conquista patriota en los llanos de Valdivia. En sus escritos contó sobre lo hermoso y apacible del lugar, donde los indígenas participaban de las actividades de la misión. A pesar de la falta de información sobre lo que acon-
teció en la misión tras la Independencia, sí se sabe que seguía activa, tal como se lee en el relato del naturalista Charles Darwin, quien en 1835 descansó allí para recuperar los caballos de su expedición.
Además El naturalista inglés Charles Darwin se detuvo en la misión de Cudico durante su viaje de exploración al sur de la ciudad de Valdivia. Relató que la zona estaba cubierta de parcelas con trigo y patatas cultivadas por los indígenas, y que pasó una tarde agradable junto al misionero, a quien llevaba encargada una carta.
Bosques de eucaliptos en la zona donde estuvo emplazada la misión de Cudico
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Misión de Nuestra Señora del Rosario de Daglipulli
La capilla y cementerio anexo se encuentran distantes a unos seis kilómetros de la ciudad de La Unión, saliendo hacia el norte a través de la calle Arturo Prat y luego tomando la ruta T-60.
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Daglipulli o Dagllipulli significa unión de espíritus en mapudungun.
Fue instalada en 1787 por misioneros franciscanos, solo cinco días después de fundada la cercana misión de Cudico.
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Sorprende encontrar sin una señal que los identifique, una versión casi exacta de la capilla y torreón de la misión que fueron dibujados a mediados del siglo XIX por los naturalistas Claudio Gay y Rodulfo Philippi en su paso por la estación.
Misión franciscana de Daglipulli, fundada en 1787. Fuente: Grabado de Claudio Gay, ca. 1854. memoriachilena.cl, Biblioteca Nacional (Santiago).
La Misión de Dagllipulli fue instalada en 1787 casi simultáneamente con la vecina de Cudico. Además de actuar como centro de cristianización, debía servir como puesto entre las misiones de Valdivia y de Río Bueno, como facilitadora de la apertura del camino hacia Chiloé, y como punto de apoyo para que los vecinos de Valdivia adquirieran tierras. Doce años antes, empero, los caciques ya habían solicitado su creación, pues veían en los misioneros agentes de mediación y puentes hacia el mundo material hispano. Aunque las autoridades valdivianas accedieron a la petición, demoraron más de una década en materializarla. La relación entre misioneros y huilliche en Daglipulli parecía tranquila. Sin embargo, el levantamiento indígena de 1792 significó su
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abandono. Liderado por los caciques de Río Bueno, quienes buscaban atacar todas las misiones al sur de Valdivia, el plan no prosperó por diversas razones. En el caso de Daglipulli, porque el capitán y el teniente de amigos impidieron que los rebeldes atravesaran el río. La posterior incursión militar de castigo y pacificación utilizó a Daglipulli como fortín y centro de operaciones. Ante la crudeza de la represalia hispana, los aborígenes depusieron los enfrentamientos y como muestra de buena fe, revelaron a los españoles el lugar donde había estado la ciudad de Osorno, destruida en 1604. Fue la última sublevación huilliche. El Tratado del río de las Canoas de 1793 dispuso que los indígenas permitieran el paso hacia Chiloé, el trabajo misional y la cesión de territorio entre los ríos Canoas y
Damas para la refundación de Osorno. La misión fue restaurada ese mismo año. En 1837 fue destruida nuevamente, esta vez por un terremoto. Cuando seis años más tarde se fundó la ciudad de La Unión a solo cinco kilómetros, la misión quedó rodeada casi solo de habitantes cristianos y se hizo cada vez menos necesaria. Quedó vacante varias veces, siendo atendida desde Trumao o Río Bueno. Además La misión estaba situada en el tramo inicial del Camino Real que unía Valdivia y Chiloé. Tuvo un importante papel como posta para viajeros, caravanas y para los estafetas de la Real Renta del Correo, facilitando así las comunicaciones de la época.
Arriba Detalle de la iglesia de la Misión de Daglipulli. Abajo Cementerio de Daglipulli.
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Misión de Trumag / Trumao
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Trumao deriva de la palabra mapuche trumag, que alude al suelo de origen volcánico de la zona, y que se caracteriza por ser muy poroso y de color oscuro.
La localidad de Trumao se ubica en la orilla norte del río Bueno, a pocos metros de Puerto Trumao, y a once kilómetros de la ciudad de La Unión.
La misión fue fundada en 1846 por franciscanos en un promontorio sobre el río Bueno.
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Cada año, durante enero, se celebra en el alto de lo que fue la misión, la Feria Misión de Trumao, un encuentro que valora este sitio como parte de la identidad cultural y social de la región.
Misión de Trumao, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_K10_023.
Probablemente el lugar donde se emplaza la que fuera la misión de Trumag o Trumao, es uno de los parajes más hermosos del sur de Chile. A unos once kilómetros de la ciudad de La Unión, sobre una de las lomas que bordea el río Bueno se aprecia no solo algunas edificaciones misionales, sino el espléndido paisaje y el pequeño balseo de Puerto Trumao. Este embarcadero fluvial, que en épocas pasadas fue testigo del intenso tráfico comercial que circulaba por el río, dispone de embarcaciones para navegar hasta la barra, lugar donde los misioneros capuchinos mantenían una capilla dependiente de la misión. El hombre que hace cuarenta años ha hecho de balsero entre un lado y otro del río, y que estudió en la escuela de Trumao, recuerda los días en que los vapo-
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res llegaban al puerto atiborrados de gente para asistir a las celebraciones religiosas que se realizaban en el templo de la misión. La estación misional fue erigida por misioneros franciscanos poco antes del establecimiento de la Prefectura Apostólica de la Araucanía en 1849. El río servía de límite entre las misiones de Trumao y Quilacahuín, la cual se encontraba en la provincia de Llanquihue. La iglesia de Trumao, construida en madera aserrada, elaborada, ensamblada y decorada con relieves y pinturas interiores, es un ejemplo de lo que fue la arquitectura misional capuchina bávara. En otras similares, como las de Purulón, Pelchuquín o Quinchilca también se puede observar estas características propias de un grupo de hombres que instalaron
en medio de la Araucanía sus concepciones del habitar. Además Durante los primeros años del siglo XX, el misionero de Trumao atendía también la misión de Daglipulli. Lucio de Monasterio, misionero suizo a cargo, relató en su informe de 1902 al General de la Provincia Capuchina de Baviera que la mayoría de los habitantes a cargo de la misión eran indígenas y que solo en verano era posible visitarlos, porque las lluvias y crecidas del río destruían los caminos y hacían prácticamente imposible la circulación. Debía trasladarse a caballo, pues mapuche y chilenos vivían diseminados por el campo.
Arriba / Abajo Misión de Trumao.
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Misión de la Inmaculada Concepción de Pelchuquín
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Pelchuquín proviene del mapudungun, y está compuesto por los términos pel —cogote o cuello— y chudkun, que alude a un cierto tipo de color gris. Pareciera que los mapuche lo usaban para referirse a un pájaro con cuello de color gris.
Pelchuquín se encuentra a doce kilómetros de San José de la Mariquina. Se accede por la ruta T-205, que bordea la ribera sur del río Cruces.
La misión fue fundada en 1863 por misioneros capuchinos en un punto intermedio entre las estaciones misionales de Valdivia y de San José de la Mariquina.
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Pelchuquín se levantó a poca distancia de la antigua misión de Guaneuhue o Nanihue, erigida en 1777 y completamente destruida durante las guerras de Independencia.
Niños, jóvenes y misioneros en la misión de Pelchuquín, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek EichstättIngolstadt. Clasificación: VA 15_S41_007.
Pelchuquín, un antiguo asentamiento huilliche, es una localidad rural ubicada en la ribera sur del río Cruces. Entre sus calles aún se mantiene erguida una de las iglesias misionales más antiguas de la zona, construida en madera con una bóveda completa de cañón con arcos fajones. Junto a ella, puede reconocerse otras construcciones que pertenecieron a la misión de la Inmaculada Concepción y a los terrenos que la rodeaban, los cuales en su tiempo proveían a la comunidad religiosa. En medio del valle y rodeada de familias mapuche y de colonos extranjeros y chilenos, la misión fue construida en 1863 por frailes capuchinos italianos en terrenos cedidos por el cacique Huechante. La idea era que la red
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misional volviera a contar con una estación entre San José de la Mariquina y Valdivia, pues la antigua misión de Guaneuhue o Nanihue, ubicada a unos diez kilómetros de Pelchuquín, había sido destruida por las revueltas de la Independencia. Así, era imprescindible recuperar esa escala en la ruta y punto central de la acción evangelizadora de la zona. Pelchuquín tuvo escuela misional a partir de 1887. Entre 1911 y 1925 las Hermanas de la Santa Cruz apoyaron la labor educativa de la misión. Más tarde, a partir de 1958 y cuando la misión ya había sido convertida en parroquia, esa colaboración fue asumida por las Hermanas Franciscanas de Purulón. La escuela depende actualmente la Fundación del Magisterio de la Araucanía.
Además En la localidad de Pelchuquín puede apreciarse distintos vestigios de lo que fue la misión, como algunas edificaciones, la lechería, los huertos de cultivo y algunas estructuras termales en los afluentes del río Nanihue. Interesante de recorrer es el cementerio donde yacen varias familias de la zona, entre ellas la tumba del cacique Huechante.
Arriba Interior de la iglesia de Pelchuquín.
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Misión de San Antonio de Purulón
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El nombre Purulón deriva de las palabras mapuche epu y rülon, y significa entre zanjas.
La misión se ubica en el km 9 de la Ruta Lanco—Panguipulli.
La misión fue fundada en 1874 por misioneros capuchinos desde la estación misional de San José de la Mariquina.
Misión de Purulón
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La iglesia de Purulón es uno de los ejemplos más bellos de la arquitectura misional capuchina bávara, gracias a las pinturas en su interior e imágenes en madera.
Grupo de niños frente a la iglesia de la Misión de Purulón, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek EichstättIngolstadt. Clasificación: VA 15_K05_095.
El sector de Purulón, en el camino entre Lanco y Panguipulli, y a orillas del río Leufucade, es un buen lugar para observar lo que fue una misión católica en la Araucanía a fines del siglo XIX y principios del XX. El lugar se mantiene prácticamente inalterado y conserva en buen estado la iglesia de madera levantada en 1918, tras la destrucción de las dos originales por el fuego. Atesora pinturas murales, imágenes religiosas, y el altar mayor construido en los talleres de carpintería de la misión de Padre Las Casas. La rodean otras edificaciones que conformaban la misión y que aún albergan la escuela, el internado, el convento de las monjas y el cementerio donde yacen familias de la zona, entre frailes y hermanos de la orden. La estación misional fue fundada en 1874
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para llegar a la población huilliche que habitaba la precordillera de la entonces provincia de Valdivia. Sin embargo, no fue bien recibida por las poblaciones locales, pues desconfiaban de los misioneros y del apoyo que brindaban al ejército chileno en el proceso de ocupación de la Araucanía, iniciado en 1861. Tras duras negociaciones, los indígenas cedieron un pequeño terreno en Purulón, lugar donde había agua en abundancia y bosques con madera para la construcción. Al poco andar, los misioneros levantaron varios edificios, entre estos la escuela para niños mapuche que tuvo una demanda creciente, a pesar de que era una institución ajena y desconocida para su cultura. El rol educativo de la misión fue apoyado más adelante por las hermanas de la Congregación de la Santa Cruz, llega-
das desde Alemania en 1923. Actualmente, son las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Gengenbach quienes continúan esa labor y conducen el colegio Santa Elisa y la escuela agrícola María Reina.
Arriba Misioneros y jóvenes cruzando el río Leufucade a caballo, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_S61_004. Abajo Pintura religiosa al interior de la iglesia de la Misión de Purulón.
Además Convencidos los mapuche de que se levantaría en Purulón un bastión militar y no un templo, llamaron al cacique Catringuir de Panguipulli para detener la obra iniciada por fray Octaviano de Nizza. El jefe indígena ordenó jugar una partida de palin o chueca, y luego una carrera de caballos para resolver el conflicto y el destino de la vida del misionero. Derrotado, Catringuir hubo de aceptar la edificación de la misión de Purulón.
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Misión de San Sebastián de Panguipulli Panguipulli, nombre del lago y del sector donde se instaló la misión, significa en mapudungun tierra de puma, aunque algunos
Inicialmente, la misión estaba emplazada en la parte alta de Panguipulli, donde hoy se ubica su cementerio. Tras el incendio de 1945, fue reconstruida en el lugar que ocupa actualmente convertida en parroquia de San Sebastián, donde es posible apreciar las edificaciones que llegaron a constituir la misión.
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prefieren hablar de espíritu de puma.
La misión fue creada en 1903 por capuchinos bávaros en una zona evangelizada previamente desde Quinchilca y Purulón.
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En febrero de 1907 se realizó en las cercanías de la misión el parlamento indígena de Coz-Coz, un hito crucial dentro del proceso de radicación mapuche y de colonización.
“Padre Sigifredo junto a un indio”, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_S65_016.
Los huilliche que habitaban el perímetro del lago Panguipulli no pusieron mayor resistencia cuando en 1903 se levantó la misión en un terreno de treinta hectáreas, pues ya habían sido misionados tempranamente desde Quinchilca por jesuitas y franciscanos, y más tarde también por capuchinos desde Purulón. El predio fue comprado por la Prefectura Apostólica de la Araucanía a un colono de la zona. Como ya tenía casa y galpón, los misioneros debieron agregar capilla, escuela, internado y huerta. La escuela llegó a ser muy concurrida, y al poco tiempo contaba con cerca de cien alumnos, tanto indígenas como chilenos. Incluso el lonko Francisco Ayllapán Castañeda iba a diario para aprender a leer y escribir, pues entendió que alfabetizarse le entregaría herramientas para luchar contra los abusos de los colonos. Las
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muchachas de la zona, en cambio, debieron esperar hasta 1913, cuando llegaron las Hermanas de la Santa Cruz para asumir la escuela de niñas Santa Isabel. La labor evangelizadora de la misión buscó llegar a los grupos más aislados de huilliche de las parcialidades cordilleranas que habitaban las orillas del vecino lago Calafquén. Asimismo, durante los primeros años, el misionero a cargo, fray Sigifredo de Frauenhäusl, concentró gran parte de su energía y movilizó sus recursos en la protección de los indígenas frente a los excesos de colonos y de algunas autoridades. Los alentó a organizar un gran parlamento para acordar una estrategia de defensa. Así, el 18 de enero de 1907 en la planicie de Coz-Coz en las inmediaciones del lugar que hoy ocupa la ciudad de Panguipulli, se reunieron cerca de
dos mil huilliche de las localidades vecinas, un suceso excepcional que influyó en toda la red misional de la Araucanía.
Además El 11 de marzo de 1945 es recordado como un día de tragedia en Panguipulli. El fuego provocado por dos alumnos de la escuela arrasó con la iglesia bendecida en 1905. Bernabé de Lucerna, misionero capuchino, se hizo cargo del diseño y construcción del nuevo templo, el cual fue inaugurado en 1947 en un terreno más cercano al lago, donde luego fueron trasladadas las demás dependencias de la misión. Una de estas acoge hoy a la Casona Cultural de Panguipulli.
Arriba Casona Cultural de Panguipulli, instalada en uno de los edificios de la antigua misión. Abajo Lago y misión de Panguipulli, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek EichstättIngolstadt. Clasificación: VA 15_S20_002.
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Misión de San Miguel de Coñaripe Coñaripe, palabra derivada de koña y rüpü, es utilizada por los mapuche para referirse a
El lugar de la misión se encuentra en la ribera oriental del lago Calafquén a la entrada del pueblo de Coñaripe. Está a 32 kilómetros de Panguipulli y a 50 kilómetros de Villarrica.
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senda del guerrero.
La misión fue instaurada en 1910 desde Panguipulli.
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A principios del siglo XX, era la única misión instalada en un sector habitado exclusivamente por familias mapuche.
Misión de Coñaripe, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek Eichstätt-Ingolstadt. Clasificación: VA 15_K05_093.
Actualmente, Coñaripe es un lugar muy concurrido por su balneario y atractivos tales como sus paisajes, termas y actividades de pesca deportiva. Sin embargo, cuando se instaló allí la misión capuchina era un área habitada exclusivamente por familias mapuche y de muy difícil acceso. Llegar a caballo desde Panguipulli demoraba en verano al menos siete horas y exigía recorrer un camino escabroso, cruzar un río ancho y correntoso, además de transitar una angostísima huella bordeando un barranco de cincuenta metros de altura a orillas del lago Calafquén, en esa época llamado Trailafquén. La opción de navegar por el lago tampoco era fácil, especialmente con mal tiempo. La zona era atendida desde 1903 por la misión de Panguipulli, pero la dificultad de acceso y la presencia exclusiva de mapuche
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aún sin evangelizar, persuadieron al padre Sigifredo de Frauenhäusl, misionero de Panguipulli, de establecer allí una nueva misión. Logró convencer al prefecto de misiones, y este al gobierno, de formalizar la actividad misional. Así, en 1908, el presidente Pedro Montt firmó el decreto que autorizaba instalar una escuela misional. Sin embargo, insatisfecho, el padre Sigifredo insistió ante el consejo de la prefectura para que autorizara levantar propiamente la misión. Tras el consentimiento, se inició de inmediato la construcción de los edificios. Aparecieron entonces los primeros problemas, pues era muy difícil conseguir madera aserrada y el sitio elegido se anegaba, así es que tras negociar pacientemente con algunos mapuche, estos cedieron un terreno más adecuado. Si bien
los misioneros fueron lentamente ganando la confianza de los indígenas, la extrema dificultad para llegar al lugar y la escasez de personal en otras estaciones convencieron al prefecto de transferir la zona de Coñaripe nuevamente a la administración de la misión de Panguipulli. Además Junto con la misión de Lonquimay, Coñaripe fue la más cordillerana dentro de la red misional de la Araucanía. Su ubicación en los faldeos del volcán Villarrica, determinó que sus tierras fueran arenosas y volcánicas, entregando escasas posibilidades para desarrollar agricultura, lo que tornó aún más compleja la subsistencia de la misión.
Arriba Imagen de San Miguel, capilla de Coñaripe. Abajo
Navegando hacia Coñaripe, sin fecha. Fuente: Universitätsbibliothek EichstättIngolstadt. Clasificación: VA 15_K07_042.
NOTAS
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