que Sufre Ayuda a la Iglesia Necesitada
www.acncolombia.org N° 1 • Enero de 2024 Aparece ocho veces al año
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Burkina Faso: Un sacerdote encomienda a una madre y a su hijo a la protección divina.
Queridos amigos: El mundo mira con preocupación hacia Oriente Próximo, Europa del Este y las potencias que, entre bastidores, influyen en su devenir. Sin embargo, nosotros queremos también dirigir tu atención, tus oraciones y tu ayuda hacia otras regiones del mundo, de cuyas graves necesidades tenemos noticia a diario en Ayuda a la Iglesia que Sufre. Esto es especialmente cierto en el caso del continente africano. Los múltiples y a menudo indescriptibles sufrimientos nos llevan a preguntarnos: ¿Dónde se origina todo esto? ¿Por qué, oh Dios, infliges cosas tan terribles al hombre, como la tortura, el asesinato y la muerte? Una respuesta simple no haría justicia a la profundidad existencial de estas preguntas y a las personas afectadas. El mysterium iniquitatis -el misterio del mal- del que habla San Pablo en la Segunda carta a los Tesalonicenses no puede ser resuelto por el hombre. No puede ser descifrado completamente por nosotros y siempre será un misterio, independientemente de cómo lo abordemos.
La pregunta del porqué se queda corta y no alcanza la sabiduría sobrenatural de Dios. Más bien, deberíamos preguntar: Dios, ¿dónde encontrar aquí un sentido? ¿Hay alguna esperanza de superar este mal aparentemente apabullante? ¿Cómo puede tener sentido el sufrimiento?
23,34). Y al sentimiento de abandono de Dios responde con “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). En oscura fe y confianza, muere en las manos del Padre y se abandona completamente a ÉL. La respuesta es la victoria pascual.
Desde una profunda comprensión del misterio de la cruz y la victoria “Recemos para que nadie pascual, San Pablo dice: “Ahora me se quede sin la esperanza alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo y el consuelo de la cruz”. que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que Nosotros, los cristianos, respecto a estas es la Iglesia” (Col 1,24). Estas palabras no preguntas nos remitimos radicalmente a nos ofrecen la respuesta al porqué, sino la cruz de Cristo, que es, para nosotros y que, en la Sabiduría de Dios, nombran el para todo, camino, verdad y vida. Allí, en lugar de nuestra esperanza y búsqueda la cruz, el pecado, la muerte y el diablo del sentido de la vida, que tan urgenteson vencidos y encuentran su final. Junto mente necesitamos en estos tiempos. Real crucificado observamos cómo las heri- cemos por todos los que sufren por el don das, el sufrimiento, las torturas más crue- del Espíritu Santo y ayudémoslos, para les, todo el mal que se ensaña con él e que nadie se quede sin la esperanza y el incluso la muerte son finalmente devora- consuelo de la cruz. dos por el amor del Hijo de Dios. ÉL permanece en el amor. En su estado miserable se preocupa por Juan y María, y por el ladrón que está a su lado, y reza Padre Anton Lässer CP por los que le crucifican: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc Asistente eclesiástico 1