REVISTA 016

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República de las Letras N.o 16

OCTUBRE, 1986

LA EDICION

Javier ABASOLO . Vlctor ALPERI. Francisco AYALA. Félix de AZUA. Carmen BRAVOVILLASANI'E. Anthony BLOND. José Luis CANO. Franca CONSEGNI. Ramón CARNICER . E. CERDAN TATO . Ana L. COlL. N. CHETVERIKV. Miguel DELIBES. Antonio ENRIQUE. José FERNANDEZ CASTRO. Encarna FONTANET. José A. FORTES. GregarIo GALLEGO. J. L. GIMENEZ FRONTIN . Alfonso GROSSO. J. M.a GUTIERREZ. Eduardo de GUZMAN. Avelino HERNANDEZ. Jorge HERRALDE. M. LACARTA. F. L. BOSCH . Mark LE FANU . Fernando LEON . J. G. Manrlque de LARA. Carmen MARTIN GAITE. Gregario MORALES. Jesús MUNARRIZ. Ana M.a NAVALES. Mellano PERAILE. Rafael PEREZ ESTRADA. Fernando QUIÑONES. Andrés SOREL. Elena SORIANO. Eduardo TIJERAS . Manuel VAZQUEZ MONTALBAN. Josep VERDURA. Manuel VILLAR RASO.

EDITA: ASOCIACION COLEGIAL DE ESCRITORES DE ESPAfilA



REVISTA DE LA ASOCIACION COLEGIAL DE ESCRITORES DE ESPARA DIRECTOR: ANDRES SOREL CONSEJO DE REDACCION: RAUL GUERRA GARRIDO ISAAC MONTERO CARMEN BRAVO·VILLASANTE GREGaRIO GALLEGO ANTONIO FERRES JUAN MOLLA

Repú b 1 1 e a d e las Letras N.O 16

OCTUBRE, 1986

JUNTA DIRECTIVA DE LA A. C. E. PREaI~

RAUL GUERRA GARRIDO VI CEPREaIDEHYU: ISAAC MONTERO ELENA SORIANO SECRETARIO GENERAL:

Sumario

ANDRES 80Ra

Págs.

VICESECRETARIO: CAFlMEN BRAVo-VILLASANTE ASESOR JURIDICO: JUAN MOlLA TESORERO: GREGORlO GALLEGO VOCALES: ANTONIO FERRES MELlANO PERAILE LAURO OLMO TERESA BARBERO LEOPOLOO AZANCOT CONSEJEROS: CARMEN CONDE CARLOS BARRAL MERCEDES SALlSACHS EDUARDO DE GUZMAN FRANCISCO GARCIA PAVON

PRESIDENTES SECCIONES AUTONOMAS CATALUNYAI JaSE CORREDOR MATHEOS

ANDALUClA: RAFAa DE COZAR A8TURIA8: VICTOR ALPERI TRADUCTORES : ESTHER

BENITEZ

A manera de introducción. Más preguntas que afirmaciones, Andrés Sorel .. . Libros y lectura, Javier Abásolo

3 7

La Ed ición y las comunidades autonómicas.

11

Las Cámaras del Libro y los escritores, Gregorlo Gallego .. . . .. . . . .. . .. . .. . . .. . ..

15

El negocio editorial y la literatura Infantil, Carmen Bravo-Vlllasante ... .. . ... ... . .. . ..

17

Campaña para la protección de los derechos de autor . .. ... ' " .. . .. . ..... .

23

Congreso de Cegalla, Sevilla 1986 " . . ..

25

Cifras y datos .. . .. . .. . . . .

26

Polftica editorial , polltlca estética, José A. Fortes ...... . .. ........ . .. . .. .

29

Reforma de la ley sobre el copyright en el Reino Unido, Mark Le Fanu ..... . ..... .

37

La Edición en Suecia .......... . . . .. .. .

39

El contrato de edición en Italia, Franca Cancognl ... '" .................. '" ..... .

43

La URSS y los libros españoles, N. Chetverlkov ' " .. . . . . ........ .

47

Notas de un editor, Anthony Blond ... ... .. . .

49

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1


Págs.

EDITORES

Editar autores I n~dltos y sobrevivir, Jorge Herralde, director de Anagrama.

59

Editorial Hlperión, Jesús Munárrlz ... ... ... ... ... ... ... ... . ..

61

El libro, fenómeno decadente, Editorial Lala, Josep Verdura ... ... ... ... . .. Editorial Planeta, Fernando Lara Bosch, Director general ... ... ... ... ...

63 65

Autores, lectores y editores ante la situación literaria espaf'lola, Jo.é M. Gut1érrez, director de Ediciones de la Torre ............. , ............... .

67

ESCRITORES

Víctor Alperi ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... . ..

73

Francisco Ayala ... ...

74 75 76

... ... ... ... ... ... ... ... . ..

Félix de Azúa .. , ... Ramón Carnicer ... . .. Enrique Cerdán Tato

n

La edición española, un mal arreglo, Ana L ColI ...

78

Miguel Delibes .. . ... ... ... ... ... ... ...

81

Antonio Enrique ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

82

José Fernán<lez Castro ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

84

... Y no será utopla, Encama Fontanet ............... '"

85

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Un personaje en busca de su autor, Jolé Lul. Glménez-FronUn ... ...

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Alfonso Grosso ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... . .. ... ... ... ..,

88

Por encima del optimismo panglosiano , la libertad de expresión en peligro, Eduardo de Guzmán ... . .. .. . . .. ... . .. . . . . .. . . . .. . . . . . . .

89

Avelino Hernández ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

93

El lector como destino, Manuel Lacarta ... ... .., .. , ... ... ... ... ...

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Fernan<lo León ... .., ... ... ... '"

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José Gerardo Manrlque de Lara ... ... ... '"

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Carmen Mart!n Galte ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... '"

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Ana María Navales ...

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Meliano Peraile ......... '"

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Rafael Pérez Estrada ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

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Fernando Qu iñones ......... '" ....... ,. ... ... ... ... ... ... ... ... ...

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Elena Soriano ... ...

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La literatura es cosa de dos, M. Vázquez Montalbán Manuel Villar Raso . .. ...

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Traducto res, Carmen Bravo-Villasante

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M.a Teresa Gallego y M.a Isabel Reverte

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Insula-Isla, José Lul. Cano .... .. ..................... '"

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40 años de Insula. Tradición y renovac ión , Gregorlo Morale.

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Libros recibidos ...

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Nota de rectificación

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Indice de grabados ...

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A manera de introducción

MAS PREGUNTAS QUE AFIRMACIONES Andrés $ore.

Tiempos difíciles para la edición. De un lado, la agobiante presión producida por los nuevos medios de comunicación audiovisual, que cada vez alejan más de la letra impresa, o mediatizan ésta con su influencia. La imagen es demasiado sugestiva, incitante, requiere del espectador un mínilII10 esfuerzo, diluye el pensamiento en el vértigo de la velocidad que apenas requiere pensar, analizar. La imagen persigue aIl ciudadano por las carIes de la ciudad, le acosa en su vivienda, le incita a conswnir, le ayuda a evadirse de sus problemas cotidianos, le hace sumergirse en otras historias, paisajes, formas de vida, sin necesidad de que participe, interprete apenas lo descrito. La edición, también, se repliega ante su fuerza, se supedita a su reclamo, vive a su sombra. Por eso preguntamos si, realmente, a la hora de editar, se busca hacer del libro un vehículo cultural, de enriquecimiento del lector y que favorezca ail progreso de la sociedad, o por el contrario se antepone la existencia, incluso fabricación de un mercado propicio a la ley de los beneficios, al precio que sea incluso degradando la cultura, prilII1ando lo publicitario sobre !la calidad, corno si de otro producto cualquiera se tratase, detergente o automóvi,les, pongamos por caso .. , Y, continuamos preguntando, estamos interesados, autoridades cultura:1es, editoriales, mismos escritores, en cuidar, mantener las librerías tradicionail.es, muohas de ellas en crítica situación -cuántas desaparecidas- a las que 10s poderes públicos no conciben en función de que contribuyan al desarrollo de la cultura, sino que ven sujetas a los mismos impuestos que cualquier otro estab!lecilII1iento, o vamos marginando, dejando que se mueran poco a poco, agonía que no es sólo de una herencia artesana, sino de una forma de entender la tradición y el desarrollo cultural, mientras crecen, monstruos propagadores del lib ro producto al servicio de

3


la. propaganda visual obre todo, 10 Grande Almacene, Supermercados, donde el libro tiene efímera vida, no hay diálogo vendedor-lector, y todo e supedita al fu~gurante triunfo de lo b teHer. Cuántas vece la crítica no paga tributo, en 1 medio de e presión en que se ejerce, a la servidumbre publicitaria que dicho medio arrastra, ocupándose en primacía de lo producto de grande editoriales y de las multinacionales, en detrimento - ilencio e ignorancia- de las pequeña y más arte anale , haciendo a í el servicio a quienes sólo consideran el libro como objeto de consumo, hablando de mercados, ferias, estadísticas de venta, apena de investigación, lenguaje, intercambio de cultura, de cubrimiento de viejas civilizaciones, alumbramiento de otra ... ¿No viven, por otra parte, demasiada empre a ditora e pañolas apegadas a Fundaciones que bu can beneficio a travé. de los libros de texto y su derivado, quedando los literario mediatizados por su influencia? ¿Hasta dónde, insistimos, la independencia, cuando sigue, con tante, la penetración de capital extranjero en un mundo tan delicado y que debiera ser rabiosamente independiente como el d la publicación de libros entendida como servicio cultural? Indices ínfimos de lectura, escasa y mal atendida red bibliotecaria, instituciones autonómicas jóvene de mínimo presupue to para la cultura y más preocupadas por la propaganda pdlítica que por la concepción enriquecedora y atemporal de la misma, buscando más el brillo superficial, la necesidad dlectoral, el relUlJ11bre 4


coyuntural que la transformación a largo plazo; pésimo traJtamiento cuando no desprecio hacia el mundo del libro por TV, el libro que es entendido no como fin en sí, sino como medio deIl que otros se sirven, buscando móvHes po'líticos, económicos, que son otra forma de atenazar la libertad de eXlPresión, pues ésta no ha de ser reconocida sólo en la ley, sino en la posibilidad de hacer uso de ella en el conjunto de la sociedad, en la que pueda exponerse la diferencia, 'la imaginación, la investigación y no sólo la sujeción a unas nomnas dictadas y regUladas por el poder, y tampoco consiste en encerrar al libro y a la creación literaria en un círculo de iniciados, pues apartado del pueblo receptor, al que se educa y guía en otros fines, también se irá agostando, encerrando en guettos que pueden temninar por ahoga:rile y reducirle a una simple pieza de museo .. . Desde la prirmera enseñanza debiera incitarse no sólo a amar, sino a componer un libro; en lo ñsico; talleres para imprimir, encuadernar y en lo creativo, dejando que la fantasía se desborde inventando historias, poemas, componiendo obras para representar, lo lúdico lo primero, y no haciendo del libro un instrumento memorístico odioso apto sólo para cumplir el trámite de aprobar una asignatura y al que se está deseando dar la patada del abandono y el olvido una vez cumplida su atípica función ... Escribir. Editar. Sobre todo, leer. Reivindiquemos una vez más, frente a la mercancía, la belleza.

Nota al presente número. La mayor parte de los escritores consultados, han respondido a nuestra encuesta. No podemos decir lo mismo de los editores. Pero sí queremos subrayar por su gravedad, dos ausencias: la del Presidente del Gremio de Editores, al que reiteradas veces nos hemos remitido, con el que hemos hablado, asistiendo a los actos en que nos pedía ayuda en las campañas contra la reprografía ilegal, y que al fin no ha querido contestar a nuestros requerimientos. Y el de Rafael Martinez Alés, e:x-director del INLE, que pese a nuestra insistencia tampoco ha escrito unas líneas para este número. Queríamos saber, desde su punto de vista, cuál era la situación del libro hoy en España. Son sin duda ausencias que resentirán el diálogo que venimos buscando desde estas páginas en relación a abordar los problemas fundamentales del libro y la literatura.

s



LIBROS Y LECTURA

Javier Abásolo Director del Centro del Libro y la Lectura

Las editoriales españolas (suman 1.214 las que desarroJ.llaron actividad durante 1985) ofrecieron durante ese año al mercado librero 24.742 novedades o primeras ediciones y 10.010 reediciones, es decir, 34.752 títulos, cifra que supera a todas las registradas en años anteriores. Las traducciones, con 9.437 títulos, representan el 27,2 por 100 de la producción. Siguiendo con las estadísticas, 30.611 títulos Jiueron publicados en castellano; 3.471 lo fueron en catalán, 375 en euskera, 295 en gaLlego. Los editores españoles han lanzado ail mercado 5.578 títulos de libros destinados a niños y jóvenes; 4.718 títulos de libros de enseñanza y educación; 9.261 correspondientes a ciencias sociales y humanidades; 6.369 a creación literaria, 4.593 a libros científicos y técnicos ... El total de ejemplares parece sobrepasar la cifra de 275 miJlones. Estos datos, suministrados por la Agencia Española del ISBN, aparecen ampliamente reseñados y analizados por José Manuel GaJán, director de la Agencia, en la revista El Libro Español, nÚIDs. 333-335, marzo~mayo, 1986, pp. 24-51. Indudablemente, estos números pueden suscitar algunas reflexiones. Teniendo en cuenta el bajo índice de lectura que se registra en la sociedad española, podría surgir la pregunta: ¿Son conscientes los editores de la realidad en la que viven? La respuesta ha de ser afirmativa. Editan porque saben que cuentan con un número de compradores, de seguidores de su oferta, de lectores suficientes en el área idiomática como para hacerles depositarios del fruto de su riesgo empresarial, de su esfuerzo industriail y cultural. De no ser así, no habrí.an editado 2.348 novedades más que en el año 84. Los editores confían en los lectores y se comprometen diariamente en la tarea de divers;ficar . -la oferta y en hacerla más atractiva.


No pocos afrontan dificultades financieras, pero insisten en la tarea cotidiana de contempilar proyectos e iniciativas que sirvan eficazmente para incrementar la ouriosidad inteleotua~, para satisfacer la necesidad de información, para enriquecer el espacio del ocio ... Otros se ven asesiados por el amenazador empuje de la reprografía HegaJI. Los editores de los libros científicos y técnicos comprueban con desazón cómo disminuyen las ventas de libros de esas áreas. ¿Por qué son tan caros los libros, sobre todo los 'l ibros científicos y técnicos? Pregunta ésta de normal circulación . Sí, hay libros caros de ciencia y técnica porque la inversión que en editor ha de hacer para sacarlos a la luz es elevada y la tirada de ejemplares (que a él le gustaría que fuese numerosa) ha de ser restringida, pues cuenta con la sangría de la fotocopia salvaje. Y este ddlito, que daña tan señéill.adamente a los autores, a los editores y a los lectores debe ser perseguido. Y es nece ario que tanto profesores, como alumnos y profesionales alcancen consciencia del grave daño que ocasiona la reprografía ilegal. Caros o no tan caros, hay una gran variedad de oferta de libros. Según Jas estadísticas, de los 34.752 títulos editados en 1985, hay 4.913 con precios entre 101 y 300 pesetas; 6.934 entre 301 y 500 pesetas; 4.017 oscilan entre 501 y 700 pesetas; 4.823 cuestan entre 701 y 1.000 pesetas.. . Más de 20.000 títulos están marcados con precios que oscilan entre las 100 y las 1.000 pesetas. La distribución, la canélllización de esa oferta (tan variada, tan barata o cara o fotocopiada) no es senciHa y fácil. Añádanse a los títulos producidos en los talleres españoles los que proceden de la importación. (En 1985 se editaron en los paises ddl área idiomática casi 35.000 títulos). Es un problema el de la distribución, como lo es la librería. Mejorar la formación profesional} de los empleados, mejorar los elementos de gestión, las instalaciones .. . e incrementar el nÚimero de lectores, son tareas necesarias y urgentes. Leer, y leer cada vez mejor, de modo que la lectura, «acto libre y voluntario», sea arte, sea «creadora». Un buen lector vale más que cien mil lectores superficiales. &; necesario insistir en la fonrnación de buenos lectores. Vencer la hostilklad hacia el libro, esa librofobia secular que a(l)ora a veces. (¿Para qué tanto libro?, se oye decir).

Que el libro salga a las plazas públicas, en exposiciones bien organizadas, y que salga acompañado de los autores, de cuantos lo cuidan, lo ornamentan y comercializan. Que el libro se exhiba en pantallas de TV., que circule su nombre en las antenas, que sea noticia, como los natalicios, como los cumpleaños, como las fiestas ...

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LA EDICION y LAS COMUNIDADES AUTONOMICAS

&litores oficiales, dependientes de los gobiernos autónomos, que proyectan la literatura creada por los naturalles de las mismas. Libros pues de escritores de la región o que abordan problemas económicos, pdliticos o wlturales, de las mismas. Su mayor problema, el de la distribución. Rara vez escapan al ámbito del marco geográfico en que se crean. Muchas veces quedan depositados en los almacenes de las instituciones hasta que un día se regalan o destruyen. Tras una primera demanda fuerte, por motivos polí-

ticos o nacionalistas, viene el retroceso, ~l estancamiento. Se apuntan algunas soluciones. ¿Coediciones interregionales, coediciones entre empresas privadas y las Editoras regionales? ¿Creación de distribuidoras que cana'licen los libros a nivel nacionall? Dentro de esta problemática, es distinta la que afecta a qas comunidades autónomas históricas, que tienen su propia lengua y un carácter más acusada y sentidamente nacionalista: nos referimos a Catalunya, Euskadi y Galicia.

Ofrecemos unos testimonios recogidos en el ID Encuentro de escritores vascos, gallegos y catalanes, celebrado en septiembre de 1986 en Bayona, GaJicia.

FRANCI CO RODRIGUEZ. Galicia «Para la literatura nacionaJ gallega, en el marco autonómico derivado de la Constitución españOla, y del respectivo Estatuto de Autonomía, uno de Jos más graves peligros viene representado por la incardinación de toda la cultura nacional, y concretamente la literatura, en una funciona'lidad residua1, tendente al arqueologismo, convenientemente tratada y amparada como pieza de museo. El hibridismo cultural que caracteriza aQ autonomismo tiende a situar Ja manifestación propia como un adorno externo que puede exhibirse a manera de un objeto antiguo. El poder institucional está dispues-

to a procurarle un discreto y humilde lugar en el sol a cambio de que deje de representar un papel md1esto discordante. Trátase de que se asuma que qo <<normal y «democrático» es la situación de marginalidad protegida. El sueño de <<normalidad» es el más grave peligro para la práctica literaria de una sociedad como la nuestra, porque a los primeros que intenta adormecer es a los propios actores. Ya dijo Albizu Campos, el gran patriota portorriqueño: «A ningún imperio le conviene ejercer su poder directamente, sino que utiliza para ello a los naturales del país intervenido».

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JUAN MARIA TORREALDAI. Euskadi

«Bl libro vasco falla en su presencia social en la sociedad: las sociedades hacen poca promoción. Los medios de comunicación le dedican un menguado espacio. No hay información, bdletines, etcétera. Si no se produce pensamiento en euskera, la cultura puede convertirse en una cultura colonizada».

MARIA PILAR GARCIA NEGRO. Galicia

«No existe una neutralidad de los medios de comunicación de masas en la dependencia de las culturas gallegas, euskera y cata:Jana al español. En el caso del gallego se ha pasado de un 7,5 por 100 de uso medio del gallego en 1975 a un 3,2 por 100 en 1986. La consolidación del propio Estado conforme a la estructura actual, el remate a la llamada «transición» @éase adecuación «democrática» al msimo Estado único e indivi-

sible) tuvo como fruto esperado idéntica adecuación de ,la prensa escrita, que dejó de «fit!trear» hip6critamente con el gallego para imponer, de nuevo. la única normalidad admitida: la omnímoda presencia del español, que consiente o tolera la fugaz aparición humillada del gallego en detvrminadas colaboracione (everamente escogida ), suplementos culturale (?) biiingües, esca ísimos fragmentos de textos, y, eso si, cuatro o cinco pintore cas «nota de coloo> en fechas y/o sucesos bien integrado y ecundarios ... Lo escritores, si no queremo er en el futuro reliquias de literaturas ubordinada). o integradas. es indispen able que optemos decididamente por la normalización del instrumento que utilizamo . en la inteligencia de que su buen estado de alud será la garantía principal de vigor de la literatura que con él se realice. No permitamos. por tanto, que nue tro idiomas sean símbolos inofensivo de vida anémica. Nuestras literaturas merecen ser piezas culturales integradas con coherencia y sentido en unas sociedades normalizadas lingüísticamente. no capítul marginales de libros de texto.»

1985: Textos publicados según idiomas: Castellano = 88,08 % Aumento del 13,3 sobre 1984. Catalán 9,99 % Aumento del 15 % sobre 1984 Títulos = 3.471. Euskera 1,08 % Descenso del 16.7 % sobre 1984 Títulos = 375. Gallego = 0.85 % Aumento del 14,3 % sobre 1984 Títulos = 295. Catalán: 1980 = 1.772 mulos. 1985 = 3.471 títulos. De ellos 285 narrativa. 165 poesía. 43 teatro. Producción editorial 1985. Madrid y Barcelona = 78 %. = 0,5 % En 1960, se publican 23 títulos. Euskadi En 1985. se publican 523 títullos.

12


EDICION EN CATALUNYA

1984 .......... .. ... . .............. Títulos: Ejemplares Millones de pesetas Empresas editoras Va'lor de la exportación

Crisis en las relaciones con América En 1983 disminuyen las exportaciones de libros. expresadas en kilos. de la siguiente forma: 17 por 100 en Argentina; 43,5 por 100 en Venezuela; 67.7 por 100 en México. y a fines de 1983 se estimaba la deuda de países iberoamercianos con editores catalanes en 15.000 millones de pesetas. ¿Soluciones? Escribe Josep M.a Boixareu VilIaplana: «Esta situación que. desde el punto de

Necesidades para el desarrollo editorial en Catalunya.

-

Estímulos fiscalles. rédito de prefinanciación a las exportaciones. - Liberalización del papel. - Vigilancia de las prácticas reprográficas. -- Proceso de normalización lingüística en Catalunya. JORGE HERRALDE Director de Anagrama.

«(El primer semestre de 1986 ha resultado muy desfavorable para el sector editorial; a los ya endémicos factores negativos (escasos hábitos de lectura,

12.000

20 % en catalán. 80 % en castellano.

100.000. 50.000 = 40-42 % del total de España. 200. 15.000 millones de pesetas.

vista econorruco afecta gravemente a la tesorería de 'las empresas editoras, puede tener trascendenta'ies consecuencias a medio y largo plazo si no se encuentra una solución eficaz, que sólo puede venir por el camino de la ayuda financiera. La capacidad de inversión disminuye y los costes van aumentado. El resultado debe ser una contracción en la prod ucción, de reimpresiones a corto y de novedades a medio plazo. Consecuencias a largo plazo: pérdida de competitividad y, por tanto, pérdida de posiciones en los mercados exteriores, disminución de las exportaciones e incremento de precios en el mercado interior.»

fragilidad de los mercados latinoamerica_ nos, etc.) se han sumado una serie de factores nuevos como la desaparición del crédito a la exportación y de la desgravación fiscal, así como de la aplicación del IVA, al parecer perfectamente evitable. A muchos editores, la actuación del Ministerio de Cultura nos ha parecido, por decirlo de una forma suave, muy mejorable. Ha resultado una sorpresa que una Administración como ,l a socialista, a priori tan comprometida con la cultura, no arbitre luego aquellas medidas que (sin indesados dirigismos) favorezcan una difusión cultural persistente y auténtica más allá de la política de gestos y los fuegos de artificio.» (Fragmentos tomados de Diario 16) 13


PRODUCCION DE TITUlOS EDITADOS EN MADRID (Iibrol y folletol)

11.~ ~--------------------------------------------------------------__. . . .

10 . ~

9.~

8,000

A~o

8.195

7.876

8.451

8177

9501

8864

9838

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8 157

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108 ..

1098'

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CURVÁ DE DISTRIBUCION GEOGRAFICA EDITORIAL (Porcentaje de títulos) 50% ' 1S

40%

.3.• ------ -

- - - 4'6 -:.. _ _ ~O.6

38.5 33,2

36,2

37,2

30%

20%

-L_________-------T23i"··;-----~2ii2;:_¡.2;---2221,2 20.0

10%

1970

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MADRID

- ____ _

Barcelona

resTo de Espono

14

1979

I


LAS CAMARAS DEL LIBRO Y LOS ESCRITORES Gregorio Gallego

La abulia del escritor, cuando no su individualismo recalcitrante o su sublimada egolatría. le estorban para acercarse al mundo real del libro y de su estructura comercial. Prefiere confiar en .Ios editores y depositar en ellos un margen de confianza tan ilimitado que prácticamente se anula en la defensa de sus intereses materiades. Contra esta abulia y desinterés se constituyó la Asociación Colegial de Escritores tanto para despertar su conciencia social como para defender sus derechos ante los editores y propugnar mecanismos jurídicos que definan claramente sus derechos en la creación. desarrollo y producción del libro. Sí, en genera,l. los autores se encuentran poco protegidos en nuestro país. en lo que se refiere a los escritores de libros el desierto se ensancha. Cada cual maneja ru libro a su conveniencia y como los que menos pueden son los escritores también son siempre los que quedan marginados. Bastará un botón de muestra. Ahí tenemos a las cámaras del libro, herederas del patrimonio del antiguo Instituto Naciona·1 del Libro Español, controladas entonces y ahora por el poderoso gremio de editores. Durante la etapa franquista los escritores tuvimos una especie de representación simbólica para dar sustancia al organigrama verticad del INLE. pero tan insignificante e inocua que todo lo que recordamos de esta etapa es un pequeño despacho concedido casi a título personal a Angel M.n de Lera. Allí empezó la ACE a desplegar sus actividades de cara a la nueva situación democrática de nuestro país. Pero cuando el INLE fue transferido a ~os editores .nadie se acordó de que los escritores también tenían algún derecho en el usufructo de sus locales. Sin embargo, las normas que se han seguido en la distribución de :los bienes acumulados por los sindicatos vertica:Ies entre las organizaciones obreras y pat·ronales, también deben ser válidas para el INLE. Por otra parte, con fecha 2 de febrero de 1979 apareció un R. D. constituyendo el Consejo General del Libro y cuyo consejo nunca llegó a constituirse. La idea fue bien acogida por los sectores implicados en la producción del Libro, aunque su texto mereció agudas críticas por farragoso y reglamentista. Tenía algo muy positivo, ya que se proponía dar <~participación efectiva a todos los sectores interesados en el desarrollo y ejecución de la política del libro y del fonograma en eficaz colaboración con la administración». Y su artículo 1.0 defi.nía el Consejo General del Libro «como órgano superior de asesoramiento y consulta de la Administración». El porqué no se puso en práctica el referido Consejo y quedó embarrancado en algún organismo de} Ministerio de Cultura es algo que se nos espaca. Suponemos que los padres de la criatura debieron sufrir rudas presiones de elementos extraños a l'a cultura, aunque no ajenos al comercio del libro. Sin embargo. la idea era buena y merecería que la adminis-

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tración socialista la desempolvara. En el mundo del libro se necesita un organismo que aglutine a todos los elementos de la producción, sirva de soporte a la Administración en la política del libro y facilite las relaciones entre las asociaciones de editores, escritores y libreros.

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EL NEGOCIO EDITORIAL Y LA LITERATURA INFANTIL Carmen Bravo-Villasante

Hace ya casi dos siglos, en 1787, el maestro Friedrich Gedike, se quejaba de los comerciantes y editores ansiosos del negocio editorjal. En su escrito tJitulado «Algunas consideraciones sobre [os libros de texto escolares y la literatura infantil» dice: «Ninguna manufactura -literaria alcanza tanto éxito como la de las editorial'es para la juventud y la infancia en todas sus edades. Durante ·las Ferias de Leipzig, que tienen lugar en verano y en invierno, la marea de ese ma·r editoriaU arroja a la orilla una multitud innumerable de libros para niños. Todos se apresuran, pero

pocos pueden recoger perlas y ambar, pues en su mayor parte son deshechos y basura pintarrajeada sin sentido alguno. Reciben infinitos nombres: almanaques infantiles, periódicos infanti'les, revistas infantÍ'les, novelas infantiles, come.. dias infantiles ... , viajes infantilles, poesías para niños ... , cartas para niños, diálogos jnfantiles ... Nadie pondrá en duda el valor de Campe, Weisse, van Rochw, Salzmann, pero si estos merecen aplauso, una nube de escritorzuelos se aba·l anzan como una nube de langostas sobre el campo de la literatura infantil... y preparan li-

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britos para los queridos niños, y los padres y las madres no se cansan de compar toda la mercancía.» Parece mentira que estas palabras tengan tanta actualidad. Podemos decir, sin embargo, que la literatura infantil todavía goza de buena salud. Sigue en período de crecimiento. Pero el mayor peligro que actualmente se cierne sobre la literatura infantil es el mismo negocio editoriaJl, y que la literatura sea considerada como industria. El negocio editorial puede llegar a dominar la literatura, e incluso estar por 18

encima de ella. predominando lo comercial sobre lo literario. El libro infantil como creación indu trializada. signilica la tran formación de la literatura en mercancía. Pl'ocisamente una de las principales funciones de los expertos d la literatura infantil es la selección de los libros mejores. de las creaciones del arte. en medio del fárrago de libros producido en serie, conforme a las exigencias editoriales, que pueden aniquilar la obra creadora del arti tao Los intereses en torno al libro infantil pueden dañ r u calidad literaria. especialmente en lo países donde la producción literaria es masiva. Si hemos señalado este peligro. en cambio. en la actualidad, la literatura infantil tiene una ventaja: su rápida y extensa difusión. gracia a los medios d~ comunicación del mundo actual. Un niñ japonés puede leer buena literatura española y un niño españdl leerá excelente literatura japon a. A las manos de un niño canadiense pueden llegar libro italianos. y en Brasil los niños tendrán a su alcance libros alemanes o africano . Esto explica que nunca como ahora se haya enriquecido tanto la literatura infantil española con ~as nuevas traducciones de autores suecos, noruegos, finlandeses, alemanes. ingleses, norteamericanos, australianos, etc. Es signo de lo tiempos conocer lo de los demás. sin que ello sirva de menoscabo de la producción propia. y precisamente estas son las dos características principales de la literatura infantil españdla: dar a conocer a los escritores españoles y traducir a los extranjeros, sin tener en cuenta el tanto por ciento de lo nacional y lo foráneo, y sin autarquia alguna. Este internacionalismo es magnifico, así como la valoración de lo propio, sin distinción de lenguas. pues ]0 mismo se publica en castellano como en -las demás lenguas de España. .


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Otra veta interesante de la literatura infantil española e la veta folklórica: el interés por 10 popular, bien ea por el riquísimo folklore infantil o p r la cuentistica, aumenta de día en día y s ~ manifiesta en numeroso libros obre el tema, de amplia utilización y repercu ión en la escuela.

La recuperación del pasado es otra de las misiones que se han impuesto muchos de los editores actuales. Los franceses no desdeñan a la Condesa de Segur, a Réctor Malot, a Georges Sand, a Víctor Rugo como autores de la literatura infantil, aunque algunas de sus obras puedan ser de segundo orden o estar un poco pasadas de moda. Nosotros, a través de ellos, las coeditamos y las leemos. Pertenecen a una trad ición histórica de la literatura infantil y son revalorizados. En Italia se vuelven a editar los clásicos: Ida Bacini, Perodi, Luigi BertelJi. En España, en nuestros días, vuelve a reeditarse Elena Fortún, Antoniorrobles, Bartolozzi y los libros de Calleja, que estaban en el olvido, como arrumbados en ell trastero de los libros viejos. Juan Valera y sus cuentos de «El pájaro verde» y «La muñequita» vuelven a publicarse. Asimismo Fernán Caballero, y sus «Cuentos de encantamiento». Esperan el turno Luis de Coloma, Trueba, Manuel Abril y muchos otros más. Los facsímiles de obras antiguas pueden dar idea de la revalorización de los clásicos más lejanos, de una tradición de gran valor histórico.

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La rimas infantiles. di per as por el variado t"rritorio español, pueden er utilizadas por los niño como motivo de diver ión y de in piración, y al mi mo tiempo como iniciación a la ía . a cuentí tica admite la traducción de t los innumerables cuento d todo el mundo, que uelen er m elo de pr cisión narrativa. de argumento intere ante y de belleza de estilo. pue pr i amente en el cuento se dan en cifra e ta característica . Sin que no otros creamos que el libr pueda hacerse de encargo - aunque alguna Vf?:L sí e hace y resulta bien- se publican libros obre t .... mática nueva: libros para la paz libros para amar la Naturalf?:La, libro para conocer a los niños de todo el mundo, libros de espiritualidad. Son temáticas muy de nuestro días, que demuestran por dónde quiere ir el J?undo y cuáles son nuestra preocupaciones. En los últimos años empieza a salvar e el desnivel que habia entre la literatura infantil y la juvenil y se publican má libros para jóvenes, que ant carecían d~ ellos. Es posible que lo premios nacionales y los concursos de algunas editoriales estimulen esta clase de libros que tanta falta hacían, pues no debe pasar e de g01pe de la literatura infantill a la literatura de adultos. Con todo, hay algo que todavía no está en auge respecto a la literatura infantil, algo a lo que el campo editorial pre~ta escasa importancia, no obstante, va]¡osas excepciones: la investigación. No se publican, apenas, monografías de autores, bibliografías, repertorio y en-


sayos sobre literatura infantil. Pueden contarse con los dedos las historias, los diccionarios y los estudios. Y ahí está la materia prima, la idea madre de donde todo procede, pues todos estos materiales hist6ricos y ensayísticos pueden servir de estímulo a los escritores e i,lustradores actuales, ya que una sociedad se construye cuando tiene conciencia de lo que es y de lo que posee.

Más estudio y menos «animaclOn cultural» es lo que necesitamos pam que la literatura infantil no se convierta en una gabatela superficial, y el libro no pase a ser un objeto secundario, sacrificado en aras de una «movida» intrascendente, sin repercusión alguna en la cultura más profunda. Frente a esto habrá que volver a la investigación seria y a la lectura silenciosa, de ef,ectos más intensos, aun21


que de momento, no parezca ser un gran negocio editorial, que lo será en el futuro. Por lrltima, y ya no se trata sólo de los escritorzuelos de Leipzig. El negocio editorial aviva el seso de Jos editores que han visto la gran mina que hay en la edición de libros para niños. Recientemente en nuestro país y también en Memania, se ha convocado a grandes escritores y artistas para que escriban para niños, por primera vez. Los nombres de famosos pueden servir de reclamo para

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esta audaz y peligrosa operación editorial. Los grandes por su nombre fracasan en el intento, aunque pueda ser positivo el negocio editoria'!. Escribir para niño es una vocación y un don. No es fácil escribir de encargo. Pero no hay que temer, porque seguramente, aunque los padres se equivoquen en la compra, los niños pronto abandonarán estos libros-engañifa, producto del supuesto negocio editorial, al que todos acuden como moscas «a un panal de rica miel».


EL PROBLEMA DE LA FOTOCOPIA DE UBROS

Libro blanco sobre la

reprografía ilegal

La «Campaña para la Protección de los Derechos de Autor» es un esfuerzo conjunto de las principales organizaciones del mundo del libro para atajar lo~ graves perjuicios económicos, sociales y culturales que se derivan de la reprografía o fotocopia ilegal de libros de texto. científicos, médicos y técnicos. Los objetivos básicos que se persiguen son los siguientes: En primer lugar, se aspira a conseguir una legislación adecuada para la regulaoión de la fotocopia realizada para uso personal, sin ánimo de lucro y comercialización, limitada a sólo parte de obra,> protegidas por Derechos de Autor. En segundo Jugar, la Campaña pretende informar y concienciar a las autoridade gubernativas y judiciales sobre la necesidad de disponer de mecanismos policiales, procesales y ,en su caso, pena:les, rápidos y contundentes para luchar contra las prácticas de pura piratería edi-

torial, la cual fotocopia masivamente todo tipo de 'libros y ediciones con ánimo de lucro y defraudación a los t1tulares del Derecho de Autor, all fisco y a la sociedad. Por último, la Campaña se dirige a la opinión pública y a los estamentos políticos y administrativos para sensibilizarles sobre la gravedad del problema y de las repercusiones de todo tipo que se generan, así como de la necesidad de actuar ante un conjunto de situaciones ilegaJes que perjudican no sólo a los profesionales y trabajadores del libro, sino a la sociedad, esterilizando la creatividad y la investigación por la vía de la destrucción de estímulos. El problema y sus consecuencias

Las estimaciones más fundadas sitúan la cifra de reproducción y venta olande~­ tina de libros en torno a un 60 por 100

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de la facturación real anual de obras científico-técnicas. A título de ejemplo, puede af.irmarse que el libro de medicina, en la última década, ha visto reducida su tirada a la mitad. El problema no es exclusivo de España y así, el volumen de fotocopias ilegales rea"lizadas en los principa1es países occidenta'les en un año, se estima equivalente al número de páginas de textos de nueva edioión para idéntico período, ya se trate de Alemania, Francia o Inglaterra. La reprografía ilegal se desarrolla en un clima social que ignora este tipo de delito, descrito en el articulo 534 del vigente Código Penal. A'l mismo tiempo, la tipificaoión recogida en dicho artículo es absolutamente inoperante, contribuyéndose así al clima de lenidad de por sí ya existente. Si a ello añadimos la dificultad de controlar eficazmente las reproducciones clandestinas, dado el fácil acceso a medios de reproducción cada vez más perfeccionados, habremos perfilado un esquema de la situación a todas luces preocupante. Los perjuicios derivados de la reprografía ilega'l son múltiples y variados y no puede reducirse demagógicamente a un simple caso de lucro cesante de la industria editorial. La evidente disminución de volumen de Jas tiradas de libros aumenta el coste medio de cada ejemplar y, por tanto, encarece el precio dp venta al público. Ediciones menores implican empresas menores y, por tanto, el encorsetamiento de un sector económic0 que, por una parte, sostiene un e'levadf' número de puestos de trabajo, mucho~ de ellos de alta cualificación. y que, por otra, genera una demanda inducida con siderable en sectores productivos depen dientes (impresión, artes gráficas, etc ... ) La cadena de producción y distribuc;';" del libro o la revista técnica queda afectada en su totalidad por las consecuencias negativas de la fotocopia il egall , em24

pezando por el librero y acabando por el propio autor, pasando por ilustradores, traductores, grafistas, impresore , ed itores, distribuidores, etc..... que a isten impotentes a la u urpación impune de sus legítimo derechos como creadores o emprendedore que arriesgan su inver· sión generadora de puestos de trabajo.

La propia sociedad es, en definitiva, la más perjudicada, pues mediante la reprografía ilegal se priva al autor de ,1 justa recompensa por su trabajo y aportación creadora. No son pocas las dificultade y limit,aciones a la inve tigación y producción científica en nue tro paí como para que a ello añadamo más O tácu· lo . Es realImente dramático llegar a la conclusión de que, en una sociedad occidental donde el progreso y la upvración de los problemas económicos radican en la mejor capacitación del capital humano y en ,la generación de nueva mejoras científicas y tecnológica. es· ternos negando a Jos individu que mejor pueden de arrolJar e as línea de avance social la justa compen ación por su aportación. No es lícito admitir que la satisfacción del creador radica en la mera ejecución de la obra, pues por esv camino llegaríamos a convertir su labor en pura Hlantropía. No deja de er paradójico que el último cantante «punk» lanzado por las multinacionales del disco tenga asegurada la recaudación de la di· fusión de su obra y, por el contrario, éste no sea el caso de nuestro autores científicos. La producción científica y docente tie· ne su culminación en la publicación del trabajo realizado, pero la continuidad de esa tarea debe asegurarse mediante una adecuada compensación en función de la difusión que, por cualquier medio, llegue a alcanzar. Asimismo, la calidad meto· dológica del trabajo del investigador, no puede ser nunca la misma sin el objetivo final de la pub'licación y, al paso que vamos, pocos serán los que que quieran publicar en nuestro país.


CONGRESO DE CEGALlA, SEVILLA, 1986 RAMON T AMAMBS E l Iropu sto sobre el Valor Añadid o aplicado a los libros es un traumatismo de graves consecuencias para el mund" editoriaL El libro. la lectura, se enfrentan a una de sus peores horas de la historia reciente. España es. de entre los principales países europeos. el que menos lee ... En este contexto se ha impuesto e1 IV A aJ nivel del 6 por 100, impuesto que recae además sobr el lector, en el comprador final. on ello se quiere recaudar 6.960 mill ones de pesetas del bolsillo de los escasos lectores de nuestro país. Una medida de tal lipo no se corr sponde, ni con la situación antes descrita, nI con las sucesivas ni reiteradas deClaraciones públi-

CONCLUSIONES A LA PRIMERA PONENCIA: CEE-'VA 1. Se reafirma el criterio de que el libro ha de seguir siendo el instrumento de cuJtura más importante y con funciones permanentes en la educación.

2. La difusión del libro, que sin duda ha de experimentar crecimientos importantes en el futuro con toda una serie de fenómenos de transformación, exigirá planteamientos de renovación en la estructura de las librerías. 3. El Impuesto sobre el Valor Añadido apl·icado a los libros es un traumatismo de graves consecuencias para su difusión . Supone la ruptura de un prjn-

cas de los diferentes partidos políticos, de miembros de la Administración y del Gobierno.

¿Cómo se va a fomentar la lectura en nuestro país, si el Estado, que sólo inVlierte 1.200 millones de pesetas/año en dotación de bibliotecas, además quiere penalizar al lector con casi 7.000 millones? ... La realidad de los países de las Comunidades Europeas en materia de ·libros ofrece particularidades mucho más ventajosas, en general, que en el caso de España, con inversiones públicas en acumu1aoión de bibljotecas, incomparablemente mayores; incluso en Portugal... d~

(Congreso de CEGALIA 29 de mayo 1986, Sevilla).

cipio básico: el Jrbro exento de toda clase de impuestos. Este Congreso proclama la iniciativa de que se establezca la O del IVA y, entre tanto, que se adopten las medidas presupuestarias oportunas para que todo Jo recauda:do por IVA de dicho concepto se destine a compras públicas de libros a través de1 canal librero. 4. Consumada la desaparición del INLE, se hace necesaria la potenciación de las Cámaras del Libro como áreas de encuentro de los diversos sectores que integran el mundo del libro para abordar y resolver sus problemas. 5. Se considera necesario e imprescin_ dible que la Administración amplíe y coordine los planes de animación de lectura utilizando para ello los medios estatales de comunicación y muy especialmente la televisión. 25


CIFRAS Y DATOS Libros editados en 1984 ... ... ... ... .., Traducciones ...................... ,. Litera'tura infantil ... Libros de texto Libros de Ciencias Sociales y de Humanidade Libros de creación literaria Libros científicos, técnicos y de medicina Otros ................. , .... .......... . oo'

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30.754 titulos 8.489 = 27.6 % 4.345 = 14.1 % 4.281 = 13.9 % 7.502 = 24.3 % 6.112 = 19,8 % 2.755 = 8.9 % 18.5 %

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34.752 títUlos Libros editados en 1985 24.742 = 71.2 % De ellos, primera edición 3.857 = 11.1 % segunda edición = 13 % Aumento en ~l número de títulos respecto a 1984 9.437 = 27.1 % Traducciones ... 6.369 = 183% Creación literaria 5.578 = 16 o/c Literatura infantiil y juvenil 4.71 = 13.6 o/c De educación y enseñanza · 1 el 25 % costaba entre 501 y 1.000 pesetas. PreclOS: el 22 % oostaban más de 1.000 pesetas. Por provincias, producción editoria!l en títuJos: 13.827 = 39,8 o/c total edici n Barcelona ................ , ........ . . » 13.244 = 38,1 % » Madrid .... ...... , ..... .... , ........ . )} 957 = 2,7 % » Vizcaya ................................ . » » 743 = 2,1 % Valencia ... oo.

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Edición de títulos en España, total ... oo . . . .

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1975

1980

1982

1983

1984

1985

23.527

28.195

30.]27

29.484

30.754

34.752

AflO DE 1985 Número de editoriales a las que se asignaron prefijos de ISBM De ellas, editoriales con actividad editoria'l ... ... ... ... ... ... ... Editoriales sin actividad editorial ... Totall de editoriales que han cesado en su actividad ...... oo.

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2.502 1.225 1.277 51 %

El cese o cierre de actividades en las editoriales, y su evolución, verdaderamente significativa en los últimos años, es cl siguiente: 1972 - 1980 Cesarían su actividad ... 1980 - 1982 )} )} » 1983 - 1985 » » »

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428 editoriales 418 )} 556 »

Por otra puede, puede reseñarse que de las editoria'les en activo DO llegan a 500 qas que puedan considerarse con una actividad continua. El resto edita sólo esporádicamente.

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Las editoriales públicas o institucionales, del Estado Central. de los organismos autonómicos, de las Universidades, de Fundaciones, Cajas de Ahorro, etc., representan un 6 por 100 del total editorial. Un 43 por 100 de las editoria'les con prefijo editorial cesaron en los últimos año. Aunque las más afectadas fueron las pequeñas y medianas -sólo en 1983 desaparecen 240 empresas editoriales- también aJlgunas de las grandes se vieron afectadas por la crisis. El último y más reseñado ejemplo es el de la barcelonesa BR GUERA, que ha dado por resultado el que 754 trabajadores queden sin empleo. Y al tiempo, ¿dónde quedan los derechos de la propiedad intelectual!, qué e de las obras de los autores, quién les paga, a quiénes revierten esos derechos? Lo autore de una editorial que se montó sobre todo en base a 'las historias ilustradas I 60 por 1 de la facturación totaJ de la empr~a- cobraban por derechos el 2 por 100, cuando cobraban. La indefen ión del autor, en España, continúa siendo casi absoluta. A la desaparición de muchas editoriales, se añade la transformación de otras - véa e el caso de Argos-Vergara-, preocupadas más por la concepción del libr -enciclopedia, línea de crédito, y la dependencia de 'las multinacionales de bastantes. Así la Bertelesmann controlando Plaza y Janés. Otras se concentran, pierden su sello característico independiente y creativo para supeditarse a los intere es del gran patrón: caso de Seix-Barral que pasa a depender de Planeta, caso del grupo Timun. Anaya.

Libros

hogares españoles. Datos del Ministerio de Cnltura

Menos de 10 libros .... , ...... . De 10 a 50 libro De 51 a 100 libros ........... . De 101 a 500 libro ........... . Más de 500 libros ... '" ... ... ... ... . .. No le.!n nunca un libro ................. . Prácticamente nunca .. , ... . ........ , .. , .. . Total .................... , .... , ............ . En En En En

52,6% 29,8% 8,9% 6,8% 1,9% 33,3 % de aos españoles 30,3 % de los españoles 63,6 % de los españoles

1981. Gastos anuales, expresados en pesetas por habitante: libros ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... bingo ....................... , ... ... ... ... ... ... lotería ... ... .., ... ... ... ... .., .,. ... ... ... .,. quiniclas ... ... ... .,. ... ... ... ... ... ... ... ...

836 pesetas 7.325» 5.766» 1.268»

Inversión en publicidad de principales editoriales, año 1983, empresa DUPLO. Planeta, millones de pesetas ... ... ... ... ... .,. ... .,. ... 15 Plaza y J anés, millones de pesetas ... ... ... ... ... ... ... ... 13 Ebrisa .......................... , ... ... ... 10 SM y Seix Barral} ••. ... .•• ••• .,. .•. ... ..• .., 9 cada una Bruguera y Rio Duero .... ,. ... 8 cada una Alfaguara .. ... . .. ... ... 6 Espasa Calpe y Sa1vat .. , ... ... 5 cada una

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POLlTICA EDITORIAL. POLlTICA ESTETICA

(HACIA EL SILENCIO DE LOS INTELECTUALES BAJO LAS LEYES DEL MERCADO NEOCAPITALlS'TA PARA LA NOVELA) (*) José Antonio Fortes

1 Me ceñiré, sobre algunos problemas concretos d la situación intelectual durante los años 56/60, sólo a dos lugares del trabajo de escritura de los intelec(uale inconformi tas de este tiempo; ",s decir, el tiempo del frente de lucha antifranqui ta, envidiable frente, como no h~ habido otro desde aquella II Repúbltca española, aunque bien sabido es que con grandes diferencias entre ellos (el frente antifascista de postguerra civil española, y el frente antifeudal todavía y ya tarde antifa cista para los años 20/30 de nuestro siglo), en la consideración misma incluso de las condiciones sociales ~ históricas que determinan el trabajo Intelectual; porque no será igual plantar un enfrentamiento, una ruptura contra la ~deolo~a establecida, contra el poder IdeológIco establecido, con sus aparatos, etc., en un tiempo de relativas libertades «democráticas» parlamentaristas, que un tiempo de dictadura «antidemocrática» y etcétera; y a partir de ahí, mil diferencias más en torno a lo envidiable del evento. II E l evento antifaschsta die postguerra civil española, sin embargo, tiene a su vez fuertes .y graves diferencias internas.

~i

nos atenemos al colectivo o grupo de Intelectuales en Madrid, o bien sea al de Barcelona, las cuestiones empiezan a venir distanciadas, distanciadoramente e incluso comienzan a venir «peleada~en­ te», en origen de «peleas» continuadas hasta los años 70, con aquel célebre enfrentamiento entre el marxismo, entre las c.oncepciones del maxismo para la estétIca, ya de un Manuel Vázquez Montalbán, ya un Valeriano Bozal. EL hecho es que tal continuación de enfrentamientos remite a una continuidad de hermandades forzadas, de forzadas desoriandades. Empezemos por el mon~ado hermanamiento entre R evista Espanola por parte de Madrid y Laye por parte de Barcelona; cuando jamás podremos unir lo que se muestra como proyecto intelectual orteguiano, esto es, mtelectual elitismo, que se quiere puro, que se quiere amigable y amable con todos, con todo el grupo mítico de bu e-

C·) Estas notas sobre un tiempo destruido olvidado, tergiversado, aquél sobre cuya deS: trucclón, olvido tergiversación, se construye el presente tiempo nuestro de silencio para el trabajo ~nteleclual según las leyes ldeJ mercado ideológl.co de la escritura, pertenecen a una investigación mayor en torno a la P o lftic~ edlto!lal. Polftica estética. Los aparatos IdeológI COS y el poder ed itorial en la ' postguerra civil españ ola.

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zando su historia. institucionalizando la historia. A partir de aquí. hechos, y en el sentido siguiente. Si una revista como Laye, en Barcelona, tan sobresemantizada por el pensamiento joseantoniano le cupo salir e ir a parar a un aparato editorial de más envergadura como fue Laye Ediciones, y de ahí en trasvase directo a la ediciones del aparato editorial de la Seix Barral; para Madrid, sin embargo. los planteamientos y condiciones fueron más duros, y muchos más radicales de Habría que repasar, por tanto, los núdisintonía con respecto al pensamiento meros de Laye, para no caer en la abeestablec!do falangista. que los sufragaba rración. como han caído también Jos propios historiadores de la intelec- económIcamente. hicieron iropo ible que tualidad barcelonesa, de compararla con fueran ~ formar aparato editorial ninguRevista Española, de Rodríguez M o- no. QUIero decir: la radicalidad de las ñino y los jóvenes escritores univer- posturas del intelectual madrileño y de sitarios madrileños de los 40/50. más s~ trabajo, continuamente, tuvo que peasépticos, o que se creían más asép- dIr de prestado un aparato editorial un ticos y aún hoy se les toma y acepta espacio gráfico, una zona donde aparecomo más asépticos (la supuesta asepsia cer. donde opinar, donde pen ar, y esa behavorista, objetivista, jaramista, etc.). zona prestada, esa zona editorial pre taEn lo contrario, habría que llevarla pa- da, fu~ a~emás y a partir de aquella y reja y si se quiere compararla con las y~ caSI SIempre, oh gran paradoja inirevistas madrileñas de La Hora, o Acen- c.lal, Insola, de páginas paralela e idénto Cultural, Acento Amarillo, que eran ~cas a las orteguianas de Revista Fspa. evidentemente revistas pagadas por el DOIa, hasta llevar la paradoja a la abeSEU, 'por Falange. Pero, si el dinero ori- rración cuando vemos que también se ginario del capital editorial venía a ser encuentran en las páginas de La Estafeta el mismo, no así el resultado, no así el Literaria. y aquí, en esta aberración ya resultado de ·l a política editorial. Por extrema y en aquel préstamo forzado, decirlo brevemente: los trabajos en Hora los artículos que escribían los intelectuay Acento no estaban tan sobresemanti- les inconformistas madrileños son artícuzados joseantonianamente. Esto, para mí, los. ~uy pensados, muy concretos, muy es grave, y empezó a plantearme ciertas obJetIVOs, objetivando y sabiendo muy dudas serias respectos al oficialismo' in- pet!~tamente los objetivos a cubrir, Jo . ' SIStO, en segundo término, respecto del obJetIVOS a alcanzar, la escritura a reaoficialismo con el que se escribía y se lizar. La reflexión del intelectual en Maescribe, con el que se contaba y se cuenta drid, será siempre una reflexión ~obre el la historia, la historia pasada. y no ya p~opio trabajo intelectual, una reflexión por el crítico apologético de turno, no ya dIrecta e inmediata. lIT ~or el estudioso investigador de turno, Le~mos el artículo de López Pacheco. SIDO por ·los propios protagonistas del «ServIdumbre y grandeza del escritor» asunto; los propios protagonistas. de uno publicado en Insula, diciembre del 58' y otro lado, de uno y otro grupo. Casi a los pocos días, al mes siguiente: . El ofic!alismo de los propios protago- enero del 59, también en Insula Juan nIstas, relDventando su historia, oficiali- Goytisolo publica «Para una Lit;ratura nos y universitarios amigos (y lo dice. no por supuesto ni sólo Jos recuerdos nostálgicos de Carmen Martín Gaite. y de Jesús Fernández Santos; no; sobre todo son términos utilizados por AlfonsoSastre; y ahí es nada). al lado de la que era en realidad una revista pagada por el SEU: Laye, en cuyas páginas acogíanse palabras y polémicas de Carlos Barral y José María Castellet, junto a escogidos (y aún más subrayo: escogidos) pensamientos joseantonianos.

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Nacional Popular», tomando I.nsula como lugar idóneo donde decir cosas que no se decían en los lugares del propio aparato dominado por ello mismos. Bien. Siguiéndoles la pista (sea con Lópcz Pacheco, O con A. Ferres en el n.O27 de Cuadernos para el Diálogo, por ejemplo, entre otros más), la historia del trabajo intelectual, teórico y reflexivo, d! 1 grupo inconformista en Madrid, nos lleva a enfretarnos directamente no ya ólo con aquel otro trabajo del inconformismo en Barcelona, sino aun sobre todo con aquella versión que ha lIe.gad 0 a ser la versión oficial, la lectura oficial de toda la lucha intelectual antifranquista, es decir, aquella lectura del capita l intelectual que los barceloneses, los catalanes que manejaban el asunto, nos ofrecían yofrecen como la única existencia como el único capital existente. Y, a partir de ahí, mi crítica es radical y dura, cuando empiezo a leer La hora del lector, de Castellet, o sus propias Notas sobre literatura española contemporánea, o las notas de los Problema de la novela de Juan Goytisolo, frente a, por ejemplo, el propio artículo de Juan Goytisolo aparecido en I.nsula y ya citado, y nos encontramos con que, la verdad, la sobresemantización jo eantoniana no era tal simplemente, sino que era y es algo muy implicado en el pensamiento moralista de a tellet y del grupo de Barcelona. La verdad, que los términos honradez, debe ser, imperativo de juventud, etc., son términos determinantes para la crítica de CasteU"t, y de Carlos Barral, y adláteres. y con ello, yo me atrevería a decir más, a decir que, de exposiciones netamente falangistas, evidentemente morales, pasarán a una suerte de reflexión de corte común a lo que se conoce como marxismo moral; que vaya usted a saber qué habrá de ser eso, eso de marxismo moral pero que por lo visto tuvo su éxito histórico, incluso su origen histórico e intelectual entre nosotros, y todavía hoy. Bien.. Las diferencias, que aun nosotros podemos ver y considerar en más deta-

Hes (porqU! hay cantidad de nombres, cantidad de artículos), al mismo tiempo de demostrar la fragilidad del aparato teórico barcelonés, ponen en entredicho también la segunda necesidad, meramente exist ~ ncial ahora, para el grupo: la necesidad de política editorial cara a Europa. Y en este otro punto. el frente antifranquista (antifalangista. también) funcionó en cuanto que era un producto vendible y aceptable dentro del mercado común europeo de esos años. y porque Carlos Barral se lo supo montar muy bien. cuando lanzaba los distintos escritos y escritores. los distintos productos y novelas. los nombres incluso de novelistas. a Italia. a Francia. en Frankfurt. Y aquí. habría que repasar no sólo la «acogida» en Gallimard. casa de Juan Goytisolo. también los «contactos» con Einaudi. y sobre todo los sentidos primeros y finales de aquellas celebradas Conversaciones de Formentor. El repaso de esta política editorial habría que ll'!varlo. cómo no. incluso al número diverso y obsesivo de revistas francesas en esos años «tomando» cuanto escritor «joven» español se ofreciera detrás o ante un texto narrativo cual fuese. dándose pie en fin a verdaderos listines telefónicos, donde se acogía indiscriminadamente, aberrantemente. en plan heterogéneo al máximo y a saco verdadero, desde un Cela. a un Jesús Femández Santos. o bien la siguiente saga: Laforet, Delibes. Gironella. Quiroga, Matute. Martín Gaite, López Pacheco, Sánchez FerJosio. Juan y Luis Goytisolo, etc. y respecto de la proyección mercantil europea del frente joven de antifranquistaso señalar un punto fuerte de divergencias. que arranca y termina tanto en y desde la concepción y práctica de una política editorial, como tanto en y desde la concepción y práctica de una política estética, y de una estética. Cuando C. Couffon, en Les Jettres NouveJles, del verano de 1958, preguntaba a Jesús Fernández Santos sobre la novela española esa «nueva» y «joven». descalificaba y 31


afirmaba Fernández Santos: «Cela es el escritor de la burguesía española. Las gentes que leen sus novelas». etcétera y es bien sabido, por él como por nosotros, entonces y ahora, que el mismito Camilo José Cela ocupaba un lugar modélico, de modelo, de paradigma para la «nueva» y <<joven» escritura y novela y «generaciones», en palabras de J osé María CasteIlet, quien. en concreto respecto de La colmena, la ensalbaza, y elogiaba, hasta elevarla, insisto, en modelo, en paradigma. Lo cual no deja de ser muy grave, muy decisivo, y muy determinante. IV Tamaña aceptación fiel de un Castellet teorizando y celebrando La Colmena y Cela como modelos narrativos para la «juventud» intelectual inconformista, antifranquista, ya no sería sólo un lugar concreto más de referencia obligada, de discusión, sino todavía un lugar de responsabilidades. Un lugar más de responsabilidades históricas, aun actuales, y que aquí dejo. Me voy a otro campo, donde las responsabilidades son mucho más vivas y lacerantes, si cabe. La verdad es que, además de la primera oficialidad dejdesde Barcelona, está la segunda oficialidad, la segunda lectura y versión oficial y oficializada de la historia, de los hechos. Esta segunda oficialidad será la montada, después, por «universitarios», críticos y escritores universitarios, estudiosos, investigadores, que se esfuerzan en seguir leyendo la historia de la lucha intelectual antifranquista a partir y de acuerdo a la escritura y horma de un Jarama. El Jarama, por tanto, corno mala lectura, y aun mala escritura, de la historia de esa luoha, ahora ubicada en el otro centralismo editorial: desde Madrid, y para Barcelona, para el NadaJ, a través (una ocasión más) de Vázquez Zamora, y acabando en la aceptación y confirmación por parte de los Catalanes de Burgos barceloneses.

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Pero el sutil y estilístico, el estilizado y objetivizado, el aseptizado y premiado modelo jaramista salvo a un recalcitrante spitzeriamo crítico, ya no vale como único. Ni aun menos. como único. exclusivo y excluyente. Porque, la lectura y escritura de la realidad histórica presente, por más en hueco que se quiera, aquí, en la propuesta jarami ta, está demasiado en hueco, demasiado en vacío. en nada. Tan en nada, que sería menester ya de una vez en la historia nuestra de postguerra dejar de repetir elogios establecidos. desoñcializar también esta ver ión de la realidad de postguerra e pañola a épticamente. Dejar de secundar estilismo. y preguntarnos por razones má de peso. V Esta coincidencia estética. de estética política, de política estética. entre el código jarami la y la política editorial de los Catalanes de Burgos en De tino y el Nadal. en Barcelona. pone al descubierto el calibre y sentido de una de la alida en que se fraccionó el grup orteguiano originariamente de Revista Española. Otra salida estará marcada por la actitud antiburguesa de un Jesús Fernández antos. Y toda vía otra, por Alfonso Sastre, De Quinto, etc. E igualmente, pone al descubierto el calibre y sentido de las politicas editoriales en Barcelona, sea DestinofNadal, sea Laye/Seix Barral. para estos años. Pero quiero irme ahora a otro punto más primario, más primero. Desmantelamos la segunda escritura y lectura oficial centralizadora, cuando consideramos que esta versión modélica centralizada no se ajusta a la realidad del capital intelectual formado en Madrid. Que el capital intelectual formado en Madrid, también, y fundamentalmente, se produce con fuertes componentes de emigración intelectual, y se genera a partir de las radicales diferencias históricas en las condiciones materiales de trabajo. Cuando, desde Andalucia (es la situación que mejor conozco de emigración


intelectual; también, de colonialismo cultural, aunque ésta es otra historia, o mejor: la otra cara de la misma historia), había de emigrar un intelectual, un escritor, su emigración no es gratuita. Aquí, en Andalucía, se daban (y se dan) unas condiciones determinantes que obligaban a la emigración. ¿Qué determinantes? Ba le echar un repaso a los residuos de intelcctualismo obrevientes; poetas de Ateneo, ci~rto profesores de universidad dedicados al desenterramiento de tumba yotra exqui iteces (siempre académica , naturalmente). y ca i pare usted de contar, porque, i algún qu~ otro escritor narrativo, digámoslo así, decidía escribir sus relato, us primeras escrituras. estas e crituras y estos relatos en ab luto tenían lugar físico donde aparecer. No tenían lugar donde publicar, porque el lugar material editorial existente en Andalucía siempre eran las revi tas poética ; e a revista poéticas, sacada en tertulias de bar y taberna, en gloriosas tertulias de bar y ta berna. zonas únicas donde r conocerse (individual y colectivamente) el poeta de postguerra andaluza. Y al no tener sitio de cabida física y material, el e critor y u escritura había de emigrar. Emigrar a zonas centrales y centralizadoras de publicación, donde publicar su relatos, los relato escritos aquí abajo y llevado, emigrados, al centrali mo editor. Uno relatos que, í. re pondían a la necesidad ideológica de relatar, de novelar la realidad, pero esa realidad no era cualquier realidad, la realidad de un pueblo cualquiera de una región cualquiera durante un tiempo cualquiera y un día cualquiera, etc., como llegarán falsa y equivocadamente a sostener incluso los grandes teóricos del llamado Realismo social (y así, por ejemplo, PaWo Gil Casado, en su suma teológica intitulada La novela ocial española; y a partir de él y de ahí, la ristra. la saga, la tradición crítica, hasta hoy). De principio, y en principio, esto es lo que yo llamo las condiciones de trabajo de la literatura; las condiciones «litera-

rias» para la emigraclOn; que, en nada ni para nada. tienen que ver con las falaces y supuestas «esencias» literarias, ni con el «espíritu» literario, ni otras <<poéticas» baratijas de saldo, y sí mucho con las históricas condiciones materiales de trabajo, del trabajo de la escritura, del trabajo de escribir y relatar y novelar la realidad histórica de postguerra civil nuestra. Así, la ausencia, la inexistencia de lugar donde dar a conocer ,a publicar, el producto narrativo escrito. Aquella necesidad y esta carencia, insisto, obligaban, determinaban la emigración. Ahora bien. La emigración se llevaba a cabo, por lo que al asunto del inconformismo nos ocupa (al otro extremo se sitúa la emigración oficialista, vía aparatos ideológicos de poder del Régimen franquista, sea el aparato de Propaganda y Prensa en g~neral, sea cualquier cubil censor, cualquier sueldo de redactor en La Estafeta Literaria, cualquier funcionariado cualquier función de funcionarios del poder oligárquico franquista), aquí a través del Partido Comunista, vía Partido Comunista. Y, claro, a tenor de ello, la historia reescrita desde hoy, desde la necesaria limpieza de sangre anticomunista exigida hoy colectiva y gremialmente, nos pueed llevar a más de una esquizofrenia, rasgadura de vestimentas, desnudas impudicias, etc. El espectáculo, actual, es por demás bochornoso. Nadie recuerda tener ese, semejante pasado. Todos abominan incIuso de la más mínima seña y señal de aquella identidad: la identidad comunista. Cuando, en aquel tiempo, pero no desde aquel tiempo, cualquier intelectual que se preciara había de ir, como muy mínimo, de cOID¡pañero de viaje del partido, del Partido Comunista de España.

VI Así, el intelectual andaluz inconformista, de «izquierdas», sin zona abierta donde publicar, obligado materialmente a la emigración. emigra vía Partido Co-

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Insisto. No hay por ningún lado ni parmunista. Y va a Madrid, fundamentalmente, y va a las células del Partido, te oculta posibilidad ninguna de sostener y se reúne con los comunistas, y aprende viejos monolitismos, viejos modelos, moliteratura (también literatura) con los co- nolíticos modelos. Lo más agudo, grave y lacerante del munistas. Aunque, evidente y lógicamente, de igual manera hace vida social li- asunto nos viene en cuanto lo considerateraria, reconocida, y va a las Cuevas mos atendiendo al año de 1959. el año del Sésamo, o se encuentra en el Suecia. de la firma del pacto, del <dlenmanao en el Ritz, etc" con Castellet, con Ba- miento» real y completo, entre el grupo rral, con los hombres del aparato edi- Madrid y el de Barcelona . Año a l largo torial seixbarraliano. Son, ya, tiempos de del que se consolida el poder editorial finales de los 50. Muy en concreto, tiem- del aparato ide lógico Laye/Seix Barral. po del minusvalorado año del 59. Enero en una operación pensada y abierta en del 59. Presentación de Las afuems, de Colliure, practicada materialmente en la Luis Goytisolo, en cena con periodistas unión (unidad: no uniformidad, in isto) y cámaras y aItos vuelos de lanzamiento del capital editorial barcelonés y el cade la «operación realismo» (por intentar pital intelectual madrileño para la prácrecordar las palabras «recordadas» de tica de esa política cditor~l/política Carlos Barral, padre y conciliábulo del estética del reali mo social inconformista, llevada a cabo durante los año uasunto). Por tanto. De un lado, primero. cesivo , mediante el concur o del Pr ~mi nuestro intelectual ya emigra con texto Biblioteca Breve, edición de libros. y oescritos; unos textos, escritos, que en bre todo los interesado loquio de nada responde a la perspectiva, ni visión. Formentor, concluyéndo e en la convoni versión, ni escritura de la realidad . catoria de aquel europeo Prix orm entor dadas según el modelo jaramista (por y Prix International de Littérature de lo seguir diciéndolo con el celebérrimo lo- editores reunidos . poi postguerrista madrileño), y que, de Porque, fue en este punto. en e la necontrario, si no responde a dicho modelo, cesaria y ambicio a proyección neocapisí 10 contradice, si 10 pone en cuestión, talista hacia el mercado europeo del lisí 10 cuestiona. Sí lo cuestiona, y mucho. bro y la novela, dentro de esta nueva Un texto primero que existe, que está ahí, política editorial de máxima envergadura que se rastrea en los textos publicados en capital financiero, capital editorial y por los intelectuales andaluces emigrados, capital intelectual donde la encrucijada y que hay que constatar, que constatarlo de intereses económicos, de intereses pocon diferencias grandes respecto del mo- líticos, intereses editoriale , e intereses esdelo citado y admitido. Por lo que. de téticos, fracasó h.. :cha añicos por su mi otro lado, podremos tener los textos es- ma base, en su mismo salto, por la misma critos y resultados de su aprendizaje en inercia mecánica y contradictoria de los las reuniones (al menos, como compa- propios materiales amalgamados y ofreñero de viaje) del Partido; esto es, el cidos, ofertados, y de las propias cO!I1di.. aprendizaje en un marxismo ortodoxo, en ciO!l1es de realidad para el trabajo poliuna estética marxista ortodoxa, en una tico editorial y politico intelectual dc estética de Realismo socialista. Hasta. nuestra España de postguerra civil. de otra parte, y en tercer lugar, tener Quiero decir. Era de raíz imposible me_ textos escritos luego del resultado de su terse en un mercado fuerte y neocapitaaprendizaje en los círculos del Sésamo, lista para la novela, con materiales que o cualquier otro .lugar de conversaciones narraban, que novelaban realidades de sobre el Realismo al uso aséptico, puro, autarquía económica, integrismo ideolóobjetivizado y limpio, vacío, y hueco. gico, dictadura política, pauperismo so-

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cial, indigenismo intelectual; realidades determinantes del propio y mismo trabajo de nuestros escritores; realidades que no se podían obviar ni aun menos silenciar, sin que ello supusiese una torsión fuerte del trabajo intelectual, de las actitudes y posiciones dv la escritura y del trabajo de nuestros escri tores. Realidades qu ,d efectuarse la torúm, de er y estar atacadas mediante la novelización inconformi ta, quedarán no sólo d !spreciadas, postergadas, inofertadas e inofertables en la nueva situación de mercado de escritura para la novela; quedarán, además, no ya inatacad as, sino aun intacta, y aun fortalecidas, refortalecida anle el abandono del campo de batalla, dJ frente abandonado del inconformi¡;mo antifranquista, al desaparecer y abandonarse la publicación novelística de aquell «antaño» ataque de La así «vieja» e tética política de realismo social, d~ compromiso ocial y político, de compromiso «cívico» (al decir del Castellet d! los «originarios» tiempos), de ataque y frente comprometido en la lucha contra nuc tra dictadura d~ postguerra civil mantenida. alargada, así más victoriosa. Quiero decir. No son las condiciones y condicionamientos políticos y sociales de las realidades hi tóricas las determinantes. No son la escritura y la estética de reali mo comprometido con la lucha antidictatorial las determinantes. Muy al contrario. Las determinantes del fraca o del proyecto de reali mo social, y del fracaso y ilencio de nuestros inUectuales, serán las condiciones y condicionamientos económicos que vienen impuestos por las nuevas leyes del mercado literari y novelístico.

vn Sab::mos los hechos. El poder editorial del aparato ideológico seixbarraliano, consolidado tras la unidad Madrid/Barcelona. tras la confluencia de capital intelectual y capital editorial, y a lo lar!!o del célebre año de 1959, se lanza a practicar la política estética del compromiso

social y realista del inconformismo: a) produciendo estética política, y b) poniendo en práctica su política editorial así fijada y determinada. Este aparato ideológico cuenta con un mercado interno hecho, coherenciado por el ámbito universitario. Quiero decir: el nov~lista, de extracción de clase casi exclusivamente pequeño burguesa, y de formación intelectualizadora por/en el seno de la Universidad, funciona y funcionará en tanto y como intelectual, crítico y disconforme, denunciador y comprometido, concii!ncia colectiva y alerta ante la injusticia social, la represión dictatorial política, etc., escribiendo su lectura comprometida y concienciad ora de la realidad para un público lector idéntico, con identidad de pertenencia de clase, formación culta clasista, y funcionamiento in~Iectual. En la lógica de mercado, la coherencia se alcanza al establecerse el público lector, sine qua non, como público comprador. La hora del lector, primero, era la hora del comprador, luego la de supuesto lector. En medio, de inherencia, el público, lo público, cuando se fuerza su identifciación con <<pueblo», y con «pueblo» identificado y confundido a su vez en su sentido histórico (e incluso, su sentido gramsciano; según la teoría colectiva de <<Para Una Literatura Nacional Popular», articulo citado de Juan Goytisolo, que venía a responder sintetizando una lectura colectiva de Gramsci, dada por el grupo Laye) con campesinado, obrero, proletariado. Un «pueblo» campesin%brerofproletariado, objeto director de observación comprometida, sujeto pasivo de la propuesta escrita concienciadora, jamás público, ni lector ni aun comprador. Realidad (social, política, intelectual, ideológica; realidad ideológica) esta última, que responde a lo que yo he llamado la radical ajenidad de clase de nuestra novela, de nuestros novelistas, escritores, intelectuales comprometidos e inconformistas de postguerra civil española. Así, la radical ajenidad ideológica de 35


clase, en nuestra inteligencia pequeñoburguesa de postguerra civil española. y cuando el proyecto «realismo» se pone en práctica, en vez de romper de raíz aquella incoherencia, la radical ajenidad ideológica de clase en nuestra novela y novelística, la desafección del poder editorial hacia su propia política estética y hacia la estética política producida ya y ahora en tanto apr~iada y propia por el aparato ideológico seixbarraliano, a partir del año 1962. del 62 como fecha mitica (y por tanto, mitificad ora; falsificada, falsificadora), y del 67/68/69 como fechas reales, esta desafección, digo, acaba materializándose como traición. Traición, primero, de política editorial; más tarde. de política estética; al final, de primera a última instancia. de estética política. Será la traición de responsabilidad histórica a la que, según la versión oficial (sea: la de los propios protagonistas, se llamen Castellet, Sastre, Goytisolo, Barral, o etc.; sea la de los epígonos. leyenianos, barraEanos. castelletianos, o cualquier otra variante epigonal; sea la de universitarios estilísticos, formalistas, acaso contenidistas, y aun argumentalistas, y así hasta hoy), en cuestión de tan sólo tres meros años, consumada irreversiblemente en el 62, desde el 62 hacia adelante. el proyecto colectivo de lucha ideológica con ese arma material llamada novela, llamada novelización de la realidad, llamada necesidad de novelar la realidad, se balló conducido, se vio im-

puesto. se encontró reducido. obligado. bien por el cansancio de los escritores y novelistas. bien por el raquitismo de sus escritos y novelas. bien por la inviabilidad de sus propuestas e critas y noveladas. bien por la desafección del público lector. Pero. Primero. Por supuesto: semejante morali mo. tamaño discurso moral aggiornado sobre el azar y la ncee idad. nada explican. Antes. y muy al contrario. vienen a justificar aquella real traición. a cubrirla. enmascararla. eufemizarla. oficializarla. llamándola dulcemente renovación de la novela. cambio de sentido, y similares. que nos Uevaría de 1 mano sumisos y derechitos a la arcbifaroo a y tan manida fórmula (aunque efectiva. válida) de la Literatura (la Novela) para la Revolución del Lenguaje. En fin. Pero. Segundo. Por upue to: la i1ógigica de tamaña lógica falaz y encubridora sólo salta en añicos y se revela tal cual. materializando concretamente la historia y hechos de sus razone económica. razones de mercado, las nuevas y fuertes leyes del mercado ya neocapitalista para la literatura y la novela . AsÍ. Tercero. El tiempo de destrucción de la literatura y novela comprometida conduce a un nuevo y fuerte tiempo de connivente silencio para el trabajo del intelectual. a saber. el silencio de los intelectuales según las leyes del mercado neocapitalista para su trabajo. Granada. Octubre. 1986

República de las Letras NUMEROS MONOGRAFlCOS 13. 14. 15. 1. 16. 36

LOS ESCRITORES Y LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL. ESCRIBIR: VOCAOION Y PROFESION. LOS ESCRITORES Y LA ENSERANZA DE LA LITERATURA. Extra. LA GUERRA CIVIL. CULTURA Y LITERATRA. LA EDICION EN ESPARA.


REFORMA DE LA LEY SOBRE EL COPYRIGHT EN EL REINO UNIDO Mark Le Fanu

La protección del derecho de autor depende en el Reino Unido de la Ley de Derechos de Autor de 1956 que actualmente proporciona a los autores una protección totalmente inadecuada. Por fin el Gobierno ha anunciado el proyecto, para una nueva legislación sobre el derecho de autor, que será presentada en la sesión parlamentaria de 1986-87. Ofrecerno un resumen muy breve de las propuesta, con los comentarios de la

OCIEDAD DE AUTORES. l.

Grabaciones privadas.

El Gobierno se arrogará poder para introducir un impuesto sobre audio y vídeo-ca settes, limitado al 10 por 100 del precio de venta. Inicialmente existirá un impue to del 10 por 100 sobre los audioca settes de más de 35 minutos de duración, aunque no sobre los vídeocassettes. Ya no será ilegal la grabación particular de audiocassettes, a excepción de los programas de computadora pregrabados. El Gobierno no proyecta introducir un impuesto sobre vídeocassett, por el momento y seguirá siendo ilegai sacar copias de vídeoprogramas pregrabados. Los usuarios particulares, sin embargo, podrán grabar material de emisiones de TV con propósitos privados.

Comentario. Creemos que el Gobierno ha subestimado el alcance que las grabaciones de vídeo de programas de televisión puede desarrollar al ser conservadas para innu-

mera bies repeticiones y ha presionado (como ha hecho el Gremio de Escritores) para la inmediata introducción de un impuesto sobre el vídeo.

2.

Grabación del materia) de emisiones con fines educativos.

El impuesto sobre audio permitirá a las instituciones educativas grabar de vídeo, hacer copias de tales grabaciones y conservarlas y usaJ1las indefinidamente. En el caso de la TV, ha sido propuesto que las instituciones educativas puedan tener libertad para realizar copias, estando sujetas a una licencia legal que está siendo negociada. Comentarlo, Consideramos ilógico e injusto que el impuesto de audio que cubre la grabación privada pueda extenderse con un uso ilimitado para las instituciones educativas.

3.

Fotocopias.

E! Gobierno ha aceptado que las fo tocopias deben ser reguladas por disposiciones generales autorizadas, sujetas a una medida de regulación y control legal. Ha quedado aclarado que la concesión que autoriza a los bib1iotecarios a suministrar copias sencillas a los estudiantes, en el futuro, no cubrirá <<la producción de múLtiples copias del mismo material». Igualmente, la fotocopia para investigación comercial no será autorizada bajo las actuales concesiones. 37


Comentario. El Gobierno no ha llegado tan lejos como hubiésemos deseado en su estipulación de un control legal de las fotocopias. Sin embargo los cambios serán e timables. Las autoridades educativas pagan actua'lmente de forma lilproximada. un millón de 1ibras esterlinas al año por las fotocopias en las escuelas. La Agencia concesionaria del Copyright está celebrando reuniones discusivas con universidades, usuarios comerciales, etc. 4.

La emisión por satélite y la difu ión

por cab)e. El Gobierno acepta que las transmisiones por satélite podrían ser tenidas en cuenta como emisiones respecto a ,la protección de los derechos de autor en el caso de satélites de bajo alcance (punto a punto) -así como ,los satélites de radiodifusión directa- y la protección sería otorgada a los poseedores del copyright respecto a las transmisiones llamadas «up-leg».

Comentarios. Los cambios propuestos son sumamente técnicos, pero bienvenidos en general. Nos hemos opuesto al hecho de que no haya ningún proyecto para cambiar la concesión existente según la cual los operadores por cable en el Reino Unido tienen 1ibertad para transmitir programas emitidos por la BBC y por las compañías de televisión independientes sin pagar derechos de autor. Duración del derecho de autor. La duración del derecho de autor se prolongará durante la vida del autor más 50 años después. Se propone sin embargo que el mismo período de protección sea aplicado a las obras inéditas o a aquellas que no hayan sido representadas a la 5.

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muerte del autor (actualmente tales obra~ son protegidas hasta 50 años desde su primera publicación independientemente de la fecha en que e ta e produjera).

Comentario. Nosotros pedimos que la protección se extienda hasta los 70 años post-mortem, como en Alemania.

6. Derechos morales. Siguiendo ejemplo de Europa. el Gobierno propone otorgar a los autores el derecho a rec'lamar la autoría de una obra y oponerse a su manipulación. to derecho sólo serán ejer itables por el autor. Tras la muerte del autor/a. podrán ser ejer itadas por la per ona que herede el copyright o se le haya otorgado en vida del autor. Los derecho comprenderán toda la duración que alcance el copyright.

Comentario. Damos - por fin- la bienvenida a la introducción de estos derechos morales. Sin embargo los derechos no serán inalienable como en otros paíse • por lo que tememos que puedan ser uprimido por contrato. 7.

Tribunal de derechos de autor.

Los poderes del actual Performing Right Tribunal se ampliarán de tal manera que él mi mo tendrá jurisdicción sobre las disputas entre propietarios de derechos y usuarios en relación con la disposiciones autorizadas. administrada o propuestas por sociedades recaudadoras en todas las áreas del derecho de autor. Por ejemplo, el Tribunal jugará un papel importante en cuestiones rdativas a las fotocopias, con un impuest que cubra las grabaciones privadas y di tintas áreas de la radiodifusión. TraduccIón : Ana Pérez Humanes.


LA EDICION EN SUECIA Sv publican actualmente unos 8.000 título. La poblaci6n de Suecia es de 8.000.000 de habitantes. Se calcula que las tre cuartas part"s de la edici6n total s n libros de autore suecos y una cuarta parle son traducciones de idiomas extranjero . · 1 número de editores asciende a 700.. aunque el de editoriales con una producción regular y profesional se nudea en

2 . De la edici6n, un 75 por lOO es de literatura en general y un 25 por lOO de libros de textos esc lares.

EDITORiAlES E muy limitado el número de editoriale nominadas por capital extranjero. ociaci n de Editores Suecos, fue fundada en 1843 ... Hay editoriaks privadas. e tata les y otras que son propieciad rll! movimientos populares ... Las editoriale que publican libros de texto y materia'J de en eñanza fundaron en 1973 la Asociaci6n de Editores y Productores Suecos de Material Didáctico. El consorcio má importante del pais es Esselte AB (lO editoriales). BI segundo es Bonnierforetagcn AB (lO editoriaJes) Bonnier e el mayor editor de literatura on general (con un 28 por lOO de todas las ventas). I t rcer consorcio es Forlags AB Wiken ... El cuarto Liber Grafi~ka AB en cuya producci6n dominan los ~ibro de texto. y es estatal.

DISTRIBUCION y VENTA En 1970 se abandon6 el antiguo sistema de precios fi jos para libros, estable-

cidos por las editoriales y, en la actualidad son los libreros o los otros vendedores los que deciden el precio de los libros ... Según un informe oficiall de 1983, 'los revendedores 0ibreros, grandes a1lmacenes, etc.) respondieron en 1981 de la mitad de 1as ventas de literatura en general a precios de consumo, y los editores de la otra mitad por ventas directas realizadas, sobre todo, a través de o1ubes de lectores o a domicilio ... Las librerías continúan siendo el canal principa¡l de venta de las editoria~es, habiendo conseguido mantener sus ventas de literatura en general a un nivel inalterado desde 1970... Los libros de texto escolares son vendidos casi exolusivamente a dos grupos pricipales: las librerías, que realizan alrededor del 65 por 100 de todas las compras, y los municipios que responden del 35 por ] 00 aprox .... Los escolares suecos reciben gratis la mayoría de los textos.

LlBRERIAS En la actualidad hay en Suecia 254 librerías ... Los libreros compran la mayor parte de sus libros a la empresa distribuidora que las librerías poseen en común, AH Seelig & Co. La organización gremia,l del sector librero es la Federaci6n de Vendedores de Libros, Papel y Material de Oficina ... La empresa Bokman (7 librerías) es propiedad de AkademibokhandeJn, cadena de 9 librerías perteneciente a la Federación de Sind icatos de Estudiantes de

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Estocolmo. Además el movimiento cooperativo tiene 14 librerías ... La Asociación de Editores y la Federación de Vendedores de Libros, Papel y Material de Oficina tienen conjuntamente una revista, Svensk Bokhandel.

BIBLIOTECAS La Asociación Nacional de Bibliotecas de Suecia (Sveriges Allmanna Biblioteksf6rening), fundada en 1915, es el organi mo común de las bibliotecas suecas ... Las bibliotecas públicas municipales están abiertas a todo el mundo y ofrecen un servicio de préstamos de libros gratuito. Hay unas 2.200 bibliotecas públicas y unos 125 bibliobuses en el pai . En cada provincia hay además una biblioteca provincial financiada por el Estado y el municipio conjuntamente ... El número de libros prestados por las bibliotecas pasó, en 1981, de los 77 millones 0jbros para niños y jóvenes 43 por lOO, obras literarias para adultos 36 por IDO, y obras no literarias 20 por lOO). La mayor parte de las compras de libros de las bibliotecas se realiza a través de Bibliotkstjanst, una empresa creada para el servicio a las bibliotecas y que ofrece a éstas unos 7.000 titulas nuevos anua'les, de los que 5.000 son suecos .. .

SITUACION DE LOS ESCRITORES Desde 1970 están agrupados en una asociación común, ia Unión de Escritores de Suecia (Sveriges F6rfattarf6rbund), creada por la fusión de cuatro asociaciones: la de escritores de libros científicos y técnicos, la de literatura infantil y juvenil, la de traductores y la de escritores de literatura de creación. La Unión tiene unos 1.900 miembros. En sus negociaciones tendentes a mejorar la situación de los escritores, la Unión negocia fundamentalmente con las editoria-Ies, la Radiotelevisión Sueca y el Estado. En el campo del libro rige desde 1980 un nuevo convenio marco firmado 40

por la Unión de Escritores de Suecia y la Asociación de Editores Suecos. Entre las novedades del convenio podemo citar: los editores pagan las cuotas de la seguridad social cal uladas sobre lo honorarios, los derechos de autor s~ caIculan sobre el precio neto de la editorial a la librería, los contratos con las editoriales tienen una duración limitada y. finalmente, la part del c ntrato editorial pueden optar por un cálculo de lo~ derecho de autor obre la tirada total en lugar de lo usuale derc ha obre la venta. Este convenio marco es aplicable a todo tipo de literatura, excepto los libros de texto. En general, en la biblioteca el servicio de préstamo de libro gratuito . Sin embargo. lo escritore re iben por medio del onda de ut re d tiCcia (Sveriges Forfaltarfond) una cierta compensación económica por cada pré. tamo. En la actualidad este fondo di pone de uno 39 millone de c. s. s fondos se distribuyen según una e cala regresiva que implica una cierta igualación entre lo e critores má solicitados y los menos solicitados. Algo má de la mitad del dinero e destina a un fondo de solidaridad que se dedica a beca y a pensiones.

AYUDA ESTATAL A LA LITERATURA En el año 1975 se introdujo en uecia un sistema de ayuda estatal a la literatura cuyo objetivo es fomentar la calidad y variedad de la edición de libros. El onsejo Nacional de Asuntos Culturales (Statens Kulturrád) reparte los fondos destinados a este fin entre los diverso géneros literarios. La ayuda a la edición, concedida a unos 700 títulos al año, constituye la parte mayor de la ayuda estatal a la literatura. En eH año fiscal 1983/84, la ayuda fue de 20 millones de c. s. y se entregaba a las editoriales una cierta cantidad por título elegido. Esta forma de ayuda tiene también un


efecto sobre la evolución de los precios ya que las editoriales que reciben la ayuda se comprometen a no exceder de un precio neto establecido. En el marco de esta ayuda también se incluye el apoyo a la edición de olásicos y el de traducciones al sueco. Además de la ayuda a la edición hay también incluidas otras formas de apoyo, como, p. ej .. las ga-

rantías crediticias estatales que se conceden al establecimiento de nuevas editoriales. Una fundación para el fomento de la literatura, propiedad de los movimientos populares, recibe unos 6 millones de c. s. anuales de fondos estatales para editar libros de bolsillo baratos de alta calidad literaria, y literatura infantil y juvenil.

Servicio sueco de información

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EL CONTRATO DE EDICION EN ITALIA Franca Cancogní

no de los resultados -el más efectivo en nuestra opinión- de la VII Conferencia de ~ritores Europeos celebrada en diciembre último en Bergneustadt, fue el nombramiento de un comité de seis miembros - representando a las asociaciones de escritores de Suecia, Francia, España, Alemania Federal, Gran Bretaña e Irlanda- con el fin de trabajar sobre temas específicos de derecho de autor, entre una Conferencia y otra . El tema que en estos momentos está siendo tratado es el derecho sobre préstamo bibliotecarios, en tomo al cual el Comité se ha comprometido a presentar una comunicación a la VIII Conferencia que tendrá lugar en España en la prima vera de 1987. En Italia, por ejemplo, no contamos aún con ninguna ley que contemple este derecho y todos nuestros esfuerzos por promover el tema, han resultado inútiles. Tenemos que contemplar los resultado de los préstamos bibliotecarios en aquello paí es en los que constituye una realidad. La publicación «Newsletter», del Congre o de Escritores europeos, ha contribuido hasta ahora en gran medida a informamos, tanto sobre este tema, como sobre otros relacionados con los derechos de autor: en las páginas dcl último número (1986: 1) podemos leer interesantes datos sobre como este derecho de préstamos bibliotecarios y los sistemas de derechos sobre las fotocopias fueron elaborados en Suecia y su posterior expansión. De todos modos, al no poder contribui r con un info rme sobre estos derechos, no contemplados en Italia, consideramos

que la lectura de un contrato de ediciÓD podría revelar mucho sobre el muy limitado poder que posee un escritor italiano en su relación con el editor. Es como sigue: 1.0 El AUTOR cede al EDITOR el derecho a publicar la obra del autor por cuenta del editor y a sus expensas. 2.° El AUTOR facilitará al EDITOR una copia mecanografiada de la obra, totalmente terminada y lista para la imprenta. Si aq corregir pruebas el AUTOR hace modificaciones, alteraciones, variantes o añadidos que excedan del 10 por 100 de la extensión total del texto, tendrá que pagar a sus expensas los costes de dichas correcciones. 3.° La anteriormente citada cesión de todos los derechos sobre la publicación de dicha obra, incluye todos los derechos subsidiarios, tales como: la traducción de la obra a otras lenguas; la realización de todas las posibles utilizaciones de dicha obra -incluyendo adaptaciones teatrales, cinematográficas, radiofónicas, para TV y de cualquier otro tipo de reproducción mecánica-; la transferencia de los derechos de autor a Clubs del Libro, versiones resumidas, venta a plazo o por correo; la publicación por entrega& en revistas o diarios antes o después de la publicación. Todo esto en cualquier país del mundo. 4.° La anteriormente citada cesión de derechos tendrá una duración de veinte años, durante los cuales el editor realizará el número de ediciones que considere necesarias, teniendo en cuenta que cada edición se verifica sobre un número mínimo de 2.000 ejemplares. De cual-

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q uier modo. el EDITOR tendrá la Jibertad de distribuir dichas ediciones en el número de ejemplares y reimpresiones que juzgue convientes. 5.° El EDITOR será el único que podrá fijar el precio de venta del libro. así como el tiempo de duración y las características de las ediciones. y en general cualquier aspecto sobre la publicación tanto para la primera como para sucesivas ediciones. 6.° El AUTOR recibirá las pruebas para una primera revisión y si lo solicita para una segunda. teniendo que devolverlas en el plazo de 20 días desde la fecha en que las recibió. 7.° El AUTOR puede numel'ar -o permitir que se encargue de ello otra otra persona- los ejemplares de la obra publicada. corriendo esto a sus expensas. 8.° De acuerdo a lo estipulado en este contrato el EDITOR pagará al AUTOR el 12 por 100 del precio de venta de cada ejemplar efectivamente vendido. A la firma de este contrato el EDITOR pagará al AUIlOR en concepto de adelanto sobre los derechos establecidos en el mismo, la suma de 5.000.000 de liras. En el caso de una edición en rústica el porcentaje será del 5 por 100. El EDITOR presentará al AUTOR cuentas detalladas y completas cada seis meses. el 30 de junio y el 31 de diciembre. Al tiempo en un plazo no superior a 90 días. una vez recibidas las liquidaciones el AUTOR recibirá todo lo que el editor ie adeude. 9.° El AUTOR recibirá 10 ejemplares gratuitos de la primera edición del libro y 5 de las sucesivas ediciones. además de un descuento en todos los ejemplares que desee adquirir para usos no comerciales. No se pagará ningún derecho sobre estos ejemplares gratuitos o sobre los entregados por el editor a revistas. comercialización publicitaria. negociaciones con editores extrajeras. o los entregados para participar en premios literarios. etc .• siempre que el número de estos 44

ejemplares no sobrepase los 150 para la primera edición y 50 para las siguientes. Asimismo se acuerda no pagar derechos sobre el 3 por 100 de los ejemplares rechazados por defectos. etc. 10. El EDITOR queda autorizado a ejercer cualquier derecho de tipo económico sobre la obra con respecto a !as traducciones. elaboraciones y transforma~iones de la misma. especialmente de cara a la adaptación para teatro, cine. TV, radio y cua'lquier otro tipo de re-


producción mecánica. así como cesiones a clubs de libros. venta a plazos o por correo. resúmenes. seriales o publicación por entrega en revistas y diarios. ya sea aotes o después de la publicación. Los beneficios de estos derechos o su transferencia a una tercera persona. serán divididos a razón de un 50 por lOO para el AUTOR y el EDITOR respectivamente. Esto e válido por regla general para todas las sub-ediciones en italiano así como en lenguas extranjeras. 11. Todo los derechos cedidos por el presente contrato son transferibles. 12. Si todas las ediciones se agotasen y el EDITOR decidiese por cuenta propia no editar otra edición o reimpresión. el A TOR recibirá esta notificación y todo los derechos sobre su obra revertirán a él sin que pueda hacer ninguna otra reclamación. Pero todas las transferencias y cesiones realizadas previamente por el EDITOR conservarían su va'lidez. 13. El AUTOR concederá al EDITOR durante el plazo de 60 días una opción de prioridad sobre su próxima obra. 14. Para cualquier punto no especificado en este contrato se aplicará la ley y la normativa vigente. No parece necesario hacer ningún comentario. Pero podemos ampliar unos detalles. El autor implicado en este contrato es muy conocido en Italia. Algunas de sus obras han sido publicadas en el extranjero. tiene publicados un mínimo de 40 libros y ha ganado Jos premios literarios más importantes de Ita-lia. En cuanto al editor. es uno de ]os 4 más importantes en nuestro país. El contrato está fechado en 1984 y no tiene en cuenta los principios establecidos en un acuerdo básico firmado en 1977 por los representantes de ]a AScx::rACION DE EDITORES (AlE) Y dos organizaciones de escritores. la SNS y la SLSI -un acuerdo que confirmaba el principio de que todos los demás derechos. subsidiarios al exc]us~vo de publicar la obra del

autor en forma de libro. deben pertenecer al autor. Una última cuestión. La publicación en NEWSLETTER de otros contratos tipo de edición existentes en otros países europeos serían muy útiles y brindarían nuevas iniciativas de cara a comprender y lucha·r por mejorar las condiciones de trabajo de todos los escritores europeos, meta a la que se encaminan todos nuestros esfuerzos. TraduccIón del Inglés, de NEWSLETTER, por Ana Pérez Humanes.

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A, .,

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LA URSS y LOS LIBROS ESPAÑOLES

N. Chetverikov (1)

En la Unión Soviética conocen bien la literatura e pañola, conocen bien a los magníficos profesionales de la pluma de este paí y aprecian muchos sus obras. En todo los confines de nuestro inmenso y multinacional país, lo libros de autores españoles siempre gozan de mucha aceptación. Ba te decir que las obras de literatos español se han editado en 23 idioma de los pueblos de la nión Sov!ética, con tirada millonarias.

La Conferencia de seguridad y cooperación en Europa imprimió un fuerte impulso alI intercambio de libros soviéticoespañol, así como a los vínculos cultura-les en su conjunto. Durante e1 período transcurrido la V AAP concentó más de doscientos contratos para la edición de obras de escritores españoles en la Unión Soviética y de los soviéticos, en E paña. N. CHETVERIKOV e8 Pre81dente de la DIrectiva de la Agencia de la URSS para 108 Derech08 de Autor (VAAP). Como tal participó en el XXXV Congre80 de la CISAC, celebrado en Madrid.

Estos últimos tiempos ,se han fomentado muchos contactos literarios inmediatos, se han hecho más frecuentes las visitas recíprocas de escritores y los viajes de delegaciones de editores. Pero opino qu:: estos vínculos podrían ser mucho más amplios.

LOS AUTORES ESPAAOLES MAS POPULARES EN LA URSS Difícilmente puedo limitarme a mencionar uno o dos nombres. Es imperecedero el interés del público lector soviético hacia la obra inmorta~ de los clásicos españoles -Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y otros- que configura el «Siglo de Oro» de la literatura española. Las obras de Cervantes, sin ir más lejos, se editaron en la URSS en 157 ocasiones y se vertieron a 19 idiomas de los pueblos de nuestro país. ¡Y la obra de Federico García Lorca ! Sus maravillosos versos se han vertido a 13 idiomas y editado en 26 ocasiones.

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Son amp'liamente conocidas en nuestro país las novelas de los e critore de la «nueva generación»: Miguel de Unamuno y Ramón del Valle-IncJán; la obra de los novelistas españoles Blasco Ibáñez y Pío Baroja, del poeta Antonio Machado.

De no menos popularidad gozan en la URSS contemporáneos escritores españoles. Según contratos suscritos por la VAAP, últimamente casas editoras soviéticas han sacado a la luz traducc iones de obras de Miguel Delibes, Carla Rojas, José Donoso, Luis Alfredo Béjar, Antonio Martínez Menchén, Jesús Torbada, Antonio Gala, Eduardo Mendoza. Francisco García Pavón, Juan Goyti 010 . Entre los nombres famosos que per on ifican la joven generación de la literatura española, desearía mencionar los de CarIas Murciano, Francisco Umbral, Alvaro Pombo, Carmen Riera, Carlo Casares. Este año, el público lector soviético ha tenido la oportunidad de conocer nuevo libros de autores españoles. Valga como botón de muestra la reciente edición, con una tirada de 100.000 ejemplares, de la obras escogidas de Francisco Ayala, destacado prosista español. Con una tirada impresionante se editó la novela «Tres pesetas del pasado», de Vicente Soto. $ _ han reeditado muchas otras obras.

POR UNA MAYOR COOPERACION CULTURAL URSS·ESPAAA Nos agrada, desde luego, que merced a la colaboración entre la V AAP Y editores españoles el público lector de su país pueda leer en su lengua vernácula muchas relevantes obras de la literatura rusa y soviéNca. Con todo, opino que el intercambio de libros entre nuestras dos naciones podría acusar un mayor dinamismo. Como es sabido, desde hace ya más de diez años se viene materializando el

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programa de cooperaci n cultural y científica entre la URS y España; durante un período casi igual fun iona la ami ión soviético- pañola para uestione de literatura; hace tres años que entró en vigor el Protocolo sobr la colaboración entre la V AAP Y la cderación de A ociacione de Editare de E paña . 3

Qui iera eñalar a nuestros con i S e pañales, no com un repr he sin como un hecho, que entre 19 O Y 1986 la V AP firm 70 contrato par la adq uisición de derecho obre bra de autore e pañole, al tiempo que t talizaron tan sólo 47 lo c ntrat para puviéti o en blicar obra de es ritore España. Tampoco podemo pa ar por alto tra circun tancia: una on iderable part d las obras de nue tra literatura que e editan en E paña la conforman la bra de ogol, hejov. D stoievski, Tal toi, Pu hkin... n modo alguno me ng a la literatura clásica. También en nue tr paí e reeditan con inmen a tirada., obra geniale que constituyen el cerv() de la cultura mundial. Pero el presente de una naoión e, entre otras c as. la literatura de la actualidad. Nuestro país está atrave ando un período crucial. La ambicio a tareas que se plantean ante nue tra sociedad. el alcance y la importancia ocial de lo cambios que se operan en é ta a raíz del XXVII ongreso del P ,hallan un creciente reflejo en la literatura sovié~i­ ca. Estas obras cuyo número, indudablemente, irá en aumento en los próximos años, ofrecen una magnífica po ibilidad para conocer las realidades de la sociedad soviética. Hablando con propiedad. las negociaciones que so tenemos en su país con los consocios de la V AAP, tienen por meta propiciar el fomento de la cooperación cultural soYiético-española. contribuir a que el intercambio de libro~ entre nuestros dos países sea aún más dinámico e integral.


NOTAS DE UN EDITOR

Anthony Blond (1)

Antiguam nte, el cuenti la anduvo como un gitano, fuera de la sociedad, contando cuento sobre los hechos de los dio es y héroes. iempre ha sido importante pr pagar la opinión del hombre sobre los diose y de los dioses sobre el hombre y esa información formó mucho del contenido del primer incunable. Con el u o de la prensa tipográfica, la Iglesia reconoció rápidamente el valor propagandí tico y qui o re ervar su uso para sus teólogos; su poder inmediato se ejemplifica por William Tyndale. Su traducción de la Biblia era el primer éxito de venta británico. Hizo inteIigible la Sagrada E critura, cada finca tenía una copia, pero demasiado inteligible para el poder. El Rey Enrique VIII protestó (1) Fragmentos extrardos del libro " the Book Book" del editor y propietario de la editorial británica "Blond, Muller & Whlte" , escritor y fundador Igualmente del periódico satfrlco "The Prlvate Eye".

porque citaban la Biblia como una rima en las tabernas de la Ciudad de Londres. Se creía peligroso el elemento rad'cal en las enseñanzas de Jesucritos. La Biblia de Tyndale fue suprimida y su autor, a través de los esfuerzos del Obispo de Londres. ahorcado y quemado en 1536. Su versión todavía no es obtenibl.!; algún editor emprendedor debe reimprimirla, aunque hoy en día no sería un éxito de venta. La Bibl,ja, al contrario de lo que se imagina, no hace buen negocio porque es producida en demasiadas ediciones.

* * *

El ambiente ideal es uno donde no hay teléfono, periódicos o, para algunos, un espejo. Un lugar cuadrado, aburrido, poco romántico y anónimo. Trachtenberg formuló su tesis matemát,ica en Auschwitz. Harold Robbins se aísla en un hotel de Manhattan, y J ean Genet reside en hoteles por todas partes. Una celda o cabina en un barco lleno de fardos es todo lo qu:: el autor necesita, siempre

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que tenga esa cosa tan importante, un papel en blanco. El proceso no es agradable pero se dice que hay peor co a que escribir y es no escribir.

• • •

La vida de una persona puede ser poseída Dor los libros. Simón Raven reoibió su pri-mer éxito reseñando en «The Li teneo>. Hugh l1homas (ahora conocido por su libro sobre vuestra Guerra Civil) me sugirió que encargara a Simón escribir un libro y le hice un contrato est·ipulando que viviese a más de 100 millas de Londres y recibiría quince libras por semana. Enseguida Simón produjo toda la serie «Alms And Oblivions» sobre su héroe Fielding Gray quien fue expulsado de su colegio particular, expulsado de su facultad en Cambridge y expulsado del ejército. Inevitab'lemente, los amigos y coetáneos de Simón sospecharon que la serie era más o menos autobiográfica y estudiaron los caracteres para ver si reconocían a alguien. Hugh Thomas estaba muy disgustado por ser asociado con Tom Llewellyn. En 1958 cuando Hugh Thomas me sugirió que comisionara Simon, él mismo acabó de editar un volumen de ensayos llamado «El Establecimiento» publicado en Inglaterra, que atacó a varias instituciones inglesas como la Burocracia Estatal, los co1egios particulares y otros. Como tantos intelectuales, Hugh Thomas había dejado el Ministerio de Asuntos Exteriores durante el asunto de 5uez, y había escrito una novela llamada <cEl Juego del Mundo». El mismo era un desempleado y pasó sus tardes viendo pelicuJas y las noches buscando un escalÍÍo en el Partido Socialista. Por consiguiente no le gustó su afinidad con Tom Llewellyn. Para ev,itar la posibilidad de acción difamatoria, Simón cambió el carácter de Tom y escribió que obtuvo su propio programa de televisión, era elegido en un col'egio de Cambridge, tuvo un matI'imonio brillante y subió más alto todavía. Ni siquiera Simón pudo haber pronosticado que Hugh Thomas también llegaría a ser un

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profesor. aut ridad en A unt pañ les, y ah ra. el Pr idente de tudio Políticos. Y Simón a lo mejor no sabia que llegaría a er un aut r tan establecido y prolífic

• • • Harold Robbins ~iene que ser el autor con más éxitos de venta en los tado Unidos. En «Spellbinder» su libro má reciente, hace su propia propaganda: Se han vendido más de do cientos millone de ejemplares de los libro de HarO'ld Robbins a través del mundo y sus libros han sido traducidos a casi todos los ,idiomas. Nació en Nueva York en 1916 durante la Depresión. Dejó la escuela cuando tenía quince años para ir a trabajar. primero quitando nieve en la carretera y después como mensajero. dependiente, cajero. vendedor de helados en la playa, corredor de apuestas y finalmente, realizando inventarios para una pequeña


cadena de ultramarinos. Esto le est·imuló a seguir solo en el negocio de los comestibles. Antes de llegar a los veintiún años había ganado y perdido una fortuna. Tuvo una bancarrota por más de un millón de dólares y tuvo que empezar otra vez. En 1940 obtuvo un empleo como dependiente de muelle en el almacén de «Universal Pictures» y consiguió a pulso un puesto superior como director ejecutivo de presupuestos de la compañía. Cuando llegó a tener treinta años empezó a escribir. Su primer libro «Never Love a Strangen> fue terminado en 1947 y era un éxito de venta inmediato. Enseguida escribió «Dream Merchants», (<Stone for Danny Fishen>, «(Never Leave Me», «79 Park Avenue», y «Stiletto». Fue entonces cuando Haro'ld Robbins tuvo que escog.... r entre la profesión de escritor y u carrera en los negocios y para él había una sola posibilidad. ser escritor. Su próximo trabajo fue «The Carpetbaggers» y llegó a ser uno de)o libros más leídos del mundo. Escribió «Wh re Love has Gone», «The Adventurer », «The Inheritors», «The Betsy», «The Pi ra te», <<Lonely Lady», «Drearns Die Fir t», «Memories of Another Day» y «Goodbye Janette». Publiqué la edición británica de «Th·! Carpebaggers» en 1963. Digo est oporque difirió de la edición americana en que suprimí toda la pa'l abrotas y los pasajes más explícitos para el beneficio de los in~lp ­ ses más ti rnos y e pecia'lmente para W. H. mith, el distribuidor. Era un gran éxito, no sol'amente por su lubrioidad. sino por su destreza y la información tan extravagante que contenía. Harold Robbins inventó la mezcla entre la realidad y la inversión que dio veracidad, patetismo y similitud al J.ibro. «Th" CarpetbaQgers» se basa en la carrera del fallecido Howard Hughes; instruye a1 lector en cómo diseñar un sostén, volar un avión y «chupar» una compañía cinematográfica. El libro es tan potente que realicé una edición cadete para la juventud y sus bibliotecas colegiales quitando toda

referenoia al sexo. La edición (mardback» aunque vendió 200000 ejemplares era solamente un indicio para el lanzamiento del «paperback» cuando el autor llegó a Inglaterra para una gira promocionaL Se instaló en el Ritz pero lo encontró demasiado apretado y se fue al Dorechester donde fui a almorzar con él. Es un judío con ojos lustrosos, intenso y encantador, egoístico, enérgico y generoso. Un día mientras volaba hacia Bristol en avión, se dio cuenta que el piloto se había mareado. Cogió los mandos y aterrizó el avión. Publiqué dos más de sus libros pero ninguno fue tan exiotso como «The Carpetbagger» y una vez le pregunté cuál era la fórmula. Atrás de un sobre puso: Dinero, poder, Sexo, Violencia, etc.

Una vez fui a la Conferenoia Internacional de autores en la Universidad de Ha wa i y el tema esa mañana fue <<El autor en la sociedad». Un joven americano con barba lamentó la suerte del autor en su país. Este grito se escucha a menudo en los sEtados Unidos y siempre se están quejando de que (dos editores están en las garras de una patología de «blockbusters», «que el' terreno medio de la literatura ha sido corroído por lo trivial», «que el sueldo de un autor es menos que el de un pintor, etc.». Un indio que atendía la Conferencia como un poeta de fama nacional nos dijo que en su país (Kerala), un autor se sentía dichoso con la estima de la comunidad . El si'lencio era asombroso. El editor verdadero es un aficionado eterno, poseído de una curiosidad excepcional. Ansía saber el contenido de todos los manuscritos que caen en su escritorio. Abre cada uno con emoción, con la esperanza de que sea una obra maestra. Su optimismo nunca se apaga con el tiempo y la experiencia. Escoge esos libros que le gustan o los que imagina que tendrán éxito. Inevitablemente, su se- o lección es subjetiva.

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AIgunos editores son egomaníacos. siempre refiriéndose a <<mis» autores. <<mis» libros, pero los más honestos del oficio admiten que son nada más que intermediarios; imprimiendo, produceindo. publicando y promocionando las obras creadas por otros. Dice Sonny Mehta de «Pan», «El libro es la propiedad de quien lo escribe. Siempre es el libro del autor: nuestra parte es ponerlo a la venta para él». Por lo general. los editores no son agresivos en el sentido comercial. Un día Harold Pinter vino a verme, a pedirme que publicara «The Caretaker». Le dije que no hacía piezas dramáticas, pero le sugerí que fuera a Methuen. Desde entonces han vendido millones de ejemplares. Ser editor es entrar en un campo de alto riesgo, cortejar el peligro y ganar publicidad extensa; hay más columnas en la prensa sobre ellos que en torno a los que fabrican calcetines o bebidas no alcohólicas. Quizá ganarás dinero si tu gusto coincide con los que pagan para leerlo, pero es una cosa aleatoria y es la irracionalidad y la volubilidad del público lo que hace tan estimulante la publicación. Cambio, mov·imiento y nuevos jefes; empresas de publicación, como cualquiera otra empresa comercial, prosperan, disminuyen o caen según la suerte y destreza de los que mandan. Las empresas que tienen éxito buscan jóvenes para el futuro. Si no encuentran alguien apropiado, quizá tendrán que vender su lista a otra empresa. Roger Pocklington Senhouse se unió a Fredr-ic Warburg en 1936 para comprar la lista de Martin Secker que incluyó a Norman Douglas, Thomas Mann y Kafka; esto formó el núcleo de una empresa nueva a la que Senhouse, con su genio literario, añadió mayor lustre -Warburg era el publicista. Senhouse representaba al editor anticuado; cuidó a los autores, especialmente a los poetas. Tenía altas normas intelectuales y académicas y siempre buscaba lo mejor. No le importó si los -libros ganaron dinero o no; para publicar algo excelente,

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alguien si"mpre metía capital en la empresa. Usando un seudónimo, Senhouse tradujo el libro de Jean Genet, «Querelle de Brest» en un argot de 1930, tan exquisitamente preciso que los editores americanos se negaron a usarlo. Primero lo publicó WilJiam Heinemann. después Thomas 1ílling y BTR y ahora Paul Manlyn. Otra gran empresa que sufrió en 1970 pero que ha triunfado en 1980 bajo dirección decisiva, es WilJiam Collins Ltd .. di rigida por Ian Cahpman. Su carrera en la publicación se lee así: de administrador aprendiz de ventas en Collins en 1947. a presidente ganando 50.000 libras al año (un sueldo modesto si se considera que controla un volumen de negocios de cien millones de libras). Se puede decir que es el hombre más poderoso en el negocio de libros británicos. Si el mundo de la publicación fuera un tablado. quizá al principio se equivocaría en pensar que Ian Ohapman hace un papel secundario. Es sin el carácter poliglota y la teatralidad social de George Weidenfeld o la prodigalidad de PauJ HamIyo (cuya flotación de Octopus en abril de 1983 le produjo 17 millones de libras neto, y dos d ... sus empleados se hicieron millonarios en un minuto). Tan Chapman es un hombre tranquilo que se mantiene firme en el alcázar de ColJins, el capitán de la publicación británica. En contraste con el almirante Nelson, siempre ha eludido la publicidad y quizá esta cualidad, junto con su tacto y agilidad, le permitió adquirir, en el mayor secreto, todos los «imprints» de Sidney Bernstein por doce millones de libras en total Junto con su propio Fontana y Flamingo, ha añadido ahora Dragan, Mayflower, Paladin, Panther, el náutico Adlard Coles; y las 'lis· tas educativas de Chatto & Windus, HartDavies y Macgibbon & Kee. A propósi. to, las Biblias, como el tabaco y los ano ticonceptivos. no se permiten anunciar en la televisión. El Acto del Parlamento que


permitió la publicación de la versión auto. rizada en Inglaterra no se aplicó en Es· cocia; las fortunas de Collins se edificaron sobre la espalda de la Sagrada Escritura, diarios, papelería y la impresión, hasta que llegó al sur y entró en la publicación de gran éxito. Ahora ollins publica todas las categoría. de arqueología a novelas de vaqueros. y producen más éxistos de ventas que ninguna compañía en Londres. Tiene la mayor lista de crimen. dominado por Agatha hristie. su primer gran autor. que es una industria por derecho propio. La capitana e sitúa rectamente en su rumbo. quizá en la dirección de América, pvro Ian Chapman probablemente no cambiará el tono de la empresa. siendo má un tradicionalista que un revolucionario. Ale a permitir libertad completa a u redactores. pero no puedw eVItar comp rtar e corr.o un hombre de poder. Re peta las virtudes de la relación entre autor y editor y deplora, aunque lo permite, la participación de su empresa en las ubastas.

• • • La proporci n de aceptación de manuscritos no olicitados es aproximadamente uno de cada dos mil sometidos. Esta suma sigue estática, en los dos lados del Atlántico y ha sido a í durante años. Los editor:! no n infalibles y la leyendas de cómo éxitos de ventas internacionales como «Lo que el viento se llevó» fueron rechazado son ciertas y continuarán siendo así. Se dice que W. E. Owen recibió 173 notas de rechazo y nunca era publicado, pero el libro «lnevitability of Patriarchy» de Steven Golberg fue publicado por el editor número 56 después de haber recibido 69 rechazos. Tristemente, la mayoría de manuscritos son de analfabetos y dan más satisfacción al autor que al lector. De ahí e1 dicho «todo el mundo tiene un libro dentro de si». Somerset Maugham comentó así, «Sí. pero no necesariamente un buen libro».

Doubleday & Co. de Nueva York pierde poco por devolver los manuscritos sin abrir y ahorrar el franqueo. El cielo es el sitio donde no hay notas de rechazo; mientras en la tierra un autor debe trabajar mucho. Un autor no se ayuda si su manuscrito no viene escrito a máquina en un lado del papel solamente, con doble espacio, razonablemente limpio, y agarrado de algún modo. Ten lástima por el pobre lector cuando las hojas caen por todos lados como en una pieza corta de Buster Keaton. Asegurarse que el manuscrito es legible y que se puede descifrar, y siempre hará falta un último repaso. Muchas veces tengo ganas de fundar una sociedad para proveer a los indigentes con cintas de máquinas de escribir. Los redactores tienen que saber deletrear; los editores pueden ser analfabetos. Una vez cometí el error de felicitar a Sir AIlen Lanepor por IIn Pelican reciente. Sus ojos se pusieron vidriosos y se fue distraídamente de la mesa. El que me había invitado, Sir WiIliam Emerys Williams, un director de Penguin dijo ¿«Ves lo que has hecho? No te das cuenta que no sabe leer». El almuerzo en cuestión era para discutir ·la posibilidad de comprar su negocio (como 1a pulga comprando el perro). A Sir Allen le gustan los chismes, las mujeres bonitas, el champagne y des· pedir empleados, pero era, no obstante, un verdadero compañero de honor. El redactor debe ser muy trabajador y tener un coeficiente intelectual de 180 y aunque la tendencia hoy día es hacia IBM y el sistema de pagar mientras ganas, la redacción, llámalo una profesión, oficio o vocación, todavía tiene su atracción aunque no se paga bien.

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Se pueden encontrar ideas para un libro en cualquier sitio. Imaginaros esta escena. Un joven re· dactor almuerza en un restaurante donde se ve a un kuwaití borracho arrima-

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do a una mesa donde hay dos lesbianas, una diciendo a la otra la buenaventura con una baraja de cartas. Elles acons ja consiguientemente, creyendo que están jugando al «poker». Resisten sus halagos hasta que paga su cuenta con un rollo de billetes de veinte libras. Finalmente se pierden de vista montando en un taxi con él en ruta para el Dorchester. Con esta escena verdadera se puede sembrar la idea para un libro tratando de adivinos. Tarot, el petróleo o atrocidades árabes. o tratando de las consecuencias del petrodólar sobre la vida inglesa, pasando por valores de Real Estate en Regent Park a la reintroducción de trata de blancas, por los aviones de reacción al Golfo. Ardiendo con semejantes pensamientos. el redactor eufórico va corriendo a su oficina sólo para descubrir que la mujer del presidente está amueblando el apartamento en Eaton Square de un príncipe saudí-árabe, y se cancela el trato. El dinero, mantuvo Tolstoi, es violencia comprimida. También es una expresión de poder y el jefe de los redactores o, si la suma es suficiente, el presidente o director gerente, es lo más macho cuando está en una subasta, sspecialmente en Nueva York donde el emplazamiento puede extenderse a la calle. Oí por casualidad el rumor de que Mark Jaffe (entonces ejecutivo gerente de Bantam y ahora de Villard) había pagado dos millones de dólares por los derechos <<paperback» del libro «Ragtime» de Ed Doctorow cuando almorzaba en un restaurante cerca de Wall Street poco frecuentado por editores. Todo el mundo que se ve embrollado en una subasta sabe que tendrá que pagar más por un libro de 10 que se puede ganar. Una clase de magia entra en la escena. La moral interna de una casa editora con éxito es estimulada. La batalla y el ganador salen en «The New York Times» y «The London Times Diary», por lo menos. El negocio se mejora. Cuando Anthony Oheetham comS4

pró lo derechos de «The Thorn Birds», una saga au traliana de oUeen McCu1I0ugh para la empre a uturo (in Jos derechos au tcaliano , que es como vender «Lo que el Viento e Llevó» sin los dere hos de lo estados del ur) la g nte, especialmente los p tore in éxito. creyeron que e había vu Ita loco o que e taba tan enfadado c n sus empleados qu bu caba una manera que quebrar la compañía. Dos año de pués me dij que ca i todo los libros en la lista de Futura habían perdido dinero con e cepción de «The Thorn Bird ». En la última etapa de una subasta bi n dirigida. cualquier persona de consecuencia en el mundo de los libros de Nueva York e tá literalmente y metafóricamente «almorzando». Derechos editoriale e tán suba tados por un agente. Mort Janklow. el sujeto de una serie neoyorquina. y Seott Meredith posiblemente el agente literario más intelig"nte en el mundo (quien, mientra recibía un título honorario, pre umió de haber dejado la escuela con cuatro años) son expertos. En Londres. Gillon Aitken y Ed Víctor eran lo campeone aunque el director retirado de urtis Brown, Graham Wat on, tampoco lo hacía mal. La técnica que abunda en la jerga consiste en primero conseguir una base, una oferta a donde el suba tero puede regresar i no vienen la po tura . Po turas ubsecuentes pueden incluir garantías del derecho de igualar o ir encima de la oferta. La subasta puede ser conducida por teléfono O por carta pero debe atenerse a la fecha y a la hora. La subasta de derechos <~paperback» por tos editores <<hardback» es más divertida. Más dramático todavía es cuando los postores se reúnen en una habitación alquilada y las cartas cerradas se abren cuando el reloj toda las doce y ·los camareros rondan la mesa con botellas de champaña bien heladas. Puede funcionar mal. Vendí una novela escrita por Alan Williams llamada «Shahmak» sobre la muer,te del Sha, a Pat Soliman, quien después llegó a ser la primera presidenta


de su casa editorial. Solamente se presentó una persona a la subasta para participar en su campaña y ofreció solamente 1.500 dólares, una fracción de lo que ella esperaba.

Anaheim, al sur de Los Angeles. no es un sitio bonito; es donde se sitúa Di neyland. una extravagancia que buele a moralidad capitalista y batidos de leche. Es también un centro de congresos y allí en 1982 fueron 3.000 miembros de la Asociación de la Venta de Libros Americano para er cortejados por los editore americanos y sus puestos llamativos. De pués de almorzar en el estudio M. G . M. fuimos a la oficina de San Marks. un ejecutivo octogenario que babía el scubierto a Elizabeth Taylor donde me dio una vieja copia de un manuscrito sellarlo con estas palabras «los derechos de autor, propi::dad de M. G. M. 14 de julio. 1945» llamado «El Décimo Hombre» de Graham Greene. Graham Grene, como Scott FitzgeraJd y otros auto vS anteriormente. había sido contratado por el estudio para escribir cuento con el fin de svr películas. Negociamos un contrato con el abogado de M. G. M. por un avance razonahle y una provi ión de un 6 por 100 de lo derecho de autor para que el maestro lo dispu iese como quisiera. No había duda quv M. G. M. tenía todos o)'os derecho en e ta propiedad. pero parecía prudente y d buenos modales comprobarlo. Hice una visita a Antibes donde Graham Greene tenía una ca a. Otra de las huépedes era una amiga mia llamada Lady Celestria Noel, una señora literaria cuyos reportajes son estimados. Ella quedó en ser mi compañera dv viaje. Salimos en un viaje de exploración y nuestra primera parada fue para tomar una copa con mi ex-suegro, un coetáneo de Graham Greene quien también vivía en Antibcs y seguramente conocería las cos-

tumbres de nuestra prensa. Ya conocíamos su dirección. Mi suegro sabía más aún; conoció al ex-policía Gibraltareño que era su guarda espalda oficial, protegiendo al maestro de personas como yo. Vivía en el mismo bloque y estaba en la guía teléfonica. Me incitaron a llamarlo, y fortificado por un pastis, Jo hice. No había contestación. Sin embargo Graham Greene almorzaba cada día en Félix du Port y allí fuimos Lady Celestria y yo, llegando a las dos. El restaurante estaba casi vacío y no había rastro de Graham Greene. Acabé de leer el libro más reciente sobre él, una serie de entrevistas de una periodista francesa. En la cubierta trasera había una foto del señor Greene, un mal parecido como pude descubrir después. Lo puse en la mesa mientras pagaba la cuenta, dejando una propina visible. Era fácil conversar con el dueño sobre las costumbres de un cliente tan distinguido y me dijo que llegaba cada día a mediodía, casi siempre almorzaba solo y comía un solo plato. Decidimos regresar al día siguiente para coincidir con su llegada. Al día siguiente Celestria y yo llegamos a Casa Félix a las doce y veinte. Hacía calor pero insistimos en sentarnos dentro, en una mesa al lado de un hombre que suponía ser Graham Greene. Estaba hablando en francés con un acento que debe más a Berkbamsted que a Biarritz, con el único otro ocupante del restaurante, pero cuando nos vio llegar se metió la cabeza en una revista y se interesó en el consumo de su comida. Celestria se sentó enfrente mirándole, yo al lado de ella sin mirarle. Ya sentía un poco del miedo y duda que deberá alterar la resolución de un cazador cuando aparece la presa delante de él. No recuerdo como fue la próxima hora pero Celestria y yo parloteamos, intercambiando anécdotas que crecían en vivacidad y color mientras que la botella de champaña se vaciaba. Entonces, de pronto, Graham Grene se .fue, dejando la cuenta sin pagar o así me pareció a mí. Quizá tenía algún acuerdo con el dueño.

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Pero regresó y pidió un helado. Pareció no darse cuenta de mi asalto y volvió a depasarecer. Tan intoxicado por mi propia verbosi· dad y la botella de champaña, no había registrado su ida. En la solapa de un li· bro que traía, yo había escrito «(Para Antbony Blond, no hay razón para que no se publique. «El Décimo Hombre». Pareció que mi trampa no funcionaría, cuando el dueño vió mi angustia. Cre· yendo que éramos aficionados de Graham Greene esperando su firma, cogió el libro y dijo, «Pero el señor no ha firmado» . Contesté «no quise molestarle para mí, sólo es un oliente, es un amigo», y se fue corriendo en pos del Maestro. No quise mirar atrás y Celestria hizo un comenta· rio continuo. «Lo ha cogido, ha parado. está mirando el libro, ha sacado sus ga· fas ... otras gafas, lo está leyendo, ha sao cado su pluma, está esccibiendo algo ... ha firmado», Era cierto. Bajo la firma clara y legible el mensaje era igualmen· te claro y legible (<Hay toda la razón» . (<Mala suerte, Blond», dijo Celestria. «No», le dije, «primer asalto». Fuimos a una florista y compramos un ramo de trigidas. Discutimos la forma del mensa·

je en la tarjeta. «Pon: Bien Hecho» dijo Celestria con toda la autoridad de miles de años de seguridad social detrás de ella. La correspondencia que siguió era insinoera de mi parte y crítica de la suya: El se quejó de que «El Décimo Hombre» fue escrito bajo un contrato esclavo cuan· do pa aba un estado de angu tia econó· mica. No quería publicarlo. Su tono era iempre cortés. Fui a almorzar con Max Reinhardt poco después. y anunció «(Graham quiere haoer.!o»). Detrás del menú apuntamo que (cEl Décimo Hombre» se iba a pu· blicar juntos entre Bodley Head y An· thony Blond; igualmente nuestro contrato con M. G. M. sería sobrellevado por un nuevo contrato entre Bodlcy Head. An· thony Blond y Graham reen dán· dole derechos de autor mayores y la par· te más grande de los derecho extran· jeros. No se mezcló ningún agente. Po· cas semanas después Graham Grene me mandó el manuscrito revisado con una introducción y Max lo llevó a Nueva York. EJ trato fue aceptado porque no había problema y un trozo de tarta e mejor que un pan entero.

República de las Letras NUMEROS MONOGRAFICOS 13.

LOS ESCRITORES Y LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL. 14. ESCRIBIR: VOCAOION Y PROFESION. 15. LOS ESCRITORES Y LA ENSE~ANZA DE LA LITERATURA. 1. Extra. LA GUERRA CIVIL. CULTURA Y LITERATRA. 16. LA EDICION EN ESP~A. Puede soltcltar estos números o suscribirse a nuestra publicación, mediante una subvención voluntaria a: REPUBLICA DE LAS LETRAS. A. C. E. e/. Sagasta, 28, 5.° 28004 Madrid. Teléfono 446 7047

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EDITORES 1. PROBLEMAS EN LA EDIDION DE LIBROS LITERARIOS EN ESPAÑA. 2. OOMO JUZGA EN GENERAL LAS RELACIONES ENTRE EDITORES Y AUTORES. 3. COMO PODRIA, O DEBERlA, SI LO CONSIDERA NEOESARIO IMPULSARSE LA EDICION DE LIBROS DE AUTORES ESPAÑOLES. 57


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EDITAR AUTORES INEDITOS y SOBREVIVIR Jorge Herralde Director de Anagrama

Quiero advertir que algunas de mis observaciones son voluntariamente polémicas y desmesuradas, así como de carácter general. ya que hasta el momento he tenido la fortuna de mantener una excelente relación personal y profesional con la práctica totalidad de los autores que he publicado. Empezaré señalando una serie de puntos, por lo visto mucho menos obvios d.! lo que parece I gico, relacionados con el hecho de que una editoria-I (durante el intervalo entre soñarla y cerrarla) es algo muy real, es decir que depende de unas posibilidade económicas y unas personas muy concretas. No es, pue , una Fundación, ni un servicio público sino una empresa que, en frecuente lucha contra el principio del placer, debe aspirar como mínimo a autofinanciarse si quiere proeguir sus actividades. - Una editorial tiene una capacidad determinada - mayor o menor, según su montaje- de edición de libros y a ella debe ajustar e. Por esta causa, todos -los editores mínimamente activos e informados se ven obligados a editar tan sólo alguno de los buenos libros recibidos y a descartar otros textos valiosos. Desgraciadamente, la impagable fórmula <<nuestro plan de puljlicaciones está cubierto» no siempre es mera retórica ni neutra evasión. - Una editorial no es un artefacto en el que se oprima un botón (se le remite un manuscrito) y se obtiene automáticamerute una respuesta, sino que suele tener varios asesores con un tiempo de lectura

determinado, es como un lector último, sea el director literario o el editor. A menudo hay un enorme desfase entre el número de manuscritos recibidos y la capacidad de dar una respuesta rápida. Este hecho se agrava, lógicamente, cuantos más libros de escritores inéditos pub1ica una editorial: enseguida se corre la voz. - También en relación con el tiempo disponible, si la editorial tuviera que razonar detallada y prolijamente las causas de cada negativa de publicación, muy rápidamente se vería imposibilitada para otras tareas. Aparte de que si el veredicto final es no publicar un manuscrito, todos los argumentos esgrimidos ante el autor s(j)o demostrarán la mala fe, el ana-Ifabetismo y en definitiva la ineptitud del editor. -Por el contrario, si el editor se decide publicar a un autor desconocido (decisión delicada y resultante de un proceso de selección a menudo arduo y con resultados económicos en general muy dudosos), al autor le parecerá esta decisión la cosa más natural del mundo. Una vez publicado, el editor se convertirá, para el autor, en un sujeto que 10 promociona poco, o equivocadamente, o menos que a tal otro compañero de «scuderia». -El escritor descubierto y promocionado por una pequeña o mediana editorial no vacilará (perfectamente adecuado a las leyes del mercado) en pasarse con armas y bagajes a cualquier gran tinglado empresarial, interesado tan sólo

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en el aspecto contable de la profesión. Al editor inicial le será reservado el sabor agridulce de haber sido el pionero. Ante este panorama más bien sinie tro que todos los editores ban padecido de forma más o menos intensa, ca be preguntarnos ¿por qué esta persistencia. pues, en editar autores noveles en vez de d:!dicarse a las enciclopedias, los manuales, los libros para kioskos, el opor administrativo, la trata de blanca o el alcoholismo monográfico? Apunto una explicación : la emoción de la lectura de un buen escritor inédito es <<droga dura», «caza mayor».

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«fórmula uno», «el instante de la emución verdadera» (danke, Handke). .I:kscubrir una «voz propia», scgui1'la a lo largo de las cuartilla • acechar con temor po ibles grieta derrumbes inapelables. jalear en silencio al escritor de fondo. aplaudir ;!I feliz remate de la faena. uando e to sucede. para algu nos edito res entre lo que temo contarme. r ulta compen a i' n suficient.! (o al menos a I e iente en ,..1 momento) r pecto a futuro', agravios estadí ticamente previsibl . Tomado del Boletln Informativo número 3 de la A. C. E. Sección Autónoma de Catalufta.


EDITORIAL HIPERION

Jesús Munárriz -Director-

l.· Los problemas son muchos y. como todos sabemos, seculares (milenarios sería más exacto): un país fundamentalmente neoanalfabeto; una gran carencia de bibliotecas privadas y públicas; una arraigada creencia popular en que 1 er desgasta la vista; una crítica literaria a menudo falaz y muy pocas veces orientadora; una omnipresente y omnipotente televisión (brazo hipnótico del poder) montada sobre el supuesto de que la cultura espanta al teleadicto; muchedumbre de escritores a la caza de los esca o lectores; un continente de habla española que con nuestra lengua ha heredado. multiplicados, nuestros defectos; un papanatismo hacia lo extranjero fomentado por innumerables multinacionales ... y un dima envidiable, que lanza a nuestro compatriotas a la calle, a las playas. a las terrazas, a las carreteras, en vez de encerrarnos en casa, como en el helado norte. Lo insólito, realmente, es que subsistamos algunos editores literarios en estas condiciones.

2. a Yo creo que las relaciones entre autor y editor son simbólicas. es decir. que ambos aportan cada uno sus pertenencias (ingenio, inspiración, trabajo. dedicación. incluso genio a veces, el uno: y organización. prestigio, capital, etc., el otro) para que la obra llegue al mayor número de lectores, con el consiguiente beneficio para ambos. En mi caso. además, las relaciones con los autores sue-

len ser amistosas, ya que en una editorial pequeña (pero lucida) el trato con los autores es frecuente y personal, y no apetece nada andar tratando con gente poco amigable. 3.& La mejor manera de impulsar la edición de libros españoles es que los autores españoles escriban libros que interesen a los lectores españoles. Perogrullo puro. pero es una fórmula que pocas veces falla. Para los libros que interesen a pocos lectores (imprescindibles a menudo, sin embargo) y para los lectores que se interesen por pocos libros Oa inmensa mayoría. pese a BIas). el apoyo institucional podría ser decisivo, como lo es para el cine o el teatro. La siempre evocada red de bibliotecas que nunca se crean, o un organismo internacional de difusión del libro español en el extran jero podrían ser básicos para mejorar las actuales condiciones. La consideración de la literatura como noticia. al igual que 10 son la política o el deporte, por los medios de comunicación. también podría dar buenos resultados. aunque no parece que avancemos por ese camino. Y un público lector con cri· terio propio, que no caiga en los cepo~ publicitarios, sería el mejor soporte para autores y editores más propensos a la liebre que al gato. Que no somos ni 10~ más mentados, ni los más poderosos. des· de luego. También la buena literaturll hay que merecérsela.

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EDITORIAL LAIA

EL LIBRO, FENOMENO DECADENTE Josep Verdura

En cierta ocasión, en una charla con el po~ta José M. Valverde, recuerdo que comentábamo la escasa audiencia que va adquiriendo generación tras generación la lectura. Valverde se mostraba tan pesimista que yo le pregunté: «¿Entonces tú cree que el libro llegará a convertirse en una pieza de museo?». Y él me contestó muy serio: «¿Cómo que llegará a convertise? Es. es ya una pieza de mu eo.» Pues. bueno: atgo así. Es evidente que. como afirman los sociólogos y todos los analistas de nuestra civilización, las nuevas tecnología y los nuevos medios de comunicación han transformado muchísimas cosas. Y ésta es una de ellas. La televisión. el cine, la ctiltura de la imagen ha relegado a la marginalidad, cuando no al olvido, la cultura escrita. Y el libro ha ido quedando en esa especie de zona de sombra a la que sólo acceden las minorías. vaya usted a saber si privilegiadas o no. y esto es malo. Es malo por muchísimas razones, aunque yo voy a citar sólo una que me parece capita1. La cultura de la imagen, tal y como hoy la entendemos, es siempre -o casi siempre, y haciendo todas las salvedades que convenga- una cultura superficial que no cala en lo hondo del pensamiento. Me explico: el cine y la televisión -y estoy hablando de eso y no de la pintura, por ejemplo, que sería otro tema- en general crean interlocutores pasivos. El espectador, inerme en su butaca, sea en la sala

de estar o en la de proyecciones, por la naturaleza del «medio» nunca pasa de ser un «receptor» pasivo del «mensaje» transmitido. Su intervención creativa en la narración es prácticamente nula. Su imaginación. su capacidad de claboración -<fe rostros o voces, de imágenes o espacios-o su propia manera de ver 'las cosas o de entender el mundo, su sentido de lo otro -a veces incluso del sí mismo-- desaparecen por completo en el estereotipo ajeno que se le da como realidad inmutable y sin alternativas. Al receptor de imágenes se le condena a una actitud con una gran componente de apatía, porque todo se le da hecho, porque él no participa dinámicamente en la historia, toda vez que ésta se ha convertido en un devenir ajeno a él mismo y en la que no tiene arte ni parte. Las cosas se le imponen por dogma desde afuera: «esto es así y no puede ser de otro modo». A mi juicio, repito, esto es malo. Porque exige poco, porque apenas roza la -superficie, porque no se proyecta y no alcanza a esa hondura de que es capaz el pensamiento humano, que es lo que define la verdadera dimensión del hombre. Y observemos cómo con la cultura escrita ocurre exactamente oJo contrario. ¿ Qué es una forma de cultura ya superada por 10s nuevos modelos y las nuevas técnicas y que se trata de un anacronismo? Eso dicen algunos. Pero 10 que es indudable es que, en este caso, la misma naturaleza del «medio» no permite en

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modo alguno la recepción pasiva del <anensaje», porque impone ineludiblemente la participación. El autor propone, obviamente, pero el lector elabora en íntima colaboración con él una gran parte del mensaje. Y él tendrá que poner las figuras y los rostros, y los paisajes, y las voces, y a partir de su propia concepción del mundo y de lo otro tendrá que crear los espacios arriesgando en ello una parte de sí mismo y poniendo en juego los resortes de su creatividad, de su imaginación, toda la riqueza activa que contega su espíritu o su pensamiento. :& irrefutable: la lectura nunca puede ser pasiva. y e'llector, de la mano del autor, no cabe duda, pero abierto a la libertad, se convierte así en un actor dinámico y fecundo que se enriquece con el «mensaje» en el que no tiene más remedio que comprometerse. Quizá ésta sea la razón de la decadencia de la cultura escrita. Exige, ,luego incomoda. Infinitamente superior, cualitativamente hablando, a la cultura superficial de las imágenes, está sufriendo el deterioro de una marginación a la que la han condenado unos medios que no exigen esfuerzo, que no requieren compromisos, que permiten la inhibición. y aunque no me 'Cansaré de decir que esto es malo, debo admitir que es perfectamente comprensible. Sí, verán ustedes. Parece que nuestras sociedades «opulentas» han aceptado como regJa de oro y como norma de conducta idónea la ley del mismo esfuerzo. Se trata de conseguir lo más, haciendo lo menos. ¿Por qué sorprendernos entonces de que nuestras gentes opten por las fórmulas más trilladas, las menos exigentes, las que lo dan «todo hecho», las que permiten alcanzar cualquier cosa a través de la más plácida inactividad? Sin duda es un problema de escala de valores. Seguramente hoy nos parece una locura aquella propuesta de que «'lo importante no es llegar, sino que lo verdaderamente importante es el esfuerzo rea'li64

zado para tratar de con eguirlo». No, claro que hoy no es así: lo importante es alcanzar la cima, pero si es posible en coche, que no cansa. Esta <<filosofía» e evidente que enmohece el espíritu, que anquilosa la fa cultades del alma, que va destruyendo el pensamiento y que, a fuerza de no pensar, el hombre va perdiendo cada vez má e a caracterí tica que lo distingue. preci amente por el pen amiento. de lus seres inferiore . Es como si ltxlo estos fenómenos no hubieran in[rndllcit!o en el proceso inverso de la hominización . Pero. ¿cómo convencerno de que lo que nos enriquece e preci amente el esfuerzo cuando todo los indicadore cñalan en el sentido contrario? ¿Cómo hablar de engrandecer al hombre cuando ya hemo empequeñecido su medida? A mí, la reflexi n comparativa entre la cultura escrita y la cultura de la imagen me lleva hasta ahí. Sé que el razonamiento habría que llevarlo mucho má -alIá. y aun así no conv ncería. como é también a cuántos de nuestro contemporáneos - moderno y po moderno esto les parecerá disparatado. Pero me gustaría que consideráramo hasta dónde este fenómeno de las dos culturas. unid o a tantos otros fenómenos paralelos y que se mueven en el mismo entido. no debe de e tar pesando de forma con iderable en que esta sociedad cada día meno humana, cada día más inhibida. se de entienda e pectacularmente de tantas cosas que son verdaderamente esencia'les y se automargine de tantas cosas que afectan a ese ser pensante que, por de~inición, e el hombre. Creo que todo esto está ayudando al surgimiento de una sociedad cada día más pasiva y más indiferente. Me subleva darme cuenta de cómo se ha convertido en un fenómeno cotidiano el hecho de detectar un problema, por grave que sea, y darle la espalda esperando que otros 'lo resuelvan por nosotros. Como en la televisión.


EDITORIAL PLANETA

Fernando Lara Bosch -Director General-

El editor de literatura, como puente entre autor y It:ctores, creo que está en el centro de una crisis que nos afecta a todo lo que tenemos que ver con el libro como producto de la imaginación; el ci ne y la radi o fueron dos importantes aviso , pero hoy el auge de la televisión y el vídeo on prueba evidentes de que alS!o ha ca mbiad o para siempre en las relaciones q el editor de novetlas, por ejempl , mantiene con su público. Ya no es posible, como en el siglo pasad o en lo primeros decenios del siglo actua l, pen ar en un lector hipotético que d ~pende exclu ivamente de nosotr , del libro de fantasía, para su enfrentamiento o para conocer mejor el mund en que vivimo ; todos están abundant mente solicitados por continuas ofertas d ~ 10 medios audiovisuales, y la novela no cubre ya como antaño todos los campo - muchos de ellos mejor atendidos por la imagen y el sonido-, ino que ha de encontrar un lugar propio y diferente que la individualice. Es decir, que o la novvla compite con el cine y la eries de televisión, difícil tarea en la que la mejor baza puede ser la fuerza sugestiva de la palJabra escrita y su permanencia, o se acoge a 10 que es estrictamente lilteratura, palabra en sí cuyas características estimulan la fa ntasía del lector obligándole a una labor creativa q ue la imagen provoca raramente.

Entiendo, pues, que la novela tiene que tender a ser cada vez más novela, literatura, relato y expresión verbal, potenciando lo que le es más propio, su personalidad, y sin empeñarse en atender otras zonas mejor atendidas por el cine, la prensa o la televisión. En cuanto a las relaciones entre el editor y el autor, habría que distinguir entre las grandes editoriales y la edición artesana y minoritaria. A esta última corresponde la importante función del experimento y la prueba, pero una gran editorial comercial, como es el caso de PJaneta, parece que ha de tender a rescatar para el lector mayoritario el gusto por la lectura; quizá produciendo menos títulos con tiradas superiores, lo cuaIJ permitiría abaratar el libro y facilitaría su difusión y promoción, sin duda también estableciendo mejores relaciones con los autores, cuya labor podría retribuirse más satisfactoriamente. Con todos sus posibles inconvenientes, los premios literarios siguen siendo uno de los grandes motores que impulsan la difusión de la novela española, pero el exceso de concursos puede limitar su credibilidad generat Si a los premios se añade una exigente selección de los originales y una comercialización eficaz, la novela en nuestro país puede competir con ventaja con las trad ucciones.

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DE

DE JU

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R A

POR

CRISPO.

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EDICIONES DE LA TORRE

AUTORES, LECTORES Y EDITORES ANTE LA SITUACION LITERARIA ESPANOLA José María Gutiérrez

Toda editorial debe abordar dos tipos de relaciones esenciales para su propia vida como tal: su relación con los autores y su relación con el público lector. La óptima comuni.cación entre ambos es la razón de ser de un editor como ser social independiente. En definitiva, el papel del editor es el de intermediario. y su función la de bacer llegar en las mejores condiciones (formato, precio, distribución, etc.) la obra de creación - previamente seleccionada con arreglo a unos crÍ'terios propios o linea editorial- al mayor número de lectores. Centrándonos en la obra de creación literaria, hay que reconocer que si bien el libro, como producto terminado, es aJlgo distinto del texto literario original y que en cierto sentido se puede hablar de una creación colectiva, en la que además de autor y lector entranan en liza editor, impresor, encuadernador, etc., el proceso propiamente creativo, de dar vida a algo nuevo, producto del pensamiento y la emoción humanos es exclusivo del autor y desarrollado en su comunicación con el lector. Todo lo demás, incluido soporte materiall, técnicos e intermediarios -desde los monjes copistas de la Edad Media hasta los sofisticados sistemas de impresión por lasser- es a'lgo subordinado a aquél.

Eso lo entendió muy bien un famoso editor -del país más antiguo y acreditado en las técnicas de impresión-, Peter Suhrkamp: «Recuerde -dijo en una ocasión a su colaborador Siegfried Unseld- que todo autor, incluso el más joven. con personalidad creadora, se halla muy por encima de nosotros». Y ello es así aunque se produzca una interinfluencia entre autor y editor, producto de los reajustes, en ocasiones necesarios, para que un texto salga a la luz en las mejores condiciones.

• • • La relación autor-editor, no obstante,

no es sólo personal y creativa, sino también (y a veces, por desgracia, fundamentalmente) económica. Es pues importante, como en toda relación económica, que los intereses de las partes estén claros para ellas mismas, de forma que los esfuerzos se inviertan en el objetivo perseguido -aquí la difusión de una obray no en recelos mutuos o usurpación de papeles ajenos. Así, si bien reconocemos el protagonismo creador del autor del texto, siempre completado con el de cada uno de sus lectores, el editor es a su vez protagonista de una empresa industria], como corresponde a la que tiene como fin la obtención, transformación Y. multiplicación de un producto <matural», o texto.

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y ahí ha de vérselas con las conocidas y nunca dominadas leyes del mereado, las cuajes son auténticos tiranos, y no es tan raro concebir que una gran obra no pueda ser bien pagada si no hay buenos lectores que la compren (actualmente ambos aspectos son importantes debido a la reprografía ilegal). El editor necesita, pues, vender; pero sólo qwere vender aquello que escoge. Esta contradicción entre el elemento más oercano a la creación literaria, del mantenimiento y promoción de una linea editoria:l, con la selección de obras y apoyo a sus autores que ello conlleva, y el elemento técnico-empresarial, imprescrndible para la multiplicación industrial, son vitales para el editor; también este último es importante para di autor si quiere que su texto original se multiplique en forma de ·libro y sirva debidamente para comurucarse con sus lectores. La comunicación máxima con su editor y el acceso al mayor número posible de datos editoriales harán desarrollar esa conciencia de mutua complementariedad autor-editor, dejando sin conterudo el juego bueno-malo, rico-pobre, sentimientos de desprecio-'Supeditación, etc. Desde esta perspectiva creo que pueden ser abordados los problemas de la edición de libros literarios en España y de cómo impulsar la edición de libros de autores españoles.

* * *

Partamos pues de una correcta y afinada estructuración de las relaciones jurídicas entre autor-editor, con las máximas garantías para ambas partes. Y abordemos conjuntamente Ua forma de enfrentarnos a los dos grandes enemigos que tiene hoy la permanencia de los propios libros y que son, en mi opinión, y por orden inverso de importancia: 1) La reprografía ilegal (fotocopia de libros), y 2) La antimotivación a la lectura producida por el progresivo torpedeo de artefactos audiovisuales.

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En cuanto aJ primer problema, de muy difícil solución, quizá hoy por hoy sólo queda esperar los frutos de una toma de conciencia del problema, en su dimensión reaJ, así como solidarizarse de cualquier forma con esta lucha para cambiar los actuales hábitos de usurpación, que si bien afectan má directamente al editor poniendo en peligro su supervivencia, también por ese motivo inciden en el autor que e ve abocado, tras una IlLparente mayor difusión de su obra, a una imposibilidad de la multiplicación y distribución de ésta en forma de libro, con el daño consiguiente para él y sus lectores. En cuanto al otro problema, el de la motivación a la lectura, tan íntimamente ligado a la producción lit raria. la posible solución es mucho más compleja. A medio y largo plazo cambiar los hábitos de lectura se corresponde con un cambio social promovido por una política generaJ organizada . Esto es lo único que puede crear un contexto de inquietud y sensibilización y un desarrollo de Jos hábitos lectores. que consigan un cambio en el panorama cultural de una colectividad. Una política socialmente avanzada debe incidir, por una parte, en una actitud, en ,lo que afecta a la lectura, crítica y abierta a todas las tendencias internacionales en cuanto a ideas, formas expresivas. etc.; a una actitud expectante, de búsqueda, y por ello. de vanguardia . Además, y muy especialmente, al promover una actitud colectiva, de transformación del medio social, y no de inhibición y pasividad, se consigue una especial sensibilización a toda obra que hable de la propia realidad, siendo por ello un antídoto frente a las modas colonizadoras de determinadas culturas y paises, 'l o cual siempre que se produce es un síntoma de falta de vitalidad cultural. En síntesis, pues, considero que una sociedad sana es la mayor garantía para el nacimiento y desarrollo de una lite-


ratura específicamente española y a la vez de nue tros hábito lectores. Por ello. todas las medid as a corto plazo, como subvenciones a la edición. compra de ediciones por organismos públicos, ayudas a biblioteca, etc., son parches, en cada caso más o menos eficaces. pero que no plleden conseguir por sí mi mo un cambio cuaJlitativo en el panorama literario y lector. y que por ello deben concebirse exclusivamente como complementarias de una política de fondo global. No obstante, a medio plazo, sería deseable la promoción en España del sistema, ya exi tcnte en otros países de la co munidad europea y en alguna de nuestras comunidades autónomas, aunque con carácter restringido, de compra y distribución por bibliotecas estatales, de nacionaJlidades y de municipios de, al menos, un ejemplar de cada uno de los libros de autor nacional publicados en sus propios ámbitos territoriales, que reunieran unas calidades mínimas, de

forma que así se promovi.era el acceso de la totalidad de la realidad literaria española al mayor número de lectores interesados, ayudando de esta forma a una selección de los mejores; así mismo ayudaría a que las editoriales pudieran emprender ediciones de alto riesgo económico por su escasa cornercialidad, pero d:: marcad o interés literario.

• • • Autores, lectores y editores nos jugamos mucho en un momento en que el libro, por sí mismo, está en entredicho como producto de interés comercial. Para los que cre::mos en la necesidad y el placer de la lectura como conquista en el proceso de desarrollo del hombre y como garantías de afianzamiento de la propia personalidad , es importante q~ tomemos conciencia de que nuestros respectivos intereses materiales no deberían ser antagónicos, sino convergentes en la lucha común por una sociedad donde el libro ocupe el lugar supremo de comunicación del pensamiento humano.

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ESCRITORES

1. PROBLEMAS FUNDAMENTALES A LA HORA DE EDITAR UN LIBRO. 2. COMO JUZGAS EN GENERAL LAS RELACIONES ESCRITORツキEDITOR. 3. COM'O PDDRIA IMPULSARSE LA EDICION DE LIBROS DE AUTORES ESPAテ前LES. 71


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Víctor Alperl El tema de editar un libro en España es algo complejo y creo que pesimista. La lectura no es una de las virtudes de los e pañ les, y por tal causa se edita p o. muy particular de autores jóvenes. Lo peta, por citar un ejemplo, son editor • la mayoría de las veces, de sus propia obra. s escritores consagrados, por lo regltlar. no tienen problemas a la hora de litar u libro; lo editores siempre están di pue tos a publicarlos. unque la ediciones tienen unas tirada mayore hoy en día -se ha pasado de do o tre mil a cinco o diez mi'l -, casi iempre son los mismo nombres los que fi 'uran en l s catálogos editoriales.

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Creo que las relaciones autor --editor son buenas. El editor procura promocionar a sus autores y cumplir con ellos eco_ nómicamente. El libro, en España, tiene muchos enemigos: la falta de interés por la [cetura, la televisión y la edición de muchas obras extranjeras de poco interés. Sería preciso no traducir tanto, pues los grandes libros extranjeros son necesarios, pero no así obras mediocres o escritores casi desconocidos, de tercera fi~a. Creo que no tenemos una buena política para fomentar la lectura y la edición de autores españoles. Las ayudas oficiales a la creación, por otro lado, son pocas y con cantidades casi ridículas. Para la mayoría de los escritores en nuestro país el escribir no es llorar, es morir de hombre.

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Francisco Ayala En mis relaciones con la industria editoriall ha habido de todo, desde algunas muestras de la más desaprensiva conducta por parte del editor hasta excepcionales rasgos de una decencia sumamente escrupulosa. En general, esas relaciones se han llevado en términos de equitativa satisfacción . Los problemas serios que hoy día afectan a la edición son los de una comercialización deficiente por efecto de los cambios sociales de nuestro tiempo, cuando el libro viene a ser tratado como una mercadería más para el consumo en ma a, cosa esta inadecuada a la índole esencial de la obra literaria.

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Félix de Azúa 1. Averiguar si e a cena con el editor es a escote. No ponerse perdido de ginebra delante del representante a·lemán. Redactar la solapa. 2. Hasta el mom.:!nto han sido idílicas. Bien es verdad que sólo he tratado con caballeros. Auténticos caballeros. 3. Prohibiendo ,la lectura de autores extranjeros, incluidos los de todas las Comunidades Autónomas, incluida la de Madrid, incluidos los refugiados en . . embajadas. 75


Ramón Carnicer

l. Lo fundamental es encontrar un editor en cuyas series encaje el libro elaborado. Al proyectar la obra o en el curso de su elaboración, cabe que el autor conocido dialogue con di editor y lleguen en principio a un acuerdo. Esto. no muy frecuente en libros de creación, puede mediatizar la libertad del autor en el sentido de tener que someterse, de modo más o menos consciente, a las directrices u orientación editoria~; puede afectar igualmente al contenido ideológico de llibro e incluso a sus dimensiones, cosas que también suceden si se propone ofrecerlo a un editor determinado. Sin aquell diálogo previo -en modo alguno posibl'e para el autor poco o nada conocido- y sin este último propósito, el autor gozará de más libertad en su quehacer, pero aq concluir éste vivirá la incertidumbre de verlo o no convertido en materia impresa. 2. Pueden basarse en la amistad, en el éxito de 10 ya publicado, en la confianza que el editor deposite en di autor, etcétera. Con todo, ha de tenerse en cuenta que si el autor ha invertido un tiempo en la rea:lización de su obra - tiempo valorado muy aleatoriamente hasta tanto no se vea la respuesta de los lectoresel editor va a invertir una importante suma de dinero aq publicarla. Oferta y demanda se atienen así al sesgo comercial dominante en el mundo de la edición, en el cual el autor es, desde el punto de vista económico, quien menos 76

arriesga. Esto quiere decir que mientra el autor no pueda imponer condicione al editor, caso nada frecuente en la vida literaria española, quien determina el futuro del 'libro elaborado es el editor. Aquí, pues, como en todo trueque co· mercial y en tanto la economía siga regulada por los principio actuales, nada puede hacer el autor, como no ea el esfuerzo de superación capaz d liberarle de tal va allaje y de coneguir que el oferente ea el editor y que é te y tro entren en una posible puja, hecho rarísimo entre nosotros. La situación pre ente es viejísima y universal, inoluso cuando el editor como tal no existía y eran s lo dos los eslabones de la producción del libro: autor y librero, que se encargaba de hacer imprimir la obra . 3. No parece que haya vías clara para impulsar la edición de libros de autores españoles. ,Si hemos de atenern al ejercicio de la libertad y a la libre circulación y traducción de lo producido en otras lenguas, no es posible introducir limitaciones o módulos proporcionale entre autores españoles y autores extranjeros. La norma válida debería ser la cailidad de lo escrito, pero ¿es siempre apreciada la calidad?, ¿es ésta lo bu cado por el editor o prevalece en sus decisiones la llamada coyuntura y 'los cáoJculos económicos resultantes de ella? Todo esto es muy complejo y uno tiene la impresión -<:ontemplado el pasado- de que seguirá siéndolo.


E. Cerdán Tato

En términos generales. al escritor que concluye un libro se le plantea el problema de su edición. Problema complejo y que depende de diversas circunstancias. ajenas a la supuesta calidad del mismo. Por ejvmplo: el <<prestigio» del autor; la proximidad o el alejamiento de los centros de producción editorial; o el género (?) ofertado. Del poeta joven y desconocido que reside en un pu blo de una comarca de una regi iD o autonomía periférica. al novelista consagrado y con domicilio en Madrid o Barcelona (aunque disponga de otro lugar más confortable. para ejercer su oficio). hay un tremendo abismo. Naturalmente. se trata de casos extremos y en los que no se ha considerado. en absoluto. la ndad de la obra. Por ~o común. y es bien sabido, en los circuitos comerciales, cuenta más el <mombre» (bien publicitado al amparo de un premio con pedigrí de millonario o a través de una campaña televisiva) que cua~quier otro factor tan sólo mensurable por los «expertos» . También en función de tales enunciadas circunstancias - y de otras aún más extraliterarias y onerosas-, se estalJlecen las relaciones autor-editor. Relaciones, a veces. directas, por la vía del acto social o de la celebración gastronómica (siempre con una recámara de recelos mutuos); y a veces, con mayor frecuencia, relaciones distantes e impersonales, engatilladas a la epístola forma1 o a la improbable conversación telefónica, o, en ocasiones, merced a los buenos oficios del correveidile literario. Y si en el punto de mira se colocan, como parece razonable, los

intereses economlcos las cosas se enturbian y, a salvo las excepciones de rigor, el escritor se relega -se le relega- a la indefensión, a la impotencia y a la importancia. Afirmar, a estas alturas, que el español es una criatura de arraigada tradición ana'Ifabeta y de muy reciente e inmadura inserción icónica, resulta hasta impertinente. Afirmar que las empresas editoriales requieren de estimulos de la Ad ministración (más bibliotecas públicas, más adquisiciones institucionales, más primas a la iniciativa privada), resulta hasta burocrático. Mil!mar, en fin. 'l a necesidad de impulsar la publicación y difusión de nuestras obras literarias, resulta hasta ocioso. Y, sin embargo, recursos y fórmulas parecen inoperantes frente a esa pertinaz sequía cultural que todavía sufrimos, a raíz de los últimos cuarenta siglos de intolerancia, actividad censoria. desinterés y desinformación, y que, según todos los indicios, no podemos o no sabemos superar. Tal vez, se requiera de una decidida voluntad compartida por todos los sectores implicados en el tema, incluyendo a la Administración o a las instituciones autonómicas que, por supuesto, deben de abandonar cualquier tentación de dirigismo y hegemonía, para recuperar así las funciones democráticas, para las que fueron alumbradas. Aunque soy escéptico y tengo para mí que la voz del escritor -su palabra- sólo aporta, en el mejor de los casos, un diez por ciento, en una industria donde se manejan presumiWes intereses económicos e ideológicos.

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LA EDlelON ESPAÑOLA: UN MAL ARREGLO Ana L. CoII

Reconozco de antemano que abordar un tema tan complejo como es <<La Edición en Españ¡u), me causa cierta timidez. Es este sentimiento el que me empuja a comenzar esta colaboración advirtiendo que soy una escritora joven, con una sola novela publicada y que. por tanto, el único valor que pueden tener mis palabras para la dirección y lectores de esta revista es el testimonial. J unto a estas lineas aparecerán otras muchas de viejos luchadores expertos en el tema. Mi única aportación puede radicar en dar a conocer un poco de <<primera mano» las circunstancias en las que nos encontramos un sector muy concreto de los escritores espruñoles: aquellos que acabamos de incorporarnos al oficio. Escribir es la profesión más solitaria, apasionada e íntima que existe. Leer es el placer más solitario, apasionado e Íntimo del mundo. Con tan extraordinarias similitudes el encuentro del escritor con el lector resulta irremediable. Lógico sería pensar que el editor, puente imprescindible entre ambas partes, valorara las mismas aptitudes y demostrara el mismo taJIante que el autor del libro y sus posibles lectores. Pero la realidad nada tiene que ver con estos elementa'les planteamientos. No puedo imaginar que exista un ser más indefenso que un autor primerizo cuya fe se mantenga viva en un montón de folios manuscritos. Lo primero que

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deberá aprender el joven autor español es que la fe, la esperanza y la satisfacción de un trabajo bien hecho no sirve para nada a la hora de editar en este país. Absolutamente para nada . Para que un nuevo escritor vea su libro en letra impresa deberá ADEMA ser un magnífico relaciones públicas, estar protegid por algún grupúsculo oficial o paraoficial, frecuentar ciertos ambientes cuyo intereses por la cultura sean más bien remotos o bien probar suerte en la lolería de los premios literarios ... Fuera de estos caminos no hay encuentro posible entre el joven autor y el editor. Esta situación es anormal y antinatural. La edición y la literatura, por motivos obvios, son necesarias y se complementan hasta el extremo que resulta imposible imaginar que exista la una sin la otra. Por tanto habrá que pensar que el cáncer en estas relaciones no se encuentra en ninguno de estos dos apartados, sino que proviene de los «intermediarios». Los escritores, más flexibles, más imaginativos, menos esCllavos de la servidumbre de la aritmética y siendo los que, indudablemente, l1evamos la peor parte en este arreglo deberíamos habernos dado cuenta hace tiempo y procurar que el editor se percatara de que él también está siendo manipu1ado. Autores y editores nos .)0 hemos tragado, pero no es cierto: no existe ninguna regla que establezca que 10 que


más se vende son los libros que gozan de la preferencia en las altas esferas, sobre todo cuando los miembros de esas a'ltas esferas demuestran a diario poseer un nivel cultural que haría enrojecer de vergüenza a más de un ciudadano medio; no se comprende que las <<modas», el «gusto» o Ja «demanda» del público, en lo que se refiere a asuntos intelectuales esté dirigido por organismos públicos (nacionales y municipales) y que, con sus enormes recursos materiales (es decir publicitarios) inoluyen un hábito tan personal como el de la lectura a través de ventanilla. medios de comunicación, campañas pachangueras o vallas publicitarias como si el libro fuera un producto de consumo más saltándose su dimensión de vehículo cultural. A eso se le llama dirigismo. A eso se 'le llama autarquía. Las relaciones del escritor con el editor son la triste historia de todas las relaciones en que las fuerzas no están equilibradas. La ley del más fuerte es la que se impone. Y todos sabemos quién es en este caso el más débil, el que está condenado de antemano a ver cómo se pulverizan sus derechos. Para que esta situación varíe es necesario que la figura del escritor se haga fuerte y esto no sucederá hasta que el editor se conciencie que lo que vende libros no son las opiniones de los que detentan responsabilidades ajenas, y casi siempre, opuestas a las literarias. Por tanto creo que el primer paso para normalizar estas relaciones consistirá en que los escritores recuperemos el papel que nos corresponde en la difusión del libro, y para esto deberlamos disponer de los medios necesario para poder comunicarnos con la opinión pública, convencer a los editores de que esos medios serán mucho más efectivo~ en manos de los verdaderos profesionales del libro: ellos y nosotros. La más deplorable de nuestras reaHdades cotidianas es la inhibición del pensa-

miento crítico por parte de la mayoría de nuestros intelectuales. Quiero pensar que todavía quedan algunos que la practican aunque, estoy segura, su voz no nos es permitida escucharla. A los que no hemos vivido de una manera consciente por nuestra edad la dictadura no nos basta con saber que vivimos en una democracia, para que apreciemos el verdadero sentido de esta palabra, exigimos además que desaparezca del mundo de la literatura el <<proteccionismo» y el «amiguismo» que tanto nos recuerda a las historias que nos han contado los compañeros de otras épocas. Un número de los llamados nuevos escritores españoles ya han caído en la trampa dejándose querer por los estamentos antes mencionados. Se ha hablado mucho de un nuevo movimiento cultural, pero dudosa es la innovación intelectual que es tan rápidamente absorbida y devuelta al público debidamente distorsionada. Así que los mejores escritores nuevos, los más independientes, las mentes más lúcidas, posiblemente tienen arrinconados sus escritos a la espera de que vengan tiempos mejores. La única frontera que conoce el escritor es la de su lengua. Por tanto considero imprescindible una mayor y más directa comunicación con los demás pueblos que se expresan en castellano. El escritor y el editor español deberían abandonar ei camino del desentendimiento y trabajar conjuntamente en el fomento de la presencia del libro en otros mercados de lengua castellana. Cualquier escritor hará un papel más decoroso para nuestra profesión e idioma en las universidades, encuentros, seminarios y librerías que los habituales cargos públicos que los organizan y presiden para mayor gloria de otras cuestiones. Mientras que esto no suceda la creatividad de los escritores, la profesionalidad de los editores y el bagaje cultural de un pueblo entero se quedará por el camino. 79


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Miguel Delibes l . Si te refieres a dificultades, yo ya no las tengo a la hora de editar un libro. Los problemas entonces son económicos o estéticos: tirada, precio, tipografía, portada, papel ... 2. Las relaciones autor-editor suelen ser desconfiadas, tirantes, de recelo. En mi caso no ha sido así. En el año 50 «Destino» y yo establecimos unas normas generaijes y desde entonces hemos mantenido unas relaciones que antes que comercia'les han sido de amistad . 3. Los editores adoptan criterios de cautela para editar a nuevos autores, pero no se cierran sistemáticamente. Ahora bien, junto a ellos, que con frecuencia pasan dificultades, podría haber ediciones apoyadas por Cultura que ayudaran a Jos jóvenes a dar ,los primeros pasos. De hecho, en ciertas Autonomías ya se está haciendo asi. 81


Antonio Enríque

1. Los problemas son ... todos. Aquí en el Sur, al menos. Porque sobre el ma,l de carecer de cobertura crítica, y de la distribución precaria de los libros, se añade la penosa circunstancia de que las cdlecciones por así decir públicas -esto es, financiadas con presupuesto estatal: diputaciones y ayuntamientosestán copadas por particulares según sus intereses personales del toma y daca, del hoy por mí y mañana por ti. Esto es una vergüenza pública, y no entiendo - si no

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es por desidia o por ignorancia de los gestores públicos- cómo se sigue manteniendo este estado putrefacto de la cuestión. Y que no se diga que no se ha protestado por todos los medios y registros, desde el puramente cortés al legítimamente airado. Nada. Aburrimiento. Por lo que a mí respecta, he de distinguir entre poesía y novela. Porque son dos ámbitos radicrulmente distintos. En poesía, publicar ahora mismo en el Sur depende de dos únicas cosas: ganar un


premio literario (y van quedando, como todo poeta sabe, pocos que no estén concedidos previamente) y, o bien, tener vara larga en organismos públicos; este último bastante indigno. Claro está que también puedes recurrir a financiarte la edición y seguir cauces distintos a los usuales en la distribución . Yo todo cuanto he publicado en poesía - salvo mis dos primeros libros, que lo fueron por otro procedimientos- ha sido en razón de «h ... ridas de guerra». esto es certámenes literarios que conllevasen la edición de la obra galardonada. En novela es otro el a unto. Aunque reconozco que no e men fácil. Ahora. aquí hay que tener en cuenta la intromisión de un nuevo factor, que es el económico. Publicar en el Sur novelas e a fixiarla . Por ello recurrí a editores de Madrid . No con la novela entera, que les hubie e retraído: hice un informe y esperé que me la pidiesen . Lo cual ocurrió en seguida. Y tiempo inmediato después, la formalización del contrato de libr _ adhesión . Fue un g lpe de fortuna, porque ¿quién iba a editarme una novela tan extensa y de planteamientos tan singulares? 2. Yo he hablado en dos ocasiones con mi editor, una de ellas por casualidad, al encontrármelo en un café e ir a saludarle. En el largo baile de cartas conteniendo las instrucciones para la publicaci n, siempre se dirigió a mí por segundo re pon ables. Y así debe ser. tal vez. Pero no. Yo entiendo la relación editor-autor de otra manera: más amistosa, más ... familiar. Esto no quita la exigencia, los aspecto má prolijos e ingratos de la cuestión -el rechazo de un original, por ejemplo- , porque la profesionalidad ha de estar - y lo estará, siendo editor y escritor individuos notables- por encima. Pero para esto el editor habría de ser un enamorado de la literatura. No tenemos grandes editores en la hora actual, como tampoco críticos de verdadera solvencia. Seguramente porque los escritores no actuamos con

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elegancia, con dignidad de oficio. Aquí e sigue cdlocando la barbilla sobre el hombro para atisbar quién nos aventaja. Esto, aunque he de reconocer que en el mundo de las letras he conocido auténticos señores; pero son la sorpresa. 3. Esto no me parece grave, porque -<.le una forma u otra- libros van saliendo en número muy superior al de años precedentes. Lo grave aquí son otras cosas, algunas de las cuales ya h:! sugerido. No hay infraestructura cultural que propicie el acogimiento del libro: en televisión, por ejemplo, no existe un sólo programa dedicado al Libro, y el que había se lo cargaron. Y luego, .l a prensa: aquí mejor no entrar; hiede. Luego, no tenemos críticos Ca no ser --como parece cierto- pagados por la misma editorial); aunque, como este es el país de las excDpciones, también en este aspecto existen, y muy honorables. Item más: la distribución. Se les ha dicho mil veces a los responsables estataIes de Cultura que, si quieren de verdad favorecerla, y hacer·lo en bien de todos, arreglen el asunto este de la distribución de los libros, que es sangrante ¡caramba! Pues nada. Es una pena.

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José F ernández Castro

En relación con los tres temas que REPUBUCA DE LAS LETRAS, plantea en su encuesta «La Edición en España», opino: A) Para editar un libro existen, creo, cinco posibilidades: J.B LAS EDITORAS, en las que predomina el afán de lucro y el amiguismo. Habría que liberarlas de impuestos y exigirles que tengan «comités de lectura», idóneos e imparciales. 2. 8 DELEGACIONES DE CULTURA. Son oficinas de propaganda que, salvo excepciones, prestan más atención al folklore, verbenas o carnavaladas que a los libros, derrochando vanamente cientos de millones. 3.8 EXTENSION UNIVERSITARIA. Sus publicaciones serían un eficaz aJiento, si tuvieran buenas redes distribuidoras, conectadas entre los distintos distritos y centros cU'lturales. 4. WS PREMIOS, con su cara y cruz, estimulan a muchos y son, sin duda, un medio para descubrir nuevos va·lores, por lo que de algún modo el Ministerio de Cultura debe exigir que los miembros de los Jurados, sean verdaderos amantes de la literatura, personas especializadas conscientes de su responsabilidad. Habría que buscar una fórmula para compensar su trabajo e independencia de criterio 5.8 AUfOFINANCIACION POR EL AUfOR, es la posibilidad más triste, complicada y penosa. Quizá sería buena si el Ministerio, o ·las Autonorrúas, ofrecieran circuitos de distribución y compra 8

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de ejemplares para la biblioteca. olcgios, etc. B) Las relaciones autor-editor on una cuestión personal, de uerte o azar. Hay editores que desprestigian al Gremio y otros, sin duda la mayoría, dignos de ayuda y respeto. Debe uprimir e el IV A Y otros impuesto. e igiéndoles seriedad y fervor en la tarea cultural que realizan . Más que impulsar ediciones con fines estadisticos, pues se publican muchos libros que nadie lee, ería, creo. más eficaz dar oportunidades para que comités de lectura objetivos, conozcan lo que escribe. favoreciendo la publicación de cuanto tenga calidad . Y algo esencial: si un libro tiene buena acogida de crílica y venta, no debe quedar atrapado, como un pájaro sin alas, en su primera edici n. Es triste que un niño o un libro no nazca, pero Jo es mucho más si viene a este mundo con ansias de vida, o afán de abrir nuevos horizonte , y se le abandona ab olutamente. De mi novela BALADA DEL AMOR PROHIBIDO, premio «Angel Ganivet» de la Universidad de Granada, por ejemplo, se hizo una tirada de mil ejemplares, agotada en las librerías de la capital durante unas semanas. ¿No habría sido positivo y buen negocio una 2." edición a nivel nacional? Es una paradoja que se repite. Muchas novelas y libros de poemas mueren anestesiadas por el resplandor del <<fogonazo» de un Premio. En fin, el tema es ancho. enmarañado y no quiero cansar, ni complicarlo más.


... y NO SERA UTOPIA Encarna F ontanet

Hoy se lee poco. La mayoría de la gente n e tá preparada para leer. no ha ido educada para ello. por lo que la literatura en general y la poesía en particular no le interesa. Son diver as las circunstancias socia,les que convergen en esta realidad y no es este el momento ni el lugar de analizarla . Pero hay una que merece ser destacada: A cau a de objetivos y metodologías. salvo excepciones. al estudiante se le condena a sufrir un libro. en vez de en eñarle a gozarlo. En cambio. otras están más directamente relacionadas con el ámbito literario: s editores publican sólo a autores conocido. Al parecer, no quieren correr riesgo y exponerse a almacenar depósitos. por lo que se limitan a editar «lo que el público pide». Yo me pregunto cómo puede el público pedir 10 que no conoce y si una diversificación de la oferta no ampliaría la demanda. Por otra parte, los editores, mediadores entre el público y el autor y mediatizadore de la obra de éste, siguen anclados en el pa ado. ofreciendo un producto tradicional, poco atractivo y menos variado, mientras en otras artes, como las audiov isuales. lo empresarios han dado muestras de una gran creatividad e iniciativa. Por su parte, las Instituciones tampoco promocionan la obra literaria. Hecha la salvedad de ciertas corporaciones municipa·les que convocan premios a nua.]es de poesía para autores inéditos.

Para hacer frente a esta problemática deberían adoptarse soluciones que incidieran directa o indirectamente sobre cada uno de los factores expuestos anteriormente. Podría motivarse a la gente, animándola a la lectura a través de campañas divulgativas y/o publicitarias (en los medios de comunicación, vallas ...) hábiJmente montadas. Se podrían organizar cursillos para el profesorado y todas aquellas personas encargadas de la educación, con el objeto de despertar en los jóvenes el goce por la lectura y el amor a los libros. En cuanto a la poesía, deberían saber presentarla como algo vivo (recitales, escenificaciones y otras múltiples actividades en las que se combina con otras artes música, plástica ...-, bastante alejadas del olásico y habitua1 comentario de texto y mucho más atractivas que éste) y no dejarla, como es demasiado frecuente, encerrada en los libros. Deberían subvencionarse las ediciones de autores noveles, bien directamente a través del mismo autor, de las editoriales o de ambos. La colaboración de otros Ministerios sería también muy desealJle y positiva, concediendo, p. ej., compensaciones fiscales a las personas o entidades que financien la publicación y divulgación de las obras literarias; promoviendo intercambios, contactos y colaboraciones con otros países .. . Tomado del Boletín, n.O 3, de la A. C. E. Sección Autónoma de Catalufta.

85.


UN PERSONAJE EN BUSCA DE SU AUTOR José Luis Giménez-Frontín

Leo en la prensa de estos djas que un conocido personaje de historietas seriadas anda a la búsqueda de su autor. Y no porque se ignore quién sea este autor. sino porque los usos y costumbres -<lebiera decir tal vez la picaresca- de una determinada empresa editorial pretenden desposeer a dicho autor. no tanto de sus derechos patrimoniales. cuanto morales en relación a su criatura. Se trata. lo habrán adivinado. de aquel Capitán Trueno de nuestras mocedades y de su creador, el guionista y escritor Víctor Mora. Si el affaire llega a los tribunales. estaremos ante uno de esos procesos que los alemanes llaman «ejemplares», por cuanto en ellos se ventilan cuestiones clave para la regulación de la propiedad intelectual por la vía indirecta. pero sumamente efectiva. de la jurisprudencia. Pero no son sólo las características jurídicas -más kafkianas que pirandelianas- del caso las que 10 convierten en «ejemplar», sino también el contexto legislativo que casualmente lo rodea. Porque los colectivos de escritores así como los expertos de a'lgunos Colegios de Abogados, han seguido con la máxima atención los avatares del Proyecto de Ley de Propiedad Intelectual que no llegó a ser discutido en la pasada legis:Jatura, pero que, sin duda, lo será por las actuales Cámaras. Ahora bien, el conflicto planteado por el creador de nuestro personaje plantea un tema que el Proyecto

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de Ley no aborda claramente, tal vez porque lo considera encillamente obvio. Vean, pues, hasta qué extremo el ca o no sóJo es ejemplar, sino también oportuno. es decir, motivo de reflexión para nuestros senadores y diputados.

Propiedad industrial vel'SUS propiedad intelectual ¿Qué es exactamente lo que ocurre ahora a ese personaje en busca de su autor y a ese autor en defensa de la paternidad moral de su penonaje? Nuestro autor no sólo tiene un contrato en el que se le reconoce la propiedad intelectual sobre su obra editada y sobre sus personajes, es decir, el derecho a realizar nuevas narraciones con dichos per onajes, sino que también e la autoría la tiene inscrita y reconocida en el Registro de la Propiedad Intelectual. Ahora bien, resulta que la empresa editora entra en crisis y vende su activo y su fondo comercial - bienes. derechos y patentesa un segundo titular. Y este es el momento en que nuestro autor se entera de que, sin él saberlo, la primera empresa editora ha inscrito en el Registro Industrial a sus personajes como «marca industrial». La empresa compradora. por tanto. es la propiedad industriaI de sus personajes Y. como tal, puede hacer con ellos lo que quiera, por ejemplo, «comercializarlos» en el futuro con la colaboración de otro autor.


Es evidente que no todo personaje de ficción puede llegar a convertirse en <<1Jlarca»; se requieren altas dosis de popularidad y periodicidad para ello, pero no deja de svr un absurdo jurídico que el premio a la popularidad y el trabajo continuado durante largos años sea preci amente la menna de los derechos morales de su autor, en materia de propiedad intelectual. Imaginemos por un momento que el editor de las novelas policiacas de Yázquez Montalbán decidiera eguir lo paso del editor del Capitán Trucn y regi trara la «marca Pepe Carvallo» a e paldas de su autor. Se trata. p r upuc to, de una hipótesis absurda, pero no por ello imposible. Pues bien, podría u eder que un tercero, comprador de dicha patente. decidiera encargar a otro es ritor, un escritor de pensamiento ultraconservador para poner un ejemplo extremado, la escritura de nuevas novelas de la serie Carvallo. Creo que el ejemplo no ahorra a todos seguir comentando la barbarie del caso. A mayor inri, el Proyecto de Ley de Propiedad Intectual proponía - y es de esperar que. al menos en este tema, el nuevo Proyecto mantega la línea jurídica del anterior- un concepto tan intangible de la propiedad intelectual en u vertiente de derecho morales que, en el supue to de una coli i6n con el Registro de la Propiedad Intelectual, éste perdía su carácter vinculant para pasar a ser meramente indicativo. Se evitaba, así, la posibilidad -de nuevo pondré un ejemplo extremado- de que un plagio inscrito en el Regi tro pudiera detentar los derechos del original no inscrito. Pues bien, ya no se trata de defender la realidad de una autoría frente a un acto registral, sino de que dos registros entran en colisión, eliminando de un plumazo uno de ellos toda la legislación pasada, presente y futura en el terreno del otro. Porque si se acepta la hipótesis de que un personaje de ficción puede ser industrialmente registrado, toda la legis1aci6n

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sobre propiedad intelectual puede llegar a convertirse -salvo que se imponga la lógica jurídica- en papel mojado. El affaire Capitán Trueno es, pues, «ejemplao>, y de su resolución quedan pendientes ·las comisiones de expertos de los Colegios de Abogados y las diversas asociaciones y colectivos de escritores. Pero también los redactores de la Ley de Propiedad Intelectual debieran meditar sobre el caso, para que el articulado de la futura Ley responda estrictamente a su espíritu y se impida la posibiaidad de que una laguna legal eche por tierra todo el edificio. 87


Alfonso Grosso

1.0

Se trata de un tema siempre demasiado complejo para todos los es-

critores. 2.° Según la editorial con la que hayamos nosotros -o nuestro agente literario- firmado un contrato, existen unas perfectas y otras absolutamente falsas. 3.° Pienso que la Asociación de Escritores de Espafia debe establecer amplias relaciones con el Ministerio de Cultura, la prensa, la radio, la T. V. E. -a niveles ceIlltrales y autonómicos- las universidades espafiolas, de todos los países y las más importantes editoriales nacionales y extranjeras.

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POR ENCIMA DEL OPTIMISMO PANGLOSIANO

LA LIBERTAD DE EXPRESION EN PELIGRO Eduardo de Guzmán

Auuque muchos no se han enterado todavía - porque les interesa no enterar e- la realidad es que en estos momentos vivimos ,la más dilatada experiencia de libertades democráticas conocida por nuestro país en los dos últimos siglo. En efecto, aprobada en 1978, la Constitución actual lleva ocho años vigente sin eclipses ni interrupciones de ninguna clase. Pese a que ocho años no parecen grao cosa, es más, mucho más de lo que duraron anteriores leyes fundamentales de la nación, especialmente las de contenido avanzado y progresista. Ni la Constitución gaditana. ni las de 1837 y 1869 Y menos aún la de 1931 -únicas de contenido liberal aprobadas en España- perduraron siquiera la mitad de ese período. Las más infortunada de todas, la de la Segunda Repút)lica, sólo rigió cinco años en la totalidad del Estado e incluso durante ese breve período más de la mitad del segundo bienio -el bienio negro- hay que decontar largos meses en que las libertades constitucionales quedan en suspenso y la opinión y la prensa sufren una vez la férrea mordaza de censura previa. Pero tan halagüefío o más que los ocho años ya vividos en democracia está el hecho evidente de que la transición ha desembocado en un régimen liberal apoyado y aceptado por el 90 por 100 de la población y que todas las tentativas de involución, tanto las habilidosas maquinaciones politicas de los año-

rantes de la pasada dictadura como los complots armados, fracasaron en un abrir y cerrar de ojos sin encontrar nadie dipuesto a secundarlas. Dada esta situación. con un partido socialista con mayoría absoluta en las Cortes conseguida por segunda vez en el espacio de cuatro años. parecen sobrar motivos para un optimismo irreflexivo y panglosiano. No lo sentimos, sin embargo; no podemos sentirlo cuando por debajo de la aparente seguridad superficial. advertimos olaras señales de auténtico peligro. De un lado por el reducido ámbito de aplicación de algunas libertades y entre ellas la fundamental de todas: la de expresión, sin cuya plena vigencia no puede perd urar ni una sola de las demás. Por otro, la tardanza en aprobar leyes que completen y garanticen los derechos individuales y terminen con una situación de permisividad para todas las pretensiones reaccionarias. Preciso es consignar que las libertades no quedan totalmente garantizadas porque aparezcan en las constituciones de todos los países democráticos e incluso en los compromisos internacionales más o menos diplomáticos o efectivos. La casi tota1idad de 'los países del mundo pertenecen a la ONU y han suscrito sin la menor excepción la declaración universal de los derechos humanos. Sin embargo, la realidad nos demuestra que en más de la mitad de taaes naciones se pisotean constantemente buena parte de

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esos derechos y que cientos de millones de personas nacen, viven y mueren sin llegar a enterarse -ni menos disfrutarde los beneficios que les garantizan los compromisos de sus respectivos gobiernos que no tienen la menor repercusión en la realidad práctica de sus existencias. En España concretamente, pese a que la libertad de expresión aparece en la Constitución de 1876, de 1931 y 1978 e incluso figure en las leyes franquistas, durante los ochenta y seis del presente sigilo los ciudadanos de este país hemos padecido durante más de sesenta no sólo la censura previa, sino la desaparición efectiva de todas las garantías individuales y colectivas. Incluso admitiendo que en estos últimos tiempos la libemad de expresión ha gozado de una vigencia inimaginable sólo tres 'lustros atrás, tenemos que precisar que esa libertad sirve de poco cuando no existen medios en qué practioarla o ejercerla. Esto sucede y en proporción alarmante en la prensa escrita. Por una causa u otra ---'Precio del papel, gastos de impresión o falta de publicidad- el número de publicaciones periódioas ha disminuido en proporciones dramáticas. Publicar diarios se ha convertido en un negocio ruinoso que irroga pérdidas considerables y de dieciocho periódicos que se editaban en Madrid en 1935, cuando la población de la ciudad no llegaba al millón de habi,tantes, existía un crécido número de anaJfabetos y el nivel de vida era muy inferior, en 1986, cuando sus moradores se han multip1icado por cuatro, el ana,lfabetismo casi ha desaparecido y se vive mucho más confortablemente, únicamente se publican seis y casi todos con pérdidas tan cuantiosas que los muchos millones con que actualmente los subvenciona el gobierno apenas Ue permiten continuar. Y, consecuencia todavía más deplorable, si hace cincuenta años aparecían siete periódicos órganos y portavoces oficiales del partido socialista, del comunista, de la UGT o de ,l a CNT en la actualidad no se edita

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en ningún punto de España un solo diario obrero, sindical ni radicalmente izquierdista. Tanto los diarios como las revi tas que se publican en nuestro país pueden denominarse con ervadore . liberales o independientes. pero en realidad todos defienden los interese olasistas de su propietarios. Por muy acogedoras que sean sus páginas a las ideas de sus lectores será muy difícil por no decir impo ible que en momentos críticos defiendan otros interese politicos que lo propio de la oligarquía a que pertenecen. N importa que lo votantes ocia listas. comunistas y progresista y que lo afiliados a las organizaciones sindicales sean absoluta mayoría en el paí; en la pren a sólo aparecerán de una manera continuada la opinion de quienes on minoría. Con esto ba ta y sobra para que la Jibertad de expresión tenga much más de ilusoria que de efectiva, y lo que decimos de la prensa escrita puede extenderse sin la menor dificultad a otros medios masivos de difusión. Igual que sucede con los periódicos ocurre con las emisoras de radio que en su inmen a mayoría pertenecen a la misma oligarquía. Para so tener una gran emisora con estaciones en la mayoría de las provincias hace falta más dinero del que suelen disponer los partidos obreros y las organizaciones sindicales. En cuanto a la televisión es todavía má cara y por consiguiente o está monopolizada por el Estado --<:omo ocurre actualmente en España- O las televisiones privadas irán fatalmente a parar a las entidades dirigidas, controladas y administradas por los grupos de presión bancarios y financieros. Tampoco se puede tener grandes esperanzas en que un profundo cambio en el negocio editorial constituye una manera reaa y efectiva de que la libertad de expresión queda garantizado para la mayoría del país. Todavía no se ha aprobado, tras muchos años de tener en marcha el proyecto, la ley de propiedad


intelectual. Es posible -sólo posibleque en ella se consiga que los autores pueden controlar las tiradas de sus libros. pero caben pocas dudas de que habrá de beneficiar en superior medida a los editores. incluso con el abaratamiento del precio del papel. aunque seguramente no pasará de una subvención por el papel utilizado. lo que - igual que en el ca o de los periódicos- constituirá una defensa de la industria papelera en perjuicio de otras industrias que. a más de vitales para la cultura - artes gráficas. por ejemplo-. proporcionarían un número muy superior de puestos de tratrabajo. Otros medios de comunicación social - teatro o cine concretamente- s6lo se sos~ienen y viven hoy merced a las ayu-

das y subvenciones del Ministerio de Cultura. En estas condiciones que. no parecen hayan de modificarse en un próximo futuro. no serán una defensa de la libertad de expresión porque por muchas independencias de que alardeen estarán al servicio de quienes los pagan. Y así cuando en un momento dado coinciden los intereses de la oligarquía financiera con los de quienes en un momento dado ocupen el poder. será posible que sin derogar ninguna de las leyes existentes. en un régimen aparentemente democrático y liberal pueda desaparecer la libertad de expresión sin recurrir a las medidas dictatoriales ni siquiera a la implanr tación de una desacreditada e impopular censura previa. Es una amenaza posible. un peligro cierto que no podemos olV'idar un solo momento.

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TORRE ALTA DESTE ALCAZAR.. DEMADJUD.


Avelino Hernández

Primero y principal: conseguir una opinión generalizada, que no sea la tuya, acerca de la buena calidad del libro que has e crito. Segundo: dar con los procedimientos habilidosos que permitan transitar por los vericuetos de acceso a aquel editor de entre los conocidos sobre cuya mesa quieres que llegue a yacer tu texto. Tercero: descubrir el arte de que, una v~ alli, dicho yacer dure más que el tiempo que tarda normalmente en ser devuelto un paquete postal; y que no se convierte tampoco en el sueño de los justos. ¿Qué mano amiga puede alcanzar que manden que te lean? Cuarto: si todo fue bien en ambos pasos previos. que el lazo contractual no sea más insatisfactorio que ,10 que marca la ley vigente (o la que está por aprobar). Quinto: que sa,lga, finalmente, si no cuando tú consideres el momento mejor, si al menos cuando te han dicho. Pienso que no son estas relaciones de la suerte de aquellas que puedan juzgarse «en general». Juzgaré, pues, las mías en particular: Con una decena de ed iciones primeras y algunas segundas, todo podría marchar mejor en mis coyundas editoriales: - si un editor no me hubiera impuesto el pago en cantidad a,Izada por un texto que sigue reeditándose,

- si otro editor no me hubiera ocultado dos reimpresiones antes de que le descubriera la tercera. - si este mismo y un tercero me pagaran los derechos contratados en la fecha fijada y no tras meses de suplicatorios y perífrasis, - si de los editores citados en los párrafos precedentes, el segundo y el teroero hicieran la distribución de mis libros que simplemente es normal. (pedir la publicidad elemental puede resultar desll1esurado). - si un cuarto me informara a,l menos de qué autorizaciones viene haciendo para usos indirectos de mis textos, ya que debe ser excesivo, al parecer, pedir que lo haga sobre los ingresos que percibe por ello. Salvadas estas minucias y obviando el asunto mÍlllmo de las posibilidades de control de tirada, ya digo, no les van especialmente mal las cosas a mis relaciones editoriaJes. Básicamente, escribiendo .libros mejores Jos autores españoles. y sobre ello, poniendo en práctica cuando menos un tercio de las medidas que informes y respuestas a consultas se "inen formulando, año tras año desde' hace ya irrecordable tiempo, acerca de cómo podría impulsarse la edición de li-. bros de autores españ01es. 93


EL LECTOR COMO DESTINO Manuel Lacarta

«Gran gloria de una persona ser estimada y celebrada de lo ausentes y no conocidos.» (Antonio Pérez)

Creo recordar que decía Cicerón omnia venalia sunt en a,lguna de sus cartas refiriéndose a que por aquel entonces cada cosa -y cada quien- tenía su precio en la populosa ciudad de Roma. Sus herederos somos. y la literatura -la de ahora, la de mañana tal vez, y la que ha sido- se convierte, al margen de sus ca1lidades, en un necesitado producto de reconocimiento mercantiJ. La industria -de las naranjas y del calzado, de la moda y la cerrajería, de los hermosos libros y de las estampitas de santos protectores- no tiene piedad con los que no se le someten, y los geniales inventores -de aleaciones consistentes y de historia, de nuevas valoraciones éticas y de alquimias medievales- acaban siendo deglutidos por un deseo de rentabilidad ajeno. «EL PROBLEMA FUNDAMENTAL A LA HORA DE EDITAR UN LIBRO», todavía más doloroso y esperanzado el primero, es únicamente - la respuesta no parece necesaria- el de tener editor, esto es: industrializarlo. y un editor juega con la oferta y la demanda, en muy pocas ocasiones se permite arriesgar su suerte por emotividad. Y me parece justo. Sin embargo, la tarea editorial no es un negociado rentable.

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Yo tengo muy bueno amigo edit res y tengo, además, «muy bueno enemigo» editores. Por ambas partes estoy cumplido. Pero eJ problema de fondo es otro. No se trata de averiguar cuánta y cuánlas veces ha sido uno estafado por gentes desaprensivas: taxista. político. crílico , albañiles, trapecistas, funcionarios. vendedores ... No se trata de averiguar dónde quedaron aqueIJos mecenazgo privado del arte, los validos de poderosas cortes. La mejor obra suele ser aquelJa que lucha contra la adversidad. Antonio Pérez fue pensador de cierta talJa cuando perdió el favor de u rey, Felipe y su cabeza alcanzó un alto precio. Cervante usaba de hidalgos y bachilleres «.loco » para enjuiciar certeramente todo un siglo. La tuberculo is fue fiel aliada de los jóvenes románticos y modernistas. La mejor literatura de nuestra guerra últ'Íma se escribió con poderosa voz desde el exilio. A editores y autores sólo nos falta encontrar al lector. Y es labor de colegios, institutos, universidades, bibljotecas públicos. Otros sitios, otras gentes. Y es labor de no gravar la creación - y su difusión- con prohibitivos impuestos. El enemigo del creador no es quien pone los medios para la difusión de sus obras. El enemigo del creador es la politica de la incultura.

n.


Fernando León

Los problemas principales a la hora de editar un libro, supongo que no son los mismos en Badajoz que en otras ciudades, al menos en aquellas donde exista una oferta privada. De cualquier modo el acceder a editoriales de ámbito nacional, parece para quienes no vivimos en Madrid o Barce.lona algo muy distante, casi impermeable. Tengo la sensación de que no vale para nada mandar originaJes, aún habiendo ganado premios. caso que no es el mío, entre otras cosas porque no me pre ento a los premios, incluso mandar libros publicados en pequeñas tiradas por editores regionales o departamentos de publicaciones oficia·les, que podría ser una tarjeta de presentaoión, parece no tener lugar, dado quizá a una excesiva demanda. Hacer llegar los originales a los editores con la convicción de que serán leidos y tratados aJ margen de condicionantes como tener un nombre conocido, garantías de ventas, etc., parece improcedente e incluso pretencioso. No obstante, al margen del mercado, si es qu ello fuera posib1e, el prinoipal problema puede ser el más elemental, llevar un buen libro, honesto y propio. A raíz de esto surgen otros asuntos, relaciones autor-editor, tajes como la tirada, ¿control?, pesetas (o dólares en su caso), estética de la publicación, etc. Pero sobre todo un problema sangrante, al menos para las pequeñas editoriales de la periferia, la distribuoión. A veces se cometen auténticos actos terroristas con las publicaciones cuando se les condena a ser regaladas o presentadas en cuatro librerías a la redonda.

Supongo que desde mi punto de vista de «nuevo», <<poeta», y vivir en Badajoz, las diferencias serán notables respecto a condiciones mejores. Los editores y los escritores cuando son ricos y famosos se odian cordialmente pero en cuestiones de negocios se llega a algún acuerdo. Cuando el escritor no es rico ni famoso, ni amigo ni enemigo de editores, o en todo caso, más bien esto último, la situación se pone cruda y lo que es claro es la ausencia de relaciones, lo que creo que no sucederá, afortunadamente, en la mayoría de los casos. Para impulsar la edición de libros de autores españoles habría que plantearse cómo acceder a un cana1 de distribución y comercialización de 'libros de autores españoles en todo el territorio de habla hispana, no sólo en la península y también a la traducción de obras a otros idiomas. De este modo, las tiradas, la publicidad y Jas ventas, se doblarían como mínimo a las ediciones jnteriores y local istas, raquítica sa1ida para un «presunto» escritor. , En un país en el que el 80 por 100 de los habitantes no ha leído nunca un libro completo, según estadísticas, siendo además el cuarto o el quinto país exportador de esta <<noble» materia, falla algo de lo más elemental. Este me parece el primer y más importante punto de reflexión. ¿Mandar libro a todas las bibliotecas, colegios, facultades, centros culturales?, paralelamente a la necesaria cam L paña de promoción de la lectura. Pero cómo. No creo que leer sea caro, pero además de aJgunas medidas fiscrules ade95


cuadas, un comercio interior bien organizado, se necesita la promoción y la información, una formación adecuada en las escuelas, un cambio en los plane de estudios que conlleve un manejo cotidiano del libro, como instrumento imprescindible y actractivo, nunca impuesto, se me ocurre, podrían mejorar el nivel de lectura, pero esto no es nada nuevo, se viene hablando de ello desde que me conozco, sin embargo ... ¿Es el autor rulguien lejano y distante del medio social en el que vive, con actitud pretenciosa, ahiva? Pa rece obVio que excepto la mierda de escritores, los más <<normales», es decir los trabajadores de las letras, viven en medio de la gente. ¿P uede haber un desconocimiento del trabajo del escritor, de su actitud, del resultado de su producto? Los libros, según entiendo deberían ser tan cotidianos como el pan en las casas españolas y de todo el mundo, pero no en1!iendo, al margen de las razones dadas mil veces, dónde está la raíz de este obcecamiento gefleral contra el libro, quizá el objeto más

civilizado. junto con la bragas, de la historia de la humanidad. Tampoco creo que sea el momento de entrar en la discusión sobre si rebajar niveles o subir el ti t6n, algo a lo que e agarran siempre lo más retrógrado. Puede que e pudiera comenza r por vender «buenos» libro. lo má baratos po ible y que estos est n a mano en cualquier parte, con una di tribución adecuada y con la información y crítica necesaria para que el libro esté al alcance de todos . No se si sería proceden te hablar de la cicat ría de mu has libreros O de la enormidad de tos tone que a veces se publican a través de editoras pequeña, oficiales o simplemente por la tan llevada y traída recomendación o amigui mo. No leer es como no vivir, aunque tengo la impre i n de que a vece, lo que leemos. vivimos a medias, pero e e es otro asunto. Como veréi , yo no tengo otra solución que la de que quien quiera leer que lea, quien no quiera leer, que no lo haga .

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José Gerardo Manrique de Lara

1.° da uno de los temas genéricos que e traten presenta una problemática di tinta. Rcpa mas lo género más convencionale en el orden literario: La p ía por su carácter selectivo y minoritario no tiene demanda por no ser géner que pueda reclamar la atención de lo editare comerciales. Su «mercado» e atiene a motivos de cualificación y e mueve en un orden de cotos cerrados en los que generalmente se reclama la colaboración económica del autor o cuando menos su renuncia a perdibir algún tipendio. nicamente en el caso de p ta con agrados que tienen ya una amplia bibliografía, e consigue sin la contrapartida de una remuneración aceptable, la publicación d «poesía completa ». La n vela ofrece al autor mayores po'bilidades de acceso al mercado editorial siempre que éste tenga una solvencia literaria y se avenga al pacto contractual que ofrece la casa editora, el cual no suele coincidir con las normas editoria,les, ca i ideale, que ofrece el contrato tipo de edición soñado por los autores. Normalmente se ofrece un anVicipo poco estimulante que es el único dinero que el autor recibe en mano sin ningún riesgo por tener el carácter de irreversible. El drama empieza a partir de las futuras liquidaciones, las reediciones y las consecuencias de la fa·lta absoluta de un riguro O contral de edición. El ensayo tiene también un acceso re-

guIar a las empresas editoriales y suele utilizarse la misma mecánica aunque la práctica contractual a tanto alzado esté más extendida, de manera especial en los estudios y preparación de ediciones. Resumiendo un poco lo anteriormente expuesto y entrando de lleno en la siguiente cuestión que se nos plantea, podríamos afirmar que el compromiso autor-editor se sustancia en el pacto que convienen las partes y que en estos momentos no existe un arbitraje que regule las relaciones autor-editor en casos de incumplimiento de contrato. 3.° Tenemos que aceptar como principio que la publicación de un libro representa un riesgo económico para los editores y que en muchos casos y muy especialmente en los que se refiere a la publicación de libros de poesía, a determinado tipo de ensayos, de estudios literarios, de preparación de ediciones, tesis doctorales, etc., sólo sería faotible su publicación mediante ayudas que estimulen la labor de difusión culturaI de los editores. Aunque seamos reacios por principio a un proteccionismo oficia~, somos de la opinión de que en este caso una ayuda sistemática a los editores informada por una buena asesoría literaria, podría impulsar la edición de libros de autores jóvenes y de libros de erudición. Por supuesto estas asesorías o consejos literarios deberían ser renovados en evitación de criterios de parcialidad o de acti tudes n,epotistas.

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Carmen Martín Gaite

1. Si se trata de un autor novel, las dificultades para editar l1n libro son, natura.olmente, mayores. En este caso, dependerá del comité de lectura encargado de juzgar sobre la calidad de la obra presentada.

En el caso de un autor conocido, y que puede permitir el lujo de elegir entre varias editoriales. e1 problema estará en asesorarse él sobre las garantías que la casa editorial le ofrezca. 2. Hay muchos autores que tienen un agente literario. encargado de suplantarle en las relaciones con su casa editoria'!, que para algunos resultan muy enojosas. No es mi caso. He tenido siempre relación directa y sin intermediario con mis editores. Supongo que alguna vez me habrán engañado. Pero yo soy por naturaleza poco fiscalizadora y tal eso haya contribuido a que me engañen menos. Las relaciones en general han sido buenas. 3.

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No tengo la menor idea.


Ana María Navales

1.° No es fácil generalizar una respuesta. Es necesario concretar de qué tipo de libro se trata: no es lo mismo una novela, un libro de ensayo o uno de poe ía. ada uno tien~ sus problemas propios. Pero en general la cuestión puede centrar e en la insuficiente demanda lectora, que hace quv los editores recurran a traducciones, a títulos apoyados por su éx ito en el exterior y dejan la parcela e pañola reducida a nombres ya con agrado, o títulos específicos a los que e ve una fácil salida comercial. El fracaso d una buena parte de las iniciativa surgidas desde la empresa privada para el lanzamiento de nuevos autore, hace compren ible esa práctica editora, per no siempre la justifica.

La iniciativa pública, que tendría que venir a a·lvar e a falta de posibiJidades en que la nueva creación literaria se encuentra, brilla, generalmente, por su au encia, y la política de apoyo a Jos nuevo autores e una de las más raquiticas de todo el ámbito cultural. Con el nuevo estado de las autonomías, unas regiones han salido más favorecidas que otras, egún la mayor o menor sen ibilidad que sus r sponsables culturales manifie ten, En lo que se refiere a la aragonesa, que es la mía, esa sensibilidad hacia la creación literaria puede considerarse como de un raquitismo profundo. La mayor parte de mis libros ha sido publicada gracias a su participación en concursos, horca caudina a la que -dada esa falta de cauces- no queda más remedio que someterse. Hablo, en todo caso, de una experiencia en la que no entran contactos con las que podemos considerar grandes editoras del país, donde no se si las cosas serán cte otra manera.

2.° Admitiendo que el editor es due.ño de sus intereses y gustos literarios, mí experiencia me dice que, en generaL las relaciones autor-editor no son ni lej:mamente adecuadas. Faltan verdaderos editores capaces de mantener una rebcíóo franca y justa con el autor, que, siempre en inferioridad de condiciones, ha de ~ meterse a las cláusulas leoninas que le marcan. Frente al editor, el autor 3.p3roce -generalizamos siempre-- com) alguien a quien se le hace un favor sí se le publica, no como alguien que es mstancial motor de la industria ed itorial Intentar saber el número de ejemplares editados y vendidos es casi una ofensa; }'. a veces, cobrar unos derechos de aUWi'. un calvario. Todo ello crea una radical desconfianza, una absoluta falta de díáJo... go editor-autor, claro y transparente" qm=. impide, en gran parte de los casos. la continuidad de esas relaciones que tan necesaria sería para la consecución de otros proyectos e iniciativas, de beneficio mutuo. Choques y rupturas son frecuentes, cuando esos aspectos econó debían tener, por ley y contrato, un amomatismo claro y definido. 3.° Lo básico es potenciar el in eres lector del público, incrementar el nÚIDero de lectores. Sin ellos ninguna luci' parcial en el proceso edición-di tribu "ónventa tendría la incidencia favora e el problema de la edición en España qu:! todos deesamos. De alú la necesidad de una política educativa a favor del libro desde la escuela y de un apoyo d 1 instituciones del Estado a todo 1 que libro representa. A partir de aquí. una política fiscal que desgrave y no uponga una pesada carga para todo 1 qu intervienen en el proceso editorial ería un poderoso impulso a la edición de libros de autores españoles.

, 99


Meliano Peraile

1.0 El problema fundamental es el de encontrar un editor bien a esorado por sus consejeros literarios, y, con ecuentemente, enterado de que en España hay escritores de la talla de los Eco, Kundera, Highsmith. Duras. Vargas Llo a.

2.° Con algunos editores, heroicos y artesanales, que por sí O por mediaci de sus consejeros saben lo que hoy se guisa literariamente en paña. las relaciones son buenas, cordiales. Las relaciones de la mayoría de lo escritores con la Plana Mayor de la Edición no las puedo juzgar porque mal puede ser juzgada una c a que no existe. 3.° Pues comenzando porque los consejero literarios lean . Cuando empiecen a leer a Jos autores de aquende, se caerán del burro de lo fetiches con hache y kas en el apellido. Y, cuando se caigan del burro de la mitomanía, a lo mej r se van corriendo a decirle al patrón que aquí, sin ir tan lejos. hay una vela de escritores de oro, cuya explotación resultaría pero que muy rentable. Algo podían hacer los poderes públicos, a semejanza de lo hecho con el teatro y el cine. Pero por ese lado sólo pueden venir paños caliente.

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Rafael Pérez Eslrada

1. Escribir en provincias - y ese es mi ca o- es participar del tópico y la leyenda. El editor no es el ángel próximo de las frecuentaciones literarias, el editor es lo que no existe, y su vacío dispone a un ingular síndrome de Estocolmo en el qu . p r esperado. se le dota de un sinfín !le virLudes. &:cribir en provincias e ejercitar e en oledad.!s. Se lJega a renunciar - y ello me parece bien- a la proyección de futuro: al sueño de la soberbia. in embargo, de vez en vez aparece otro e pécimen de talante simi'lar al del escritor del que me ocupo. Es el hombre que apuesta por lo inapostabl'e, una sombra de editor, y ambos unen su delirio hasta poner un huevo, un belJo objeto, y a cue ta con él, de visita personal en correo o en librerías, inician una extraña actividad, mezcla de heroicidad y looura, que termina por suplir la falta del tercer hombre, que es el distribuidor. Los escritores del Sur son, casi tOOo<; ellos, huérfanos de editores, y sus libros acaban en un espejismo que tiene nombre de bibliofilia. 2. Después de mi anterior respllest'1 creo que puedo decir que las relaciones autor-editor pertenecen a lo inesperado, a lo milagroso tipo Palmar d Troya. Sí, ciertamente, en el caso que vengo contemplando el editor no es o es ouestión y pronunciamiento de fe. Recuerdo que un amigo me comentaba en cierta ocasión: «si al final van a existir los ovnis

por qué no va a haber editores». Otro autor más perverso me decía: <<Lo del editor es una cuestión de esperar a Godot y M mismísimo Becketb>. Y en cierta ocasión le oí a una vecina salir al tema rotundamente con un «aquí no se estila eso». Hasta el momento he dado una visión general respecto al asunto que plantea la pregunta, mas, en mi caso, debo decir que el azar objetivo ha sido relativamente generoso conmigo, y que el editor ha aparecido de la manera más natural, sin gran boato ni precedimiento de parafernalia, y con aJlgún vicio común y de no mucha importancia. 3. Creo que es una cuestión de legislación. De unas normas que establezcan límites a ciertos abusos y que racionalicen el conflicto histórico dentro del marco de la justicia social. Es preciso, y se espera, una reforma de la normativa que concierna al derecho de autor, y esto es necesario, pero también lo es la promulgación de unas 'leyes que Ilimiten ciertos hábitos, en ocasiones leoninos, y que, sin embargo, frecuentan los contratos de esta naturaleza. Considero necesaria esa reforma que incluso debería llegar a las disposiciones de carácter fiscal hoy en vigor. Mas como el escritor no puede estar con los brazos cruzados esperando el cambio de las leyes, estimo que tenemos que mantener, como principio de divulgación y compromiso, una actitud coherente en favor de esa reforma Jegislativa.

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Fernando Quiñones l. Aparte de que, no los sino mis problema fundamentale a la hora de editar un libro estriban en cuantiosas inhabilidad y pereza para decidir y gestionar esa operación comerciaJ (lo que, dicho de paso, no me convertirá en el más calificado opinante sobre los dos primeros puntos de esta encuesta), pien que esos problemas están mayormente determinados por la mundial cuestión de la comercialidad del libro en relación con su ca'lidad, si es que de literatura hablamos porque de otra cosa no sé. 2. Las relaciones autor-editor caen siempre a favor del segundo. Cierto que también existen hoy en España editores honestos y que se han dado pasos muy valiosos para defender a los autores; pero en tanto sub ista el descontrol de la tiradas y las ventas, a cuya realidad no pueden el escritor o sus defensores tener verdadero acceso, subsistirá el problema esencial de esas relaciones que, por lo demás, abarcan cien matices de todo orden, desde los positivos hasta el polo opuesto. 3. Ese impulso creo que viene solo (o se ve extraordinariamente ayudado) por el momento literario; es decir, creo que depende del número y la pujanza de autores con calidad e interés. Claro que en un país como el nuestro, donde existe aún un índice muy bajo de lectura, cuantos medios se arbitren para propUlsar la edición de buenos libros, bien inventados y bienvenidos sean. Estamos mejorando en cuanto a la posibilidad de encontrar a buen precio, si no las novedades Dibliográficas, sí muchísimos libros de interés y que desde luego constituyen novedad para sus destinatarios; no hay más que asomarse a un simple kiosko. El asunto de la distribución, tan importante como el de ¡l a materia prima o el del proceso económico propiamente editorial, no es todavía tenido en cuenta por muchos con la prioridad que hay que darle. En realidad, otro nudo esencial del tema cae muy atrás: un buen lector se ha de formar en ser10 desde los a·ños escolares. 102


Elena Soriano

Los problemas del escritor al editar un 'libro son distintos si es él.mismo quien realiza tal transformación de su obra en producto comercial o si cuenta para ello con un editor responsable. es decir, con un intermediario entre la creación y su difusión pública. En el primer caso, el problema fundamental es económico y, en general. insalvable. En el segundo, el autor que tiene un n mbre conocido, más o menos prestigioso, tiene más facNidade para que el editor se interese por su obra - incluso sin conocerla previamente- qu el escritor novel. cuyo prolYlema es precisamente ése: la ignorancia y la desconfianza que in pira un desconocido. a menos que tenga poderosas influencias O referencias que garanticen el éxito de su obra. independientemente de su valía intrínseca. Existe aquí un consabido círculo vicioso, común a todos los principiantes de las diversas profesiones, pero quizá más cerrado en las artísticas: a veces, es roto por una casual revelación geniall o gracias a los socorridos concursos 1iterarios, aunque estos mismos propicien el amiguismo y otros intereses distintos a los puramente litedarios. Aunque consiga editor, el escritor puede encontrarse cogido por un contrato leonino, que le promete cortísima tirada y derechos económicos m.íseros -lo son, los porcentajes usuales en España-, y que no le garantiza debidamente el contrdl de tiradas y ventas del libro en cuestión, aunque existan normas legalles meramente teóricas, de nula aplicación en la práctica. Tampoco asegura el editor - ni siquiera informa, en general'-

un sistema eficaz de distribución y venta del libro ni una suficiente propaganda publicitaria en los medios de difusión masiva, con 10 que muchas veces, la obra y el autor siguen siendo ignorados por el gran público, con 1a consiguiente decepción del iluso grafómano que dedicó muchos días y aun años a su apasionada vocación com.unicativa. Este sentimiento de incomunicación constituye la gran paradoja del escritor y la frecuente experiencia traumática de muchos de ellos. a causa de los graves defectos del sistema editorial al uso aquí, en un mundo donde no vale ya el viejo dicho «el buen paño. en el arca se vende»... (Se debe reconocer que, últimamente. la pub'lici'dad de los libros es mayor y mejor que antes en ciertas editoriales).

* * * Las relaciones entre autor y editor resultan, pues, insatisfactorias para el primero. a menos que inspire ar segundo admiración y respeto por su prestigio, su fama. su éxito de ventas y. en último término. por sus méritos literarios. Generalmente, el autor poco importante no suele ser consultado, ni siquiera informado. sobre los aspectos forma!les, físicos. de su libro, durante su proceso en la imprenta; a veces, ni siquiera recibe las obligadas galeradas y sus posteriores pruebas paginadas, con lo que sufre tre~ mendas sorpresas y disgustos ouande llega a sus manos el ptimer. ejemplar ·y

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encuentra en él erratas y errores abundantes, y quizá textos en solapas, faja y contraportada que t rgiversan el sentido de su obra. La verdad es que hoy se ha perdido -salvo excepciones contadasel viejo prurito de la edición primorosa. que faltan linotipistas concienzudos y correctores de imprenta cultos y que muchos libros caros están impresos en mal papel, con fea tipografía y encuadernación de pacotilla, cuando precisamente las máquinas y las técnicas han alcanzado alta perfección, que parecen merecer sólo las publicaciones de lujo y cortas ediciones de bibliófilos, con patente menosprecio al ~ibro para ser leído. En suma, autor y editor parecen a vxes rivales en vez de colaboradores en un mismo arte y entre ellos, se crean tensiones y rupturas debidas a intereses contrapuestos.

• • •

Desde luego, dada la carestía actual de la industria editora, la pub1icación de autores españoles debería ser fomentada con la mayor protección económica d~ la administración, es decir, mediante subvenciones, exenciones de impuestos -{;omo el monstruoso IV A-, convocatorias de concursos literarios para los diversos géneros y tipos de escritores, creación de cooperativas y asociaciones para la autopromoción, etc. Y sobre todo, eJ factor más eficaz sería la multiplicación en todo el país de bibliotecas públicas, tanto de uso general como en centros de enseñanza primaria y secundaria, con la obligada inclusión en sus catálogos de 104

obras española. no ólo c1á icas sino. principalmente, de escritores contemporáneos, consagrados y nuevos, sin má discriminación que la va.lia auténtica. Pero la e timación de tal valía requiere la existencia de una crítica olvente y honesta, función actualmente en grave crisis, como se ve en las secciones correspondientes de periódicos y revistas que suelen prestar más atención y elogios a traducciones de obras extranjeras o a nacionales mediocres, quizá por interese y compromisos extraliterarios de la publicación. Hay otros aspectos más sutiles del profjlema que siempre supone para todo escritor el hecho de publicar un libro. aparte de los vulgares y pragmáticos aquí apuntados; pero tendrían que tratarse desde puntos de vista subjetivos que no parecen oportunos en esta ocasión.


PRIMERA PARTE

DE LA GALATEA. DIV 1 DI DA EN sE. y~ LiBROS.

Cópuclla por Migucldc CcruuKC$. Dirígi4.uI/IÚlfrrifsi.foiM A{ct,q. C~~U ~~Ie f·lIa~s4ft··

Eduardo Tijeras Los problema fundamentales a la hora de editar un libro (mejor dicho, de que no lo ed iten) no son tan grandes ni tan variados como yo pensaba antes. El libro tiene una fase artÍ tica, de creación, y una fa e de difusión, que e evidentemente de carácter comercial. Editar un libro es una tarea financiera: requiere una inversión económica y la consiguiente rentabilidad para el sostenimiento del negocio, que no creo que ea demasiado boyante en ningún caso. Los problemas. pue , se reducen por ahora a manejar el libro como un objeto del mercado que no va a conducir a la ruina inmediata al inversor. La buena calidad de un texto literario no es suficiente para eliminar el problema de la rentabilidad comercial. aunque yo a veces me pregunto si es el editor el que sirve la demanda del mercado o es el mercado el que absorbe las imposiciones del editor. Este ya es tema de genios particulares, modas, oportunismos y estudios de mercado, donde intervienen de forma imponderable factores extraollterarios como la publicidad y la «imagen» de cara a la galería que el autor sepa labrarse, la tiranía de los pre-

e o N P It 1 V 1 L E G 1 O. Imprdfa en Alcolla por lum GnCÚn. Añodc '585A ro¡t•• B1., RGlIIr",tnultrlt r.!tt;;s.

*

mios como reclamo y. sobre todo. el mimetismo planetizado por efecto de lanzamientos audaces u otras concurrencias de actualidad . Los problemas fund amentales todos de carácter económico, y en cuanto a las relaciones autor-editor creo que serían magníficas y ed ificantes para la historia si el autor fuera más COnsecUM e y se olvidara ya de una puñetera \"eZ olímpica de esa su invol untaria alienación de poseer boca y estómago m cualquier mortal. Por último, tercera inquí iciÓn. la única fórmula para impulsa r la edi i -o de libros de autores españoles es despojar el l'ibro de sus taras económica y di poner institucionalmente, condi ionadamente, de subvenciones y sufragio . ¿AJguien ha calculado lo que se ga ta aquí en cursos universitarios de verano y en atolondradas campañas publicitarias inútiles a cargo del erario público?

lOS


LA LITERATURA ES COSA DE DOS Manuel Vázquez Montalbán

Si hay una estampa intelectual antipática es la del senior que ejerce como tal y se dispone a sancionar una situación que ya no le afecta, aunque le haya afectado. Por eso escribo con la punta de los dedos una reflexión sobre los problemas editoriales de los escritores jóvenes, desde la conciencia de que yo casi no tengo problemas editoriales y de que ya no pertenezco a ese confuso colectivo de los escritores jóvenes. Reiilexiono pues sobre el mercado cultural de la España democrática y percibo una contradicción lógica entre la teoría y la práctica de la libertad de escribir, marcada por el juego de la oferta y la demanda. Las editoriales, como los sexos, se dividen en tres: las que con los beneficios construyen ocho pisos; las que con los beneficios permiten vivir decentemente a una familia típica o atípica de dos o tres miembros y a un chico de los recados; y finalmente esas editoriales de distribución semic1andestina, hijas del voluntarismo o del oportunismo literario. No es una tipología nueva. Responde a lo que ha dado de sí la industria y el comercio dcl. libro en Espruña en los últimos veinticinco años, aunque factores derivados de la orisis económica hayan modoficado pautas de conducta casi tradicionales. Las editoriales gigantes editan muoho, para girar muoho, y sobre seguro. Las editoria,les <<familiares», en las que incluso el autor y el editor se sienten como en famiJlia, editan menos pero más de lo que deberían editar y cada vez más sobre seguro. En cuanto a las terceras editan

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lo que pueden y en ocasione piden ayuda económica al autor. directa o indirecta ... En Ja actualidad. el autor joven casi nada puede esperar de las grandes editoriales. a no ser que su código estético coincida con el del lector o lectore a Jos que el director literario de tinv u obra. Insisto en que, salIvo en un aumento del frenesí publicador y de la prudencia. el cuadro es sensiblemente parecido al de hace años. Tampoco está ni mejor ni peor el de la crítica como so tén o no de nuevas promociones. En España casi no existen medios críticos válido y la crítica periodística. salvo contadísimas excepciones. se divide entre partidarios de los socorros mutuos y seguidores de las sectas intocables. Pocos críticos se toman la maJestia de enfrentar e a un nuevo libro como si no hubieran leído nunca nada, única manera de poder ejercer La crítica esenta años después de la consagración, casi coincidente en la década, de Proust, Joyce, Kafka y Dashiel Hammet. Ultimamente observo que algunos críticos se dedican a hacer selecciones nacionales de novelistas para el equipo A y para el subveintiuno, pero invito a los escritores promesas a que no se dejen afectar, tanto si saJen como si no salen. Si han salido en esta selección, es posible que no sean convocados para 'los campeonatos del mundo de 1990 y si no han salido, que no desesperen, porque los criterios de selección pueden variar en los próximos sesenta años que les quedan como esperanza de escritu ra.


Es decir, abandonados a la literatura libre en el mercado libre. el panorama ni ha sido, ni es. ni será nunca a priori fácil. Triunfar es un azar quebradiw. y finalmente, la escritura es un acto solitario que alguien emprende frente a una página en blanco y que otro asume frente a esa pági na escrita. Son dos soledades que a veces se complementan. Todo lo d"más es futuro impefecto. Es posible que el Estado o las instituciones públicas pudieran facilitar herramientas para trabajar, que no son otras que medios para vivi r, que no afectasen al futuro de las palabras. Pero nuestro es-

tado democrático aún es un estado de realquiler y además necesita casi todo su dinero para comprar aviones norteamericanos. Y en cuanto a las instituciones no ganan para todo el papel idiota e inútil que meten en nuestros buzones comunicándonos futuras comunicaciones. Aunque es posible que tras la entrada en el Mercado Común y la permanencia en la OTAN. el mercado se vuelva más común y la situación se atlantice oceánicamente. Tomado del BoleUn n." 3 de la A. C. E., Sección Autónoma de Catalufta.

Manuel Villar Raso

l . Con más o menos penalidades y quebrantos, quien de veras lo persigue, acaba editando. Ese al menos es mi caso. ¿Cómo? es ya otra cuestión. Uno acaba perdiendo el libro y toda posible espectativa en cuanto lo suelta. 2. Inexistentes. El autor parece ser el enemigo del editor. que ni justifica los ejemp1ares que edita ni es honrado. 3. La mayoría de las editoriales prefieren publicar porquería extranjera. Debe ser más barato, aunque viene siendo frecuente el caso de autores, léase sudamericanos. que las descapitalizan. En consecuencia. creo que la Asociación debería impulsar o promover agentes literarios, que faci litaran el trabajo

del escritor ,por una parte, y actuar agresivamente en varios frentes. por otra, supliendo la apatía de nuestros «queridos socialistas»: a) Reuniones de escritores a todos los niveles, regionales o nacionales, con temas públicos que interesen al ciudadano y a la prensa. b) Acuerdos con alguna editoria!l norteamericana. ignoro la forma y alcance del compromiso, que se comprometa a editar anualmente obras españolas. c) Promover nuestra literatura en ese país con Ja ayuda del Comi1:é Conjunto Hispano-Norteamericaoo -apartado VI- del que todavía no hemos hecho uso. Es a mi entender la única forma de airear nuestra novela.

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TRADUOTORES

Carmen Bravo-Villasante

-Problemas fundamentales a la hora de traducir y editar un libro.

- El problema fundamental es que el traductor conozca perfectamente la lengua de donde trad uce y su propia lengua. El ideal es que el traductor sea un buen escritor. -Cómo juzgas en general las relaciones traductor-editor. - Por lo que se refiere a mi propio

caso, las considero buenas. Cuando hago una traducción, que yo misma he decidido, pues suelo traducir de mis escritores predilectos como R6lderlin, Reine, Goethe, Oscar Wilde, Kleist, Perrault, y J. M. Barrie y otros modernos, la ofrezco a una editorial. Mis derechos suelen ser de un 5 por 100, algunas veces de un 10 por lOO, y algún caso muy especial de un 4 por 100. Solamente una vez he

aceptado un 3 por 100. Nunca acepto un tanto alzado. Creo, sin embargo, que las relaciones de los traductores, en general. no son buenas. pues la mayor parte de las veces no reciben derechos y sólo una única cantidad, que ni siquiera vuelve a repetirse en sucesivas ediciones. De ahí que se trate, por todos los medios, de hacer comprender a los editores la necesidad de considerar al traductor como un autor-traductor, con sus propios derechos. Existe, por otra parte el problema del nombre del traductor que debe ponerse en la portada del libro, como indica la UNESCO. Muchos editores se niegan a esto. En todas mis traducciones mi nombre va en portada, debajo del nombre del a utor y del título del libro. Esto da

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más categoría y prestigio al libro traducido. Algunos editores al negarse no comprenden que pierden una posibilidad de beneficiar al libro. Cuando no va mi nombre en portada, porque ha sido imposible convencer al editor, entonces va en el texto de la contracubierta. También debe ponerse el nombre del traductor en los folletos de propaganda anunciando los libros, para que el lector tenga una orientación completa, pues muchas vece compra los libros por los traductores.

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María Teresa Gallego Urrutia María Isabel Reverte Cejudo PROBLEMAS FUNDAMENTALFS A LA HORA DE TRADUCIR UN LmRO

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1. Hay que citar en primer lugar lo propusiera y de precia, por tan lo, todo -cómo no- la batalla por obtener unas lo que se halle entre tapa y tapa y de tarifas dignas. Los editores piensan, aun- ello, muy especialmente, las traducciones. que unos lo confiesen y otros no, que los La falta de medios de presión de los tralibros se venden igual (o dejan de ven- ductores sobre los editores para con eguir derse) estén bien o mal traducidos. Por unas condiciones de trabajo dignas y la tanto, están poco dispuestos a «encare- lucha meramente individual que -como cen> el producto con los gastos de tra- resultad de lo anlerior- se ve obligado ducción. Hay, no obstante, editoriales a llevar cada trad uctor agravan el proque tienen a cierta gala contar con tra- blema. Esta lucha individual, esta falta ductores de algún prestigio, aunque no de solidaridad, la fomentan deliberadadesdeñen, en ocasiones, recurrir a otros mente las editoriales que no aplican musi les pueden imponer contratos más se- chas veces tarifas iguales a traduccione veros o tarifas más bajas. Y existen otras de igual dificultad, sino que ofrecen «a que desdeñan por completo este aspecto da chita callando» a algún traductor una y subemplean a precios de limosna y sin tarifa más elevada, debido a su prestiningún üpo de contrato a toda persona gio o a que ya es muy conocido en la que no 1es plantee problemas ni les venga casa, siempre y cuando <mo lo sepan Jos con exigencias, traduzca bien o mal. Un demás». ejemplo extremo -aunque se puedan Añadamos a este sombrío panorama poner muchos- sería el de la Editorial un intrusismo cada vez más frecuente Planeta, cuyo propietario aIlardea de que que no por - sin duda- involuntario es él podría vender libros en blanco si se . menos nefasto: el de las personas de más

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o menos renombre en algún campo que por prestigio. fama. gusto o entr·etenimiento. traducen cobrando cantidades realmente simbólicas bajo contratos leoninos y aun sin contrato. Alardean tale personas de no entrar yn tan bajas preoc upaci ones. ya que ellas «no traducen por dinero», olvidando que existe un grupo de profesionales que sí traducen p r dinero, ya qu~ ése es su medio de vida , y al que causan notorio detrimento. 2. Tan conocido como el problema de la tarifa e:r el del reconocimiento de los derechos del traductor sobre su traducción. Aunque cada vez son más las editoriale que reconocen esta propiedad en el contral . di tan mucho de ser todas; e incluso las primeras se resisten a hacerl o en la primeras páginas de la edición. 3. Los plazos desde el encargo de la trad ucción hasta el momento de la entrega son, por lo general excesivamente br",ves. lo que obliga al traductor a una premura que va en menoscabo de la calidad . De toda formas, aunque los Plazo fu eran mayo res. las bajas tarifas impedirían al traductor dedicar a su trabajo lodo el tiempo requerido. Tiene que traduc ir deprisa para traducir más. 4. on lituy ... n una auténtica plaga la , po r lo visto inevitables, erratas que sobreviven gloriosamente a correcciones minucio as de primeras y segundas pruebas y llegan a alterar el sentido de amplios fragmyntos del texto, destruyendo el delicado trabajo de muchas horas. Valga de ejemplo uno de los casos que nos han afectado personalmente: en una ardua batalla que sostuvimos con el tipógrafo de turno. salió viotorioso éste al sustituir una y otra vez - hasta la definitiva- la palabra «estilita» por «estilista» (Que debía de sona¡í]e más) en una obra de Nathalie Sarraute, desvirtuando así por completo varios capítulos de la misma.

RELACIONES ENTRE TRADUcrOR y EDITOR

Depende del trad uctor y depende del editor. Los traductores avalados ya por una obra. un prestigio e, incluso. quizá, algún galadón. mantienen unas relaciones de «cordialidad armada» con los editores, más cordialidad o más armada según de qué editorial se trate. El. traductor quY empieza o que no ha adquirido un nombre que le permita poner alguna condición recibe un trato fríamente despectivo en la mayoría de los casos, no ya de los editores propiamente dichos, sino del empleado que tenga a su cargo el servicio de traducciones; de la propia terminología de algunos contratos se desprende esa actitud despectiva. No ha sido otra la actitud de los editores hacia la Sección Autónoma de Traductores de la A. C. E ., que ha tapado con la más displicente negativa a tratar cualquier tema relacionado con la fijación de un contrato tipo. Hay que volver a recordar aquí la falta de unidad y solidaridad de los traductores -seguramente imposible, por otra parte, o muy difícil. Los editores saben que no se van a encontrar con una postura común éstos en defensa de sus intereses y no 'Se prestan, por tanto, a ningún tipo de negociación colectiva. Quizá sea pecar de exageración decir que en lo hondo de la mente del editor, ¡SI traductor es alguien que se dedica a ese trabajo porque ha fracaoodo en otros campos, pero creemos que hay algo de eso y las editoria'Ies no sienten respeto por las personas que trabajan en el campo de -la traducción.

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INSULA -ISLA José Luis Cano

Juré J.u;" Cano.

!'/SIO

por Ricardo Zamorano.

Cuando en 1943 fundó Enrique Canito una pequeña librería en la calle del Carmen con el titulo de <<!n sula», y tres años más tarde, en 1946, la revista del mismo nombre, pensaba acaso en un símbolo: el de una i&la literaria en medio del casi desierto cultural de los primeros años de la posguerra, con buena parte de nuestros mejores poetas y escritores en el exilio. Como todo intento

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de crear una revista literaria independiente en los años del franquismo, «Insula» tuvo constantes problemas con la censura. El Ministerio de Información juzgó q ue era una revista peligrosa por su ta,lante liberal y «orteguiano». ¡Terrib1e delito! La verdad es que «Insula» era sólo una revista literaria que no representaba ningún peligro para el sistema. Pero lo que molestaba a éste era la independencia de la revista, que le llevaba a hablar de los grandes escritores españoles del exilio, de Juan Ramón a Guillén y Salinas, de Américo Castro a Cemud a o a Moreno Villa, de Max Aub a Emilio Prados. Todo le parecía peligroso a la censura: desde la palabra seno, que prohibió en un poema de Aleixandre, hasta un cuento de Cortázar, en el que los protagonistas, una pareja de co1or, ligaba en el metro y luego se iban a hacer el amor en el apartamento de ella. Siempre había un pretexto para que el censor de turno mutilase la revista, y en 1955, con motivo de haber consagrado un número a Ortega a raíz de su muerte, «Insula» fue castigada con una suspensión de un año . Llegó a nosotros, entonces, la solidaridad de centenares de hispanistas y amigos de América y Europa, y de nuestros 1ectores españoles; y no faltaron voces -las de Vicente Aleixandre, Dionisio Ridruejo y Pedro Laín, entre otras, que se alzaron para protestar contra el atropello. Al cumplir «Insula» los cuarenta años de existencia quiero tener un recuerdo para Enrique Canito, retirado hoy por su enfermedad. El fue su fundado r y su director hasta 1982, consagrándose a ella con amoroso cuidado. Sin él. esta «Insula», que ya no es isla, no hubiese eX:Ístrido.

Continuamos ofreciendo una perapectlva de las ¡revistas llterarfas eapallolas. SI en el número 15 lo haclamos con Cuadernos Hispanoamericanos, abordamol hoy con "Insula" la misma, que continuaré con olras publicaciones.

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40 ARos DE "INSULA"

TRADICION y RENOVACION Gregorio Morales Villena

Algo insólito en el panorama cultural español: una revista literaria cumple 40 aiios. Y para colmo, no se ha convertido en una reliquia: los lectores crecen. Escriben en ella las plumas con solera, pero también los jovenes valores. Es una excelente introductora de la literatura española en el extranjero. Se ha hecho imprescindible en universidades y departamentos. No descuida las novedades, pero está en las antípodas del suplemento literario. Su diseiío, que es el de siempre, se halla casualmente de moda ... esta es ull1sula», un punto en la inmensidad, privilegiado enclave donde se cruzan y aúnan las rutas de la carabela y del avión, del estudioso y del creador, de lo intemporal y de lo recién hecho. Tradición y renovación, en suma, sabiamente conjuntadas, como un hermoso ejemplo de libertad y grandeza literarias. De la historia de «lnsula», de los avatares, de los logros y proyectos fL/luros, hablamos con su redactor·jefe, Carlos Alvarez-Ude.

Tras doce años de trabajo continuado en In uJa, Carlos Alvarez-Ude ha asumido lodo su bagaje. No en vano, la misma revista constituyó para él escuela literaria: -He aprendido cantidad de co as, tanto a nivel cultural como en el mundo de la li,teratura, en la reuniones del consejo de redacción, con Enrique Canito, J o é Lui Cano, Antonio Núñez ... Cuando entré, con veinte año , no tenía mucha idea de lo que era la literatura. Los autores que conocía eran fundamentrulmente an~losajones, o relacionado con los del mayo d~ 68: DurrelI Henry Miller, Dylan Thornas, J oyce ... El mundo que había en torno a «I nsula» fue para mí un choque y descu-

brimiento. Pasé varios años aprendien_ do muchísimo, leyendo numerosos libros y autores que me eran completamente desconocidos : narradores, poetas, ensayistas, hispanistas... AqueItlo duró unos siete u ocho años, en los que únicamente leía y escuchab a, sin intervenir casi nunca en las discusiones del consejo de redacción. Como en este caso, hervidero literario para muchos ha sido y es In swa. Justamente con ese objetivo, partiendo de esa base de convivencia intelectual y de pt,mto de encuen~ro, s e (nJció la revista. Era el .mes de enero de 1946. Dice Carlos Alvarez-Ude : -Urn grupo de gente se plantea ~a necesidad de que haya una inform~-

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clOn tanto de los libros que se publican en España como de los de fuera. Hay que tener en cuenta que en esta época la literatura extranjera era muy poco conocida. Y la gente que se ha dado en llamar del «exilio interior», tenía necesidad de conocer esa literatura. La librería de Enrique Canito, en Canmen, 9, cumplía esta necesidad, pues allí había libros franceses, ingleses ... Esto atrajo a una serie de intelectuales que encontraron allí un lugar donde verse y discutir la literatura (y claro, también de política). Se pensó que todo esto se podía extender a más gente, y así surge la revista. Enrique Canito, hombre de una cultura inmensa y de un lenguaje rico y fértil, presto siempre a la metáfora brillante y exacta, cuenta los comienzos: «Yo no comprendía una librería que se dedicara sólo a vender libros. De esas las había, si no en abundancia, sí bastante buenas en aquella década del 40. Yo pensaba que la obligación del librero era la de crear una atmósfera favorable en torno al libro, un mero catálogo no me bastaba para esto, era preciso algo más, era preciso, y volvemos al psicoanálisis de mi frustracción, una especie de nueva y vaga Universitas, en la gente amantes de comunicar su saber se reunieran con gentes amantes de saber, y por ello amantes del libro, en su doble dimensión: libro instrumento y libro de amena lectura, y en este aluvión de letra impresa una especie de guía, en este laberinto -déjame cursilear- un hilo de Ariadna. Una librería en Madrid serviría, claro es, a un número de amigos y clientes, pero madrileños o en Madrid radicados. Esa Universitas que se fraguaba en mi cabeza iría a buscar fuera de la localidad, en las más apartadas regiones y lugares de nuestro país y del mundo, a la multitud dispersa de los que necesitan el libro para su deleite o para su estudio. Esto, traducido a lengua de este mundo con-

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creto, /lO era ni más ni menos que tina revista, pero una revista con unas características.» (1). -En un principio -prosigue Carlos Alvarez-Ude-, la re i ta se plantea como un boletín bibliográfico que, poco a poco, fue adquiriendo el enfoque literario y cUltural que la caracterizaría. Además de Canito, el grupo fundador e taba formado por Jo ~ Lui Cano y Manuel Cardenal. Entre lo primero colaboradores, se encu otmn los maestros dol 98: Menénd z Pidal, Baraja, Azorin ... y Juan Ramón Jiménez, por supuesto. El ubtítulo era «revista bibliográfica de ciencia y letra », y a í, junto a escritore ,incluía n su página a cientIficos como Grande Covián, Faustino Cordón, Julio Palacios, José Gallego Diaz.. . Cuando la revi ta ale a la calle, una eri de per ona e ponen en contacto con ella y comienzan a animarfla: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Lafu ente Ferrari, Guillermo de Torre, Rafael Lape a, Vicente A'leixandre, María Alifara, Juan Antonjo Gaya Nuño, BIas de Otero, y mucWsima gente más dentro y fuera de España. Surge así una de su labores básicas: poner en contacto a la gente del «exillio interior» con la del exterior, pasando también, a través de OIga Bauer, por los intelectuales europeo . -Pero In ula fue, incluso, algo más que una librería y una revista ¿no es así? -Así es. Habia también una editorial, un centro exportador e importador de libros, y una tertullia fija. El primer libro publicado en la colección de poesía, fue «Ocnos », de Cernuda, al que siguieron otros de Bias de Otero, Pedro Sal1nas, Jorge Guilllén ... HabIa también un premio de narrativa. La edjtorial ya no existe por razones económicas, pero la actividad eXiportadora continúa existiendo. Ahora, COlITIO antes, las universidades extranjeras nos solidtan determinados libros para sus


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alumnos, muchos de ello orientados por la críticas y estudios realizados en nuestras páginas. La tertU!lia, por otra parte, se ha venido realJ.izando todos los miércoles a las ocho, y a ella han asistido los escritores e intelectuales más prestigioso de cada momento. -La revista, desde su mismo comienzo, estuvo abierta a todos los movimientos y corrientes, aunque no estuvieran reconocidos por los que usualmente juzgan de lo divino y humano. -Sí. Por ejemplo, a través de la labor de Jorge Campos y de su sección «Letras de América», se da a conocer a los autores latinoa!lllericanos cuando en España no se sabía casi nada elJIos: Cortázar, Allejo CaI1pentier, Borges ... -A la hora de publicar los artículos, ¿se deja llevar la revista por el «nombre» o publica todo aquello que le ofrece interés, independientemente de que su autor sea conocido o no? .......Bl setenta por ciento de la revista proviene de originales no solicitados. Nuestra política es de lectura cuida-

dosa de todo lo que Hega, tanto si son artícU!los como poemas o narraciones. Aceptamos todo aquellos que nos parece importante de publicar sea o no conocido el autor. Pero Insula, revista de pensamiento, revista de intelectuales críticos, no dejó de tener sus choques con el te.. rrible y mezquino franquismo de la época. En el 56, es suspendida su publicación. «El oficio de Juan Aparicio, director general de Prensa -anota José Luis Cano en su diario el 21 de enero de 1956-, suspendiendo desde ayer la publicación de la revista Insula, nos tiene consternados. Llamo a Aleixandre y Dámaso para comunicarles la mala noticia, y tanto uno como otro se indignan ... » (2) «Visita a Juan Aparicio con Enrique Canito -vuelve a anotar Cano el 5 de abril del mismo año-- para pedirle la reapertura de Insula ( ... ) Nos dijo: "No es oportuno por ahora, autorizar la salida de Insula, revista demasiado orteguia11.a, como demostl'ó a la muerte del filósofo (3).

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Además, la reacción de grupos liberales y de izquierdas en el extranjero, comunistas incluidos, a favor de esa revista, ha sido tan intensa, que autorizarla ahora podría parecer que cedemos a la propaganda extranjera. Todo ese movimiento de la izquierda europea en apoyo de InsU!la demue,stra a las claras que es una revista peligrosa para el orden de nuestro estado"» (4). ~La decisión -explica Carlos Alvarez-U de- estuvo basada en razones de carácter reglamentario. Y era que el número de páginas del ejemplar excedía de las autorizadas en el momento de su fundación. Las gestiones de Dionisio Ridruejo, Gregorio Marañón, y el nuevo director de Prensa, posibilitaron en 1957 la reaparición. Hay que tener en cuenta que «InsuJa» no representaba una ruptura total con el régimen, porque entonces claro, habría dejado de funcionar. Tenía que cuidar mucho sus contenidos. Además, tanto Canito como José Luis Cano no eran socialistas ni comunistas, sino personas profundamente liberales, al viejo estNo orteguiano. -¿Cuál ha sido concretamente el papel de José Luis Cano en la revista? --Cano es «Insula». En cartas de esa época que he estudiado, se ve que, Cano entra en la revista, se dedica completamente a ehla. Como se deduce también de «Los Cuadernos de Ve1i.n_ tonia». En el 62 se producirá otra incorporación decisiva: la de Antonio Núñez. El mismo nos lo cuenta: «Entré en contacto con don Enrique Canito, y por consiguiente con la revista Insula, en el año 1961, cuando, apenas un muchacho, atravesé por ciertas dificultades de orden personal ( ... ) Me acogió con un afecto que nunca olvido y que jamás podré pagar ( ... ) Enrique Canito, además de solucionar el problema que me angustiaba me ofreció la posibili.dad de leer algunos relatos ( ... ) En no118

viembre de 1962 aparecLO mi primer relato en Insula y, en seguida, me in. corporé a la redacción ... » (5). En 1973, tras entrevistarse de un rnodo muy semejante con Canito, entra en la redacción Carlos Alvarez-Ude. Allí, corno hemos visto, toma contacto con la literatura hispana y, a partir del 79, inicia sus primeras tanteos literarios. En 1982 se presenta al Adonais, y queda finalista (el premio lo obtendría Luí García Montero). -¿Crees que tu entrada y trabajo continuado en la revista han contribuido a su renovación? -Cuando «Insula» es comprada en el 83 por EspasaJCalpe, comienza a urgir, tanto dentro de la revi ta -Cano, Núñez y yo (Canito se retira en este tiempo por problema de alud)como fuera de ella, un movimien 10 para u renovación. Se pide la opinión de escri tores como Francisco Ayala y Gonzalo Sobejano. Se habla de nombrar un consejo editorial que dé má dinamismo.. . Es decir, e intenta lograr una especie de revitalización, pue antes, «Insula» habia pasado por un gran bache: tenía falta de artIculos, entre otras razones porque no se podIa pagar ... Era muy difícil hacer número de callidad. Es también el momento de auge de los suplementos literarios de los periódicos, yeso también perjudicaba .. . Con la compra de Espasa, el panorama varía, e intentamos la renovación. A pesar de la existencia de revistas como «Quimera», «Camp de 1'Anpa», etc., creo que no había una verdadera revista de literatura nacional, que agrupara 11 0 nuevo, que diera cabida a todo lo que estaba surgiendo. Yo intento, pues, ese cambio. AUlTIque tengo muy en cuenta que una revista como «Insula» no puede ser nunca urna revista «moderna», es decir, una revista mayoritaria, dirigida al público en general, aparte porque es de lirterarura -lo que ya la condiciona-, sobre todo


Nº474 1................ ' . . , ~.-

... REVISTA

DE

LETRAS

Encuentro con Ana Rossetti

porque e una r vi la dirigida a lo eludio o de dentro 'y fuera del paí , un punto de ncuentro de todos los irntere ado por la cultura española. Esto no e podía p rd r. Por eso, el cambio no podia er radical. Había que con ervar la calidad, el carácter riguroso ...

-¿En qué se concreta, pues, esa rel1ovación? -Para empezar, damos cabida a nuevo escritores: José María Merino, Alejandro Gándara, PiJar Cibreiro, Juan José MiNá , AiClelaida Garcia Morll'les ... Hemos intentado que muchos de estos autores, que no son crí,ticos profesionales, hagan crítica con su visión persom\ll de las cosas. Se trata de dar información de 10 que se produce actualmente, no tanto en plan erudito, es

decir, un estudio profundo y complejo de las obras -'lo que tal vez haya que dejar a la historia literaria-, sino desde un punto de vista ágil y de calidad, conjugando todo ello con una infonmación de actua!lidad que creemos no cumple prácticamente ninguna revista de este pais. Es decir, se habla mucho de ,l o que triunfa, pero no de otras obras que son igualmente interesantes. Queremos también ofrecer entrevistas de fondo, de autor, todo lo contrario de las que se dan en los periódicos, basadas sobre todo en enfoques pasajeros. Otro elemento era conseguir una serie de corresponsales que infol'maran de la literartura de afuera. Ahora mis.mo tenemos contactos con ,l os nuevos grupos poéticos de'! sur de Italia, con Sud américa (via Jorge Vehi~s), con el norte de Italia (via

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Luisa Capecchi y Antonio Dueñas), con Alemania (vía Javier Arnaldo y Jaime Siles), Estados Unidos (vía Cándido Pérez Gahlego), etc. Por otra parte vuelve a colaborar gente que había dt· jado de haceI110: Antonio Márquez, Antonio Carreño, Gonzalo Sobejano, Lau. reano Bonet, José María Martfnez Ca. chero, José Manuel Blecua, etc. Otro cambio fue el subtítulo de la revista: En un mundo tan especializado, era absurdo mantener lo de «revista bibliográfica de ciencias y letras», y lo cambiamos por «revista de letras y ciencias humanas», dirigiéndose ahora, aparte de la literatura, hacia la historia, la sociología, la música, etc. -En este contexto de renovación, hay que incluir los últimos números monográficos sobre «poesía joven», «teatro español hoy» y «Diez años de narrativa (1976-1985)>>.

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-Efectivamente. Se trata de tre números importantes y de gran calidad, tanto por los colaboradores como por el contenido de los artículos. El número de joven poesía fue polémico. Se habló de todo, desde la oportunidad o inoportunidad de su salida .. . Yo creo que será un nÚlI11ero que tenga importancia con el tiempo. Dentro de veinte o treinta años gustará ver quiénes escribían en los ochenta, qué revistas e hacían.. . Por problemas de espacio, desgraciadamente, no se cubrieron todas las poéticas existentes, yeso trajo también críticas. De todas fOI1Illas, fue bien recibido por la gente joven, que era también un poco de lo que se tra. taba, es decir, de captar la atención del lector joven que no conocía la revista. Luego salieron los números de teatro y narrativa para completar ,l a panorámica de la literatura de la


José Luna Borre

Las desobediencias de Ana

transición. Había tenido lugar un cambio, aunque no se sabía bien cuál era, y había que reflcjaI1!o de alguna forma. En el número de teatro se recogen entrevistas con Guillermo Heras, Lluis Pa qua! y otra p r onalidades del teatro. Faltó quizá hablar de escenógrafos, iluminadores... y otros elementos cola terale. Con respecto al número de narrativa, éramos conscientes de que, tra uno años de anquilosamiento, había habido un resurgir de la prosa, y una importante incorporación de jóvenes autore y jóvenes novelas. También quisimos reseñar la labor de los editores y su cambio de mentallidad.

-¿Qué distribución tiene la revista? -« Insula» se basa fundamentahnente en las suscripciones. Tenemos aproximadamente unos tres mil suscriptores, cincuenta por ciento naciona'les y el resto extranjeros. La revista se distribuye por todo el mundo y llega inoluso a países como Mal'tinica, S enegal, Corea del Sur, China ... Los departamentos de literatura están eDJtre nuestro público principal, aunque hay que tener en cuenta que, en las uni-

versidades españolas, sólo UD treinta por ciento de los departamentos están suscritos. Y no hablemos de los seminarios de literatura de los instirtutos de bachillerato, en los que no creo que 'l leguemos ni al cinco por ciento. Esto indica claramente cómo funcionan las instituciones y quiénes son los encargados de las bibliotecas. Es decir, que hay más preocupación en Estados Unidos por .la literatura española, que en la propia universidad y centros españoles. Se podría decir que es un problema de falta de medios, pero yo no lo creo. Es un problema de faJI ta de conocimiento. En este sentido, vamos a hacer una campaña de promoción en ins,t itutos y universidades españolas para que «Insuta» se conozca.

-Creo que últimamente el diseño de la revista ha cambiado algo. Que ahora está más ágil, más legible. Se incluyen portadas de libros, las fotos son más grandes, hay mayores espacios" . -Cuando se planteó 'l a renovación, también se habló de la puesta en página, y se determinaron varios de es121


esencia el diseño originail. «Insula» es una revista con mu oho texto, y sin una puesta en página buena, puede re Uiltar poco acogedora. Pensamos que con el formato de «lnsula» se podían hacer cosas. Nu estro presupuesto no no penmite tener a un diseñador que se ocupe de todo esto, pero, desde luego, la discusión es constante y en todas la reuniones se habla de la cuestión del diseño. Lo cuidamos mucho. Cada vez que sale un número, hay una severa crítica sobre la puesta en página. Está claro: Tradición y renovación aunados. Colaboraciones de siempre y formato de siempre. Nuevas colaboraciones y nuevas líneas de diseño. Una difícil síntesis, la cuadratura del círculo, la metempsicosis a través del tiempo. Por eso, como en un sueño, desde que la entrevista comenzara, Carlos Alvarez-Ude se ha ido transformando en nombres, figuras y palabras de todos aquellos que pasaron por la revista. Carlos Alvarez-Ude es el heredero que conserva la llama oral de la tradición. Cuando él nació, ya existía Insulla. Pero ahora, Insula entera, toda

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su trayectoria, está en él, como lo está evidentemente en José Luis Cano y en Antonio N úñez. Hermoso espectáculo este de que una revista siga a través de las generaciones, realizando trasvases y contactos entre unas y otras. Larga vida, pues, para tan larga trayectoria. A los cuarenta años, nadie puede quitarle lo bailado. Pero, como un joven abierto a todo, In ula sigue dejándose fascinar por los nuevos ritmo. y muchas veces, los baila al1tes que nadie. ¿Habrá bebido de la fuente de la eterna juventud?

NOTAS (1) "La pequel'la historia (Insula, 19461970)", entrevista realizada por Antonio N\Íflez en Insula, N.oa. 284-285, pp. 24-28. (2) " Los Cuadernos de Vellntonla " en Insula, N.O 469, pp. 8-9. (3) Se refiere al número-homenaje que le dedicó la revista. (4) " Los Cuadernos de Vellntonla " en Insula, N.oa. 470-471 , pp. 16-17. (5) Fragmentos de la conferencia pronunciada por Antonio Núflez con motivo de cumplirse el 35 anlveraarlo de la publicación.


Libros recibidos en esta Asociación ELENA SORIANO. Testimonio materno. Editorial Plaza y Janés. Memorias. En la contraportada de este libro. publicado por la Vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores. leemos: «Este libro. como su título indica. es. ll!l pie de la letra, el testimonio auténtico de una madre sobre la corta vida.. la penoa enfermedad y la trágica muerte de su lInic hijo varón, cuando debería tener ante sí el más hermoso horizonte». Elena Soriano. publicó su primera novela. «Caza menor» en 1951, y entre 1969 y 1976 dirigió la revista «El Urogallo». Otras obras suyas son <<La playa de los locos» y «Medea».

MARIA DEL MAR ALFEREZ. Criptoepi tola de Azares. Accésit del Premio Adonais 1985. Ediciones RiaJp. Poemas. Maria del Mar Alférez nació en Madrid en 1959 y es licenciada en Filología Hispánica. Obtuvo el Premio Naci onal de Poesía para autores noveles co'su libro «Ala de hilo» (Editora Nacional. 1982. y el Ciudad de Toro de poesía, además de una Hucha de Plata d" cuentos. FEDERICO GALLEGO RIPOLL. Crimen pasional en la Plaza Roja. Accé-

it del Premio Adonais 1985. Ria)p.

Edicion~s

Ciencias de la Información, ha publicado «Siete poemas escritos bajo la lluvia». Colección Amaliris y «La visita de Safo» finalista de la Bienal de Poesía de León. Entre otros premios tiene los Nacional de Poesía Villafranca del Bierzo y Ciudad de Ponferrada. 1981. lOSE LUIS CANO. Poesía Completas 1942-1984. Editorial Plaza y Janés. Incluye esta edición 36 nuevos poemas respecto a las dos anteriores. escritos a lo largo de los últimos años: poemas de amor y amistad. algunos sobre la vejez. El prólogo es de Vicente Aleixandre. XOAQUIN

AGULLA PIZCUETA. Aquí fican melodías. Ediciom xerais de Gallcia.

Edición en gallego. Ha sido preparada por Francisco López. Xoaquín Agulla ha publicado <<Cántigo». 1981, Pontevedra. «Ensoños de Breila». 1982. Actualmente es secretario de la Asociación de escritores en lengua gallega.

MAX MEMMI. Marguerite ou )a mort de I'homme. Les Lettres libres. París, 1983. Novela. LOLA SUARDIAZ ESPEJO. Canciones

encantadoras. Instituto de Cultura. Diputación de Jaén.

Federico Gallego Ripoll nació en Manzanares. 1953. Accesit del Premio Antares de Poesía. ha publicado en esta colección de Adonais «Poemas del Condottiero».

Novela. Prólogo de Gonzalo Torrente Ballester. Lola Suardiaz nació en Madrid en 1950. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología, vive en Sierra de Segura, Jaén. Esta obra tuvo una beca de ayuda a la creación J.iteraria en 1980.

JUAN CARLOS MESTRE. Antifona del otofio en el Valle de) Bierzo. Pre-

JOSE RUIZ. La justicia en España. Edi-

mio Adonais 1985. Ediciones Rialp. Juan Carlos Mestre nació en Vmafranca del Bierzo en 1957. Licenciado en

José Rujz nació en 1951 y es Licenciado en Derecho, dedicándose al perio-

ciones libertarias. Madrid.

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disIDO. Ha trabajado en «lnterviu», «Reporten>, «Ya» y Radio Nacional. VICENTE VERDU. Sentimientos de la vida cotidiana. Ediciones Libertarias. Madrid. Vicente Verdú nació en Elche en 1944. Licenciado en Ciencias Económicas y Perjodismo, Fue redactor jefe de «Cuadernos para el Diálogo» y ahora lo e de Opinión en «El País». Entre otros libros ha publicado: «Noviazgo y matrimonio en la burguesía española» y «El fútbol: mitos, ritos y símbolos». CARLOS DE ARCE. Concierto para un silencio. Sagitaño. S. A. Barcelona. Novela. Carlos de Arce nació en Chantada. Lug,o, 1932. Ha trabajado en diversos periódicos y revistas, siendo finalista de los premios Planeta, Ciudad de Barcelona y El isenda de Moneada. Entre otras novelas, ha publicado «La ciudad desierta», «La naranja», <<Los desgajados», «Donde el amor cambia de nombre». «La borrachera de los olvidados». ANTONIO MATEA CALDERON. La noche de Leamlro PetruJl. CerdanyoJa. Novela. Edición del autor. Antonio Matea Calderón nació en Al bacete en 1931. Ha publicado diverso r libros de poesía y es miembro del grupo Azor. SEBASTIAN BAUTISTA DE LA TORRE. Una estafa cultural. Biblioteca Nueva. Ensayo. Sebastián Bautista de la Torre es autor entre otras obras de: «La galera de papel», «El opositor» y «Antes de las nueve, amor», en teatro, y en narrativa : «Sola se queda la tierra», «Sexy boom» y ~<Prisco Zaldúa».

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ENRIQUE BADOSA. Cuadernos BarlOl'eDto. Plaza y lanés.

de

Una antología poética que abarca Ilos años 1968-1985. Otras obras de Enrique Badosa, son «Más allá del viento», «Baladas para la ' paz», <<Historias en Venecia», «Dad este escrito a las llamas», <<Mapa de Grecia». «Cuaderno de las Insulas extrañas». etc.

MARIO ANGEL MARRODAN. ~ tos en la noche. Colección Tone Tavira. Poemas, 1986. Mario Angeil Marrodán nació en Portugalete en 1932. Ha publicado más de cincuenta titulos en verso, ensayo, aforismo, critica y teatro. Obtuvo los pr mios de poesía Villa de Bilbao y Basterra, quedando finalista en el Marina. Amantes de Teruel, etc. SIMONE KUONI. Anatomias. Colección Espadaña. Ediciones del Serbal, Barcelona. Poemas. En la misma colección. IGNACIO BELLIDO. Forma de ser. LUIS SUARDIAZ. Todo lo que tiene fin es breve. Editorial Letras Cubanas. La Habana. Poemas. Luis Suardiaz nació en Camagüey, La presente es una selección realizada en 1980 de libros anteriores «Haber vivido», < omo quien vuelve de un largo viaje» «Leyenda de la justa belleza», con algunos poemas nuevos. J 936.

CARMEN DE LA TORRE VIVERO. Roca. Poesía Editorial Catobeplas. Prólogo de Manuel Martinez Remis. ROQUE NIíETO PE:r:rA. Ráablo español. Ediciones luan Ponce de León. San Juan de Puerto Rico. Dibujos de Josep Bartoli, Ramón Gaya y Angel Cuesta.


Nota de rectificación.

En torno a Luis Romero y Rafael Santos Torroella.

En nuestro último número de REPUBLICA DE LAS LETRAS dedicado a cultura y literatura en la guerra civil, en el artículo «Cultura y represión en la guerra civil» se incluía entre los intelectuales franquistas a Rafael Torroella y Luis Romero, según aparecía en algunas fuentes consultadas. Dichas fuentes, según los autores están equivocadas. En su rectificación, Rafael Santos Torroella puntualiza: «Hice toda la guerra en el frente de Aragón con el Ejército de la República. Al desplomarse dicho frente, por Teruel, a principios de 1939, fui a parar como miles de compañeros al puerto de Alicante, en un frustrado intento de abandonar la península». Sería encarcelado y sufriría la represión franquista. Santos Torroella había colaborado en revistas republicanas, como uJuliol» que dirigía Teresa Pamies, en «El combatiente del Este» de Valencia, etc. Justo es que subsanemos tan tremendo error, aunque no podamos hacerlo de las publicaciones consultada,s. Condenado por «auxilio a la rebelión», Rafael Santos Torroella fue una más de las víctimas de la represión, moral, material, política y humana, impuesta por el franquismo.

• • •

En cuanto al novelista Luis Romero, escritor y compañero nuestro, recoge-

mas igualmente su testimonio para contrarrestar esa parcial división que tantas veces se hace en las estadísticas de ulos unos y los otros», ajenas a todas las contradicciones que se dan en quienes manejan el mundo de las ideas y los sentimientos buscando por encima de todo la belleza. Escribe en su testimonial carta Luis Romero: «En 1936 yo no era intelectual salvo en lo que pudiera interesarme personalmente por las cuestiones literarias y artísticas en general. Asistí a todos los estrenos de Carda Lorca y de Casona en Barcelona, a un recital poético de aquel, y a multitud de otras actividades culturales en que yo era un marginado. Nos reuníamos con amigos con paralelas inquietudes, leía mucho, escribía alguna poesía y cuentos para «uso interno» ... Durante la guerra, que viví intensamente, no publiqué ni una sola línea, ni tampoco varios años después. Sólo en 1950 apareció un libro de poesía, «Cuerda Tensa» y paralelamente otro «Tabernas» que recoge las experiencias de mis continuos viajes por España ... Durante la guerra no pude ser intelectual franquista, porque mi vida y actividad, más literaria que propiamente intelectual no comenzaría hasta unos quince años después.»

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INOleE DE GRABADOS Págs. Portada Imprenta en el siglo XVII. Grabado de Hans Merlan, 1642 '" ... ... ... ... Hernán Cortés. Carta enviada a S. M. El Emperador, Madrid, Biblioteca Na6 cional. (B. N.) ... . .. ... ... ... .. . ... ... ... ... ... . .. .. . ... ... 1474, Martln Flech , Basilea, portada para "El labrador de Bohemia" 9 La bestia de las 7 cabezas. Catedral de Burgo de asma ....... 10 Los Beatos. Siglo X. Biblioteca del Monasterio de El Escorial ... 16 Der S1ruwwelpe1er, Helnrlch Hoffman, 1858, Bibli oteca Universidad de Frankfurt/ M. 17, 18 Y 19 Leena Laulajalnen: Maretta ja alkapuu , ilustración de Mlka Launls 20 1I0na Ceipe. ilustración para "los juncos y los junquillos", de V. Ludlus 21 Gunars Krollis . ilustración para dalnas letonas 22 Beatos. Siglo X. Catedral de Seo de Urgel 28 Grabado de Van Gogh oo' 41 Cirongilio de Trac ia, Sevilla, 1545. Y Comberger 42 Arte neosumerlo , siglo XVII a J. C., la escritura escultórica 44 Los Beatos. Siglo X. Archivo Histórico Nacional 46 Edición de Venecia , 1528. Biblioteca Nac ional ... 58 Cortejo tri unfal del Emperador Maxlmll iano 1. Madrid. B. N. 60 Biblia, N. T. Nüremberg, 1498 62 Madrid, imprenta de Joaquln Ibarra, 1772 66 Pepe-Hillo : Tauromaquia. Imprenta de Vega y Cla 1804. Madrid 69 Obras de Góngora 1628 70 Beatos. 1180. Museo Arqueológico Nacional 72 La Diana de Montemayor, 1559 73 Edición de 1514 74 Caballero Cifar. Paris . B. N. 75 J. B. Lavahue. Viaje del Rey Felipe 111. Madrid. B. N. 80 Grabado de Juan Rosembach, 1493 sobre la " Cárcel de Amor ", de Diego de San Pedro. Biblioteca Nacional 81 Yuri Konnov. Ilustración " De la poesla neerlandesa, siglo XVII " 82 Londres. Britlsh Libr. 83 Siglo XVI . 87 Edición de "El Caballero Zitar", Sevilla 1512 88 Grabado de Lancelot, ed ición de A. Verard . Parls 1494 91 Torre Alta del Alcázar de Madrid. Front ispicio 92 La marca de un impresor holandés , el señor Schledam 100 Cerámica ática siglo V a. de J. C. El maes1ro enseña poesla 102 Edición granadina del Diccionario de Nebrija, 1552 104 105 P edición de La Ga latea, Alcal á 1585 Lisboa. Archivo Nacional da Torre do Tombo 108 Ubro de las Horas de Carlos VIII Siglo XV. B. N. 109 Ars Moriendi. Zaragoza. Hurus y Panck . 1480 110 Lancelot. Miniatura del manuscrito de la B. N. de Parls, siglo XV 112 Fallo de los Premios Insula : Jurado compuesto por Antonio Tovar, Ricardo 117 Gullón, Melchor Fernández Almagro y Camilo José Cela . oo

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