Siempre gozosos

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10 enero

El Dios de Betel ve y habla

Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento. GÉNESIS 31: 13

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ay cosas tuyas que solo Dios conoce. Dios conoce con exactitud cada uno de los rincones de tu corazón. Nadie más que Jacob conocía la historia de Betel. Para Jacob, Betel era un lugar muy especial, porque allí Dios le había confirmado el pacto abrahámico y le había repetido la promesa de Abraham. Muchos años después de Betel, Jacob se había sentido deprimido. Había aprendido la amarga lección de sentirse víctima del engaño. Pero cuando el patriarca estaba pasando por aquella crisis, Dios se le presentó y le dijo: «Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento» (Gen 31: 13). ¡Qué Dios tan compasivo y comprensivo! Pudo haberse presentado como antes: «Soy el Dios de Abraham y de tu padre Isaac…» Pero Dios comprendió que Jacob necesitaba aliento. Por eso le recordó Betel, la casa de Dios, donde se había encontrado con él. Al recordar lo que había ocurrido en Betel, encontraría el aliento para seguir adelante haciendo la voluntad de Dios. ¿Tienes que tomar una decisión importante? ¿Estás pasando por una crisis? ¿Has sido víctima de la malicia humana? Busca a Dios en el lugar donde te encontraste con él de manera especial la última vez, y lo encontrarás. El Dios de Betel tiene un pacto también contigo. También a ti te ha hecho preciosas y grandísimas promesas. Vete al lugar donde te encuentras con Dios regularmente y lo encontrarás allí. Si no tienes un lugar donde te encuentras con él, un lugar secreto, dile que quieres establecer uno ahora mismo. Ese lugar será tu Betel, el lugar al que Dios hará referencia en el futuro. Cuando estés pasando por una crisis, te dirá: «Yo soy el Dios de Betel». «No te desampararé, ni te dejaré» (Heb. 13: 5). Dios quiere que, en medio de la adversidad, hagas un recuento del pasado y enumeres las veces que él se ha manifestado en tu vida, igual que hizo en la vida de Jacob. Dios quiere que, por nuestro bien, nunca olvidemos las cosas que él ya ha hecho en nuestra vida. Sigue creyendo y confiando en el Dios de Betel, el Dios que ve y oye cada uno de tus anhelos y deseos. El Dios de Betel hará que el momento de mayor aflicción sea el de mayor bendición en tu vida.

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